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161
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1.47M
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---|---|---|---|---|
Bolaño,Roberto | <XXI | Colinas_Sombreadas_Más_Allá_De_Tus_Sueños | Colinas sombreadas más allá de tus sueños.
Los castillos que sueña el vagabundo.
Morir al final de un día cualquiera.
Imposible escapar de la violencia.
Imposible pensar en otra cosa.
Flacos señores alaban poesía y armas.
Castillos y pájaros de otra imaginación.
Lo que aún no tiene forma me protegerá. | es |
Buesa,José_Ángel | <XXI | ¡Qué_Clara_La_Mañana!_¡Qué_Fresco_Y_Delicioso | ¡Qué clara la mañana! ¡qué fresco y delicioso
el viento! ¡Cuánta luz! ¡Cuánta leve armonía!...
—Busqué a mi alrededor algo maravilloso...
Y ella, a mi lado, sonreía...
¡Cuánta muda tristeza en el cielo nublado!
¡Qué silencio en las frondas donde el ave cantaba!
—Busqué a mi alrededor algo desconsolado...
Y ella, a mi lado, suspiraba...
¡Qué soledad! ¡Qué angustia crispada en la doliente
neblina! ¡Qué vacío en todo!...— Desolado
Busqué a mi alrededor... Y busqué inútilmente:
Ella no estaba ya a mi lado... | es |
Jiménez,Juan_Ramón | <XXI | Anteprimavera | ¡Abrazo largo que la tarde
de abril me da, en la casa sola,
con sus brazos de nubes de colores!
—¡Qué bien! ¡Todos se han ido!
¡Toda la casa está en olvido oscuro,
para ella y para mí!—
¡Paseos dulces y olorosos,
por los tranquilos corredores
que dan con sus cristales
a inesperados cielos! | es |
Fernández_Moreno,Baldomero | <XXI | Grados | —Fernández Moreno, Marcela.
—Presente. —Levántate y vuela. | es |
Martí,José | <XXI | ¿Palabras?_Ya_Sé,_Palabras | ¿Palabras? ya sé, palabras,
No me las puedes decir;
Pero mirarme sí puedes:—
¡Basta para vivir! | es |
García_Cabrera,Pedro | <XXI | Descortezando_Tu_Aventura,_Noche | Descortezando tu aventura, noche
blanca interior, alcánzome en la alondra
que te vive mi sueño, más dormida
que la obsesión de alberca de una espalda.
Fuera de ti, las nieblas, las penumbras
de anegadas orillas, los silencios
del austral continente del olvido.
Dentro de ti, la corza de la ausencia
al pie del arcoíris del recuerdo,
el ademán que filtra la nostalgia
sobre el largo sollozo de las sombras
y tus hombros, al pairo de mi frente,
con todos sus armiños desplegados.
Noche blanca interior, amiga mía,
escaladora de mis altas sienes,
para que sea yo tu propia luna
cierra mis valles y ábreme tus lirios. | es |
Rébora,Marilina | <XXI | Que_Esta_Noche_Me_Duerma_Bajo_Un_Manto_De_Olvido | Que esta noche me duerma bajo un manto de olvido,
ajena al desamor, al encono y la saña,
considerando a aquel que nunca me ha querido,
sorda a la mezquindad y a la torcida maña.
Que el corazón regule cadencioso el latido
para que no lo alteren mentiras o patraña;
que el alma, dadivosa con los que no lo han sido,
se entregue por entero, aun a la gente extraña.
Que todo sentimiento impropio me abandone,
y acallado el deseo de ser yo, a mí renuncie,
hasta la misma ofensa más infame perdone,
quedando desde entonces en beatífica paz,
y que un plácido sueño redimidor me anuncie
que la pasión humana no ha de vencerme más.
Que el corazón regule cadencioso el latido
para que no lo alteren mentiras o patraña;
que el alma, dadivosa con los que no lo han sido,
se entregue por entero, aun a la gente extraña.
Que todo sentimiento impropio me abandone,
y acallado el deseo de ser yo, a mí renuncie,
hasta la misma ofensa más infame perdone,
quedando desde entonces en beatífica paz,
y que un plácido sueño redimidor me anuncie
que la pasión humana no ha de vencerme más.
Que todo sentimiento impropio me abandone,
y acallado el deseo de ser yo, a mí renuncie,
hasta la misma ofensa más infame perdone,
quedando desde entonces en beatífica paz,
y que un plácido sueño redimidor me anuncie
que la pasión humana no ha de vencerme más. | es |
Coronado,Carolina | <XXI | Para_Ponerte,_Como_Pides_Dentro | Para ponerte, como pides dentro,
sin que te escapes de la floja octava,
es preciso mirar cómo se clava
tu nombre, Pepa Juana, aquí en el centro:
si por fortuna consonante encuentro
para otro verso que termine en ava,
en esta octava que tu nombre encierra
quedas como debajo de la tierra. | es |
Figueroa,Francisco_de | <XXI | Soneto_Xliv | Apenas fui de mi niñez salido,
Que amor se apoderó del alma mía,
En cuya grave injusta tiranía
Las horas de mi bien pocas han sido.
Fortuna contra mí siempre ha movido
Sus fuerzas, mas amor me defendía;
Hasta que desdén justo abrió la vía,
Por donde he la mitad de mi perdido.
Amor, fortuna, que tenéis la gloria
Repartida entre vos de este cuitado
Despojo sin valor, o fuerza alguna;
Baste solo un Señor a tan cansado
Y débil siervo; alcance uno victoria,
¡Y ay si haberla pudiese la fortuna! | es |
Guillén,Nicolás | <XXI | No_Me_Dan_Pena_Los_Burgueses | No me dan pena los burgueses
vencidos. Y cuando pienso que van a darme pena,
aprieto bien los dientes y cierro bien los ojos.
Pienso en mis largos días sin zapatos ni rosas.
Pienso en mis largos días sin sombrero ni nubes.
Pienso en mis largos días sin camisa ni sueños.
Pienso en mis largos días con mi piel prohibida.
Pienso en mis largos días.
—No pase, por favor. Esto es un club.
—La nómina está llena.
—No hay pieza en el hotel.
—El señor ha salido.
—Se busca una muchacha.
—Fraude en las elecciones.
—Gran baile para ciegos.
—Cayó el Premio Mayor en Santa Clara.
—Tómbola para huérfanos.
—El caballero está en París.
—La señora marquesa no recibe.
En fin, que todo lo recuerdo.
Y como todo lo recuerdo,
¿qué carajo me pide usted que haga?
Pero además, pregúnteles.
Estoy seguro
de que también recuerdan ellos. | es |
Unamuno,Gonzalo | XXI | ¿A_Dónde_Habrás_Ido_A_Parar | ¿A dónde habrás ido a parar,
con tu verso de espuma,
con tu manto de sal?
¿A dónde si porque faltas
ha vuelto el silencio,
silencio de mar?
Tu voz ha muerto en tierra
la llevaré a nivel del mar
para dejarla en la ribera.
Tu voz condecorada
con la insignia marinera
sobre el corazón un ancla
y sobre el ancla una estrella.
La llevaré al nivel del mar
puesto que ha muerto en tierra.
La nombraré capitana
de un blanco bajel de guerra.
Sobre la estrella el viento,
sobre el viento la vela,
sobre la vela tu voz
y sobre ella la estela,
te ofrecen como yo,
esta estrofa marinera. | es |
Carranza,Eduardo | <XXI | Jóvenes_De_Ternísima_Cintura | Jóvenes de ternísima cintura
que andáis lo mismo que la melodía
y que de paso vais por la verdura
como el jazmín que en la mañana ardia.
Muchachas que prestáis arquitectura
temblorosa a los aires noche y día
y sostenéis con vuestra mano pura
el firmamento de la poesía.
Adorables de fruta y terciopelo
donde la tierra empieja a ser de cielo,
donde el cielo es aroma todavía:
Dejad que al irme de la primavera
vuelva a miraros por la vez postrera
y os dé esta rosa de melancolía. | es |
Aleixandre,Vicente | <XXI | Siento_El_Silencio_Como_Esa_Piedra_Blanca_Que_Resbala | Siento el silencio como esa piedra blanca que resbala sobre el
corazón de las madres, y no tengo fuerzas más que para
perdonaros a todos el mal que me habéis hecho, sin ignorarlo,
con la forma de vuestra sombra cuando pasabais.
Sois todos tan claros, transparentes como la yedra, y yo puedo uno a
uno prescindir de mis sentimientos, que no me hacen ya cosquillas con
ese cono doloroso que me he quitado de los ojos. La avispa dulce, la
sin igual dulzura que apagaba la luz bajo la carne cuando daba la
sensación del dolor dispensando la muerte, ese minuto
tránsito que consiste en firmar con agua sobre una cuartilla,
blanca, aprovechando el instante en que el corazón retrocede.
Es tarde para pensarlo. Siempre esta sensación de tardanza ha
dado lugar a que creciese una rosa sobre un hombro, a que un labio
volase sin oírse, a que tu realidad viva se desvaneciese como un
aire que se eleva.
La caduca forma del papel sobre el que se apoya tiernamente Sa mejilla
no engaña, suspira y no responde, oculta la armazón de
sus huesos, la instantánea mariposa de níquel que late
bajo su superficie encerada. No me preguntes más. Descansa.
Evoca la salvación de las manos, ese esmerado vuelo en que la
arribada está prevista a unos montes de terciopelo, donde los
ojos podrán al cabo presenciar un paisaje caliente, una sueve
transición que consiste en musitar un nombre en el oído
mientras se olvida que el cielo es siempre el mismo.
Duerme, muchacha. Aguza la calidad de tus uñas, mientras se
embota la sensibilidad de tu pecho distraído en convertirse en
una bahía limitada, en una respiración con fronteras a la
que no le ha de sorprender la luna nueva.
Tienes un rostro abandonado. Esa laxitud no es la de tus miembros. Esa
quietud que proclama con su signo la vigencia del día es una
pura mentira que se evade, que no puede irse y que acaba
convirtiéndose en vegetal. No permanezcas, crece pronto. No me
mientas una lágrima de mercurio que horade la tierra y se
estanque, que no acierte a buscar la raíz y se contente con los
labios, con esa dolorosa saliva que resbala y que me está
quemando mis manos con su historia, con su brillo de cara reinventada
para morir en el arroyo que ignoro entre las ingles. | es |
Aparicio_González,Jesús | XXI | Vanas_Luces_Controlan_Y_Guardan_Nuestras_Vidas | Vanas luces controlan y guardan nuestras vidas
tras pantallas que emiten inútiles mensajes
disfrazados de imprescindibles sueños.
Son los nuevos demonios
con su dulce anestesia
de engañosas palabras
en cascada sin fin,
con su loco bombardeo de imágenes
ocultando el vacío
que conforma la noche oscura.
Distraen de lo esencial:
sentir que tiembla la mañana
en la nevada del almendro
y en el zumbido de la abeja,
gustar de la memoria de los días gozosos,
escuchar el susurro de la leña al arder,
aprehender la sabiduría
en la canción del grillo
y alcanzar la raíz de nueva nada
al leer el silencio. | es |
Carriedo,Gabino-Alejandro | <XXI | Madre,_Si_Ves_Ese_Pájaro | Madre, si ves ese pájaro
que observa en la rama
teme, madre, por mí
Si no me quita ojo
(el pájaro)
desde su observatorio
Si, todavía más,
no frunce el ceño, parece
como si disecado
Y si, madre, ocurriera
que el pájaro callara,
algo falla en lo oscuro
Y, madre, si ese pájaro
no existe, es sólo sombra
impalpable, implacable
Entonces reza por mi alma.
Se habrá abierto la tierra
y todo, madre, de luto
Si no me quita ojo
(el pájaro)
desde su observatorio
Si, todavía más,
no frunce el ceño, parece
como si disecado
Y si, madre, ocurriera
que el pájaro callara,
algo falla en lo oscuro
Y, madre, si ese pájaro
no existe, es sólo sombra
impalpable, implacable
Entonces reza por mi alma.
Se habrá abierto la tierra
y todo, madre, de luto
Si, todavía más,
no frunce el ceño, parece
como si disecado
Y si, madre, ocurriera
que el pájaro callara,
algo falla en lo oscuro
Y, madre, si ese pájaro
no existe, es sólo sombra
impalpable, implacable
Entonces reza por mi alma.
Se habrá abierto la tierra
y todo, madre, de luto
Y si, madre, ocurriera
que el pájaro callara,
algo falla en lo oscuro
Y, madre, si ese pájaro
no existe, es sólo sombra
impalpable, implacable
Entonces reza por mi alma.
Se habrá abierto la tierra
y todo, madre, de luto
Y, madre, si ese pájaro
no existe, es sólo sombra
impalpable, implacable
Entonces reza por mi alma.
Se habrá abierto la tierra
y todo, madre, de luto
Entonces reza por mi alma.
Se habrá abierto la tierra
y todo, madre, de luto | es |
Bañuelos,Juan | <XXI | El_Incendio_Hospedado | Con este corazón casi vacío,
casi incendio de música en mi cuarto,
sigo, Silencio, tu quebrado olvido
de penetrante buque.
Una mano que no puede alcanzarte,
una espiga que no puede crecer
cuando ya es aplastada
por el granizo fugitivo de los días,
Óyeme hablar de las sombras que muerdo,
mírame como a un hombre que ha perdido
en una casa ardiendo
los párpados y el color de sus ojos.
No hagas la señal del silencio para que calle.
Puedo. Aún puedo un poco:
llorar, gemir, hablar en voz baja, decir
que yo te amo furiosamente
como un rayo que cae, de pronto, en el jardín. | es |
Chumacero,Alí | <XXI | Me_Miro_Frente_A_Mí,_Rendido | Me miro frente a mí, rendido,
escuchando latir mi propia sangre,
con la atención desnuda
del que espera encontrarse en un espejo
o en el fondo del agua
cuando, tendiendo el cuerpo, ve acercarse
su sombra, lenta e inclinada,
a la suprema conjunción
de dos pulsos perdidos en sí mismos,
como doble sueño o palabra
inserta en eco hasta llegar
a la primera orilla del silencio.
En espejo de sueños estoy junto a mí mismo
y mi imagen se asoma alargando los brazos,
buscando asir lo inasidero,
lo que dentro de mí resuena
como sombra apresada en las tinieblas
que quisiera hallar una luz
para poder nacer.
Estoy junto a la sombra que proyecta mi sombra,
dentro de mí, sitiado,
intacto, descansando leve
sobre mi propia forma: mi agonía,
y en vano quiero ya cerrar los ojos,
dejar los brazos a su propio peso
o que el agua del silencio lave mi cuerpo,
pues ya mi sueño frente a mí me nombra,
ya destroza el espejo en que se guarda
y reclina su voz sobre la mía:
ya estoy frente a la muerte. | es |
Lugones,Leopoldo | <XXI | El_Éxtasis | Dormía la arboleda; las ventanas
llenábanse de luz como pupilas;
las sendas grises se tornaban lilas;
cuajábanse la luz en densas granas.
La estrella que conoce por hermanas
desde el cielo tus lágrimas tranquilas,
brotó, evocando al son de las esquilas,
el rústico Belén de las aldeanas.
Mientras en las espumas del torrente
deshojaba tu amor sus primaveras
de muselina, relevó el ambiente
la armoniosa amplitud de tus caderas,
y una vaca mugió sonoramente
allá, por las sonámbulas praderas. | es |
Cadalso,José | <XXI | Que_Un_Sabio_De_Mal_Humor | Que un sabio de mal humor
llame locura al amor,
ya lo veo;
pero que no se enloquezca
cuando otro humor prevalezca,
no lo creo.
Que una doncella guardada
esté del mundo apartada,
ya lo veo;
pero que no muera ella
por salir de ser doncella,
no lo creo.
Que un filósofo muy grave
diga que de amor no sabe,
ya lo veo;
pero que no mienta el sabio
con el pecho y con el labio,
no lo creo.
Que una moza admita un viejo
por marido o por cortejo,
ya lo veo;
mas que el viejo en confusiones
no dé por cuernos doblones,
no lo creo.
Que un amante abandonado
diga que está escarmentado,
ya lo veo;
pero que él no se desdiga
si encuentra grata a su amiga,
no lo creo.
Que una vieja ya se asombre
hasta del nombre del hombre
ya lo veo;
pero que ella no quisiera
ser de edad menos severa,
no lo creo.
Que una mujer a su amante
jure ser siempre constante,
ya lo veo;
pero que se pase un día
y ella quiera todavía,
no lo creo.
Que de todas las mujeres
no importen los pareceres,
ya lo veo;
pero de que la que amamos
el parecer no sigamos,
no lo creo.
Que la mujer, cual cristal,
la quiebre un soplo fatal,
ya lo veo;
pero que pueda soldarse
si una vez llega a quebrarse,
no lo creo.
Que al espejo las coquetas
estudien mil morisquetas,
ya lo veo;
pero que sea el cristal
el objeto principal,
no lo creo.
Que bastante he murmurado
en lo que está criticado,
ya lo veo;
pero que mucho no pueda
criticarse en lo que pueda,
no lo creo.
Que la novia moza y linda
al novio viejo se rinda,
ya lo veo;
pero que crea el barbón
que ella rinde el corazón,
no lo creo.
Que una doncella guardada
esté del mundo apartada,
ya lo veo;
pero que no muera ella
por salir de ser doncella,
no lo creo.
Que un filósofo muy grave
diga que de amor no sabe,
ya lo veo;
pero que no mienta el sabio
con el pecho y con el labio,
no lo creo.
Que una moza admita un viejo
por marido o por cortejo,
ya lo veo;
mas que el viejo en confusiones
no dé por cuernos doblones,
no lo creo.
Que un amante abandonado
diga que está escarmentado,
ya lo veo;
pero que él no se desdiga
si encuentra grata a su amiga,
no lo creo.
Que una vieja ya se asombre
hasta del nombre del hombre
ya lo veo;
pero que ella no quisiera
ser de edad menos severa,
no lo creo.
Que una mujer a su amante
jure ser siempre constante,
ya lo veo;
pero que se pase un día
y ella quiera todavía,
no lo creo.
Que de todas las mujeres
no importen los pareceres,
ya lo veo;
pero de que la que amamos
el parecer no sigamos,
no lo creo.
Que la mujer, cual cristal,
la quiebre un soplo fatal,
ya lo veo;
pero que pueda soldarse
si una vez llega a quebrarse,
no lo creo.
Que al espejo las coquetas
estudien mil morisquetas,
ya lo veo;
pero que sea el cristal
el objeto principal,
no lo creo.
Que bastante he murmurado
en lo que está criticado,
ya lo veo;
pero que mucho no pueda
criticarse en lo que pueda,
no lo creo.
Que la novia moza y linda
al novio viejo se rinda,
ya lo veo;
pero que crea el barbón
que ella rinde el corazón,
no lo creo.
Que un filósofo muy grave
diga que de amor no sabe,
ya lo veo;
pero que no mienta el sabio
con el pecho y con el labio,
no lo creo.
Que una moza admita un viejo
por marido o por cortejo,
ya lo veo;
mas que el viejo en confusiones
no dé por cuernos doblones,
no lo creo.
Que un amante abandonado
diga que está escarmentado,
ya lo veo;
pero que él no se desdiga
si encuentra grata a su amiga,
no lo creo.
Que una vieja ya se asombre
hasta del nombre del hombre
ya lo veo;
pero que ella no quisiera
ser de edad menos severa,
no lo creo.
Que una mujer a su amante
jure ser siempre constante,
ya lo veo;
pero que se pase un día
y ella quiera todavía,
no lo creo.
Que de todas las mujeres
no importen los pareceres,
ya lo veo;
pero de que la que amamos
el parecer no sigamos,
no lo creo.
Que la mujer, cual cristal,
la quiebre un soplo fatal,
ya lo veo;
pero que pueda soldarse
si una vez llega a quebrarse,
no lo creo.
Que al espejo las coquetas
estudien mil morisquetas,
ya lo veo;
pero que sea el cristal
el objeto principal,
no lo creo.
Que bastante he murmurado
en lo que está criticado,
ya lo veo;
pero que mucho no pueda
criticarse en lo que pueda,
no lo creo.
Que la novia moza y linda
al novio viejo se rinda,
ya lo veo;
pero que crea el barbón
que ella rinde el corazón,
no lo creo.
Que una moza admita un viejo
por marido o por cortejo,
ya lo veo;
mas que el viejo en confusiones
no dé por cuernos doblones,
no lo creo.
Que un amante abandonado
diga que está escarmentado,
ya lo veo;
pero que él no se desdiga
si encuentra grata a su amiga,
no lo creo.
Que una vieja ya se asombre
hasta del nombre del hombre
ya lo veo;
pero que ella no quisiera
ser de edad menos severa,
no lo creo.
Que una mujer a su amante
jure ser siempre constante,
ya lo veo;
pero que se pase un día
y ella quiera todavía,
no lo creo.
Que de todas las mujeres
no importen los pareceres,
ya lo veo;
pero de que la que amamos
el parecer no sigamos,
no lo creo.
Que la mujer, cual cristal,
la quiebre un soplo fatal,
ya lo veo;
pero que pueda soldarse
si una vez llega a quebrarse,
no lo creo.
Que al espejo las coquetas
estudien mil morisquetas,
ya lo veo;
pero que sea el cristal
el objeto principal,
no lo creo.
Que bastante he murmurado
en lo que está criticado,
ya lo veo;
pero que mucho no pueda
criticarse en lo que pueda,
no lo creo.
Que la novia moza y linda
al novio viejo se rinda,
ya lo veo;
pero que crea el barbón
que ella rinde el corazón,
no lo creo.
Que un amante abandonado
diga que está escarmentado,
ya lo veo;
pero que él no se desdiga
si encuentra grata a su amiga,
no lo creo.
Que una vieja ya se asombre
hasta del nombre del hombre
ya lo veo;
pero que ella no quisiera
ser de edad menos severa,
no lo creo.
Que una mujer a su amante
jure ser siempre constante,
ya lo veo;
pero que se pase un día
y ella quiera todavía,
no lo creo.
Que de todas las mujeres
no importen los pareceres,
ya lo veo;
pero de que la que amamos
el parecer no sigamos,
no lo creo.
Que la mujer, cual cristal,
la quiebre un soplo fatal,
ya lo veo;
pero que pueda soldarse
si una vez llega a quebrarse,
no lo creo.
Que al espejo las coquetas
estudien mil morisquetas,
ya lo veo;
pero que sea el cristal
el objeto principal,
no lo creo.
Que bastante he murmurado
en lo que está criticado,
ya lo veo;
pero que mucho no pueda
criticarse en lo que pueda,
no lo creo.
Que la novia moza y linda
al novio viejo se rinda,
ya lo veo;
pero que crea el barbón
que ella rinde el corazón,
no lo creo.
Que una vieja ya se asombre
hasta del nombre del hombre
ya lo veo;
pero que ella no quisiera
ser de edad menos severa,
no lo creo.
Que una mujer a su amante
jure ser siempre constante,
ya lo veo;
pero que se pase un día
y ella quiera todavía,
no lo creo.
Que de todas las mujeres
no importen los pareceres,
ya lo veo;
pero de que la que amamos
el parecer no sigamos,
no lo creo.
Que la mujer, cual cristal,
la quiebre un soplo fatal,
ya lo veo;
pero que pueda soldarse
si una vez llega a quebrarse,
no lo creo.
Que al espejo las coquetas
estudien mil morisquetas,
ya lo veo;
pero que sea el cristal
el objeto principal,
no lo creo.
Que bastante he murmurado
en lo que está criticado,
ya lo veo;
pero que mucho no pueda
criticarse en lo que pueda,
no lo creo.
Que la novia moza y linda
al novio viejo se rinda,
ya lo veo;
pero que crea el barbón
que ella rinde el corazón,
no lo creo.
Que una mujer a su amante
jure ser siempre constante,
ya lo veo;
pero que se pase un día
y ella quiera todavía,
no lo creo.
Que de todas las mujeres
no importen los pareceres,
ya lo veo;
pero de que la que amamos
el parecer no sigamos,
no lo creo.
Que la mujer, cual cristal,
la quiebre un soplo fatal,
ya lo veo;
pero que pueda soldarse
si una vez llega a quebrarse,
no lo creo.
Que al espejo las coquetas
estudien mil morisquetas,
ya lo veo;
pero que sea el cristal
el objeto principal,
no lo creo.
Que bastante he murmurado
en lo que está criticado,
ya lo veo;
pero que mucho no pueda
criticarse en lo que pueda,
no lo creo.
Que la novia moza y linda
al novio viejo se rinda,
ya lo veo;
pero que crea el barbón
que ella rinde el corazón,
no lo creo.
Que de todas las mujeres
no importen los pareceres,
ya lo veo;
pero de que la que amamos
el parecer no sigamos,
no lo creo.
Que la mujer, cual cristal,
la quiebre un soplo fatal,
ya lo veo;
pero que pueda soldarse
si una vez llega a quebrarse,
no lo creo.
Que al espejo las coquetas
estudien mil morisquetas,
ya lo veo;
pero que sea el cristal
el objeto principal,
no lo creo.
Que bastante he murmurado
en lo que está criticado,
ya lo veo;
pero que mucho no pueda
criticarse en lo que pueda,
no lo creo.
Que la novia moza y linda
al novio viejo se rinda,
ya lo veo;
pero que crea el barbón
que ella rinde el corazón,
no lo creo.
Que la mujer, cual cristal,
la quiebre un soplo fatal,
ya lo veo;
pero que pueda soldarse
si una vez llega a quebrarse,
no lo creo.
Que al espejo las coquetas
estudien mil morisquetas,
ya lo veo;
pero que sea el cristal
el objeto principal,
no lo creo.
Que bastante he murmurado
en lo que está criticado,
ya lo veo;
pero que mucho no pueda
criticarse en lo que pueda,
no lo creo.
Que la novia moza y linda
al novio viejo se rinda,
ya lo veo;
pero que crea el barbón
que ella rinde el corazón,
no lo creo.
Que al espejo las coquetas
estudien mil morisquetas,
ya lo veo;
pero que sea el cristal
el objeto principal,
no lo creo.
Que bastante he murmurado
en lo que está criticado,
ya lo veo;
pero que mucho no pueda
criticarse en lo que pueda,
no lo creo.
Que la novia moza y linda
al novio viejo se rinda,
ya lo veo;
pero que crea el barbón
que ella rinde el corazón,
no lo creo.
Que bastante he murmurado
en lo que está criticado,
ya lo veo;
pero que mucho no pueda
criticarse en lo que pueda,
no lo creo.
Que la novia moza y linda
al novio viejo se rinda,
ya lo veo;
pero que crea el barbón
que ella rinde el corazón,
no lo creo.
Que la novia moza y linda
al novio viejo se rinda,
ya lo veo;
pero que crea el barbón
que ella rinde el corazón,
no lo creo. | es |
Jaimes_Freyre,Ricardo | <XXI | Lluvia_De_Azahares | Lluvia de azahares
sobre un rostro níveo.
Lluvia de azahares
frescos de rocío,
que dicen historias
de amores y nidos.
Lluvia de azahares
sobre un blanco lirio
y un alma que tiene
candidez de armiño.
Con alegres risas
Eros ha traído
una cesta llena
de rosas y mirtos,
y las dulces Gracias
—amoroso símbolo—
lluvia de azahares
para un blanco lirio. | es |
Blanco,Andrés_Eloy | <XXI | Soneto_Emocionado_A_Los_Ojos_De_Chichí_Goirí | Ojos que vi una vez en el camino
del surgidero de Batabanó;
recia mirada que me sobrevino
turbio suceso que me aconteció.
Negro mirar de anhelo clandestino
bajo la noche de Batabanó;
del lado norte del azul marino
de cuya costa sur venía yo.
Ojos como la mar, crespos o estáticos:
roncos Caribes, trémulos Adriáticos;
neutro mirar de calma y de ciclón
negro el velamen, negras las banderas,
hacia el naufragio azul de tus ojeras
mi vieja barca enderezó el timón. | es |
Hinojosa,José_María | <XXI | Huyendo_Del_Destino | En medio de este hueco redondo y transparente
que me persigue siempre a través de la tierra
retumban los hachazos que separan las ramas
brotadas en el tronco de mármol patinado
por el humo de pólvora y la luz de la luna
filtrada entre los dedos de tus manos de nieve.
Tus brazos recogían en sus siete colores
la lluvia de mi frente y la espuma del agua
perdiéndose en las aguas tu cabellera rubia
mientras que tu cabeza flotaba entre las olas
verde entre verdes algas con los labios abiertos
por la caricia última de mis labios de fuego. | es |
Oteo,Arantxa | XXI | Del_Alma_Negra | Del alma negra
mana un lamento
que desgarra la nuestra,
que mata
y da vida.
Pero, ¿cómo entró allí?
¿cómo se hizo llanto,
se transformó en
queja, en rebeldía,
en compromiso,
cómo apeló a la esperanza
unió a gentes y
a pueblos
y explicó tan bien
la vida?
No te preguntes y
piensa:
imagínate
arrebatado de tu
tierra y de tu
tribu,
transportado como un
animal salvaje
en una semana infecta,
encadenado a tus
hermanos, a extraños
que hablan otras
lenguas pero
gimen
lágrimas universales,
gritos callados
de dolor y rabia,
los mismos que a ti ni
te salen, los que tú
ahogas en tu corazón.
Ahora te subastan,
te exhiben
en el mercado,
te separan
de los tuyos y
te hacinan, de nuevo,
en barracones en los que
malvives,
malcomes,
malduermes,
malamas;
te obligan a
aprender una
lengua hostil,
a olvidar tu nombre,
a ser sumiso a fuerza
de golpes,
a acostumbrarte a que
violen a tus mujeres,
a que te separen
de tus hijos,
a que te
humillen
y te arrebaten la
poca dignigdad que
te queda.
Y pasan los años,
y llega la libertad,
que te ata a una tierra
que no es tuya,
a un nuevo amo al que
tienes que pagar con
tu trabajo, el que antes
te daba poco de comer
y ahora siembra el hambre
en tus hijos
arrebatándoles el pan
para engordar
a los muchos nuevos
masas que surgen
por doquier.
Y si no puedes cumplir con
tus obligaciones de
hombre libre
te apresan de nuevo
llega el Joe Turner de
la canción, oh Lord!
con 40 eslabones en su cadena
y caza a tu hombre,
y se lo lleva
O unos encapuchados,
orgullosos de su (mala) sangre
y de su (puta) raza
se amparan en la masa,
en la oscuridad,
en su cobarde
rostro cubierto,
para privarte de tu
familia, para arrastrarte
hasta el árbol de la
muerte, y convertirte en
el extraño fruto
que aullaba Lady Bird.
Y el nuevo desarraigo,
el exilio al gueto del norte,
la lucha por la supervivencia,
el fin del prometido
sueño americano
que esperabas cuando
subiste a ese
A Train que
te llevaba a Chicago, a
Pittsburgh, a
New York
Y mientras, la
segregación en el sur
deja que Bessie Smith
se desangre en la puerta
de un hospital
para blancos,
se impone en las escuelas,
en los transportes
públicos, en
los bares, en los cines
aunque la desigualdad no es
extraña en el resto
del país.
Y cuando detienen
a una pobre modista
que cansada de todo un día
de trabajo
se niega a cederle su asiento
a un blanco, empieza el principio
¿del fin?
No, tan sólo
de la lenta lucha,
de la protesta,
apenas musitada en sus primeros
momentos, gritada
a los cuatro vientos
después,
del nacimiento del
africanismo,
del reconocimiento de
la belleza de lo negro,
del orgullo del puño en alto
en el podio de los juegos
olímpicos,
de la admiración hacia ese
negro guapo y
soberbio, con
un gancho de oro, que renunció a
su nombre de esclavo, se negó a
ir a una guerra que
no era la suya y
contribuyó a
cambiar el mundo.
Y después de todo
esto, y de saber
que la droga ha
acabado con miles
de vidas negras en
las últimas décadas,
y que más de la
mitad de los niños
negros viven
en familias
monoparentales
porque sus padres
arrastran sobre sus
hombros la pesada
carga
de la impotencia de
siglos que ha anulado,
en gran medida,
su capacidad de
sustentar a una familia,
y que los presos
negros no cuentan
con un juicio justo,
y que pasear de noche
por un barrio blanco
convierte en un negro
en potencial
delincuente y en
más que probable
diana de las balas
de los defensores de la
paz y el orden
Y después de todo esto,
¿no sabes cómo entró
el blues
en el alma negra?
Mírate de nuevo, hurga en tu
interior,
y si aún así, no lo entiendes
yo escupo
en tu rostro pálido, en
tu corazón de
piedra, en tu
sangre
de horchata,
y te insulto, y te
llamo blanco,
blanco de mierda
asqueroso blanco,
y proclamo mi
negritud, y me
abrazo a mis
hermanos
negros, y pido a
los dioses africanos
que cambien el
color de mi piel;
y reniego de mi vida
de blanca y me aferro
a mi alma de blues
la única que puede
hacer que
todo el peso de la
culpa ancestral
heredada
salga de mi vida porque yo,
yo,
sí sé
cómo entró
toda esta lacra
en mí. | es |
Rueda,Salvador | <XXI | Málaga_Es_«Inglesa»_Y_Mora | Málaga es «inglesa» y mora
a la vez que es andaluza;
Guadalmedina la cruza
y el Puerto la condecora;
Gibralfaro la avalora
y la Caleta sin par;
la emblanquece su Azahar
y la dora su alegría;
en su torre se abre el día
y a sus pies se rompe el mar.
Esa es Málaga la bella
paraíso en que nací;
entre sus luces viví
y mi ser formose en ella.
Dios quiso al crear mi estrella
darme la vida en su ambiente,
y llevo fijo en mi mente
su nombre que tanto quiero,
cual si llevara un lucero
en la mitad de la frente.
Allá van sus pescadores
con los oscuros bombachos
columpiando los cenachos
con los brazos cimbradores.
Del pregón a los clamores
hinchan la venas del cuello;
y en cada pescado bello
se ve una escama distinta,
en cada escama una tinta
y en cada tinta un destello.
Clavadas en penca verde
van las “biznagas” fragantes,
cuyas esencias flotantes
la brisa en sus ondas pierde.
No hay alma que no recuerde
de esa flor el movimiento;
la mujer mueve al son lento
la penca con sus olores,
la penca mueve las flores
y los jazmines el viento.
Ved allá la bailarina
con sus vueltas caprichosas;
sus pies, cual dos mariposas,
en raudos juegos combina.
Parece en la gasa fina
una espiral de arrebol,
un flotante caracol,
una sierpe que circula,
y un remolino que ondula
como una tromba de sol.
Acá y allá entremezclados
se oyen pregones a miles
con sus gorgeos gentiles
con música combinados.
Llena los aires dorados
un concertante sonoro,
y la ciudad canta a coro
su malagueña fermata,
por mil registros de plata
y mil registros de oro.
El lenguaje alegre y fresco
cual leve cinta se enreda
lo mismo que hacerlo pueda
el más flexible arabesco.
Es un hablar pintoresco
todo calados y cruces.
¡Abalorios andaluces
hechos de escalas distintas,
que a veces rompen en tintas,
y a veces rompen en luces!
Oíd también su guitarra:
ella es la musa española
con su seno de manola
y su cintura de jarra.
Bajo el verdor de la parra
da a la brisa este cantar:
Llevo en el alma un pesar
del que tengo que morir;
ni se quita con reír,
ni se quita con llorar.
La enredadera guarnece
la reja, de que es esclava,
donde se (pela la pava)
hasta que el día amanece.
Detrás un rostro florece
sembrado de maravillas;
estalla un beso a hurtadillas,
y cual señal de victoria,
repica tocando a gloria
el cerco de campanillas.
Ved su catedral triunfante:
¡qué proporciones severas!
¡Que columnas cual palmeras
y qué cúpula sonante!
Rasgan la mole gigante
largos vidrios de colores
con polícromos primores
y cien figuras cautivas,
que parecen por lo, vivas
hechas con sangre de flores.
Su esplendorosa Caleta
la ve mi mente ilusoria
cual calle real de la gloria
al borde del mar sujeta.
Ni el más brillante poeta
pudiera hacer su pintura:
cantara su arquitectura
y sus estilos diversos;
¡más no el mar, porque no hay verso
para tan grande hermosura!
Entre cajas en hileras
que las prenden como franjas,
ved envolviendo naranjas
a las lindas faeneras.
De amar les salen ojeras,
y tienen en su hermosura,
de las pasas, la dulzura;
de los chumbos, lo punzante;
del plátano, lo arrogante;
y del limón, la frescura.
Málaga ciñe a sus sienes
uvas por claros rubíes,
(parrales) y (marbellíes)
y (tempranas y lairenes).
Las (montúas) y (jaenes)
le forman regios collares;
sus zarcillos singulares
son (moscateles) severas,
y brillan en sus pulseras
(largas), (tintas) y (mollares).
La infernal algarabía
de las burbujas de aceite
brinda al olfato deleite
en la alegre (freiduría).
Con hervidora armonía
crujen sobre la fogata
salmonetes de escarlata,
lisas de azules colores,
brecas de cien resplandores,
y boquerones de plata.
Tiene una copla y un vino
con que se canta y se sueña;
la copla es la (malagueña),
y el vino, un vino divino.
Mientras una lanza el trino,
otro derrama sus gotas;
ella vierte escalas rotas
y él destellos andaluces;
él emborracha con luces
y ella emborracha con notas.
Ved su parque, maravilla
de luz, colores y esencias,
que no lo tienen Valencia
ni Granada, ni Sevilla.
Enrejados de mantilla
semejan sus divisiones,
y sus vivas variaciones
me recuerdan los matices
de los pérsicos tapices
y los chinescos mantones.
de los pérsicos tapices
y los chinescos mantones.
Ved su ambiente ¡qué alegría!
ved su Puerto ¡qué grandeza!
ved sus campos ¡qué belleza!
ved su cielo ¡qué poesía!
ved sus aves ¡qué armonía!
ved sus calles ¡qué graciosas!
ved sus jardines ¡qué rosas!
ved sus coplas ¡qué ternura!
ved sus hombres ¡qué bravura!
ved sus mujeres ¡qué hermosas!
Así es Málaga la mora
y la (inglesa) y la andaluza;
Guadalmedina la cruza
y el Puerto la condecora.
Gibralfaro la avalora
y la Caleta sin par;
la emblanquece su azahar
y la dora su alegría;
en su torre se abre el día
y a sus pies se rompe el mar. | es |
Aching_Samatelo,César | XXI | Una_Hoja_De_Parra_Se_Aleja_Flotando_Sobre_Las_Aguas_De_Un_Río | Kuntur vuela y llévame hasta sus sueños
antes que despierten las margaritas,
toma en tus alas el aire que me falta,
toma también la libertad que añoro
y entrégasela al Inti como ofrenda
Mamacha, despierta, mira que asoma la mañana,
enjuaga tu carita con el agua del cielo
recién atrapada entre las hojas y
camina conmigo por los nanis que dejaron nuestros Incas...
extranjeros ahora en su propia tierra;
démonos sacrílegos pero libres
en el Kero sagrado la eucaristía y
sorbamos chicha en vez de vino por nuestros ancestros.
Viérteme tu aliento inocente
ahora precisamente que respiro melancolía,
lento y constante como los puquios
lavan la piedra para calmar la sed del indio;
alcánzame un poco de tu quina y
dancemos por los Andes la melodía que el viento silba
ante el absoluto silencio de sus nevados;
rondemos una vez más en la fiesta de la yunza,
el canto del pueblo alrededor del árbol
sólo para que me quede el recuerdo.
Mañana me habré marchado... muy lejos y
espero llevar como equipaje cada detalle tuyo
desprendido a tientas en la oscuridad de tus ojos,
imaginaré que tus labios son dos caballitos de totora,
nidos de una sonrisa que lo dice todo... sin decir...
a Dios. | es |
Altolaguirre,Manuel | <XXI | Tierra_Y_Cielo | Mis dos manos cortadas
unieron sus muñecas,
y en árbol convertidas
—el suelo en la cintura—
agarraban la tierra
y agarraban el cielo.
Así, una mano hundida
en la dura tiniebla
y la otra mano libre
como verdor en brisa,
mientras aquélla roba
del dolor su frescura,
ésta luce en el aire
la virtud cíe sus flores.
Desenterrando abismos
y escalando cristales
el árbol de mi vida
huye en dos direcciones. | es |
Hahn,Óscar | <XXI | Hilo | He perdido el hilo de mi pensamiento
Se me ha enredado en el cuello
Y cada vez que trato de pensar
el hilo se estira y me aprieta la garganta
Lo mejor es dejar la mente en blanco
y no pensar en nada sobre todo en ti
a ver si el hilo se afloja y puedo respirar tranquilo
Pero no pensar en nada sobre todo en ti
es el hilo blanco de las misma madeja
hilo negro que aprieta o hilo blanco que se escurre
los dos me dejan marcas en el cuello | es |
Eguren,José_María | <XXI | En_La_Lejana_Penumbra | En la lejana penumbra,
un centinela de fuego
mira con ojos altivos
el campo abierto.
Despavoridos se agitan
los hombres de monte y vega,
si alguna tarde columbran
al centinela.
Por la pampilla nevada,
trotan aullantes los lobos;
van hacia él; lo circundan
tristes y roncos.
Salvando rías y setos
camina tremante sombra,
y al percibirlo se enhiesta
pálida y torva.
Y ruda lid ignorada
principian en giros, quedos,
la erguida furente sombra
y el centinela de fuego. | es |
Pardo_García,Germán | <XXI | La_Pascua_Se_Perdía_Y_Los_Aleros | La pascua se perdía y los aleros
de los muros tornábanse a opacar.
Las frutas de los verdes naranjeros
dejaban otra vez de azucarar.
Los ángeles de vidrio en los maderos
del retablo volvíanse a ocultar,
y los agricultores y alfareros
a sus franjas de sol a trabajar.
Y yo en silencio angelical volvía
por la tardes a aquella sacristía
donde ellos en polvosa sumisión
protegían la cruz deshabitada.
Y como ellos, mi frente arrodillada
sumíase en profunda adoración. | es |
Pardo_García,Germán | <XXI | Zozobra | Te espero en unos golfos enlutados
adonde nada de la vida llega.
Aguas que a ras de la marisma ciega,
turbias se ven de mástiles anclados.
El huracán sin fin bate nublados
y la flora oceánica doblega,
mientras la lluvia lábaros despliega
sobre los arrecifes congelados.
Ese es mi mundo y su destierro humano.
Y humanamente creo en su pavura
y en su indecible soledad confío.
Júntense allí tu sombra con mi mano,
y sígueme con toda tu amargura
por mis largas penínsulas de frío. | es |
Slée-Egúsquiza,Luis_Esteban | XXI | Te_Reclamo_Mi_Misquiñahui,_Porque_Mi_Soncollay | Te reclamo mi misquiñahui, porque mi soncollay
Sigue sufriendo y
No encuentra ningún consuelo a mi pena.
Urpichallay, mi ingrata,
ni siquiera tú te apiadas,
Ni te acuerdas de ninguna de tus promesas.
Que fueron ciertas.
De besos que fueron sólo mis caros deseos
Recuerdas te encontré durmiendo
Acaricie tu pelo y me abrigó tu pecho.
Amamos antes a otros, fueron errores de la vida.
No fuimos los primeros, pero seríamos los últimos.
Por eso en cielos y playas: te espero.
Reímos juntos, ¿fuimos felices?
¿Es hora de encontrarnos?
O debo convencerme que no me quieres nada.
¿Misquiñahui, cuando reiremos juntos?
No me digas adiós en silencio
Es otra verdad. Que pasa el tiempo
Y no regreso a verte porque aún no puedo.
El señor del Urubamba, ¿Aún nos espera?
Mi amor se quedó contigo. Yo no tengo nada.
Solo tu recuerdo y a veces tu voz.
El camino y mis pasos pueden volver a llevarme.
Al azul de tu cielo,
Y al frío de tu corazón que no se ha conmovido.
Todo demora pero llegaran a desandarse mis pasos.
Mis ojos apagados, están aún más tristes.
No me digas adiós con tu silencio.
Recuerdo bien un beso tuyo,
cuando una lagrima recordó a mi abuelo y
Me consolaste. Recuerdo bien un beso mío,
Forzado corriendo al taxi que me esperaba.
Recuerdo tus sonrisas, bajo tu sombrero,
Cuando tu poncho y mi rosa roja en tu mano
Reían como nosotros bajo el sol del desfile.
Sí, hasta que me muera, te hablaré de mi amor y
De mis ganas de atarme a tu lado.
Mi misquiñahui, recuerdo tu dulce voz y
no puedo creer que puedas olvidarme
¿Porqué sólo esperas que te llame y no me llamas?
Urpichallay, mi ingrata,
ni siquiera tú te apiadas,
Ni te acuerdas de ninguna de tus promesas.
Que fueron ciertas.
De besos que fueron sólo mis caros deseos
Recuerdas te encontré durmiendo
Acaricie tu pelo y me abrigó tu pecho.
Amamos antes a otros, fueron errores de la vida.
No fuimos los primeros, pero seríamos los últimos.
Por eso en cielos y playas: te espero.
Reímos juntos, ¿fuimos felices?
¿Es hora de encontrarnos?
O debo convencerme que no me quieres nada.
¿Misquiñahui, cuando reiremos juntos?
No me digas adiós en silencio
Es otra verdad. Que pasa el tiempo
Y no regreso a verte porque aún no puedo.
El señor del Urubamba, ¿Aún nos espera?
Mi amor se quedó contigo. Yo no tengo nada.
Solo tu recuerdo y a veces tu voz.
El camino y mis pasos pueden volver a llevarme.
Al azul de tu cielo,
Y al frío de tu corazón que no se ha conmovido.
Todo demora pero llegaran a desandarse mis pasos.
Mis ojos apagados, están aún más tristes.
No me digas adiós con tu silencio.
Recuerdo bien un beso tuyo,
cuando una lagrima recordó a mi abuelo y
Me consolaste. Recuerdo bien un beso mío,
Forzado corriendo al taxi que me esperaba.
Recuerdo tus sonrisas, bajo tu sombrero,
Cuando tu poncho y mi rosa roja en tu mano
Reían como nosotros bajo el sol del desfile.
Sí, hasta que me muera, te hablaré de mi amor y
De mis ganas de atarme a tu lado.
Mi misquiñahui, recuerdo tu dulce voz y
no puedo creer que puedas olvidarme
¿Porqué sólo esperas que te llame y no me llamas?
De besos que fueron sólo mis caros deseos
Recuerdas te encontré durmiendo
Acaricie tu pelo y me abrigó tu pecho.
Amamos antes a otros, fueron errores de la vida.
No fuimos los primeros, pero seríamos los últimos.
Por eso en cielos y playas: te espero.
Reímos juntos, ¿fuimos felices?
¿Es hora de encontrarnos?
O debo convencerme que no me quieres nada.
¿Misquiñahui, cuando reiremos juntos?
No me digas adiós en silencio
Es otra verdad. Que pasa el tiempo
Y no regreso a verte porque aún no puedo.
El señor del Urubamba, ¿Aún nos espera?
Mi amor se quedó contigo. Yo no tengo nada.
Solo tu recuerdo y a veces tu voz.
El camino y mis pasos pueden volver a llevarme.
Al azul de tu cielo,
Y al frío de tu corazón que no se ha conmovido.
Todo demora pero llegaran a desandarse mis pasos.
Mis ojos apagados, están aún más tristes.
No me digas adiós con tu silencio.
Recuerdo bien un beso tuyo,
cuando una lagrima recordó a mi abuelo y
Me consolaste. Recuerdo bien un beso mío,
Forzado corriendo al taxi que me esperaba.
Recuerdo tus sonrisas, bajo tu sombrero,
Cuando tu poncho y mi rosa roja en tu mano
Reían como nosotros bajo el sol del desfile.
Sí, hasta que me muera, te hablaré de mi amor y
De mis ganas de atarme a tu lado.
Mi misquiñahui, recuerdo tu dulce voz y
no puedo creer que puedas olvidarme
¿Porqué sólo esperas que te llame y no me llamas?
Amamos antes a otros, fueron errores de la vida.
No fuimos los primeros, pero seríamos los últimos.
Por eso en cielos y playas: te espero.
Reímos juntos, ¿fuimos felices?
¿Es hora de encontrarnos?
O debo convencerme que no me quieres nada.
¿Misquiñahui, cuando reiremos juntos?
No me digas adiós en silencio
Es otra verdad. Que pasa el tiempo
Y no regreso a verte porque aún no puedo.
El señor del Urubamba, ¿Aún nos espera?
Mi amor se quedó contigo. Yo no tengo nada.
Solo tu recuerdo y a veces tu voz.
El camino y mis pasos pueden volver a llevarme.
Al azul de tu cielo,
Y al frío de tu corazón que no se ha conmovido.
Todo demora pero llegaran a desandarse mis pasos.
Mis ojos apagados, están aún más tristes.
No me digas adiós con tu silencio.
Recuerdo bien un beso tuyo,
cuando una lagrima recordó a mi abuelo y
Me consolaste. Recuerdo bien un beso mío,
Forzado corriendo al taxi que me esperaba.
Recuerdo tus sonrisas, bajo tu sombrero,
Cuando tu poncho y mi rosa roja en tu mano
Reían como nosotros bajo el sol del desfile.
Sí, hasta que me muera, te hablaré de mi amor y
De mis ganas de atarme a tu lado.
Mi misquiñahui, recuerdo tu dulce voz y
no puedo creer que puedas olvidarme
¿Porqué sólo esperas que te llame y no me llamas?
Reímos juntos, ¿fuimos felices?
¿Es hora de encontrarnos?
O debo convencerme que no me quieres nada.
¿Misquiñahui, cuando reiremos juntos?
No me digas adiós en silencio
Es otra verdad. Que pasa el tiempo
Y no regreso a verte porque aún no puedo.
El señor del Urubamba, ¿Aún nos espera?
Mi amor se quedó contigo. Yo no tengo nada.
Solo tu recuerdo y a veces tu voz.
El camino y mis pasos pueden volver a llevarme.
Al azul de tu cielo,
Y al frío de tu corazón que no se ha conmovido.
Todo demora pero llegaran a desandarse mis pasos.
Mis ojos apagados, están aún más tristes.
No me digas adiós con tu silencio.
Recuerdo bien un beso tuyo,
cuando una lagrima recordó a mi abuelo y
Me consolaste. Recuerdo bien un beso mío,
Forzado corriendo al taxi que me esperaba.
Recuerdo tus sonrisas, bajo tu sombrero,
Cuando tu poncho y mi rosa roja en tu mano
Reían como nosotros bajo el sol del desfile.
Sí, hasta que me muera, te hablaré de mi amor y
De mis ganas de atarme a tu lado.
Mi misquiñahui, recuerdo tu dulce voz y
no puedo creer que puedas olvidarme
¿Porqué sólo esperas que te llame y no me llamas?
¿Misquiñahui, cuando reiremos juntos?
No me digas adiós en silencio
Es otra verdad. Que pasa el tiempo
Y no regreso a verte porque aún no puedo.
El señor del Urubamba, ¿Aún nos espera?
Mi amor se quedó contigo. Yo no tengo nada.
Solo tu recuerdo y a veces tu voz.
El camino y mis pasos pueden volver a llevarme.
Al azul de tu cielo,
Y al frío de tu corazón que no se ha conmovido.
Todo demora pero llegaran a desandarse mis pasos.
Mis ojos apagados, están aún más tristes.
No me digas adiós con tu silencio.
Recuerdo bien un beso tuyo,
cuando una lagrima recordó a mi abuelo y
Me consolaste. Recuerdo bien un beso mío,
Forzado corriendo al taxi que me esperaba.
Recuerdo tus sonrisas, bajo tu sombrero,
Cuando tu poncho y mi rosa roja en tu mano
Reían como nosotros bajo el sol del desfile.
Sí, hasta que me muera, te hablaré de mi amor y
De mis ganas de atarme a tu lado.
Mi misquiñahui, recuerdo tu dulce voz y
no puedo creer que puedas olvidarme
¿Porqué sólo esperas que te llame y no me llamas?
El señor del Urubamba, ¿Aún nos espera?
Mi amor se quedó contigo. Yo no tengo nada.
Solo tu recuerdo y a veces tu voz.
El camino y mis pasos pueden volver a llevarme.
Al azul de tu cielo,
Y al frío de tu corazón que no se ha conmovido.
Todo demora pero llegaran a desandarse mis pasos.
Mis ojos apagados, están aún más tristes.
No me digas adiós con tu silencio.
Recuerdo bien un beso tuyo,
cuando una lagrima recordó a mi abuelo y
Me consolaste. Recuerdo bien un beso mío,
Forzado corriendo al taxi que me esperaba.
Recuerdo tus sonrisas, bajo tu sombrero,
Cuando tu poncho y mi rosa roja en tu mano
Reían como nosotros bajo el sol del desfile.
Sí, hasta que me muera, te hablaré de mi amor y
De mis ganas de atarme a tu lado.
Mi misquiñahui, recuerdo tu dulce voz y
no puedo creer que puedas olvidarme
¿Porqué sólo esperas que te llame y no me llamas?
El camino y mis pasos pueden volver a llevarme.
Al azul de tu cielo,
Y al frío de tu corazón que no se ha conmovido.
Todo demora pero llegaran a desandarse mis pasos.
Mis ojos apagados, están aún más tristes.
No me digas adiós con tu silencio.
Recuerdo bien un beso tuyo,
cuando una lagrima recordó a mi abuelo y
Me consolaste. Recuerdo bien un beso mío,
Forzado corriendo al taxi que me esperaba.
Recuerdo tus sonrisas, bajo tu sombrero,
Cuando tu poncho y mi rosa roja en tu mano
Reían como nosotros bajo el sol del desfile.
Sí, hasta que me muera, te hablaré de mi amor y
De mis ganas de atarme a tu lado.
Mi misquiñahui, recuerdo tu dulce voz y
no puedo creer que puedas olvidarme
¿Porqué sólo esperas que te llame y no me llamas?
Todo demora pero llegaran a desandarse mis pasos.
Mis ojos apagados, están aún más tristes.
No me digas adiós con tu silencio.
Recuerdo bien un beso tuyo,
cuando una lagrima recordó a mi abuelo y
Me consolaste. Recuerdo bien un beso mío,
Forzado corriendo al taxi que me esperaba.
Recuerdo tus sonrisas, bajo tu sombrero,
Cuando tu poncho y mi rosa roja en tu mano
Reían como nosotros bajo el sol del desfile.
Sí, hasta que me muera, te hablaré de mi amor y
De mis ganas de atarme a tu lado.
Mi misquiñahui, recuerdo tu dulce voz y
no puedo creer que puedas olvidarme
¿Porqué sólo esperas que te llame y no me llamas?
Recuerdo bien un beso tuyo,
cuando una lagrima recordó a mi abuelo y
Me consolaste. Recuerdo bien un beso mío,
Forzado corriendo al taxi que me esperaba.
Recuerdo tus sonrisas, bajo tu sombrero,
Cuando tu poncho y mi rosa roja en tu mano
Reían como nosotros bajo el sol del desfile.
Sí, hasta que me muera, te hablaré de mi amor y
De mis ganas de atarme a tu lado.
Mi misquiñahui, recuerdo tu dulce voz y
no puedo creer que puedas olvidarme
¿Porqué sólo esperas que te llame y no me llamas?
Recuerdo tus sonrisas, bajo tu sombrero,
Cuando tu poncho y mi rosa roja en tu mano
Reían como nosotros bajo el sol del desfile.
Sí, hasta que me muera, te hablaré de mi amor y
De mis ganas de atarme a tu lado.
Mi misquiñahui, recuerdo tu dulce voz y
no puedo creer que puedas olvidarme
¿Porqué sólo esperas que te llame y no me llamas?
Sí, hasta que me muera, te hablaré de mi amor y
De mis ganas de atarme a tu lado.
Mi misquiñahui, recuerdo tu dulce voz y
no puedo creer que puedas olvidarme
¿Porqué sólo esperas que te llame y no me llamas?
¿Porqué sólo esperas que te llame y no me llamas? | es |
Fuertes,Gloria | <XXI | Las_Cosas,_Nuestras_Cosas | Las cosas, nuestras cosas,
les gustan que las quieran;
a mi mesa le gusta que yo apoye los codos,
a la silla le gusta que me siente en la silla,
a la puerta le gusta que la abra y la cierre
como al vino le gusta que lo compre y lo beba,
mi lápiz se deshace si lo cojo y escribo,
mi armario se estremece si lo abro y me asomo,
las sábanas son sábanas cuando me echo sobre ellas
y la cama se queja cuando yo me levanto.
¿Qué será de las cosas cuando el hombre se acabe?
Como perros las cosas no existen sin el amo. | es |
Sabines,Jaime | <XXI | Fue_Sepultada_En_La_Misma_Fosa_Que_Mi_Padre | Fue sepultada en la misma fosa que mi padre. Sus cuerpos reposarán juntos hasta confundirse, hasta que el tiempo diga ¡basta!
(¡Qué nostalgia incisiva, a veces, como ésta)
¿En dónde seré enterrado yo?me gustaría cuidar mis funerales: nadie llorando, los encargados del oficio, gente decente. De una vez solo hasta un lugar lejano, sin malas compañías. O incinerado, estupendo. Cualquier río, laguna, charco, alcantarilla: todo lugar sagrado.
No me acostumbro a vivir. | es |
Plaza_Llamas,Antonio | <XXI | Cual_Fenece_La_Luz_Del_Claro_Día | Cual fenece la luz del claro día
cuando tiende la noche su crespón,
así, entre sombra de tristeza impía,
murió mi corazón.
Como cae un águila orgullosa
herida por el plomo destructor,
así, herido por la suerte odiosa,
murió mi corazón.
Cual expira la rosa cuya esencia
el conlacto del hielo evaporó,
así, sin un perfume de creencia,
murió mi corazón.
El horrible fastidio me consume,
y mi vida infeliz y pesarosa
de luto se cubrió;
porque triste, y herido y sin perfume,
como la luz, el águila y la rosa,
murió mi corazón. | es |
Fernández_Moreno,Baldomero | <XXI | Te_Has_Traído,_Hijo_Mío | Te has traído, hijo mío,
cierto aspecto de viejo:
la carita arrugada,
las manos con pellejos.
Envuelto en tus pañales
y abrigados pañuelos,
apenas se te ven
cuatro pelitos negros.
Un envoltorio largo,
un conito perfecto.
Pareces realmente
un bichito de cesto.
De Ariel hicimos Alel,
ahora, de Alel, Alelí,
de Alelí, Lelito y Lito,
de Lito, Litín... y así.
Yo no he encontrado nombre
más hermoso que Ariel,
tú sabrás, hijo mío,
lo que te haces con él. | es |
Blanco,Andrés_Eloy | <XXI | El_Temblador | Bólido entre dos aguas, gota de tempestad,
gato de agua —el alma de algún gato hundido—
o más bien un rayo que cayó una noche
y cuando iba hacia el fondo, se pasmó con el frío. | es |
Brandoni,Miguel_Ángel | XXI | Un_Dolor_Llamado_Insommio | Mi dolor o si podré llamarle mi insomnio. Son las noches de sueños despierto; entre las sombras dormidas.
Hoy, como todos los días llegué de mi trabajo. Estacioné mi jeep en el garaje, el reloj daba las 00.15 hs, abrí la
puerta del frente, una débil luz iluminaba el interior de mi casa; todos estaban dormidos; como siempre.
La comida sobre el plato, esperando el microondas, abro el refrigerador para sacar una cerveza, el silencio invade mi alma, la soledad carcome
mi bobo, corazón; es tan tarde ,¡ no pudo esperarme! hace una semana que no logro conciliar el sueño el tiempo sigue
pasando son ya las tres de la madrugada; navegaré por internet, tal vez encuentre alguna compañía en la red; alguien con
quién hablar aunque las distancias nos separen. Imaginaré cabellos de miel, piel de tiempo sin sol, voz susurrada de mentiras; estoy
sólo sumergido entre platos y bebidas, entre teclas e imágenes virtuales, y vos dormida, tan tiesa como muerta; tendida sobre la cama,
desnuda, boca abajo, suspiras; estás profundamente relajada, no sabes que yo estoy aquí, observándote, deseándote,
amándote cada instante y vos así tendida y yo tan solo.
Regreso a mi realidad destruida en vacíos, a las imágenes de internet, las revistas y videos sex, a mi cerveza espumante a mi embriaguez desnuda de ti.
Regreso sobre mis pasos de sombras, de desdichas, de masturbaciones de lunas y soles, de aventuras imposibles, de amores imposibles, de bellezas
imposibles, de vos y yo dormidos, juntos, en la cama de nuestra habitación; acariciándo cada centímetro de tu piel, besando tu sexo rojo;
solo en tus viajes oníricos; ahí estoy yo. Esperándote.
Veo en tus páginas libro, las distancias fratmentadas de mi cuerpo , el aire , mi copa de vino , los dedos que lo sujetan, mi angustia
y tus alimentos; para dejarme contento, tu sonrisa y mi desesperación, tu quietud y mi inquietud, el dinero que dejaste en mi bolsillo, tu corazón
que en sueños abandonaste, la dulzura escondida, la cocina sucia de platos, el piso revuelto de niños, la cama destendida,
tu ropa suelta en las sillas, tus medias tus cigarrillos tus cenizas; todo el conjunto de tus malos humores y mis humores.
Pero que culpa tienes libro, si tu autor de vida es así, que importan tus distancias atormentadas, tus delirios de fantásticas
historias de amor, a quién puede interesarle tus deseos aprisionados, tus secretos
Son las cinco de la madrugada y sigo despierto, apago todo, el sueño parece invadirme, el dulce que comí de la heladera estaba rico y
también la torta con duraznos y crema; gracias amor por tu alimento; dejo una nota sobre la mesa diciendo: Ya que hoy no te vi, quería
decirte lo mucho que te amo y extraño, deseo estar con vos y no puedo adaptarme al silencio de tu piel, al olor a tabaco, a contentarme
con los dulces, comidas y cervezas , al dinero que dejas en mis bolsillos, al chau por las mañanas cuando vas a trabajar; no, deseo más
que eso: QUIERO TU PIEL DESPIERTA , tu cerebro activo en mi sexo, tu femenina intimidad; ese es mi alimento.
Hoy, como todos los días llegué de mi trabajo. Estacioné mi jeep en el garaje, el reloj daba las 00.15 hs, abrí la
puerta del frente, una débil luz iluminaba el interior de mi casa; todos estaban dormidos; como siempre.
La comida sobre el plato, esperando el microondas, abro el refrigerador para sacar una cerveza, el silencio invade mi alma, la soledad carcome
mi bobo, corazón; es tan tarde ,¡ no pudo esperarme! hace una semana que no logro conciliar el sueño el tiempo sigue
pasando son ya las tres de la madrugada; navegaré por internet, tal vez encuentre alguna compañía en la red; alguien con
quién hablar aunque las distancias nos separen. Imaginaré cabellos de miel, piel de tiempo sin sol, voz susurrada de mentiras; estoy
sólo sumergido entre platos y bebidas, entre teclas e imágenes virtuales, y vos dormida, tan tiesa como muerta; tendida sobre la cama,
desnuda, boca abajo, suspiras; estás profundamente relajada, no sabes que yo estoy aquí, observándote, deseándote,
amándote cada instante y vos así tendida y yo tan solo.
Regreso a mi realidad destruida en vacíos, a las imágenes de internet, las revistas y videos sex, a mi cerveza espumante a mi embriaguez desnuda de ti.
Regreso sobre mis pasos de sombras, de desdichas, de masturbaciones de lunas y soles, de aventuras imposibles, de amores imposibles, de bellezas
imposibles, de vos y yo dormidos, juntos, en la cama de nuestra habitación; acariciándo cada centímetro de tu piel, besando tu sexo rojo;
solo en tus viajes oníricos; ahí estoy yo. Esperándote.
Veo en tus páginas libro, las distancias fratmentadas de mi cuerpo , el aire , mi copa de vino , los dedos que lo sujetan, mi angustia
y tus alimentos; para dejarme contento, tu sonrisa y mi desesperación, tu quietud y mi inquietud, el dinero que dejaste en mi bolsillo, tu corazón
que en sueños abandonaste, la dulzura escondida, la cocina sucia de platos, el piso revuelto de niños, la cama destendida,
tu ropa suelta en las sillas, tus medias tus cigarrillos tus cenizas; todo el conjunto de tus malos humores y mis humores.
Pero que culpa tienes libro, si tu autor de vida es así, que importan tus distancias atormentadas, tus delirios de fantásticas
historias de amor, a quién puede interesarle tus deseos aprisionados, tus secretos
Son las cinco de la madrugada y sigo despierto, apago todo, el sueño parece invadirme, el dulce que comí de la heladera estaba rico y
también la torta con duraznos y crema; gracias amor por tu alimento; dejo una nota sobre la mesa diciendo: Ya que hoy no te vi, quería
decirte lo mucho que te amo y extraño, deseo estar con vos y no puedo adaptarme al silencio de tu piel, al olor a tabaco, a contentarme
con los dulces, comidas y cervezas , al dinero que dejas en mis bolsillos, al chau por las mañanas cuando vas a trabajar; no, deseo más
que eso: QUIERO TU PIEL DESPIERTA , tu cerebro activo en mi sexo, tu femenina intimidad; ese es mi alimento.
La comida sobre el plato, esperando el microondas, abro el refrigerador para sacar una cerveza, el silencio invade mi alma, la soledad carcome
mi bobo, corazón; es tan tarde ,¡ no pudo esperarme! hace una semana que no logro conciliar el sueño el tiempo sigue
pasando son ya las tres de la madrugada; navegaré por internet, tal vez encuentre alguna compañía en la red; alguien con
quién hablar aunque las distancias nos separen. Imaginaré cabellos de miel, piel de tiempo sin sol, voz susurrada de mentiras; estoy
sólo sumergido entre platos y bebidas, entre teclas e imágenes virtuales, y vos dormida, tan tiesa como muerta; tendida sobre la cama,
desnuda, boca abajo, suspiras; estás profundamente relajada, no sabes que yo estoy aquí, observándote, deseándote,
amándote cada instante y vos así tendida y yo tan solo.
Regreso a mi realidad destruida en vacíos, a las imágenes de internet, las revistas y videos sex, a mi cerveza espumante a mi embriaguez desnuda de ti.
Regreso sobre mis pasos de sombras, de desdichas, de masturbaciones de lunas y soles, de aventuras imposibles, de amores imposibles, de bellezas
imposibles, de vos y yo dormidos, juntos, en la cama de nuestra habitación; acariciándo cada centímetro de tu piel, besando tu sexo rojo;
solo en tus viajes oníricos; ahí estoy yo. Esperándote.
Veo en tus páginas libro, las distancias fratmentadas de mi cuerpo , el aire , mi copa de vino , los dedos que lo sujetan, mi angustia
y tus alimentos; para dejarme contento, tu sonrisa y mi desesperación, tu quietud y mi inquietud, el dinero que dejaste en mi bolsillo, tu corazón
que en sueños abandonaste, la dulzura escondida, la cocina sucia de platos, el piso revuelto de niños, la cama destendida,
tu ropa suelta en las sillas, tus medias tus cigarrillos tus cenizas; todo el conjunto de tus malos humores y mis humores.
Pero que culpa tienes libro, si tu autor de vida es así, que importan tus distancias atormentadas, tus delirios de fantásticas
historias de amor, a quién puede interesarle tus deseos aprisionados, tus secretos
Son las cinco de la madrugada y sigo despierto, apago todo, el sueño parece invadirme, el dulce que comí de la heladera estaba rico y
también la torta con duraznos y crema; gracias amor por tu alimento; dejo una nota sobre la mesa diciendo: Ya que hoy no te vi, quería
decirte lo mucho que te amo y extraño, deseo estar con vos y no puedo adaptarme al silencio de tu piel, al olor a tabaco, a contentarme
con los dulces, comidas y cervezas , al dinero que dejas en mis bolsillos, al chau por las mañanas cuando vas a trabajar; no, deseo más
que eso: QUIERO TU PIEL DESPIERTA , tu cerebro activo en mi sexo, tu femenina intimidad; ese es mi alimento.
Regreso a mi realidad destruida en vacíos, a las imágenes de internet, las revistas y videos sex, a mi cerveza espumante a mi embriaguez desnuda de ti.
Regreso sobre mis pasos de sombras, de desdichas, de masturbaciones de lunas y soles, de aventuras imposibles, de amores imposibles, de bellezas
imposibles, de vos y yo dormidos, juntos, en la cama de nuestra habitación; acariciándo cada centímetro de tu piel, besando tu sexo rojo;
solo en tus viajes oníricos; ahí estoy yo. Esperándote.
Veo en tus páginas libro, las distancias fratmentadas de mi cuerpo , el aire , mi copa de vino , los dedos que lo sujetan, mi angustia
y tus alimentos; para dejarme contento, tu sonrisa y mi desesperación, tu quietud y mi inquietud, el dinero que dejaste en mi bolsillo, tu corazón
que en sueños abandonaste, la dulzura escondida, la cocina sucia de platos, el piso revuelto de niños, la cama destendida,
tu ropa suelta en las sillas, tus medias tus cigarrillos tus cenizas; todo el conjunto de tus malos humores y mis humores.
Pero que culpa tienes libro, si tu autor de vida es así, que importan tus distancias atormentadas, tus delirios de fantásticas
historias de amor, a quién puede interesarle tus deseos aprisionados, tus secretos
Son las cinco de la madrugada y sigo despierto, apago todo, el sueño parece invadirme, el dulce que comí de la heladera estaba rico y
también la torta con duraznos y crema; gracias amor por tu alimento; dejo una nota sobre la mesa diciendo: Ya que hoy no te vi, quería
decirte lo mucho que te amo y extraño, deseo estar con vos y no puedo adaptarme al silencio de tu piel, al olor a tabaco, a contentarme
con los dulces, comidas y cervezas , al dinero que dejas en mis bolsillos, al chau por las mañanas cuando vas a trabajar; no, deseo más
que eso: QUIERO TU PIEL DESPIERTA , tu cerebro activo en mi sexo, tu femenina intimidad; ese es mi alimento.
Regreso sobre mis pasos de sombras, de desdichas, de masturbaciones de lunas y soles, de aventuras imposibles, de amores imposibles, de bellezas
imposibles, de vos y yo dormidos, juntos, en la cama de nuestra habitación; acariciándo cada centímetro de tu piel, besando tu sexo rojo;
solo en tus viajes oníricos; ahí estoy yo. Esperándote.
Veo en tus páginas libro, las distancias fratmentadas de mi cuerpo , el aire , mi copa de vino , los dedos que lo sujetan, mi angustia
y tus alimentos; para dejarme contento, tu sonrisa y mi desesperación, tu quietud y mi inquietud, el dinero que dejaste en mi bolsillo, tu corazón
que en sueños abandonaste, la dulzura escondida, la cocina sucia de platos, el piso revuelto de niños, la cama destendida,
tu ropa suelta en las sillas, tus medias tus cigarrillos tus cenizas; todo el conjunto de tus malos humores y mis humores.
Pero que culpa tienes libro, si tu autor de vida es así, que importan tus distancias atormentadas, tus delirios de fantásticas
historias de amor, a quién puede interesarle tus deseos aprisionados, tus secretos
Son las cinco de la madrugada y sigo despierto, apago todo, el sueño parece invadirme, el dulce que comí de la heladera estaba rico y
también la torta con duraznos y crema; gracias amor por tu alimento; dejo una nota sobre la mesa diciendo: Ya que hoy no te vi, quería
decirte lo mucho que te amo y extraño, deseo estar con vos y no puedo adaptarme al silencio de tu piel, al olor a tabaco, a contentarme
con los dulces, comidas y cervezas , al dinero que dejas en mis bolsillos, al chau por las mañanas cuando vas a trabajar; no, deseo más
que eso: QUIERO TU PIEL DESPIERTA , tu cerebro activo en mi sexo, tu femenina intimidad; ese es mi alimento.
Veo en tus páginas libro, las distancias fratmentadas de mi cuerpo , el aire , mi copa de vino , los dedos que lo sujetan, mi angustia
y tus alimentos; para dejarme contento, tu sonrisa y mi desesperación, tu quietud y mi inquietud, el dinero que dejaste en mi bolsillo, tu corazón
que en sueños abandonaste, la dulzura escondida, la cocina sucia de platos, el piso revuelto de niños, la cama destendida,
tu ropa suelta en las sillas, tus medias tus cigarrillos tus cenizas; todo el conjunto de tus malos humores y mis humores.
Pero que culpa tienes libro, si tu autor de vida es así, que importan tus distancias atormentadas, tus delirios de fantásticas
historias de amor, a quién puede interesarle tus deseos aprisionados, tus secretos
Son las cinco de la madrugada y sigo despierto, apago todo, el sueño parece invadirme, el dulce que comí de la heladera estaba rico y
también la torta con duraznos y crema; gracias amor por tu alimento; dejo una nota sobre la mesa diciendo: Ya que hoy no te vi, quería
decirte lo mucho que te amo y extraño, deseo estar con vos y no puedo adaptarme al silencio de tu piel, al olor a tabaco, a contentarme
con los dulces, comidas y cervezas , al dinero que dejas en mis bolsillos, al chau por las mañanas cuando vas a trabajar; no, deseo más
que eso: QUIERO TU PIEL DESPIERTA , tu cerebro activo en mi sexo, tu femenina intimidad; ese es mi alimento.
Pero que culpa tienes libro, si tu autor de vida es así, que importan tus distancias atormentadas, tus delirios de fantásticas
historias de amor, a quién puede interesarle tus deseos aprisionados, tus secretos
Son las cinco de la madrugada y sigo despierto, apago todo, el sueño parece invadirme, el dulce que comí de la heladera estaba rico y
también la torta con duraznos y crema; gracias amor por tu alimento; dejo una nota sobre la mesa diciendo: Ya que hoy no te vi, quería
decirte lo mucho que te amo y extraño, deseo estar con vos y no puedo adaptarme al silencio de tu piel, al olor a tabaco, a contentarme
con los dulces, comidas y cervezas , al dinero que dejas en mis bolsillos, al chau por las mañanas cuando vas a trabajar; no, deseo más
que eso: QUIERO TU PIEL DESPIERTA , tu cerebro activo en mi sexo, tu femenina intimidad; ese es mi alimento.
Son las cinco de la madrugada y sigo despierto, apago todo, el sueño parece invadirme, el dulce que comí de la heladera estaba rico y
también la torta con duraznos y crema; gracias amor por tu alimento; dejo una nota sobre la mesa diciendo: Ya que hoy no te vi, quería
decirte lo mucho que te amo y extraño, deseo estar con vos y no puedo adaptarme al silencio de tu piel, al olor a tabaco, a contentarme
con los dulces, comidas y cervezas , al dinero que dejas en mis bolsillos, al chau por las mañanas cuando vas a trabajar; no, deseo más
que eso: QUIERO TU PIEL DESPIERTA , tu cerebro activo en mi sexo, tu femenina intimidad; ese es mi alimento. | es |
Cabral,Manuel_del | <XXI | Sed_De_Agua | Aquí me encuentro, me dije,
y empecé a sacar arena.
Luego vi el agua en el fondo,
y en ella el cielo y mi cara.
Después...
Me bebí el azul, pensando
que mi sed
no era de agua. | es |
Champourcín,Ernestina_de | <XXI | No_Hay_Hombres_Que_Son_Islas,_Ni_Islas_Que_Son_Hombres | No hay hombres que son islas, ni islas que son hombres
que de pronto se van a algún quehacer extraño
y dejan en el mar, el río o el estanque
la huella siempre fresca de lo que antes fueron.
No ser isla, contorno, el lugar donde estaba
aquel islote fértil, el promontorio esbelto
de un pedazo de tierra que fue un pequeño mundo. | es |
Casal,Julián_del | <XXI | La_Cólera_Del_Infante | Frente al balcón de la vidriera roja
Que incendia el Sol de vivos resplandores,
Mientras la brisa de la tarde arroja,
Sobre el tapiz de pálidos colores,
Pistilos de clemátides fragantes
Que agonizan en copas opalinas
Y esparcen sus aromas enervantes
De la regia mansión en las cortinas,
Está el Infante en su sitial de seda,
Con veste azul, flordelisada de oro,
Mirando divagar por la alameda
Niños que juegan en alegre coro.
Como un reflejo por oscura brasa
Que se extingue en dorado pebetero,
Por sus pupilas nebulosas pasa
La sombra de un capricho pasajero
Que, encendiendo de sangre sus mejillas
Más pálidas que pétalos de lirios,
Hace que sus nerviosas manecillas
Muevan los dedos, largos como cirios,
Encima de sus débiles rodillas.
—¡Ah!, quién pudiera, en su interior exclama,
Abandonar los muros del castillo;
Correr del campo entre la verde grama
Como corre ligero cervatillo;
Sumergirse en la fresca catarata
Que baja del palacio a los jardines,
Cual alfombra lumínica de plata
Salpicada de nítidos jazmines;
Perseguir con los ágiles lebreles,
Del jabalí las fugitivas huellas
Por los bosques frondosos de laureles;
Trovas de amor cantar a las doncellas,
Mezclarse a la algazara de los rubios
Niños que, del poniente a los reflejos,
Aspirando del campo los efluvios,
Veo siempre jugar, allá a lo lejos,
Y a cambio del collar de pedrería
Que ciñe a mi garganta sus cadenas,
Sentir dentro del alma la alegría
Y ondas de sangre en las azules venas.
Habla, y en el asiento se incorpora,
Como se alza un botón sobre su tallo;
Mas, rendido de fiebre abrasadora,
Cae implorando auxilio de un vasallo,
Y para disipar los pensamientos
Que, como enjambre súbito de avispas
Ensombrecen sus lánguidos momentos,
Con sus huesosos dedos macilentos
Las perlas del collar deshace en chispas.
—¡Ah!, quién pudiera, en su interior exclama,
Abandonar los muros del castillo;
Correr del campo entre la verde grama
Como corre ligero cervatillo;
Sumergirse en la fresca catarata
Que baja del palacio a los jardines,
Cual alfombra lumínica de plata
Salpicada de nítidos jazmines;
Perseguir con los ágiles lebreles,
Del jabalí las fugitivas huellas
Por los bosques frondosos de laureles;
Trovas de amor cantar a las doncellas,
Mezclarse a la algazara de los rubios
Niños que, del poniente a los reflejos,
Aspirando del campo los efluvios,
Veo siempre jugar, allá a lo lejos,
Y a cambio del collar de pedrería
Que ciñe a mi garganta sus cadenas,
Sentir dentro del alma la alegría
Y ondas de sangre en las azules venas.
Habla, y en el asiento se incorpora,
Como se alza un botón sobre su tallo;
Mas, rendido de fiebre abrasadora,
Cae implorando auxilio de un vasallo,
Y para disipar los pensamientos
Que, como enjambre súbito de avispas
Ensombrecen sus lánguidos momentos,
Con sus huesosos dedos macilentos
Las perlas del collar deshace en chispas.
Habla, y en el asiento se incorpora,
Como se alza un botón sobre su tallo;
Mas, rendido de fiebre abrasadora,
Cae implorando auxilio de un vasallo,
Y para disipar los pensamientos
Que, como enjambre súbito de avispas
Ensombrecen sus lánguidos momentos,
Con sus huesosos dedos macilentos
Las perlas del collar deshace en chispas. | es |
Gutiérrez_Nájera,Manuel | <XXI | ¡Oh,_Qué_Dulce_Canción!_Límpida_Brota | ¡Oh, qué dulce canción! Límpida brota
esparciendo sus blandas armonías,
y parece que lleva en cada nota
muchas tristezas y ternuras mías.
¡Así hablara mi alma... si pudiera!
Así dentro del seno,
se quejan, nunca oídos, mis dolores.
Así, en mis luchas, de congoja lleno,
digo a la vida: —¡Déjame ser bueno!
¡Así solllozan todos mis amores!
¿De quién es esa voz? Parece alzarse
junto del lago azul, noche quieta,
subir por el espacio, y desgranarse
al tocar el cristal de la ventana
que entreabre la novia del poeta...
¿No la oís como dice: —Hasta mañana?
¡Hasta mañana, amor! El bosque espeso
cruza, cantando, el venturoso amante,
y el eco vago de su voz distante
decir parece: «¡Hasta mañana, beso!»
¿Por qué es preciso que la dicha acabe?
¿Por qué la novia queda en la ventana
y a la nota que dice: ¡hasta mañana!
el corazón responde: ¿quién lo sabe?
¡Cuántos cisnes jugando en la laguna!
¡Qué azules brincan las traviesas olas!
En el sereno ambiente ¡cuánta luna!
mas las almas ¡qué tristes y qué solas!
En las ondas de plata
De la atmósfera tibia y transparente,
como una Ofelia náufraga y doliente,
va flotando la tierna serenata...
Hay ternura y dolor en ese canto,
y tiene esa amorosa despedida
la transparencia nítida del llanto
¡y la inmensa tristeza de la vida!
¿Qué tienen esas notas? ¿Por qué lloran?
Parecen ilusiones que se alejan...
Sueños amantes que piedad imploran,
y como niños huérfanos ¡se quejan!
Bien sabe el trovador cuán inhumana
para todos los buenos es la suerte...
Que la dicha es de ayer... y que «mañana»
es el dolor, la oscuridad ¡la muerte!
El alma se compunge y estremece
al oír esas notas sollozadas...
¡Sentimos, recordamos, y parece
que surgen muchas cosas olvidadas!
Un peinador muy blanco y un piano.
Noche de luna y de silencio afuera...
Un volumen de versos en mi mano
y en el aire, y en todo ¡primavera!
¡Qué olor de rosas frescas! En la alfombra
¡qué claridad de luna! ¡qué reflejos!
¡Cuántos besos dormidos en la sombra,
y la muerte, la pálida, qué lejos!
En torno al velador, niños jugando...
La anciana, que en silencio nos veía...
Schubert en su piano sollozando,
y en mi libro, Musset con su Lucía.
¡Cuántos sueños en mi alma y en tu alma!
¡Cuántos hermosos versos! ¡cuántas flores!
En tu hogar apacible ¡cuánta calma!
Y en mi pecho ¡qué inmensa sed de amores!
¡Y todo ya muy lejos! ¡todo ido!
¿En dónde está la rubia soñadora?
¡Hay muchas aves muertas en el nido,
y vierte muchas lágrimas la aurora!
...Todo lo vuelvo a ver... ¡pero no existe!
Todo ha pasado ahora... ¡y no lo creo!
Todo está silencioso, todo triste...
¡Y todo alegre, como entonces, veo!
Esta es la casa... ¡su ventana aquélla!
Ése, el sillón en que bordar solía...
La reja verde... y la apacible estrella
que mis nocturnas pláticas oía.
Bajo el cedro robusto y arrogante
que allí domina la calleja oscura,
por la primera vez y palpitante
estreché con mis brazos, su cintura.
¡Todo presente en mi memoria queda!
La casa blanca, y el follaje espeso...
El lago azul... el huerto... la arboleda,
donde nos dimos, sin pensarlo, un beso.
Y te busco, cual antes te buscaba,
y me parece oírte entre las flores
cuando la arena del jardín rozaba
el percal de tus blancos peinadores!
¡Y nada existe ya! Calló el piano...
Cerraste, virgencita, la ventana...
y oprimiendo mi mano con tu mano,
me dijiste también: ¡Hasta mañana!
¡Hasta mañana!... Y el amor risueño
no pudo en tu camino detenerte!...
Y lo que tú pensaste que era el sueño,
fue sueño, pero inmenso: ¡el de la muerte!
¡Ya nunca volveréis, noches de plata
ni unirán en mi alma su armonía,
Schubert, con su doliente serenata
y el pálido Musset con su Lucía! | es |
Girondo,Oliverio | <XXI | Predilección_Evanescente | Lo verde.
Lo apacible.
La llanura.
Las parvas.
Está bien.
¿Pero el humo?
Más que nada,
que todo
el humo
el humo
el humo. | es |
Arespacochaga,Joaquín | XXI | Fui_El_Camino | Avanza
Avanza camino
tu mueves las cosas
yo quedo conmigo
Avanza
Avanza camino
que las horas no esperan
y la vida camina contigo
Avanza
Avanza destino
pero no te lleves los sueños
viaje contigo el olvido
Avanza
Avanza destino
que soy el polvo que queda
después de haber sido camino | es |
Sierra,Iván_Francisco | XXI | Estando_Temeroso_En_La_Inconstancia | Estando temeroso en la inconstancia:
De seguir siempre planteando, y seguir
con mi cuerpo agazapado
teniendo bienintencionados pensamientos.
Que no llegan a situarse en mi mano tantas reflexiones
y el trabajo,
fuente dichosa de la vida,
no riega sobre sí el caudal de su fuerza productiva.
Que mi mano,
como mi pensamiento,
golpea en el filoso diente de la espera;
baila inútilmente
en el proseguir de una idea que disuelve su intención;
y termina,
como la terminación de un goteo sigiloso,
en la más
anegada
de las incertidumbres necias.
Que mi cuerpo, exangüe, gasta sus potencias en el trajín
doloroso
del insulto y la desvergüenza.
Inconstante, pues, en la construcción pertinaz y positiva de mi
persona.
Que no llegan a situarse en mi mano tantas reflexiones
y el trabajo,
fuente dichosa de la vida,
no riega sobre sí el caudal de su fuerza productiva.
Que mi mano,
como mi pensamiento,
golpea en el filoso diente de la espera;
baila inútilmente
en el proseguir de una idea que disuelve su intención;
y termina,
como la terminación de un goteo sigiloso,
en la más
anegada
de las incertidumbres necias.
Que mi cuerpo, exangüe, gasta sus potencias en el trajín
doloroso
del insulto y la desvergüenza.
Inconstante, pues, en la construcción pertinaz y positiva de mi
persona.
Que mi mano,
como mi pensamiento,
golpea en el filoso diente de la espera;
baila inútilmente
en el proseguir de una idea que disuelve su intención;
y termina,
como la terminación de un goteo sigiloso,
en la más
anegada
de las incertidumbres necias.
Que mi cuerpo, exangüe, gasta sus potencias en el trajín
doloroso
del insulto y la desvergüenza.
Inconstante, pues, en la construcción pertinaz y positiva de mi
persona.
Que mi cuerpo, exangüe, gasta sus potencias en el trajín
doloroso
del insulto y la desvergüenza.
Inconstante, pues, en la construcción pertinaz y positiva de mi
persona.
Inconstante, pues, en la construcción pertinaz y positiva de mi
persona. | es |
Machado,Antonio | <XXI | Conversación_De_Gitanos | Conversación de gitanos:
—Para rodear,
toma la calle de en medio;
nunca llegarás. | es |
Trotta_de_Basciano,Irma | XXI | Tus_Ojos_Le_Negaron_Al_Sueño | Tus ojos le negaron al sueño
su cuota primitiva.
Tus manos modelaron ternura
para vestir en madre las caricias.
El viento vigiló la rosa de tu cuerpo
en la creciente luna de los meses.
Después los maternales días
transcurrieron
en la visión sublime de los hijos.
Dios perpetuó el amor en tu palabra
y dejó en primavera tu sonrisa.
Por la imagen del ayer que es hoy
yo te pregunto:
¿En que siesta naufragó tu risa,
en que pañuelo se quedó el olvido?
Mujer elemental y única
la noche en desvelo bautizó tu nombre
en el verde clamor de la esperanza. | es |
Hernández,Miguel | <XXI | ¿Para_Qué_Me_Has_Parido,_Mujer? | ¿Para qué me has parido, mujer?:
¿para qué me has parido?
Para dar a los cuerpos de allá
este cuerpo que siento hacia aquí,
hacia ti traído.
Para qué me has parido, mujer,
si tan lejos de ti me has parido. | es |
Rensoli,Lourdes | XXI | Vida_De_Luz_Crepuscular_Y_Gótica | Vida de luz crepuscular y gótica,
oro de agujas clama por el cielo,
vergeles asesinos lo encarcelan
y el azor se consume
en nostalgia de viento y remolino,
de aventura salvaje.
Oros, crespones, cierran las ventanas,
el castillo ordenó sus rascacielos
y proyectó desfiles para los visitantes
que vendrán a indagar
por qué el nominalismo no ha triunfado
sino que aguarda un poco a la semiótica,
a la ciencia integrada,
para lento, seguro de su última sentencia,
dirimir la polémica de los universales
sin un Pedro Abelardo de la Tierra
que ya, en otra galaxia, se aposta tras un vértice
y yergue el Paracleto, rey de la cibernética
en los antros de un orbe
demasiado infinito para su entendimiento
y tañe su vihuela con la máscara abierta.
La vida monacal eleva al amo,
al ángel derrotado en su memoria
subordinada al híbrido animal que fingiera
la amorosa sonrisa
atada a los decires, al concepto, a la lógica
por sus profetas más autorizados.
Predice desde el fondo, besando en las galeras
las desmayadas alas de los héroes vencidos,
una parte y un tiempo donde encender la hoguera
en que el Bruno de entonces se dará en holocausto
para reabrir un ciclo.
Entrégame, si puedes, esa piedra,
yo he de hacerla rodar desde los claustros,
yo he de darla a los monjes y guerreros
que tornarán en oro, por su roce,
armaduras y cirios.
Oros, crespones, cierran las ventanas,
el castillo ordenó sus rascacielos
y proyectó desfiles para los visitantes
que vendrán a indagar
por qué el nominalismo no ha triunfado
sino que aguarda un poco a la semiótica,
a la ciencia integrada,
para lento, seguro de su última sentencia,
dirimir la polémica de los universales
sin un Pedro Abelardo de la Tierra
que ya, en otra galaxia, se aposta tras un vértice
y yergue el Paracleto, rey de la cibernética
en los antros de un orbe
demasiado infinito para su entendimiento
y tañe su vihuela con la máscara abierta.
La vida monacal eleva al amo,
al ángel derrotado en su memoria
subordinada al híbrido animal que fingiera
la amorosa sonrisa
atada a los decires, al concepto, a la lógica
por sus profetas más autorizados.
Predice desde el fondo, besando en las galeras
las desmayadas alas de los héroes vencidos,
una parte y un tiempo donde encender la hoguera
en que el Bruno de entonces se dará en holocausto
para reabrir un ciclo.
Entrégame, si puedes, esa piedra,
yo he de hacerla rodar desde los claustros,
yo he de darla a los monjes y guerreros
que tornarán en oro, por su roce,
armaduras y cirios.
para lento, seguro de su última sentencia,
dirimir la polémica de los universales
sin un Pedro Abelardo de la Tierra
que ya, en otra galaxia, se aposta tras un vértice
y yergue el Paracleto, rey de la cibernética
en los antros de un orbe
demasiado infinito para su entendimiento
y tañe su vihuela con la máscara abierta.
La vida monacal eleva al amo,
al ángel derrotado en su memoria
subordinada al híbrido animal que fingiera
la amorosa sonrisa
atada a los decires, al concepto, a la lógica
por sus profetas más autorizados.
Predice desde el fondo, besando en las galeras
las desmayadas alas de los héroes vencidos,
una parte y un tiempo donde encender la hoguera
en que el Bruno de entonces se dará en holocausto
para reabrir un ciclo.
Entrégame, si puedes, esa piedra,
yo he de hacerla rodar desde los claustros,
yo he de darla a los monjes y guerreros
que tornarán en oro, por su roce,
armaduras y cirios.
La vida monacal eleva al amo,
al ángel derrotado en su memoria
subordinada al híbrido animal que fingiera
la amorosa sonrisa
atada a los decires, al concepto, a la lógica
por sus profetas más autorizados.
Predice desde el fondo, besando en las galeras
las desmayadas alas de los héroes vencidos,
una parte y un tiempo donde encender la hoguera
en que el Bruno de entonces se dará en holocausto
para reabrir un ciclo.
Entrégame, si puedes, esa piedra,
yo he de hacerla rodar desde los claustros,
yo he de darla a los monjes y guerreros
que tornarán en oro, por su roce,
armaduras y cirios.
Predice desde el fondo, besando en las galeras
las desmayadas alas de los héroes vencidos,
una parte y un tiempo donde encender la hoguera
en que el Bruno de entonces se dará en holocausto
para reabrir un ciclo.
Entrégame, si puedes, esa piedra,
yo he de hacerla rodar desde los claustros,
yo he de darla a los monjes y guerreros
que tornarán en oro, por su roce,
armaduras y cirios.
Entrégame, si puedes, esa piedra,
yo he de hacerla rodar desde los claustros,
yo he de darla a los monjes y guerreros
que tornarán en oro, por su roce,
armaduras y cirios. | es |
Luis,Leopoldo_de | <XXI | Historia | Han pasado los años y las cosas
que nos vieron crecer jóvenes nada
más que recuerdo son. La tierra ha vuelto
a abrir ya veinte veces sus entrañas
bajo las duras manos que no logran
sino sufrir, pero jamás llamarla
suya, las manos que aún descubren
un cerco oscuro en sus muñecas, manchas
antiguas.
Transcurrieron años;
hijos nos han nacido que levantan
al sol los ojos y preguntan. Saben
que un día... Vagamente hablan
de lo que fue nuestro vivir,
la carne misma nuestra, sepultada
en el tiempo.
Miramos lentamente
hacia la luz que dora la ventana.
El sol ha vuelto ya, miles de veces,
a hundir sus naves en el agua
de la noche y hermosa, limpiamente,
se salvó del naufragio con el alba.
La Tierra, el Sol, los hijos...
La vida, un oleaje. No se para
en nuestras manos. Sigue, se va, rompe
barreras, ilusiones, vallas,
deseos...
Han pasado años.
Otras guerras han puesto su pisada
de sangre y cieno sobre el mundo, otras
paces soltaron sus palomas blancas.
Naciones han surgido. Pueblos nuevos
se congregan en torno de las brasas
de su reciente libertad. Pequeña
y enorme, en la materia agazapada
una fuerza fue vista por los ojos
del hombre y sus terrores amenazan
el mundo. Entre la rueda de los astros
giran estrellas con la huella humana
en su esqueleto...
Han pasado años.
Angustia comprenderlo. Tanta
vida...
Miramos lentamente.
La Tierra, el Sol, los hijos...
¿Qué palabras
desdecirán la realidad? ¿Qué hielo
sujetará este río?
Un llanto habla
solo al revés; remonta el cauce; ahonda
la antigua herida.
Todavía sangra. | es |
Lihn,Enrique | <XXI | Todo_Lo_Podría_Condenar_Igualmente,_No_Se_Me_Pregunte_En_Nombre_De_Qué | Todo lo podría condenar igualmente, no se me pregunte en nombre de qué.
En nombre de Isaías, el profeta, pero con el grotesco gesto inconcluso de su colega Jonás
que nunca llegó a cumplir su pequeña comisión sujeto a los altos y bajos
del bien y del mal, a las variables circunstancias históricas
que lo hundieron en la incertidumbre de un vientre de ballena.
Como Jonás, el bufón del cielo, siempre obstinado en cumplir su pequeña comisión, el porta-documentos incendiario bajo la axila sudorosa, el paraguas raido a modo de pararrayos.
Y la incertidumbre de Jehová sobre él, indeciso entre el perdón y la cólera, tomándolo y arrojándolo, a ese viejo instrumento de utilidad dudosa
caído, por fin, en definitivo desuso.
Yo también terminaré mis días bajo un árbol
pero como esos viejos vagabundos ebrios que abominan de todo por igual, no me pregunten
nada, yo sólo sé que seremos destruidos.
Veo a ciegas la mano del señor cuyo nombre no recuerdo,
los frágiles dedos torpemente crispados. Otra cosa, de nuevo, que nada tiene que ver. Recuerdo algo así como...
no, no era más que eso. Una ocurrencia, lo mismo da. Ya no sé a dónde voy otra vez.
Asísteme señor en tu abandono. | es |
Machado,Manuel | <XXI | Yo,_Poeta_Decadente... | Yo, poeta decadente,
español del siglo veinte,
que los toros he elogiado,
y cantado
las golfas y el aguardiente...,
y la noche de Madrid,
y los rincones impuros,
y los vicios más oscuros
de estos bisnietos del Cid:
de tanta canallería
harto estar un poco debo;
ya estoy malo, y ya no bebo
lo que han dicho que bebía.
Porque ya
una cosa es la poesía
y otra cosa lo que está
grabado en el alma mía...
Grabado, lugar común.
Alma, palabra gastada.
Mía... No sabemos nada.
Todo es conforme y según.
Grabado, lugar común.
Alma, palabra gastada.
Mía... No sabemos nada.
Todo es conforme y según. | es |
Gutiérrez_Zamora,Ana_Lucía | XXI | Qué_Lamentable_Soledad | Qué lamentable soledad
que llega anunciándose burlona,
que se extiende por la casa toda,
que deja seca al alma,
que congela el pecho.
Qué grises se ven hoy mis ojos,
qué vacías siento mis manos,
qué grave se escucha mi voz,
¡cuánto dolor llevo dentro,
qué gran pena siento!
Confundo la paz con el silencio
y no distingo entre la calma y la tristeza,
acaso sean lo mismo la nostalgia y el sosiego,
lo cierto es que de melancolías voy viviendo
y los recuerdos ante mí se van borrando.
Que no hay mal que dure cien años,
ni existe razón que lo resista,
pero la verdad es que me estoy acostumbrando,
de alegrías duraderas ya no entiendo
y ese brillo en la mirada estoy perdiendo.
No muero ni busco fin a mi camino,
pues el corazón aun guarda esperanzas,
sigo viva y aún me quedan fuerzas,
la guerra no he perdido todavía
y mi espíritu sigue en pie de lucha.
Qué grises se ven hoy mis ojos,
qué vacías siento mis manos,
qué grave se escucha mi voz,
¡cuánto dolor llevo dentro,
qué gran pena siento!
Confundo la paz con el silencio
y no distingo entre la calma y la tristeza,
acaso sean lo mismo la nostalgia y el sosiego,
lo cierto es que de melancolías voy viviendo
y los recuerdos ante mí se van borrando.
Que no hay mal que dure cien años,
ni existe razón que lo resista,
pero la verdad es que me estoy acostumbrando,
de alegrías duraderas ya no entiendo
y ese brillo en la mirada estoy perdiendo.
No muero ni busco fin a mi camino,
pues el corazón aun guarda esperanzas,
sigo viva y aún me quedan fuerzas,
la guerra no he perdido todavía
y mi espíritu sigue en pie de lucha.
Confundo la paz con el silencio
y no distingo entre la calma y la tristeza,
acaso sean lo mismo la nostalgia y el sosiego,
lo cierto es que de melancolías voy viviendo
y los recuerdos ante mí se van borrando.
Que no hay mal que dure cien años,
ni existe razón que lo resista,
pero la verdad es que me estoy acostumbrando,
de alegrías duraderas ya no entiendo
y ese brillo en la mirada estoy perdiendo.
No muero ni busco fin a mi camino,
pues el corazón aun guarda esperanzas,
sigo viva y aún me quedan fuerzas,
la guerra no he perdido todavía
y mi espíritu sigue en pie de lucha.
Que no hay mal que dure cien años,
ni existe razón que lo resista,
pero la verdad es que me estoy acostumbrando,
de alegrías duraderas ya no entiendo
y ese brillo en la mirada estoy perdiendo.
No muero ni busco fin a mi camino,
pues el corazón aun guarda esperanzas,
sigo viva y aún me quedan fuerzas,
la guerra no he perdido todavía
y mi espíritu sigue en pie de lucha.
No muero ni busco fin a mi camino,
pues el corazón aun guarda esperanzas,
sigo viva y aún me quedan fuerzas,
la guerra no he perdido todavía
y mi espíritu sigue en pie de lucha. | es |
García_Lorca,Federico | <XXI | Zorongo | Las manos de mi cariño
te están bordando una capa
con agremán de alhelíes
y con esclavina de agua.
Cuando fuiste novio mío,
por la primavera blanca,
los cascos de tu caballo
cuatro sollozos de plata.
La luna es un pozo chico,
las flores no valen nada,
lo que valen son tus brazos
cuando de noche me abrazan,
lo que valen son tus brazos
cuando de noche me abrazan. | es |
Sierra,Iván_Francisco | XXI | Te_Vi | te vi:
abrías pequeñamente el astro astuto
llamado por la torpe palabra de la sonrisa
y una capa precavida develaba
sorbo a sorbo
tu cuerpo lene y hábil
para que mis ojos cruzaran
párpados llorones trampas
y emociones todas de sus miedos
para conservar tu imagen adorable intacta
el resto de la vida toda
desde el instante casto donde
basto
te vi:
tu mirada bañó de hormigas
el trozo quemante de mi armadura
que otras veces revolcó ferretería
despeinada en crucigramas angustiada
y hoy cae pesada espiga espiga
a mis conmovidas garras para la florescencia
de la miel, de la rosa, de la boba ilusionada ilusión
que no es amor, ni esperanza
pero le da
suficiencia de cursilerías
y recobra el hálito torpe y eficaz
de la mariposa
y del tirito de
polvitos de
enamoradas estrellas,
que apostó su fugacidad
en una, sólo una y para siempre
desbordada emanación romántica
aurora principito
frente al suspenso súbito
desde donde
inerme
te vi: | es |
González,Ángel | <XXI | Ese_Lugar_Que_Tienes | Ese lugar que tienes,
cielito lindo,
entre las piernas,
ese lugar tan íntimo
y querido,
es un lugar común.
Por lo citado y por lo concurrido.
Al fin, nada me importa:
me gusta en cualquier caso.
Pero hay algo que intriga.
¿Cómo
solar tan diminuto
puede ser compartido
por una población tan numerosa?
¿Qué estatutos regulan el prodigio? | es |
Machado,Antonio | <XXI | Mas_Busca_En_Tu_Espejo_Al_Otro | Mas busca en tu espejo al otro,
al otro que va contigo. | es |
Huet,Ingrid | XXI | En_El_Santuario_De_Los_Drogadictos | En el santuario de los drogadictos
—prometió el ángel
allí
donde transitan nomos escarlatas
prostitutas/niñas
Cristo adolescente con el tórax roto
dejaré mis alas
me haré hombre
Allí por una sola noche
me vestiré satánico diré malas palabras
mi yo dividido
se adormecerá puro
en estanques de
petróleo hirviendo
Habrá un mar de fuego
Y quizás
si tengo suerte
agonice en los pechos de
una ramera joven
en su pubis lento
Por una sola noche
—rogó el ángel | es |
Ibarbourou,Juana_de | <XXI | Voy_A_Quedarme_Quieta,_Sin_Acento | Voy a quedarme quieta, sin acento,
convaleciente, con la sangre mínima
para ir viviendo, ya olvidada, ínfima
huida de la risa y el lamento.
Voy a vivir más pálida que el aire
y más callada que la luz del alba,
con la breve fragancia de la malva
y una sonrisa, a veces, al socaire.
¡Qué descanso alentar hasta la muerte
ya sin más desafíos a la suerte,
oscura y leve, sin pulseras de oro,
sin pectoral de oro, sin diamantes!
Volver en una elíptica a lo de antes:
La anónima mujer sin un tesoro. | es |
García_Lorca,Federico | <XXI | Romance_De_La_Luna | La luna vino a la fragua
con su polisón de nardos.
El niño la mira mira.
El niño la está mirando.
En el aire conmovido
mueve la luna sus brazos
y enseña, lúbrica y pura,
sus senos de duro estaño.
Huye luna, luna, luna.
Si vinieran los gitanos,
harían con tu corazón
collares y anillos blancos.
Niño déjame que baile.
Cuando vengan los gitanos,
te encontrarán sobre el yunque
con los ojillos cerrados.
Huye luna, luna, luna,
que ya siento sus caballos.
Niño déjame, no pises,
mi blancor almidonado.
El jinete se acercaba
tocando el tambor del llano.
Dentro de la fragua el niño,
tiene los ojos cerrados.
Por el olivar venían,
bronce y sueño, los gitanos.
Las cabezas levantadas
y los ojos entornados.
¡Cómo canta la zumaya,
ay como canta en el árbol!
Por el cielo va la luna
con el niño de la mano.
Dentro de la fragua lloran,
dando gritos, los gitanos.
El aire la vela, vela.
el aire la está velando.
En el aire conmovido
mueve la luna sus brazos
y enseña, lúbrica y pura,
sus senos de duro estaño.
Huye luna, luna, luna.
Si vinieran los gitanos,
harían con tu corazón
collares y anillos blancos.
Niño déjame que baile.
Cuando vengan los gitanos,
te encontrarán sobre el yunque
con los ojillos cerrados.
Huye luna, luna, luna,
que ya siento sus caballos.
Niño déjame, no pises,
mi blancor almidonado.
El jinete se acercaba
tocando el tambor del llano.
Dentro de la fragua el niño,
tiene los ojos cerrados.
Por el olivar venían,
bronce y sueño, los gitanos.
Las cabezas levantadas
y los ojos entornados.
¡Cómo canta la zumaya,
ay como canta en el árbol!
Por el cielo va la luna
con el niño de la mano.
Dentro de la fragua lloran,
dando gritos, los gitanos.
El aire la vela, vela.
el aire la está velando.
Huye luna, luna, luna.
Si vinieran los gitanos,
harían con tu corazón
collares y anillos blancos.
Niño déjame que baile.
Cuando vengan los gitanos,
te encontrarán sobre el yunque
con los ojillos cerrados.
Huye luna, luna, luna,
que ya siento sus caballos.
Niño déjame, no pises,
mi blancor almidonado.
El jinete se acercaba
tocando el tambor del llano.
Dentro de la fragua el niño,
tiene los ojos cerrados.
Por el olivar venían,
bronce y sueño, los gitanos.
Las cabezas levantadas
y los ojos entornados.
¡Cómo canta la zumaya,
ay como canta en el árbol!
Por el cielo va la luna
con el niño de la mano.
Dentro de la fragua lloran,
dando gritos, los gitanos.
El aire la vela, vela.
el aire la está velando.
Niño déjame que baile.
Cuando vengan los gitanos,
te encontrarán sobre el yunque
con los ojillos cerrados.
Huye luna, luna, luna,
que ya siento sus caballos.
Niño déjame, no pises,
mi blancor almidonado.
El jinete se acercaba
tocando el tambor del llano.
Dentro de la fragua el niño,
tiene los ojos cerrados.
Por el olivar venían,
bronce y sueño, los gitanos.
Las cabezas levantadas
y los ojos entornados.
¡Cómo canta la zumaya,
ay como canta en el árbol!
Por el cielo va la luna
con el niño de la mano.
Dentro de la fragua lloran,
dando gritos, los gitanos.
El aire la vela, vela.
el aire la está velando.
Huye luna, luna, luna,
que ya siento sus caballos.
Niño déjame, no pises,
mi blancor almidonado.
El jinete se acercaba
tocando el tambor del llano.
Dentro de la fragua el niño,
tiene los ojos cerrados.
Por el olivar venían,
bronce y sueño, los gitanos.
Las cabezas levantadas
y los ojos entornados.
¡Cómo canta la zumaya,
ay como canta en el árbol!
Por el cielo va la luna
con el niño de la mano.
Dentro de la fragua lloran,
dando gritos, los gitanos.
El aire la vela, vela.
el aire la está velando.
El jinete se acercaba
tocando el tambor del llano.
Dentro de la fragua el niño,
tiene los ojos cerrados.
Por el olivar venían,
bronce y sueño, los gitanos.
Las cabezas levantadas
y los ojos entornados.
¡Cómo canta la zumaya,
ay como canta en el árbol!
Por el cielo va la luna
con el niño de la mano.
Dentro de la fragua lloran,
dando gritos, los gitanos.
El aire la vela, vela.
el aire la está velando.
Por el olivar venían,
bronce y sueño, los gitanos.
Las cabezas levantadas
y los ojos entornados.
¡Cómo canta la zumaya,
ay como canta en el árbol!
Por el cielo va la luna
con el niño de la mano.
Dentro de la fragua lloran,
dando gritos, los gitanos.
El aire la vela, vela.
el aire la está velando.
¡Cómo canta la zumaya,
ay como canta en el árbol!
Por el cielo va la luna
con el niño de la mano.
Dentro de la fragua lloran,
dando gritos, los gitanos.
El aire la vela, vela.
el aire la está velando.
Dentro de la fragua lloran,
dando gritos, los gitanos.
El aire la vela, vela.
el aire la está velando. | es |
Muñiz_Álvarez_del_Castillo,Benjamín | XXI | ¿Recuerdas_Aquel_Tiempo_Cuando_Sólo_Te_Veía_Como_Mi_Amiga? | ¿Recuerdas aquel tiempo cuando sólo te veía como mi amiga?
¿Recuerdas cuando entre nosotros no existían los
problemas del amor?
¿Recuerdas cuando sólo éramos hermanos?
¡Como pueden cambiar las cosas con el tiempo!
Aquellos momentos han quedado atrás
Hoy no quiero verte simplemente como a una hermana
Me he enamorado de ti, imposible es negarlo
Tus ojos cautivadores me han conquistado
Tu sonrisa, tan pura, me vuelve loco
Tu risa, tan honesta, tan autentica, me ha esclavizado
Vivir sin ti no quiero
Mi amor deseo darte
Mi corazón entregarte es mi anhelo
Regalarte mi alma mi necesidad
EL amor que a mi corazón entró salir no quiere
Comprendo que es difícil de aceptar
Sé que entenderlo es complejo
Entiendo que nunca serás mía y me duele en todo el ser
aceptarlo
Pero recuerda que siempre me tendrás cerca
Pero más que nada...
Recuerda que siempre te adoraré | es |
Benedetti,Mario | <XXI | El_Niño_Que_No_Vino | El niño que no vino
tiene los labios fuertes
tiene las manos tiernas
el alma como nube
no es nadie
es sólo un niño
saca viejas monedas
del bolsillo de Dios
se parece a la madre
su misma risa ancha
su corazón a saltos
juega con los silencios
y con ellos hace otros
silencios
y se aburre
el niño que no vino
no viene
porque cree
que todo el que aquí nace
no se muere
después. | es |
Figueroa,Francisco_de | <XXI | Soneto_Liv | Gasto mis pasos y mis tristes días
Tras un deseo loco y engañoso,
Que sostiene el vivir dificultoso
Con vanas esperanzas y alegrías;
Y encontrando tu daño por mil vías,
Sin ser abierta senda a mi reposo,
Do quier que vuelvo el rostro lastimoso;
Hay campo lleno de miserias mías.
Miseria será todo y desventura,
Hasta que se ejecute la postrera
En los cansados años de mi vida:
Pagará el pensamiento su locura,
Y morirá el deseo cuando muera
El alma, que es viviendo aborrecida. | es |
Nervo,Amado | <XXI | Un_Hilo_De_Agua_Que_Cae_De_Una_Llave_Imperfecta | Un hilo de agua que cae de una llave imperfecta; un hilo de agua, manso y diáfano, que gorjea toda la noche y todas las noches cerca de mi alcoba; que canta a mi soledad y en ella me acompaña; un hilo de agua: ¡qué cosa tan sencilla! Y, sin embargo, estas gotas incesantes y sonoras me han enseñado más que los libros.
El alma del Agua me ha hablado en la sombra —el alma santa del Agua— y yo la he oído, con recogimiento y con amor. Lo que me ha dicho está escrito en páginas que pueden compendiarse así: ser dócil, ser cristalino; esta es la ley y los profetas; y tales páginas han formado un poema
Yo sé que quien lo lea sentirá el suave placer que yo he sentido al escucharlo de los labios de Sor Acqua; y este será mi galardón en la prueba, hasta que mis huesos se regocijen en la gracia de Dios. | es |
Nervo,Amado | <XXI | Predestinación | Grabó sobre mi faz descolorida
su Mane Thecel Phares el Dios fuerte,
y me agobian dos penas sin medida:
un disgusto infinito de la vida,
y un temor infinito de la muerte.
¿Ves cómo tiendo en rededor los ojos?
¡Ay, busco abrigo con esfuerzos vanos...!
¡En medio de mi ruta, sólo abrojos!
¡Al final de mi ruta, sólo arcanos!
¿Qué hacer cuando la vida me repela
si la pálida muerte me acobarda?
Digo a la vida: ¡sé piadosa, vuela...!
Digo a la muerte: ¡sé piadosa, tarda...!
¡Estaba escrito así! No más te afanes
por borrar de mi faz el torvo estigma;
impélenme furiosos huracanes,
y voy, entre los brazos de Abrimanes,
a las fauces hambrientas del Enigma. | es |
García_Cabrera,Pedro | <XXI | En_Esta_Casa_En_La_Que_Ahora_Habito | En esta casa en la que ahora habito
vivieron antes otras gentes;
pero tan pocas huellas han dejado,
que en lugar de marcharse por la puerta,
debieron de salir por los espejos.
Sus nombres aún figuran en recibos,
nombres como vestigios prehistóricos,
perdidos rostro y voz, sombra y ternura,
en los neutros estratos del olvido.
Las letras de esos nombres
están vueltas de espalda
y no las deletrea ni el recuerdo
de un clavo en la pared ni una mota
de angustia en los rincones
en donde los silencios se desangran.
Recibos que debieron de pagarlos
lo mismo que nosotros
para tener derecho a lavarse la cara
y no morir de sed
o para que en la noche se encendiesen,
con la fiebre del niño, las bombillas,
acaso en los arenales del suelo
si eran pocas las camas y mucha la familia.
Agua y luz no debieron malpagarse y medirse,
sino ser gratuitas como el sol y las fuentes,
esas dos libertades a las que el hombre ha puesto
la camisa de fuerza del esclavo
y que vienen llorando de razones los ojos
y los labios sedientos.
Mis ojos, nacidos para la luz,
puestos en órbita de estrellas,
visionarios del rostro del amor y las cumbres,
ahora amordazados por la sombra,
y mis labios, nacidos para el beso y la palabra,
para darle ternura
a nuestro instrumental de soledades.
Sí, en esos recibos de la luz y del agua
ha rubricado el hombre sus demonios,
los demonios que cobran el que vea a mi esposa
respirar el silencio blanco de la almohada,
batir el mar del sueño tras la frente,
contemplarla dormida,
en su total entrega,
hecha toda colina y horizonte,
en la alberca indefensa del reposo.
Y he de pagar por eso, por decirle a mis libros
que los quiero tener entre las manos,
leyéndoles las venas oscuras,
siguiéndoles el rastro a las ideas,
taladrándoles las sienes.
He de pagar para sentirme vivo,
para ser menos noche,
antes de que oscurezca totalmente
y me vaya también por los espejos
a desnacerme en nadie. | es |
Altamirano,Ignacio_Manuel | <XXI | Las_Montañas_De_Occidente | Las montañas de Occidente
La luna traspuso ya,
El gran lucero del alba
Mírase apenas brillar
Al través de los nacientes
Rayos de luz matinal;
Bajo su manto de niebla
Gime soñoliento el mar,
Y el céfiro en las praderas
Tibio despertando va.
De la sonrosada aurora
Con la dulce claridad,
Todo se anima y se mueve,
Todo se siente agitar:
El águila allá en las rocas
Con fiereza y majestad
Erguida ve el horizonte
Por donde el sol nacerá;
Mientras que el tigre gallardo
Y el receloso jaguar
Se alejan buscando asilo
Del bosque en la oscuridad.
Los alciones en bandadas
Rasgando los aires van,
Y el madrugador comienza
Las aves a despertar:
Aquí salta en las caobas
El pomposo cardenal,
Y alegres los guacamayos
Aparecen más allá.
El aní canta en los mangles,
En el ébano el turpial,
El cenzontli entre las ceibas,
La alondra en el arrayán,
En los maizales el tordo
Y el mirlo en el arrozal.
Desde su trono la orquídea
Vierte de aroma un raudal;
Con su guirnalda de nieve
Se corona el guayacán,
Abre el algodón sus rosas,
El ilamo su azahar,
Mientras que lluvia de aljófar
Se ostenta en el cafetal,
Y el nelumbio en los remansos
Se inclina el agua a besar.
Allá en la cabaña humilde
Turban del sueño la paz
En que el labriego reposa ,
Los gallos con su cantar;
El anciano a la familia
Despierta con tierno afán,
Y la campana del Barrio
Invita al cristiano a orar.
Entonces, niña hechicera,
De la choza en el umbral
Asoma, que flor del alba
La gente ha dado en llamar.
El candor del cielo tiñe
Su semblante virginal,
Y la luz de la modestia
Resplandece en su mirar.
Alta, gallarda y apenas
Quince abriles contará;
De azabache es su cabello
Sus labios bermejos, más
Que las flores del granado
La púrpura y el coral,
Si sonríen, blancas perlas
Menudas hacen brillar.
Ya sale airosa, llevando
El cántaro en el yagual,
Sobre la erguida cabeza
Que apenas mueve al andar;
Cruza el sendero de mirtos
Y cabe un cañaveral,
Donde hay una cruz antigua,
Bajo el lecho de un palmar,
Plantada sobre las peñas
Musgosas de un manantial.
Arrodillada la niña
Humilde se pone a orar,
Al arroyuelo mezclando
Sus lágrimas de piedad.
Luego sube a la colina
Desde donde se ve el mar,
Y allí con mirada inquieta,
Buscando afanosa está
Una barca entre las brumas
Que ahuyenta ledo el terral;
Los campesinos alegres
Que a los maizales se van,
Al verla así, la bendicen,
Y la arrojan al pasar
Maravillas olorosas
De las cercas del bajial,
Que es la bella Flor del alba,
La dulce y buena deidad
Que adoran los corazones
De aquel humilde lugar.
madrugador
cardenal,
turpial,
cenzontli
Barrio
flor del alba
Flor del alba, | es |
Bretón_de_los_Herreros,Manuel | <XXI | El_Soldado_Y_El_Carretero | Bueno es ser comedido, mas no tanto
Que raye la modestia en tontería.
Fábula al canto.
Ya no podía continuar su ruta,
Con la mochila y el fusil cargado,
Pobre recluta.
Viéndole un carretero muy bizarro
En tal angustia, «¡Militar!», —le dijo—,
«Sube a mi carro».
—«De perlas me vendría, que voy muerto;
Mas si a pagar el porte se me obliga...»
—«¡Eh! No por cierto».
—«Gracias. Bendigo al cielo, que me trajo
Tan buen padrino», —le responde, y monta
No sin trabajo—.
—«Ahora, bueno será dar un refuerzo
Al estómago», —dijo el trajinante—.
—«No, yo no almuerzo».
—«¡Eh! Nada de melindres y pamplinas.
La bota tengo llena, y en la alforja
Pan y sardinas».
Al fin, transido de hambre el buen soldado,
Aunque gravar temía su conciencia,
Toma un bocado.
Ya durmiendo, ya hablando al camarada,
Dejado había atrás el carretero
Media jornada;
Y todavía el mílite (¡da grima!)
No se había quitado la engorrosa
Mole de encima.
Ríe el otro y le dice: —«El sol escalda,
¡Y aún la ruda mochila, majadero,
Veo en tu espalda!
»Ya que me ahorro de pisar hormigas,
No es justo dar a la cansada mula
Nuevas fatigas.
»¿Y alivias por ventura su molestia?
De ti y del carro y todo el cargamento
Tira la bestia.
»No es tu propia carrera la castrense».
—«¿Pues cuál?» —«Hazte, ya que eres tan pacato,
Fraile mostense». | es |
Pardo_García,Germán | <XXI | Eternidad | Con palabras tranquilas, armoniosas,
me preguntas: ¿cómo es la Eternidad?
¿Palpita cual las venas misteriosas
o es fuego en su divina intensidad?
¡No lo sé! te responden temerosas
mis palabras de interna oscuridad.
¡Puede ser la materia de las cosas!
¡Tal vez el mundo, acaso la Verdad!
¡Espera! —¿Y a qué aguardo?— Tus preguntas
me hieren el espíritu cual puntas
de una lanza. Y en mi perplejidad,
¡no lo sé! te respondo. ¡Mas si esperas,
ese instante en que vivo te incineras
sin morir, puede ser la Eternidad! | es |
Pardo_García,Germán | <XXI | Es_El_Instante_En_Que_La_Sumergida_Flor_Del_Tacto | Es el instante en que la sumergida flor del tacto,
la flor única,
de pétalos móviles
distribuidos en los dedos,
se inclina suavemente para soñar.
Y sueña.
El tacto
sueña
con térmicos y largos promontorios,
y con profundidad de terciopelos
a nivel de latentes superficies.
Toca las perlas que no hallamos en las bajas mares
del ser líquido.
Sepárase del cuerpo y así la flor del tacto
sostiénese en atmósferas astrales,
y danza
como la luz,
el tacto
danza
en un difuso mundo de sedas y de espinas.
La piel tiene ese ambiguo color de la hierba madura
en la sombra.
Las voces del día
duermen,
coronadas de musgos silenciarios.
Tenue respiración impulsa el pecho,
como rosada y tibia nave por mar híbrido.
Los párpados se abren y cierran lentamente
como valvas de hipnóticas conchas,
y el tacto,
la flor única
y espectral, incolora, alimentada
por honda sangre aérea,
crece.
Y su nocturna hostia multiplica
sobre el tallo de la absoluta calma. | es |
Rugeles,Manuel_Felipe | <XXI | Luz,_Caballito_Del_Monte | Luz, caballito del monte.
Luz, caballito del alba.
Cola de raudo arco iris.
Sonoros cascos de plata.
Por los valles, por los cerros,
Por las montañas más altas.
Con miedo corre la niebla
A esconderse cuando pasas.
Una amazona de fuego
Cabalga sobre tus ancas
Luz, caballito del monte
Luz, caballito del alba. | es |
Kalvhy | XXI | Si_Vuelvo_A_Reconciliarme_Con_El_Mundo_De_Nuevo | Si vuelvo a reconciliarme con el mundo de nuevo,
esconderé mi arma, no mi alma
No me importa si hay vida en Marte
o si Paris arde, esta noche llegaremos tarde
Las estrellas están desordenadas,
me deslizo por avenidas sin coordenadas,
a este rincón de España,
donde estamos las pirañas,
donde no limpian las telas de araña. | es |
Unamuno,Miguel_de | <XXI | Si_Aspiras,_Como_Dices,_A_Ser_Fuerte | Si aspiras, como dices, a ser fuerte
no busques la engañosa fortaleza
de quien viril creyendo a la dureza
labra la ruina de su propia suerte.
Escucha al corazón que fiel te advierte
que lo que no es amor sólo es flaqueza
y el único el amor que con firmeza
da vida y vence a la implacable muerte.
Sin odio y de piedad el alma henchida
tomándote por firme fundamento
siga el recto camino de mi vida,
a conquistar el porvenir atento,
reino de libertad que nos convida
a posar en su suelo nuestro asiento. | es |
Villaespesa,Francisco | <XXI | Lucha | De la vida me lanzo en el combate
sin que me selle filiación alguna,
y atrás no he de volver, hasta que ate
a mi triunfante carro la Fortuna!
Contra mis enemigos, terco y rudo,
esgrimiré en la lid, que no me apoca,
por lanza mi razón y como escudo
mi carácter más firme que una roca!
Ni el desengaño pertinaz me arredra,
ni ante los golpes del dolor me humillo:
¡la estatua surge de la tosca piedra
a fuerza de cincel y de martillo!
¡Combatir es vivir!... La luz sublime
entre las sombras de la noche crece:
¡espada que en la lucha no se esgrime,
colgada en la panoplia se enmohece!
Mi razón en peligros no repara.
O subir a la cúspide consigo,
o muero, sin volver atrás la cara,
despreciando, al caer, a mi enemigo!
Ni la derrota en mi valor rehuyo...
Mas, antes de rendirme fatigado,
me encerraré en la torre de mi orgullo,
y en sus escombros moriré aplastado!... | es |
Benedetti,Mario | <XXI | Nostalgia | ¿De qué se nutre la nostalgia?
Uno evoca dulzuras
cielos atormentados
tormentas celestiales
escándalos sin ruido
paciencias estiradas
árboles en el viento
oprobios prescindibles
bellezas del mercado
cánticos y alborotos
lloviznas como pena
escopetas de sueño
perdones bien ganados
pero con esos mínimos
no se arma la nostalgia
son meros simulacros
la válida la única
nostalgia es de tu piel | es |
Flórez,Julio | <XXI | Himno_A_La_Aurora | Celestial mariposa
de alas tenues y grandes
teñidas de oro y rosa:
Tú, que en el amplio cielo,
tras del enorme boa de los Andes
alzas el blando y luminoso vuelo.
¿De qué jardín sublime
vienes, divina mariposa? ¿Dime,
en qué sidéreo broche
libas la miel que te alimenta? ¿Acaso
tus luengas alas de luciente raso,
batiste en los jardines de la noche?
¿En qué flores de luces infinitas
saciaste tus anhelos?
¿Tal vez en las radiantes margaritas
que se abren en los surcos de los cielos?
Ya que los horizontes
llenas de luz y galas
y derramas en mar, valles y montes
todo el dorado polvo de tus alas...
Celestial mariposa
ven, y tus remos en mis sienes posa;
desciende al pobre mundo
de tu vergel profundo,
antes de que en los giros de tus vuelos,
te quemes en la antorcha de los cielos. | es |
Palacios,Zacarías | XXI | Dame,_Lucero... | Dame,
dame, lucero mío,
dame, lucero,
dame el rocío
que cae del cielo.
Es ese el beso frío
que yo más quiero.
Juega en el río,
huele a romero
y me parece un niño
que trae requiebros.
Dame, lucero mío,
dame este sueño,
que me despierta el grito
de mis recuerdos.
Es un clamor dormido,
es un fulgor sereno
y es un suspiro,
que parece un espejo
donde me miro.
Dame, lucero,
dame ese beso frío
que traes del cielo. | es |
Meléndez_Valdés,Juan | <XXI | Ya_De_Mis_Verdes_Años | Ya de mis verdes años
como un alegre sueño
volaron diez y nueve
sin saber dónde fueron.
Yo los llamo afligido,
mas pararlos no puedo,
que cada vez más huyen
por mucho que les ruego;
y todos los tesoros
que guarda en sus mineros
la tierra, hacer no pueden
que cesen un momento.
Pues lejos, ea, el oro;
¿para qué el afán necio
de enriquecerse a costa
de la salud y el sueño?
Si más gozosa vida
me diera a mí el dinero,
o con él las virtudes
encerrara en mi pecho,
buscáralo, ¡ay!, entonces
con hidrópico anhelo;
pero si esto no puede,
para nada lo quiero. | es |
Ibarbourou,Juana_de | <XXI | La_Pastora | Ahora soy zagala que apacenta un rebaño
De estrellas. ¡Dios lo libre de todo mal y daño!
Y si rondan los lobos, y si amaga la peste,
¡Dios haga invulnerable mi rebaño celeste!
Amor que de los cielos dio fuga a las centellas
Para que yo formara mi rebaño de estrellas,
Las piedras de la senda con sus manos alisa
Y pone entre mis labios la flauta de la risa.
—¿.Adónde vas, pastora de mirada encantada?
—Voy a prados de rosas a pacer ni¡ majada.
Y trina, trina, trina la flauta de cristal
Y se apiada la gula del lobo y el chacal.
—Mañana... —Mas, ¿quién piensa de veras en
mañana?
—Tu rebaño de estrellas pastora sobrehumana...
—¡Oh. cállate, profeta! No adelantes el mal.
(Y da una nota falsa la flauta de cristal). | es |
Ruiz,Juan | <XXI | Enxienplo_Del_Galgo_E_Del_Señor | El buen galgo lebrero, corredor e valyente,
avíe, quando joven, pies ligeros, corriente;
avíe buenos colmiellos, buena boca e buen diente:
quantas liebres veya, prendíe de buena mente.
a su señor él syenpre algo le presentava,
de la corrida nunca vasío le tornava:
el su señor por eso mucho lo falagava,
a todos los vesinos del galgo se loava.
Con el mucho laserío fue muy ayna viejo,
perdió luego los dientes, corríe poquillejo;
fue su señor a caça e saltó un conejo:
prendiól', no l' pudo tener, fuésele al vallejo.
El caçador al galgo feriólo con un palo;
el galgo querellándos' dixo: «¡Qué mundo malo!
quando era mançebo, desíenme: ¡halo, halo!
agora, que so viejo, disen que poco valo.
»En mi juventud caça por pies non sse me yva,
a mi señor la dava, quier muerta e quier biva:
estonçe me loava; ya viejo, me esquiva:
quando non trayo caça, non me falanga nin sylva».—
Los byenes e loores muchos de mançebez
defienden la flaqueça, culpa de la vejez;
por ser el ome viejo, non pierde por ende prez,
el seso del buen viejo non se mueve de rrehez.
En amar al mançebo e a su loçanía
e desecharle viejo, faserle peoría,
es torpedat e mengua, maldat e villanía:
en el viejo se loa su buena mançebía.
El mundo codiçioso es d' aquesta natura,
sy el amor da fruto, dándolo mucho atura:
non dando nin serviendo el amor poco dura:
de amigo syn provecho non ha el ome cura.
En quanto da el ome, en tanto es preçiado:
quando yo dava mucho, era mucho loado;
agora, que non do algo, so vil e despreciado:
non ay mençión nin grado del serviçio pasado.
Non sse mienbran algunos del mucho byen antygo:
quien a mal ome sirve, syenpre será mendigo,
el malo a los suyos non les presta un figo,
apenas que el pobre viejo falle amigo.
E, sseñora, convusco atal a mí contesçe:
servivos byen e syrvo en lo que acaesçe:
porque vyn' sin presente, la vuestra saña cresçe
e so maldenostada, segunt que ya paresçe.—
«Vieja», dixo la dueña, «çierto yo non menty;
de lo que me dexistes yo mucho me ssenty,
de lo que yo te dixe, luego m' arrepenty,
porque talente bueno entiendo yo en ty.
»Mas temo e he rreçelo que engañada sea,
non querría me fuese, como al mur del aldea
con el mur de la villa, yendo a faser enplea:
desirte he la fasaña e fynque la pelea». | es |
Pilía,Guillermo | XXI | Último_Cielo | Llega el pase hasta el límite
de la ciudad rumorosa. Más allá,
descampados y paños tendidos,
tal vez sábanas, tal vez
vendajes o sudarios.
No avancemos ya más. Vertiginoso
es el atardecer en la llanura.
Sopla la muerte nocturna su reclamo
y en un murmullo de oración
responde el alma. | es |
Vega,Lope_Félix_de | <XXI | ¡Ay,_Amargas_Soledades | «—¡Ay, amargas soledades
de mi bellísima Filis,
destierro bien empleado
del agravio que la hice!
Envejézcanse mis años
en estos montes que vistes,
que quien sufre como piedra
es bien que en piedras habite.
¡Ay horas tristes,
cuán diferente estoy
del que me vistes!
¡Con cuánta razón os lloro,
pensamientos juveniles
que al principio de mis años
cerca del fin me trujistes!
Retrato de mala mano,
mudable tiempo me heciste
sin nombre no me conocen
aunque despacio me miren.
¡Ay horas tristes,
cuán diferente estoy
del que me vistes!
Letra ha sido sospechosa,
que clara y escura sirve,
que por no borrarla toda,
encima se sobre escribe.
Pienso a veces que soy otro
hasta que el dolor me dice
que quien le sufre tan grande
ser otro fuera imposible—».
¡Ay horas tristes,
cuán diferente estoy
del que me vistes!
Envejézcanse mis años
en estos montes que vistes,
que quien sufre como piedra
es bien que en piedras habite.
¡Ay horas tristes,
cuán diferente estoy
del que me vistes!
¡Con cuánta razón os lloro,
pensamientos juveniles
que al principio de mis años
cerca del fin me trujistes!
Retrato de mala mano,
mudable tiempo me heciste
sin nombre no me conocen
aunque despacio me miren.
¡Ay horas tristes,
cuán diferente estoy
del que me vistes!
Letra ha sido sospechosa,
que clara y escura sirve,
que por no borrarla toda,
encima se sobre escribe.
Pienso a veces que soy otro
hasta que el dolor me dice
que quien le sufre tan grande
ser otro fuera imposible—».
¡Ay horas tristes,
cuán diferente estoy
del que me vistes!
¡Ay horas tristes,
cuán diferente estoy
del que me vistes!
¡Con cuánta razón os lloro,
pensamientos juveniles
que al principio de mis años
cerca del fin me trujistes!
Retrato de mala mano,
mudable tiempo me heciste
sin nombre no me conocen
aunque despacio me miren.
¡Ay horas tristes,
cuán diferente estoy
del que me vistes!
Letra ha sido sospechosa,
que clara y escura sirve,
que por no borrarla toda,
encima se sobre escribe.
Pienso a veces que soy otro
hasta que el dolor me dice
que quien le sufre tan grande
ser otro fuera imposible—».
¡Ay horas tristes,
cuán diferente estoy
del que me vistes!
¡Con cuánta razón os lloro,
pensamientos juveniles
que al principio de mis años
cerca del fin me trujistes!
Retrato de mala mano,
mudable tiempo me heciste
sin nombre no me conocen
aunque despacio me miren.
¡Ay horas tristes,
cuán diferente estoy
del que me vistes!
Letra ha sido sospechosa,
que clara y escura sirve,
que por no borrarla toda,
encima se sobre escribe.
Pienso a veces que soy otro
hasta que el dolor me dice
que quien le sufre tan grande
ser otro fuera imposible—».
¡Ay horas tristes,
cuán diferente estoy
del que me vistes!
Retrato de mala mano,
mudable tiempo me heciste
sin nombre no me conocen
aunque despacio me miren.
¡Ay horas tristes,
cuán diferente estoy
del que me vistes!
Letra ha sido sospechosa,
que clara y escura sirve,
que por no borrarla toda,
encima se sobre escribe.
Pienso a veces que soy otro
hasta que el dolor me dice
que quien le sufre tan grande
ser otro fuera imposible—».
¡Ay horas tristes,
cuán diferente estoy
del que me vistes!
¡Ay horas tristes,
cuán diferente estoy
del que me vistes!
Letra ha sido sospechosa,
que clara y escura sirve,
que por no borrarla toda,
encima se sobre escribe.
Pienso a veces que soy otro
hasta que el dolor me dice
que quien le sufre tan grande
ser otro fuera imposible—».
¡Ay horas tristes,
cuán diferente estoy
del que me vistes!
Letra ha sido sospechosa,
que clara y escura sirve,
que por no borrarla toda,
encima se sobre escribe.
Pienso a veces que soy otro
hasta que el dolor me dice
que quien le sufre tan grande
ser otro fuera imposible—».
¡Ay horas tristes,
cuán diferente estoy
del que me vistes!
Pienso a veces que soy otro
hasta que el dolor me dice
que quien le sufre tan grande
ser otro fuera imposible—».
¡Ay horas tristes,
cuán diferente estoy
del que me vistes!
¡Ay horas tristes,
cuán diferente estoy
del que me vistes! | es |
Chocano,José_Santos | <XXI | Sobre_El_Potrero,_Que_Vigor_Transpira | Sobre el potrero, que vigor transpira
en sus tibios y lánguidos reposos,
el desalado viento zumba y gira
por los cañaverales rumorosos...
Entre las verdes cañas, serpentina
y angosta senda un carrizal separa,—
¡senda en que a trechos con orgullo empina
su ígneo penacho la gentil zacuara!
En la espesura, mugidor y ardiente
corre el toro ya libre del arado;
¡y allá, junto a las tapias, el torrente
ladra como un mastín encadenado!
¡Algún mozo de campo en plena lucha
su ardua tarea intrépido acomete;
que, entre el murmullo trémulo, se escucha
el sentencioso golpe del machete!
Pleno cañaveral. Signo es del cielo
la cruz de cañas que en la verde alfombra
se proyecta, inclinándose hacia el suelo,
como empeñada en abrazar su sombra... | es |
Cardenal,Ernesto | <XXI | Viniste_A_Visitarme | Viniste a visitarme
en sueños
pero el vacío
que dejaste cuando
te fuiste
fue realidad | es |
Véner,Alonso | XXI | Sigo_Aquí_Sentado | Sigo aquí sentado,
sin nada más que hacer
que sembrar madrugadas junto al desierto,
sin seguir el mapa de vuelo de la razón,
acariciando de costado
a la mujer del vecino,
aunque río por las noches
por no pasar desapercibido. | es |
Dalton_García,Roque | <XXI | Vida,_Oficios | Insoslayable para la vida,
la nueva vida me amanece: es un pequeño
sol con raíces que habré de regar mucho
e impulsar a que juegue
su propio ataque contra la cizaña.
Pequeño y pobre pan de la solidaridad,
bandera contra el frío, agua fresca para la sangre:
elementos maternos que no deben alejarse
del corazón.
Y contra la melancolía, la confianza; contra
la desesperación,
la voz del pueblo
vibrando en las ventanas de esta casa secreta.
Descubrir,
descifrar,
articular,
poner en marcha:
viejos oficios de los libertadores y los mártires
que ahora son nuestras obligaciones
y que andan por allí contándonos los pasos:
del desayuno al sueño,
del sigilo en sigilo,
de acción en acción,
de vida en vida. | es |
González_Martínez,Enrique | <XXI | Un_Día,_No_Muy_Tarde,_La_Inquietud_Que_Me_Acosa | Un día, no muy tarde, la inquietud que me acosa
para que diga el canto que conturba mi vida,
cesará, como flama por el viento extinguida,
y la voz será muda y el alma silenciosa.
Todo lo que en un tiempo suscitó mis asombros
y lo que fue codicia del pensamiento mío,
despertará a su paso un “qué sé yo” de hastío,
un desdeñoso y leve encogimiento de hombros.
Trémula ya la mano que oprimió los bordones
de la constante lira, se llevará el pasado
los ecos imprecisos de todo lo cantado
y el lívido fantasma de las meditaciones.
Recogidas las alas, el afán taciturno
no sabrá de las cosas penetrar el acento:
será viento tan sólo la palabra del viento
y rumor sin sentido el mensaje nocturno.
De esta vida de ensueño, de este mundo en que arranco
la visión de mis ojos, la canción de mi oído,
quedarán solamente un laúd sin sonido,
un espíritu en sombras y una página en blanco. | es |
Nervo,Amado | <XXI | Señor,_Piedad_De_Mí_Porque_No_Puedo | Señor, piedad de mí porque no puedo
consolarme... Lo intento, mas en vano.
Me sometí a tu ley porque eras fuerte:
¡El fuerte de los fuertes!... Pero acaso
es mi resignación sólo impotencia
de vencer a la Muerte, cuyo ácido
ósculo corrosivo,
royendo el corazón que me amó tanto,
royó también mi voluntad de acero...
¡La Muerte era titánica; yo, átomo!
Señor, no puedo resignarme, no!
¡Si te digo que ya estoy resignado,
y si murmuro fiat voluntas tua,
miento, y mentir a Dios es insensato!
¡Ten piedad de mi absurda rebeldía!
¡Que te venza, Señor, mi viril llanto!
¡Que conculque tu ley tu piedad misma!...
Y revive a mi muerta como a Lázaro
o vuélveme fantasma como a ella,
para entrar por las puertas del Arcano
y buscar en el mundo de las sombras
el deleite invisible de sus brazos.
fiat voluntas tua | es |
Leonardo_de_Argensola,Bartolomé | <XXI | Gala,_No_Alegues_A_Platón_O_Alega | Gala, no alegues a Platón o alega
algo más corporal lo que alegares,
que esos cómplices tuyos son vulgares
y escuchan mal la sutileza griega.
Desnudo al sol y al látigo navega
más de un amante tuyo en ambos mares
que te sabe los íntimos lunares
y quizá es tan honrado que lo niega.
Y tú, en la metafísica elevada,
dices que unir las almas es tu intento,
ruda y sencilla en inferiores cosas;
pues yo sé que Apuleyo más te agrada
cuando rebuzna en forma de jumento
que en la que se quedó comiendo rosas. | es |
Pardo_García,Germán | <XXI | ¿Pero_Qué_Otra_Agonía_Más_Certera | ¿Pero qué otra agonía más certera
que consumirse en las convulsas llamas?
¿Vestir, absurdo pez, rojas escamas
y darme todo a la sublime hoguera?
¡Soñar, soñar! ¡Mejor morir me fuera!
Precipitarme, ¡oh sueño que reclamas
mi demencia!, en las sombras donde bramas
con tu fuego que nunca me incinera.
Porque yo salgo de las brasas puro,
mas sin quemar mi corazón seguro.
Y así yo mismo y mi existir quedamos
ante el soñar, con el dolor eterno
de los que descendimos al infierno,
y con su furia en la conciencia vamos. | es |
Cardenal,Ernesto | <XXI | Nuestros_Poemas_No_Se_Pueden | Nuestros poemas no se pueden
publicar todavía
Circulan de mano en mano
manuscritos
O copiados en mimeografo
pero un día
se olvidará el nombre
del dictador contra quien
fueron escritos,
Y seguirán siendo leídos. | es |
Greiff,León_de | <XXI | En_El_Recodo_De_Todo_Camino | En el recodo de todo camino
la vida me depare el bravo amor:
y un vaso de aguardiente, ajenjo o vino,
de arak o vodka o kirsch, o de ginebra; 1
un verso libre —audaz como el azor—,
una canción, un perfume calino,
un grifo, un gerifalte un búho, una culebra...
(y el bravo amor, el bravo amor, el bravo amor!)
En el recodo de cada calleja
la vida me depare el raro albur: 2
—con el tabardo roto, con la cachimba vieja
y el chambergo agorero y el buido reojo,
vagar so la alta noche de enlutecido azur: 3
murciélago macabro, sortílega corneja,
ambular, divagar, discurrir al ritmo del antojo...
(y el raro albur, el raro albur, el raro albur!)
En el recodo de todo sendero
la vida me depare a esa mujer:
y un horizonte para mi sed de aventurero,
una música honda para surcar sus ondas,
un corto día, un lento amanecer, 4
un lastrado silencio hosco y austero,
la soledad, de pupilas redondas...
(y esa mujer, esa mujer, esa mujer!)
En el recodo de cada vereda
la vida me depare el ebrio azar:
absorto ante el miraje que en mis ojos se enreda
vibre yo —Prometeo de mi tontura pávida—;
ante mis ojos fulvos, fulja el cobre del mar:
su canto, en mis oídos mi grito acallar pueda!
y exalte mi delirio su furia fría y ávida... 5
(el ebrio azar, el ebrio azar el ebrio azar!)
Y en el recodo de todo camino
la vida me depare un bel morir: 6
despéineme un balazo del pecho el vello fino,
destrice un tajo acerbo mi sien osada y frágil: 7
—de mi cansancio el terco ir y venir:
la fábrica de ensueños —tesoro de Aladino—,
mi vida turbia y tarda, mi ilusión tensa y ágil...—
(un bel morir, un bel morir, un bel morir!) | es |
Aleixandre,Vicente | <XXI | Suicidio | Carne de cristal triste intangible a las masas.
Un farol que reluce como un seno mentido.
Aquí junto a la luna mi voz es verdadera.
Escúchame callando aunque el puñal te ahogue.
Yo era aquel muchacho que un día
saliendo del fondo de sus ojos
buscó los peces verdaderos
que no podía ver por sus manos.
Manos de ocho montañas,
confabulación de la piedra,
dolor de sangre en risco
insensible a los dientes.
Bajo las estrellas dé punta
hay gritos que se avecinan.
Bajo mi corazón de resorte
lenguas mudas estallan.
Abridme el mundo, abridme;
quiero iluminar solo un beso,
unos labios que irritan
árboles despiadados.
Están colgadas piernas
anidadas de pájaros.
Se ven extraños puentes
que enlazan los dos muslos.
Un calambre expirando
dice su voz insólita
y los pies por los troncos
aspiran a la copa.
Luces por las axilas, luces,
luces en forma de tobillos,
y esa cintura estrecha
que traspasó la luna.
Los ojos son caricias del viento,
son un dolor que va a olvidarse pronto,
en cuanto los cabellos sepan hablar despacio,
ahora que caen sobre los oídos últimos.
Corazones con alas, codos nubiles,
esa opresión que dulcemente mueve
una música nacida de la espalda.
La ignorancia es el roce de los pechos nacidos.
Oh mares que no existen bajo toda raíz,
árboles sustentados sobre bocas que laten,
ojos que se avecinan al cielo cuando baja,
cuando sobre las frentes las ideas son dedos.
Sangre en los peñascales, sangre por los espantos,
ramas que de los pulsos crecen hasta las voces,
cuerpo que pende al viento ya sin limitaciones,
herido por las lenguas que chupan sus hormigas. | es |
Núñez_de_Arce,Gaspar | <XXI | ¡Oh_Musa,_Que_En_El_Combate | ¡Oh Musa, que en el combate
de la vida, no has tenido,
a tu honor rindiendo culto,
lisonjas para el magnate
injurias para el vencido,
ni aplausos para el tumulto!
Como en días de pelea,
si la lástima no embota
ni embarga tu pensamiento,
hoy alza tu canto, y sea
un gemido cada nota
y cada estrofa un lamento.
Ante el inmenso quebranto
de la hermosa Andalucía,
da curso a tu angustia fiera;
pero no te impida el llanto
proclamar ¡oh Musa mía!
la verdad, siempre severa.
Tus sentimientos acalla,
porque el celo inmoderado
al mísero desvanece,
y en esta humana batalla
quien adula al desgraciado
no le anima: le envilece.
Dile más bien: «—¡Adelante!
Cumple tu ruda faena
y llora, pero trabaja;
que el varón firme y constante
los estragos de su pena
con el propio esfuerzo ataja.
»No estés al pie de las ruinas,,
como inútil pordiosero,
indolente y abatido,
y al volver las golondrinas
labrarán en el alero
de tu nueva casa el nido.
»Ara, siembra, reedifica,
lucha contra la corriente
del infortunio en que vives,
y enaltece y santifica
con el sudor de tu frente
Ia dádiva que recibes».
Háblale así, Musa honrada,
y en tu noble magisterio
nunca profanes tu lira,
con la adulación menguada,
con el torpe vituperio
ni con la baja mentira. | es |
Revagliatti,Rolando | XXI | Se_Mató_La_Voz | Se mató la voz
se mató la voz que volaba
arribará a las tinieblas
sembrará
esparcirá. | es |
Quintana,Manuel_José | <XXI | ¿Qué_Era,_Decidme,_La_Nación_Que_Un_Día | ¿Qué era, decidme, la nación que un día
reina del mundo proclamó el destino,
la que a todas las zonas extendía
su cetro de oro y su blasón divino?
Volábase a occidente,
y el vasto mar Atlántico sembrado
se hallaba de su gloria y su fortuna.
Do quiera España: en el preciado seno
de América, en el Asia, en los confines
del África, allí España. El soberano
vuelo de la atrevida fantasía
para abarcarla se cansaba en vano;
la tierra sus mineros le rendía,
sus perlas y coral el Oceano,
y dondequier que revolver sus olas
él intentase, a quebrantar su furia
siempre encontraba costas españolas.
Ora en el cieno del oprobio hundida,
abandonada a la insolencia ajena,
como esclava en mercado, ya aguardaba
la ruda argolla y la servil cadena.
¡Qué de plagas, oh, Dios! Su aliento impuro
la pestilente fiebre respirando,
infestó el aire, emponzoñó la vida;
la hambre enflaquecida
tendió sus brazos lívidos, ahogando
cuanto el contagio perdonó; tres veces
de Jano el templo abrimos,
y a la trompa de Marte aliento dimos;
tres veces ¡ay! los dioses tutelares
su escudo nos negaron y nos vimos
rotos en tierra y rotos en los mares.
¿Qué en tanto tiempo viste
por tus inmensos términos, oh, Iberia?
¿Qué viste ya sino funesto luto,
honda tristeza, sin igual miseria,
de tu vil servidumbre acerbo fruto?
Así, rota la vela, abierto el lado,
pobre bajel a naufragar camina,
de tormenta en tormenta despeñado,
por los yermos del mar ya ni en su popa
las guirnaldas se ven que antes le ornaban,
ni en señal de esperanza y de contento
la flámula riendo al aire ondea.
Cesó en su dulce canto el pasajero,
ahogó su vocería
el ronco marinero,
terror de muerte en torno le rodea,
terror de muerte silencioso y frío;
y él va a estrellarse al áspero bajío.
Llega el momento, en fin; tiende su mano
el tirano del mundo al occidente,
y fiero exclama: «El occidente es mío».
Bárbaro gozo en su ceñuda frente
resplandeció, como en el seno oscuro
de nube tormentosa en el estío
relámpago fugaz brilla un momento,
que añade horror con su fulgor sombrío.
Sus guerreros feroces
con gritos de soberbia el viento llenan;
gimen los yunques, los martillos suenan,
arden las forjas. ¡Oh, vergüenza! ¿Acaso
pensáis que espadas son para el combate
las que mueven sus manos codiciosas?
No en tanto os estiméis: grillos, esposas,
cadenas son, que en vergonzosos lazos
por siempre amarren tan inertes brazos.
Estremeciose España
del indigno rumor que cerca oía,
y al grande impulso de su justa saña
rompió el volcán que en su interior hervía.
Sus déspotas antiguos
consternados y pálidos se esconden;
resuena el eco de venganza en torno,
y del Tajo las márgenes responden:
«¡Venganza!» ¿Dónde están,
sagrado río,
los colosos de oprobio y de vergüenza
que nuestro bien en su insolencia ahogaban?
Su gloria fue, nuestro esplendor comienza;
y tú, orgulloso y fiero,
viendo que aún hay Castilla y castellanos,
precipitas al mar tus rubias ondas,
diciendo: «Ya acabaron los tiranos».
¡Oh, triunfo! ¡Oh, gloria! ¡Oh,
celestial momento!
¿Conque puede ya dar el labio mío
el nombre augusto de la Patria al viento?
Yo le daré; mas no en el arpa de oro
que mi cantar sonoro
acompañó hasta aquí; no aprisionado
en estrecho recinto, en que se apoca
el numen en el pecho
y el aliento fatídico en la boca.
Desenterrad la lira de Tirteo,
y el aire abierto, a la radiante lumbre
del sol, en la alta cumbre
del riscoso y pinífero Fuenfría,
allí volaré yo, y allí cantando
con voz que atruene en rededor la sierra,
lanzaré por los campos castellanos
los ecos de la gloria y de la guerra.
¡Guerra, nombre tremendo, ahora sublime,
único asilo y sacrosanto escudo
al ímpetu sañudo
del fiero Atila que a occidente oprime!
¡Guerra, guerra, españoles! En el Betis
ved del Tercer Fernando alzarse airada
la augusta sombra; su divina frente
mostrar Gonzalo en la imperial Granada;
blandir el Cid su centellante espada,
y allá sobre los altos Pirineos,
del hijo de Jimena
animarse los miembros giganteos.
En torbo ceño y desdeñosa pena
ved cómo cruzan por los aires vanos;
y el valor exhalando que se encierra
dentro del hueco de sus tumbas frías,
en fiera y ronca voz pronuncian «¡Guerra!
»¡Pues qué! ¿Con faz serena
vierais los campos devastar opimos,
eterno objeto de ambición ajena,
herencia inmensa que afanando os dimos?
Despertad, raza de héroes: el momento
llegó ya de arrojarse a la victoria;
que vuestro nombre eclipse nuestro nombre,
que vuestra gloria humille nuestra gloria.
No ha sido en el gran día
el altar de la Patria alzado en vano
por vuestra mano fuerte.
Juradlo, ella os lo manda: ¡Antes la muerte
que consentir jamás ningún tirano!»
Sí, yo lo juro, venerables sombras;
yo lo juro también, y en este instante
ya me siento mayor. Dadme una lanza,
ceñidme el casco fiero y refulgente;
volemos al combate, a la venganza;
y el que niegue su pecho a la esperanza
hunda en el polvo la cobarde frente.
Tal vez el gran torrente
de la devastación en su carrera
me llevará. ¿Qué importa? ¿Por ventura
no se muere una vez? ¿No iré, expirando,
a encontrar nuestros ínclitos mayores?
«¡Salud, oh padres de la patria mía»,
yo les diré, «salud! La heroica España
de entre el estrago universal y horrores
levanta la cabeza ensangrentada,
y, vencedora de su mal destino,
vuelve a dar a la tierra amedrentada
su cetro de oro y su blasón divino». | es |
Ruiz,Juan | <XXI | Dyré_Vos_La_Pelea,_Que_Una_Noche_Me_Vino | Dyré vos la pelea, que una noche me vino,
pensando en mi ventura, sañudo e non con vino:
un ome grande, fermoso, mesurado a mi vino:
yo le pregunté quién era; dixo: "Amor, tu vezino".
Con saña que tenía fuylo a denostar:
díxel': "Si Amor eres, no puedes aquí estar:
eres mintroso, falso en muchos enartar,
salvar non puedes uno, puedes çient mill matar.
"Con engaños e lysonjas e sotiles mentiras
empoçonas las lenguas, enervolas tus viras;
al que mejor te syrve, a él fieres, quando tiras,
párteslo del amiga al ome que ayras.
"Traes enloqueçidos munchos con tu saber,
fázeslos perder el sueño, el comer y el bever;
ffazes a muchos omes tanto se atrever
en ti, fasta que el cuerpo e el alma van perder.
"Non tienes regla çierta nin tienes en tí tiento:
a las vegadas prendes con grand revatamiento,
a vezes poco a poco con maestrías çiento:
de cuanto yo te digo, tú sabes que non miento.
"Desque los omes prendes, no das por ellos nada,
traeslos de oy en cras en vida muy penada,
ffazes al que te cree lazar en tu mesnada,
e por plazer poquillo andar luenga jornada.
"Eres tan enconado que, do fieres de golpe,
non lo sana mengía, enplasto nin xarope,
non sé ffuerte nin rreçio, que se contigo tope,
que no l' debatas luego, por mucho que se enforce.
"De cómo enflaquezes las gentes e las dapñas,
munchos libros ay desto, de cómo las engañas
con tus muchos doñeos e con tus malas mañas;
siempre tiras la fuerça, dízenlo en fazañas". | es |
Horna,José_María_de | XXI | Si_Ves_Al_Mundo_Rebramando_Inquieto | Si ves al mundo rebramando inquieto
entre la tempestad,
recuerdas el amor, junto aquel seto
que guarda la amistad.
Si ves que, en calma, el mundo se sustenta
en brazos del amor,
tu mente busca ansiosa la tormenta
de una vida interior.
Así es el mundo y así son los hombres,
un absurdo endiablado,
buscando siempre locos, no te asombres,
lo que ya han despreciado. | es |
Cadenas,Rafael | <XXI | Muchas_Ciudades | Muchas ciudades
recorriste,
marginal,
inerme frente a lo exorbitante
y resuelto a conducirte
no como aquellos en cuyas balanzas
el nombre
pesa más que la vida,
sino olvidado
como quien pasa en silencio,
alerta,
sin fardo
y quiere
oír. | es |
Felipe,León | <XXI | Viniste_A_Glorificar_Las_Lágrimas... | Viniste a glorificar las lágrimas...
no a enjugarlas...
Viniste a abrir las heridas...
no a cerrarlas.
Viniste a encender las hogueras...
no a apagarlas.
Viniste a decir:
¡Que corran el llanto,
la sangre
y el fuego...
como el agua! | es |
Darío,Rubén | <XXI | Sí,_Yo_He_Escrito_Estos_Abrojos | Sí, yo he escrito estos Abrojos
tras largas penas y agravios,
ya con la risa en los labios,
ya con el llanto en los ojos.
Tu noble y leal corazón,
tu cariño, me alentaba
cuando entre los dos mediaba
la mesa de redacción.
Yo, haciendo versos, Manuel,
descocado, antimetódico,
en el margen de un periódico,
o en un trozo de papel.
Tú , aplaudiendo o censurando,
censurando o aplaudiendo
como crítico tremendo,
o como crítico blando.
Entonces, ambos a dos,
de mil ambiciones llenos,
con dos corazones buenos
y honrados, gracias a Dios,
hicimos dulces memorias,
trajimos gratos recuerdos,
y no nos hallamos lerdos
en ese asunto de glorias.
Y pensamos en ganarlas
paso a paso y poco a poco...
Y ya huyendo el tiempo loco
de nuestras amigas charlas,
nos confiamos los enojos,
las amarguras, los duelos,
los desengaños y anhelos...
y nacieron mis Abrojos.
Obra, sin luz ni donaire,
que al compañero constante
le dedica un fabricante
de castillos en el aire.
Obra sin luz, es verdad,
pues rebosa amarga pena;
y para toda alma buena
la pena es oscuridad.
Sin donaire, porque el chiste
no me buscó, ni yo a él;
ya tú bien sabes, Manuel,
que yo tengo el vino triste.
Juntos hemos visto el mal
y en el mundano bullicio,
cómo para cada vicio,
se eleva un arco triunfal.
Vimos perlas en el lodo,
burla y baldón a destajo,
el delito por debajo
y la hipocresía en todo.
Bondad y hombría de bien,
como en el mar las espumas,
y palomas con las plumas
recortadas a cercén.
Mucho tigre carnicero,
bien enguantadas las uñas,
y muchísimas garduñas
con máscaras de cordero.
La poesía con anemia,
con tisis el ideal,
bajo la capa el puñal
y en la boca la blasfemia.
La envidia que desenrosca
su cuerpo y muerde con maña;
y en la tela de la araña
a cada paso la mosca...
¿Eres artista? Te afeo.
¿Vales algo? Te critico.
Te aborrezco si eres rico,
y si pobre, te apedreo.
Y de la honra haciendo el robo
e hiriendo cuanto se ve,
sale cierto lo de que
el hombre del hombre es lobo.
No predico, no interrogo.
De un sermón ¡qué se diría!
Esto no es una homilía,
sino amargo desahogo.
Si hay versos de amores, son
las flores de un amor muerto
que brindo al cadáver yerto
de mi primera pasión.
Si entre esos íntimos versos
hay versos envenenados,
lean los hombres honrados
que son para los perversos.
Y tú, mi buen compañero,
toma el libro; que en verdad
de poeta y caballero,
con mis Abrojos no hiero
las manos de la amistad. | es |
Subsets and Splits