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5 values
Bolaño,Roberto
<XXI
Colinas_Sombreadas_Más_Allá_De_Tus_Sueños
Colinas sombreadas más allá de tus sueños. Los castillos que sueña el vagabundo. Morir al final de un día cualquiera. Imposible escapar de la violencia. Imposible pensar en otra cosa. Flacos señores alaban poesía y armas. Castillos y pájaros de otra imaginación. Lo que aún no tiene forma me protegerá.
es
Buesa,José_Ángel
<XXI
¡Qué_Clara_La_Mañana!_¡Qué_Fresco_Y_Delicioso
¡Qué clara la mañana! ¡qué fresco y delicioso el viento! ¡Cuánta luz! ¡Cuánta leve armonía!... —Busqué a mi alrededor algo maravilloso... Y ella, a mi lado, sonreía... ¡Cuánta muda tristeza en el cielo nublado! ¡Qué silencio en las frondas donde el ave cantaba! —Busqué a mi alrededor algo desconsolado... Y ella, a mi lado, suspiraba... ¡Qué soledad! ¡Qué angustia crispada en la doliente neblina! ¡Qué vacío en todo!...— Desolado Busqué a mi alrededor... Y busqué inútilmente: Ella no estaba ya a mi lado...
es
Jiménez,Juan_Ramón
<XXI
Anteprimavera
¡Abrazo largo que la tarde de abril me da, en la casa sola, con sus brazos de nubes de colores! —¡Qué bien! ¡Todos se han ido! ¡Toda la casa está en olvido oscuro, para ella y para mí!— ¡Paseos dulces y olorosos, por los tranquilos corredores que dan con sus cristales a inesperados cielos!
es
Fernández_Moreno,Baldomero
<XXI
Grados
—Fernández Moreno, Marcela. —Presente. —Levántate y vuela.
es
Martí,José
<XXI
¿Palabras?_Ya_Sé,_Palabras
¿Palabras? ya sé, palabras, No me las puedes decir; Pero mirarme sí puedes:— ¡Basta para vivir!
es
García_Cabrera,Pedro
<XXI
Descortezando_Tu_Aventura,_Noche
Descortezando tu aventura, noche blanca interior, alcánzome en la alondra que te vive mi sueño, más dormida que la obsesión de alberca de una espalda. Fuera de ti, las nieblas, las penumbras de anegadas orillas, los silencios del austral continente del olvido. Dentro de ti, la corza de la ausencia al pie del arcoíris del recuerdo, el ademán que filtra la nostalgia sobre el largo sollozo de las sombras y tus hombros, al pairo de mi frente, con todos sus armiños desplegados. Noche blanca interior, amiga mía, escaladora de mis altas sienes, para que sea yo tu propia luna cierra mis valles y ábreme tus lirios.
es
Rébora,Marilina
<XXI
Que_Esta_Noche_Me_Duerma_Bajo_Un_Manto_De_Olvido
Que esta noche me duerma bajo un manto de olvido, ajena al desamor, al encono y la saña, considerando a aquel que nunca me ha querido, sorda a la mezquindad y a la torcida maña. Que el corazón regule cadencioso el latido para que no lo alteren mentiras o patraña; que el alma, dadivosa con los que no lo han sido, se entregue por entero, aun a la gente extraña. Que todo sentimiento impropio me abandone, y acallado el deseo de ser yo, a mí renuncie, hasta la misma ofensa más infame perdone, quedando desde entonces en beatífica paz, y que un plácido sueño redimidor me anuncie que la pasión humana no ha de vencerme más. Que el corazón regule cadencioso el latido para que no lo alteren mentiras o patraña; que el alma, dadivosa con los que no lo han sido, se entregue por entero, aun a la gente extraña. Que todo sentimiento impropio me abandone, y acallado el deseo de ser yo, a mí renuncie, hasta la misma ofensa más infame perdone, quedando desde entonces en beatífica paz, y que un plácido sueño redimidor me anuncie que la pasión humana no ha de vencerme más. Que todo sentimiento impropio me abandone, y acallado el deseo de ser yo, a mí renuncie, hasta la misma ofensa más infame perdone, quedando desde entonces en beatífica paz, y que un plácido sueño redimidor me anuncie que la pasión humana no ha de vencerme más.
es
Coronado,Carolina
<XXI
Para_Ponerte,_Como_Pides_Dentro
Para ponerte, como pides dentro, sin que te escapes de la floja octava, es preciso mirar cómo se clava tu nombre, Pepa Juana, aquí en el centro: si por fortuna consonante encuentro para otro verso que termine en ava, en esta octava que tu nombre encierra quedas como debajo de la tierra.
es
Figueroa,Francisco_de
<XXI
Soneto_Xliv
Apenas fui de mi niñez salido, Que amor se apoderó del alma mía, En cuya grave injusta tiranía Las horas de mi bien pocas han sido. Fortuna contra mí siempre ha movido Sus fuerzas, mas amor me defendía; Hasta que desdén justo abrió la vía, Por donde he la mitad de mi perdido. Amor, fortuna, que tenéis la gloria Repartida entre vos de este cuitado Despojo sin valor, o fuerza alguna; Baste solo un Señor a tan cansado Y débil siervo; alcance uno victoria, ¡Y ay si haberla pudiese la fortuna!
es
Guillén,Nicolás
<XXI
No_Me_Dan_Pena_Los_Burgueses
No me dan pena los burgueses vencidos. Y cuando pienso que van a darme pena, aprieto bien los dientes y cierro bien los ojos. Pienso en mis largos días sin zapatos ni rosas. Pienso en mis largos días sin sombrero ni nubes. Pienso en mis largos días sin camisa ni sueños. Pienso en mis largos días con mi piel prohibida. Pienso en mis largos días. —No pase, por favor. Esto es un club. —La nómina está llena. —No hay pieza en el hotel. —El señor ha salido. —Se busca una muchacha. —Fraude en las elecciones. —Gran baile para ciegos. —Cayó el Premio Mayor en Santa Clara. —Tómbola para huérfanos. —El caballero está en París. —La señora marquesa no recibe. En fin, que todo lo recuerdo. Y como todo lo recuerdo, ¿qué carajo me pide usted que haga? Pero además, pregúnteles. Estoy seguro de que también recuerdan ellos.
es
Unamuno,Gonzalo
XXI
¿A_Dónde_Habrás_Ido_A_Parar
¿A dónde habrás ido a parar, con tu verso de espuma, con tu manto de sal? ¿A dónde si porque faltas ha vuelto el silencio, silencio de mar? Tu voz ha muerto en tierra la llevaré a nivel del mar para dejarla en la ribera. Tu voz condecorada con la insignia marinera sobre el corazón un ancla y sobre el ancla una estrella. La llevaré al nivel del mar puesto que ha muerto en tierra. La nombraré capitana de un blanco bajel de guerra. Sobre la estrella el viento, sobre el viento la vela, sobre la vela tu voz y sobre ella la estela, te ofrecen como yo, esta estrofa marinera.
es
Carranza,Eduardo
<XXI
Jóvenes_De_Ternísima_Cintura
Jóvenes de ternísima cintura que andáis lo mismo que la melodía y que de paso vais por la verdura como el jazmín que en la mañana ardia. Muchachas que prestáis arquitectura temblorosa a los aires noche y día y sostenéis con vuestra mano pura el firmamento de la poesía. Adorables de fruta y terciopelo donde la tierra empieja a ser de cielo, donde el cielo es aroma todavía: Dejad que al irme de la primavera vuelva a miraros por la vez postrera y os dé esta rosa de melancolía.
es
Aleixandre,Vicente
<XXI
Siento_El_Silencio_Como_Esa_Piedra_Blanca_Que_Resbala
Siento el silencio como esa piedra blanca que resbala sobre el corazón de las madres, y no tengo fuerzas más que para perdonaros a todos el mal que me habéis hecho, sin ignorarlo, con la forma de vuestra sombra cuando pasabais. Sois todos tan claros, transparentes como la yedra, y yo puedo uno a uno prescindir de mis sentimientos, que no me hacen ya cosquillas con ese cono doloroso que me he quitado de los ojos. La avispa dulce, la sin igual dulzura que apagaba la luz bajo la carne cuando daba la sensación del dolor dispensando la muerte, ese minuto tránsito que consiste en firmar con agua sobre una cuartilla, blanca, aprovechando el instante en que el corazón retrocede. Es tarde para pensarlo. Siempre esta sensación de tardanza ha dado lugar a que creciese una rosa sobre un hombro, a que un labio volase sin oírse, a que tu realidad viva se desvaneciese como un aire que se eleva. La caduca forma del papel sobre el que se apoya tiernamente Sa mejilla no engaña, suspira y no responde, oculta la armazón de sus huesos, la instantánea mariposa de níquel que late bajo su superficie encerada. No me preguntes más. Descansa. Evoca la salvación de las manos, ese esmerado vuelo en que la arribada está prevista a unos montes de terciopelo, donde los ojos podrán al cabo presenciar un paisaje caliente, una sueve transición que consiste en musitar un nombre en el oído mientras se olvida que el cielo es siempre el mismo. Duerme, muchacha. Aguza la calidad de tus uñas, mientras se embota la sensibilidad de tu pecho distraído en convertirse en una bahía limitada, en una respiración con fronteras a la que no le ha de sorprender la luna nueva. Tienes un rostro abandonado. Esa laxitud no es la de tus miembros. Esa quietud que proclama con su signo la vigencia del día es una pura mentira que se evade, que no puede irse y que acaba convirtiéndose en vegetal. No permanezcas, crece pronto. No me mientas una lágrima de mercurio que horade la tierra y se estanque, que no acierte a buscar la raíz y se contente con los labios, con esa dolorosa saliva que resbala y que me está quemando mis manos con su historia, con su brillo de cara reinventada para morir en el arroyo que ignoro entre las ingles.
es
Aparicio_González,Jesús
XXI
Vanas_Luces_Controlan_Y_Guardan_Nuestras_Vidas
Vanas luces controlan y guardan nuestras vidas tras pantallas que emiten inútiles mensajes disfrazados de imprescindibles sueños. Son los nuevos demonios con su dulce anestesia de engañosas palabras en cascada sin fin, con su loco bombardeo de imágenes ocultando el vacío que conforma la noche oscura. Distraen de lo esencial: sentir que tiembla la mañana en la nevada del almendro y en el zumbido de la abeja, gustar de la memoria de los días gozosos, escuchar el susurro de la leña al arder, aprehender la sabiduría en la canción del grillo y alcanzar la raíz de nueva nada al leer el silencio.
es
Carriedo,Gabino-Alejandro
<XXI
Madre,_Si_Ves_Ese_Pájaro
Madre, si ves ese pájaro que observa en la rama teme, madre, por mí Si no me quita ojo (el pájaro) desde su observatorio Si, todavía más, no frunce el ceño, parece como si disecado Y si, madre, ocurriera que el pájaro callara, algo falla en lo oscuro Y, madre, si ese pájaro no existe, es sólo sombra impalpable, implacable Entonces reza por mi alma. Se habrá abierto la tierra y todo, madre, de luto Si no me quita ojo (el pájaro) desde su observatorio Si, todavía más, no frunce el ceño, parece como si disecado Y si, madre, ocurriera que el pájaro callara, algo falla en lo oscuro Y, madre, si ese pájaro no existe, es sólo sombra impalpable, implacable Entonces reza por mi alma. Se habrá abierto la tierra y todo, madre, de luto Si, todavía más, no frunce el ceño, parece como si disecado Y si, madre, ocurriera que el pájaro callara, algo falla en lo oscuro Y, madre, si ese pájaro no existe, es sólo sombra impalpable, implacable Entonces reza por mi alma. Se habrá abierto la tierra y todo, madre, de luto Y si, madre, ocurriera que el pájaro callara, algo falla en lo oscuro Y, madre, si ese pájaro no existe, es sólo sombra impalpable, implacable Entonces reza por mi alma. Se habrá abierto la tierra y todo, madre, de luto Y, madre, si ese pájaro no existe, es sólo sombra impalpable, implacable Entonces reza por mi alma. Se habrá abierto la tierra y todo, madre, de luto Entonces reza por mi alma. Se habrá abierto la tierra y todo, madre, de luto
es
Bañuelos,Juan
<XXI
El_Incendio_Hospedado
Con este corazón casi vacío, casi incendio de música en mi cuarto, sigo, Silencio, tu quebrado olvido de penetrante buque. Una mano que no puede alcanzarte, una espiga que no puede crecer cuando ya es aplastada por el granizo fugitivo de los días, Óyeme hablar de las sombras que muerdo, mírame como a un hombre que ha perdido en una casa ardiendo los párpados y el color de sus ojos. No hagas la señal del silencio para que calle. Puedo. Aún puedo un poco: llorar, gemir, hablar en voz baja, decir que yo te amo furiosamente como un rayo que cae, de pronto, en el jardín.
es
Chumacero,Alí
<XXI
Me_Miro_Frente_A_Mí,_Rendido
Me miro frente a mí, rendido, escuchando latir mi propia sangre, con la atención desnuda del que espera encontrarse en un espejo o en el fondo del agua cuando, tendiendo el cuerpo, ve acercarse su sombra, lenta e inclinada, a la suprema conjunción de dos pulsos perdidos en sí mismos, como doble sueño o palabra inserta en eco hasta llegar a la primera orilla del silencio. En espejo de sueños estoy junto a mí mismo y mi imagen se asoma alargando los brazos, buscando asir lo inasidero, lo que dentro de mí resuena como sombra apresada en las tinieblas que quisiera hallar una luz para poder nacer. Estoy junto a la sombra que proyecta mi sombra, dentro de mí, sitiado, intacto, descansando leve sobre mi propia forma: mi agonía, y en vano quiero ya cerrar los ojos, dejar los brazos a su propio peso o que el agua del silencio lave mi cuerpo, pues ya mi sueño frente a mí me nombra, ya destroza el espejo en que se guarda y reclina su voz sobre la mía: ya estoy frente a la muerte.
es
Lugones,Leopoldo
<XXI
El_Éxtasis
Dormía la arboleda; las ventanas llenábanse de luz como pupilas; las sendas grises se tornaban lilas; cuajábanse la luz en densas granas. La estrella que conoce por hermanas desde el cielo tus lágrimas tranquilas, brotó, evocando al son de las esquilas, el rústico Belén de las aldeanas. Mientras en las espumas del torrente deshojaba tu amor sus primaveras de muselina, relevó el ambiente la armoniosa amplitud de tus caderas, y una vaca mugió sonoramente allá, por las sonámbulas praderas.
es
Cadalso,José
<XXI
Que_Un_Sabio_De_Mal_Humor
Que un sabio de mal humor llame locura al amor, ya lo veo; pero que no se enloquezca cuando otro humor prevalezca, no lo creo. Que una doncella guardada esté del mundo apartada, ya lo veo; pero que no muera ella por salir de ser doncella, no lo creo. Que un filósofo muy grave diga que de amor no sabe, ya lo veo; pero que no mienta el sabio con el pecho y con el labio, no lo creo. Que una moza admita un viejo por marido o por cortejo, ya lo veo; mas que el viejo en confusiones no dé por cuernos doblones, no lo creo. Que un amante abandonado diga que está escarmentado, ya lo veo; pero que él no se desdiga si encuentra grata a su amiga, no lo creo. Que una vieja ya se asombre hasta del nombre del hombre ya lo veo; pero que ella no quisiera ser de edad menos severa, no lo creo. Que una mujer a su amante jure ser siempre constante, ya lo veo; pero que se pase un día y ella quiera todavía, no lo creo. Que de todas las mujeres no importen los pareceres, ya lo veo; pero de que la que amamos el parecer no sigamos, no lo creo. Que la mujer, cual cristal, la quiebre un soplo fatal, ya lo veo; pero que pueda soldarse si una vez llega a quebrarse, no lo creo. Que al espejo las coquetas estudien mil morisquetas, ya lo veo; pero que sea el cristal el objeto principal, no lo creo. Que bastante he murmurado en lo que está criticado, ya lo veo; pero que mucho no pueda criticarse en lo que pueda, no lo creo. Que la novia moza y linda al novio viejo se rinda, ya lo veo; pero que crea el barbón que ella rinde el corazón, no lo creo. Que una doncella guardada esté del mundo apartada, ya lo veo; pero que no muera ella por salir de ser doncella, no lo creo. Que un filósofo muy grave diga que de amor no sabe, ya lo veo; pero que no mienta el sabio con el pecho y con el labio, no lo creo. Que una moza admita un viejo por marido o por cortejo, ya lo veo; mas que el viejo en confusiones no dé por cuernos doblones, no lo creo. Que un amante abandonado diga que está escarmentado, ya lo veo; pero que él no se desdiga si encuentra grata a su amiga, no lo creo. Que una vieja ya se asombre hasta del nombre del hombre ya lo veo; pero que ella no quisiera ser de edad menos severa, no lo creo. Que una mujer a su amante jure ser siempre constante, ya lo veo; pero que se pase un día y ella quiera todavía, no lo creo. Que de todas las mujeres no importen los pareceres, ya lo veo; pero de que la que amamos el parecer no sigamos, no lo creo. Que la mujer, cual cristal, la quiebre un soplo fatal, ya lo veo; pero que pueda soldarse si una vez llega a quebrarse, no lo creo. Que al espejo las coquetas estudien mil morisquetas, ya lo veo; pero que sea el cristal el objeto principal, no lo creo. Que bastante he murmurado en lo que está criticado, ya lo veo; pero que mucho no pueda criticarse en lo que pueda, no lo creo. Que la novia moza y linda al novio viejo se rinda, ya lo veo; pero que crea el barbón que ella rinde el corazón, no lo creo. Que un filósofo muy grave diga que de amor no sabe, ya lo veo; pero que no mienta el sabio con el pecho y con el labio, no lo creo. Que una moza admita un viejo por marido o por cortejo, ya lo veo; mas que el viejo en confusiones no dé por cuernos doblones, no lo creo. Que un amante abandonado diga que está escarmentado, ya lo veo; pero que él no se desdiga si encuentra grata a su amiga, no lo creo. Que una vieja ya se asombre hasta del nombre del hombre ya lo veo; pero que ella no quisiera ser de edad menos severa, no lo creo. Que una mujer a su amante jure ser siempre constante, ya lo veo; pero que se pase un día y ella quiera todavía, no lo creo. Que de todas las mujeres no importen los pareceres, ya lo veo; pero de que la que amamos el parecer no sigamos, no lo creo. Que la mujer, cual cristal, la quiebre un soplo fatal, ya lo veo; pero que pueda soldarse si una vez llega a quebrarse, no lo creo. Que al espejo las coquetas estudien mil morisquetas, ya lo veo; pero que sea el cristal el objeto principal, no lo creo. Que bastante he murmurado en lo que está criticado, ya lo veo; pero que mucho no pueda criticarse en lo que pueda, no lo creo. Que la novia moza y linda al novio viejo se rinda, ya lo veo; pero que crea el barbón que ella rinde el corazón, no lo creo. Que una moza admita un viejo por marido o por cortejo, ya lo veo; mas que el viejo en confusiones no dé por cuernos doblones, no lo creo. Que un amante abandonado diga que está escarmentado, ya lo veo; pero que él no se desdiga si encuentra grata a su amiga, no lo creo. Que una vieja ya se asombre hasta del nombre del hombre ya lo veo; pero que ella no quisiera ser de edad menos severa, no lo creo. Que una mujer a su amante jure ser siempre constante, ya lo veo; pero que se pase un día y ella quiera todavía, no lo creo. Que de todas las mujeres no importen los pareceres, ya lo veo; pero de que la que amamos el parecer no sigamos, no lo creo. Que la mujer, cual cristal, la quiebre un soplo fatal, ya lo veo; pero que pueda soldarse si una vez llega a quebrarse, no lo creo. Que al espejo las coquetas estudien mil morisquetas, ya lo veo; pero que sea el cristal el objeto principal, no lo creo. Que bastante he murmurado en lo que está criticado, ya lo veo; pero que mucho no pueda criticarse en lo que pueda, no lo creo. Que la novia moza y linda al novio viejo se rinda, ya lo veo; pero que crea el barbón que ella rinde el corazón, no lo creo. Que un amante abandonado diga que está escarmentado, ya lo veo; pero que él no se desdiga si encuentra grata a su amiga, no lo creo. Que una vieja ya se asombre hasta del nombre del hombre ya lo veo; pero que ella no quisiera ser de edad menos severa, no lo creo. Que una mujer a su amante jure ser siempre constante, ya lo veo; pero que se pase un día y ella quiera todavía, no lo creo. Que de todas las mujeres no importen los pareceres, ya lo veo; pero de que la que amamos el parecer no sigamos, no lo creo. Que la mujer, cual cristal, la quiebre un soplo fatal, ya lo veo; pero que pueda soldarse si una vez llega a quebrarse, no lo creo. Que al espejo las coquetas estudien mil morisquetas, ya lo veo; pero que sea el cristal el objeto principal, no lo creo. Que bastante he murmurado en lo que está criticado, ya lo veo; pero que mucho no pueda criticarse en lo que pueda, no lo creo. Que la novia moza y linda al novio viejo se rinda, ya lo veo; pero que crea el barbón que ella rinde el corazón, no lo creo. Que una vieja ya se asombre hasta del nombre del hombre ya lo veo; pero que ella no quisiera ser de edad menos severa, no lo creo. Que una mujer a su amante jure ser siempre constante, ya lo veo; pero que se pase un día y ella quiera todavía, no lo creo. Que de todas las mujeres no importen los pareceres, ya lo veo; pero de que la que amamos el parecer no sigamos, no lo creo. Que la mujer, cual cristal, la quiebre un soplo fatal, ya lo veo; pero que pueda soldarse si una vez llega a quebrarse, no lo creo. Que al espejo las coquetas estudien mil morisquetas, ya lo veo; pero que sea el cristal el objeto principal, no lo creo. Que bastante he murmurado en lo que está criticado, ya lo veo; pero que mucho no pueda criticarse en lo que pueda, no lo creo. Que la novia moza y linda al novio viejo se rinda, ya lo veo; pero que crea el barbón que ella rinde el corazón, no lo creo. Que una mujer a su amante jure ser siempre constante, ya lo veo; pero que se pase un día y ella quiera todavía, no lo creo. Que de todas las mujeres no importen los pareceres, ya lo veo; pero de que la que amamos el parecer no sigamos, no lo creo. Que la mujer, cual cristal, la quiebre un soplo fatal, ya lo veo; pero que pueda soldarse si una vez llega a quebrarse, no lo creo. Que al espejo las coquetas estudien mil morisquetas, ya lo veo; pero que sea el cristal el objeto principal, no lo creo. Que bastante he murmurado en lo que está criticado, ya lo veo; pero que mucho no pueda criticarse en lo que pueda, no lo creo. Que la novia moza y linda al novio viejo se rinda, ya lo veo; pero que crea el barbón que ella rinde el corazón, no lo creo. Que de todas las mujeres no importen los pareceres, ya lo veo; pero de que la que amamos el parecer no sigamos, no lo creo. Que la mujer, cual cristal, la quiebre un soplo fatal, ya lo veo; pero que pueda soldarse si una vez llega a quebrarse, no lo creo. Que al espejo las coquetas estudien mil morisquetas, ya lo veo; pero que sea el cristal el objeto principal, no lo creo. Que bastante he murmurado en lo que está criticado, ya lo veo; pero que mucho no pueda criticarse en lo que pueda, no lo creo. Que la novia moza y linda al novio viejo se rinda, ya lo veo; pero que crea el barbón que ella rinde el corazón, no lo creo. Que la mujer, cual cristal, la quiebre un soplo fatal, ya lo veo; pero que pueda soldarse si una vez llega a quebrarse, no lo creo. Que al espejo las coquetas estudien mil morisquetas, ya lo veo; pero que sea el cristal el objeto principal, no lo creo. Que bastante he murmurado en lo que está criticado, ya lo veo; pero que mucho no pueda criticarse en lo que pueda, no lo creo. Que la novia moza y linda al novio viejo se rinda, ya lo veo; pero que crea el barbón que ella rinde el corazón, no lo creo. Que al espejo las coquetas estudien mil morisquetas, ya lo veo; pero que sea el cristal el objeto principal, no lo creo. Que bastante he murmurado en lo que está criticado, ya lo veo; pero que mucho no pueda criticarse en lo que pueda, no lo creo. Que la novia moza y linda al novio viejo se rinda, ya lo veo; pero que crea el barbón que ella rinde el corazón, no lo creo. Que bastante he murmurado en lo que está criticado, ya lo veo; pero que mucho no pueda criticarse en lo que pueda, no lo creo. Que la novia moza y linda al novio viejo se rinda, ya lo veo; pero que crea el barbón que ella rinde el corazón, no lo creo. Que la novia moza y linda al novio viejo se rinda, ya lo veo; pero que crea el barbón que ella rinde el corazón, no lo creo.
es
Jaimes_Freyre,Ricardo
<XXI
Lluvia_De_Azahares
Lluvia de azahares sobre un rostro níveo. Lluvia de azahares frescos de rocío, que dicen historias de amores y nidos. Lluvia de azahares sobre un blanco lirio y un alma que tiene candidez de armiño. Con alegres risas Eros ha traído una cesta llena de rosas y mirtos, y las dulces Gracias —amoroso símbolo— lluvia de azahares para un blanco lirio.
es
Blanco,Andrés_Eloy
<XXI
Soneto_Emocionado_A_Los_Ojos_De_Chichí_Goirí
Ojos que vi una vez en el camino del surgidero de Batabanó; recia mirada que me sobrevino turbio suceso que me aconteció. Negro mirar de anhelo clandestino bajo la noche de Batabanó; del lado norte del azul marino de cuya costa sur venía yo. Ojos como la mar, crespos o estáticos: roncos Caribes, trémulos Adriáticos; neutro mirar de calma y de ciclón negro el velamen, negras las banderas, hacia el naufragio azul de tus ojeras mi vieja barca enderezó el timón.
es
Hinojosa,José_María
<XXI
Huyendo_Del_Destino
En medio de este hueco redondo y transparente que me persigue siempre a través de la tierra retumban los hachazos que separan las ramas brotadas en el tronco de mármol patinado por el humo de pólvora y la luz de la luna filtrada entre los dedos de tus manos de nieve. Tus brazos recogían en sus siete colores la lluvia de mi frente y la espuma del agua perdiéndose en las aguas tu cabellera rubia mientras que tu cabeza flotaba entre las olas verde entre verdes algas con los labios abiertos por la caricia última de mis labios de fuego.
es
Oteo,Arantxa
XXI
Del_Alma_Negra
Del alma negra mana un lamento que desgarra la nuestra, que mata y da vida. Pero, ¿cómo entró allí? ¿cómo se hizo llanto, se transformó en queja, en rebeldía, en compromiso, cómo apeló a la esperanza unió a gentes y a pueblos y explicó tan bien la vida? No te preguntes y piensa: imagínate arrebatado de tu tierra y de tu tribu, transportado como un animal salvaje en una semana infecta, encadenado a tus hermanos, a extraños que hablan otras lenguas pero gimen lágrimas universales, gritos callados de dolor y rabia, los mismos que a ti ni te salen, los que tú ahogas en tu corazón. Ahora te subastan, te exhiben en el mercado, te separan de los tuyos y te hacinan, de nuevo, en barracones en los que malvives, malcomes, malduermes, malamas; te obligan a aprender una lengua hostil, a olvidar tu nombre, a ser sumiso a fuerza de golpes, a acostumbrarte a que violen a tus mujeres, a que te separen de tus hijos, a que te humillen y te arrebaten la poca dignigdad que te queda. Y pasan los años, y llega la “libertad”, que te ata a una tierra que no es tuya, a un nuevo “amo” al que tienes que pagar con tu trabajo, el que antes te daba poco de comer y ahora siembra el hambre en tus hijos arrebatándoles el pan para engordar a los muchos nuevos “masas” que surgen por doquier. Y si no puedes cumplir con tus obligaciones de “hombre libre” te apresan de nuevo llega el Joe Turner de la canción, oh Lord! con 40 eslabones en su cadena y caza a tu hombre, y se lo lleva… O unos encapuchados, orgullosos de su (mala) sangre y de su (puta) raza se amparan en la masa, en la oscuridad, en su cobarde rostro cubierto, para privarte de tu familia, para arrastrarte hasta el árbol de la muerte, y convertirte en el “extraño fruto” que aullaba Lady Bird. Y el nuevo desarraigo, el exilio al gueto del norte, la lucha por la supervivencia, el fin del prometido “sueño americano” que esperabas cuando subiste a ese “A Train” que te llevaba a Chicago, a Pittsburgh, a New York… Y mientras, la segregación en el sur deja que Bessie Smith se desangre en la puerta de un hospital para blancos, se impone en las escuelas, en los transportes públicos, en los bares, en los cines… aunque la desigualdad no es extraña en el resto del país. Y cuando detienen a una pobre modista que cansada de todo un día de trabajo se niega a cederle su asiento a un blanco, empieza el principio ¿del fin? No, tan sólo de la lenta lucha, de la protesta, apenas musitada en sus primeros momentos, gritada a los cuatro vientos después, del nacimiento del africanismo, del reconocimiento de la belleza de lo negro, del orgullo del puño en alto en el podio de los juegos olímpicos, de la admiración hacia ese negro guapo y soberbio, con un gancho de oro, que renunció a su nombre de esclavo, se negó a ir a una guerra que no era la suya y contribuyó a cambiar el mundo. Y después de todo esto, y de saber que la droga ha acabado con miles de vidas negras en las últimas décadas, y que más de la mitad de los niños negros viven en familias monoparentales porque sus padres arrastran sobre sus hombros la pesada carga de la impotencia de siglos que ha anulado, en gran medida, su capacidad de sustentar a una familia, y que los presos negros no cuentan con un juicio justo, y que pasear de noche por un barrio blanco convierte en un negro en potencial delincuente y en más que probable diana de las balas de los defensores de la “paz y el orden”… Y después de todo esto, ¿no sabes cómo entró el blues en el alma negra? Mírate de nuevo, hurga en tu interior, y si aún así, no lo entiendes yo escupo en tu rostro pálido, en tu corazón de piedra, en tu sangre de horchata, y te insulto, y te llamo “blanco”, “blanco de mierda” “asqueroso blanco”, y proclamo mi negritud, y me abrazo a mis hermanos negros, y pido a los dioses africanos que cambien el color de mi piel; y reniego de mi vida de blanca y me aferro a mi alma de blues la única que puede hacer que todo el peso de la culpa ancestral heredada salga de mi vida porque yo, yo, sí sé cómo entró toda esta lacra en mí.
es
Rueda,Salvador
<XXI
Málaga_Es_«Inglesa»_Y_Mora
Málaga es «inglesa» y mora a la vez que es andaluza; Guadalmedina la cruza y el Puerto la condecora; Gibralfaro la avalora y la Caleta sin par; la emblanquece su Azahar y la dora su alegría; en su torre se abre el día y a sus pies se rompe el mar. Esa es Málaga la bella paraíso en que nací; entre sus luces viví y mi ser formose en ella. Dios quiso al crear mi estrella darme la vida en su ambiente, y llevo fijo en mi mente su nombre que tanto quiero, cual si llevara un lucero en la mitad de la frente. Allá van sus pescadores con los oscuros bombachos columpiando los cenachos con los brazos cimbradores. Del pregón a los clamores hinchan la venas del cuello; y en cada pescado bello se ve una escama distinta, en cada escama una tinta y en cada tinta un destello. Clavadas en penca verde van las “biznagas” fragantes, cuyas esencias flotantes la brisa en sus ondas pierde. No hay alma que no recuerde de esa flor el movimiento; la mujer mueve al son lento la penca con sus olores, la penca mueve las flores y los jazmines el viento. Ved allá la bailarina con sus vueltas caprichosas; sus pies, cual dos mariposas, en raudos juegos combina. Parece en la gasa fina una espiral de arrebol, un flotante caracol, una sierpe que circula, y un remolino que ondula como una tromba de sol. Acá y allá entremezclados se oyen pregones a miles con sus gorgeos gentiles con música combinados. Llena los aires dorados un concertante sonoro, y la ciudad canta a coro su malagueña fermata, por mil registros de plata y mil registros de oro. El lenguaje alegre y fresco cual leve cinta se enreda lo mismo que hacerlo pueda el más flexible arabesco. Es un hablar pintoresco todo calados y cruces. ¡Abalorios andaluces hechos de escalas distintas, que a veces rompen en tintas, y a veces rompen en luces! Oíd también su guitarra: ella es la musa española con su seno de manola y su cintura de jarra. Bajo el verdor de la parra da a la brisa este cantar: Llevo en el alma un pesar del que tengo que morir; ni se quita con reír, ni se quita con llorar. La enredadera guarnece la reja, de que es esclava, donde se (pela la pava) hasta que el día amanece. Detrás un rostro florece sembrado de maravillas; estalla un beso a hurtadillas, y cual señal de victoria, repica tocando a gloria el cerco de campanillas. Ved su catedral triunfante: ¡qué proporciones severas! ¡Que columnas cual palmeras y qué cúpula sonante! Rasgan la mole gigante largos vidrios de colores con polícromos primores y cien figuras cautivas, que parecen por lo, vivas hechas con sangre de flores. Su esplendorosa Caleta la ve mi mente ilusoria cual calle real de la gloria al borde del mar sujeta. Ni el más brillante poeta pudiera hacer su pintura: cantara su arquitectura y sus estilos diversos; ¡más no el mar, porque no hay verso para tan grande hermosura! Entre cajas en hileras que las prenden como franjas, ved envolviendo naranjas a las lindas faeneras. De amar les salen ojeras, y tienen en su hermosura, de las pasas, la dulzura; de los chumbos, lo punzante; del plátano, lo arrogante; y del limón, la frescura. Málaga ciñe a sus sienes uvas por claros rubíes, (parrales) y (marbellíes) y (tempranas y lairenes). Las (montúas) y (jaenes) le forman regios collares; sus zarcillos singulares son (moscateles) severas, y brillan en sus pulseras (largas), (tintas) y (mollares). La infernal algarabía de las burbujas de aceite brinda al olfato deleite en la alegre (freiduría). Con hervidora armonía crujen sobre la fogata salmonetes de escarlata, lisas de azules colores, brecas de cien resplandores, y boquerones de plata. Tiene una copla y un vino con que se canta y se sueña; la copla es la (malagueña), y el vino, un vino divino. Mientras una lanza el trino, otro derrama sus gotas; ella vierte escalas rotas y él destellos andaluces; él emborracha con luces y ella emborracha con notas. Ved su parque, maravilla de luz, colores y esencias, que no lo tienen Valencia ni Granada, ni Sevilla. Enrejados de mantilla semejan sus divisiones, y sus vivas variaciones me recuerdan los matices de los pérsicos tapices y los chinescos mantones. de los pérsicos tapices y los chinescos mantones. Ved su ambiente ¡qué alegría! ved su Puerto ¡qué grandeza! ved sus campos ¡qué belleza! ved su cielo ¡qué poesía! ved sus aves ¡qué armonía! ved sus calles ¡qué graciosas! ved sus jardines ¡qué rosas! ved sus coplas ¡qué ternura! ved sus hombres ¡qué bravura! ved sus mujeres ¡qué hermosas! Así es Málaga la mora y la (inglesa) y la andaluza; Guadalmedina la cruza y el Puerto la condecora. Gibralfaro la avalora y la Caleta sin par; la emblanquece su azahar y la dora su alegría; en su torre se abre el día y a sus pies se rompe el mar.
es
Aching_Samatelo,César
XXI
Una_Hoja_De_Parra_Se_Aleja_Flotando_Sobre_Las_Aguas_De_Un_Río
Kuntur vuela y llévame hasta sus sueños antes que despierten las margaritas, toma en tus alas el aire que me falta, toma también la libertad que añoro y entrégasela al Inti como ofrenda Mamacha, despierta, mira que asoma la mañana, enjuaga tu carita con el agua del cielo recién atrapada entre las hojas y camina conmigo por los nanis que dejaron nuestros Incas... extranjeros ahora en su propia tierra; démonos sacrílegos pero libres en el Kero sagrado la eucaristía y sorbamos chicha en vez de vino por nuestros ancestros. Viérteme tu aliento inocente ahora precisamente que respiro melancolía, lento y constante como los puquios lavan la piedra para calmar la sed del indio; alcánzame un poco de tu quina y dancemos por los Andes la melodía que el viento silba ante el absoluto silencio de sus nevados; rondemos una vez más en la fiesta de la yunza, el canto del pueblo alrededor del árbol sólo para que me quede el recuerdo. Mañana me habré marchado... muy lejos y espero llevar como equipaje cada detalle tuyo desprendido a tientas en la oscuridad de tus ojos, imaginaré que tus labios son dos caballitos de totora, nidos de una sonrisa que lo dice todo... sin decir... a Dios.
es
Altolaguirre,Manuel
<XXI
Tierra_Y_Cielo
Mis dos manos cortadas unieron sus muñecas, y en árbol convertidas —el suelo en la cintura— agarraban la tierra y agarraban el cielo. Así, una mano hundida en la dura tiniebla y la otra mano libre como verdor en brisa, mientras aquélla roba del dolor su frescura, ésta luce en el aire la virtud cíe sus flores. Desenterrando abismos y escalando cristales el árbol de mi vida huye en dos direcciones.
es
Hahn,Óscar
<XXI
Hilo
He perdido el hilo de mi pensamiento Se me ha enredado en el cuello Y cada vez que trato de pensar el hilo se estira y me aprieta la garganta Lo mejor es dejar la mente en blanco y no pensar en nada sobre todo en ti a ver si el hilo se afloja y puedo respirar tranquilo Pero no pensar en nada sobre todo en ti es el hilo blanco de las misma madeja hilo negro que aprieta o hilo blanco que se escurre los dos me dejan marcas en el cuello
es
Eguren,José_María
<XXI
En_La_Lejana_Penumbra
En la lejana penumbra, un centinela de fuego mira con ojos altivos el campo abierto. Despavoridos se agitan los hombres de monte y vega, si alguna tarde columbran al centinela. Por la pampilla nevada, trotan aullantes los lobos; van hacia él; lo circundan tristes y roncos. Salvando rías y setos camina tremante sombra, y al percibirlo se enhiesta pálida y torva. Y ruda lid ignorada principian en giros, quedos, la erguida furente sombra y el centinela de fuego.
es
Pardo_García,Germán
<XXI
La_Pascua_Se_Perdía_Y_Los_Aleros
La pascua se perdía y los aleros de los muros tornábanse a opacar. Las frutas de los verdes naranjeros dejaban otra vez de azucarar. Los ángeles de vidrio en los maderos del retablo volvíanse a ocultar, y los agricultores y alfareros a sus franjas de sol a trabajar. Y yo en silencio angelical volvía por la tardes a aquella sacristía donde ellos en polvosa sumisión protegían la cruz deshabitada. Y como ellos, mi frente arrodillada sumíase en profunda adoración.
es
Pardo_García,Germán
<XXI
Zozobra
Te espero en unos golfos enlutados adonde nada de la vida llega. Aguas que a ras de la marisma ciega, turbias se ven de mástiles anclados. El huracán sin fin bate nublados y la flora oceánica doblega, mientras la lluvia lábaros despliega sobre los arrecifes congelados. Ese es mi mundo y su destierro humano. Y humanamente creo en su pavura y en su indecible soledad confío. Júntense allí tu sombra con mi mano, y sígueme con toda tu amargura por mis largas penínsulas de frío.
es
Slée-Egúsquiza,Luis_Esteban
XXI
Te_Reclamo_Mi_Misquiñahui,_Porque_Mi_Soncollay
Te reclamo mi misquiñahui, porque mi soncollay Sigue sufriendo y No encuentra ningún consuelo a mi pena. Urpichallay, mi ingrata, ni siquiera tú te apiadas, Ni te acuerdas de ninguna de tus promesas. Que fueron ciertas. De besos que fueron sólo mis caros deseos Recuerdas te encontré durmiendo Acaricie tu pelo y me abrigó tu pecho. Amamos antes a otros, fueron errores de la vida. No fuimos los primeros, pero seríamos los últimos. Por eso en cielos y playas: te espero. Reímos juntos, ¿fuimos felices? ¿Es hora de encontrarnos? O debo convencerme que no me quieres nada. ¿Misquiñahui, cuando reiremos juntos? No me digas adiós en silencio Es otra verdad. Que pasa el tiempo Y no regreso a verte porque aún no puedo. El señor del Urubamba, ¿Aún nos espera? Mi amor se quedó contigo. Yo no tengo nada. Solo tu recuerdo y a veces tu voz. El camino y mis pasos pueden volver a llevarme. Al azul de tu cielo, Y al frío de tu corazón que no se ha conmovido. Todo demora pero llegaran a desandarse mis pasos. Mis ojos apagados, están aún más tristes. No me digas adiós con tu silencio. Recuerdo bien un beso tuyo, cuando una lagrima recordó a mi abuelo y Me consolaste. Recuerdo bien un beso mío, Forzado corriendo al taxi que me esperaba. Recuerdo tus sonrisas, bajo tu sombrero, Cuando tu poncho y mi rosa roja en tu mano Reían como nosotros bajo el sol del desfile. Sí, hasta que me muera, te hablaré de mi amor y De mis ganas de atarme a tu lado. Mi misquiñahui, recuerdo tu dulce voz y no puedo creer que puedas olvidarme ¿Porqué sólo esperas que te llame y no me llamas? Urpichallay, mi ingrata, ni siquiera tú te apiadas, Ni te acuerdas de ninguna de tus promesas. Que fueron ciertas. De besos que fueron sólo mis caros deseos Recuerdas te encontré durmiendo Acaricie tu pelo y me abrigó tu pecho. Amamos antes a otros, fueron errores de la vida. No fuimos los primeros, pero seríamos los últimos. Por eso en cielos y playas: te espero. Reímos juntos, ¿fuimos felices? ¿Es hora de encontrarnos? O debo convencerme que no me quieres nada. ¿Misquiñahui, cuando reiremos juntos? No me digas adiós en silencio Es otra verdad. Que pasa el tiempo Y no regreso a verte porque aún no puedo. El señor del Urubamba, ¿Aún nos espera? Mi amor se quedó contigo. Yo no tengo nada. Solo tu recuerdo y a veces tu voz. El camino y mis pasos pueden volver a llevarme. Al azul de tu cielo, Y al frío de tu corazón que no se ha conmovido. Todo demora pero llegaran a desandarse mis pasos. Mis ojos apagados, están aún más tristes. No me digas adiós con tu silencio. Recuerdo bien un beso tuyo, cuando una lagrima recordó a mi abuelo y Me consolaste. Recuerdo bien un beso mío, Forzado corriendo al taxi que me esperaba. Recuerdo tus sonrisas, bajo tu sombrero, Cuando tu poncho y mi rosa roja en tu mano Reían como nosotros bajo el sol del desfile. Sí, hasta que me muera, te hablaré de mi amor y De mis ganas de atarme a tu lado. Mi misquiñahui, recuerdo tu dulce voz y no puedo creer que puedas olvidarme ¿Porqué sólo esperas que te llame y no me llamas? De besos que fueron sólo mis caros deseos Recuerdas te encontré durmiendo Acaricie tu pelo y me abrigó tu pecho. Amamos antes a otros, fueron errores de la vida. No fuimos los primeros, pero seríamos los últimos. Por eso en cielos y playas: te espero. Reímos juntos, ¿fuimos felices? ¿Es hora de encontrarnos? O debo convencerme que no me quieres nada. ¿Misquiñahui, cuando reiremos juntos? No me digas adiós en silencio Es otra verdad. Que pasa el tiempo Y no regreso a verte porque aún no puedo. El señor del Urubamba, ¿Aún nos espera? Mi amor se quedó contigo. Yo no tengo nada. Solo tu recuerdo y a veces tu voz. El camino y mis pasos pueden volver a llevarme. Al azul de tu cielo, Y al frío de tu corazón que no se ha conmovido. Todo demora pero llegaran a desandarse mis pasos. Mis ojos apagados, están aún más tristes. No me digas adiós con tu silencio. Recuerdo bien un beso tuyo, cuando una lagrima recordó a mi abuelo y Me consolaste. Recuerdo bien un beso mío, Forzado corriendo al taxi que me esperaba. Recuerdo tus sonrisas, bajo tu sombrero, Cuando tu poncho y mi rosa roja en tu mano Reían como nosotros bajo el sol del desfile. Sí, hasta que me muera, te hablaré de mi amor y De mis ganas de atarme a tu lado. Mi misquiñahui, recuerdo tu dulce voz y no puedo creer que puedas olvidarme ¿Porqué sólo esperas que te llame y no me llamas? Amamos antes a otros, fueron errores de la vida. No fuimos los primeros, pero seríamos los últimos. Por eso en cielos y playas: te espero. Reímos juntos, ¿fuimos felices? ¿Es hora de encontrarnos? O debo convencerme que no me quieres nada. ¿Misquiñahui, cuando reiremos juntos? No me digas adiós en silencio Es otra verdad. Que pasa el tiempo Y no regreso a verte porque aún no puedo. El señor del Urubamba, ¿Aún nos espera? Mi amor se quedó contigo. Yo no tengo nada. Solo tu recuerdo y a veces tu voz. El camino y mis pasos pueden volver a llevarme. Al azul de tu cielo, Y al frío de tu corazón que no se ha conmovido. Todo demora pero llegaran a desandarse mis pasos. Mis ojos apagados, están aún más tristes. No me digas adiós con tu silencio. Recuerdo bien un beso tuyo, cuando una lagrima recordó a mi abuelo y Me consolaste. Recuerdo bien un beso mío, Forzado corriendo al taxi que me esperaba. Recuerdo tus sonrisas, bajo tu sombrero, Cuando tu poncho y mi rosa roja en tu mano Reían como nosotros bajo el sol del desfile. Sí, hasta que me muera, te hablaré de mi amor y De mis ganas de atarme a tu lado. Mi misquiñahui, recuerdo tu dulce voz y no puedo creer que puedas olvidarme ¿Porqué sólo esperas que te llame y no me llamas? Reímos juntos, ¿fuimos felices? ¿Es hora de encontrarnos? O debo convencerme que no me quieres nada. ¿Misquiñahui, cuando reiremos juntos? No me digas adiós en silencio Es otra verdad. Que pasa el tiempo Y no regreso a verte porque aún no puedo. El señor del Urubamba, ¿Aún nos espera? Mi amor se quedó contigo. Yo no tengo nada. Solo tu recuerdo y a veces tu voz. El camino y mis pasos pueden volver a llevarme. Al azul de tu cielo, Y al frío de tu corazón que no se ha conmovido. Todo demora pero llegaran a desandarse mis pasos. Mis ojos apagados, están aún más tristes. No me digas adiós con tu silencio. Recuerdo bien un beso tuyo, cuando una lagrima recordó a mi abuelo y Me consolaste. Recuerdo bien un beso mío, Forzado corriendo al taxi que me esperaba. Recuerdo tus sonrisas, bajo tu sombrero, Cuando tu poncho y mi rosa roja en tu mano Reían como nosotros bajo el sol del desfile. Sí, hasta que me muera, te hablaré de mi amor y De mis ganas de atarme a tu lado. Mi misquiñahui, recuerdo tu dulce voz y no puedo creer que puedas olvidarme ¿Porqué sólo esperas que te llame y no me llamas? ¿Misquiñahui, cuando reiremos juntos? No me digas adiós en silencio Es otra verdad. Que pasa el tiempo Y no regreso a verte porque aún no puedo. El señor del Urubamba, ¿Aún nos espera? Mi amor se quedó contigo. Yo no tengo nada. Solo tu recuerdo y a veces tu voz. El camino y mis pasos pueden volver a llevarme. Al azul de tu cielo, Y al frío de tu corazón que no se ha conmovido. Todo demora pero llegaran a desandarse mis pasos. Mis ojos apagados, están aún más tristes. No me digas adiós con tu silencio. Recuerdo bien un beso tuyo, cuando una lagrima recordó a mi abuelo y Me consolaste. Recuerdo bien un beso mío, Forzado corriendo al taxi que me esperaba. Recuerdo tus sonrisas, bajo tu sombrero, Cuando tu poncho y mi rosa roja en tu mano Reían como nosotros bajo el sol del desfile. Sí, hasta que me muera, te hablaré de mi amor y De mis ganas de atarme a tu lado. Mi misquiñahui, recuerdo tu dulce voz y no puedo creer que puedas olvidarme ¿Porqué sólo esperas que te llame y no me llamas? El señor del Urubamba, ¿Aún nos espera? Mi amor se quedó contigo. Yo no tengo nada. Solo tu recuerdo y a veces tu voz. El camino y mis pasos pueden volver a llevarme. Al azul de tu cielo, Y al frío de tu corazón que no se ha conmovido. Todo demora pero llegaran a desandarse mis pasos. Mis ojos apagados, están aún más tristes. No me digas adiós con tu silencio. Recuerdo bien un beso tuyo, cuando una lagrima recordó a mi abuelo y Me consolaste. Recuerdo bien un beso mío, Forzado corriendo al taxi que me esperaba. Recuerdo tus sonrisas, bajo tu sombrero, Cuando tu poncho y mi rosa roja en tu mano Reían como nosotros bajo el sol del desfile. Sí, hasta que me muera, te hablaré de mi amor y De mis ganas de atarme a tu lado. Mi misquiñahui, recuerdo tu dulce voz y no puedo creer que puedas olvidarme ¿Porqué sólo esperas que te llame y no me llamas? El camino y mis pasos pueden volver a llevarme. Al azul de tu cielo, Y al frío de tu corazón que no se ha conmovido. Todo demora pero llegaran a desandarse mis pasos. Mis ojos apagados, están aún más tristes. No me digas adiós con tu silencio. Recuerdo bien un beso tuyo, cuando una lagrima recordó a mi abuelo y Me consolaste. Recuerdo bien un beso mío, Forzado corriendo al taxi que me esperaba. Recuerdo tus sonrisas, bajo tu sombrero, Cuando tu poncho y mi rosa roja en tu mano Reían como nosotros bajo el sol del desfile. Sí, hasta que me muera, te hablaré de mi amor y De mis ganas de atarme a tu lado. Mi misquiñahui, recuerdo tu dulce voz y no puedo creer que puedas olvidarme ¿Porqué sólo esperas que te llame y no me llamas? Todo demora pero llegaran a desandarse mis pasos. Mis ojos apagados, están aún más tristes. No me digas adiós con tu silencio. Recuerdo bien un beso tuyo, cuando una lagrima recordó a mi abuelo y Me consolaste. Recuerdo bien un beso mío, Forzado corriendo al taxi que me esperaba. Recuerdo tus sonrisas, bajo tu sombrero, Cuando tu poncho y mi rosa roja en tu mano Reían como nosotros bajo el sol del desfile. Sí, hasta que me muera, te hablaré de mi amor y De mis ganas de atarme a tu lado. Mi misquiñahui, recuerdo tu dulce voz y no puedo creer que puedas olvidarme ¿Porqué sólo esperas que te llame y no me llamas? Recuerdo bien un beso tuyo, cuando una lagrima recordó a mi abuelo y Me consolaste. Recuerdo bien un beso mío, Forzado corriendo al taxi que me esperaba. Recuerdo tus sonrisas, bajo tu sombrero, Cuando tu poncho y mi rosa roja en tu mano Reían como nosotros bajo el sol del desfile. Sí, hasta que me muera, te hablaré de mi amor y De mis ganas de atarme a tu lado. Mi misquiñahui, recuerdo tu dulce voz y no puedo creer que puedas olvidarme ¿Porqué sólo esperas que te llame y no me llamas? Recuerdo tus sonrisas, bajo tu sombrero, Cuando tu poncho y mi rosa roja en tu mano Reían como nosotros bajo el sol del desfile. Sí, hasta que me muera, te hablaré de mi amor y De mis ganas de atarme a tu lado. Mi misquiñahui, recuerdo tu dulce voz y no puedo creer que puedas olvidarme ¿Porqué sólo esperas que te llame y no me llamas? Sí, hasta que me muera, te hablaré de mi amor y De mis ganas de atarme a tu lado. Mi misquiñahui, recuerdo tu dulce voz y no puedo creer que puedas olvidarme ¿Porqué sólo esperas que te llame y no me llamas? ¿Porqué sólo esperas que te llame y no me llamas?
es
Fuertes,Gloria
<XXI
Las_Cosas,_Nuestras_Cosas
Las cosas, nuestras cosas, les gustan que las quieran; a mi mesa le gusta que yo apoye los codos, a la silla le gusta que me siente en la silla, a la puerta le gusta que la abra y la cierre como al vino le gusta que lo compre y lo beba, mi lápiz se deshace si lo cojo y escribo, mi armario se estremece si lo abro y me asomo, las sábanas son sábanas cuando me echo sobre ellas y la cama se queja cuando yo me levanto. ¿Qué será de las cosas cuando el hombre se acabe? Como perros las cosas no existen sin el amo.
es
Sabines,Jaime
<XXI
Fue_Sepultada_En_La_Misma_Fosa_Que_Mi_Padre
Fue sepultada en la misma fosa que mi padre. Sus cuerpos reposarán juntos hasta confundirse, hasta que el tiempo diga ¡basta! (¡Qué nostalgia incisiva, a veces, como ésta) ¿En dónde seré enterrado yo?me gustaría cuidar mis funerales: nadie llorando, los encargados del oficio, gente decente. De una vez solo hasta un lugar lejano, sin malas compañías. O incinerado, estupendo. Cualquier río, laguna, charco, alcantarilla: todo lugar sagrado. No me acostumbro a vivir.
es
Plaza_Llamas,Antonio
<XXI
Cual_Fenece_La_Luz_Del_Claro_Día
Cual fenece la luz del claro día cuando tiende la noche su crespón, así, entre sombra de tristeza impía, murió mi corazón. Como cae un águila orgullosa herida por el plomo destructor, así, herido por la suerte odiosa, murió mi corazón. Cual expira la rosa cuya esencia el conlacto del hielo evaporó, así, sin un perfume de creencia, murió mi corazón. El horrible fastidio me consume, y mi vida infeliz y pesarosa de luto se cubrió; porque triste, y herido y sin perfume, como la luz, el águila y la rosa, murió mi corazón.
es
Fernández_Moreno,Baldomero
<XXI
Te_Has_Traído,_Hijo_Mío
Te has traído, hijo mío, cierto aspecto de viejo: la carita arrugada, las manos con pellejos. Envuelto en tus pañales y abrigados pañuelos, apenas se te ven cuatro pelitos negros. Un envoltorio largo, un conito perfecto. Pareces realmente un bichito de cesto. De Ariel hicimos Alel, ahora, de Alel, Alelí, de Alelí, Lelito y Lito, de Lito, Litín... y así. Yo no he encontrado nombre más hermoso que Ariel, tú sabrás, hijo mío, lo que te haces con él.
es
Blanco,Andrés_Eloy
<XXI
El_Temblador
Bólido entre dos aguas, gota de tempestad, gato de agua —el alma de algún gato hundido— o más bien un rayo que cayó una noche y cuando iba hacia el fondo, se pasmó con el frío.
es
Brandoni,Miguel_Ángel
XXI
Un_Dolor_Llamado_Insommio
Mi dolor o si podré llamarle mi insomnio. Son las noches de sueños despierto; entre las sombras dormidas. Hoy, como todos los días llegué de mi trabajo. Estacioné mi jeep en el garaje, el reloj daba las 00.15 hs, abrí la puerta del frente, una débil luz iluminaba el interior de mi casa; todos estaban dormidos; como siempre. La comida sobre el plato, esperando el microondas, abro el refrigerador para sacar una cerveza, el silencio invade mi alma, la soledad carcome mi bobo, corazón; “es tan tarde ,¡ no pudo esperarme! hace una semana que no logro conciliar el sueño” el tiempo sigue pasando son ya las tres de la madrugada; navegaré por internet, tal vez encuentre alguna compañía en la red; alguien con quién hablar aunque las distancias nos separen. Imaginaré cabellos de miel, piel de tiempo sin sol, voz susurrada de mentiras; estoy sólo sumergido entre platos y bebidas, entre teclas e imágenes virtuales, y vos dormida, tan tiesa como muerta; tendida sobre la cama, desnuda, boca abajo, “suspiras; estás profundamente relajada, no sabes que yo estoy aquí, observándote, deseándote, amándote cada instante y vos así tendida y yo tan solo”. Regreso a mi realidad destruida en vacíos, a las imágenes de internet, las revistas y videos sex, a mi cerveza espumante a mi embriaguez desnuda de ti. Regreso sobre mis pasos de sombras, de desdichas, de masturbaciones de lunas y soles, de aventuras imposibles, de amores imposibles, de bellezas imposibles, de vos y yo dormidos, juntos, en la cama de nuestra habitación; acariciándo cada centímetro de tu piel, besando tu sexo rojo; solo en tus viajes oníricos; ahí estoy yo. Esperándote. “Veo en tus páginas libro, las distancias fratmentadas de mi cuerpo , el aire , mi copa de vino , los dedos que lo sujetan, mi angustia y tus alimentos; para dejarme contento, tu sonrisa y mi desesperación, tu quietud y mi inquietud, el dinero que dejaste en mi bolsillo, tu corazón que en sueños abandonaste, la dulzura escondida, la cocina sucia de platos, el piso revuelto de niños, la cama destendida, tu ropa suelta en las sillas, tus medias tus cigarrillos tus cenizas; todo el conjunto de tus malos humores y mis humores”. Pero que culpa tienes libro, si tu autor de vida es así, que importan tus distancias atormentadas, tus delirios de fantásticas historias de amor, a quién puede interesarle tus deseos aprisionados, tus secretos Son las cinco de la madrugada y sigo despierto, apago todo, el sueño parece invadirme, el dulce que comí de la heladera estaba rico y también la torta con duraznos y crema; gracias amor por tu alimento; dejo una nota sobre la mesa diciendo: “Ya que hoy no te vi, quería decirte lo mucho que te amo y extraño, deseo estar con vos y no puedo adaptarme al silencio de tu piel, al olor a tabaco, a contentarme con los dulces, comidas y cervezas , al dinero que dejas en mis bolsillos, al chau por las mañanas cuando vas a trabajar; no, deseo más que eso: QUIERO TU PIEL DESPIERTA , tu cerebro activo en mi sexo, tu femenina intimidad; ese es mi alimento”. Hoy, como todos los días llegué de mi trabajo. Estacioné mi jeep en el garaje, el reloj daba las 00.15 hs, abrí la puerta del frente, una débil luz iluminaba el interior de mi casa; todos estaban dormidos; como siempre. La comida sobre el plato, esperando el microondas, abro el refrigerador para sacar una cerveza, el silencio invade mi alma, la soledad carcome mi bobo, corazón; “es tan tarde ,¡ no pudo esperarme! hace una semana que no logro conciliar el sueño” el tiempo sigue pasando son ya las tres de la madrugada; navegaré por internet, tal vez encuentre alguna compañía en la red; alguien con quién hablar aunque las distancias nos separen. Imaginaré cabellos de miel, piel de tiempo sin sol, voz susurrada de mentiras; estoy sólo sumergido entre platos y bebidas, entre teclas e imágenes virtuales, y vos dormida, tan tiesa como muerta; tendida sobre la cama, desnuda, boca abajo, “suspiras; estás profundamente relajada, no sabes que yo estoy aquí, observándote, deseándote, amándote cada instante y vos así tendida y yo tan solo”. Regreso a mi realidad destruida en vacíos, a las imágenes de internet, las revistas y videos sex, a mi cerveza espumante a mi embriaguez desnuda de ti. Regreso sobre mis pasos de sombras, de desdichas, de masturbaciones de lunas y soles, de aventuras imposibles, de amores imposibles, de bellezas imposibles, de vos y yo dormidos, juntos, en la cama de nuestra habitación; acariciándo cada centímetro de tu piel, besando tu sexo rojo; solo en tus viajes oníricos; ahí estoy yo. Esperándote. “Veo en tus páginas libro, las distancias fratmentadas de mi cuerpo , el aire , mi copa de vino , los dedos que lo sujetan, mi angustia y tus alimentos; para dejarme contento, tu sonrisa y mi desesperación, tu quietud y mi inquietud, el dinero que dejaste en mi bolsillo, tu corazón que en sueños abandonaste, la dulzura escondida, la cocina sucia de platos, el piso revuelto de niños, la cama destendida, tu ropa suelta en las sillas, tus medias tus cigarrillos tus cenizas; todo el conjunto de tus malos humores y mis humores”. Pero que culpa tienes libro, si tu autor de vida es así, que importan tus distancias atormentadas, tus delirios de fantásticas historias de amor, a quién puede interesarle tus deseos aprisionados, tus secretos Son las cinco de la madrugada y sigo despierto, apago todo, el sueño parece invadirme, el dulce que comí de la heladera estaba rico y también la torta con duraznos y crema; gracias amor por tu alimento; dejo una nota sobre la mesa diciendo: “Ya que hoy no te vi, quería decirte lo mucho que te amo y extraño, deseo estar con vos y no puedo adaptarme al silencio de tu piel, al olor a tabaco, a contentarme con los dulces, comidas y cervezas , al dinero que dejas en mis bolsillos, al chau por las mañanas cuando vas a trabajar; no, deseo más que eso: QUIERO TU PIEL DESPIERTA , tu cerebro activo en mi sexo, tu femenina intimidad; ese es mi alimento”. La comida sobre el plato, esperando el microondas, abro el refrigerador para sacar una cerveza, el silencio invade mi alma, la soledad carcome mi bobo, corazón; “es tan tarde ,¡ no pudo esperarme! hace una semana que no logro conciliar el sueño” el tiempo sigue pasando son ya las tres de la madrugada; navegaré por internet, tal vez encuentre alguna compañía en la red; alguien con quién hablar aunque las distancias nos separen. Imaginaré cabellos de miel, piel de tiempo sin sol, voz susurrada de mentiras; estoy sólo sumergido entre platos y bebidas, entre teclas e imágenes virtuales, y vos dormida, tan tiesa como muerta; tendida sobre la cama, desnuda, boca abajo, “suspiras; estás profundamente relajada, no sabes que yo estoy aquí, observándote, deseándote, amándote cada instante y vos así tendida y yo tan solo”. Regreso a mi realidad destruida en vacíos, a las imágenes de internet, las revistas y videos sex, a mi cerveza espumante a mi embriaguez desnuda de ti. Regreso sobre mis pasos de sombras, de desdichas, de masturbaciones de lunas y soles, de aventuras imposibles, de amores imposibles, de bellezas imposibles, de vos y yo dormidos, juntos, en la cama de nuestra habitación; acariciándo cada centímetro de tu piel, besando tu sexo rojo; solo en tus viajes oníricos; ahí estoy yo. Esperándote. “Veo en tus páginas libro, las distancias fratmentadas de mi cuerpo , el aire , mi copa de vino , los dedos que lo sujetan, mi angustia y tus alimentos; para dejarme contento, tu sonrisa y mi desesperación, tu quietud y mi inquietud, el dinero que dejaste en mi bolsillo, tu corazón que en sueños abandonaste, la dulzura escondida, la cocina sucia de platos, el piso revuelto de niños, la cama destendida, tu ropa suelta en las sillas, tus medias tus cigarrillos tus cenizas; todo el conjunto de tus malos humores y mis humores”. Pero que culpa tienes libro, si tu autor de vida es así, que importan tus distancias atormentadas, tus delirios de fantásticas historias de amor, a quién puede interesarle tus deseos aprisionados, tus secretos Son las cinco de la madrugada y sigo despierto, apago todo, el sueño parece invadirme, el dulce que comí de la heladera estaba rico y también la torta con duraznos y crema; gracias amor por tu alimento; dejo una nota sobre la mesa diciendo: “Ya que hoy no te vi, quería decirte lo mucho que te amo y extraño, deseo estar con vos y no puedo adaptarme al silencio de tu piel, al olor a tabaco, a contentarme con los dulces, comidas y cervezas , al dinero que dejas en mis bolsillos, al chau por las mañanas cuando vas a trabajar; no, deseo más que eso: QUIERO TU PIEL DESPIERTA , tu cerebro activo en mi sexo, tu femenina intimidad; ese es mi alimento”. Regreso a mi realidad destruida en vacíos, a las imágenes de internet, las revistas y videos sex, a mi cerveza espumante a mi embriaguez desnuda de ti. Regreso sobre mis pasos de sombras, de desdichas, de masturbaciones de lunas y soles, de aventuras imposibles, de amores imposibles, de bellezas imposibles, de vos y yo dormidos, juntos, en la cama de nuestra habitación; acariciándo cada centímetro de tu piel, besando tu sexo rojo; solo en tus viajes oníricos; ahí estoy yo. Esperándote. “Veo en tus páginas libro, las distancias fratmentadas de mi cuerpo , el aire , mi copa de vino , los dedos que lo sujetan, mi angustia y tus alimentos; para dejarme contento, tu sonrisa y mi desesperación, tu quietud y mi inquietud, el dinero que dejaste en mi bolsillo, tu corazón que en sueños abandonaste, la dulzura escondida, la cocina sucia de platos, el piso revuelto de niños, la cama destendida, tu ropa suelta en las sillas, tus medias tus cigarrillos tus cenizas; todo el conjunto de tus malos humores y mis humores”. Pero que culpa tienes libro, si tu autor de vida es así, que importan tus distancias atormentadas, tus delirios de fantásticas historias de amor, a quién puede interesarle tus deseos aprisionados, tus secretos Son las cinco de la madrugada y sigo despierto, apago todo, el sueño parece invadirme, el dulce que comí de la heladera estaba rico y también la torta con duraznos y crema; gracias amor por tu alimento; dejo una nota sobre la mesa diciendo: “Ya que hoy no te vi, quería decirte lo mucho que te amo y extraño, deseo estar con vos y no puedo adaptarme al silencio de tu piel, al olor a tabaco, a contentarme con los dulces, comidas y cervezas , al dinero que dejas en mis bolsillos, al chau por las mañanas cuando vas a trabajar; no, deseo más que eso: QUIERO TU PIEL DESPIERTA , tu cerebro activo en mi sexo, tu femenina intimidad; ese es mi alimento”. Regreso sobre mis pasos de sombras, de desdichas, de masturbaciones de lunas y soles, de aventuras imposibles, de amores imposibles, de bellezas imposibles, de vos y yo dormidos, juntos, en la cama de nuestra habitación; acariciándo cada centímetro de tu piel, besando tu sexo rojo; solo en tus viajes oníricos; ahí estoy yo. Esperándote. “Veo en tus páginas libro, las distancias fratmentadas de mi cuerpo , el aire , mi copa de vino , los dedos que lo sujetan, mi angustia y tus alimentos; para dejarme contento, tu sonrisa y mi desesperación, tu quietud y mi inquietud, el dinero que dejaste en mi bolsillo, tu corazón que en sueños abandonaste, la dulzura escondida, la cocina sucia de platos, el piso revuelto de niños, la cama destendida, tu ropa suelta en las sillas, tus medias tus cigarrillos tus cenizas; todo el conjunto de tus malos humores y mis humores”. Pero que culpa tienes libro, si tu autor de vida es así, que importan tus distancias atormentadas, tus delirios de fantásticas historias de amor, a quién puede interesarle tus deseos aprisionados, tus secretos Son las cinco de la madrugada y sigo despierto, apago todo, el sueño parece invadirme, el dulce que comí de la heladera estaba rico y también la torta con duraznos y crema; gracias amor por tu alimento; dejo una nota sobre la mesa diciendo: “Ya que hoy no te vi, quería decirte lo mucho que te amo y extraño, deseo estar con vos y no puedo adaptarme al silencio de tu piel, al olor a tabaco, a contentarme con los dulces, comidas y cervezas , al dinero que dejas en mis bolsillos, al chau por las mañanas cuando vas a trabajar; no, deseo más que eso: QUIERO TU PIEL DESPIERTA , tu cerebro activo en mi sexo, tu femenina intimidad; ese es mi alimento”. “Veo en tus páginas libro, las distancias fratmentadas de mi cuerpo , el aire , mi copa de vino , los dedos que lo sujetan, mi angustia y tus alimentos; para dejarme contento, tu sonrisa y mi desesperación, tu quietud y mi inquietud, el dinero que dejaste en mi bolsillo, tu corazón que en sueños abandonaste, la dulzura escondida, la cocina sucia de platos, el piso revuelto de niños, la cama destendida, tu ropa suelta en las sillas, tus medias tus cigarrillos tus cenizas; todo el conjunto de tus malos humores y mis humores”. Pero que culpa tienes libro, si tu autor de vida es así, que importan tus distancias atormentadas, tus delirios de fantásticas historias de amor, a quién puede interesarle tus deseos aprisionados, tus secretos Son las cinco de la madrugada y sigo despierto, apago todo, el sueño parece invadirme, el dulce que comí de la heladera estaba rico y también la torta con duraznos y crema; gracias amor por tu alimento; dejo una nota sobre la mesa diciendo: “Ya que hoy no te vi, quería decirte lo mucho que te amo y extraño, deseo estar con vos y no puedo adaptarme al silencio de tu piel, al olor a tabaco, a contentarme con los dulces, comidas y cervezas , al dinero que dejas en mis bolsillos, al chau por las mañanas cuando vas a trabajar; no, deseo más que eso: QUIERO TU PIEL DESPIERTA , tu cerebro activo en mi sexo, tu femenina intimidad; ese es mi alimento”. Pero que culpa tienes libro, si tu autor de vida es así, que importan tus distancias atormentadas, tus delirios de fantásticas historias de amor, a quién puede interesarle tus deseos aprisionados, tus secretos Son las cinco de la madrugada y sigo despierto, apago todo, el sueño parece invadirme, el dulce que comí de la heladera estaba rico y también la torta con duraznos y crema; gracias amor por tu alimento; dejo una nota sobre la mesa diciendo: “Ya que hoy no te vi, quería decirte lo mucho que te amo y extraño, deseo estar con vos y no puedo adaptarme al silencio de tu piel, al olor a tabaco, a contentarme con los dulces, comidas y cervezas , al dinero que dejas en mis bolsillos, al chau por las mañanas cuando vas a trabajar; no, deseo más que eso: QUIERO TU PIEL DESPIERTA , tu cerebro activo en mi sexo, tu femenina intimidad; ese es mi alimento”. Son las cinco de la madrugada y sigo despierto, apago todo, el sueño parece invadirme, el dulce que comí de la heladera estaba rico y también la torta con duraznos y crema; gracias amor por tu alimento; dejo una nota sobre la mesa diciendo: “Ya que hoy no te vi, quería decirte lo mucho que te amo y extraño, deseo estar con vos y no puedo adaptarme al silencio de tu piel, al olor a tabaco, a contentarme con los dulces, comidas y cervezas , al dinero que dejas en mis bolsillos, al chau por las mañanas cuando vas a trabajar; no, deseo más que eso: QUIERO TU PIEL DESPIERTA , tu cerebro activo en mi sexo, tu femenina intimidad; ese es mi alimento”.
es
Cabral,Manuel_del
<XXI
Sed_De_Agua
Aquí me encuentro, me dije, y empecé a sacar arena. Luego vi el agua en el fondo, y en ella el cielo y mi cara. Después... Me bebí el azul, pensando que mi sed no era de agua.
es
Champourcín,Ernestina_de
<XXI
No_Hay_Hombres_Que_Son_Islas,_Ni_Islas_Que_Son_Hombres
No hay hombres que son islas, ni islas que son hombres que de pronto se van a algún quehacer extraño y dejan en el mar, el río o el estanque la huella siempre fresca de lo que antes fueron. No ser isla, contorno, el lugar donde estaba aquel islote fértil, el promontorio esbelto de un pedazo de tierra que fue un pequeño mundo.
es
Casal,Julián_del
<XXI
La_Cólera_Del_Infante
Frente al balcón de la vidriera roja Que incendia el Sol de vivos resplandores, Mientras la brisa de la tarde arroja, Sobre el tapiz de pálidos colores, Pistilos de clemátides fragantes Que agonizan en copas opalinas Y esparcen sus aromas enervantes De la regia mansión en las cortinas, Está el Infante en su sitial de seda, Con veste azul, flordelisada de oro, Mirando divagar por la alameda Niños que juegan en alegre coro. Como un reflejo por oscura brasa Que se extingue en dorado pebetero, Por sus pupilas nebulosas pasa La sombra de un capricho pasajero Que, encendiendo de sangre sus mejillas Más pálidas que pétalos de lirios, Hace que sus nerviosas manecillas Muevan los dedos, largos como cirios, Encima de sus débiles rodillas. —¡Ah!, quién pudiera, en su interior exclama, Abandonar los muros del castillo; Correr del campo entre la verde grama Como corre ligero cervatillo; Sumergirse en la fresca catarata Que baja del palacio a los jardines, Cual alfombra lumínica de plata Salpicada de nítidos jazmines; Perseguir con los ágiles lebreles, Del jabalí las fugitivas huellas Por los bosques frondosos de laureles; Trovas de amor cantar a las doncellas, Mezclarse a la algazara de los rubios Niños que, del poniente a los reflejos, Aspirando del campo los efluvios, Veo siempre jugar, allá a lo lejos, Y a cambio del collar de pedrería Que ciñe a mi garganta sus cadenas, Sentir dentro del alma la alegría Y ondas de sangre en las azules venas. Habla, y en el asiento se incorpora, Como se alza un botón sobre su tallo; Mas, rendido de fiebre abrasadora, Cae implorando auxilio de un vasallo, Y para disipar los pensamientos Que, como enjambre súbito de avispas Ensombrecen sus lánguidos momentos, Con sus huesosos dedos macilentos Las perlas del collar deshace en chispas. —¡Ah!, quién pudiera, en su interior exclama, Abandonar los muros del castillo; Correr del campo entre la verde grama Como corre ligero cervatillo; Sumergirse en la fresca catarata Que baja del palacio a los jardines, Cual alfombra lumínica de plata Salpicada de nítidos jazmines; Perseguir con los ágiles lebreles, Del jabalí las fugitivas huellas Por los bosques frondosos de laureles; Trovas de amor cantar a las doncellas, Mezclarse a la algazara de los rubios Niños que, del poniente a los reflejos, Aspirando del campo los efluvios, Veo siempre jugar, allá a lo lejos, Y a cambio del collar de pedrería Que ciñe a mi garganta sus cadenas, Sentir dentro del alma la alegría Y ondas de sangre en las azules venas. Habla, y en el asiento se incorpora, Como se alza un botón sobre su tallo; Mas, rendido de fiebre abrasadora, Cae implorando auxilio de un vasallo, Y para disipar los pensamientos Que, como enjambre súbito de avispas Ensombrecen sus lánguidos momentos, Con sus huesosos dedos macilentos Las perlas del collar deshace en chispas. Habla, y en el asiento se incorpora, Como se alza un botón sobre su tallo; Mas, rendido de fiebre abrasadora, Cae implorando auxilio de un vasallo, Y para disipar los pensamientos Que, como enjambre súbito de avispas Ensombrecen sus lánguidos momentos, Con sus huesosos dedos macilentos Las perlas del collar deshace en chispas.
es
Gutiérrez_Nájera,Manuel
<XXI
¡Oh,_Qué_Dulce_Canción!_Límpida_Brota
¡Oh, qué dulce canción! Límpida brota esparciendo sus blandas armonías, y parece que lleva en cada nota muchas tristezas y ternuras mías. ¡Así hablara mi alma... si pudiera! Así dentro del seno, se quejan, nunca oídos, mis dolores. Así, en mis luchas, de congoja lleno, digo a la vida: —¡Déjame ser bueno! ¡Así solllozan todos mis amores! ¿De quién es esa voz? Parece alzarse junto del lago azul, noche quieta, subir por el espacio, y desgranarse al tocar el cristal de la ventana que entreabre la novia del poeta... ¿No la oís como dice: —Hasta mañana? ¡Hasta mañana, amor! El bosque espeso cruza, cantando, el venturoso amante, y el eco vago de su voz distante decir parece: «¡Hasta mañana, beso!» ¿Por qué es preciso que la dicha acabe? ¿Por qué la novia queda en la ventana y a la nota que dice: ¡hasta mañana! el corazón responde: ¿quién lo sabe? ¡Cuántos cisnes jugando en la laguna! ¡Qué azules brincan las traviesas olas! En el sereno ambiente ¡cuánta luna! mas las almas ¡qué tristes y qué solas! En las ondas de plata De la atmósfera tibia y transparente, como una Ofelia náufraga y doliente, va flotando la tierna serenata... Hay ternura y dolor en ese canto, y tiene esa amorosa despedida la transparencia nítida del llanto ¡y la inmensa tristeza de la vida! ¿Qué tienen esas notas? ¿Por qué lloran? Parecen ilusiones que se alejan... Sueños amantes que piedad imploran, y como niños huérfanos ¡se quejan! Bien sabe el trovador cuán inhumana para todos los buenos es la suerte... Que la dicha es de ayer... y que «mañana» es el dolor, la oscuridad ¡la muerte! El alma se compunge y estremece al oír esas notas sollozadas... ¡Sentimos, recordamos, y parece que surgen muchas cosas olvidadas! Un peinador muy blanco y un piano. Noche de luna y de silencio afuera... Un volumen de versos en mi mano y en el aire, y en todo ¡primavera! ¡Qué olor de rosas frescas! En la alfombra ¡qué claridad de luna! ¡qué reflejos! ¡Cuántos besos dormidos en la sombra, y la muerte, la pálida, qué lejos! En torno al velador, niños jugando... La anciana, que en silencio nos veía... Schubert en su piano sollozando, y en mi libro, Musset con su Lucía. ¡Cuántos sueños en mi alma y en tu alma! ¡Cuántos hermosos versos! ¡cuántas flores! En tu hogar apacible ¡cuánta calma! Y en mi pecho ¡qué inmensa sed de amores! ¡Y todo ya muy lejos! ¡todo ido! ¿En dónde está la rubia soñadora? ¡Hay muchas aves muertas en el nido, y vierte muchas lágrimas la aurora! ...Todo lo vuelvo a ver... ¡pero no existe! Todo ha pasado ahora... ¡y no lo creo! Todo está silencioso, todo triste... ¡Y todo alegre, como entonces, veo! Esta es la casa... ¡su ventana aquélla! Ése, el sillón en que bordar solía... La reja verde... y la apacible estrella que mis nocturnas pláticas oía. Bajo el cedro robusto y arrogante que allí domina la calleja oscura, por la primera vez y palpitante estreché con mis brazos, su cintura. ¡Todo presente en mi memoria queda! La casa blanca, y el follaje espeso... El lago azul... el huerto... la arboleda, donde nos dimos, sin pensarlo, un beso. Y te busco, cual antes te buscaba, y me parece oírte entre las flores cuando la arena del jardín rozaba el percal de tus blancos peinadores! ¡Y nada existe ya! Calló el piano... Cerraste, virgencita, la ventana... y oprimiendo mi mano con tu mano, me dijiste también: ¡Hasta mañana! ¡Hasta mañana!... Y el amor risueño no pudo en tu camino detenerte!... Y lo que tú pensaste que era el sueño, fue sueño, pero inmenso: ¡el de la muerte! ¡Ya nunca volveréis, noches de plata ni unirán en mi alma su armonía, Schubert, con su doliente serenata y el pálido Musset con su Lucía!
es
Girondo,Oliverio
<XXI
Predilección_Evanescente
Lo verde. Lo apacible. La llanura. Las parvas. Está bien. ¿Pero el humo? Más que nada, que todo el humo el humo el humo.
es
Arespacochaga,Joaquín
XXI
Fui_El_Camino
Avanza Avanza camino tu mueves las cosas yo quedo conmigo Avanza Avanza camino que las horas no esperan y la vida camina contigo Avanza Avanza destino pero no te lleves los sueños viaje contigo el olvido Avanza Avanza destino que soy el polvo que queda después de haber sido camino
es
Sierra,Iván_Francisco
XXI
Estando_Temeroso_En_La_Inconstancia
Estando temeroso en la inconstancia: De seguir siempre planteando, y seguir con mi cuerpo agazapado teniendo bienintencionados pensamientos. Que no llegan a situarse en mi mano tantas reflexiones y el trabajo, fuente dichosa de la vida, no riega sobre sí el caudal de su fuerza productiva. Que mi mano, como mi pensamiento, golpea en el filoso diente de la espera; baila inútilmente en el proseguir de una idea que disuelve su intención; y termina, como la terminación de un goteo sigiloso, en la más anegada de las incertidumbres necias. Que mi cuerpo, exangüe, gasta sus potencias en el trajín doloroso del insulto y la desvergüenza. Inconstante, pues, en la construcción pertinaz y positiva de mi persona. Que no llegan a situarse en mi mano tantas reflexiones y el trabajo, fuente dichosa de la vida, no riega sobre sí el caudal de su fuerza productiva. Que mi mano, como mi pensamiento, golpea en el filoso diente de la espera; baila inútilmente en el proseguir de una idea que disuelve su intención; y termina, como la terminación de un goteo sigiloso, en la más anegada de las incertidumbres necias. Que mi cuerpo, exangüe, gasta sus potencias en el trajín doloroso del insulto y la desvergüenza. Inconstante, pues, en la construcción pertinaz y positiva de mi persona. Que mi mano, como mi pensamiento, golpea en el filoso diente de la espera; baila inútilmente en el proseguir de una idea que disuelve su intención; y termina, como la terminación de un goteo sigiloso, en la más anegada de las incertidumbres necias. Que mi cuerpo, exangüe, gasta sus potencias en el trajín doloroso del insulto y la desvergüenza. Inconstante, pues, en la construcción pertinaz y positiva de mi persona. Que mi cuerpo, exangüe, gasta sus potencias en el trajín doloroso del insulto y la desvergüenza. Inconstante, pues, en la construcción pertinaz y positiva de mi persona. Inconstante, pues, en la construcción pertinaz y positiva de mi persona.
es
Machado,Antonio
<XXI
Conversación_De_Gitanos
Conversación de gitanos: —Para rodear, toma la calle de en medio; nunca llegarás.
es
Trotta_de_Basciano,Irma
XXI
Tus_Ojos_Le_Negaron_Al_Sueño
Tus ojos le negaron al sueño su cuota primitiva. Tus manos modelaron ternura para vestir en madre las caricias. El viento vigiló la rosa de tu cuerpo en la creciente luna de los meses. Después los maternales días transcurrieron en la visión sublime de los hijos. Dios perpetuó el amor en tu palabra y dejó en primavera tu sonrisa. Por la imagen del ayer que es hoy yo te pregunto: ¿En que siesta naufragó tu risa, en que pañuelo se quedó el olvido? Mujer elemental y única la noche en desvelo bautizó tu nombre en el verde clamor de la esperanza.
es
Hernández,Miguel
<XXI
¿Para_Qué_Me_Has_Parido,_Mujer?
¿Para qué me has parido, mujer?: ¿para qué me has parido? Para dar a los cuerpos de allá este cuerpo que siento hacia aquí, hacia ti traído. Para qué me has parido, mujer, si tan lejos de ti me has parido.
es
Rensoli,Lourdes
XXI
Vida_De_Luz_Crepuscular_Y_Gótica
Vida de luz crepuscular y gótica, oro de agujas clama por el cielo, vergeles asesinos lo encarcelan y el azor se consume en nostalgia de viento y remolino, de aventura salvaje. Oros, crespones, cierran las ventanas, el castillo ordenó sus rascacielos y proyectó desfiles para los visitantes que vendrán a indagar por qué el nominalismo no ha triunfado sino que aguarda un poco a la semiótica, a la ciencia integrada, para lento, seguro de su última sentencia, dirimir la polémica de los universales sin un Pedro Abelardo de la Tierra que ya, en otra galaxia, se aposta tras un vértice y yergue el Paracleto, rey de la cibernética en los antros de un orbe demasiado infinito para su entendimiento y tañe su vihuela con la máscara abierta. La vida monacal eleva al amo, al ángel derrotado en su memoria subordinada al híbrido animal que fingiera la amorosa sonrisa atada a los decires, al concepto, a la lógica por sus profetas más autorizados. Predice desde el fondo, besando en las galeras las desmayadas alas de los héroes vencidos, una parte y un tiempo donde encender la hoguera en que el Bruno de entonces se dará en holocausto para reabrir un ciclo. Entrégame, si puedes, esa piedra, yo he de hacerla rodar desde los claustros, yo he de darla a los monjes y guerreros que tornarán en oro, por su roce, armaduras y cirios. Oros, crespones, cierran las ventanas, el castillo ordenó sus rascacielos y proyectó desfiles para los visitantes que vendrán a indagar por qué el nominalismo no ha triunfado sino que aguarda un poco a la semiótica, a la ciencia integrada, para lento, seguro de su última sentencia, dirimir la polémica de los universales sin un Pedro Abelardo de la Tierra que ya, en otra galaxia, se aposta tras un vértice y yergue el Paracleto, rey de la cibernética en los antros de un orbe demasiado infinito para su entendimiento y tañe su vihuela con la máscara abierta. La vida monacal eleva al amo, al ángel derrotado en su memoria subordinada al híbrido animal que fingiera la amorosa sonrisa atada a los decires, al concepto, a la lógica por sus profetas más autorizados. Predice desde el fondo, besando en las galeras las desmayadas alas de los héroes vencidos, una parte y un tiempo donde encender la hoguera en que el Bruno de entonces se dará en holocausto para reabrir un ciclo. Entrégame, si puedes, esa piedra, yo he de hacerla rodar desde los claustros, yo he de darla a los monjes y guerreros que tornarán en oro, por su roce, armaduras y cirios. para lento, seguro de su última sentencia, dirimir la polémica de los universales sin un Pedro Abelardo de la Tierra que ya, en otra galaxia, se aposta tras un vértice y yergue el Paracleto, rey de la cibernética en los antros de un orbe demasiado infinito para su entendimiento y tañe su vihuela con la máscara abierta. La vida monacal eleva al amo, al ángel derrotado en su memoria subordinada al híbrido animal que fingiera la amorosa sonrisa atada a los decires, al concepto, a la lógica por sus profetas más autorizados. Predice desde el fondo, besando en las galeras las desmayadas alas de los héroes vencidos, una parte y un tiempo donde encender la hoguera en que el Bruno de entonces se dará en holocausto para reabrir un ciclo. Entrégame, si puedes, esa piedra, yo he de hacerla rodar desde los claustros, yo he de darla a los monjes y guerreros que tornarán en oro, por su roce, armaduras y cirios. La vida monacal eleva al amo, al ángel derrotado en su memoria subordinada al híbrido animal que fingiera la amorosa sonrisa atada a los decires, al concepto, a la lógica por sus profetas más autorizados. Predice desde el fondo, besando en las galeras las desmayadas alas de los héroes vencidos, una parte y un tiempo donde encender la hoguera en que el Bruno de entonces se dará en holocausto para reabrir un ciclo. Entrégame, si puedes, esa piedra, yo he de hacerla rodar desde los claustros, yo he de darla a los monjes y guerreros que tornarán en oro, por su roce, armaduras y cirios. Predice desde el fondo, besando en las galeras las desmayadas alas de los héroes vencidos, una parte y un tiempo donde encender la hoguera en que el Bruno de entonces se dará en holocausto para reabrir un ciclo. Entrégame, si puedes, esa piedra, yo he de hacerla rodar desde los claustros, yo he de darla a los monjes y guerreros que tornarán en oro, por su roce, armaduras y cirios. Entrégame, si puedes, esa piedra, yo he de hacerla rodar desde los claustros, yo he de darla a los monjes y guerreros que tornarán en oro, por su roce, armaduras y cirios.
es
Luis,Leopoldo_de
<XXI
Historia
Han pasado los años y las cosas que nos vieron crecer jóvenes nada más que recuerdo son. La tierra ha vuelto a abrir ya veinte veces sus entrañas bajo las duras manos que no logran sino sufrir, pero jamás llamarla suya, las manos que aún descubren un cerco oscuro en sus muñecas, manchas antiguas. Transcurrieron años; hijos nos han nacido que levantan al sol los ojos y preguntan. Saben que un día... Vagamente hablan de lo que fue nuestro vivir, la carne misma nuestra, sepultada en el tiempo. Miramos lentamente hacia la luz que dora la ventana. El sol ha vuelto ya, miles de veces, a hundir sus naves en el agua de la noche y hermosa, limpiamente, se salvó del naufragio con el alba. La Tierra, el Sol, los hijos... La vida, un oleaje. No se para en nuestras manos. Sigue, se va, rompe barreras, ilusiones, vallas, deseos... Han pasado años. Otras guerras han puesto su pisada de sangre y cieno sobre el mundo, otras paces soltaron sus palomas blancas. Naciones han surgido. Pueblos nuevos se congregan en torno de las brasas de su reciente libertad. Pequeña y enorme, en la materia agazapada una fuerza fue vista por los ojos del hombre y sus terrores amenazan el mundo. Entre la rueda de los astros giran estrellas con la huella humana en su esqueleto... Han pasado años. Angustia comprenderlo. Tanta vida... Miramos lentamente. La Tierra, el Sol, los hijos... ¿Qué palabras desdecirán la realidad? ¿Qué hielo sujetará este río? Un llanto habla solo al revés; remonta el cauce; ahonda la antigua herida. Todavía sangra.
es
Lihn,Enrique
<XXI
Todo_Lo_Podría_Condenar_Igualmente,_No_Se_Me_Pregunte_En_Nombre_De_Qué
Todo lo podría condenar igualmente, no se me pregunte en nombre de qué. En nombre de Isaías, el profeta, pero con el grotesco gesto inconcluso de su colega Jonás que nunca llegó a cumplir su pequeña comisión sujeto a los altos y bajos del bien y del mal, a las variables circunstancias históricas que lo hundieron en la incertidumbre de un vientre de ballena. Como Jonás, el bufón del cielo, siempre obstinado en cumplir su pequeña comisión, el porta-documentos incendiario bajo la axila sudorosa, el paraguas raido a modo de pararrayos. Y la incertidumbre de Jehová sobre él, indeciso entre el perdón y la cólera, tomándolo y arrojándolo, a ese viejo instrumento de utilidad dudosa caído, por fin, en definitivo desuso. Yo también terminaré mis días bajo un árbol pero como esos viejos vagabundos ebrios que abominan de todo por igual, no me pregunten nada, yo sólo sé que seremos destruidos. Veo a ciegas la mano del señor cuyo nombre no recuerdo, los frágiles dedos torpemente crispados. Otra cosa, de nuevo, que nada tiene que ver. Recuerdo algo así como... no, no era más que eso. Una ocurrencia, lo mismo da. Ya no sé a dónde voy otra vez. Asísteme señor en tu abandono.
es
Machado,Manuel
<XXI
Yo,_Poeta_Decadente...
Yo, poeta decadente, español del siglo veinte, que los toros he elogiado, y cantado las golfas y el aguardiente..., y la noche de Madrid, y los rincones impuros, y los vicios más oscuros de estos bisnietos del Cid: de tanta canallería harto estar un poco debo; ya estoy malo, y ya no bebo lo que han dicho que bebía. Porque ya una cosa es la poesía y otra cosa lo que está grabado en el alma mía... Grabado, lugar común. Alma, palabra gastada. Mía... No sabemos nada. Todo es conforme y según. Grabado, lugar común. Alma, palabra gastada. Mía... No sabemos nada. Todo es conforme y según.
es
Gutiérrez_Zamora,Ana_Lucía
XXI
Qué_Lamentable_Soledad
Qué lamentable soledad que llega anunciándose burlona, que se extiende por la casa toda, que deja seca al alma, que congela el pecho. Qué grises se ven hoy mis ojos, qué vacías siento mis manos, qué grave se escucha mi voz, ¡cuánto dolor llevo dentro, qué gran pena siento! Confundo la paz con el silencio y no distingo entre la calma y la tristeza, acaso sean lo mismo la nostalgia y el sosiego, lo cierto es que de melancolías voy viviendo y los recuerdos ante mí se van borrando. Que no hay mal que dure cien años, ni existe razón que lo resista, pero la verdad es que me estoy acostumbrando, de alegrías duraderas ya no entiendo y ese brillo en la mirada estoy perdiendo. No muero ni busco fin a mi camino, pues el corazón aun guarda esperanzas, sigo viva y aún me quedan fuerzas, la guerra no he perdido todavía y mi espíritu sigue en pie de lucha. Qué grises se ven hoy mis ojos, qué vacías siento mis manos, qué grave se escucha mi voz, ¡cuánto dolor llevo dentro, qué gran pena siento! Confundo la paz con el silencio y no distingo entre la calma y la tristeza, acaso sean lo mismo la nostalgia y el sosiego, lo cierto es que de melancolías voy viviendo y los recuerdos ante mí se van borrando. Que no hay mal que dure cien años, ni existe razón que lo resista, pero la verdad es que me estoy acostumbrando, de alegrías duraderas ya no entiendo y ese brillo en la mirada estoy perdiendo. No muero ni busco fin a mi camino, pues el corazón aun guarda esperanzas, sigo viva y aún me quedan fuerzas, la guerra no he perdido todavía y mi espíritu sigue en pie de lucha. Confundo la paz con el silencio y no distingo entre la calma y la tristeza, acaso sean lo mismo la nostalgia y el sosiego, lo cierto es que de melancolías voy viviendo y los recuerdos ante mí se van borrando. Que no hay mal que dure cien años, ni existe razón que lo resista, pero la verdad es que me estoy acostumbrando, de alegrías duraderas ya no entiendo y ese brillo en la mirada estoy perdiendo. No muero ni busco fin a mi camino, pues el corazón aun guarda esperanzas, sigo viva y aún me quedan fuerzas, la guerra no he perdido todavía y mi espíritu sigue en pie de lucha. Que no hay mal que dure cien años, ni existe razón que lo resista, pero la verdad es que me estoy acostumbrando, de alegrías duraderas ya no entiendo y ese brillo en la mirada estoy perdiendo. No muero ni busco fin a mi camino, pues el corazón aun guarda esperanzas, sigo viva y aún me quedan fuerzas, la guerra no he perdido todavía y mi espíritu sigue en pie de lucha. No muero ni busco fin a mi camino, pues el corazón aun guarda esperanzas, sigo viva y aún me quedan fuerzas, la guerra no he perdido todavía y mi espíritu sigue en pie de lucha.
es
García_Lorca,Federico
<XXI
Zorongo
Las manos de mi cariño te están bordando una capa con agremán de alhelíes y con esclavina de agua. Cuando fuiste novio mío, por la primavera blanca, los cascos de tu caballo cuatro sollozos de plata. La luna es un pozo chico, las flores no valen nada, lo que valen son tus brazos cuando de noche me abrazan, lo que valen son tus brazos cuando de noche me abrazan.
es
Sierra,Iván_Francisco
XXI
Te_Vi
te vi: abrías pequeñamente el astro astuto llamado por la torpe palabra de la sonrisa y una capa precavida develaba sorbo a sorbo tu cuerpo lene y hábil para que mis ojos cruzaran párpados llorones trampas y emociones todas de sus miedos para conservar tu imagen adorable intacta el resto de la vida toda desde el instante casto donde basto te vi: tu mirada bañó de hormigas el trozo quemante de mi armadura que otras veces revolcó ferretería despeinada en crucigramas angustiada y hoy cae pesada espiga espiga a mis conmovidas garras para la florescencia de la miel, de la rosa, de la boba ilusionada ilusión que no es amor, ni esperanza pero le da suficiencia de cursilerías y recobra el hálito torpe y eficaz de la mariposa y del tirito de polvitos de enamoradas estrellas, que apostó su fugacidad en una, sólo una y para siempre desbordada emanación romántica aurora principito frente al suspenso súbito desde donde inerme te vi:
es
González,Ángel
<XXI
Ese_Lugar_Que_Tienes
Ese lugar que tienes, cielito lindo, entre las piernas, ese lugar tan íntimo y querido, es un lugar común. Por lo citado y por lo concurrido. Al fin, nada me importa: me gusta en cualquier caso. Pero hay algo que intriga. ¿Cómo solar tan diminuto puede ser compartido por una población tan numerosa? ¿Qué estatutos regulan el prodigio?
es
Machado,Antonio
<XXI
Mas_Busca_En_Tu_Espejo_Al_Otro
Mas busca en tu espejo al otro, al otro que va contigo.
es
Huet,Ingrid
XXI
En_El_Santuario_De_Los_Drogadictos
En el santuario de los drogadictos —prometió el ángel allí donde transitan nomos escarlatas prostitutas/niñas Cristo adolescente con el tórax roto dejaré mis alas me haré hombre Allí por una sola noche me vestiré satánico diré malas palabras mi yo dividido se adormecerá puro en estanques de petróleo hirviendo Habrá un mar de fuego Y quizás si tengo suerte agonice en los pechos de una ramera joven en su pubis lento Por una sola noche —rogó el ángel
es
Ibarbourou,Juana_de
<XXI
Voy_A_Quedarme_Quieta,_Sin_Acento
Voy a quedarme quieta, sin acento, convaleciente, con la sangre mínima para ir viviendo, ya olvidada, ínfima huida de la risa y el lamento. Voy a vivir más pálida que el aire y más callada que la luz del alba, con la breve fragancia de la malva y una sonrisa, a veces, al socaire. ¡Qué descanso alentar hasta la muerte ya sin más desafíos a la suerte, oscura y leve, sin pulseras de oro, sin pectoral de oro, sin diamantes! Volver en una elíptica a lo de antes: La anónima mujer sin un tesoro.
es
García_Lorca,Federico
<XXI
Romance_De_La_Luna
La luna vino a la fragua con su polisón de nardos. El niño la mira mira. El niño la está mirando. En el aire conmovido mueve la luna sus brazos y enseña, lúbrica y pura, sus senos de duro estaño. Huye luna, luna, luna. Si vinieran los gitanos, harían con tu corazón collares y anillos blancos. Niño déjame que baile. Cuando vengan los gitanos, te encontrarán sobre el yunque con los ojillos cerrados. Huye luna, luna, luna, que ya siento sus caballos. Niño déjame, no pises, mi blancor almidonado. El jinete se acercaba tocando el tambor del llano. Dentro de la fragua el niño, tiene los ojos cerrados. Por el olivar venían, bronce y sueño, los gitanos. Las cabezas levantadas y los ojos entornados. ¡Cómo canta la zumaya, ay como canta en el árbol! Por el cielo va la luna con el niño de la mano. Dentro de la fragua lloran, dando gritos, los gitanos. El aire la vela, vela. el aire la está velando. En el aire conmovido mueve la luna sus brazos y enseña, lúbrica y pura, sus senos de duro estaño. Huye luna, luna, luna. Si vinieran los gitanos, harían con tu corazón collares y anillos blancos. Niño déjame que baile. Cuando vengan los gitanos, te encontrarán sobre el yunque con los ojillos cerrados. Huye luna, luna, luna, que ya siento sus caballos. Niño déjame, no pises, mi blancor almidonado. El jinete se acercaba tocando el tambor del llano. Dentro de la fragua el niño, tiene los ojos cerrados. Por el olivar venían, bronce y sueño, los gitanos. Las cabezas levantadas y los ojos entornados. ¡Cómo canta la zumaya, ay como canta en el árbol! Por el cielo va la luna con el niño de la mano. Dentro de la fragua lloran, dando gritos, los gitanos. El aire la vela, vela. el aire la está velando. Huye luna, luna, luna. Si vinieran los gitanos, harían con tu corazón collares y anillos blancos. Niño déjame que baile. Cuando vengan los gitanos, te encontrarán sobre el yunque con los ojillos cerrados. Huye luna, luna, luna, que ya siento sus caballos. Niño déjame, no pises, mi blancor almidonado. El jinete se acercaba tocando el tambor del llano. Dentro de la fragua el niño, tiene los ojos cerrados. Por el olivar venían, bronce y sueño, los gitanos. Las cabezas levantadas y los ojos entornados. ¡Cómo canta la zumaya, ay como canta en el árbol! Por el cielo va la luna con el niño de la mano. Dentro de la fragua lloran, dando gritos, los gitanos. El aire la vela, vela. el aire la está velando. Niño déjame que baile. Cuando vengan los gitanos, te encontrarán sobre el yunque con los ojillos cerrados. Huye luna, luna, luna, que ya siento sus caballos. Niño déjame, no pises, mi blancor almidonado. El jinete se acercaba tocando el tambor del llano. Dentro de la fragua el niño, tiene los ojos cerrados. Por el olivar venían, bronce y sueño, los gitanos. Las cabezas levantadas y los ojos entornados. ¡Cómo canta la zumaya, ay como canta en el árbol! Por el cielo va la luna con el niño de la mano. Dentro de la fragua lloran, dando gritos, los gitanos. El aire la vela, vela. el aire la está velando. Huye luna, luna, luna, que ya siento sus caballos. Niño déjame, no pises, mi blancor almidonado. El jinete se acercaba tocando el tambor del llano. Dentro de la fragua el niño, tiene los ojos cerrados. Por el olivar venían, bronce y sueño, los gitanos. Las cabezas levantadas y los ojos entornados. ¡Cómo canta la zumaya, ay como canta en el árbol! Por el cielo va la luna con el niño de la mano. Dentro de la fragua lloran, dando gritos, los gitanos. El aire la vela, vela. el aire la está velando. El jinete se acercaba tocando el tambor del llano. Dentro de la fragua el niño, tiene los ojos cerrados. Por el olivar venían, bronce y sueño, los gitanos. Las cabezas levantadas y los ojos entornados. ¡Cómo canta la zumaya, ay como canta en el árbol! Por el cielo va la luna con el niño de la mano. Dentro de la fragua lloran, dando gritos, los gitanos. El aire la vela, vela. el aire la está velando. Por el olivar venían, bronce y sueño, los gitanos. Las cabezas levantadas y los ojos entornados. ¡Cómo canta la zumaya, ay como canta en el árbol! Por el cielo va la luna con el niño de la mano. Dentro de la fragua lloran, dando gritos, los gitanos. El aire la vela, vela. el aire la está velando. ¡Cómo canta la zumaya, ay como canta en el árbol! Por el cielo va la luna con el niño de la mano. Dentro de la fragua lloran, dando gritos, los gitanos. El aire la vela, vela. el aire la está velando. Dentro de la fragua lloran, dando gritos, los gitanos. El aire la vela, vela. el aire la está velando.
es
Muñiz_Álvarez_del_Castillo,Benjamín
XXI
¿Recuerdas_Aquel_Tiempo_Cuando_Sólo_Te_Veía_Como_Mi_Amiga?
¿Recuerdas aquel tiempo cuando sólo te veía como mi amiga? ¿Recuerdas cuando entre nosotros no existían los problemas del amor? ¿Recuerdas cuando sólo éramos hermanos? ¡Como pueden cambiar las cosas con el tiempo! Aquellos momentos han quedado atrás Hoy no quiero verte simplemente como a una hermana Me he enamorado de ti, imposible es negarlo Tus ojos cautivadores me han conquistado Tu sonrisa, tan pura, me vuelve loco Tu risa, tan honesta, tan autentica, me ha esclavizado Vivir sin ti no quiero Mi amor deseo darte Mi corazón entregarte es mi anhelo Regalarte mi alma mi necesidad EL amor que a mi corazón entró salir no quiere Comprendo que es difícil de aceptar Sé que entenderlo es complejo Entiendo que nunca serás mía y me duele en todo el ser aceptarlo Pero recuerda que siempre me tendrás cerca Pero más que nada... Recuerda que siempre te adoraré
es
Benedetti,Mario
<XXI
El_Niño_Que_No_Vino
El niño que no vino tiene los labios fuertes tiene las manos tiernas el alma como nube no es nadie es sólo un niño saca viejas monedas del bolsillo de Dios se parece a la madre su misma risa ancha su corazón a saltos juega con los silencios y con ellos hace otros silencios y se aburre el niño que no vino no viene porque cree que todo el que aquí nace no se muere después.
es
Figueroa,Francisco_de
<XXI
Soneto_Liv
Gasto mis pasos y mis tristes días Tras un deseo loco y engañoso, Que sostiene el vivir dificultoso Con vanas esperanzas y alegrías; Y encontrando tu daño por mil vías, Sin ser abierta senda a mi reposo, Do quier que vuelvo el rostro lastimoso; Hay campo lleno de miserias mías. Miseria será todo y desventura, Hasta que se ejecute la postrera En los cansados años de mi vida: Pagará el pensamiento su locura, Y morirá el deseo cuando muera El alma, que es viviendo aborrecida.
es
Nervo,Amado
<XXI
Un_Hilo_De_Agua_Que_Cae_De_Una_Llave_Imperfecta
Un hilo de agua que cae de una llave imperfecta; un hilo de agua, manso y diáfano, que gorjea toda la noche y todas las noches cerca de mi alcoba; que canta a mi soledad y en ella me acompaña; un hilo de agua: ¡qué cosa tan sencilla! Y, sin embargo, estas gotas incesantes y sonoras me han enseñado más que los libros. El alma del Agua me ha hablado en la sombra —el alma santa del Agua— y yo la he oído, con recogimiento y con amor. Lo que me ha dicho está escrito en páginas que pueden compendiarse así: ser dócil, ser cristalino; esta es la ley y los profetas; y tales páginas han formado un poema Yo sé que quien lo lea sentirá el suave placer que yo he sentido al escucharlo de los labios de Sor Acqua; y este será mi galardón en la prueba, hasta que mis huesos se regocijen en la gracia de Dios.
es
Nervo,Amado
<XXI
Predestinación
Grabó sobre mi faz descolorida su Mane Thecel Phares el Dios fuerte, y me agobian dos penas sin medida: un disgusto infinito de la vida, y un temor infinito de la muerte. ¿Ves cómo tiendo en rededor los ojos? ¡Ay, busco abrigo con esfuerzos vanos...! ¡En medio de mi ruta, sólo abrojos! ¡Al final de mi ruta, sólo arcanos! ¿Qué hacer cuando la vida me repela si la pálida muerte me acobarda? Digo a la vida: ¡sé piadosa, vuela...! Digo a la muerte: ¡sé piadosa, tarda...! ¡Estaba escrito así! No más te afanes por borrar de mi faz el torvo estigma; impélenme furiosos huracanes, y voy, entre los brazos de Abrimanes, a las fauces hambrientas del Enigma.
es
García_Cabrera,Pedro
<XXI
En_Esta_Casa_En_La_Que_Ahora_Habito
En esta casa en la que ahora habito vivieron antes otras gentes; pero tan pocas huellas han dejado, que en lugar de marcharse por la puerta, debieron de salir por los espejos. Sus nombres aún figuran en recibos, nombres como vestigios prehistóricos, perdidos rostro y voz, sombra y ternura, en los neutros estratos del olvido. Las letras de esos nombres están vueltas de espalda y no las deletrea ni el recuerdo de un clavo en la pared ni una mota de angustia en los rincones en donde los silencios se desangran. Recibos que debieron de pagarlos lo mismo que nosotros para tener derecho a lavarse la cara y no morir de sed o para que en la noche se encendiesen, con la fiebre del niño, las bombillas, acaso en los arenales del suelo si eran pocas las camas y mucha la familia. Agua y luz no debieron malpagarse y medirse, sino ser gratuitas como el sol y las fuentes, esas dos libertades a las que el hombre ha puesto la camisa de fuerza del esclavo y que vienen llorando de razones los ojos y los labios sedientos. Mis ojos, nacidos para la luz, puestos en órbita de estrellas, visionarios del rostro del amor y las cumbres, ahora amordazados por la sombra, y mis labios, nacidos para el beso y la palabra, para darle ternura a nuestro instrumental de soledades. Sí, en esos recibos de la luz y del agua ha rubricado el hombre sus demonios, los demonios que cobran el que vea a mi esposa respirar el silencio blanco de la almohada, batir el mar del sueño tras la frente, contemplarla dormida, en su total entrega, hecha toda colina y horizonte, en la alberca indefensa del reposo. Y he de pagar por eso, por decirle a mis libros que los quiero tener entre las manos, leyéndoles las venas oscuras, siguiéndoles el rastro a las ideas, taladrándoles las sienes. He de pagar para sentirme vivo, para ser menos noche, antes de que oscurezca totalmente y me vaya también por los espejos a desnacerme en nadie.
es
Altamirano,Ignacio_Manuel
<XXI
Las_Montañas_De_Occidente
Las montañas de Occidente La luna traspuso ya, El gran lucero del alba Mírase apenas brillar Al través de los nacientes Rayos de luz matinal; Bajo su manto de niebla Gime soñoliento el mar, Y el céfiro en las praderas Tibio despertando va. De la sonrosada aurora Con la dulce claridad, Todo se anima y se mueve, Todo se siente agitar: El águila allá en las rocas Con fiereza y majestad Erguida ve el horizonte Por donde el sol nacerá; Mientras que el tigre gallardo Y el receloso jaguar Se alejan buscando asilo Del bosque en la oscuridad. Los alciones en bandadas Rasgando los aires van, Y el madrugador comienza Las aves a despertar: Aquí salta en las caobas El pomposo cardenal, Y alegres los guacamayos Aparecen más allá. El aní canta en los mangles, En el ébano el turpial, El cenzontli entre las ceibas, La alondra en el arrayán, En los maizales el tordo Y el mirlo en el arrozal. Desde su trono la orquídea Vierte de aroma un raudal; Con su guirnalda de nieve Se corona el guayacán, Abre el algodón sus rosas, El ilamo su azahar, Mientras que lluvia de aljófar Se ostenta en el cafetal, Y el nelumbio en los remansos Se inclina el agua a besar. Allá en la cabaña humilde Turban del sueño la paz En que el labriego reposa , Los gallos con su cantar; El anciano a la familia Despierta con tierno afán, Y la campana del Barrio Invita al cristiano a orar. Entonces, niña hechicera, De la choza en el umbral Asoma, que flor del alba La gente ha dado en llamar. El candor del cielo tiñe Su semblante virginal, Y la luz de la modestia Resplandece en su mirar. Alta, gallarda y apenas Quince abriles contará; De azabache es su cabello Sus labios bermejos, más Que las flores del granado La púrpura y el coral, Si sonríen, blancas perlas Menudas hacen brillar. Ya sale airosa, llevando El cántaro en el yagual, Sobre la erguida cabeza Que apenas mueve al andar; Cruza el sendero de mirtos Y cabe un cañaveral, Donde hay una cruz antigua, Bajo el lecho de un palmar, Plantada sobre las peñas Musgosas de un manantial. Arrodillada la niña Humilde se pone a orar, Al arroyuelo mezclando Sus lágrimas de piedad. Luego sube a la colina Desde donde se ve el mar, Y allí con mirada inquieta, Buscando afanosa está Una barca entre las brumas Que ahuyenta ledo el terral; Los campesinos alegres Que a los maizales se van, Al verla así, la bendicen, Y la arrojan al pasar Maravillas olorosas De las cercas del bajial, Que es la bella Flor del alba, La dulce y buena deidad Que adoran los corazones De aquel humilde lugar. madrugador cardenal, turpial, cenzontli Barrio flor del alba Flor del alba,
es
Bretón_de_los_Herreros,Manuel
<XXI
El_Soldado_Y_El_Carretero
Bueno es ser comedido, mas no tanto Que raye la modestia en tontería. Fábula al canto. Ya no podía continuar su ruta, Con la mochila y el fusil cargado, Pobre recluta. Viéndole un carretero muy bizarro En tal angustia, «¡Militar!», —le dijo—, «Sube a mi carro». —«De perlas me vendría, que voy muerto; Mas si a pagar el porte se me obliga...» —«¡Eh! No por cierto». —«Gracias. Bendigo al cielo, que me trajo Tan buen padrino», —le responde, y monta No sin trabajo—. —«Ahora, bueno será dar un refuerzo Al estómago», —dijo el trajinante—. —«No, yo no almuerzo». —«¡Eh! Nada de melindres y pamplinas. La bota tengo llena, y en la alforja Pan y sardinas». Al fin, transido de hambre el buen soldado, Aunque gravar temía su conciencia, Toma un bocado. Ya durmiendo, ya hablando al camarada, Dejado había atrás el carretero Media jornada; Y todavía el mílite (¡da grima!) No se había quitado la engorrosa Mole de encima. Ríe el otro y le dice: —«El sol escalda, ¡Y aún la ruda mochila, majadero, Veo en tu espalda! »Ya que me ahorro de pisar hormigas, No es justo dar a la cansada mula Nuevas fatigas. »¿Y alivias por ventura su molestia? De ti y del carro y todo el cargamento Tira la bestia. »No es tu propia carrera la castrense». —«¿Pues cuál?» —«Hazte, ya que eres tan pacato, Fraile mostense».
es
Pardo_García,Germán
<XXI
Eternidad
Con palabras tranquilas, armoniosas, me preguntas: ¿cómo es la Eternidad? ¿Palpita cual las venas misteriosas o es fuego en su divina intensidad? ¡No lo sé! te responden temerosas mis palabras de interna oscuridad. ¡Puede ser la materia de las cosas! ¡Tal vez el mundo, acaso la Verdad! ¡Espera! —¿Y a qué aguardo?— Tus preguntas me hieren el espíritu cual puntas de una lanza. Y en mi perplejidad, ¡no lo sé! te respondo. ¡Mas si esperas, ese instante en que vivo te incineras sin morir, puede ser la Eternidad!
es
Pardo_García,Germán
<XXI
Es_El_Instante_En_Que_La_Sumergida_Flor_Del_Tacto
Es el instante en que la sumergida flor del tacto, la flor única, de pétalos móviles distribuidos en los dedos, se inclina suavemente para soñar. Y sueña. El tacto sueña con térmicos y largos promontorios, y con profundidad de terciopelos a nivel de latentes superficies. Toca las perlas que no hallamos en las bajas mares del ser líquido. Sepárase del cuerpo y así la flor del tacto sostiénese en atmósferas astrales, y danza como la luz, el tacto danza en un difuso mundo de sedas y de espinas. La piel tiene ese ambiguo color de la hierba madura en la sombra. Las voces del día duermen, coronadas de musgos silenciarios. Tenue respiración impulsa el pecho, como rosada y tibia nave por mar híbrido. Los párpados se abren y cierran lentamente como valvas de hipnóticas conchas, y el tacto, la flor única y espectral, incolora, alimentada por honda sangre aérea, crece. Y su nocturna hostia multiplica sobre el tallo de la absoluta calma.
es
Rugeles,Manuel_Felipe
<XXI
Luz,_Caballito_Del_Monte
Luz, caballito del monte. Luz, caballito del alba. Cola de raudo arco iris. Sonoros cascos de plata. Por los valles, por los cerros, Por las montañas más altas. Con miedo corre la niebla A esconderse cuando pasas. Una amazona de fuego Cabalga sobre tus ancas Luz, caballito del monte Luz, caballito del alba.
es
Kalvhy
XXI
Si_Vuelvo_A_Reconciliarme_Con_El_Mundo_De_Nuevo
Si vuelvo a reconciliarme con el mundo de nuevo, esconderé mi arma, no mi alma No me importa si hay vida en Marte o si Paris arde, esta noche llegaremos tarde Las estrellas están desordenadas, me deslizo por avenidas sin coordenadas, a este rincón de España, donde estamos las pirañas, donde no limpian las telas de araña.
es
Unamuno,Miguel_de
<XXI
Si_Aspiras,_Como_Dices,_A_Ser_Fuerte
Si aspiras, como dices, a ser fuerte no busques la engañosa fortaleza de quien viril creyendo a la dureza labra la ruina de su propia suerte. Escucha al corazón que fiel te advierte que lo que no es amor sólo es flaqueza y el único el amor que con firmeza da vida y vence a la implacable muerte. Sin odio y de piedad el alma henchida tomándote por firme fundamento siga el recto camino de mi vida, a conquistar el porvenir atento, reino de libertad que nos convida a posar en su suelo nuestro asiento.
es
Villaespesa,Francisco
<XXI
Lucha
De la vida me lanzo en el combate sin que me selle filiación alguna, y atrás no he de volver, hasta que ate a mi triunfante carro la Fortuna! Contra mis enemigos, terco y rudo, esgrimiré en la lid, que no me apoca, por lanza mi razón y como escudo mi carácter más firme que una roca! Ni el desengaño pertinaz me arredra, ni ante los golpes del dolor me humillo: ¡la estatua surge de la tosca piedra a fuerza de cincel y de martillo! ¡Combatir es vivir!... La luz sublime entre las sombras de la noche crece: ¡espada que en la lucha no se esgrime, colgada en la panoplia se enmohece! Mi razón en peligros no repara. O subir a la cúspide consigo, o muero, sin volver atrás la cara, despreciando, al caer, a mi enemigo! Ni la derrota en mi valor rehuyo... Mas, antes de rendirme fatigado, me encerraré en la torre de mi orgullo, y en sus escombros moriré aplastado!...
es
Benedetti,Mario
<XXI
Nostalgia
¿De qué se nutre la nostalgia? Uno evoca dulzuras cielos atormentados tormentas celestiales escándalos sin ruido paciencias estiradas árboles en el viento oprobios prescindibles bellezas del mercado cánticos y alborotos lloviznas como pena escopetas de sueño perdones bien ganados pero con esos mínimos no se arma la nostalgia son meros simulacros la válida la única nostalgia es de tu piel
es
Flórez,Julio
<XXI
Himno_A_La_Aurora
Celestial mariposa de alas tenues y grandes teñidas de oro y rosa: Tú, que en el amplio cielo, tras del enorme boa de los Andes alzas el blando y luminoso vuelo. ¿De qué jardín sublime vienes, divina mariposa? ¿Dime, en qué sidéreo broche libas la miel que te alimenta? ¿Acaso tus luengas alas de luciente raso, batiste en los jardines de la noche? ¿En qué flores de luces infinitas saciaste tus anhelos? ¿Tal vez en las radiantes margaritas que se abren en los surcos de los cielos? Ya que los horizontes llenas de luz y galas y derramas en mar, valles y montes todo el dorado polvo de tus alas... Celestial mariposa ven, y tus remos en mis sienes posa; desciende al pobre mundo de tu vergel profundo, antes de que en los giros de tus vuelos, te quemes en la antorcha de los cielos.
es
Palacios,Zacarías
XXI
Dame,_Lucero...
Dame, dame, lucero mío, dame, lucero, dame el rocío que cae del cielo. Es ese el beso frío que yo más quiero. Juega en el río, huele a romero y me parece un niño que trae requiebros. Dame, lucero mío, dame este sueño, que me despierta el grito de mis recuerdos. Es un clamor dormido, es un fulgor sereno y es un suspiro, que parece un espejo donde me miro. Dame, lucero, dame ese beso frío que traes del cielo.
es
Meléndez_Valdés,Juan
<XXI
Ya_De_Mis_Verdes_Años
Ya de mis verdes años como un alegre sueño volaron diez y nueve sin saber dónde fueron. Yo los llamo afligido, mas pararlos no puedo, que cada vez más huyen por mucho que les ruego; y todos los tesoros que guarda en sus mineros la tierra, hacer no pueden que cesen un momento. Pues lejos, ea, el oro; ¿para qué el afán necio de enriquecerse a costa de la salud y el sueño? Si más gozosa vida me diera a mí el dinero, o con él las virtudes encerrara en mi pecho, buscáralo, ¡ay!, entonces con hidrópico anhelo; pero si esto no puede, para nada lo quiero.
es
Ibarbourou,Juana_de
<XXI
La_Pastora
Ahora soy zagala que apacenta un rebaño De estrellas. ¡Dios lo libre de todo mal y daño! Y si rondan los lobos, y si amaga la peste, ¡Dios haga invulnerable mi rebaño celeste! Amor que de los cielos dio fuga a las centellas Para que yo formara mi rebaño de estrellas, Las piedras de la senda con sus manos alisa Y pone entre mis labios la flauta de la risa. —¿.Adónde vas, pastora de mirada encantada? —Voy a prados de rosas a pacer ni¡ majada. Y trina, trina, trina la flauta de cristal Y se apiada la gula del lobo y el chacal. —Mañana... —Mas, ¿quién piensa de veras en mañana? —Tu rebaño de estrellas pastora sobrehumana... —¡Oh. cállate, profeta! No adelantes el mal. (Y da una nota falsa la flauta de cristal).
es
Ruiz,Juan
<XXI
Enxienplo_Del_Galgo_E_Del_Señor
El buen galgo lebrero, corredor e valyente, avíe, quando joven, pies ligeros, corriente; avíe buenos colmiellos, buena boca e buen diente: quantas liebres veya, prendíe de buena mente. a su señor él syenpre algo le presentava, de la corrida nunca vasío le tornava: el su señor por eso mucho lo falagava, a todos los vesinos del galgo se loava. Con el mucho laserío fue muy ayna viejo, perdió luego los dientes, corríe poquillejo; fue su señor a caça e saltó un conejo: prendiól', no l' pudo tener, fuésele al vallejo. El caçador al galgo feriólo con un palo; el galgo querellándos' dixo: «¡Qué mundo malo! quando era mançebo, desíenme: ¡halo, halo! agora, que so viejo, disen que poco valo. »En mi juventud caça por pies non sse me yva, a mi señor la dava, quier muerta e quier biva: estonçe me loava; ya viejo, me esquiva: quando non trayo caça, non me falanga nin sylva».— Los byenes e loores muchos de mançebez defienden la flaqueça, culpa de la vejez; por ser el ome viejo, non pierde por ende prez, el seso del buen viejo non se mueve de rrehez. En amar al mançebo e a su loçanía e desecharle viejo, faserle peoría, es torpedat e mengua, maldat e villanía: en el viejo se loa su buena mançebía. El mundo codiçioso es d' aquesta natura, sy el amor da fruto, dándolo mucho atura: non dando nin serviendo el amor poco dura: de amigo syn provecho non ha el ome cura. En quanto da el ome, en tanto es preçiado: quando yo dava mucho, era mucho loado; agora, que non do algo, so vil e despreciado: non ay mençión nin grado del serviçio pasado. Non sse mienbran algunos del mucho byen antygo: quien a mal ome sirve, syenpre será mendigo, el malo a los suyos non les presta un figo, apenas que el pobre viejo falle amigo. E, sseñora, convusco atal a mí contesçe: servivos byen e syrvo en lo que acaesçe: porque vyn' sin presente, la vuestra saña cresçe e so maldenostada, segunt que ya paresçe.— «Vieja», dixo la dueña, «çierto yo non menty; de lo que me dexistes yo mucho me ssenty, de lo que yo te dixe, luego m' arrepenty, porque talente bueno entiendo yo en ty. »Mas temo e he rreçelo que engañada sea, non querría me fuese, como al mur del aldea con el mur de la villa, yendo a faser enplea: desirte he la fasaña e fynque la pelea».
es
Pilía,Guillermo
XXI
Último_Cielo
Llega el pase hasta el límite de la ciudad rumorosa. Más allá, descampados y paños tendidos, tal vez sábanas, tal vez vendajes o sudarios. No avancemos ya más. Vertiginoso es el atardecer en la llanura. Sopla la muerte nocturna su reclamo y en un murmullo de oración responde el alma.
es
Vega,Lope_Félix_de
<XXI
¡Ay,_Amargas_Soledades
«—¡Ay, amargas soledades de mi bellísima Filis, destierro bien empleado del agravio que la hice! Envejézcanse mis años en estos montes que vistes, que quien sufre como piedra es bien que en piedras habite. ¡Ay horas tristes, cuán diferente estoy del que me vistes! ¡Con cuánta razón os lloro, pensamientos juveniles que al principio de mis años cerca del fin me trujistes! Retrato de mala mano, mudable tiempo me heciste sin nombre no me conocen aunque despacio me miren. ¡Ay horas tristes, cuán diferente estoy del que me vistes! Letra ha sido sospechosa, que clara y escura sirve, que por no borrarla toda, encima se sobre escribe. Pienso a veces que soy otro hasta que el dolor me dice que quien le sufre tan grande ser otro fuera imposible—». ¡Ay horas tristes, cuán diferente estoy del que me vistes! Envejézcanse mis años en estos montes que vistes, que quien sufre como piedra es bien que en piedras habite. ¡Ay horas tristes, cuán diferente estoy del que me vistes! ¡Con cuánta razón os lloro, pensamientos juveniles que al principio de mis años cerca del fin me trujistes! Retrato de mala mano, mudable tiempo me heciste sin nombre no me conocen aunque despacio me miren. ¡Ay horas tristes, cuán diferente estoy del que me vistes! Letra ha sido sospechosa, que clara y escura sirve, que por no borrarla toda, encima se sobre escribe. Pienso a veces que soy otro hasta que el dolor me dice que quien le sufre tan grande ser otro fuera imposible—». ¡Ay horas tristes, cuán diferente estoy del que me vistes! ¡Ay horas tristes, cuán diferente estoy del que me vistes! ¡Con cuánta razón os lloro, pensamientos juveniles que al principio de mis años cerca del fin me trujistes! Retrato de mala mano, mudable tiempo me heciste sin nombre no me conocen aunque despacio me miren. ¡Ay horas tristes, cuán diferente estoy del que me vistes! Letra ha sido sospechosa, que clara y escura sirve, que por no borrarla toda, encima se sobre escribe. Pienso a veces que soy otro hasta que el dolor me dice que quien le sufre tan grande ser otro fuera imposible—». ¡Ay horas tristes, cuán diferente estoy del que me vistes! ¡Con cuánta razón os lloro, pensamientos juveniles que al principio de mis años cerca del fin me trujistes! Retrato de mala mano, mudable tiempo me heciste sin nombre no me conocen aunque despacio me miren. ¡Ay horas tristes, cuán diferente estoy del que me vistes! Letra ha sido sospechosa, que clara y escura sirve, que por no borrarla toda, encima se sobre escribe. Pienso a veces que soy otro hasta que el dolor me dice que quien le sufre tan grande ser otro fuera imposible—». ¡Ay horas tristes, cuán diferente estoy del que me vistes! Retrato de mala mano, mudable tiempo me heciste sin nombre no me conocen aunque despacio me miren. ¡Ay horas tristes, cuán diferente estoy del que me vistes! Letra ha sido sospechosa, que clara y escura sirve, que por no borrarla toda, encima se sobre escribe. Pienso a veces que soy otro hasta que el dolor me dice que quien le sufre tan grande ser otro fuera imposible—». ¡Ay horas tristes, cuán diferente estoy del que me vistes! ¡Ay horas tristes, cuán diferente estoy del que me vistes! Letra ha sido sospechosa, que clara y escura sirve, que por no borrarla toda, encima se sobre escribe. Pienso a veces que soy otro hasta que el dolor me dice que quien le sufre tan grande ser otro fuera imposible—». ¡Ay horas tristes, cuán diferente estoy del que me vistes! Letra ha sido sospechosa, que clara y escura sirve, que por no borrarla toda, encima se sobre escribe. Pienso a veces que soy otro hasta que el dolor me dice que quien le sufre tan grande ser otro fuera imposible—». ¡Ay horas tristes, cuán diferente estoy del que me vistes! Pienso a veces que soy otro hasta que el dolor me dice que quien le sufre tan grande ser otro fuera imposible—». ¡Ay horas tristes, cuán diferente estoy del que me vistes! ¡Ay horas tristes, cuán diferente estoy del que me vistes!
es
Chocano,José_Santos
<XXI
Sobre_El_Potrero,_Que_Vigor_Transpira
Sobre el potrero, que vigor transpira en sus tibios y lánguidos reposos, el desalado viento zumba y gira por los cañaverales rumorosos... Entre las verdes cañas, serpentina y angosta senda un carrizal separa,— ¡senda en que a trechos con orgullo empina su ígneo penacho la gentil zacuara! En la espesura, mugidor y ardiente corre el toro ya libre del arado; ¡y allá, junto a las tapias, el torrente ladra como un mastín encadenado! ¡Algún mozo de campo en plena lucha su ardua tarea intrépido acomete; que, entre el murmullo trémulo, se escucha el sentencioso golpe del machete! Pleno cañaveral. Signo es del cielo la cruz de cañas que en la verde alfombra se proyecta, inclinándose hacia el suelo, como empeñada en abrazar su sombra...
es
Cardenal,Ernesto
<XXI
Viniste_A_Visitarme
Viniste a visitarme en sueños pero el vacío que dejaste cuando te fuiste fue realidad
es
Véner,Alonso
XXI
Sigo_Aquí_Sentado
Sigo aquí sentado, sin nada más que hacer que sembrar madrugadas junto al desierto, sin seguir el mapa de vuelo de la razón, acariciando de costado a la mujer del vecino, aunque río por las noches por no pasar desapercibido.
es
Dalton_García,Roque
<XXI
Vida,_Oficios
Insoslayable para la vida, la nueva vida me amanece: es un pequeño sol con raíces que habré de regar mucho e impulsar a que juegue su propio ataque contra la cizaña. Pequeño y pobre pan de la solidaridad, bandera contra el frío, agua fresca para la sangre: elementos maternos que no deben alejarse del corazón. Y contra la melancolía, la confianza; contra la desesperación, la voz del pueblo vibrando en las ventanas de esta casa secreta. Descubrir, descifrar, articular, poner en marcha: viejos oficios de los libertadores y los mártires que ahora son nuestras obligaciones y que andan por allí contándonos los pasos: del desayuno al sueño, del sigilo en sigilo, de acción en acción, de vida en vida.
es
González_Martínez,Enrique
<XXI
Un_Día,_No_Muy_Tarde,_La_Inquietud_Que_Me_Acosa
Un día, no muy tarde, la inquietud que me acosa para que diga el canto que conturba mi vida, cesará, como flama por el viento extinguida, y la voz será muda y el alma silenciosa. Todo lo que en un tiempo suscitó mis asombros y lo que fue codicia del pensamiento mío, despertará a su paso un “qué sé yo” de hastío, un desdeñoso y leve encogimiento de hombros. Trémula ya la mano que oprimió los bordones de la constante lira, se llevará el pasado los ecos imprecisos de todo lo cantado y el lívido fantasma de las meditaciones. Recogidas las alas, el afán taciturno no sabrá de las cosas penetrar el acento: será viento tan sólo la palabra del viento y rumor sin sentido el mensaje nocturno. De esta vida de ensueño, de este mundo en que arranco la visión de mis ojos, la canción de mi oído, quedarán solamente un laúd sin sonido, un espíritu en sombras y una página en blanco.
es
Nervo,Amado
<XXI
Señor,_Piedad_De_Mí_Porque_No_Puedo
Señor, piedad de mí porque no puedo consolarme... Lo intento, mas en vano. Me sometí a tu ley porque eras fuerte: ¡El fuerte de los fuertes!... Pero acaso es mi resignación sólo impotencia de vencer a la Muerte, cuyo ácido ósculo corrosivo, royendo el corazón que me amó tanto, royó también mi voluntad de acero... ¡La Muerte era titánica; yo, átomo! Señor, no puedo resignarme, no! ¡Si te digo que ya estoy resignado, y si murmuro fiat voluntas tua, miento, y mentir a Dios es insensato! ¡Ten piedad de mi absurda rebeldía! ¡Que te venza, Señor, mi viril llanto! ¡Que conculque tu ley tu piedad misma!... Y revive a mi muerta como a Lázaro o vuélveme fantasma como a ella, para entrar por las puertas del Arcano y buscar en el mundo de las sombras el deleite invisible de sus brazos. fiat voluntas tua
es
Leonardo_de_Argensola,Bartolomé
<XXI
Gala,_No_Alegues_A_Platón_O_Alega
Gala, no alegues a Platón o alega algo más corporal lo que alegares, que esos cómplices tuyos son vulgares y escuchan mal la sutileza griega. Desnudo al sol y al látigo navega más de un amante tuyo en ambos mares que te sabe los íntimos lunares y quizá es tan honrado que lo niega. Y tú, en la metafísica elevada, dices que unir las almas es tu intento, ruda y sencilla en inferiores cosas; pues yo sé que Apuleyo más te agrada cuando rebuzna en forma de jumento que en la que se quedó comiendo rosas.
es
Pardo_García,Germán
<XXI
¿Pero_Qué_Otra_Agonía_Más_Certera
¿Pero qué otra agonía más certera que consumirse en las convulsas llamas? ¿Vestir, absurdo pez, rojas escamas y darme todo a la sublime hoguera? ¡Soñar, soñar! ¡Mejor morir me fuera! Precipitarme, ¡oh sueño que reclamas mi demencia!, en las sombras donde bramas con tu fuego que nunca me incinera. Porque yo salgo de las brasas puro, mas sin quemar mi corazón seguro. Y así yo mismo y mi existir quedamos ante el soñar, con el dolor eterno de los que descendimos al infierno, y con su furia en la conciencia vamos.
es
Cardenal,Ernesto
<XXI
Nuestros_Poemas_No_Se_Pueden
Nuestros poemas no se pueden publicar todavía Circulan de mano en mano manuscritos O copiados en mimeografo pero un día se olvidará el nombre del dictador contra quien fueron escritos, Y seguirán siendo leídos.
es
Greiff,León_de
<XXI
En_El_Recodo_De_Todo_Camino
En el recodo de todo camino la vida me depare el bravo amor: y un vaso de aguardiente, ajenjo o vino, de arak o vodka o kirsch, o de ginebra; 1 un verso libre —audaz como el azor—, una canción, un perfume calino, un grifo, un gerifalte un búho, una culebra... (y el bravo amor, el bravo amor, el bravo amor!) En el recodo de cada calleja la vida me depare el raro albur: 2 —con el tabardo roto, con la cachimba vieja y el chambergo agorero y el buido reojo, vagar so la alta noche de enlutecido azur: 3 murciélago macabro, sortílega corneja, ambular, divagar, discurrir al ritmo del antojo... (y el raro albur, el raro albur, el raro albur!) En el recodo de todo sendero la vida me depare a esa mujer: y un horizonte para mi sed de aventurero, una música honda para surcar sus ondas, un corto día, un lento amanecer, 4 un lastrado silencio hosco y austero, la soledad, de pupilas redondas... (y esa mujer, esa mujer, esa mujer!) En el recodo de cada vereda la vida me depare el ebrio azar: absorto ante el miraje que en mis ojos se enreda vibre yo —Prometeo de mi tontura pávida—; ante mis ojos fulvos, fulja el cobre del mar: su canto, en mis oídos mi grito acallar pueda! y exalte mi delirio su furia fría y ávida... 5 (el ebrio azar, el ebrio azar el ebrio azar!) Y en el recodo de todo camino la vida me depare un bel morir: 6 despéineme un balazo del pecho el vello fino, destrice un tajo acerbo mi sien osada y frágil: 7 —de mi cansancio el terco ir y venir: la fábrica de ensueños —tesoro de Aladino—, mi vida turbia y tarda, mi ilusión tensa y ágil...— (un bel morir, un bel morir, un bel morir!)
es
Aleixandre,Vicente
<XXI
Suicidio
Carne de cristal triste intangible a las masas. Un farol que reluce como un seno mentido. Aquí junto a la luna mi voz es verdadera. Escúchame callando aunque el puñal te ahogue. Yo era aquel muchacho que un día saliendo del fondo de sus ojos buscó los peces verdaderos que no podía ver por sus manos. Manos de ocho montañas, confabulación de la piedra, dolor de sangre en risco insensible a los dientes. Bajo las estrellas dé punta hay gritos que se avecinan. Bajo mi corazón de resorte lenguas mudas estallan. Abridme el mundo, abridme; quiero iluminar solo un beso, unos labios que irritan árboles despiadados. Están colgadas piernas anidadas de pájaros. Se ven extraños puentes que enlazan los dos muslos. Un calambre expirando dice su voz insólita y los pies por los troncos aspiran a la copa. Luces por las axilas, luces, luces en forma de tobillos, y esa cintura estrecha que traspasó la luna. Los ojos son caricias del viento, son un dolor que va a olvidarse pronto, en cuanto los cabellos sepan hablar despacio, ahora que caen sobre los oídos últimos. Corazones con alas, codos nubiles, esa opresión que dulcemente mueve una música nacida de la espalda. La ignorancia es el roce de los pechos nacidos. Oh mares que no existen bajo toda raíz, árboles sustentados sobre bocas que laten, ojos que se avecinan al cielo cuando baja, cuando sobre las frentes las ideas son dedos. Sangre en los peñascales, sangre por los espantos, ramas que de los pulsos crecen hasta las voces, cuerpo que pende al viento ya sin limitaciones, herido por las lenguas que chupan sus hormigas.
es
Núñez_de_Arce,Gaspar
<XXI
¡Oh_Musa,_Que_En_El_Combate
¡Oh Musa, que en el combate de la vida, no has tenido, a tu honor rindiendo culto, lisonjas para el magnate injurias para el vencido, ni aplausos para el tumulto! Como en días de pelea, si la lástima no embota ni embarga tu pensamiento, hoy alza tu canto, y sea un gemido cada nota y cada estrofa un lamento. Ante el inmenso quebranto de la hermosa Andalucía, da curso a tu angustia fiera; pero no te impida el llanto proclamar ¡oh Musa mía! la verdad, siempre severa. Tus sentimientos acalla, porque el celo inmoderado al mísero desvanece, y en esta humana batalla quien adula al desgraciado no le anima: le envilece. Dile más bien: «—¡Adelante! Cumple tu ruda faena y llora, pero trabaja; que el varón firme y constante los estragos de su pena con el propio esfuerzo ataja. »No estés al pie de las ruinas,, como inútil pordiosero, indolente y abatido, y al volver las golondrinas labrarán en el alero de tu nueva casa el nido. »Ara, siembra, reedifica, lucha contra la corriente del infortunio en que vives, y enaltece y santifica con el sudor de tu frente Ia dádiva que recibes». Háblale así, Musa honrada, y en tu noble magisterio nunca profanes tu lira, con la adulación menguada, con el torpe vituperio ni con la baja mentira.
es
Revagliatti,Rolando
XXI
Se_Mató_La_Voz
Se mató la voz se mató la voz que volaba arribará a las tinieblas sembrará esparcirá.
es
Quintana,Manuel_José
<XXI
¿Qué_Era,_Decidme,_La_Nación_Que_Un_Día
¿Qué era, decidme, la nación que un día reina del mundo proclamó el destino, la que a todas las zonas extendía su cetro de oro y su blasón divino? Volábase a occidente, y el vasto mar Atlántico sembrado se hallaba de su gloria y su fortuna. Do quiera España: en el preciado seno de América, en el Asia, en los confines del África, allí España. El soberano vuelo de la atrevida fantasía para abarcarla se cansaba en vano; la tierra sus mineros le rendía, sus perlas y coral el Oceano, y dondequier que revolver sus olas él intentase, a quebrantar su furia siempre encontraba costas españolas. Ora en el cieno del oprobio hundida, abandonada a la insolencia ajena, como esclava en mercado, ya aguardaba la ruda argolla y la servil cadena. ¡Qué de plagas, oh, Dios! Su aliento impuro la pestilente fiebre respirando, infestó el aire, emponzoñó la vida; la hambre enflaquecida tendió sus brazos lívidos, ahogando cuanto el contagio perdonó; tres veces de Jano el templo abrimos, y a la trompa de Marte aliento dimos; tres veces ¡ay! los dioses tutelares su escudo nos negaron y nos vimos rotos en tierra y rotos en los mares. ¿Qué en tanto tiempo viste por tus inmensos términos, oh, Iberia? ¿Qué viste ya sino funesto luto, honda tristeza, sin igual miseria, de tu vil servidumbre acerbo fruto? Así, rota la vela, abierto el lado, pobre bajel a naufragar camina, de tormenta en tormenta despeñado, por los yermos del mar ya ni en su popa las guirnaldas se ven que antes le ornaban, ni en señal de esperanza y de contento la flámula riendo al aire ondea. Cesó en su dulce canto el pasajero, ahogó su vocería el ronco marinero, terror de muerte en torno le rodea, terror de muerte silencioso y frío; y él va a estrellarse al áspero bajío. Llega el momento, en fin; tiende su mano el tirano del mundo al occidente, y fiero exclama: «El occidente es mío». Bárbaro gozo en su ceñuda frente resplandeció, como en el seno oscuro de nube tormentosa en el estío relámpago fugaz brilla un momento, que añade horror con su fulgor sombrío. Sus guerreros feroces con gritos de soberbia el viento llenan; gimen los yunques, los martillos suenan, arden las forjas. ¡Oh, vergüenza! ¿Acaso pensáis que espadas son para el combate las que mueven sus manos codiciosas? No en tanto os estiméis: grillos, esposas, cadenas son, que en vergonzosos lazos por siempre amarren tan inertes brazos. Estremeciose España del indigno rumor que cerca oía, y al grande impulso de su justa saña rompió el volcán que en su interior hervía. Sus déspotas antiguos consternados y pálidos se esconden; resuena el eco de venganza en torno, y del Tajo las márgenes responden: «¡Venganza!» ¿Dónde están, sagrado río, los colosos de oprobio y de vergüenza que nuestro bien en su insolencia ahogaban? Su gloria fue, nuestro esplendor comienza; y tú, orgulloso y fiero, viendo que aún hay Castilla y castellanos, precipitas al mar tus rubias ondas, diciendo: «Ya acabaron los tiranos». ¡Oh, triunfo! ¡Oh, gloria! ¡Oh, celestial momento! ¿Conque puede ya dar el labio mío el nombre augusto de la Patria al viento? Yo le daré; mas no en el arpa de oro que mi cantar sonoro acompañó hasta aquí; no aprisionado en estrecho recinto, en que se apoca el numen en el pecho y el aliento fatídico en la boca. Desenterrad la lira de Tirteo, y el aire abierto, a la radiante lumbre del sol, en la alta cumbre del riscoso y pinífero Fuenfría, allí volaré yo, y allí cantando con voz que atruene en rededor la sierra, lanzaré por los campos castellanos los ecos de la gloria y de la guerra. ¡Guerra, nombre tremendo, ahora sublime, único asilo y sacrosanto escudo al ímpetu sañudo del fiero Atila que a occidente oprime! ¡Guerra, guerra, españoles! En el Betis ved del Tercer Fernando alzarse airada la augusta sombra; su divina frente mostrar Gonzalo en la imperial Granada; blandir el Cid su centellante espada, y allá sobre los altos Pirineos, del hijo de Jimena animarse los miembros giganteos. En torbo ceño y desdeñosa pena ved cómo cruzan por los aires vanos; y el valor exhalando que se encierra dentro del hueco de sus tumbas frías, en fiera y ronca voz pronuncian «¡Guerra! »¡Pues qué! ¿Con faz serena vierais los campos devastar opimos, eterno objeto de ambición ajena, herencia inmensa que afanando os dimos? Despertad, raza de héroes: el momento llegó ya de arrojarse a la victoria; que vuestro nombre eclipse nuestro nombre, que vuestra gloria humille nuestra gloria. No ha sido en el gran día el altar de la Patria alzado en vano por vuestra mano fuerte. Juradlo, ella os lo manda: ¡Antes la muerte que consentir jamás ningún tirano!» Sí, yo lo juro, venerables sombras; yo lo juro también, y en este instante ya me siento mayor. Dadme una lanza, ceñidme el casco fiero y refulgente; volemos al combate, a la venganza; y el que niegue su pecho a la esperanza hunda en el polvo la cobarde frente. Tal vez el gran torrente de la devastación en su carrera me llevará. ¿Qué importa? ¿Por ventura no se muere una vez? ¿No iré, expirando, a encontrar nuestros ínclitos mayores? «¡Salud, oh padres de la patria mía», yo les diré, «salud! La heroica España de entre el estrago universal y horrores levanta la cabeza ensangrentada, y, vencedora de su mal destino, vuelve a dar a la tierra amedrentada su cetro de oro y su blasón divino».
es
Ruiz,Juan
<XXI
Dyré_Vos_La_Pelea,_Que_Una_Noche_Me_Vino
Dyré vos la pelea, que una noche me vino, pensando en mi ventura, sañudo e non con vino: un ome grande, fermoso, mesurado a mi vino: yo le pregunté quién era; dixo: "Amor, tu vezino". Con saña que tenía fuylo a denostar: díxel': "Si Amor eres, no puedes aquí estar: eres mintroso, falso en muchos enartar, salvar non puedes uno, puedes çient mill matar. "Con engaños e lysonjas e sotiles mentiras empoçonas las lenguas, enervolas tus viras; al que mejor te syrve, a él fieres, quando tiras, párteslo del amiga al ome que ayras. "Traes enloqueçidos munchos con tu saber, fázeslos perder el sueño, el comer y el bever; ffazes a muchos omes tanto se atrever en ti, fasta que el cuerpo e el alma van perder. "Non tienes regla çierta nin tienes en tí tiento: a las vegadas prendes con grand revatamiento, a vezes poco a poco con maestrías çiento: de cuanto yo te digo, tú sabes que non miento. "Desque los omes prendes, no das por ellos nada, traeslos de oy en cras en vida muy penada, ffazes al que te cree lazar en tu mesnada, e por plazer poquillo andar luenga jornada. "Eres tan enconado que, do fieres de golpe, non lo sana mengía, enplasto nin xarope, non sé ffuerte nin rreçio, que se contigo tope, que no l' debatas luego, por mucho que se enforce. "De cómo enflaquezes las gentes e las dapñas, munchos libros ay desto, de cómo las engañas con tus muchos doñeos e con tus malas mañas; siempre tiras la fuerça, dízenlo en fazañas".
es
Horna,José_María_de
XXI
Si_Ves_Al_Mundo_Rebramando_Inquieto
Si ves al mundo rebramando inquieto entre la tempestad, recuerdas el amor, junto aquel seto que guarda la amistad. Si ves que, en calma, el mundo se sustenta en brazos del amor, tu mente busca ansiosa la tormenta de una vida interior. Así es el mundo y así son los hombres, un absurdo endiablado, buscando siempre locos, no te asombres, lo que ya han despreciado.
es
Cadenas,Rafael
<XXI
Muchas_Ciudades
Muchas ciudades recorriste, marginal, inerme frente a lo exorbitante y resuelto a conducirte no como aquellos en cuyas balanzas el nombre pesa más que la vida, sino olvidado como quien pasa en silencio, alerta, sin fardo y quiere oír.
es
Felipe,León
<XXI
Viniste_A_Glorificar_Las_Lágrimas...
Viniste a glorificar las lágrimas... no a enjugarlas... Viniste a abrir las heridas... no a cerrarlas. Viniste a encender las hogueras... no a apagarlas. Viniste a decir: ¡Que corran el llanto, la sangre y el fuego... como el agua!
es
Darío,Rubén
<XXI
Sí,_Yo_He_Escrito_Estos_Abrojos
Sí, yo he escrito estos Abrojos tras largas penas y agravios, ya con la risa en los labios, ya con el llanto en los ojos. Tu noble y leal corazón, tu cariño, me alentaba cuando entre los dos mediaba la mesa de redacción. Yo, haciendo versos, Manuel, descocado, antimetódico, en el margen de un periódico, o en un trozo de papel. Tú , aplaudiendo o censurando, censurando o aplaudiendo como crítico tremendo, o como crítico blando. Entonces, ambos a dos, de mil ambiciones llenos, con dos corazones buenos y honrados, gracias a Dios, hicimos dulces memorias, trajimos gratos recuerdos, y no nos hallamos lerdos en ese asunto de glorias. Y pensamos en ganarlas paso a paso y poco a poco... Y ya huyendo el tiempo loco de nuestras amigas charlas, nos confiamos los enojos, las amarguras, los duelos, los desengaños y anhelos... y nacieron mis Abrojos. Obra, sin luz ni donaire, que al compañero constante le dedica un fabricante de castillos en el aire. Obra sin luz, es verdad, pues rebosa amarga pena; y para toda alma buena la pena es oscuridad. Sin donaire, porque el chiste no me buscó, ni yo a él; ya tú bien sabes, Manuel, que yo tengo el vino triste. Juntos hemos visto el mal y en el mundano bullicio, cómo para cada vicio, se eleva un arco triunfal. Vimos perlas en el lodo, burla y baldón a destajo, el delito por debajo y la hipocresía en todo. Bondad y hombría de bien, como en el mar las espumas, y palomas con las plumas recortadas a cercén. Mucho tigre carnicero, bien enguantadas las uñas, y muchísimas garduñas con máscaras de cordero. La poesía con anemia, con tisis el ideal, bajo la capa el puñal y en la boca la blasfemia. La envidia que desenrosca su cuerpo y muerde con maña; y en la tela de la araña a cada paso la mosca... ¿Eres artista? Te afeo. ¿Vales algo? Te critico. Te aborrezco si eres rico, y si pobre, te apedreo. Y de la honra haciendo el robo e hiriendo cuanto se ve, sale cierto lo de que el hombre del hombre es lobo. No predico, no interrogo. De un sermón ¡qué se diría! Esto no es una homilía, sino amargo desahogo. Si hay versos de amores, son las flores de un amor muerto que brindo al cadáver yerto de mi primera pasión. Si entre esos íntimos versos hay versos envenenados, lean los hombres honrados que son para los perversos. Y tú, mi buen compañero, toma el libro; que en verdad de poeta y caballero, con mis Abrojos no hiero las manos de la amistad.
es