author
stringlengths
3
35
century
stringclasses
2 values
title
stringlengths
1
161
text
stringlengths
22
1.47M
language
stringclasses
5 values
Lugones,Leopoldo
<XXI
Lied_De_La_Estrella_Marina
Cierro los ojos, sereno de hallarte más clara en mi alma, así como el mar en calma mece a la estrella en su seno. Espejo profundo y fiel en que palpita la estrella, diríase que más bella de brillar sólo para él. Insondable desventura que en su amargura creciente se vuelve más transparente con la sal de su amargura. Yo puedo al mar, sin embargo, mi corazón igualar, que no es más constante el mar, más hondo ni más amargo.
es
Castro,Rosalía_de
<XXI
Quisiera,_Hermosa_Mía
Quisiera, hermosa mía, a quien aun más que a Dios amo y venero, ciego creer que este tu amor primero, ser por mi dicha el último podría. Mas... —¡Qué! ¡Gran Dios, lo duda todavía! —¡Oh!, virgen candorosa, ¿por qué no he de dudarlo al ver que muero si aun viviendo también lo dudaría? —Tu sospecha me ofende, y tanto me lastima y me sorprende oírla de tu labio, que pienso llegaría a matarme lo injusto del agravio. —¡A matarla! ¡La hermosa criatura que apenas cuenta quince primaveras...! ¡Nunca...! ¡Vive, mi santa, y no te mueras! —Mi corazón de asombro y dolor llenas. —¡Ah!, siento más tus penas que mis penas. —¿Por qué, pues, me hablas de morir? —¡Dios mío! ¿Por qué ya del sepulcro el viento frío lleva mi nave al ignorado puerto? —¡No puede ser...! Mas oye: ¡vivo o muerto, tú solo y para siempre...! Te lo juro. —No hay por qué jurar; mas si tan bello sueño al fin se cumpliera, sin enojos cerrando en paz los fatigados ojos, fuera a esperarte a mi sepulcro oscuro. Pero... es tan inconstante y tan liviano el flaco y débil corazón humano, que lo pienso, alma mía, y te lo digo, serás feliz más tarde o más temprano. Y en tanto ella llorando protestaba, y él sonriendo, irónico y sombrío, en sus amantes brazos la estrechaba, cantaba un grillo en el vecino muro, y cual mudo testigo, la luna, que en el cielo se elevaba, sobre ambos reflejaba su fulgor siempre casto y siempre amigo. De polvo y fango nacidos, fango y polvo nos tornamos: ¿por qué, pues, tanto luchamos si hemos de caer vencidos? Cuando esto piensa humilde y temerosa, como tiembla la rosa del viento al soplo airado, tiembla y busca el rincón más ignorado para morir en paz si no dichosa. Los astros son innúmeros, al cielo no se le encuentra fin, y este pequeño mundo que habitamos, y que parece un punto en el espacio, inmenso es para mí. Después... tantos y tantos cual las arenas del profundo mar, seres que nacen a la vida, y seres que sin parar su rápida carrera, incierta siempre, vienen o se van. Que se van o se mueren, esta duda es en verdad cruel; pero ello es que nos vamos o nos dejan, sin saber si después de separarnos volveremos a hallamos otra vez. Y como todo al cabo tarde o temprano en este mundo pasa, lo que al principio eterno parecía, dio término a la larga. ¿Le mataron acaso, o es que se ha muerto de suyo aquello que quedará aún vivo? Imposible es saberlo, como nadie sabe al quedar dormido, en qué momento ha aprisionado el sueño sus despiertos sentidos. ¡Que cuándo le ha olvidado! ¿Quién lo recuerda en la mudable vida, ni puede asegurar si es que la herida del viejo amor con otro se ha curado? ¡Transcurrió el tiempo! —inevitable era que transcurriese—, y otro amante vino a hacerse cauteloso su camino por donde el muerto amante ya lo hiciera. De pronto el corazón con ansia extrema, mezclada a un tiempo de placer y espanto, latió, mientras su labio murmuraba: —¡No, los muertos no vuelven de sus antros...! Él era y no era él, mas su recuerdo, dormido en lo profundo del alma, despertóse con violencia rencoroso y adusto. —No soy yo, ¡pero soy! —murmuró el viento—, y vuelvo, amada mía, desde la eternidad para dejarte ver otra vez mi incrédula sonrisa. —¡Aún has de ser feliz! —te dije un tiempo, cuando me hallaba al borde de la tumba—. Aún has de amar; y tú, con fiero enojo, me respondiste: —¡Nunca! —¡Ah!, ¿del mudable corazón has visto los recónditos pliegues?—, volví a decirte; y tú, llorando a mares, repetiste: —Tú solo, y para siempre. Después, era una noche como aquéllas, y un rayo de la luna, el mismo acaso que a ti y a mí nos alumbró importuno, os alumbraba a entrambos. Cantaba un grillo en el vecino muro, y todo era silencio en la campiña; ¿no te acuerdas, mujer? Yo vine entonces, sombra, remordimiento o pesadilla. Mas tú, engañada recordando al muerto, pero también del vivo enamorada, te olvidaste del cielo y de la tierra y condenaste el alma. Una vez, una sola, aterrada volviste de ti misma, como para sentir mejor la muerte de la sima al caer vuelve la víctima. Y aun entonces, ¡extraño cuanto horrible reflejo del pasado!, el abrazo convulso de tu amante te recordó, mujer, nuestros abrazos. ¡Aún has de ser feliz! —te dije un tiempo y me engañé; no puede serlo quien lleva la traición por guía, y a su sombra mortífera se duerme. —¡Aún has de amar! —te repetí, y amaste, y protector asilo diste, desventurada, a una serpiente en aquel corazón que fuera mío. Emponzoñada estás, odios y penas te acosan y persiguen, y yo casi con lástima contemplo tu pecado y tu mancha irredimibles. ¡Mas, vengativo, al cabo yo te amaba ardientemente, yo te amo todavía! Vuelvo para dejarte ver otra vez mi incrédula sonrisa.
es
Altolaguirre,Manuel
<XXI
Olvido
Ahora la luz no existe ni vemos ya la rosa, ni el niño, el hombre, el árbol, ni la nube, ni el sol. Dios mío, estoy en tu Voz sin espacio ni tiempo, entre otras voces tuyas creadoras. ¡Qué amor aquí, Dios mío! ¡Que posesión eterna de todo Tú! Ahora me burlo de mi cuerpo, de mi sensible cuerpo que cogía líneas, perfumes, roces y sonidos, queriendo despertarme cuando yo desvelado vislumbraba, más allá de la forma, tu reinado.
es
Salinas,Pedro
<XXI
No_Estás_Ya_Aquí._Lo_Que_Veo
No estás ya aquí. Lo que veo de ti, cuerpo, es sombra, engaño. El alma tuya se fue donde tú te irás mañana. Aún esta tarde me ofrece falsos rehenes, sonrisas vagas, ademanes lentos, un amor ya distraído. Pero tu intención de ir te llevó donde querías lejos de aquí, donde estás diciéndome: «aquí estoy contigo, mira». Y me señalas la ausencia.
es
Vega,Garcilaso_de_la
<XXI
Soneto_Ii
En fin, a vuestras manos he venido, do sé que he de morir tan apretado, que aun aliviar con quejas mi cuidado, como remedio, me es ya defendido; mi vida no sé en qué se ha sostenido, si no es en haber sido yo guardado para que sólo en mí fuese probado cuanto corta una espada en un rendido. Mis lágrimas han sido derramadas donde la sequedad y la aspereza dieron mal fruto dellas y mi suerte: ¡basten las que por vos tengo lloradas; no os venguéis más de mí con mi flaqueza; allá os vengad, señora, con mi muerte! mi vida no sé en qué se ha sostenido, si no es en haber sido yo guardado para que sólo en mí fuese probado cuanto corta una espada en un rendido. Mis lágrimas han sido derramadas donde la sequedad y la aspereza dieron mal fruto dellas y mi suerte: ¡basten las que por vos tengo lloradas; no os venguéis más de mí con mi flaqueza; allá os vengad, señora, con mi muerte! Mis lágrimas han sido derramadas donde la sequedad y la aspereza dieron mal fruto dellas y mi suerte: ¡basten las que por vos tengo lloradas; no os venguéis más de mí con mi flaqueza; allá os vengad, señora, con mi muerte! ¡basten las que por vos tengo lloradas; no os venguéis más de mí con mi flaqueza; allá os vengad, señora, con mi muerte!
es
López,Luis_Carlos
<XXI
En_Una_Tarde_Otoñal
Desde mi cuarto miro la plazuela donde corren los chicos que salen de la escuela municipal. Con vuelo de pericos la estudiantilparvada se aleja entre los rotos abanicos de los árboles... Nada turba el largo silencio. Y solamente repite el mismo tema de la fuente la oquedad del ambiente solitario, mientras el sol, como una enorme yema de huevo frito, atisba tristemente sobre la cruz de un campanario...
es
Gelman,Juan
<XXI
Las_Aguas_De_Tu_Vientre_Cantan_Al_Fondo_Del_País
las aguas de tu vientre cantan al fondo del país/ así estás hecha/ hoy que la lluvia duele en todo el mundo te posás/ ¿dónde escribís tus estaciones?/ ¿las trémulas de tu candor?/ ¡panadera!/ ¡brillás para que nadie sufra!/ ¡amigas compañías que empiezan en tu piel!/ ¡cómo penumbras del furor!/ ¡así a tus pechos viene el ido!/ ¡el que pasaba por tus jugos contra la olvidación!/ ¡apretando los huesitos prestados/
es
Fernández_Retamar,Roberto
<XXI
Desde_El_Vedado,_Un_Cubano Le_Escribe_A_Un_Amigo_Decididamente_Europeo
Comprendo que esperases que yo te hablara del tamtam de mi sangre, De la gran selva lustrosa donde cruza chillando el loro, De la centella caída frente a mis o/os, De Obatalá blanca como la nieve en mitad del fuego (Con las memorias que ciertamente tengo de azabaches en la camisa y despojos a los doce años). Comprendo, querido amigo, que necesitabas la savia salvaje. Que yo podría aportarte, con un pedazo de sol en una mano. Y en la otra la maraca que sólo elamanecer lechoso logra amainar. Pero ¿cómo quieres que te escriba con el aire acondicionado que no marcha bien. En este piso de hotel, este tremendo día de verano, Y a los pies La Habana brillando Como un collar, llena de autos ruidosos y polvorientos Con docenas de restoranes y cabarets yninguna palmera a la vista?
es
Bañuelos,Juan
<XXI
Desde_Un_Profundo_Pozo
Desde un profundo pozo están pidiendo a un hombre. Y ésta es la resaca del olvido, la tapa de su féretro, la distancia del aire entre dos ramas, la noche que lo ciega, la nuca del destierro apoyada, solemne, en una estrella. Todo está consumado. —Amigo, algo de lo que este mar se lleva es tuyo... Alguna vez, debajo de un buen árbol yo creí en la sombra. Y heme aquí hoy, bajo la potestad del justo donde nada respira y es un pulmón eterno y una pupila cierta. Desde lo más profundo ¡lo profundo!
es
Chocano,José_Santos
<XXI
En_Su_Tostada_Faz_Hay_Algo_Sombrío
En su tostada faz hay algo sombrío: tal vez la sensación de lo lejano, ya que ve dilatarse el océano de la verdura al pie de su bohío. Él encuadra al redor su sembradío y acaricia la tierra con su mano. Enfrena un potro en la mitad de un llano o a nado se echa en la mitad de un río. Él, con un golpe, desjarreta un toro; entra con su machete en un boscaje y en el amor con su cantar sonoro, porque el amor de la mujer ingrata brilla sobre su espíritu salvaje como un iris sobre una catarata...
es
Cárdenas,Humberto
XXI
Como_La_Mirada_Del_Acero
como la mirada del acero es la injusta vida punzante afilada fría que cercena las lágrimas no dejando caer las hojas del alma sufridas acumuladas ya cansadas de no oradar los suelos menos rozar siquiera el aire los momentos la piel anuladas por los muros guardadas sin salir en los sótanos del alma sin poder morir.
es
Pombo,Rafael
<XXI
Triple_Recuerdo
¿Recuerdas cierto nombre que articuló mi labio Al estrechar tu mano por la primera vez? ¿El nombre de una amiga, la predilecta de ambos, El más precioso nombre de la mejor mujer? Ese saludo excéntrico fue para ti muy grato, Y en vano uno más grato buscado hubiera yo; Como abre sus castillos con solo un grito el Mayo, De tu amistad las puertas se abrieron a esa voz. Aquella noble amiga me hizo querer tu nombre En mis mejores días hablándome de ti; Y era, sin conocerte, tu amigo desde entonces Con esa amistad de alma que no sabe mentir. Ya te conozco: ahora mi corazón confirma Aquel afecto íntimo que adivinaba ya; Y si de ti me hablaba la regia Manuelita. Ahora es Mantielita nuestro perenne hablar. Hoy pues que hace dos años de aquel instante fausto En que la dije «amiga» por la primera vez. Consagro aquí un recuerdo a su amistad por ambos Uniendo en estos versos los nombres de los tres. Manuelita. que hace dos años
es
Guillén,Nicolás
<XXI
(Los_Turistas_En_El_Bar
(Los turistas en el bar: Cantaliso, su guitarra, y un son que comienza a andar). —No me paguen porque cante lo que nos les cantaré; ahora tendrán que escucharme todo lo que antes callé. ¿Quién los llamó? Gasten su plata, beban su alcol, cómprense un güiro, pero a mí no, pero a mí no, pero a mí no. Todos estos yanquis rojos son hijos de un camarón, y los parió una botella, una botella de ron. ¿Quién los llamó? Ustedes viven, me muero yo, comen y beben, pero yo no, pero yo no, pero yo no. Aunque soy un pobre negro, sé que el mundo no anda bien; ¡ay, yo conozco a un mecánico que lo puede componer! ¿Quién los llamó? Cuando regresen a Nueva York, mándenme pobres como soy yo, como soy yo, como soy yo. A ellos les daré la mano, y con ellos cantaré, porque el canto que ellos saben es el mismo que yo sé. (Los turistas en el bar: Cantaliso, su guitarra, y un son que comienza a andar).
es
Benedetti,Mario
<XXI
Triste_Nº_2
Si la tristeza no fuera un silencio que persiste o si la mirada triste del que espera y desespera no empañara la quimera donde todo y nada existe / si en el cándido despiste y en la vieja primavera un candor desconocido viejo y nuevo / oscuro y fuerte no extrajera del olvido cuatro hebras de alegría / la tristeza de la muerte pobre escándalo sería
es
Castellanos,Rosario
<XXI
Narciso_70
Cuando abro los periódicos (perdón por la inmodestia, pero a veces un poco de verdad es más alimenticia y confortante que un par de huevos a la mexicana) es para leer mi nombre escrito en ellos. Mi nombre, que no abrevio por ninguna razón, es, a pesar de todo, tan pequeño como una anguila huidiza que se pierde entre las líneas ágata que si hablaban de mí no recurrían más que al adjetivo neutro tras el que se ocultaba mi persona, mi libro, mi última conferencia. ¡Bah! ¡Qué importaba! ¡Estaba ahí! ¡Existía! Real, patente ante mis propios ojos. Pero cuando no estaba... Bueno, en fin, hay que ensayar la muerte puesto que se es mortal. Y cuando era una errata...
es
Buesa,José_Ángel
<XXI
Me_Llegabas_En_La_Brisa_Y_En_La_Espuma
Me llegas en la brisa y en la espuma, 1 tú, la perdida para siempre... Tú, la que ennoblecías el sabor del recuerdo, que ahora llegas más casta y más ausente... Me llegas en el viento que huele a lejanía, me llegas en la sal que sabe a muerte, tú, sombra arrinconada en un silencio; tú, la perdida para siempre... Ya no sé por qué sordo camino de la ausencia, bajo qué estrellas moribundas vienes, con los pies inseguros llenos de polvo y de rocío, tú, la perdida para siempre...
es
Blanco,Andrés_Eloy
<XXI
Nací_En_Una_Revuelta
Nací en una revuelta, viví una Revolución y me voy por la puerta de un idilio. Estoy de pie en los campos que mi calor maduró al fin para los hombres. Ante mis ojos, las llanuras que sabían a sangre están tendidas, puestas a secar. De la montaña ideológica quedó una frase de divinidad sustantiva: el Hombre es una fuerza que ama. Ayer fueron los lobos a comer a mi puerta y el lobo es el hombre del lobo. La tierra está calmada como después de un cuento. Quien menos oye, oye amar a la semilla. El caliente ecuador es una rueda de amigos y una espiral de voces acuatiza en las nubes. Yo vi el día solar en que murió la guerra y puse mi reloj en el primer minuto. Soy magro. La calavera asoma a flor de piel; dos hilachas de nieve atraviesan la calva; tengo el amarillento de las hojas de octubre y mucho escrito en el pergamino de las manos. Pero siento elásticos los tendones y tengo una legua de mirada. Aquí estoy en los campos. Bebí el último trago romántico y el primer sorbo ultraísta. Le di a la vida, instante por instante, todo, todo y la noche extra sobre el cuadrante. Con la voz de mis horas cantó ella; lo que el camino me iba sembrando por los pies, me florecía en la cabeza. Amor: viví bastante para encontrar de nuevo a mi primera novia y tomada otra vez en su primera nieta. Tuve un archivo; lo he ido quemando. Amo al Arte en el Poeta de Hoy, bello como el atleta griego, tallado de deportes, que salta de la cama al estadio y va a la plaza pública, donde el pueblo lo usa para lanzarlo como un disco en la armonía de la mañana. Creo en el poeta útil, soberanamente altruista, y aladamente extraterritorial, cuyo canto higienizado sea un surtidor de salud que se respire como un temperamento. Tengo ciento tres años, firmes, como erecciones. Recuerdo el día en que fui injertado de la glándula taumaturga. El cirujano sembró en mí la astilla de eternidad. Para injertarme trajeron un gorila de timidez resuelta, como la que da el ojo de un inmigrante joven. Era un hermoso cuadrumano, un segundón de selva el hermano de leche de mi resurrección. Al concluir el injerto, quedé dormido. Pero aquella misma noche empecé a sentir a mi huésped moverse. Se aclimataba a mis vías urbanas con torpeza de criado pueblero. Lo sentía saltar de rama en rama hasta la copa de mi árbol circulatorio. Lo sentía colgado por el rabo en mis nervios; y al fin se fue asomando al sabor de mi boca cuando la carne del balneario se desgajó sobre la arena. Tengo ciento tres años, firmes como erecciones, y digo que la vida es buena de beberla. Tengo cien hijos míos y en mi próximo plano seré el mejor logrado de mis nietos. Tengo cien hijos míos y uno que tuve en nombre de mi hermano el gorila, porque puse en tenerlo mi pedazo de él. Estoy de pie en los campos, esperando a mis hijos para darles el santo y seña de mi vuelta. Soy un siglo con erección de antena y gozaré al sembrarme en el surco caliente. Ese día —¡por fin!— la amada tierra y yo acabaremos juntos. Regresaré. El amor estará cosechado. Encontraré plantada una selva de madres y al dar mi canto nuevo a los cuatro horizontes regresarán mis hijos, eternos de esperarme.
es
Véner,Alonso
XXI
¿Quién_Me_Arrullará
¿Quién me arrullará antes de que el día me robe la infancia?
es
Moore,Esteban
XXI
Pudiera_-Quién
pudiera —quién/ de esa serpiente que se desliza sobre la tierra seca/ reluciente en un espejismo de sol/ evocar trazos —movimientos en el polvo el contenido ritmo —de su vaivén/ los rasguidos de una piel —desatándose en el aire
es
Fernández_Cabañeros,Emilio
XXI
Una_Nube_Blanca_De_Silencio
Una nube blanca de silencio corona en la tarde muerta las tapias del pueblo viejo, entre las paredes ocres se deslizan la luz y los sueños, suena lejana la eterna canción del silencio. Las amapolas, pequeñas heridas del campo inmenso, salpican la lejanía con su rojo nuevo, y llegan alegres, contoneándose, hasta la pared blanca del cementerio, y entran y adornan las cruces de los muertos. Cuanto silencio entre cipreses rotos, cuantos recuerdos, cuantos muertos.
es
Zorrilla,José
<XXI
Ayer_El_Alba_Amarilla
Ayer el alba amarilla, Al anunciar la mañana, Pintaba de tu ventana El transparente cristal; Ayer la flotante brisa Daba a la atmósfera olores, Meciendo las gayas flores Sobre el tallo desigual. Ayer, al rumor tranquilo De la corriente vecina, En la orilla cristalina Se bañaba el ruiseñor; Y pájaros, flores, fuentes, Saludando al nuevo día, Le prestaban armonía En cambio de su color. Ayer era el sol brillante, El cielo azul y sereno, El jardín fresco y ameno, Y delicioso el vivir; Eras tú niña y hermosa, Sin rubor sobre la frente, Tu velar era inocente, Inocente tu dormir. Tú reías y cantabas, Niña o ángel en el suelo, Y tus risas en el cielo Eran guirnaldas tal vez: Estrellas eran tus ojos, Cántico vago tu acento, Blando perfume tu aliento, Luz de la aurora tu tez. Entonces, niña, en tu mente No resonaban las horas, Ni apenaban seductoras Fantasmas al corazón; No te pintaba tu sueño Entre la sombra callada Un suspiro, una mirada En voluptuosa ilusión. Para ti no había tiempo, Todo era paz, todo flores, No había infierno de amores, Ni fastidio del placer; Un poeta te cantaba Melancólicos cantares, Y la voz de sus pesares No comprendías ayer. ¡Pobre niña! ¿Qué se han hecho Los delirios de tu infancia? ¿Qué has hecho de tu fragancia, Marchita olvidada flor? Tus hojas yacen quemadas, Tu cáliz vacío y seco, Tu tallo quebrado y hueco, El sol no te da color. Niña de los negros ojos, ¿A qué viniste a la tierra? Rosa nacida entre abrojos, ¿Qué esperas del mundo, di? Una brisa corrompida, Fétida, hedionda, te mece, Tu aroma se desvanece... ¿Quién demandará por ti? Ángel mío, vuelve al cielo Antes que el mundo te vea, Que los placeres del suelo Placeres malditos son. ¡Oh! Por el gozo de un día No compres, no, tu tormento; El cielo es sólo, ¡alma mía!, De los ángeles mansión. ¡Hoy es tarde!... ¡Eres mujer! Leo en tu frente humillada El porvenir de la nada Entre las huellas de ayer. Veo en tu rostro bullir Ese torcedor secreto... ¡Tu velar es hoy inquieto, Es inquieto tu dormir! Lívida está tu mejilla, En desorden tus cabellos... Mujer, mal prendida en ellos Olvidada, una flor brilla. Anoche, en vez de oración, Desesperada en el lecho, Exhalaste de tu pecho Sacrílega maldición. Que en el cristal transparente Contemplastes aterrada Del negro crimen grabada La marca infame en la frente. Que mal sujeta a tus flores Entre tus gasas y lazos, Rasgando van a pedazos Tu hermosura los dolores. ¡Ay! Inútilmente lloras El desvanecido encanto; Entre las ondas del llanto No vuelven, mujer, las horas. Dióte el mundo oro y placeres Cumpliendo al fin tus afanes, Ídolo de los galanes, Envidia de las mujeres; Y a luz salistes ufana Con tu hermosura ¡oh mujer! Sin acordarte de ayer, ¡Y sin pensar en mañana! ¡Ay! En la tumba concluyen El gozar y el padecer Del mundo vano, Y los vicios nos destruyen Y nos matan ¡oh mujer! Tarde o temprano. Y tú, caída palmera... Porque vendiste tu amor A precio infame. Has querido, vil ramera, Que a tus puertas el dolor Más presto llame. Tal vez lúbrico magnate Te inundó por un placer De oro y cariño, Y mientras su rey combate, Él te cobija, mujer, Bajo su armiño. Tal vez coronada frente Descansó en tu impuro pecho, Tu amor comprando, Y hoy el mendigo indigente Te negará el pobre lecho, Tu frente hollando Pasaron, niña, los días, Con ellos las ilusiones Infantiles, Con ellos vienen impías Las tormentas y aquilones De tus abriles. Con ellos llanto y dolores, Remordimiento, amargura Y desengaños: Que en sus pliegues roedores, Gala, placer y hermosura Hunden los años. ¡Murió! La voz de la fatal campana Apagó su memoria y en oración; Nadie su nombre buscará mañana; Yace su tumba en fétido rincón. Aquel clamor fatídico y doliente Se plegó entre las flores del jardín, Vibró con los cristales de la fuente, Rodó sobre los brindis del festín. Y en oculto elegante gabinete, Brusco y agudo penetró también, Y se estrelló entre el humo del pebete De alguna hermosa en la tocada sien. Pero una sola lágrima, un gemido Sobre sus restos a ofrecer no van, Que es sudario de infames el olvido..... ¡Bien con su nombre en su sepulcro están!
es
Fernández_de_Moratín,Leandro
<XXI
Vicios_Corrige_La_Vivaz_Talía
Vicios corrige la vivaz Talía, con risa y canto y máscara engañosa, y el nacional adorno que se viste. Melpómene, la faz majestüosa bañada en lloro, al corazón envía piedad, terror, cuando declama triste.
es
Ory,Carlos_Edmundo_de
<XXI
Estoy_En_La_Miseria_Dios_Mío_Qué_Te_Importa
Estoy en la miseria Dios mío qué te importa Ya mi casa es un dulce terraplén de locura Un vuelo de lechuzas un río con el fondo lacrados en mi semblante... ¡Dios mío que te importa! Mi casa es un relincho de muerto monocromo cuna de remembranza gran rincón de dolor Allí ya no se duerme si no es para gritar con una boca hambrienta de espesas esperanzas Flores ayer y hoy sus faldas son escombros Mi rostro de color negro aguanta la puerta y al fin no sé qué hacer con tanta fotocopia ¡Estoy en la miseria! Se dice la miseria y nada es la miseria... ¡Dios mío qué miseria! Por el resuelto abismo subo las escaleras del torreón oculto para pedir limosna Entro llamo ay ay ¡Señorito! ¡Ay! ¡Ay! No puede ser así usted no se parece ¡Aparición! ¿Quién soy? Te pido yo una cama para abrigar mis labios con un sueño anticuado No te pongas así no te asustes de mí ¡Ayaymiseñoritoustedyanoeselmismo! Parece usted de veras un cansado harapiento Me da pena su ombligo lleno de soledad Ropa y candela diome y cené con la vieja con la comadre atónita que mientras como reza Riendo yo le explico «Soy el rey de las ruinas» Y ella plasma un quejido «¿Qué es eso señorito?»
es
Arciniegas,Ismael_Enrique
<XXI
Su_Corsé
Corrido el cortinaje, desde el balcón de enfrente vi su cuarto, el cuarto de la virgen, que mi sueño arrulla en las mañanas con su canto. Jarrones de Sajonia descansaban sobre consola de bruñido mármol; y del sol que moría los postrimeros rayos hacían resaltar en la penumbra las doradas molduras de los cuadros, las lámparas de bronce los ricos muebles de nogal tallado, las cortinas del lecho, y en el muro los brillantes espejos venecianos. Y en un rojo sillón, que parecía a su dueña esperar medio borrado por la naciente sombra, se veía un corsé de blanco raso. Y pensé entonces en las frentes pálidas, y en los risueños labios, en los azules ojos y en los cabellos áureos, en las cinturas breves y en los ebúrneos brazos; en el velo flotante de las novias y de las niñas en los sueños castos, y de las vírgenes carnes sonrosadas y en los púdicos senos de alabastro. ¡Quién fuera su corsé! —me dije entonces—, quién fuera su corsé de blanco raso, para saber si late aún su corazón ingrato.
es
Luis,Leopoldo_de
<XXI
El_Espejo
Con los ojos vendados nos miramos cada día delante de un espejo para ser sólo imágenes nuestras que no veremos. Desfilamos, retratos fidelísimos, copias exactas, calcos o reflejos, resbalamos por aguas espejeantes como narcisos ciegos. Debo de ser la sombra, los perfiles, la refracción de ese cristal o hielo; debe de ser el doble repetido, el náufrago en el fondo de ese sueño. Qué culto extraño ante el cristal, la luna, de extraterrestre, de astronauta muerto girando sin sentido en la órbita cerrada por el pecho. Qué culto extraño para sentirnos sólo luminoso eco de nuestra propia realidad corpórea, mitología del agonizamiento liturgia de pantallas sucesivas, idolatrización de reverbero. Sólo somos figuras proyectadas sobre un cristal, pero jamás nos vemos.
es
Nervo,Amado
<XXI
En_Nombre_De_Tu_Rostro_De_Lirio_Enfermo
En nombre de tu rostro de lirio enfermo, en nombre de tu seno, frágil abrigo donde en noches pobladas de espanto duermo, ¡yo te bendigo! En nombre de tus ojos de adormideras, doliente y solitario fanal que sigo; en nombre de lo inmenso de tus ojeras, ¡yo te bendigo! Yo te dedico el ímpetu orgulloso con que en las cimas de todos los calvarios, me crucifico iluso ¡pretendiendo que te redimas! Yo te consagro un cuerpo que martirio sólo atesora y un alma siempre oscura, que por milagro, del cáliz de ese cuerpo no se evapora... Mujer, tu sangre yela mi sangre cálida; mujer, tus besos fingen besos de estrella; mujer, todos me dicen que eres muy pálida, pero muy bella... Te hizo el Dios tremendo mi desposada; ven, te aguardo en un lecho nupcial de espinas; no puedes alejarte de mi jornada, porque une nuestras vidas ensangrentada cadena de cilicios y disciplinas.
es
Juarroz,Roberto
<XXI
Poesía_Vertical._Número_17
Hay que caer y no se puede elegir dónde. Pero hay cierta forma del viento en los cabellos, cierta pausa del golpe, cierta esquina del brazo que podemos torcer mientras caemos. Es tan sólo el extremo de un signo, la punta sin pensar de un pensamiento. Pero basta para evitar el fondo avaro de unas manos y la miseria azul de un Dios desierto. Se trata de doblar algo más que una coma en un texto que no podemos corregir.
es
Sabines,Jaime
<XXI
Mientras_Los_Niños_Crecen,_Tú,_Con_Todos_Los_Muertos
Mientras los niños crecen, tú, con todos los muertos, poco a poco te acabas. Yo te he ido mirando a través de las noches por encima del mármol, en tu pequeña casa. Un día ya sin ojos, sin nariz, sin orejas, otro día sin garganta, la piel sobre tu frente agrietándose, hundiéndose, tronchando obscuramente el trigal de tus canas. Todo tú sumergido en humedad y gases haciendo tus desechos, tu desorden, tu alma, cada vez más igual tu carne que tu traje, más madera tus huesos y más huesos las tablas. Tierra mojada donde había tu boca, aire podrido, luz aniquilada, el silencio tendido a todo tu tamaño germinando burbujas bajo las hojas de agua. (Flores dominicales a dos metros arriba te quieren pasar besos y no te pasan nada).
es
Benedetti,Mario
<XXI
—Veamos_—Dijo_El_Profesor—._¿Alguno_De_Ustedes_Sabe_Qué_Es_Lo_Contrario_De_In?
—Veamos —dijo el profesor—. ¿Alguno de ustedes sabe qué es lo contrario de IN? —OUT — respondió prestamente un alumno. —No es obligatorio pensar en inglés. En Español, lo contrario de IN (como prefijo privativo, claro) suele ser la misma palabra, pero sin esa sílaba. —Sí, ya sé: insensato y sensato, indócil y dócil, ¿no? —Parcialmente correcto. No olvide, muchacho, que lo contrario del invierno no es el vierno sino el verano. —No se burle, profesor. —Vamos a ver. ¿Sería capaz de formar una frase, más o menos coherente, con palabras que, si son despojadas del prefijo IN, no confirman la ortodoxia gramatical? —Probaré, profesor: “Aquel dividuo memorizó sus cógnitas, se sintió dulgente pero dómito, hizo ventario de las famias con que tanto lo habían cordiado, y aunque se resignó a mantenerse cólume, así y todo en las noches padecía de somnio, ya que le preocupaban la flación y su cremento”. —Sulso pero pecable —admitió sin euforia el profesor.
es
Rébora,Marilina
<XXI
Mar_De_Vidrio
Dijiste: «Mar de vidrio», Señor, y es lo que quiero; un mar que te refleje en toda tu grandeza, por sobre el cual camines —tu lámpara, el lucero— para ver, al trasluz, del mundo la tristeza. Dijiste mar de vidrio, un cristal sin bisel ni resquebrajaduras, sólo un único trozo, en cuya superficie se reproduzca fiel el que ríe feliz o el que ahoga un sollozo. Y el mar tuyo, Señor, ése al que te refieres, ¿tendrá, al igual que el nuestro, arenas, caracoles? ¿Ondularáse en olas, si es así que lo quieres? ¿Revolarán gaviotas por verse en sus espejos? ¿Dormirá en él un sol o acaso muchos soles, también vidrio sus crestas, de coral, con reflejos? Dijiste mar de vidrio, un cristal sin bisel ni resquebrajaduras, sólo un único trozo, en cuya superficie se reproduzca fiel el que ríe feliz o el que ahoga un sollozo. Y el mar tuyo, Señor, ése al que te refieres, ¿tendrá, al igual que el nuestro, arenas, caracoles? ¿Ondularáse en olas, si es así que lo quieres? ¿Revolarán gaviotas por verse en sus espejos? ¿Dormirá en él un sol o acaso muchos soles, también vidrio sus crestas, de coral, con reflejos?
es
Carranza,Eduardo
<XXI
Tema_De_Fuego_Y_Mar
Sólo el fuego y el mar pueden mirarse sin fin. Ni aún el cielo con sus nubes. Sólo tu rostro, sólo el mar y el fuego. Las llamas, y las olas, y tus ojos. Serás de fuego y mar, ojos oscuros. De ola y llama serás, negros cabellos. Sabrás el desenlace de la hoguera. Y sabrás el secreto de la espuma. Coronada de azul como la ola. Aguda y sideral como la llama. Sólo tu rostro interminablemente. Como el fuego y el mar. Como la muerte.
es
Acuña,Hernando_de
<XXI
Cierto_No_Puede_Ser_Sino_Buen_Hora
Cierto no puede ser sino buen hora en la que yo tomé tal presupuesto, como ver la hermosura de aquel gesto que con tanta razón esta alma adora; mas no penséis que no la veo ahora, que el espíritu siempre está dispuesto a ver la ausente, y mi memoria en esto se engrandece, se ensalza, y se mejora, ved cuánto, que no puedo ya conmigo, pensando que estos ojos lo han de ver como con los del alma ya la veo; y pensando este bien, de ufano digo: ¡quién pudo jamás tanto merecer, o que más alto fin, tiene el deseo!
es
Caseiro,María_Eugenia
XXI
Me_Niego
He estado a punto de emblanquecer como los ángeles cuando el labio con que soplo el talco de los días borraba la esfera del reloj cuerpo de pájaros que aún me late. He estado a punto de salir volando en el ala lenta de las hojas que espera una mano sin nombre llenando crucigramas en la inercia, sin profanar la mansedumbre retenida en la blandura de la espalda. Un rumor de secretos detrás de cada puerta me lleva por las calles sobre pies de plegarias con zapatos de viento conmovido apagando los pequeños incendios de la tarde… pero yo me niego me niego a ser un ángel.
es
Blanco,Andrés_Eloy
<XXI
La_Hilandera
Dijo el hombre a la Hilandera: a la puerta de su casa: —Hilandera, estoy cansado, dejé la piel en las zarzas, tengo sangradas las manos, tengo sangradas las plantas, en cada piedra caliente dejé un retazo del alma, tengo hambre, tengo fiebre, tengo sed..., la vida es mala... y contestó la Hilandera: —Pasa. Dijo el hombre a la Hilandera en el patio de su casa: —Hilandera estoy cansado, tengo sed, la vida es mala; ya no me queda una senda donde no encuentre una zarza. Hila una venda, Hilandera, hila una venda tan larga que no te quede más lino; ponme la venda en la cara, cúbreme tanto los ojos que ya no pueda ver nada, que no se vea en la noche ni un rayo de vida mala. Y contestó la Hilandera: —Aguarda. Hiló tanto la Hilandera que las manos le sangraban. Y se pintaba de sangre la larga venda que hilaba. Ya no le quedó más lino y la venda roja y blanca puso en los ojos del hombre, que ya no pudo ver nada... Pero, después de unos días, el hombre le preguntaba: —¿Dónde te fuiste, Hilandera, que ni siquiera me hablas? ¿Qué hacías en estos días, qué hacías y dónde estabas? Y contestó la Hilandera: —Hilaba. Y un día vio la Hilandera que el hombre ciego lloraba; ya estaba la espesa venda atravesada de lágrimas, una gota cristalina de cada ojo manaba. Y el hombre dijo: —Hilandera, ¡te estoy mirando a la cara! ¡Qué bien se ve todo el mundo por el cristal de las lágrimas! Los caminos están frescos, los campos verdes de agua; hay un iris en las cosas, que me las llena de gracia. La vida es buena, Hilandera, la vida no tiene zarzas; ¡quítame la larga venda que me pusiste en la cara! Y ella le quitó la venda y la Hilandera lloraba y se estuvieron mirando por el cristal de las lágrimas y el amor, entre sus ojos, hilaba...
es
Villaurrutia,Xavier
<XXI
Te_Acariciaba,_Mar,_En_Mi_Desvelo
Te acariciaba, mar, en mi desvelo. Te soñaba en mi sueño, ¡inesperado! Te esperaba en la sombra recatado y te oía en el silencio de mi duelo. Eras, para mi cuerpo, cielo y suelo; símbolo de mi sueño, inexplicado; olor para mi sombra, iluminado; rumor en el silencio de mi celo. Te tuve ayer hirviendo entre mis manos, caí despierto en tu profundo río, sentí el roce de tus muslos cercanos. Y aunque fui tuyo, entre tus brazos frío, tu calor y tu aliento fueron vanos: cada vez más te siento menos mío.
es
Pizarnik,Alejandra
<XXI
Y_Fue_Entonces
Y fue entonces que con la lengua muerta y fría en la boca cantó la canción que le dejaron cantar en este mundo de jardines obscenos y de sombras que venían a deshora a recordarle cantos de su tiempo de muchacho en el que no podía cantar la canción que quería cantar la canción que le dejaron cantar sino a través de sus ojos azules ausentes de su boca ausente de su voz ausente. Entonces, desde la torre más alta de la ausencia su canto resonó en la opacidad de lo ocultado en la extensión silenciosa llena de oquedades movedizas como las palabras que escribo.
es
Buesa,José_Ángel
<XXI
Poema_Crepuscular
En el recogimiento de la tarde que muere, entre las imprecisas brumas crepusculares, cada jirón de sombras cobra vida, y sugiere vaporosas siluetas familiares. En la brisa que pasa, parece que suspira la virgen de ojos claros que aún sueña en mi regreso; el rumor de las frondas abre el ala de un beso, y desde aquella estrella, alguien me mira… Allá, entre la alameda, se perfila la sombra grácil de la mujer que amé más en la vida, y en la voz de la fuente vibra una voz querida, que en su canción de oro y cristal me nombra… Todo canta, a esa hora, la canción olvidada, todo sueña el ensueño que quedó trunco un día, y verdece de nuevo la ilusión agostada, ebria de fe, de ardor y de armonía… Y entre la sutil bruma de prestigios de incienso que exalta mis recuerdos y mi melancolía, en la paz de este parque abandonado, pienso en la mujer que nunca será mía.
es
Cañizal,Luis
<XXI
Viseu_-_Visión
Tú fuiste el que encontraba a Dios en los aromas (pero no al diablo en los hedores), hasta el día en que un dios descendió con su divina coima a la Sé de Viseu, al sol del claustro y a los olfatos de humildes oledores que andaban por allí a lo que cayese, o pedían a las bóvedas maná que contemplar, o zurcían exasperados la tarde o fregaban sus suelos cada hora: a todos vino a visitar la celestial pareja y para todos tuvo palabras de consuelo en forma olfativa. Honraron los cuadros de santos con su sacra atención, y un componente del perfume en cada uno quedó: a cáscara de plátano en la Visitación, a cuello considerado en San Jerónimo más una asturia complementaria en San Cosme y San Damián. Cuando los visitantes quisieron gratificarse con un refrigerio de ambrosía, todo el museo se preguntaba por lo que había visto, por lo que había olido, y subió al cielo de Viseu, en la placidez de la tarde, un campaneo de lección mal aprendida por devotos torpes: «¿A qué olía? Olía a gloria: a cuero cabelludo, a coelho cabeludo, a cabelo coelhudo, a loiro cabeçudo», y fue muy poco edificante el cisma de dos feligresas a la greña mientras el santo se les iba al cielo y la santa a la tierra. La ciudad tiene caminos para la tierra y paraderos para estar en alto, abstraído por el kifi o el enigma. Tú prefieres mirar desde intramuros cómo desciende la divina, cada vez más menuda en la distancia: va a confraternizar con las mujeres de los molineros y con las artesanas de ribera, y hasta a beberse un vino en las ventas que quedan a la orilla del río. Entretanto, el sagrado gravita junto a ti sentado en el mismo crucero, ciegos los ojos, como las estatuas, a todo lo que no sea su divina esencia, y puedes disociar sus ingredientes, tranquilo de que el dios no se dará por ofendido: el primer componente quiere decirte que está aquí el otoño y no podrás parar el triste aroma a saliva seca que cobrarán las hojas de los árboles. El segundo, que perderéis este olor a papel que ahora os anima y seréis todo lo más un desfilar de naipes con su hedor convincente que golpea con los nudillos al pecho del olfato. El tercero, que cantará en el puño con voz de bajo toda mata de pelo y habrá que conformarse si el pañuelo de seda huele a casa de hidalgo abandonada. Pero no te desconsueles: volverás a ver juntos al hombre y la mujer divinaesencia, juntos y sonrientes, gracejando como fuente de vida que es el reír de los santos, bravo de dentición, carente de márgenes, embistiendo sin reservas el trapo del aire bueno: te los encontrarás en los funiculares de Lisboa (que bajan envueltos en celofán merced a sus ilusionados), en los miracielos de Coimbra donde el río pasta tiempo, en los disparos ocurrentes del paisaje alentejano, y cada aparición querrá decir que dondequiera que un olor y una luz amachambrados den trapido al olfato, contigo estarán ellos haciéndote acertar los hilos de la trenza de tu tiempo.
es
Cadenas,Rafael
<XXI
¿Cómo_Te_Hiciste?
¿Cómo te hiciste? ¿Cuál ley seguías? ¿Qué manos te sostuvieron? Es tan recio estar ahí desabrigado sin exigir nada salvo el dictado hondo, su ráfaga anonadante, la voz sin dueño, el sonido que no pertenece a nadie.
es
Benedetti,Mario
<XXI
Yo_También_Tengo_Ruinas
Yo también tengo ruinas y si acudo al pasado ya no sé a quién o a quiénes busco entre los escombros son ruinas sin prestigio sin guías y con musgo inmensas y mezquinas señas de lo que fui columpios desnudeces huellas crepusculares matutinas nocturnas la luna las descubre les dice lo que eran columnas de tesón cúmulos de experiencia pedernales de amor catacumbas de miedo yo también tengo ruinas pero no deslumbradas sino ciegas distantes residuos de palabras vestigios de rencores esquirlas de castigos reliquias de caricias ruinas tan taciturnas calimas de la pena albergan sus fantasmas como todas las ruinas y como todas dejan escuchar su lamento yo también tengo ruinas meses y años troceados muñones de confianza perdones en añicos piedras en las que a veces me reconozco entonces amo la piel rugosa de mis hermanas ruinas
es
Bécquer,Gustavo_Adolfo
<XXI
Rima_Xxvii
Despierta, tiemblo al mirarte; dormida, me atrevo a verte; por eso, alma de mi alma, yo velo mientras tú duermes. Despierta, ríes, y al reír tus labios inquietos me parecen relámpagos de grana que serpean sobre un cielo de nieve. Dormida, los extremos de tu boca pliega sonrisa leve, suave como el rastro luminoso que deja un sol que muere. ¡Duerme! Despierta, miras y al mirar tus ojos húmedos resplandecen como la onda azul en cuya cresta chispeando el sol hiere. Al través de tus párpados, dormida, tranquilo fulgor vierten, cual derrama de luz, templado rayo, lámpara transparente. ¡Duerme! Despierta, hablas y al hablar vibrantes tus palabras parecen lluvia de perlas que en dorada copa se derrama a torrentes. Dormida, en el murmullo de tu aliento acompasado y tenue, escucho yo un poema que mi alma enamorada entiende. ¡Duerme! Sobre el corazón la mano me he puesto porque no suene su latido y de la noche turbe la calma solemne. De tu balcón las persianas cerré ya porque no entre el resplandor enojoso de la aurora y te despierte. ¡Duerme!
es
Aridjis,Homero
<XXI
Se_Fue_Édouard_Manet
Se fue Édouard Manet —el ojo, la mano— para ordenar quizás el misterio del negro. Se fue Paul Verlaine ofendido de todo: la soledad, el frío, la penuria, la esposa. Se fue Arthur Rimbaud con su cara oval de ángel en exilio y sus manos rosas llenas de sabañones. Me fui también yo. Atravesando el más allá del verso encontré la muerte, la nada.
es
Pardo_García,Germán
<XXI
Ved_Al_Jazmín,_Al_Nardo_Y_La_Verbena
Ved al jazmín, al nardo y la verbena. ¡En éxtasis están, y la marsilia! ¡Y el tallo de la gualda bugambilia con una suave pulsación serena! No hay un sacudimiento ni una pena. La noche natural oye y concilia la sístole arterial de la vigilia con el rumor de la nocturna vena. En la red capsular de la amapola tiembla un cínife blanco. La gladiola se hunde en el sueño, en la quietud tan mansa que el mundo ya no sufre ni gravita. La astromelia parece que medita y el ritmo geotérmico descansa.
es
Quevedo,Francisco
<XXI
Señor_Don_Juan,_Pues_Con_La_Fiebre_Apenas
Señor don Juan, pues con la fiebre apenas Se calienta la sangre desmayada, Y por la mucha edad, desabrigada Tiembla, no pulsa entre la arteria y venas; Pues que de nieve están las cumbres llenas La boca de los años saqueada, La vista enferma en noche sepultada, Y las potencias de ejercicio ajenas: Salid a recibir la sepultura, Acariciad la tumba y monumento, Que morir vivo es última cordura. La mayor parte de la Muerte, siento Que se pasa en contentos y locura; Y a la menor se guarda el sentimiento. Pues que de nieve están las cumbres llenas La boca de los años saqueada, La vista enferma en noche sepultada, Y las potencias de ejercicio ajenas: Salid a recibir la sepultura, Acariciad la tumba y monumento, Que morir vivo es última cordura. La mayor parte de la Muerte, siento Que se pasa en contentos y locura; Y a la menor se guarda el sentimiento. Salid a recibir la sepultura, Acariciad la tumba y monumento, Que morir vivo es última cordura. La mayor parte de la Muerte, siento Que se pasa en contentos y locura; Y a la menor se guarda el sentimiento. La mayor parte de la Muerte, siento Que se pasa en contentos y locura; Y a la menor se guarda el sentimiento.
es
Quevedo,Francisco
<XXI
Huye_Sin_Percibirse_Lento_El_Día
Huye sin percibirse lento el día, Y la hora secreta y recatada Con silencio se acerca, y despreciada, Lleva tras sí la edad lozana mía. La Vida nueva que en niñez ardía, La juventud robusta y engañada, En el postrer invierno sepultada Yace entre negra sombra y nieve fría. No sentí resbalar mudos los años; Hoy los lloro pasados, y los veo Riendo de mis lágrimas y daños. Mi penitencia deba a mi deseo, Pues me deben la Vida mis engaños, Y espero el mal que paso y no le creo. La Vida nueva que en niñez ardía, La juventud robusta y engañada, En el postrer invierno sepultada Yace entre negra sombra y nieve fría. No sentí resbalar mudos los años; Hoy los lloro pasados, y los veo Riendo de mis lágrimas y daños. Mi penitencia deba a mi deseo, Pues me deben la Vida mis engaños, Y espero el mal que paso y no le creo. No sentí resbalar mudos los años; Hoy los lloro pasados, y los veo Riendo de mis lágrimas y daños. Mi penitencia deba a mi deseo, Pues me deben la Vida mis engaños, Y espero el mal que paso y no le creo. Mi penitencia deba a mi deseo, Pues me deben la Vida mis engaños, Y espero el mal que paso y no le creo.
es
Villaespesa,Francisco
<XXI
Lo_Que_Pasa
¡Felicidad!... ¡Felicidad!... Dulzura del labio y paz del alma... Te he buscado sin tregua, eternamente, en la hermosura, en el amor y el arte... ¡Y no te he hallado! En vano, el alma, sin cesar te nombra... ¡Oh luz lejana, y por lejana, bella!... ¡Jamás la mano alcanzará la estrella!... ¿Pasaste sobre mí, como una sombra? ¿En brazos de qué amor has sido mía?.. ¿No he besado tus labios todavía?... ¿Los besaré, Señor?... Sobre mi oído murmura alguna voz, remota y triste : —Pasó por tu jardín... y no la viste... ¡y ya, sin conocerla, la has perdido!
es
Vaeza_Grego,Alfredo_Horacio
XXI
Síntomas_Ardientes_De_Repulsiones_Vivas
Síntomas ardientes de repulsiones vivas. El rey está muerto , huye de su mente su fe en la rutina. Mártires palabras mártir ascendente. Reí mirando aquellas formaciones de campos sin vida. Y la pasión ardiente, y el triste suicida? Sólo veo la ruta de viaje a la amnesia, Al fin de los dïas, Principios de soles encandilan mis viajes, principios de campos, y rió... y mas rió...y mi mente se vuela. Camino en los pasos del ángel testigo, escuchen el ruido, lo siento , no pueden
es
Basso,Cristián
XXI
Vierte_La_Carne
Vierte la carne sus sórdidos plumajes en el miedo. Animales secretos de miradas cuchillas. Animales secretos de miradas cuchillas.
es
Pérez-Ayala_Huertas,Javier
XXI
Hijos_De_La_Libertad,_Nos_Decían
Hijos de la libertad, nos decían para que nos sintiésemos orgullosos de ellos y nos insistían cada día para que les votásemos. Primero venía uno y nos decía que había que ir a la guerra para defender la paz, el siguiente nos instaba a un proceso de paz para ir a la guerra. Nos agolpábamos en las universidades pero no para defender nuestras ideas sino para aprender las de ellos, pronto parecíamos un hormiguero, todos juntos, apiñados en busca de un título para nuestra pared. Luego hacíamos cola para cobrar el paro y nadie decía nada, sólo nos preparábamos más. Como no teníamos pobres los trajimos de fuera. Estaban hambrientos y eran hijos de una cultura ágrafa. Así parecíamos mejores. No teníamos casas, ni dinero, ni ideas propias, salíamos a beber a las calles, pero luego les resultó un problema, dijeron de higiene, y lo prohibieron, pero no se molestaron en poner un servicio público. Dijeron que el tabaco y el alcohol eran malos y los subían de precio para ganar más. Los billetes de avión eran más baratos y todos salimos a conocer otros lugares pero allá donde íbamos todo era lo mismo, aún así, nos agolpábamos en las terminales de los aeropuertos. Hijos de la libertad, nos decían, borregos del mundo, peleles de la tierra, esclavos del dinero, hacer lo que os decimos para defender la libertad y la paz.
es
Borges,Jorge_Luis
<XXI
Somos_El_Río_Que_Invocaste,_Heráclito
Somos el río que invocaste, Heráclito. Somos el tiempo. Su intangible curso acarrea leones y montañas, llorado amor, ceniza del deleite, insidiosa esperanza interminable, vastos nombres de imperios que son polvo, hexámetros del griego y del romano, lóbrego un mar bajo el poder del alba, el sueño, ese pregusto de la muerte, las armas y el guerrero, monumentos, las dos caras de Jano que se ignoran, los laberintos de marfil que urden las piezas de ajedrez en el tablero, la roja mano de Macbeth que puede ensangrentar los mares, la secreta labor de los relojes en la sombra, un incesante espejo que se mira en otro espejo y nadie para verlos, láminas en acero, letra gótica, una barra de azufre en un armario, pesadas campanadas del insomnio, auroras, ponientes y crepúsculos, ecos, resaca, arena, liquen, sueños. Otra cosa no soy que esas imágenes que baraja el azar y nombra el tedio. Con ellas, aunque ciego y quebrantado, he de labrar el verso incorruptible y (es mi deber) salvarme. Otra cosa no soy que esas imágenes que baraja el azar y nombra el tedio. Con ellas, aunque ciego y quebrantado, he de labrar el verso incorruptible y (es mi deber) salvarme.
es
García_Lorca,Federico
<XXI
Ay_Voz_Secreta_Del_Amor_Oscuro
Ay voz secreta del amor oscuro ¡ay balido sin lanas! ¡ay herida! ¡ay aguja de hiel, camelia hundida! ¡ay corriente sin mar, ciudad sin muro! ¡Ay noche inmensa de perfil seguro, montaña celestial de angustia erguida! ¡ay perro en corazón, voz perseguida! ¡silencio sin confín, lirio maduro! Huye de mí, caliente voz de hielo, no me quieras perder en la maleza donde sin fruto gimen carne y cielo. Deja el duro marfil de mi cabeza, apiádate de mí, ¡rompe mi duelo! ¡que soy amor, que soy naturaleza! ¡Ay noche inmensa de perfil seguro, montaña celestial de angustia erguida! ¡ay perro en corazón, voz perseguida! ¡silencio sin confín, lirio maduro! Huye de mí, caliente voz de hielo, no me quieras perder en la maleza donde sin fruto gimen carne y cielo. Deja el duro marfil de mi cabeza, apiádate de mí, ¡rompe mi duelo! ¡que soy amor, que soy naturaleza! Huye de mí, caliente voz de hielo, no me quieras perder en la maleza donde sin fruto gimen carne y cielo. Deja el duro marfil de mi cabeza, apiádate de mí, ¡rompe mi duelo! ¡que soy amor, que soy naturaleza! Deja el duro marfil de mi cabeza, apiádate de mí, ¡rompe mi duelo! ¡que soy amor, que soy naturaleza!
es
Gómez_Avellaneda,Gertrudis
<XXI
Hierven_Y_Brotan_En_El_Alma_Mía
Hierven y brotan en el alma mía Sublimes pensamientos, Y a ti consagro ¡oh Rey! en este día De mi arpa los acentos. ¡A ti los himnos de alabanza canto Con inspirado tono: A ti, que te alzas con el cetro santo En inmutable trono! Arenas son que al respirar levantas El oro y el zafiro, Y humilde alfombra de tus regias plantas Las púrpuras de Tiro. ¡Oh tú, supremo en gracia y en belleza! Las hijas de los Reyes La pompa dejarán de la grandeza Por venerar tus leyes. Serán, señor, tus dones generosos Del mundo maravilla, Y ante ti doblarán los poderosos Sumisos la rodilla. ¡Grande es el rey que con su soplo excita O aplaca la tormenta!... ¡Su mano, que al torrente precipita, Las montañas sustenta! ¡Escuchad, pueblos, atended, naciones, Que el arpa y el salterio Hoy os anuncian, con sencillos sones, Un augusto misterio! ¡Convocada será por el monarca La innumerable gente, Por cuanto alumbra el sol y el mar abarca De oriente al occidente! ¡Perderá de sus padres la memoria La esposa coronada! ¡De siglo en siglo volará su gloria Por siempre venerada! ¡Cantemos al Señor! ¡oh venturoso Aquél a quien inspira! El labio que lo anuncia tembloroso Ignora la mentira. ¡Cantemos al Señor excelso y fuerte, Al Rey del solio eterno! ¡El romperá las armas de la muerte Y cerrará el infierno! ¡Oh luz divina! ¡Oh célica alegría! ¡Oh insólitos portentos!... ¡Hierven y brotan en el alma mía Sublimes pensamientos!
es
Champourcín,Ernestina_de
<XXI
Tú_No_Sabes_Qué_Lejos
Tú no sabes qué lejos. ¡Nadie sabe qué lejos! Encima de las nubes, detrás de las estrellas, al fondo del abismo en que se arroja el día, sobre el monte invisible donde duerme la luz. Sólo allí podrá ser. Sólo allí tocaremos la verdad que tortura nuestras frentes selladas. Sólo allí se abrirán como flores de aurora aquellas lentas noches de amor en desvarío. Nuestras manos lo piden tendidas al espacio en un sordo anhelar que no engendra clamores, nuestras plantas lo exigen tercamente aferradas a las huellas que el viento indómito destroza. El horizonte huye robando a cada hora la secreta delicia que presagia el milagro. Hay briznas de prodigio en todos los instantes y el mundo, ciego, arde con vibración de altar. Arrodilla tu fuerza. No hay glorias presentidas. Palpita en certidumbre la carne de los sueños. Si acunas la belleza que tu fervor concibe florecerá en tu muerte su exacta encarnación.
es
Hernández,Miguel
<XXI
Vierto_La_Red,_Esparzo_La_Semilla
Vierto la red, esparzo la semilla entre ovas, aguas, surcos y amapolas, sembrando a secas y pescando a solas de corazón ansioso y de mejilla. Espero a que recaiga en esta arcilla la lluvia con sus crines y sus colas, relámpagos sujetos a olas desesperando espero en esta orilla. Pero transcurren lunas y más lunas, aumenta de mirada mi deseo y no crezco en espigas o en pescados. Lunas de perdición como ningunas, porque sólo recojo y sólo veo piedras como diamantes eclipsados.
es
Dedi,Rafael
XXI
El_Campo
Aquí arriba no tengo Nada más que a la espiga; Ancianos, que laboran Los campos del recuerdo; Cobijo donde sólo Mi soledad habita; El aire, sano, puro, Y el plácido silencio. Aquí arriba es abajo, Según decís vosotros, Pero yo no comparto Los platicares vuestros. Placeres y riquezas Conozco a lo que obligan. Aquí arriba es arriba Por lo bien que me siento. Respiro sus perfumes, Escucho sus sonidos, Camino hasta sus cumbres, Retorno cuando llego; Y espero que concluya Mi vida en estos pagos, Al lado del arado Mis surcos escribiendo.
es
Gelman,Juan
<XXI
La_Tarde_Bajaba_Por_Esa_Calle_Junto_Al_Puerto
La tarde bajaba por esa calle junto al puerto con paso lento, balanceándose, llena de olor, las viejas casas palidecen en tardes como ésta, nunca es mayor su harapienta melancolía ni andan más tristes de paredes, en las profundas escaleras brillan fosforescencias como de mar, ojos muertos tal vez que miran a la tarde como si recordaran. Eran las seis, una dulzura detenía a los desconocidos, una dulzura como de labios de la tarde, carnal, carnal, los rostros se ponen suaves en tardes como ésta, arden con una especie de niñez contra la oscuridad, el vaho de los dancings. Esa dulzura era como si cada uno recordara a una mujer, sus muslos abrazados, la cabeza en su vientre, el silencio de los desconocidos era un oleaje en medio de la calle con rodillas y restos de ternura chocando contra el "New Inn", las puertas, los umbrales de color abandono. Hasta que la muchacha se asomó al balcón de pie sobre la tarde íntima como su cuarto con la cama deshecha donde todos creyeron haberla amado alguna vez antes de que viniera el olvido.
es
Arciniegas,Ismael_Enrique
<XXI
Turbio_Y_Callado_Magdalena,_Río
Turbio y callado Magdalena, río Patrio, de tardes y mañanas bellas, Y auras que vuelan con olor de bosque, Auras de vida: ¡Cuál fue mi anhelo en la niñez remota, Cerca de arroyo de mezquinas aguas, Verte algún día, entre playones, y altos Troncos de ceibas! Mírote ahora, y en tu origen pienso, Páramo agreste en solitaria cumbre Donde has nacido, bajo sombra errante De alas de buitres. Frágiles hojas, frailejón y juncos Sólo tu cuna entre las rocas fueron... Hoy vas cruzando, en majestad y solo, Vírgenes selvas. iTiempos lejanos, cuando el indio erguía Pobres bohíos!... Donde fueron chozas, Se alzan, a empuje de moderno brazo, Fábricas y urbes. Iban entones sobre ti canoas; Leves bajaban o subían lentas, Mientras al golpe del remar se unía Canto aborigen. Barcos ahora de penacho negro Abren tu mole, desatando espumas, Y altos dominan tu correr silente Raudos aviones. Bellas auroras en tu limpio cielo Son tu alborozo al despertar el día, Y óyese al punto, del oído encanto, Gárrula orquesta. Grandes bandadas de pericos gritan, Céfiros suaves susurrando flotan Y ágiles, leves, mariposas níveas, Trémulas pasan. ¡Brisas inquietas que voláis silbando, Soplos del bosque, refrescad mis sienes! ¡Cómo os aspiro, cual vital aroma, Húmedas auras! ¡Sol! ¡Bello irradias en mitad del día! Duermen los saurios en la gris arena, Y albas, muy lejos, en la orilla sola, Sueñan las garzas. ¡Tardes del río... Tropical crepúsculo: Oro, topacio y arreboles rojos! ¡Todo entre palmas y en azul, formando Rica paleta! Bardo que sueñas: ¡a lo alto mira! ¡Copia! ¡Es lo tuyo! ¡Poesía patria! Vibra en belleza, y lo que ven tus ojos Vibre en tu canto! Clara, en cendales, la apacible luna Surge de pronto, y ensanchando el cielo Tiende en el agua, que en remanso duerme, Velo de lirios. Coplas con ritmo de bambuco triste Cantan los bogas en la abierta playa, Y ávidos piden que a sus ojos baje Sueño tranquilo. ¡Cómo, de noche, en tu dominio aterra Fiera borrasca! El rimbombar del trueno Llena de espanto, y por el aire cruzan Ígneos fulgores. Nubes y nubes se amontonan lívidas, Rayos las rasgan, la tormenta ruge; Llueve a raudales, y parece entonces Que húndese el cielo. Viene la aurora. Con las aguas ruedan Árboles rotos; desbordado el río Cubre las playas, y el Oriente finge Campo de rosas. ¿Qué los humanos ante ti? ¿Qué somos? Polvo no más que aventará la muerte; Tú... siempre viendo, en sucesión eterna, Siglos y siglos. Hundo la mente en el futuro, y veo Días de gloria y alborozo, cuando Quillas que vengan de marinas olas Rompan tus aguas. Rieles tus ribas unirán a valles Y ásperas sierras y lejanos ríos; Émulo entonces se verá tu puerto De urbes grandiosas. Tiempos vendrán cuando potentes hachas Y hombres de audacia arrasarán tus bosques. Gloria futura ceñirá sus frentes De ínclitos lauros. Cíclopes nuevos, mas de sangre nuestra, Yermos de ahora trocarán en vida, Y ellos oirán, en las edades pósteras, Dianas de triunfo. ¡Río: entre robles y palmeras rueda! ¡Rueda, y los pueblos en abrazo junta, Pueblos hermanos en hermosa Patria, Próspera y libre!
es
García_Cabrera,Pedro
<XXI
Liquen_4
Acueducto verde: media risotada pintando la calle, medida carcajada tirándose al mar. Siempre hangar de pájaros; nunca el polo dulce: engodo de fucus para los veloces torpedos del mar. Las hojas (el viento es bañero) flirtean a muerte con los calofríos azules del mar. Y los troncos retuercen un sueño verde: ser carne de mástil para navegar.
es
Aridjis,Homero
<XXI
Poema_De_Amor_En_La_Ciudad_De_México
En este valle rodeado de montañas había un lago, y en medio del lago una ciudad, donde un águila desgarraba una serpiente sobre una planta espinosa de la tierra. Una mañana llegaron hombres barbados a caballo y arrasaron los templos de los dioses, los palacios, los muros, los panteones, y cegaron las acequias y las fuentes. Sobre sus ruinas, con sus mismas piedras los vencidos construyeron las casas de los vencedores, erigieron las iglesias de su Dios, y las calles por las que corrieron los días hacia su olvido. Siglos después, las multitudes la conquistaron de nuevo, subieron a los cerros, bajaron a las barrancas, entubaron los ríos, talaron árboles, y la ciudad comenzó a morir de sed. Una tarde, por una avenida multitudinaria, una mujer vino hacia a mí, y toda la noche y todo el día anduvimos las calles sin nombre, los barrios desfigurados de México-Tenochtitlán-Distrito Federal. Entre paquetes humanos y embotellamientos de coches, por plazas, mercados y hoteles, conocimos nuestros cuerpos, hicimos de los dos un cuerpo. Cuando ella se fue, la ciudad se quedó sola, con sus muchedumbres, su lago desecado, su cielo de nebluno y sus montañas invisibles.
es
Sánchez_Carrón,Irene
XXI
Y_Porque_Estamos_Solos_Empezamos_Un_Verso
Y porque estamos solos empezamos un verso. Porque sentimos frío acercamos las manos al calor de unos seres imposibles y bellos que nos prestan sus ojos para observar el mundo. Porque tenemos miedo miramos otras muertes y en nuestra oscuridad encendemos un sol de mediodía, inmóvil, que no se irá al ocaso. Huyendo del dolor fatigamos el cuerpo por calles de ciudades que nunca son la nuestra de la mano de gentes que habitan en nosotros. Porque tenemos prisa inventamos finales. Porque nos falta el tiempo inventamos más tiempo. Porque somos tan pobres no nos pesa apostar lo poco que nos queda a este número incierto. Porque somos humanos miramos a los dioses. Porque no somos dioses jugamos a crear. Porque sentimos frío acercamos las manos al calor de unos seres imposibles y bellos que nos prestan sus ojos para observar el mundo. Porque tenemos miedo miramos otras muertes y en nuestra oscuridad encendemos un sol de mediodía, inmóvil, que no se irá al ocaso. Huyendo del dolor fatigamos el cuerpo por calles de ciudades que nunca son la nuestra de la mano de gentes que habitan en nosotros. Porque tenemos prisa inventamos finales. Porque nos falta el tiempo inventamos más tiempo. Porque somos tan pobres no nos pesa apostar lo poco que nos queda a este número incierto. Porque somos humanos miramos a los dioses. Porque no somos dioses jugamos a crear.
es
García_Vargas,Antonio
XXI
Canto_Del_Mirlo
Canto del mirlo, algaraza gozosa, renace Marzo
es
Gómez_Avellaneda,Gertrudis
<XXI
Y_Yo_Lo_Escucho,_Mis_Ondas_Rizo
Y yo lo escucho, mis ondas rizo, murmuro plácido, y me deslizo de flor en flor.
es
Coronado,Carolina
<XXI
Rioja_Vive_En_Ellas
Rioja vive en ellas, Rioja en esas flores que brillan a mis ojos aún más bellas porque son de Rioja los amores. Esos albos jazmines de su pecho llagado, por enemigos fieros y ruines fueron el lenitivo regalado. Esos claveles rojos, esas rosas lozanas, honor tuvieron se alegrar sus ojos y de ceñir sus sienes soberanas. El bardo agradecido alzó a sus compañeras un canto, que en los siglos repetido, vino a llenar también estas riberas. Y así cual las historias y los célebres nombres de abuelos que obtuvieron altas glorias repiten a los nietos, otros hombres. Así a las de mi huerto repito las canciones que otro pueblo de flores, que ya es muerto, logró inspirar en béticas regiones. Y es mucha maravilla el mirar cómo ellas doloridas oyen, por mi voz sencilla, de su sentido vate las querellas. Paréceme que gimen, paréceme que llanto brota de entre sus hojas, que se oprimen de sentimiento al escuchar el canto. ¡Oh Rioja, oh poeta!, ¡y cuán poco su alma tiene del mundo a la ambición sujeta quien en vergel humilde halla la calma! Un libro y un amigo en tu modesta vida ¡oh sabio angelical! bastan contigo para lograr la dicha apetecida. No te cuidas de honores, desdeñas la riqueza y ensalzas la belleza de las flores al par que otros del oro la grandeza. Fenómeno del mundo, que no comprende ahora el siglo en ambiciones tan fecundo, la edad en avaricias tan creadora. ¿Quién hoy ya se contenta con la sencilla vida? ¿Quién no va tras de vida turbulenta? ¿A quién la paz del alma es hoy querida? Los niños envejecen de ambición prematura; los bosques de laureles no abastecen el ansia de laurel de una criatura. El atrevido mozo por el mando se afana, cuando el albor de su naciente bozo anuncia apenas su primer mañana. ¡Y dichoso si fuera orgullo solamente! ¡Dichosos si esta raza no sintiera de la codicia el aguijón hiriente!...: Mas no, dulce Rioja turbe nuestro reposo esa amarga verdad que el alma enoja y el corazón rechaza generoso. Pensemos que esa tierra la habitan serafines, pero huyendo su gloria que me aterra, tomemos a tu reina de jazmines. Yo en las flores te veo, tu cuerpo ha fenecido, mas las alas del tiempo a mi deseo de tu espíritu un átomo han traído. Y fecunda mi alma, así tu pensamiento cual de su amiga a la distante palma fecunda el germen que transmite el viento. Por eso amo a las flores, porque vives en ellas; porque fueron, Rioja, tus amores, son esas flores a mis ojos bellas. Si su color admiro, si percibo su esencia, escucho un melancólico suspiro, oigo de su arpa dulce la cadencia. Y llevo reverente a mis labios su hoja, diciendo al huerto en mi entusiasmo ardiente béselas yo pues las cantó Rioja.
es
Ibarbourou,Juana_de
<XXI
Si_Yo_Fuera_Hombre,_¡Qué_Hartazgo_De_Luna
Si yo fuera hombre, ¡qué hartazgo de luna, De sombra y silencio me había de dar! ¡Cómo, noche a noche, solo ambularía Por los campos quietos y por frente al mar! Si yo fuera hombre, ¡qué extraño, qué loco, Tenaz vagabundo que había de ser! ¡Amigo de todos los largos caminos Que invitan a ir lejos para no volver! Cuando así me acosan, ansias andariegas, ¡Qué pena tan honda me da ser mujer!
es
Quevedo,Francisco
<XXI
Vivir_Es_Caminar_Breve_Jornada
Vivir es caminar breve jornada, Y muerte viva es, Lico, nuestra vida, Ayer al frágil cuerpo amanecida, Cada instante en el cuerpo sepultada: Nada, que siendo, es poco, y será nada En poco tiempo, que ambiciosa olvida, Pues de la vanidad mal persuadida Anhela duración, Tierra animada. Llevada de engañoso pensamiento, Y de esperanza burladora y ciega, Tropezará en el mismo monumento, Como el que divertido el Mar navega, Y sin moverse vuela con el viento, Y antes que piense en acercarse, llega. Nada, que siendo, es poco, y será nada En poco tiempo, que ambiciosa olvida, Pues de la vanidad mal persuadida Anhela duración, Tierra animada. Llevada de engañoso pensamiento, Y de esperanza burladora y ciega, Tropezará en el mismo monumento, Como el que divertido el Mar navega, Y sin moverse vuela con el viento, Y antes que piense en acercarse, llega. Llevada de engañoso pensamiento, Y de esperanza burladora y ciega, Tropezará en el mismo monumento, Como el que divertido el Mar navega, Y sin moverse vuela con el viento, Y antes que piense en acercarse, llega. Como el que divertido el Mar navega, Y sin moverse vuela con el viento, Y antes que piense en acercarse, llega.
es
Pombo,Rafael
<XXI
El_Gas_Y_La_Vela
Dijo la Vela al Gas: —«¡Cuerpo sin alma! ¡Advenedizo vil! ¿cómo la palma Vienes a disputar a una matrona Que de incontable antigüedad blasona, Madre de doña Luz, reina de España Desde antes de nacer Mari Castaña?» Y el Gas le contestó: —«Calla, engreída; Soy alma todo yo, mi alma es mi vida, Invisible, impalpable, inmensa, pura, Lumbre, aliento y poder de la natura, Que levanto la mar, y hundo la tierra, Y hago saltar el monte que me encierra; Imagen del espíritu fecundo Dominador y explotador del mundo, Y que oculto al oído y a la vista Todo lo busca y lo halla y lo conquista. Yo existí, sin embargo, antes que el hombre; Nací a par de la tierra; él me dio nombre, Y me sacó encendido de su frente, Para ser de la noche el astro ardiente. ¿Mientras que tú?... la grasa es tu nodriza, Y tu alma, unas hebras de ceniza...» Paró el Gas su discurso, pues la Vela Hizo del candelero una cazuela, Derretida al calor de su vecino; Y exhalando una aroma de tocino, Agonizó y murió. —Su luz preclara Nadie notó que en el salón faltara.
es
Parra,Nicanor
<XXI
Yo_Me_Haré_Millonario_Una_Noche
Yo me haré millonario una noche gracias a un truco que me permitirá fijar las imágenes en un espejo cóncavo. O convexo. Me parece que el éxito será completo cuando logre inventar un ataúd de doble fondo que permita al cadáver asomarse a otro mundo. Ya me he quemado bastante las pestañas en esta absurda carrera de caballos en que los jinetes son arrojados de sus cabalgaduras y van a caer entre los espectadores. Justo es, entonces, que trate de crear algo que me permita vivir holgadamente o que por lo menos me permita morir. Estoy seguro de que mis piernas tiemblan, sueño que se me caen los dientes y que llego tarde a unos funerales.
es
Góngora,Luis_de
<XXI
Grandes,_Más_Que_Elefantes_Y_Que_Abadas
Grandes, más que elefantes y que abadas, Títulos liberales como rocas, Gentiles hombres, sólo de sus bocas, Illustri cavaglier, llaves doradas; Hábitos, capas digo remendadas, Damas de haz y envés, viudas sin tocas, Carrozas de ocho bestias, y aun son pocas Con las que tiran y que son tiradas; Catarriberas, ánimas en pena, Con Bártulos y Abades la milicia, Y los derechos con espada y daga; Casas y pechos todo a la malicia; Lodos con perejil y yerbabuena: Esto es la Corte. ¡Buena pro le haga! Hábitos, capas digo remendadas, Damas de haz y envés, viudas sin tocas, Carrozas de ocho bestias, y aun son pocas Con las que tiran y que son tiradas; Catarriberas, ánimas en pena, Con Bártulos y Abades la milicia, Y los derechos con espada y daga; Casas y pechos todo a la malicia; Lodos con perejil y yerbabuena: Esto es la Corte. ¡Buena pro le haga! Catarriberas, ánimas en pena, Con Bártulos y Abades la milicia, Y los derechos con espada y daga; Casas y pechos todo a la malicia; Lodos con perejil y yerbabuena: Esto es la Corte. ¡Buena pro le haga! Casas y pechos todo a la malicia; Lodos con perejil y yerbabuena: Esto es la Corte. ¡Buena pro le haga!
es
Machado,Antonio
<XXI
Ni_Vale_Nada_El_Fruto
Ni vale nada el fruto cogido sin sazón... Ni aunque te elogie un bruto ha de tener razón.
es
Ramos_Sucre,José_Antonio
<XXI
He_Recorrido_El_Palacio_Mágico_Del_Sueño
He recorrido el palacio mágico del sueño. Me he fatigado en vano por descubrir el vestigio de una mujer ausente de este mundo. Yo deseaba restablecerla en mi pensamiento. Conservo mis afectos de adolescente sufrido y cabizbajo. Su belleza adornaba una calle de ruinas. Yo me insinuaba hasta su ventana en medio de la oscuridad crepuscular. Me excedía en algunos años y yo ocultaba de los maldicientes mi pasión delirante. Dejó de presentarse en una noche de temores y congojas y recordé infructuosamente las señas de su vivienda. Un temporal corría la inmensidad. Yo seguí a desahogar la melancolía indeleble en una aventura, donde mis compañeros se perdieron y murieron. Yo amanecí en el recinto de una iglesia, monumento erigido por una doncella de otros siglos. El sacerdote encarecía las pruebas de su devoción y anunciaba desde el púlpito amenazas invariables. Celebró después el oficio de difuntos y llenó mis oídos con el rumor de un salmo siniestro. Conservo mis afectos de adolescente sufrido y cabizbajo. Su belleza adornaba una calle de ruinas. Yo me insinuaba hasta su ventana en medio de la oscuridad crepuscular. Me excedía en algunos años y yo ocultaba de los maldicientes mi pasión delirante. Dejó de presentarse en una noche de temores y congojas y recordé infructuosamente las señas de su vivienda. Un temporal corría la inmensidad. Yo seguí a desahogar la melancolía indeleble en una aventura, donde mis compañeros se perdieron y murieron. Yo amanecí en el recinto de una iglesia, monumento erigido por una doncella de otros siglos. El sacerdote encarecía las pruebas de su devoción y anunciaba desde el púlpito amenazas invariables. Celebró después el oficio de difuntos y llenó mis oídos con el rumor de un salmo siniestro. Dejó de presentarse en una noche de temores y congojas y recordé infructuosamente las señas de su vivienda. Un temporal corría la inmensidad. Yo seguí a desahogar la melancolía indeleble en una aventura, donde mis compañeros se perdieron y murieron. Yo amanecí en el recinto de una iglesia, monumento erigido por una doncella de otros siglos. El sacerdote encarecía las pruebas de su devoción y anunciaba desde el púlpito amenazas invariables. Celebró después el oficio de difuntos y llenó mis oídos con el rumor de un salmo siniestro. Yo seguí a desahogar la melancolía indeleble en una aventura, donde mis compañeros se perdieron y murieron. Yo amanecí en el recinto de una iglesia, monumento erigido por una doncella de otros siglos. El sacerdote encarecía las pruebas de su devoción y anunciaba desde el púlpito amenazas invariables. Celebró después el oficio de difuntos y llenó mis oídos con el rumor de un salmo siniestro.
es
Machado,Antonio
<XXI
Esta_Leyenda_En_Sabio_Romance_Campesino
Esta leyenda en sabio romance campesino, ni arcaico ni moderno, por Valle-Inclán escrita, revela en los halagos de un viento vespertino, la santa flor de alma que nunca se marchita. Es la leyenda campo y campo. Un peregrino que vuelve solitario de la sagrada tierra donde Jesús morara, camina sin camino, entre los agrios montes de la galaica sierra. Hilando, silenciosa, la rueca a la cintura. Adega, en cuyos ojos la llama azul fulgura de la piedad humilde, en el romero ha visto, al declinar la tarde, la pálida figura, la frente gloriosa de luz y la amargura de amor que tuvo un día el SALVADOR DOM. CRISTO.
es
García_Cabrera,Pedro
<XXI
Como_En_Los_Duros_Filos_De_Un_Alfanje
Como en los duros filos de un alfanje la duna desolada de mi cuerpo va hacinando el acervo de mi sangre al vaivén de la arena del recuerdo. La oigo en mí, latiendo con mis venas, afirmándose al árbol de mis huesos y batiendo la isla de nostalgia naufragada en la ola de mi pecho. Sus mínimas agujas impacientes van desde mi balcón a tu silencio y vienen de tu giba a mi llanura en un trajín constante de hormiguero. Y en tu éxodo de granos lacerantes confundes con el mío tu desierto y te echas a dormir sobre mi angustia cual si estuvieses en tu propio lecho. Y pasas de ti a mí tu poderío haciéndome acerico de tus juegos.
es
Buesa,José_Ángel
<XXI
Te_Contaré_La_Historia_Del_Bergantín_Sombrío
Te contaré la historia del bergantín sombrío que echó un día las anclas en la quietud de un puerto, para ser en la turbia resaca del hastío, el ataúd flotante de su pasado muerto. Allí evocaba el luto de la insignia pirata y las tripulaciones con su bárbaro coro, en las fosforescencias de las noches de plata y en el deslumbramiento de las tardes de oro. Allí, en largos letargos bajo las nubes lentas, entre un enloquecido revuelo de gaviotas, adoraban el soplo brutal de las tormentas, en sus podridos pliegues, las pobres velas rotas. Abajo, en la sentina, mortecinos fanales, moscas y telarañas y barriles flotando, arriba en la cubierta, náufragos espectrales agitando los puños hacia el puente de mando. Ah, las islas del trópico, los dulces archipiélagos para siempre en los mapas de la mala fortuna, y un buque torvamente rondando los murciélagos mientras las mariposas vuelan hacia la luna. Viejo barco que supo que el confín no es redondo en las noches siniestras y en las albas felices, con las anclas hundidas más y más en el fondo como si de las anclas le nacieran raíces. Mástiles carcomidos donde las golondrinas reposan el otoño, como un último ultraje; timón con verdes costras de lepras submarinas y brújula sin norte para morir un viaje. Vientos del sur, o lluvias o locas primaveras, que poco importa todo para los barcos viejos; pero un escalofrío crujía en sus maderas al zarpar otras naves y al perderse a lo lejos. Allí, escuchando el himno de las resacas gordas, vaivén de espumas negras que nunca finaliza, se hubiera dicho un barco cargado hasta las bordas con un gran contrabando funeral de ceniza. Y allí estaba, en el puerto, con su largo letargo, de proa hacia el olvido, muriendo hacia el poniente. Y, sin embargo un día... Ah, un día, sin embargo, sopló un viento de rosas, maravillosamente. Era el sagrado soplo del amor que transfigura los seres y las cosas en el tiempo sin fin y le dio un casco nuevo con nueva arboladura y nueve velas blancas al viejo bergantín. Y así fue que en la gloria de una alegre mañana, con la proa hacia el sueño y el timón al azar, esta vez bajo el mando de gentil capitana, el bergantín sombrío se echó de nuevo al mar. Y así acaba este cuento que es más tuyo que mío, tú, que escuchas mi cuento convertido en canción; tú, gentil capitana del bergantín sombrío, del bergantín sombrío que era mi corazón.
es
Bousoño,Jorge
XXI
Ya_Sé_Que_No_Me_Van_A_Leer
Una estela de penas va quedando como bisel de nube en el ocaso. Ya sé que no van a leer porque lo distinto asusta; el mismo método, razones diversas (siempre habrá alguien por excomulgar). Así se ha forjado la historia (diente a diente) para llenar esta rueda imposible de detener, ni de cambiar autores. Hoy, mañana, no sé : la injusticia anda de antorcha encandilando el horizonte, pero, verdad y amor también pueden llegar de manos de un desconocido. Sólo basta con desempolvar, con rasgarse la incertidumbre dentro de los ojos, las huellas están ahí... en la estela de penas que va quedando como bisel de nube en el ocaso. Ya sé que no van a leer porque lo distinto asusta; el mismo método, razones diversas (siempre habrá alguien por excomulgar). Así se ha forjado la historia (diente a diente) para llenar esta rueda imposible de detener, ni de cambiar autores. Hoy, mañana, no sé : la injusticia anda de antorcha encandilando el horizonte, pero, verdad y amor también pueden llegar de manos de un desconocido. Sólo basta con desempolvar, con rasgarse la incertidumbre dentro de los ojos, las huellas están ahí... en la estela de penas que va quedando como bisel de nube en el ocaso. Así se ha forjado la historia (diente a diente) para llenar esta rueda imposible de detener, ni de cambiar autores. Hoy, mañana, no sé : la injusticia anda de antorcha encandilando el horizonte, pero, verdad y amor también pueden llegar de manos de un desconocido. Sólo basta con desempolvar, con rasgarse la incertidumbre dentro de los ojos, las huellas están ahí... en la estela de penas que va quedando como bisel de nube en el ocaso. Hoy, mañana, no sé : la injusticia anda de antorcha encandilando el horizonte, pero, verdad y amor también pueden llegar de manos de un desconocido. Sólo basta con desempolvar, con rasgarse la incertidumbre dentro de los ojos, las huellas están ahí... en la estela de penas que va quedando como bisel de nube en el ocaso. Sólo basta con desempolvar, con rasgarse la incertidumbre dentro de los ojos, las huellas están ahí... en la estela de penas que va quedando como bisel de nube en el ocaso.
es
Botella,Harmonie
XXI
Puta._Me_Llaman_Puta
Puta. Me llaman Puta y nací virgen, incauta y sensible. Mis auroras eran primaveras, mi vida era dura pero honesta. El hambre me expulsó de mi tierra y llegué a un mundo llamado paraíso. Paraíso para los demás, no para mí. La hambruna se apoderó de mi alma y marcó con un látigo a mis hijos indefensos. La calle, la calle fue la única solución. Destellos rojizos y plateados engalanaron mi cuerpo flácido. Mis ojos vacíos se adornaron de tonos agresivos y hechiceros que escondieron la amargura de mi mirada. Soy mujer de la noche. Mis labios incandescentes y bermejos llaman al cliente furtivo. Mis manos afiladas, de uñas carmesí acarician la espalda de los transeúntes mi yo artificial sucumbe con repulsión al fervor asqueroso de la bestia en celo. Cuerpo y alma lacerados, violados, heridos y explotados. Este es mi destino. Destino de puta.
es
Bretón_de_los_Herreros,Manuel
<XXI
Hermosa_Laura,_Prez_De_Las_Mujeres
Hermosa Laura, prez de las mujeres, Tú, cuyo blando talle amor bendiga, ¿Por qué reposas en la rubia espiga Y no sobre las rosas de Citeres? ¿Por qué a las galas de Madrid prefieres Triste retiro, rústica fatiga? ¿Será que su dosel, mi dulce amiga, Te cedió por más bella la alma Ceres? Torna, torna a la Corte desolada; O pues ya esclavizaste mi albedrío, Por siervo me recibe en tu majada. Tus hatos guardaré del lobo impío, Ya que no pude, ¡oh Laura idolatrada! De tus ojos guardar el pecho mío.
es
Unamuno,Miguel_de
<XXI
Recuerdo_Un_Cuento_Que_De_Niño
Recuerdo un cuento que de niño oí contar; cómo Peru y Marichu levantaron una casa de sal. Cayó del cielo en lluvia el agua, se fue el hogar; lo arrastró derretido por la tierra y lo más se fue al mar. Los cuentos de la infancia dejan siempre su sal; el agua de los años nos los lleva del olvido a la mar, pero queda del alma en el fondo, queda el solar salado para siempre con el jugo de aquella dulce edad. Si la sal de su infancia pierde el alma ¿quién nos la salará?
es
Girondo,Oliverio
<XXI
La_Banda_De_Música_Le_Chasquea_El_Lomo
La banda de música le chasquea el lomo para que siga dando vueltas cloroformado bajo los antifaces con su olor a pomo y a sudor y su voz falsa y sus adioses de naufragio y su cabellera desgreñada de largas tiras de papel que los árboles le peinan al pasar junto al cordón de la vereda donde las gentes le tiran pequeños salvavidas de todos los colores mientras las chicas se sacan los senos de las batas para arrojárselos a las comparsas que espiritualizan en un suspiro de papel de seda su cansancio de querer ser feliz que apenas tiene fuerzas para llegar a la altura de las bombitas de luz eléctrica.
es
Flórez,Julio
<XXI
En_La_Ausencia
A la pálida muerta de la noche, al resplandor de los celestes cirios, va descendiendo en su enlutado coche: Mientras que los ensueños y delirios, surgen en los pensiles de la mente, albos como las garzas y los lirios. Habla el silencio al corazón y siente el espíritu un ansia indefinible de alzarse hasta el azul resplandeciente. Hasta ese inmenso azul inaccesible, donde los astros, como flores vivas, hechas de fuego, alumbran lo invisible. Y en donde como trémulas cautivas, tras de rejas ignotas, las estrellas enderezan sus frentes pensativas. Y abren sus ojos luminosos, ellas, las soñadoras blancas del vacío, esquivas siempre, pero siempre bellas. Todo duerme: la vega, el bosque, el río. Todo duerme: la flor, el ave, menos tú, en el sopor del pensamiento mío.
es
Etxeba,Carlos
XXI
Vivir_Es_Muy_Fácil
¿Te gustan las novelas? ¡Mejor es vivirlas! Abre bien los ojos. Verás maravillas. ¡Respira, respira! Se toca otra mano y con gran pericia te guían los dedos hacia el paraíso de las mil delicias. ¡Respira, respira! ¿No encuentras la mano? ¿Lo intentas en vano? Pronuncia palabras que expresen cariño, como si las dices a un pequeño niño. ¡Vivir es muy fácil! Éste es su secreto: pronuncia palabras que expresen cariño, como si las dices a un pequeño niño, para que te toque esa mano amiga que enjuague la lágrima solitaria y fría que del pecho brota, al vivir la vida. ¡Respira, respira! ¡Respira, respira! Se toca otra mano y con gran pericia te guían los dedos hacia el paraíso de las mil delicias. ¡Respira, respira! ¿No encuentras la mano? ¿Lo intentas en vano? Pronuncia palabras que expresen cariño, como si las dices a un pequeño niño. ¡Vivir es muy fácil! Éste es su secreto: pronuncia palabras que expresen cariño, como si las dices a un pequeño niño, para que te toque esa mano amiga que enjuague la lágrima solitaria y fría que del pecho brota, al vivir la vida. ¡Respira, respira! Se toca otra mano y con gran pericia te guían los dedos hacia el paraíso de las mil delicias. ¡Respira, respira! ¿No encuentras la mano? ¿Lo intentas en vano? Pronuncia palabras que expresen cariño, como si las dices a un pequeño niño. ¡Vivir es muy fácil! Éste es su secreto: pronuncia palabras que expresen cariño, como si las dices a un pequeño niño, para que te toque esa mano amiga que enjuague la lágrima solitaria y fría que del pecho brota, al vivir la vida. ¡Respira, respira! ¡Respira, respira! ¿No encuentras la mano? ¿Lo intentas en vano? Pronuncia palabras que expresen cariño, como si las dices a un pequeño niño. ¡Vivir es muy fácil! Éste es su secreto: pronuncia palabras que expresen cariño, como si las dices a un pequeño niño, para que te toque esa mano amiga que enjuague la lágrima solitaria y fría que del pecho brota, al vivir la vida. ¡Respira, respira! ¿No encuentras la mano? ¿Lo intentas en vano? Pronuncia palabras que expresen cariño, como si las dices a un pequeño niño. ¡Vivir es muy fácil! Éste es su secreto: pronuncia palabras que expresen cariño, como si las dices a un pequeño niño, para que te toque esa mano amiga que enjuague la lágrima solitaria y fría que del pecho brota, al vivir la vida. ¡Respira, respira! ¡Vivir es muy fácil! Éste es su secreto: pronuncia palabras que expresen cariño, como si las dices a un pequeño niño, para que te toque esa mano amiga que enjuague la lágrima solitaria y fría que del pecho brota, al vivir la vida. ¡Respira, respira! ¡Respira, respira!
es
Plaza_Llamas,Antonio
<XXI
La_Calva_Fortuna
La calva fortuna, la ciega deidad, ilógica siempre, dio a usted, Sebastián, del buen Sancho Panza la dicha casual. Voacé, sin embargo, no puede tocar la flauta, y su genio gubernamental, no vale un pepino para gobernar. Tiene usted, sin duda, un diente especial, y piernas usadas que saben danzar; mas mientras engulle con gula voraz, y brinca y se tuerce bailando el can-can, nos lleva el demonio, señor, sin piedad, que aquí vegetamos escasos de pan. Voacé no gobierna, porque gobernar no es solamente, señor Sebastián, bailar y comer, comer y bailar. La horrible discordia rugiendo ya está, y afila en los montes sus garras audaz. La reina silvestre su cetro fatal en cuba de sangre pretende mojar. Muy pronto esa hidra infame será atroz combustible de hoguera voraz. ¿Por qué a las montañas, señor, no se van esos que le hicieron honores de Czar, la noche que vino de aquella ciudad a la que entre Hurras marchó sólo a bailar y comer, comer y bailar? Sus ministros tienen talento brutal, la patria con esos no puede marchar; el fisco en la bruja camina bien mal, con trampas aquí, con trampas allá, usted sabe que si falta metal pierden las naciones su vitalidad. Exigen las armas reforma formal; porque en el ejército generales hay que nunca un petardo oyeron tronar. Son las oficinas un campo feraz, do medra y engorda la gente animal. iPor Dios! no se ocupe, señor, de danzar; que platos y copas se queden en paz, que al fin es la gula placer de gañán. Dirán que es su doble pasión capital bailar y comer, comer y bailar. ¿Acaso es la patria convivialidad? ¿haciendo cabriolas se puede salvar?... Cesen las piruetas, las polkas, el vals, no sea que brincando se vaya a encojar. Los blancos manteles levántense ya, empiece el gobierno, acabe Canaán: porque indigestarse es malo a su edad. Ya no se divierta con danza fugaz; hecho un Rigoletto voacé estuvo ya; eso no da gloria, ni renombre da; porque nunca pasa a futura edad ocioso magnate que sabe no más bailar y comer, comer y bailar.
es
Castañeda_Aragón,Gregorio
<XXI
La_Costa_Triste
Esta es la costa triste, negra costa de breñas, entre un mar de borrascas y un cielo de penumbra ahumado como el triángulo de las velas norteñas que van a las remotas radas que el sol no alumbra. Resplandores de rojos crepúsculos abiertos allá en solares climas, ponen su augusta gala en los tramontos grises, pero campos desiertos pronto el austral efluvio entre las brumas señala. Por el grijal, a rastras, van el ciego y la bruja pescando los crustáceos entre la piedra; estruja sus sombras la medrosa llamarada del cuelmo, Y pintando las aguas que apesta la sentina, en el mayor de un lugre fulgura a la sordina el resplandor diabólico del fuego de San Telmo.
es
Huidobro,Vicente
<XXI
Marino
Aquél pájaro que vuela por primera vez Se aleja del nido mirando hacia atrás Con el dedo en los labios os he llamado. Yo inventé juegos de agua En la cima de los árboles. Te hice la más bella de las mujeres Tan bella que enrojecías en las tardes. La luna se aleja de nosotros Y arroja una corona sobre el polo Hice correr ríos que nunca han existido De un grito elevé una montaña Y en torno bailamos una nueva danza. Corté todas las rosas De las nubes del este Y enseñé a cantar a un pájaro de nieve Marchemos sobre los meses desatados Soy el viejo marino que cose los horizontes cortados Con el dedo en los labios os he llamado. Yo inventé juegos de agua En la cima de los árboles. Te hice la más bella de las mujeres Tan bella que enrojecías en las tardes. La luna se aleja de nosotros Y arroja una corona sobre el polo Hice correr ríos que nunca han existido De un grito elevé una montaña Y en torno bailamos una nueva danza. Corté todas las rosas De las nubes del este Y enseñé a cantar a un pájaro de nieve Marchemos sobre los meses desatados Soy el viejo marino que cose los horizontes cortados Yo inventé juegos de agua En la cima de los árboles. Te hice la más bella de las mujeres Tan bella que enrojecías en las tardes. La luna se aleja de nosotros Y arroja una corona sobre el polo Hice correr ríos que nunca han existido De un grito elevé una montaña Y en torno bailamos una nueva danza. Corté todas las rosas De las nubes del este Y enseñé a cantar a un pájaro de nieve Marchemos sobre los meses desatados Soy el viejo marino que cose los horizontes cortados Te hice la más bella de las mujeres Tan bella que enrojecías en las tardes. La luna se aleja de nosotros Y arroja una corona sobre el polo Hice correr ríos que nunca han existido De un grito elevé una montaña Y en torno bailamos una nueva danza. Corté todas las rosas De las nubes del este Y enseñé a cantar a un pájaro de nieve Marchemos sobre los meses desatados Soy el viejo marino que cose los horizontes cortados La luna se aleja de nosotros Y arroja una corona sobre el polo Hice correr ríos que nunca han existido De un grito elevé una montaña Y en torno bailamos una nueva danza. Corté todas las rosas De las nubes del este Y enseñé a cantar a un pájaro de nieve Marchemos sobre los meses desatados Soy el viejo marino que cose los horizontes cortados Hice correr ríos que nunca han existido De un grito elevé una montaña Y en torno bailamos una nueva danza. Corté todas las rosas De las nubes del este Y enseñé a cantar a un pájaro de nieve Marchemos sobre los meses desatados Soy el viejo marino que cose los horizontes cortados De un grito elevé una montaña Y en torno bailamos una nueva danza. Corté todas las rosas De las nubes del este Y enseñé a cantar a un pájaro de nieve Marchemos sobre los meses desatados Soy el viejo marino que cose los horizontes cortados Corté todas las rosas De las nubes del este Y enseñé a cantar a un pájaro de nieve Marchemos sobre los meses desatados Soy el viejo marino que cose los horizontes cortados Y enseñé a cantar a un pájaro de nieve Marchemos sobre los meses desatados Soy el viejo marino que cose los horizontes cortados Marchemos sobre los meses desatados Soy el viejo marino que cose los horizontes cortados Soy el viejo marino que cose los horizontes cortados
es
García_Cabrera,Pedro
<XXI
Alondra_Del_Niño_Trasnochador
Acuesta tus ruiseñores, no salgas de noche, niño, que un cocodrilo de sombra amedrenta los caminos. Negras razones descalzas divagan pasos perdidos nutriendo todas las cosas de apetencias de infinito. La gota de agua se piensa un arco iris dormido, las caracolas, estrellas, y ojeras de amor, los lirios. Si tu sangre se contagia de tan abiertos delirios, tus manos se alargarán hasta los celestes nidos, desbordará el corazón como un búcaro de trinos y la sed de tus lagares no apagarán los racimos. Una íntima nostalgia llorarían tus vestidos como si ya le faltasen amapolas a los trigos. Y ya nunca te vendría justo al dedo el anillito. Acuesta tus ruiseñores, no salgas de noche, niño, que entre las sombras se evaden de la tierra los caminos. No pongas los pies en ellos, que te llevarán consigo y entonces ya no serás más que rumor de ti mismo. Acuesta tus ruiseñores, deja la noche en su sitio, que los sueños son los sueños y otro sueño son los niños.
es
Dalton_García,Roque
<XXI
Escrito_En_Una_Servilleta
Alzo mi copa, camaradas, y ante todo pido que me perdonéis por atravesar sin permiso y sin compostura las puertas de la emoción: nuestro hermano de tan lejano país, nuestra hija de las entrañas, niña de nuestros ojos, fundan su noble casa sobre una firme piedra. Hijos del pueblo, comunistas los dos, han escuchado la fulminante voz del corazón. La alegría es también revolucionaria, camaradas, como el trabajo y la paz. Boda de flores rojas, ¡hurra, por ellos! ¡Mucho amor uno al otro! Siempre fieles y mutuamente apoyados nos darán hijos hermosos (sea esto dicho con el perdón) que lucirán muy bien los primeros de Mayo. Y es que a partir de ahora cada uno es un camarada multiplicado por dos. Esto es como si dijéramos el lado práctico del romance. Comamos y bebamos, camaradas.
es
López_Meléndez,Teódulo
XXI
Sin_Adentro
Hacia cualquier parte es ninguna conmigo por dentro donde el freo y la soledad tan vasta sin adentro
es
Borges,Jorge_Luis
<XXI
Simón_Carbajal
En los campos de Antelo, hacia el noventa mi padre lo trató. Quizá cambiaron unas parcas palabras olvidadas. No recordaba de él sino una cosa: el dorso de la oscura mano izquierda cruzado de zarpazos. En la estancia cada uno cumplía su destino: éste era domador, tropero el otro, aquél tiraba como nadie el lazo y Simón Carvajal era el tigrero. Si un tigre depredaba las majadas o lo oían bramar en la tiniebla, Carvajal lo rastreaba por el monte. Iba con el cuchillo y con los perros. Al fin daba con él en la espesura. Azuzaba a los perros. La amarilla fiera se abalanzaba sobre el hombre que agitaba en el brazo izquierdo el poncho, que era escudo y señuelo. El blanco vientre quedaba expuesto. El animal sentía que el acero le entraba hasta la muerte. El duelo era fatal y era infinito. Siempre estaba matando al mismo tigre inmortal. No te asombre demasiado su destino. Es el tuyo y es el mío, salvo que nuestro tigre tiene formas que cambian sin parar. Se llama el odio, el amor, el azar, cada momento.
es
Selgas_y_Carrasco,José
<XXI
Luz,_La_Graciosa_Aldeana
Luz, la graciosa aldeana Que al nacer la primavera Vio subir a su ventana La brillante enredadera Que fue su encanto y su amor. Hoy que al soplo del verano La planta gentil espira Perdido su adorno vano, Luz la contempla y la mira Sin asombro y sin dolor. Y abre su casta ventana La doncella encantadora, Cuando la niebla lejana Tímidamente colora La luz del amanecer. Y tendiendo el vuelo leve Desde la acacia vecina, Sobre sus hombros de nieve Se posa una golondrina Con afanoso placer. Ave azul, blanca y ligera Que vuela en pos del Estío, Ave que va pasajera, Como el pensamiento mío, Buscando luz y calor. Ave que, rizado y bello, Para inspirar confianza, Lleva prendido en el cuello Un lazo verde-esperanza, Prenda segura de amor. Ave de incansable aliento, Que atrás en su vuelo extraño Se deja el rápido viento; Ave impaciente que al año Cruza dos veces la mar. Ave que dice sus quejas En breves notas al río; Ave que bajo las tejas Del antiguo caserío Vuelve su nido a colgar. Ave llena de misterio, Que al morir la tarde canta En la cruz del Monasterio Que atrevido se levanta Sobre el rasgado peñón. Ave de afanosa vida, Ave azul y voladora, Ave en el mundo perdida, Ave, en fin, que Luz adora Con todo su corazón. Y es bello ver cómo tiende Del ala la corva pluma, Y haciendo un lazo se prende Sobre aquel seno de espuma, Donde tranquila se está. Y es tierno el ver la delicia Con que la hermosa doncella Con sus manos la acaricia Cómo mirándose en ella Tímidos besos le da. Tierno corazón de ave, En donde el amor se anida Golondrina que no sabe Que aquí en el mundo se olvida Un amor por otro amor. Y de su cariño ufana No ve el ave pasajera, Que la inconstante aldeana Olvidó a la enredadera Para ganar su favor. Y Luz, rayo de la aurora, En su amante sentimiento, Olvida tal vez o ignora Que las aves son del viento Y que tras el viento van. No ve que la golondrina Que hoy cautiva su albedrío, Es un ave peregrina, Que apenas pase el Estío Tras él sus alas irán. Pero acude a su ventana La doncella encantadora, Cada vez que la lejana Tímida niebla colora La luz del amanecer. Y dejando el frágil lecho, Desde la acacia vecina Viene a posarse en su pecho La impaciente golondrina Con afanoso placer. Y buscando inquieta en donde Apagar su sed ansiosa, El pico entreabierto esconde Entre los labios de rosa De la doncella gentil. Y por templar el exceso De su inquietud, Luz, temblando, La deja beber un beso, Húmedo, apacible y blando Como las auras de Abril. Golondrina, cuando el cielo Siegue la flor del verano, Y lleves tu raudo vuelo Hacia otro clima lejano Buscando luz y calor; Dale otro amor a tu vida: No vuelvas desventurada, Que es hermosa, Luz, y olvida; Y que tú, ave enamorada, Eres su segundo amor.
es
Vitier,Cintio
<XXI
Faltabas_Tú,_Poeta._La_Injusticia
Faltabas tú, poeta. La injusticia no podía omitirte en su venganza: ella sabe con lúcida impudicia lo que el amor a la belleza alcanza. Mas no le importa. Su misión inicia creyendo que encadena la esperanza, que prostituye el verbo a la avaricia, que entrega a mercaderes la balanza. Tú en cambio tienes la risa de tu hijo, la fuerza de tu madre, la palabra del que por siempre a los cubanos dijo: Solo será posible lo imposible. Salud, Antonio. Tu alegato labra la estrofa de los cinco, ya invencible.
es
Paz,Octavio
<XXI
Ésta_Es_Tu_Sangre
Ésta es tu sangre, desconocida y honda, que penetra tu cuerpo y baña orillas ciegas, de ti misma ignoradas. Inocente, remota, en su denso insistir, en su carrera, detiene la carrera de mi sangre. Una pequeña herida y conoce a la luz, al aire que la ignora, a mis miradas. Ésta es tu sangre, y éste el húmedo rumor que la delata. Y se agolpan los tiempos y vuelven al origen de los días, como tu pelo eléctrico si vibra la escondida raíz en que se ahonda, porque la vida gira en ese instante, y el tiempo es una muerte de los tiempos y se olvidan los nombres y las formas. Ésta es tu sangre, digo, y el alma se suspende en el vacío ante la viva nada de tu sangre.
es
Flórez,Julio
<XXI
No_Es_La_«Neutralidad»_Lo_Que_Detiene
No es la «neutralidad» lo que detiene a tu rey en el único camino salvador que seguir hoy le conviene y que decidirá de tu destino. No es tu existencia, no, lo que le importa en este instante al frágil soberano que tu presión y súplicas soporta mientras el cetro tiembla entre su mano. Es solamente un interés mezquino el que lo aparta, mientras más arrecia el inconmensurable torbellino. ¡Quién sabe! Acaso él mismo se desprecia, pues lo cierto es que el pobre Constantino ¡ama más a su esposa... que a ti, Grecia!
es
Cervantes,Miguel_de
<XXI
Letra
¡Bien haya quien hizo cadenitas, cadenas; bien haya quien hizo cadenas de amor! ¡Bien haya el acero de que se formaron, y los que inventaron amor verdadero! ¡Bien haya el dinero de metal mejor! ¡Bien haya quien hizo cadenas de amor! ¡Bien haya el acero de que se formaron, y los que inventaron amor verdadero! ¡Bien haya el dinero de metal mejor! ¡Bien haya quien hizo cadenas de amor!
es
Altolaguirre,Manuel
<XXI
Lloro
Aquí tengo tu ausencia a pesar de la noche, casi te tengo a ti, vacía de sombra, hueca de oscuridad, recorriendo translúcida mis tinieblas de olvido. En esa fría comarca escucho tu silencio profundo como herida, laberinto labrado en un cielo de música. Así te tengo clara, porque nada en el mundo puede ocupar tu sitio. Hoy mi tiempo sin ti cubre tu transparencia acaricia tu forma el agudo vacío de tu silencio. Lloro.
es
Florián,Miguel
<XXI
Retrocedemos_Por_Los_Caminos_Harapientos
Retrocedemos por los caminos harapientos de la sombra, galopamos por los acantilados de la miseria, ansiamos polvo, áspero polvo, y dichosos caemos hacia la masa informe de los gérmenes. Ansiamos raíces, nosotros, los aéreos. Amamos polvo, oscuro, untoso polvo, el osario donde se tienden los nombres, lava gris de la hojarasca redimida, hacia el sueño retrocedemos con nuestros cabellos enredados en muérdagos. De nada sirve que la luz nos envuelva con su manto espectral, volvemos hacia atrás, buscamos la caída a lo ignorado, necesitados de lo informe, avarientos de vértigos. Nada anuncian las flores del almendro, intactas y rojizas después de la nevada, ni el seno abierto de la mujer como un ave indefensa. Añoramos cada estallido de la herrumbre, cada cicatriz sobre el tronco del roble, los cascos del caballo sobre el légamo cuando dispersan el tiempo, el sueño que es olvido, y esa madre auríspice que gime desde sus vísceras abiertas y nos llama a su sangre, a lo innombrable.
es
Figueroa,Francisco_de
<XXI
Soneto_Xlix
Como acaece a aquél, que luengamente Por frío, o por calor demasiado, El mal regído cuerpo destemplado, O por más grave mal tuvo doliente; Aunque cese despues el accidente, Que justa causa de temor le ha dado, Le deja tal, que del dolor pasado Da bien señales la amarilla frente: De esta arte en mí, que al temeroso y duro Paso me puso cerca la herida, Que apenas hay quien escusarla pueda: Aunque ella esté cerrada, y yo seguro De más dolor; por el pasado queda De el flaco rostro la color perdida.
es
López,Freddy
XXI
Llevo_Cosas_Sobre_Mis_Hombros
Llevo cosas sobre mis hombros. Son varias: El pensamiento inmerecido reflejado en el pañuelo de alguna dama. El haberme presentado en una fiesta de cumpleaños con un regalo muy costoso la amistad. Haber permanecido en silencio mientras se regañaba a un inocente por la manzana que en mi estómago se bañaba en jugos gástricos. Algunas cosas pesan. Obtener excelentes por mi desgastada habilidad de leer conceptos bajo una manga. También soy artístico ladrón pues he dibujado las ojeras de mi padre contribuyendo con los senos lánguidos de su esposa. Y he sido un excelente artesano entretejiendo espinas para coronar al Rey de los Judíos. Son varias. Y mis rodillas no vacilan por eso. Puedo con otras más. El pensamiento inmerecido reflejado en el pañuelo de alguna dama. El haberme presentado en una fiesta de cumpleaños con un regalo muy costoso la amistad. Haber permanecido en silencio mientras se regañaba a un inocente por la manzana que en mi estómago se bañaba en jugos gástricos. Algunas cosas pesan. Obtener excelentes por mi desgastada habilidad de leer conceptos bajo una manga. También soy artístico ladrón pues he dibujado las ojeras de mi padre contribuyendo con los senos lánguidos de su esposa. Y he sido un excelente artesano entretejiendo espinas para coronar al Rey de los Judíos. Son varias. Y mis rodillas no vacilan por eso. Puedo con otras más. El haberme presentado en una fiesta de cumpleaños con un regalo muy costoso la amistad. Haber permanecido en silencio mientras se regañaba a un inocente por la manzana que en mi estómago se bañaba en jugos gástricos. Algunas cosas pesan. Obtener excelentes por mi desgastada habilidad de leer conceptos bajo una manga. También soy artístico ladrón pues he dibujado las ojeras de mi padre contribuyendo con los senos lánguidos de su esposa. Y he sido un excelente artesano entretejiendo espinas para coronar al Rey de los Judíos. Son varias. Y mis rodillas no vacilan por eso. Puedo con otras más. Haber permanecido en silencio mientras se regañaba a un inocente por la manzana que en mi estómago se bañaba en jugos gástricos. Algunas cosas pesan. Obtener excelentes por mi desgastada habilidad de leer conceptos bajo una manga. También soy artístico ladrón pues he dibujado las ojeras de mi padre contribuyendo con los senos lánguidos de su esposa. Y he sido un excelente artesano entretejiendo espinas para coronar al Rey de los Judíos. Son varias. Y mis rodillas no vacilan por eso. Puedo con otras más. Algunas cosas pesan. Obtener excelentes por mi desgastada habilidad de leer conceptos bajo una manga. También soy artístico ladrón pues he dibujado las ojeras de mi padre contribuyendo con los senos lánguidos de su esposa. Y he sido un excelente artesano entretejiendo espinas para coronar al Rey de los Judíos. Son varias. Y mis rodillas no vacilan por eso. Puedo con otras más. Obtener excelentes por mi desgastada habilidad de leer conceptos bajo una manga. También soy artístico ladrón pues he dibujado las ojeras de mi padre contribuyendo con los senos lánguidos de su esposa. Y he sido un excelente artesano entretejiendo espinas para coronar al Rey de los Judíos. Son varias. Y mis rodillas no vacilan por eso. Puedo con otras más. También soy artístico ladrón pues he dibujado las ojeras de mi padre contribuyendo con los senos lánguidos de su esposa. Y he sido un excelente artesano entretejiendo espinas para coronar al Rey de los Judíos. Son varias. Y mis rodillas no vacilan por eso. Puedo con otras más. Y he sido un excelente artesano entretejiendo espinas para coronar al Rey de los Judíos. Son varias. Y mis rodillas no vacilan por eso. Puedo con otras más. Son varias. Y mis rodillas no vacilan por eso. Puedo con otras más.
es
Caballero_Bonald,José_Manuel
<XXI
Parte_De_Una_Vocación
De tiempo en tiempo oigo como un fragor de visionario miedo alzarse aquí, donde mi mano acecha, y reconozco en él toda la humilde vocación que está salvándome, que se derrama entre la sed de mi alegría y esa otra que me está disputando el privilegio a ser feliz, a desatar los nudos que me aprietan la raíz de la fe, y sé de cierto que nada que yo viva pudo nacer sin antes haber sido causa de estas palabras, porque la clara guía de mi vocación es también esta sombra en que me ciego y esta afán sin preguntas y este esquivo tesón que me está haciendo hombre, y como un vaso que se está vertiendo en otro vaso igual, tal mi manera de ir defendiéndome en los últimos reductos del silencio puede también ser una forma de ir llenando una vida con otra, una razón con otra, pura mudanza de mi libertad en cuyos bordes bebe esta palabra con que estoy juzgándome.
es
Quevedo,Francisco
<XXI
La_Voluntad_De_Dios_Por_Grillos_Tienes
La voluntad de Dios por grillos tienes, Y escrita en la arena, ley te humilla; Y por besarla llegas a la orilla, Mar obediente, a fuerza de vaivenes. En tu soberbia misma te detienes, Que humilde eres bastante a resistilla; A ti misma tu cárcel maravilla, Rica, por nuestro mal, de nuestros bienes. ¿Quién dio al pino y la haya atrevimiento De ocupar a los peces su morada, Y al Lino de estorbar el paso al viento? Sin duda el verte presa, encarcelada, La codicia del oro macilento, Ira de Dios al hombre encaminada. En tu soberbia misma te detienes, Que humilde eres bastante a resistilla; A ti misma tu cárcel maravilla, Rica, por nuestro mal, de nuestros bienes. ¿Quién dio al pino y la haya atrevimiento De ocupar a los peces su morada, Y al Lino de estorbar el paso al viento? Sin duda el verte presa, encarcelada, La codicia del oro macilento, Ira de Dios al hombre encaminada. ¿Quién dio al pino y la haya atrevimiento De ocupar a los peces su morada, Y al Lino de estorbar el paso al viento? Sin duda el verte presa, encarcelada, La codicia del oro macilento, Ira de Dios al hombre encaminada. Sin duda el verte presa, encarcelada, La codicia del oro macilento, Ira de Dios al hombre encaminada.
es
Pombo,Rafael
<XXI
La_Oruga_Y_La_Dama
«¡Ay! ¡qué gusano tan odioso y feo! Quita lejos de aquí, me das horror», Exclamó Serafina al bamboleo De cierta Oruga que su faz tocó. —«No he de ser siempre así, —responde aquélla—. Bien pronto rica en tornasol y en luz, Galana mariposa oronda y bella Has de admirarme y perseguirme tú. »Y muchas niñas hacen, lo sospecho, La misma metamorfosis que yo: Orugas al salir del blando lecho, Mariposa después del tocador».
es
Slée-Egúsquiza,Luis_Esteban
XXI
Una_Vida_Nueva
Anoche soné contigo y no es mentira, Y en mi sueño, soñé que también: Tú soñabas conmigo, y no era mentira, Al despertar juntos tenemos la prueba: De una vida nueva. Durante nuestro sueño, que gozos, Que dulces caricias, que inmensas pasiones, Que besos secretos, que profundas, Y tiernas sensaciones, hemos tenido juntos. Como recuerdas, todo empezó jugando, Cuando me dijiste: cholito, anoche habrás dormido solito, —dudando— Pero desde ahora dormirás conmigo. Mi soncollay no puede dejarte volar solito urpichallay Tenias frío y temblabas de soledad, Pero me entregaste tu inmenso calor, Con ese amor profundo que nada puedo negarte, Dijiste ardiente amada, Bota tu poncho viejo, bota tus antiguas tristezas, Así como estás te quiero y mucho más. Mi calasiqui, mi chascañahui. Al despertar de tan hermoso sueño, Te acordarás para siempre, Que tienes en tu vientre una vida nueva. Mañana cuando me vaya —gitano errante soy— De esto te acordarás —navegante de mares, cielos y tierras lejanas— De todo te olvidarás, De mi cariño te olvidarás, Hasta de mi te olvidarás, Pero de lo que hicimos juntos, Jamás, jamás. Porque mi hijo: Sí no estoy a tu lado —como puede suceder— Te podrá repetir siempre: ¡Feliz día mamacita mía! ¡Feliz día misquiwarmi munay! Te lo ha dicho, hoy día: mi palomita, mi corazón.
es