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López_Velarde,Ramón
<XXI
Nuestras_Vidas_Son_Péndulos
¿Dónde estará la niña que en aquel lugarejo una noche de baile me habló de sus deseos de viajar, y me dijo su tedio? Gemía el vals por ella, y ella era un boceto lánguido: unos pendientes de ámbar, y un jazmín en el pelo. Gemían los violines en el torpe quinteto... E ignoraba la niña que al quejarse de tedio conmigo, se quejaba con un péndulo. Niña que me dijiste en aquel lugarejo una noche de baile confidencias de tedio: dondequiera que exhales tu suspiro discreto, nuestras vidas son péndulos... Dos péndulos distantes que oscilan paralelos en una misma bruma de invierno.
es
Segarra,Iván
XXI
Serás
Me contó el rocío que hoy tú serías mío. Me dijeron las estrellas que te buscara para amarte. Me dijo la luna negra que se desvistieron nuestros poros; juntos para amarse. Me dijo la luna blanca que entre el eco y el río yo nací para amarte. Me contó el rocío que tú no serías mío. Me despertó la tristeza al verse en la otra orilla del río... me condenó tu mundo cuando le conté que yo nací para amarte. ¡Que se vayan todos al infierno, tú serás para mí, porque yo nací para amarte! Me contó el rocío que tú no serías mío. Me despertó la tristeza al verse en la otra orilla del río... me condenó tu mundo cuando le conté que yo nací para amarte. ¡Que se vayan todos al infierno, tú serás para mí, porque yo nací para amarte!
es
Alzugaray,Juan_Leandro
XXI
Cada_Noche,_Mi_Amor
Cada noche, mi amor, me dedico a desnudarte lentamente... Tu ropa, esa funda inútil que aleja tu piel de mi piel, va desapareciendo prenda por prenda hasta no quedar nada que estorbe el contacto, que impida quemarme con tu calor... Entonces, solo entonces, me acuesto con tu ausencia a la que a veces incluso, perdóname, le doy forma de mujer.
es
Neruda,Pablo
<XXI
Oración
Carne doliente y machacada, raudal de llanto sobre cada noche de jergón malsano: en esta hora yo quisiera ver encantarse mis quimeras a flor de labio, pecho y mano, para que desciendan ellas —las puras y únicas estrellas de los jardines de mi amor— en caravanas impolutas sobre las almas de las putas de estas ciudades del dolor. Mal del amor, sensual laceria: campana negra de miseria: rosas del lecho de arrabal, abierto al mal como un camino por donde va el placer y el vino desde la gloria al hospital. En esta hora en que las lilas sacuden sus hojas tranquilas para botar el polvo impuro, vuela mi espíritu intocado, traspasa el huerto y el vallado, abre la puerta, salta el muro; y va enredando en su camino el mal dolor, el agrio sino, y desnudando la raigambre de las mujeres que lucharon y cayeron y pecaron y murieron bajo los látigos del hambre. No sólo es seda lo que escribo: que el verso mío sea vivo como recuerdo en tierra ajena para alumbrar la mala suerte de los que van hacia la muerte como la sangre por las venas. De los que van desde la vida rotas las manos doloridas en todas las zarzas ajenas: de los que en estas horas quietas no tienen madres ni poetas para la pena. Porque la frente en esta hora se dobla y la mirada llora saltando dolores y muros: en esta hora en que las lilas sacuden sus hojas tranquilas para botar el polvo impuro.
es
Pombo,Rafael
<XXI
Las_Amenazas
—A que te muerdo, ¡Chivo! —A que te embisto, ¡Perro! —¡Ah! fue chanza, compadre, Los dos no reñiremos. Así a la gente asustan Muchos presuntos héroes Que resultan compadres En parándoles seco.
es
Blanco,Andrés_Eloy
<XXI
Yo_Busqué_La_Armonía_De_Mi_Verso_En_El_Prado
Yo busqué la armonía de mi verso en el prado, en el monte, en el mar y en la sabana unidos en mi Canto, la Espiga y el Arado forman la apoteosis de la fe ciudadana. Yo he soñado mi Patria en la aureola de un inmenso trigal aprisionada, meciéndose infantil junto a la ola y encanecida al beso de la Sierra Nevada; y al Orinoco de fragor de fragua le vi temblar en oro el flanco rubio que azota las llanuras con sus mil colas de agua, caimán del llano que abortó el Diluvio. Y en una elevación hacia la gloria, con ágiles vaivenes de saludo, subieron las espigas a un altar de victoria, para dorar las crines al corcel del Escudo. Yo siento en esta hora de luz, un temblor santo; entro por la campiña, delirante de aurora, pidiendo la emoción de un nuevo canto. Y oigo la voz de Dios en mi camino: —Yo soy el viejo Labrador Divino; son enjambre de soles mis cuadrigas; labré el eterno Cosmos ignorado, y ardió bajo la fuerza de mi Arado la luz del Mundo como un haz de espigas!
es
León,Encarna
XXI
Tienes_En_La_Mirada
TIENES en la mirada un ángel de inocencia, y es él, el que me lleva a compartirlo todo, a donar en la entrega imprevisible don. Tus ojos me han llamado a espacios infinitos donde la huella hiende magistrales caminos. Ya bordan mi alegría con hilos de esperanza, mis ojos hoy se nutren de su luz y su vida, conocen el sendero que su música expande. Tienes en la mirada un ángel de inocencia, a quien deseo acunar con mis templados labios y retener por siempre su mensaje de niño.
es
Nervo,Amado
<XXI
Yo_Soy_La_Movediza_Perenne;_Nunca_Dura
Yo soy la movediza perenne; nunca dura en mi una forma; pronto mi ser se transfigura, y ya entre guijas de ónix cantando peregrino, ya en témpanos helados detengo mi camino, ya vuelo por los aires trocándome en vapores, ya soy iris en polvo de todos los colores, o rocío que asciende, o aguacero que llueve... Mas Dios también me ha dado la albura de la nieve, la albura de la nieve enigmática y fría que cae de los cielos como una eucaristía, que por los puntiagudos techos resbala leda y que cuando la pisan cruje como la seda. Cayendo silenciosa, de blanco al mundo arropo. Subí, vapor, a lo alto, desciendo al suelo, copo; subí gris de los lagos que la quietud estanca, y bajo blanca al mundo... ¡Oh qué bello es ser blanca! ¿Por qué soy blanca? En premio al sacrificio mío, porque tirito para que nadie tenga frío, porque mi lino todos los fríos almacena ¡y dios me torna blanca por haber sido buena! ¿Verdad que es llevadera la palma del martirio así? Yo caigo como los pétalos de un lirio de lo alto, y no pudiendo cantar mi canción pura con murmurios de linfa, la canto con blancura. La blancura es el himno más hermoso y más santo; ser blanca es orar; siendo yo, pues, blanca, oro y canto. Ser luminosa es otro de los cantos mejores: ¿No ves que las estrellas salmodian con fulgores? Por eso el rey poeta dijo en himno de amor: “El firmamento narra la gloria del Señor”. Se tú como la Nieve que inmaculada llueve Y yo clamé: —¡Alabemos a Dios, hermana Nieve!
es
Muñiz,Lucía
XXI
Tu_Cuerpo_Es_Una_Vasija_De_Éxtasis
Tu cuerpo es una vasija de éxtasis en mis manos de orfebre yo te recorro vacilante con el temor a los caminos inciertos saboreando tus gemidos, en el silencio, dispersos mientras tu piel se abre en delicias prohibidas le doy forma final a tu figura y en medio de la noche humeda te enciendes te quiebras y estallas empapado de ternura
es
Borges,Jorge_Luis
<XXI
La_Nieve_De_Nortumbria_Ha_Conocido
La nieve de Nortumbria ha conocido y ha olvidado la huella de tus pasos y son innumerables los ocasos que entre nosotros, gris hermano, han sido. Lento en la lenta sombra labrarías metáforas de espadas en los mares y del horror que mora en los pinares y de la soledad que traen los días. ¿Dónde buscar tus rasgos y tu nombre? Esas son cosas que el antiguo olvido guarda. Nunca sabré cómo habrás sido cuando sobre la tierra fuiste un hombre. Seguiste los caminos del destierro; ahora sólo eres tu cantar de hierro.
es
Díaz_Mirón,Salvador
<XXI
Mientras_Haya_En_Ciudad_Y_Cortijo
Mientras haya en ciudad y cortijo gallineros que ostenten su rijo; y por calles, y en lúbricos tratos, ardentías de perros o gatos; y en el aire y el muro y el suelo moscas tiernas, a pares, en celo; mi librillo en palacios y chozas ha de ser inocente a las mozas. Pero quise pecar de discreto; Y en extraño y heroico soneto Dejo dicho a mis trovas que apiñas: ¡«respetad el pudor de las niñas»! Por «Idilio» y «Avemus», y acaso algún otro desliz en el paso, Lo demás, que no funda querellas, ¡Sufrirá privación de doncellas! A las chicas ofreces lectura de un primor: la Sagrada Escritura. Y Sodoma con fieros priapismos Amagando a los ángeles mismos Que se libran merced a un encanto? Y las hijas de Lot? Y el Rey Santo, Betsabé y el cadáver de Urías? Y Tamar con Amnán? — Fruslerías! ¡Ay! Las cosas en sí quedan lejos. Sólo dan al sensorio reflejos. En mí el Cosmos intima señales Y es un haz de impresiones mentales. Pero cunde al través de una lente Comba y tinta y jamás indolente, Que perturba en la imagen virgínea El matiz, el calor y la línea. ¿Qué cristal el que filtra y altera? Pues mi humor peculiar, mi manera. Para mí, por virtud de objetivo, todo existe según lo percibo. Y el tamiz proporciona elemento Propio y lírico al gayo talento, y es quien pone carácter y timbre, novedad y valor a la urdimbre. Pese a ti, lo real no anda fuera, sino en sellos del alma, y espera que facundia o cincel, brocha o pluma, tornen diáfano el cerco de bruma Externarse con metro gallardo Y en fiel copia es el triunfo del bardo. La mentira es la muerte y la escoria. La verdad es la vida y la gloria. Cuando pugno en las bregas del arte Por verter en trasunto una parte Del caudal que atesoro por dentro, Y en las voces hurañas encuentro la precisa expresión y el buen giro ¡que alborozo y que orgullo respiro! ¡Cuan mi alegra y ufana el acierto! ¡Un oasis hallado al desierto! ¿La moral? ¡Es el ara divina! Mas escúchame, piensa y atina. Una cosa en la práctica es fiemo, es horror, ese feísimo extremo; Pero exacta en la intensa pintura, Resplandece magnífica y pura, Si allí el vate no insufla malicia, Sino un grito a la eterna justicia! ¿Que la nota poluta y la torva Vibran mucho en el son de mi tiorba? En el mundo lo dulce y lo claro Son, por ley de la suerte, lo raro. ¿Cómo hacerlos aquí lo frecuente? No: la cámara obscura no miente. Además: la tragedia sublime Es piedad y terror, sangra y gime! Forma es fondo; y el fausto seduce Si no agranda y tampoco reduce. Que un estilo no huelgue ni falte, ¡Por hincar en un yerro un esmalte! Que la veste resulte ceñida Al rigor de la estrecha medida, Aunque muestre, por gala o decoro, Opulencias de raso y de oro. ¿Que repulsas mi código? Basta. La bandera, prendida en el asta Y undulando a las rachas supremas, Luce y riza colores y lemas; Y debajo a que nadie los toque, Y blandiendo flamígero estoque, Una musa de fuerza y de gracia Yergue a sol su hermosura y su audacia!
es
Altolaguirre,Manuel
<XXI
Noche
Las tinieblas escuchan el clamor del abismo, la tremenda garganta del dolor infinito. Y se enternecen más sobre los precipicios; oscuridades anchas bajo las que vivimos, aires negros que son montañas de suspiros, blandos como el aliento de los recién nacidos. Consoladora noche, y madre que es toda oídos, para las quejas hondas, para los altos gritos.
es
Morales,Rafael
<XXI
Es_La_Noble_Cabeza_Negra_Pena
Es la noble cabeza negra pena, que en dos furias se encuentra rematada, donde suena un rumor de sangre airada y hay un oscuro llanto que no suena. En su piel poderosa se serena su tormentosa fuerza enamorada que en los amantes huesos va encerrada para tronar volando por la arena. Encerrada en la sorda calavera, la tempestad se agita enfebrecida, hecha pasión que al músculo no altera: es un ala tenaz y enardecida, es un ansia cercada, prisionera, por las astas buscando la salida.
es
Castañeda_Aragón,Gregorio
<XXI
No_Cierren_La_Puerta
No cierren la puerta, que abierta ha de estar. Dejen que entre el aire, déjenlo pasar. Dejen que entre el agua, déjenla llegar. Te daré una estrella, la estrella polar. Y nieve de espuma con sol y con sal. Con sal de las olas, con sol de la mar. Cuando iba el velero mar adentro allá... entre cielo y agua te parió mamá. Se puso en las cuerdas el viento a cantar. Tu padre en las redes te meció al pescar. Grumete, primero, luego capitán, tendrás un balandro para ir por la mar. Quiero que te duermas, que hay que madrugar a ver las gaviotas volando volar. A darles su almuerzo de migas de pan. Rosa de los vientos, oro de fanal, buen marinerito, lobezno de mar, que comes arenques y atún sin ahumar. Cuando grande seas, que un día serás, te irás —¡quién lo duda!— solito a viajar, y mamá la vieja se pondrá a cantar, a cantar canciones que tú ya no oirás, con nieve de espuma, con sol y con sal, con sal de las olas, con sol de la mar...
es
Bello,Andrés
<XXI
Si_Es_Humilde_Homenaje,_Si_Es_Tardío
Si es humilde homenaje, si es tardío, encantadora Julia, el que te envío, perdona a la aflicción, perdona al duelo en que abrumó mi corazón el cielo. Tú supiste la causa de mi lloro, y también la lloraste, lo aseguro, que, de cuanto es amable, y tierno, y puro, tu pecho es el santuario y el tesoro. Como tu padre en ti se goza y place, tal me gozaba yo, tal me placía en la que ahora helado polvo yace, presa inmatura de la Parca impía. Tú sabes qué celajes de esperanza, tal vez a un padre el porvenir figura; celajes ¡ay! que en súbita mudanza, se me tornaron luego sombra oscura. Pues, en ese horizonte arrebolado, hoy a mis ojos, noche opaca y triste, verte me parecía, y a tu lado, la que para su padre ya no existe. Creíla a conocerte destinada; y si permites, Julia, que lo diga, creíla de tus prendas adornada, merecedora de llamarte amiga. No quiso que lo fuese, concederme el cielo; a mi ternura arrebatola, y a tu cariño; muda, yerta, sola, mi hija querida en el sepulcro duerme. Que así tu tierno corazón lastime, perdona. ¿Puede dar dulces acentos un alma que, en dolor profundo, gime? De ayes sólo es capaz, y de lamentos. Colgué en un árbol mustio de la selva mi destemplada lira envuelta en luto; y si me pides que a pulsarla vuelva, ¿cómo negarte, Julia, este tributo? ¡Feliz, si la memoria que grabada llevo, le vale, y Julia lo recibe, y el nombre de mi Anita malograda, que pongo en él, su bella mano escribe; Y en este libro, en que, con larga vena, derrama sus halagos, Poesía, le da lugar, y lúgubre elegía entre armoniosos cantos, no disuena! Sí, le darás lugar; no el que se debe al noble ingenio, al inspirado numen (tanto mis toscos versos no presumen), sino, en secreta hoja, espacio breve. Así tal vez en un recinto ameno, brillan a competencia Arte y Natura; el aire está de mil aromas lleno; onda argentina acá y allá murmura. Entre marmóreos arcos, se divisa bello pensil de espléndidos colores; y en torno de la ninfa que lo pisa, brotan del suelo enamoradas flores; Y en una parte solitaria, inculta, do apenas lleva el aura silenciosa ecos lejanos, débiles, oculta un sauce llorador funérea losa.
es
Barba_Jacob,Porfirio
<XXI
Y_Fui_Después_Un_Numen_Transitorio
Y fui después un numen transitorio, sombra y canción en la embriagante tierra, un sino raro y un deleite raro. Ya el crepúsculo estivo el día cierra y lejos brilla un tenebroso faro. La dama de cabellos encendidos fecunda con mi sangre sus huertos prohibidos. Y una inquietud frenética y gozosa mi paz, mi sueño, mi vigor consume, y un huracán mi plenitud doblega. ¡Soy esa sombra que cruzó el camino, en sangre tinta… de lujuria ciega! Soy esa sombra pávida, cautiva de un gran misterio en el Misterio oculto. Huella la flor azul pata lasciva de cabrón negro, y el divino himnario sella Satán con sellos de su culto. Mi pena errante con mi vino loco en el turbión del vicio la sepulto. Soy huésped de garitos y tabernas. Disputo al "puede ser" un pan ingrato; y dejo que mi carne, ruïn loba de lúgubres anhelos arrecida, se me abandone al logro del deleite, desnuda en la impudicia de la vida. Entúrbiase la clara inteligencia. La idea afluye en nieblas ondulantes. Es el goce monótona frecuencia: igual en el deliquio y el suspiro... ¡Dadme un beso, un contacto y una esencia, una sensualidad de nuevo giro!
es
Sabines,Jaime
<XXI
Ayer_Estuve_Observando
—Ayer estuve observando a los animales y me puse a pensar en ti. Las hembras son más tersas, más suaves y más dañinas. Antes de entregarse maltratan al macho, o huyen, se defienden. ¿Por qué? Te he visto a ti también, como las palomas, enardeciéndote cuando yo estoy tranquilo. ¿Es que tu sangre y la mía se encienden a diferentes horas? Ahora que estás dormida debías responderme. Tu respiración es tranquilany tienes el rostro desatado y los labios abiertos. Podrías decirlo todo sin aflicción, sin risas. ¿Es que somos distintos? ¿No te hicieron, pues, de mi costado, no me dueles? Cuando estoy en ti, cuando me hago pequeño y me abrazas y me envuelves y te cierras como la flor con el insecto, sé algo, sabemos algo. La hembra es siempre más grande, de algún modo. Nosotros nos salvamos de la muerte. ¿Por qué? Todas las noches nos salvamos. Quedamos juntos, en nuestros brazos, y yo empiezo a crecer como el día. Algo he de andar buscando en ti, algo mío que tú eres y que no has de darme nunca. ¿Por qué nos separaron? Me haces falta para andar, para ver, como un tercer ojo, como otro pie que sólo yo sé que tuve. Ahora que estás dormida debías responderme. Tu respiración es tranquilany tienes el rostro desatado y los labios abiertos. Podrías decirlo todo sin aflicción, sin risas. ¿Es que somos distintos? ¿No te hicieron, pues, de mi costado, no me dueles? Cuando estoy en ti, cuando me hago pequeño y me abrazas y me envuelves y te cierras como la flor con el insecto, sé algo, sabemos algo. La hembra es siempre más grande, de algún modo. Nosotros nos salvamos de la muerte. ¿Por qué? Todas las noches nos salvamos. Quedamos juntos, en nuestros brazos, y yo empiezo a crecer como el día. Algo he de andar buscando en ti, algo mío que tú eres y que no has de darme nunca. ¿Por qué nos separaron? Me haces falta para andar, para ver, como un tercer ojo, como otro pie que sólo yo sé que tuve. ¿Es que somos distintos? ¿No te hicieron, pues, de mi costado, no me dueles? Cuando estoy en ti, cuando me hago pequeño y me abrazas y me envuelves y te cierras como la flor con el insecto, sé algo, sabemos algo. La hembra es siempre más grande, de algún modo. Nosotros nos salvamos de la muerte. ¿Por qué? Todas las noches nos salvamos. Quedamos juntos, en nuestros brazos, y yo empiezo a crecer como el día. Algo he de andar buscando en ti, algo mío que tú eres y que no has de darme nunca. ¿Por qué nos separaron? Me haces falta para andar, para ver, como un tercer ojo, como otro pie que sólo yo sé que tuve. Cuando estoy en ti, cuando me hago pequeño y me abrazas y me envuelves y te cierras como la flor con el insecto, sé algo, sabemos algo. La hembra es siempre más grande, de algún modo. Nosotros nos salvamos de la muerte. ¿Por qué? Todas las noches nos salvamos. Quedamos juntos, en nuestros brazos, y yo empiezo a crecer como el día. Algo he de andar buscando en ti, algo mío que tú eres y que no has de darme nunca. ¿Por qué nos separaron? Me haces falta para andar, para ver, como un tercer ojo, como otro pie que sólo yo sé que tuve. Nosotros nos salvamos de la muerte. ¿Por qué? Todas las noches nos salvamos. Quedamos juntos, en nuestros brazos, y yo empiezo a crecer como el día. Algo he de andar buscando en ti, algo mío que tú eres y que no has de darme nunca. ¿Por qué nos separaron? Me haces falta para andar, para ver, como un tercer ojo, como otro pie que sólo yo sé que tuve. Algo he de andar buscando en ti, algo mío que tú eres y que no has de darme nunca. ¿Por qué nos separaron? Me haces falta para andar, para ver, como un tercer ojo, como otro pie que sólo yo sé que tuve. ¿Por qué nos separaron? Me haces falta para andar, para ver, como un tercer ojo, como otro pie que sólo yo sé que tuve.
es
Lugones,Leopoldo
<XXI
La_Mañana
Es la brisa tibia y leda Un aroma que desmaya. Tendido al sol en la playa Peina el mar canas de seda. Rodando su azul gigante Que de nubes se enmaraña, El cielo es una montaña De mármol y de diamante. En la arena, apenas rota, Escribe asidua la espuma, Y le dan papel y pluma Las alas de la gaviota. Y en idilio pueril, Tras un vago arrebol, Se encumbra el canto al sol, Sutil, sutil, sutil...
es
Gelman,Juan
<XXI
Mujeres
decir que esa mujer era dos mujeres es decir poquito debía tener unas 12.397 mujeres en su mujer era difícil saber con quién trataba uno en ese pueblo de mujeres / ejemplo: yacíamos en un lecho de amor / ella era un alba de algas fosforescentes / cuando la fui a abrazar se convirtió en singapur llena de perros que aullaban / recuerdo cuando se apareció envuelta en rosas de aghadir / parecía una constelación en la tierra / parecía que la cruz del sur había bajado a la tierra / esa mujer brillaba como la luna de su voz derecha / como el sol que se ponía en su voz / en las rosas estaban escritos todos los nombres de esa mujer menos uno / y cuando se dio vuelta / su nuca era el plan económico / tenía miles de cifras y la balanza de muertes favorable a la dictadura militar / o sea nunca sabía uno adónde iba a parar esa mujer / yo estaba ligeramente desconcertado / una noche le golpié el hombro para ver con quién era y vi en sus ojos desiertos un camello / a veces esa mujer era la banda municipal de mi pueblo / tocaba dulces valses hasta que el trombón empezaba a desafinar / y los demás desafinaban con él / esa mujer tenía la memoria desafinada / usté podía amarla hasta el delirio / hacerle crecer días del sexo tembloroso / hacerla volar como pajarito de sábana / al día siguiente se despertaba hablando de malevíc / la memoria le andaba como un reloj con rabia / a las tres de la tarde se acordaba del mulo que le pateó la infancia una noche del ser / ellaba mucho esa mujer y era una banda municipal / la devoraron todos los fantasmas que pudo alimentar con sus miles de mujeres / y era una banda municipal desafinada yéndose por las sombras de la placita de mi pueblo / yo / compañeros / una noche como ésta que nos empapan los rostros que a lo mejor morimos / monté en el camellito que esperaba en sus ojos y me fui de las costas tibias de esa mujer / callado como un niño bajo los gordos buitres que me comen de todo / menos el pensamiento de cuando ella se unía como un ramo de dulzura y lo tiraba en la tarde /
es
Pizarnik,Alejandra
<XXI
Yo_Canto
Yo canto. No es invocación. Sólo nombres que regresan.
es
Pombo,Rafael
<XXI
¿Y_Aún_Dudas_Tú,_Vida_Mía
¿Y aún dudas tú, vida mía. De la loca idolatría De tu Antonio? —Sí, señor, y dudaré Mientras no proponga usté Matrimonio.
es
Chocano,José_Santos
<XXI
¿Muere_De_Amor_Alguna_Mujer?_Antes_Sería
¿Muere de amor alguna mujer? Antes sería. Se ha marchado y no vuelve la romántica Edad; y, al soñar en los cosas que pasaron un día, hay muy pocos que sienten yo no sé qué ansiedad. Las mujeres, que fueron tu más dulce manía ya Poeta, no buscan tu divina amistad, ya no aprenden tus versos; y, como una ironía, sin querer van diciendo con los ojos: —¡Amad! Ya el amor no es el triunfo del florete entre el guante, de la capa de seda, de la lira galante, del laurel en las sienes y del beso en la flor... Y por eso es que ahora vanamente mi musa, al pensar en tus versos, va buscando confusa a una Elvira —a una sola— que se muera de amor...
es
Heredia,José_María
<XXI
Ven_A_Mi_Ardiente_Seno
Ven a mi ardiente seno, Deliciosa beldad, ven: cariñosa Ciñe tus brazos de mi cuello en torno, Y bésame otra vez... Al contemplarte Huyen mis penas, como niebla fría Del sol... Mírame hermosa, Y amor aplauda con festiva risa, Batiendo alegre las divinas palmas. ¡Mil veces infeliz el que no sabe Como Fileno amar! Su árido pecho, Cerrado a la alma voz de la natura, Nunca supo gozar de sus favores; Y muy más infeliz quien no ha gozado Una amante cual tú, cuya ternura En su pecho abrasado Funda trono inmortal a sus amores. Tú, adorada, mi llanto enjugaste, Consolando mi grave dolor: Adoré tu beldad, me pagaste, Y bendigo feliz al Amor. Mas ¡qué! ¿sobre mis hombros te reclinas, Y tu cabello undoso Cubre mi frente ? La nevada mano Dame... ¿La mano mía Estrechas con la tuya, Y me juras amor, y en él me inflamas Con lánguido mirar?... ¡Oh dulce amiga! ¡Con fiel cariño conservar juremos Nuestro blando jurar con mil caricias!... Nunca fui tan feliz: no devorado Me siento del amor ciego, furioso, En que abrasó mi pecho una perjura, Menos bella que tú, menos amable. ¡Pérfida! ¡me vendió!... ¡Yo que rendido Por siempre la adoré!... —¡Lejos empero Memoria tan fatal!... —Ven, ¡oh querida! Sienta yo palpitar bajo mi mano Tu corazón, y extático te escuche Suspirar de placer entre mis brazos; Y que al mirarte lánguido, me brindes A coger en tus labios regalados El dulce beso en que el amor se goza; Y que al cogerlo, en tus divinos ojos Mi ventura y tu amor escritos mire, Y te bese otra vez, y luego expire.
es
Blanco,Andrés_Eloy
<XXI
Los_Hijos_Infinitos
Cuando se tiene un hijo, se tiene al hijo de la casa y al de la calle entera, se tiene al que cabalga en el cuadril de la mendiga y al del coche que empuja la institutriz inglesa y al niño gringo que carga la criolla y al niño blanco que carga la negra y al niño indio que carga la india y al niño negro que carga la tierra. Cuando se tiene un hijo, se tienen tantos niños que la calle se llena y la plaza y el puente y el mercado y la iglesia y es nuestro cualquier niño cuando cruza la calle y el coche lo atropella y cuando se asoma al balcón y cuando se arrima a la alberca; y cuando un niño grita, no sabemos si lo nuestro es el grito o es el niño, y si le sangran y se queja, por el momento no sabríamos si el ¡ay! es suyo o si la sangre es nuestra. Cuando se tiene un hijo, es nuestro el niño que acompaña a la ciega y las Meninas y la misma enana y el Príncipe de Francia y su Princesa y el que tiene San Antonio en los brazos y el que tiene la Coromoto en las piernas. Cuando se tiene un hijo, toda risa nos cala, todo llanto nos crispa, venga de donde venga. Cuando se tiene un hijo, se tiene el mundo adentro y el corazón afuera. Y cuando se tienen dos hijos se tienen todos los hijos de la tierra, los millones de hijos con que las tierras lloran, con que las madres ríen, con que los mundos sueñan, los que Paul Fort quería con las manos unidas para que el mundo fuera la canción de una rueda, los que el Hombre de Estado, que tiene un lindo niño, quiere con Dios adentro y las tripas afuera, los que escaparon de Herodes para caer en Hiroshima entreabiertos los ojos, como los niños de la guerra, porque basta para que salga toda la luz de un niño una rendija china o una mirada japonesa. Cuando se tienen dos hijos se tiene todo el miedo del planeta, todo el miedo a los hombres luminosos que quieren asesinar la luz y arriar las velas y ensangrentar las pelotas de goma y zambullir en llanto ferrocarriles de cuerda. Cuando se tienen dos hijos se tiene la alegría y el ¡ay! del mundo en dos cabezas, toda la angustia y toda la esperanza, la luz y el llanto, a ver cuál es el que nos llega, si el modo de llorar del universo el modo de alumbrar de las estrellas.
es
Salinas,Pedro
<XXI
¿Y_Si_No_Fueran_Las_Sombras
¿Y si no fueran las sombras sombras? ¿Si las sombras fueran —yo las estrecho, las beso, me palpitan encendidas entre los brazos— cuerpos finos y delgados, todos miedosos de carne? ¿Y si hubiese otra luz más en el mundo para sacarles a ellas, cuerpos ya de sombra, otras sombras más últimas, sueltas de color, de forma, libres de sospecha de materia; y que no se viesen ya y que hubiera que buscarlas a ciegas, por entre cielos, desdeñando ya las otras, sin escuchar ya las voces de esos cuerpos disfrazados de sombras, sobre la tierra?
es
Greiff,León_de
<XXI
Señora,_Dama,_Dueña_De_Mis_Votos!
Señora, Dama, dueña de mis votos! ¿cuándo veré tus ojos encantados tus manos inasibles, tus dedos ahusados, y tus cabellos —piélagos ignotos— ¡Cuándo veré tus ojos encantados y oiré tu voz de ritmos sosegados…! pero serán todos mis sueños rotos por el furor de inevitables notos… y tus manos pequeñas—los dedos ahusados— no curaran mis rudos alborotos, ni daran paz a mis martirizados labios, que ardieron odios y sedes y pecados…! Señora, Dama, dueña de mis votos! nunca vere tus ojos encantados, ni tus cabellos —piélagos ignotos— no oiré tu voz de ritmos sosegados… ¡ni besaran tus labios ambiciados, sobre mi frente, mis ensueños rotos…!
es
Matos_Paoli,Francisco
<XXI
Onda_Es_La_Flor,_Se_Asemeja
Onda es la flor, se asemeja al patrimonio divino de la luz con su camino, del círculo con la abeja. El pensamiento se aleja en la vertiente del mar, y tengo que ponderar el pétalo que acrecienta contra la vil compaventa su desenlace solar.
es
Meléndez_Valdés,Juan
<XXI
La_Mariposa
¿De dónde alegre vienes tan suelta y tan festiva, los valles alegrando, veloz mariposilla? ¿Por qué en sus lindas flores no paras, y tranquila de su púrpura gozas, sus aromas espiras? Mírote yo, ¡mi pecho sabe con cuánta envidia!, de una en otra saltando más presta que la vista. Mírote que en mil vuelos las rondas y acaricias: llegas, las tocas, pasas, huyes, vuelves, las libas. De tus alas entonces la delicada y rica librea se despliega y al sol opuesta brilla. Tus plumas se dilatan, tu cuello ufano se hincha, tus cuernos y penacho se tienden y se rizan. ¡Qué visos y colores!, ¡qué púrpura tan fina!, ¡qué nácar, azul y oro te adornan y matizan! El sol, cuyos cambiantes te esmaltan y te animan, contigo se complace y alegre en ti se mira. Los céfiros te halagan, las rosas a porfía sus tiernas hojas abren y amantes te convidan. Tú empero bulliciosa, tan libre como esquiva, sus ámbares desdeñas, su seno desestimas. Con todas te complaces; y suelta y atrevida feliz de todas gozas, ninguna te cautiva. Ya un lirio hermoso besas; ya inquieta solicitas la rosa y de ella sales tras un jazmín perdida. El fresco alhelí meces, a la azucena quitas el oro puro y corres tras una clavellina. Vas luego al arroyuelo; y en sus plácidas linfas, posada sobre un ramo, te complaces y admiras. Mas el viento te burla y el ramillo retira, o salpicas tus alas si hacia el agua lo inclina. Y al punto en presto vuelo te tiendes divertida lo largo de los valles que abril de flores pinta. Ahora el ala abates, ahora en torno giras, ahora entre las hojas te pierdes fugitiva. ¡Felice mariposa!, tú bebes de la risa del alba, y cada instante placeres mil varías. Tú adornas el verano. Tú traes a las floridas vegas con tu inconstancia el gozo y las delicias. Mas, ¡ay!, mil veces fueran mayores aún mis dichas, si fuese a ti en mudarse mi Doris parecida.
es
Aleixandre,Vicente
<XXI
Vientre_Creador
El vientre está esponjándose. Sin limos también urna, y luces crecen, ruedan y forjan. Vientre ardiendo. De la materia solo la luz, materia es ígnea. Y el hombre nace lento. Un punto, un punto solo. Galaxia íntima, estrellas corpóreas sucediéndose. Formales, forma exigen, obtienen, muestran, cantan. El hombre, un puño solo de luces corporales, dejadas, asestadas. Y transparente, el vientre. Allí infuso está el ojo, la boca, el pie, la rosa, está el perfume claro, la voz, la voz sonando. Y el vientre, urna dichosa, rueda en la noche y pasa contra los cielos: siglos. Oh luna casi eterna, humana, que transcurres, origen, tumba y cáliz: ¡tú siempre hasta los bordes!
es
Hahn,Óscar
<XXI
Venid_A_La_Danza_Mortal_Los_Nacidos
Venid a la danza mortal los nacidos gamuzas y ojotas venid a la danza aquí no se inclina jamás la balanza lacayos y reyes lanzando bufidos tomados del brazo ya danzan unidos Un ropavejero será tu pareja tendrás que entregarle tu carne más vieja y en puro esqueleto dar saltos tullidos
es
González,Ángel
<XXI
La_Tarde_Muere_Envuelta_En_Su_Tristeza
La tarde muere envuelta en su tristeza. Paisaje tierno para soñadoras miradas de mujer, exploradoras de su melancolía en la belleza. Danae apoya en sus manos la cabeza. El ambiente que el sol último dora es una leve, dulce y turbadora caricia que la oprime con pereza. Un pajarillo gris, desde una vana rama, canta a la tarde lenta y rosa. Oro de sol entra por la ventana y Danae, indiferente y ojerosa, siente el alma transida de desgana y se deja, pensando en otra cosa.
es
Berro,Adolfo
<XXI
Flor_Sencilla_A_Cuya_Vida
Flor sencilla a cuya vida Breves horas marca el Cielo, Para imagen en el suelo Del contento mundanal. Es tu aroma regalado A mi espíritu doliente Cual de virgen inocente El cercano respirar. Tiernas hojas nacaradas Te dio grata la natura Y a tu cáliz la amargura De las hieles del amor. En su negra cabellera La hermosura te ensortija, O tu trono alegre fija En sus labios de rubí. En ti encuentra blando alivio El ausente que padece, Tu belleza se le ofrece La que su alma cautivó. Y mirándote arrobado Mil recuerdos en su mente Se despiertan blandamente: ¡Mil recuerdos de placer! ¡Cuántas veces mis temores Flor querida, disipaste! ¡Cuántas veces mitigaste De mi amada la esquivez! Hoy de nuevo la esperanza En ti el alma deposita, ¡La esperanza! que marchita Veré luego con la flor.
es
Champourcín,Ernestina_de
<XXI
¡Toda_La_Primavera_Dormía_Entre_Tus_Manos!
¡Toda la primavera dormía entre tus manos! Iniciaste en un gesto la fiesta de las rosas y erguiste, enajenada, esa flecha de luz que impregna los caminos. ¡Toda la primavera! Fervores del instante transido de capullos, gracia tímida y leve del perfume sin rastro, caricias que despiertan el sexo de las horas. Brotaron de tus palmas en éxtasis gozoso los trinos y las brisas. Y tu ademán secreto despertó en rubores la pubertad del mundo. ¡Todo vino por ti! Porque tus manos lentas ciñeron brevemente mi carne estremecida, porque al rozar mi cuerpo despertaste una flor que trae la primavera.
es
Ruiz,Juan
<XXI
Varones_Buenos_E_Onrrados
Varones buenos e onrrados, queretnos ya ayudar, a estos çiegos lasrados la vuestra limosna dar: somos pobres menguados avémoslo a demandar. De los bienes deste siglo non tenemos nos pasada, bevimos en gran periglo en vida mucho penada, çiegos, bien como vestiglo, del mundo non vemos nada. Señora Santa María, tú le da la bendiçión al que oy en este día nos dier' primero rraçión: dal' al cuerpo alegría e al alma salvaçión. Santa María Madalena, rruega a Dios verdadero por quien diere buena estrena, de meaja o de dinero, para mejorar la çena a nos e nuestro conpañero. El que oy nos estrenare con meaja o con pan, dele, en quanto començare, buena estrena San Julián: quanto a Dios demandare, otórgeselo de plan. Sus fijos e su conpaña Dios, padre espiritual, de çeguedat atamaña guarde e de coyta atal; sus ganados e cabaña Sant' Antón guarde de mal. A quien nos dio su meaja por amor del Salvador, Señor, dale tu graçia, tu gloria e tu amor; guárdalo de la baraja del pecado engañador. Ca tú, bienaventurado Ángel Señor San Miguel, tú seas su abogado de aquella e de aquel, que del su pan nos ha dado; ofreçémostelo por él. Quando las almas pesares, estos ten con la tu diestra, que dan çenas e yantares a nos e a quien nos adiestra; sus pecados e sus males echalos a la siniestra. Señor, merçet te clamamos con nuestras manos amas, las limosnas, que te damos, que las tomes en tus palmas: a quien nos dio que comamos da parayso a su almas.
es
Vitier,Cintio
<XXI
Palabras_A_La_Aridez
No hay deseos ni dones que puedan aplacarte. Acaso tú no pidas (como la sed o el amor) ser aplacada. La compañía no es tu reverso arrebatador, donde tus rayos, que se alargan asimétricos y ávidos por la playa sola, girasen melodiosamente como las imantadas puntas de la soledad cuando su centro es tocado. Tú no giras ni quieres cantar, aunque tu boca de pronto es forzada a decir algo, a dar una opinión sobre los árboles, a entonar en la brisa que levemente estremece su grandioso silencio, una canción perdida, imposible, como si fueras la soledad, o el amor, o la sed. Pero la piedra tirada en el fondo del pozo seco, no gira ni canta; solamente a veces, cuando la luna baña los siglos, echa un pequeño destello como unos ojos que se abrieran cargados de lágrimas. Tampoco eres una palabra, ni tu vacío quiere ser llenado con palabras, por más que a ratos ellas amen tus guiños lívidos, se enciendan como espinas en un desértico fuego, quieran ser el árbol fulminado, la desolación del horno, el fortín hosco y puro. No, yo conozco tus huraños deseos, tus disfraces. No he de confundirte con los jardines de piedras ni los festivales sin fin de la palabra. No la injurio por eso. Pero tú no eres ella, sino algo que la palabra no conoce, y aunque de ti se sirva, como ahora, en mí, para aliviar el peso de los días, tú le vuelves la espalda, le das el pecho amargo, la miras como a extraña, la atraviesas sin saber su consistencia ni su gloria. La vacías. No se puede decir lo que tú haces porque tu esencia no es decir ni hacer. Antigua, estás, al fondo, y yo te miro. Todo lo que existe pide algo. La mano suplicante es la sustancia de los soles y las bestias; y de la criatura que en el medio es el mayor escándalo. Sólo tú, aridez, no avanzas ni retrocedes, no subes ni bajas, no pides ni das, piedra calcinada, hoguera en la luz del mediodía, espina partida, montón de cal que vi de niño reverberando en el vacío de la finca, velándome la vida, fondo de mi alma, ardiendo siempre, diurna, pálida, implacable, al final de todo. Y no hay reposo para ti, única almohada donde puede mi cabeza reposar. Y yo me vuelvo de las alucinantes esperanzas que son una sola, de los actos infinitos del amor que son uno solo, de las velocísimas palabras devorándome que son una sola, despegado eternamente de mí mismo, a tu seno indecible, ignorándolo todo, a tu rostro sin rasgos, a tu salvaje flor, amada mía.
es
Góngora,Luis_de
<XXI
Varia_Imaginación_Que,_En_Mil_Intentos
Varia imaginación que, en mil intentos, A pesar gastas de tu triste dueño La dulce munición del blando sueño, Alimentando vanos pensamientos, Pues traes los espíritus atentos Sólo a representarme el grave ceño Del rostro dulcemente zahareño (Gloriosa suspensión de mis tormentos), El sueño (autor de representaciones), En su teatro, sobre el viento armado, Sombras suele vestir de bulto bello. Síguele; mostraráte el rostro amado, Y engañarán un rato tus pasiones Dos bienes, que serán dormir y vello. Pues traes los espíritus atentos Sólo a representarme el grave ceño Del rostro dulcemente zahareño (Gloriosa suspensión de mis tormentos), El sueño (autor de representaciones), En su teatro, sobre el viento armado, Sombras suele vestir de bulto bello. Síguele; mostraráte el rostro amado, Y engañarán un rato tus pasiones Dos bienes, que serán dormir y vello. El sueño (autor de representaciones), En su teatro, sobre el viento armado, Sombras suele vestir de bulto bello. Síguele; mostraráte el rostro amado, Y engañarán un rato tus pasiones Dos bienes, que serán dormir y vello. Síguele; mostraráte el rostro amado, Y engañarán un rato tus pasiones Dos bienes, que serán dormir y vello.
es
Huidobro,Vicente
<XXI
Alhaja_Apoteosis_Y_Molusco
Alhaja apoteosis y molusco Anudado noche nudo El corazón Esta entonces dirección nudo temblando Flexible corazón la apoteosis Un dos tres cuatro Lágrima mi lámpara y molusco El pecho al melodioso Anudado la joya Con que temblando angustia Normal tedio Sería pasión Muerte el violoncelo Una bujía el ojo Otro otra Cristal si cristal era Cristaleza Magnetismo sabéis la seda Viento flor lento nube lento Seda cristal lento seda El magnetismo seda aliento cristal seda Así viajando en postura de ondulación Cristal nube Molusco sí por violoncelo y joya Muerte de joya y voloncelo Así sed por hambre o hambre y sed Y nube y joya Lento nube Ala ola ole ala Aladino El ladino Aladino Ah ladino dino la Cristal nube Adónde en dónde Lento lenta ala ola Ola ola el ladino si ladino Pide ojos Tengo nácar En la seda cristal nube Cristal ojos y perfumes Bella tienda Cristal nube muerte joya o en ceniza Porque eterno porque eterna lento lenta Al azar de cristal ojos Gracia tanta y entre mares Míramares Nombres daba por los ojos hojas mago Alto alto Y el clarín de la Babel Pida nácar tenga muerte Una dos y cuatro muerte Para el ojo y entre mares Para el barco en los perfumes Por la joya al infinito Vestir cielo sin desmayo Se deshoja tan prodigio El cristal ojo Y la visita flor y rama Al gloria trino apoteosis Va viajando Nudo Noche Me daría cristaleras tanto azar y noche y noche Que tenía la borrasca Noche y noche Apoteosis Que tenía cristal ojo cristal seda cristal nube La escultura seda o noche Lluvia Lana flor por ojo Flor por nube Flor por noche Señor horizonte viene viene Puerta Iluminando negro Puerto hacia idas estatuarias Estatuas de aquella ternura A dónde va De dónde viene el paisaje viento seda El paisaje señor verde Quién diría Que se iba Quién diría cristal noche Tanta tarde Tanto cielo que levanta Señor cielo cristal cielo Y las llamas y en mi reino Ancla noche apoteosis Anudado la tormenta Ancla cielo sus raíces El destino tanto azar Se desliza deslizaba Apagándose pradera Por quien sueña Lunancero cristal luna En que sueña En que reino de sus hierros Ancla mía golondrina Sus resortes en el mar Ángel mío tan obscuro tan color Tan estatua y tan aliento Tierra y mano La marina tan armada Armadura los cabellos Ojos templo y el mendigo Estallado corazón Montanario Campañoso Suenan perlas Llaman perlas El honor de los adioses Cristal nube El rumor y la lazada Nadadora Cristal noche La medusa irreparable Dirá espectro Cristal seda Olvidando la serpiente Olvidando sus dos piernas Sus dos ojos Sus dos manos Sus orejas Aeronauta en mi terror Viento aparte Mandodrina y golonlina Mandolera y ventolina Enterradas Las campanas Enterrados los olvidos En su oreja viento norte Cristal mío Baño eterno el nudo noche El gloria trino sin desmayo Al tan prodigio Con su estatua Noche y rama Cristal sueño Cristal viaje Flor y noche Con su estatua Cristal muerte
es
Quevedo,Francisco
<XXI
Si_A_Una_Parte_Miraran_Solamente
Si a una parte miraran solamente vuestros ojos, ¿cuál parte no abrasaran? Y si a diversas partes no miraran, se helaran el ocaso o el Oriente. El mirar zambo y zurdo es delincuente; vuestras luces izquierdas lo declaran, pues con mira engañosa nos disparan facinorosa luz, dulce y ardiente. Lo que no miran ven, y son despojos suyos cuantos los ven, y su conquista da a l'alma tantos premios como enojos. ¿Qué ley, pues, mover pudo al mal jurista a que, siendo monarcas los dos ojos, los llamase vizcondes de la vista? El mirar zambo y zurdo es delincuente; vuestras luces izquierdas lo declaran, pues con mira engañosa nos disparan facinorosa luz, dulce y ardiente. Lo que no miran ven, y son despojos suyos cuantos los ven, y su conquista da a l'alma tantos premios como enojos. ¿Qué ley, pues, mover pudo al mal jurista a que, siendo monarcas los dos ojos, los llamase vizcondes de la vista? Lo que no miran ven, y son despojos suyos cuantos los ven, y su conquista da a l'alma tantos premios como enojos. ¿Qué ley, pues, mover pudo al mal jurista a que, siendo monarcas los dos ojos, los llamase vizcondes de la vista? ¿Qué ley, pues, mover pudo al mal jurista a que, siendo monarcas los dos ojos, los llamase vizcondes de la vista?
es
Vega,Lope_Félix_de
<XXI
—Boscán,_Tarde_Llegamos_—¿Hay_Posada?
—Boscán, tarde llegamos —¿Hay posada? —Llamad desde la posta, Garcilaso. —¿Quién es? —Dos caballeros del Parnaso. —No hay donde nocturnar palestra armada. —No entiendo lo que dice la criada. Madona, ¿qué decís? —Que afecten paso, que obstenta limbos el mentido ocaso y el sol depinge la porción rosada. —¿Estás en ti, mujer? —Negóse al tino el ambulante huésped—. ¡Que en tan poco tiempo tal lengua entre cristianos haya! Boscán, perdido habemos el camino, preguntad por Castilla, que estoy loco, o no habemos salido de Vizcaya. —No entiendo lo que dice la criada. Madona, ¿qué decís? —Que afecten paso, que obstenta limbos el mentido ocaso y el sol depinge la porción rosada. —¿Estás en ti, mujer? —Negóse al tino el ambulante huésped—. ¡Que en tan poco tiempo tal lengua entre cristianos haya! Boscán, perdido habemos el camino, preguntad por Castilla, que estoy loco, o no habemos salido de Vizcaya. —¿Estás en ti, mujer? —Negóse al tino el ambulante huésped—. ¡Que en tan poco tiempo tal lengua entre cristianos haya! Boscán, perdido habemos el camino, preguntad por Castilla, que estoy loco, o no habemos salido de Vizcaya. Boscán, perdido habemos el camino, preguntad por Castilla, que estoy loco, o no habemos salido de Vizcaya.
es
García_Cabrera,Pedro
<XXI
Tu_Máxima_Amenaza
Sí, el viento es tu enemigo. ¡Cómo no lo conoces! En sus manos —rumor de luna, de silencio y agua— trae otros rumbos que hurtarán el tuyo. Si acaso lo presientes en sus rizos refuerza con tus bíceps las entradas de las ocultas sienes del olvido, y pon de santo y seña en tus laderas la aleonada idea de ese «nunca» de que estás hecha tú: tu yo indomable, hecho de un duro corazón sin llanto, venas de lava y pies de desafío.
es
Ramírez_Mella,Edgar_E.
XXI
Sobrevivir_En_Este_Andurrial...
Sobrevivir en este andurrial tempestuoso, sobrevivir a todo el global espanto que deja corto el horror del tercer Reich; con esta vocación de búho lascivo sacerdote de la noche, ser testigo de los humanitarios bombardeos de Bagdad, Gaza y demás territorios caídos en desgracia y abandonados del dios capitalista e inhumano de los civilazados países de Occidente. Mientras el fuerte aguacero borra la sangre de las calles, plazas y mercados, un murmullo de antiguos acetatos y el licor y los narcóticos de las cuidades desalmadas, y las exposiciones y espectáculos de seviciales artistas intentan obnubilar las huellas de la infamia, desterrar de la memoria toda la actual miseria y el dolor , efímera existencia donde las calaveras hablan retóricas torcidas, siniestras y gastadas, donde las calaveras sonrientes entonan sus dulces canciones de sirena. Bajo la voz ahora entonces y con receloso ademán acudo a mi humilde vicio de palabras inútiles y párvulas palabras, acudo en este intento estéril e impotente con la misma desazón de la troyana visionaria. Acudo religiosamente a exhibir y a develar el terrible horizonte de estos días.
es
Dalton_García,Roque
<XXI
Desnuda
Amo tu desnudez porque desnuda me bebes con los poros, como hace el agua cuando entre sus paredes me sumerjo. Tu desnudez derriba con su calor los límites, me abre todas las puertas para que te adivine, me toma de la mano como a un niño perdido que en ti dejara quieta su edad y sus preguntas. Tu piel dulce y salobre que respiro y que sorbo pasa a ser mi universo, el credo que se nutre; la aromatica lampara que alzo estando ciego cuando junto a la sombras los deseos me ladran. Cuando te me desnudas con los ojos cerrados cabes en una copa vecina de mi lengua, cabes entre mis manos como el pan necesario, cabes bajo mi cuerpo mís cabal que su sombra. El día en que te mueras te enterrar desnuda para que limpio sea tu reparto en la tierra, para poder besarte la piel en los caminos, trenzarte en cada rio los cabellos dispersos. El dia en que te mueras te enterrar desnuda, como cuando naciste de nuevo entre mis piernas.
es
Arciniegas,Ismael_Enrique
<XXI
El_Café
De mi tierra en los ásperos breñales He visto abrirse sus fragantes flores, Que parecen, del sol a los fulgores, Nieve sobre los verdes cafetales. Y después, como fúlgidos corales, En explosión de vírgenes olores, Lo he visto entre los gajos tembladores, A la sombra de bosques tropicales. Ahora... ¡humea! Riega tu perfume; Del ideal las alas desentume Y agita en rauda conmoción mis nervios. En mí la inspiración sus rayos quiebre; Mi frente nimbe, y en sagrada fiebre Mis versos surjan, graves y soberbios.
es
Parra,Nicanor
<XXI
El_Autor_No_Responde_De_Las_Molestias_Que_Puedan_Ocasionar_Sus_Escritos
El autor no responde de las molestias que puedan ocasionar sus escritos: Aunque le pese El lector tendrá que darse siempre por satisfecho. Sabelius, que además de teólogo fue un humorista consumado, Después de haber reducido a polvo el dogma de la Santísima Trinidad ¿Respondió acaso de su herejia? Y si llegó a responder, ¡cómo lo hizo! ¡En qué forma descabellada! ¡Basándose en qué cúmulo de contradicciones! Según los doctores de la ley este libro no debiera publicarse: La palabra arco iris no aparece en él en ninguna parte, Menos aún la palabra dolor, La palabra torcuato. Sillas y mesas sí que figuran a granel, ¡Ataúdes! ¡útiles de escritorio! Lo que me llena de orgullo Porque, a mi modo de ver, el cielo se está cayendo a pedazos. Los mortales que hayan leído el Tractatus de Wietgenstein Pueden darse con una piedra en el pecho Porque es una obra difícil de conseguir: Pero el Círculo de Viena se disolvió hace años, Sus miembros se dispersaron sin dejar huella Y yo he decidido declarar la guerra a los cavalieri di la luna. Mi poesía puede perfectamente no conducir a ninguna parte: “¡Las risas de este libro son falsas!”, argumentán mis detractores “Sus lágrimas, ¡artificiales!” “En vez de suspirar, en estas páginas se bosteza” “Se patalea como un nifio de pecho” “El autor se da a entender a estornudos” Conforme: os invito a quemar vuestras naves, Como los fenicios pretendo formarme mi propio alfabeto. “¡A qué molestar al público entonces?”. se preguntarán los amigos lectores: “Si el propio autor empieza por desprestigiar sus escritos, ¡Qué podrá esperarse de ellos!” Cuidado, yo no desprestigio nada O, mejor dicho. yo exalto mi punto de vista, Me vanaglorio de mis Iimitaciones Pongo por las nubes mis creaciones. Los pájaros de Aristófanes Enterraban en sus propias cabezas Los cadáveres de sus padres. (Cada pájaro era un verdadero cementerio volante) A mi modo de ver Ha llegado la hora de modernizar esta ceremonia ¡Y yo entierro mis plumas en la cabeza de los señores lectores!
es
Pizarnik,Alejandra
<XXI
Nada
El viento muere en mi herida. La noche mendiga mi sangre.
es
Herrera_y_Reissig,Julio
<XXI
La_Velada
La cena ha terminado: legumbres, pan moreno y uvas aún lujosas de virginal rocío... Rezaron ya. La Luna nieva un candor sereno y el lago se recoge con lácteo escalofrío. El anciano ha concluido un episodio ameno y el grupo desanúdase con un placer cabrío... Entre tanto, allá fuera, en un silencio bueno, los campos demacrados encanecen de frío. Lux canta. Lidé corre. Palemón anda en zancos. Todos ríen... La abuela demándales sosiego. Anfión, el perro, inclina, junto al anciano ciego, ojos de lazarillo, familiares y francos... Y al son de las castañas que saltan en el fuego palpitan al unísono sus corazones blancos.
es
Coronado,Carolina
<XXI
Melancolía
Emilio, ¡cómo apuras loco de risa el tiempo en la alegría! no hay tregua a tus venturas, como en la pena mía no hay tregua a la infeliz melancolía. Anima tu contento la primavera, y mi tristeza acrece: paréceme que el viento que aspiro se enrarece, y la lumbre del cielo se oscurece. Los campos tan hermosos a tus brillantes ojos, a los míos turbios, son enfadosos anchos espacios fríos, de objetos, de color, de luz vacíos. Bastan del arroyuelo a tu juego infantil las blancas chinas: la fortuna tu anhelo cumple, si en las vecinas mieses con la escondida alondra atinas. ¡Cuánto es el alborozo que tu impaciente corazón regala! el temblor de su gozo la agitación iguala de la avecilla sacudiendo el ala...— De niña, el riachuelo y las aves también me divertían, y cuantas por el suelo lindas flores se abrían, a mi regazo fáciles venían. Mas ya ¿dónde el hechizo de esas llanuras para mí se encierra? si de verde o pajizo se engalana la tierra, si brota el árbol, si la flor se cierra. Un alma alborozada tantos encantos y mudanzas vea: la mía desolada de cuanto la rodea, sólo con el silencio se recrea.
es
Carriego,Evaristo
<XXI
El_Otoño,_Muchachos._Ha_Llegado
El otoño, muchachos. Ha llegado sin sentirlo siquiera, lluvioso, melancólico, callado. El familiar bullicio de la acera tan alegre en las noches de verano se va apagando a la oración. La gente abandona las puertas más temprano. Las abandona silenciosamente. Tardecita de otoño, el ciego entona menos frecuente el aire que en la esquina gemía el organillo ¡Qué tristona anda, desde hace días, la vecina! ¿La tendrá así algún nuevo desengaño? Otoño melancólico y lluvioso, ¿Qué dejarás, otoño, en casa este año? ¿Qué hoja te llevarás? Tan silencioso llegas que nos das miedo. Sí, anochece y te sentimos, en la paz casera, entrar sin un rumor ¡Cómo envejece nuestra tía soltera!
es
Martí,José
<XXI
Yo_Miro_Con_Un_Triste
Yo miro con un triste Placer, como en la fiesta — Del noble Jerez pálido La copa llena guían Las blancas manos trémulas Al seco labio rojo: — Y yo muevo mi mano tristemente Al corazón vacío,— y a la frente. Yo veo como un sueño De gasa blanca y oro, En que la llama se abre Camino en tanto alado Traje que ha de ser luego Ceniza, húmeda en lágrimas, Cruzar la alegre corte de oro y gasa, Y en llanto amargo el rostro se me abrasa. ¡Alma! cuando de vuelta Dentro del cuerpo laxo, Del frac innoble libres O la prisión dichosa De níveo tul,- la férvida Fiesta recuerdes,- ¡mira Que debes embridar el cuerpo loco, O que te absorbe con su sed a poco!
es
Yepes_Álvarez,Juan_de
<XXI
Romances_Sobre_El_Evangelio_In_Princio_Erat_Verbum,_Acerca_De_La_Sanctíssima_Trinidad
En el principio morava el Verbo y en Dios vivía en quien su felicidad infinita posseýa. El mismo Verbo Dios era que el principio se dezía él morava en el principio y principio no tenía. Él era el mismo principio por eso dél carecía el Verbo se llama Hijo que del principio nacía. Ale siempre concevido y siempre le concevía dale siempre su sustancia y siempre se la tenía. Y assí la gloria del Hijo es la que en el Padre avía y toda su gloria el Padre en el Hijo posseýa. Como amado en el amante uno en otro residía y aquese amor que los une en lo mismo convenía. Con el uno y con el otro en ygualdad y valía tres personas y un Amado entre todos tres avía, Y un amor en todas ellas un amante los hazía y el amante es el amado en que cada qual vivía. Que el ser que los tres posseen cada cual le posseýa y cada qual de ellos ama a la que este ser tenía. Este ser es cada una y éste solo las unía en un inefable nudo que dezirse no savía. Por lo qual era infinito el amor que los unía porque un solo amor tres tienen que su esencia se dezía qu'el amor, quanto más une tanto más amor hazía. De la comunicación de las tres Personas. II En aquel amor inmenso que de los dos procedía palabras de gran regalo el Padre al Hijo dezía de tan profundo deleite que nadie las entendía sólo el Hijo lo gozaba que es a quien pertenecía. Pero aquello que se entiende desta manera dezía —Nada me contenta, Hijo, fuera de tu compañía. Y si algo me contenta en ti mismo lo quería el que a ti más se parece a mi más satisfazía. Y el quen nada te semeja en mí nada hallaría en ti solo me e agradado ¡o vida de vida mía!. Eres lumbre de mi lumbre eres mi sabiduría figura de mi substancia en quien bien me complazía. Al que a ti te amare Hijo a mí mismo le daría y el amor que yo te tengo ésse mismo en él pondría en razón de aver amado a quien yo tanto quería. De la creación III —Una esposa que te ame mi Hijo darte quería que por tu valor merezca tener nuestra compañía y comer pan a una mesa del mismo que yo comía porque conozca los bienes que en tal Hijo yo tenía y se congracie conmigo de tu gracia y loçanía. —Mucho lo agradezco Padre, —el Hijo le respondía— a la esposa que me dieres yo mi claridad daría para que por ella vea quánto mi Padre valía y cómo el ser que posseo de su ser lo recevía. Reclinarla e yo en mi braço y en tu amor se abrasaría y con eterno deleite tu bondad sublimaría. Prosigue IV —Hágase pues —dixo el Padre—, que tu amor lo merecía. Y en este dicho que dixo el mundo criado avía. Palacio para la esposa, hecho en gran sabiduría el qual en dos aposentos alto y baxo dividía. El baxo de differencias infinitas componía mas el alto hermoseava de admirable pedrería. Porque conozca la esposa el Esposo que tenía en el alto colocava la angélica jerarchía pero la natura humana en el baxo la ponía por ser en su compostura algo de menor valía. Y aunque el ser y los lugares desta suerte los ponía pero todos son un cuerpo de la esposa que dezía: Que el amor de un mismo Esposo una esposa los hazía. Los de arriva posseýan al Esposo en alegría los de abaxo en esperança de fee que les infundía diziéndoles que algún tiempo él los engrandecería y que aquella su baxeza él se la levantaría de manera que ninguno ya la vituperaría porque en todo semejante él a ellos se haría y se vendría con ellos y con ellos moraría y que Dios sería hombre y que el hombre Dios sería y trataría con ellos comería y bebería y que con ellos contino él mismo se quedaría hasta que se consumase este siglo que corría quando se gozaran juntos en eterna melodía porque él era la cabeça de la esposa que tenía a la qual todos los miembros de los justos juntaría que son cuerpo de la esposa, a la qual él tomaría en sus braços tiernamente y allí su amor le daría y que assí juntos en uno al Padre la llevaría donde del mismo deleite que Dios goza gozaría que como el Padre y el Hijo y el que dellos procedía el uno vive en el otro assí la esposa sería que dentro de Dios absorta vida de Dios viviría. Prosigue V Con esta buena esperança que de arriva les venía el tedio de sus trabajos más leve se les hazía pero la esperança larga y el deseo que crecía de gozarse con su Esposo contino les affligía. Por lo qual con oraciones con suspiros y agonía con lágrimas y gemidos le rogavan noche y día que ya se determinase a les dar su compañía. Unos dezían: ¡O, si fuesse en mi tiempo el alegría! Otros: Acava Señor al que as de embiar embía. Otros: ¡O si ya rompieses essos cielos y vería con mis ojos que baxases y mi llanto cessaría! Regad nuves de lo alto que la tierra lo pedía y ábrase ya la tierra que espinas nos produzía y produzga aquella flor con que ella florecería. Otros dezían: ¡O dichoso el que en tal tiempo sería que merezca ber a Dios con los ojos que tenía y tratarle con sus manos y andar en su compañía y gozar de los misterios que entonces ordenaría! Prosigue VI En aquestos y otros ruegos gran tiempo pasado avía pero en los postreros años el fervor mucho crecía, quando el viejo Simeón en deseo se encendía rogando a Dios que quisiese dexalle ver este día. Y assí el Espíritu Sancto al buen viejo respondía que le dava su palabra que la muerte no vería hasta que la vida viesse que de arriva descendía y que él en sus mismas manos al mismo Dios tomaría y le tendría en sus braços y consigo abraçaría. Prosigue la Encarnación. VII Ya que el tiempo era llegado en que hazerse convenía el rescate de la esposa que en duro yugo servía debaxo de aquella ley que Moysés dado le avía el Padre con amor tierno desta manera dezía: —Ya ves Hijo que a tu esposa a tu ymagen hecho avía y en lo que a ti se parece contigo bien convenía pero diffiere en la carne que en tu simple ser no avía. En los amores perfectos esta ley se requería que se haga semejante el amante a quien quería que la mayor semejança más deleite contenía; el qual sin duda en tu esposa grandemente crecería si te viere semejante en la carne que tenía. —Mi voluntad es la tuya —el Hijo le respondía— y la gloria que yo tengo es tu voluntad ser mía y a mí me conviene Padre lo que tu Alteza dezía porque por esta manera tu vondad más se vería veráse tu gran potencia justicia y sabiduría yrélo a dezir al mundo y noticia le daría de tu belleza y dulçura y de tu soberanía yré a buscar a mi esposa y sobre mí tomaría sus fatigas y trabajos en que tanto padecía y porque ella vida tenga yo por ella moriría y sacándola del lago a ti te la bolvería. Prosigue VIII Entonçes llamó a un archángel que Sant Gabriel se dezía y embiólo a una donzella que se llamava María de cuyo consentimiento el misterio se hazía en el qual la Trinidad de carne el Verbo vestía. Y aunque tres hazen la obra en el uno se hazía y quedó el Verbo encarnado en el bientre de María. Y el que tiene sólo Padre ya también madre tenía aunque no como qualquiera que de varón concevía que de las entrañas de ella él su carne recevía por lo qual Hijo de Dios y del hombre se dezía. Del Nacimiento IX Ya que era llegado el tiempo en que de nacer avía assí como desposado de su tálamo salía, abraçado con su esposa que en sus braços la traýa al qual la graciosa madre en un pesebre ponía entre unos animales que a la sazón allí avía los hombres dezían cantares los ángeles melodía festejando el desposorio que entre tales dos avía pero Dios en el pesebre allí llorava y gimía que eran joyas que la esposa al desposorio traýa y la madre estava en pasmo de que tal trueque veýa el llanto del hombre en Dios y en el hombre el alegría lo qual del uno y del otro tan ajeno ser solía. En aquel amor inmenso que de los dos procedía palabras de gran regalo el Padre al Hijo dezía de tan profundo deleite que nadie las entendía sólo el Hijo lo gozaba que es a quien pertenecía. Pero aquello que se entiende desta manera dezía —Nada me contenta, Hijo, fuera de tu compañía. Y si algo me contenta en ti mismo lo quería el que a ti más se parece a mi más satisfazía. Y el quen nada te semeja en mí nada hallaría en ti solo me e agradado ¡o vida de vida mía!. Eres lumbre de mi lumbre eres mi sabiduría figura de mi substancia en quien bien me complazía. Al que a ti te amare Hijo a mí mismo le daría y el amor que yo te tengo ésse mismo en él pondría en razón de aver amado a quien yo tanto quería. De la creación III —Una esposa que te ame mi Hijo darte quería que por tu valor merezca tener nuestra compañía y comer pan a una mesa del mismo que yo comía porque conozca los bienes que en tal Hijo yo tenía y se congracie conmigo de tu gracia y loçanía. —Mucho lo agradezco Padre, —el Hijo le respondía— a la esposa que me dieres yo mi claridad daría para que por ella vea quánto mi Padre valía y cómo el ser que posseo de su ser lo recevía. Reclinarla e yo en mi braço y en tu amor se abrasaría y con eterno deleite tu bondad sublimaría. Prosigue IV —Hágase pues —dixo el Padre—, que tu amor lo merecía. Y en este dicho que dixo el mundo criado avía. Palacio para la esposa, hecho en gran sabiduría el qual en dos aposentos alto y baxo dividía. El baxo de differencias infinitas componía mas el alto hermoseava de admirable pedrería. Porque conozca la esposa el Esposo que tenía en el alto colocava la angélica jerarchía pero la natura humana en el baxo la ponía por ser en su compostura algo de menor valía. Y aunque el ser y los lugares desta suerte los ponía pero todos son un cuerpo de la esposa que dezía: Que el amor de un mismo Esposo una esposa los hazía. Los de arriva posseýan al Esposo en alegría los de abaxo en esperança de fee que les infundía diziéndoles que algún tiempo él los engrandecería y que aquella su baxeza él se la levantaría de manera que ninguno ya la vituperaría porque en todo semejante él a ellos se haría y se vendría con ellos y con ellos moraría y que Dios sería hombre y que el hombre Dios sería y trataría con ellos comería y bebería y que con ellos contino él mismo se quedaría hasta que se consumase este siglo que corría quando se gozaran juntos en eterna melodía porque él era la cabeça de la esposa que tenía a la qual todos los miembros de los justos juntaría que son cuerpo de la esposa, a la qual él tomaría en sus braços tiernamente y allí su amor le daría y que assí juntos en uno al Padre la llevaría donde del mismo deleite que Dios goza gozaría que como el Padre y el Hijo y el que dellos procedía el uno vive en el otro assí la esposa sería que dentro de Dios absorta vida de Dios viviría. Prosigue V Con esta buena esperança que de arriva les venía el tedio de sus trabajos más leve se les hazía pero la esperança larga y el deseo que crecía de gozarse con su Esposo contino les affligía. Por lo qual con oraciones con suspiros y agonía con lágrimas y gemidos le rogavan noche y día que ya se determinase a les dar su compañía. Unos dezían: ¡O, si fuesse en mi tiempo el alegría! Otros: Acava Señor al que as de embiar embía. Otros: ¡O si ya rompieses essos cielos y vería con mis ojos que baxases y mi llanto cessaría! Regad nuves de lo alto que la tierra lo pedía y ábrase ya la tierra que espinas nos produzía y produzga aquella flor con que ella florecería. Otros dezían: ¡O dichoso el que en tal tiempo sería que merezca ber a Dios con los ojos que tenía y tratarle con sus manos y andar en su compañía y gozar de los misterios que entonces ordenaría! Prosigue VI En aquestos y otros ruegos gran tiempo pasado avía pero en los postreros años el fervor mucho crecía, quando el viejo Simeón en deseo se encendía rogando a Dios que quisiese dexalle ver este día. Y assí el Espíritu Sancto al buen viejo respondía que le dava su palabra que la muerte no vería hasta que la vida viesse que de arriva descendía y que él en sus mismas manos al mismo Dios tomaría y le tendría en sus braços y consigo abraçaría. Prosigue la Encarnación. VII Ya que el tiempo era llegado en que hazerse convenía el rescate de la esposa que en duro yugo servía debaxo de aquella ley que Moysés dado le avía el Padre con amor tierno desta manera dezía: —Ya ves Hijo que a tu esposa a tu ymagen hecho avía y en lo que a ti se parece contigo bien convenía pero diffiere en la carne que en tu simple ser no avía. En los amores perfectos esta ley se requería que se haga semejante el amante a quien quería que la mayor semejança más deleite contenía; el qual sin duda en tu esposa grandemente crecería si te viere semejante en la carne que tenía. —Mi voluntad es la tuya —el Hijo le respondía— y la gloria que yo tengo es tu voluntad ser mía y a mí me conviene Padre lo que tu Alteza dezía porque por esta manera tu vondad más se vería veráse tu gran potencia justicia y sabiduría yrélo a dezir al mundo y noticia le daría de tu belleza y dulçura y de tu soberanía yré a buscar a mi esposa y sobre mí tomaría sus fatigas y trabajos en que tanto padecía y porque ella vida tenga yo por ella moriría y sacándola del lago a ti te la bolvería. Prosigue VIII Entonçes llamó a un archángel que Sant Gabriel se dezía y embiólo a una donzella que se llamava María de cuyo consentimiento el misterio se hazía en el qual la Trinidad de carne el Verbo vestía. Y aunque tres hazen la obra en el uno se hazía y quedó el Verbo encarnado en el bientre de María. Y el que tiene sólo Padre ya también madre tenía aunque no como qualquiera que de varón concevía que de las entrañas de ella él su carne recevía por lo qual Hijo de Dios y del hombre se dezía. Del Nacimiento IX Ya que era llegado el tiempo en que de nacer avía assí como desposado de su tálamo salía, abraçado con su esposa que en sus braços la traýa al qual la graciosa madre en un pesebre ponía entre unos animales que a la sazón allí avía los hombres dezían cantares los ángeles melodía festejando el desposorio que entre tales dos avía pero Dios en el pesebre allí llorava y gimía que eran joyas que la esposa al desposorio traýa y la madre estava en pasmo de que tal trueque veýa el llanto del hombre en Dios y en el hombre el alegría lo qual del uno y del otro tan ajeno ser solía. —Una esposa que te ame mi Hijo darte quería que por tu valor merezca tener nuestra compañía y comer pan a una mesa del mismo que yo comía porque conozca los bienes que en tal Hijo yo tenía y se congracie conmigo de tu gracia y loçanía. —Mucho lo agradezco Padre, —el Hijo le respondía— a la esposa que me dieres yo mi claridad daría para que por ella vea quánto mi Padre valía y cómo el ser que posseo de su ser lo recevía. Reclinarla e yo en mi braço y en tu amor se abrasaría y con eterno deleite tu bondad sublimaría. Prosigue IV —Hágase pues —dixo el Padre—, que tu amor lo merecía. Y en este dicho que dixo el mundo criado avía. Palacio para la esposa, hecho en gran sabiduría el qual en dos aposentos alto y baxo dividía. El baxo de differencias infinitas componía mas el alto hermoseava de admirable pedrería. Porque conozca la esposa el Esposo que tenía en el alto colocava la angélica jerarchía pero la natura humana en el baxo la ponía por ser en su compostura algo de menor valía. Y aunque el ser y los lugares desta suerte los ponía pero todos son un cuerpo de la esposa que dezía: Que el amor de un mismo Esposo una esposa los hazía. Los de arriva posseýan al Esposo en alegría los de abaxo en esperança de fee que les infundía diziéndoles que algún tiempo él los engrandecería y que aquella su baxeza él se la levantaría de manera que ninguno ya la vituperaría porque en todo semejante él a ellos se haría y se vendría con ellos y con ellos moraría y que Dios sería hombre y que el hombre Dios sería y trataría con ellos comería y bebería y que con ellos contino él mismo se quedaría hasta que se consumase este siglo que corría quando se gozaran juntos en eterna melodía porque él era la cabeça de la esposa que tenía a la qual todos los miembros de los justos juntaría que son cuerpo de la esposa, a la qual él tomaría en sus braços tiernamente y allí su amor le daría y que assí juntos en uno al Padre la llevaría donde del mismo deleite que Dios goza gozaría que como el Padre y el Hijo y el que dellos procedía el uno vive en el otro assí la esposa sería que dentro de Dios absorta vida de Dios viviría. Prosigue V Con esta buena esperança que de arriva les venía el tedio de sus trabajos más leve se les hazía pero la esperança larga y el deseo que crecía de gozarse con su Esposo contino les affligía. Por lo qual con oraciones con suspiros y agonía con lágrimas y gemidos le rogavan noche y día que ya se determinase a les dar su compañía. Unos dezían: ¡O, si fuesse en mi tiempo el alegría! Otros: Acava Señor al que as de embiar embía. Otros: ¡O si ya rompieses essos cielos y vería con mis ojos que baxases y mi llanto cessaría! Regad nuves de lo alto que la tierra lo pedía y ábrase ya la tierra que espinas nos produzía y produzga aquella flor con que ella florecería. Otros dezían: ¡O dichoso el que en tal tiempo sería que merezca ber a Dios con los ojos que tenía y tratarle con sus manos y andar en su compañía y gozar de los misterios que entonces ordenaría! Prosigue VI En aquestos y otros ruegos gran tiempo pasado avía pero en los postreros años el fervor mucho crecía, quando el viejo Simeón en deseo se encendía rogando a Dios que quisiese dexalle ver este día. Y assí el Espíritu Sancto al buen viejo respondía que le dava su palabra que la muerte no vería hasta que la vida viesse que de arriva descendía y que él en sus mismas manos al mismo Dios tomaría y le tendría en sus braços y consigo abraçaría. Prosigue la Encarnación. VII Ya que el tiempo era llegado en que hazerse convenía el rescate de la esposa que en duro yugo servía debaxo de aquella ley que Moysés dado le avía el Padre con amor tierno desta manera dezía: —Ya ves Hijo que a tu esposa a tu ymagen hecho avía y en lo que a ti se parece contigo bien convenía pero diffiere en la carne que en tu simple ser no avía. En los amores perfectos esta ley se requería que se haga semejante el amante a quien quería que la mayor semejança más deleite contenía; el qual sin duda en tu esposa grandemente crecería si te viere semejante en la carne que tenía. —Mi voluntad es la tuya —el Hijo le respondía— y la gloria que yo tengo es tu voluntad ser mía y a mí me conviene Padre lo que tu Alteza dezía porque por esta manera tu vondad más se vería veráse tu gran potencia justicia y sabiduría yrélo a dezir al mundo y noticia le daría de tu belleza y dulçura y de tu soberanía yré a buscar a mi esposa y sobre mí tomaría sus fatigas y trabajos en que tanto padecía y porque ella vida tenga yo por ella moriría y sacándola del lago a ti te la bolvería. Prosigue VIII Entonçes llamó a un archángel que Sant Gabriel se dezía y embiólo a una donzella que se llamava María de cuyo consentimiento el misterio se hazía en el qual la Trinidad de carne el Verbo vestía. Y aunque tres hazen la obra en el uno se hazía y quedó el Verbo encarnado en el bientre de María. Y el que tiene sólo Padre ya también madre tenía aunque no como qualquiera que de varón concevía que de las entrañas de ella él su carne recevía por lo qual Hijo de Dios y del hombre se dezía. Del Nacimiento IX Ya que era llegado el tiempo en que de nacer avía assí como desposado de su tálamo salía, abraçado con su esposa que en sus braços la traýa al qual la graciosa madre en un pesebre ponía entre unos animales que a la sazón allí avía los hombres dezían cantares los ángeles melodía festejando el desposorio que entre tales dos avía pero Dios en el pesebre allí llorava y gimía que eran joyas que la esposa al desposorio traýa y la madre estava en pasmo de que tal trueque veýa el llanto del hombre en Dios y en el hombre el alegría lo qual del uno y del otro tan ajeno ser solía. —Hágase pues —dixo el Padre—, que tu amor lo merecía. Y en este dicho que dixo el mundo criado avía. Palacio para la esposa, hecho en gran sabiduría el qual en dos aposentos alto y baxo dividía. El baxo de differencias infinitas componía mas el alto hermoseava de admirable pedrería. Porque conozca la esposa el Esposo que tenía en el alto colocava la angélica jerarchía pero la natura humana en el baxo la ponía por ser en su compostura algo de menor valía. Y aunque el ser y los lugares desta suerte los ponía pero todos son un cuerpo de la esposa que dezía: Que el amor de un mismo Esposo una esposa los hazía. Los de arriva posseýan al Esposo en alegría los de abaxo en esperança de fee que les infundía diziéndoles que algún tiempo él los engrandecería y que aquella su baxeza él se la levantaría de manera que ninguno ya la vituperaría porque en todo semejante él a ellos se haría y se vendría con ellos y con ellos moraría y que Dios sería hombre y que el hombre Dios sería y trataría con ellos comería y bebería y que con ellos contino él mismo se quedaría hasta que se consumase este siglo que corría quando se gozaran juntos en eterna melodía porque él era la cabeça de la esposa que tenía a la qual todos los miembros de los justos juntaría que son cuerpo de la esposa, a la qual él tomaría en sus braços tiernamente y allí su amor le daría y que assí juntos en uno al Padre la llevaría donde del mismo deleite que Dios goza gozaría que como el Padre y el Hijo y el que dellos procedía el uno vive en el otro assí la esposa sería que dentro de Dios absorta vida de Dios viviría. Prosigue V Con esta buena esperança que de arriva les venía el tedio de sus trabajos más leve se les hazía pero la esperança larga y el deseo que crecía de gozarse con su Esposo contino les affligía. Por lo qual con oraciones con suspiros y agonía con lágrimas y gemidos le rogavan noche y día que ya se determinase a les dar su compañía. Unos dezían: ¡O, si fuesse en mi tiempo el alegría! Otros: Acava Señor al que as de embiar embía. Otros: ¡O si ya rompieses essos cielos y vería con mis ojos que baxases y mi llanto cessaría! Regad nuves de lo alto que la tierra lo pedía y ábrase ya la tierra que espinas nos produzía y produzga aquella flor con que ella florecería. Otros dezían: ¡O dichoso el que en tal tiempo sería que merezca ber a Dios con los ojos que tenía y tratarle con sus manos y andar en su compañía y gozar de los misterios que entonces ordenaría! Prosigue VI En aquestos y otros ruegos gran tiempo pasado avía pero en los postreros años el fervor mucho crecía, quando el viejo Simeón en deseo se encendía rogando a Dios que quisiese dexalle ver este día. Y assí el Espíritu Sancto al buen viejo respondía que le dava su palabra que la muerte no vería hasta que la vida viesse que de arriva descendía y que él en sus mismas manos al mismo Dios tomaría y le tendría en sus braços y consigo abraçaría. Prosigue la Encarnación. VII Ya que el tiempo era llegado en que hazerse convenía el rescate de la esposa que en duro yugo servía debaxo de aquella ley que Moysés dado le avía el Padre con amor tierno desta manera dezía: —Ya ves Hijo que a tu esposa a tu ymagen hecho avía y en lo que a ti se parece contigo bien convenía pero diffiere en la carne que en tu simple ser no avía. En los amores perfectos esta ley se requería que se haga semejante el amante a quien quería que la mayor semejança más deleite contenía; el qual sin duda en tu esposa grandemente crecería si te viere semejante en la carne que tenía. —Mi voluntad es la tuya —el Hijo le respondía— y la gloria que yo tengo es tu voluntad ser mía y a mí me conviene Padre lo que tu Alteza dezía porque por esta manera tu vondad más se vería veráse tu gran potencia justicia y sabiduría yrélo a dezir al mundo y noticia le daría de tu belleza y dulçura y de tu soberanía yré a buscar a mi esposa y sobre mí tomaría sus fatigas y trabajos en que tanto padecía y porque ella vida tenga yo por ella moriría y sacándola del lago a ti te la bolvería. Prosigue VIII Entonçes llamó a un archángel que Sant Gabriel se dezía y embiólo a una donzella que se llamava María de cuyo consentimiento el misterio se hazía en el qual la Trinidad de carne el Verbo vestía. Y aunque tres hazen la obra en el uno se hazía y quedó el Verbo encarnado en el bientre de María. Y el que tiene sólo Padre ya también madre tenía aunque no como qualquiera que de varón concevía que de las entrañas de ella él su carne recevía por lo qual Hijo de Dios y del hombre se dezía. Del Nacimiento IX Ya que era llegado el tiempo en que de nacer avía assí como desposado de su tálamo salía, abraçado con su esposa que en sus braços la traýa al qual la graciosa madre en un pesebre ponía entre unos animales que a la sazón allí avía los hombres dezían cantares los ángeles melodía festejando el desposorio que entre tales dos avía pero Dios en el pesebre allí llorava y gimía que eran joyas que la esposa al desposorio traýa y la madre estava en pasmo de que tal trueque veýa el llanto del hombre en Dios y en el hombre el alegría lo qual del uno y del otro tan ajeno ser solía. Con esta buena esperança que de arriva les venía el tedio de sus trabajos más leve se les hazía pero la esperança larga y el deseo que crecía de gozarse con su Esposo contino les affligía. Por lo qual con oraciones con suspiros y agonía con lágrimas y gemidos le rogavan noche y día que ya se determinase a les dar su compañía. Unos dezían: ¡O, si fuesse en mi tiempo el alegría! Otros: Acava Señor al que as de embiar embía. Otros: ¡O si ya rompieses essos cielos y vería con mis ojos que baxases y mi llanto cessaría! Regad nuves de lo alto que la tierra lo pedía y ábrase ya la tierra que espinas nos produzía y produzga aquella flor con que ella florecería. Otros dezían: ¡O dichoso el que en tal tiempo sería que merezca ber a Dios con los ojos que tenía y tratarle con sus manos y andar en su compañía y gozar de los misterios que entonces ordenaría! Prosigue VI En aquestos y otros ruegos gran tiempo pasado avía pero en los postreros años el fervor mucho crecía, quando el viejo Simeón en deseo se encendía rogando a Dios que quisiese dexalle ver este día. Y assí el Espíritu Sancto al buen viejo respondía que le dava su palabra que la muerte no vería hasta que la vida viesse que de arriva descendía y que él en sus mismas manos al mismo Dios tomaría y le tendría en sus braços y consigo abraçaría. Prosigue la Encarnación. VII Ya que el tiempo era llegado en que hazerse convenía el rescate de la esposa que en duro yugo servía debaxo de aquella ley que Moysés dado le avía el Padre con amor tierno desta manera dezía: —Ya ves Hijo que a tu esposa a tu ymagen hecho avía y en lo que a ti se parece contigo bien convenía pero diffiere en la carne que en tu simple ser no avía. En los amores perfectos esta ley se requería que se haga semejante el amante a quien quería que la mayor semejança más deleite contenía; el qual sin duda en tu esposa grandemente crecería si te viere semejante en la carne que tenía. —Mi voluntad es la tuya —el Hijo le respondía— y la gloria que yo tengo es tu voluntad ser mía y a mí me conviene Padre lo que tu Alteza dezía porque por esta manera tu vondad más se vería veráse tu gran potencia justicia y sabiduría yrélo a dezir al mundo y noticia le daría de tu belleza y dulçura y de tu soberanía yré a buscar a mi esposa y sobre mí tomaría sus fatigas y trabajos en que tanto padecía y porque ella vida tenga yo por ella moriría y sacándola del lago a ti te la bolvería. Prosigue VIII Entonçes llamó a un archángel que Sant Gabriel se dezía y embiólo a una donzella que se llamava María de cuyo consentimiento el misterio se hazía en el qual la Trinidad de carne el Verbo vestía. Y aunque tres hazen la obra en el uno se hazía y quedó el Verbo encarnado en el bientre de María. Y el que tiene sólo Padre ya también madre tenía aunque no como qualquiera que de varón concevía que de las entrañas de ella él su carne recevía por lo qual Hijo de Dios y del hombre se dezía. Del Nacimiento IX Ya que era llegado el tiempo en que de nacer avía assí como desposado de su tálamo salía, abraçado con su esposa que en sus braços la traýa al qual la graciosa madre en un pesebre ponía entre unos animales que a la sazón allí avía los hombres dezían cantares los ángeles melodía festejando el desposorio que entre tales dos avía pero Dios en el pesebre allí llorava y gimía que eran joyas que la esposa al desposorio traýa y la madre estava en pasmo de que tal trueque veýa el llanto del hombre en Dios y en el hombre el alegría lo qual del uno y del otro tan ajeno ser solía. En aquestos y otros ruegos gran tiempo pasado avía pero en los postreros años el fervor mucho crecía, quando el viejo Simeón en deseo se encendía rogando a Dios que quisiese dexalle ver este día. Y assí el Espíritu Sancto al buen viejo respondía que le dava su palabra que la muerte no vería hasta que la vida viesse que de arriva descendía y que él en sus mismas manos al mismo Dios tomaría y le tendría en sus braços y consigo abraçaría. Prosigue la Encarnación. VII Ya que el tiempo era llegado en que hazerse convenía el rescate de la esposa que en duro yugo servía debaxo de aquella ley que Moysés dado le avía el Padre con amor tierno desta manera dezía: —Ya ves Hijo que a tu esposa a tu ymagen hecho avía y en lo que a ti se parece contigo bien convenía pero diffiere en la carne que en tu simple ser no avía. En los amores perfectos esta ley se requería que se haga semejante el amante a quien quería que la mayor semejança más deleite contenía; el qual sin duda en tu esposa grandemente crecería si te viere semejante en la carne que tenía. —Mi voluntad es la tuya —el Hijo le respondía— y la gloria que yo tengo es tu voluntad ser mía y a mí me conviene Padre lo que tu Alteza dezía porque por esta manera tu vondad más se vería veráse tu gran potencia justicia y sabiduría yrélo a dezir al mundo y noticia le daría de tu belleza y dulçura y de tu soberanía yré a buscar a mi esposa y sobre mí tomaría sus fatigas y trabajos en que tanto padecía y porque ella vida tenga yo por ella moriría y sacándola del lago a ti te la bolvería. Prosigue VIII Entonçes llamó a un archángel que Sant Gabriel se dezía y embiólo a una donzella que se llamava María de cuyo consentimiento el misterio se hazía en el qual la Trinidad de carne el Verbo vestía. Y aunque tres hazen la obra en el uno se hazía y quedó el Verbo encarnado en el bientre de María. Y el que tiene sólo Padre ya también madre tenía aunque no como qualquiera que de varón concevía que de las entrañas de ella él su carne recevía por lo qual Hijo de Dios y del hombre se dezía. Del Nacimiento IX Ya que era llegado el tiempo en que de nacer avía assí como desposado de su tálamo salía, abraçado con su esposa que en sus braços la traýa al qual la graciosa madre en un pesebre ponía entre unos animales que a la sazón allí avía los hombres dezían cantares los ángeles melodía festejando el desposorio que entre tales dos avía pero Dios en el pesebre allí llorava y gimía que eran joyas que la esposa al desposorio traýa y la madre estava en pasmo de que tal trueque veýa el llanto del hombre en Dios y en el hombre el alegría lo qual del uno y del otro tan ajeno ser solía. Ya que el tiempo era llegado en que hazerse convenía el rescate de la esposa que en duro yugo servía debaxo de aquella ley que Moysés dado le avía el Padre con amor tierno desta manera dezía: —Ya ves Hijo que a tu esposa a tu ymagen hecho avía y en lo que a ti se parece contigo bien convenía pero diffiere en la carne que en tu simple ser no avía. En los amores perfectos esta ley se requería que se haga semejante el amante a quien quería que la mayor semejança más deleite contenía; el qual sin duda en tu esposa grandemente crecería si te viere semejante en la carne que tenía. —Mi voluntad es la tuya —el Hijo le respondía— y la gloria que yo tengo es tu voluntad ser mía y a mí me conviene Padre lo que tu Alteza dezía porque por esta manera tu vondad más se vería veráse tu gran potencia justicia y sabiduría yrélo a dezir al mundo y noticia le daría de tu belleza y dulçura y de tu soberanía yré a buscar a mi esposa y sobre mí tomaría sus fatigas y trabajos en que tanto padecía y porque ella vida tenga yo por ella moriría y sacándola del lago a ti te la bolvería. Prosigue VIII Entonçes llamó a un archángel que Sant Gabriel se dezía y embiólo a una donzella que se llamava María de cuyo consentimiento el misterio se hazía en el qual la Trinidad de carne el Verbo vestía. Y aunque tres hazen la obra en el uno se hazía y quedó el Verbo encarnado en el bientre de María. Y el que tiene sólo Padre ya también madre tenía aunque no como qualquiera que de varón concevía que de las entrañas de ella él su carne recevía por lo qual Hijo de Dios y del hombre se dezía. Del Nacimiento IX Ya que era llegado el tiempo en que de nacer avía assí como desposado de su tálamo salía, abraçado con su esposa que en sus braços la traýa al qual la graciosa madre en un pesebre ponía entre unos animales que a la sazón allí avía los hombres dezían cantares los ángeles melodía festejando el desposorio que entre tales dos avía pero Dios en el pesebre allí llorava y gimía que eran joyas que la esposa al desposorio traýa y la madre estava en pasmo de que tal trueque veýa el llanto del hombre en Dios y en el hombre el alegría lo qual del uno y del otro tan ajeno ser solía. Entonçes llamó a un archángel que Sant Gabriel se dezía y embiólo a una donzella que se llamava María de cuyo consentimiento el misterio se hazía en el qual la Trinidad de carne el Verbo vestía. Y aunque tres hazen la obra en el uno se hazía y quedó el Verbo encarnado en el bientre de María. Y el que tiene sólo Padre ya también madre tenía aunque no como qualquiera que de varón concevía que de las entrañas de ella él su carne recevía por lo qual Hijo de Dios y del hombre se dezía. Del Nacimiento IX Ya que era llegado el tiempo en que de nacer avía assí como desposado de su tálamo salía, abraçado con su esposa que en sus braços la traýa al qual la graciosa madre en un pesebre ponía entre unos animales que a la sazón allí avía los hombres dezían cantares los ángeles melodía festejando el desposorio que entre tales dos avía pero Dios en el pesebre allí llorava y gimía que eran joyas que la esposa al desposorio traýa y la madre estava en pasmo de que tal trueque veýa el llanto del hombre en Dios y en el hombre el alegría lo qual del uno y del otro tan ajeno ser solía. Ya que era llegado el tiempo en que de nacer avía assí como desposado de su tálamo salía, abraçado con su esposa que en sus braços la traýa al qual la graciosa madre en un pesebre ponía entre unos animales que a la sazón allí avía los hombres dezían cantares los ángeles melodía festejando el desposorio que entre tales dos avía pero Dios en el pesebre allí llorava y gimía que eran joyas que la esposa al desposorio traýa y la madre estava en pasmo de que tal trueque veýa el llanto del hombre en Dios y en el hombre el alegría lo qual del uno y del otro tan ajeno ser solía.
es
Guillén,Jorge
<XXI
Salvación_De_La_Primavera
Ajustada a la sola desnudez de tu cuerpo, entre el aire y la luz eres puro elemento. ¡Eres! Y tan desnuda, tan continua, tan simple que el mundo vuelve a ser fábula irresistible. ...Mi atención, ampliada, columbra. Por tu carne la atmósfera reúne términos. Hay paisaje. Esos blancos tan rubios que sobre tu tersura la mejor claridad primaveral sitúan. Es tuyo el resplandor de una tarde perpetua. ¡Qué cerrado equilibrio dorado, qué alameda!...)
es
Altolaguirre,Manuel
<XXI
Como_Un_Ala_Negra_De_Aire
Como un ala negra de aire desprendida de hombro alto, cuerpo de un muerto reflejo en duras tierras ahogado, la sombra quieta, tendida, flota sobre el liso campo. La nube, sombra en el viento de la sombra, flor sin tallo, de la amplia campana azul adormecido badajo, techo azul y suelo verde tiene en la tarde de mayo. Como una rama de almendro el horizonte nublado. La sombra quieta, tendida, flota sobre el liso campo, cuerpo de un muerto reflejo en duras tierras ahogado.
es
Gelman,Juan
<XXI
Esta_Madera_/_Obrera_Del
esta madera / obrera del fuego que me arde para llama con que me herís / llagás / volás o tocamiento tierno que toca el revés del alma o como un amor trabajador que sube al aire con tus rostros / tu claridad / tu acto de fuego para la llama que me ardés en la madera ya embestida de luz / tu luz / campo de luz donde encendido como llaga mi corazón pasara en brazos de vos / amor / quemando la furia de ser fuera de vos como animal sucio de noche
es
Pombo,Rafael
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El_Primer_Abrazo
Al fin estamos solos, al fin contra mi pecho, Mitad del alma mía, frenético te estrecho, ¡Mujer, sueño que palpo de mi felicidad! ¡Conque eres tú, tú misma, la veinte años deseada! ¡La hija del imposible, la hecha para soñada! Y ¡oh... demasiado grata para que seas verdad! Dime, ¿yo no deliro? ¿de veras tú me amas? ¿De veras tu adorado dulcísima me llamas? ¿Yo mismo no me engaño? ¿tú no me engañas? di. ¿No es crimen dicha tanta en donde hay tanto duelo? ¿Será que ya hemos muerto y estamos en el cielo, Tú en mí glorificada, glorificado en ti? Conmigo estás, y me amas... ¿y no te vuelves loca De dicha, cuando siento que toda mi alma es poca Para amarte, y es mi alma templo de inmenso amor? ¡Conmigo estás, y me amas! y como yo no mueres Ahogada en el supremo placer de los placeres De amar, y ser amada, y estar con tu amador. Oye: por mí soy nada, y nada por mí espero, Y nada de la tierra ni de los hombres quiero, Su vanidad no entiendo, desprecio su ambición. Mas, tanto por ti aspiro, y son mis fuerzas tantas, Que por rendir coronas a tus preciosas plantas, Fuera tal vez un Leónidas, un Milton, un Colón. Dispon de mí: ¿qué quieres? Señálame un camino, Donde tu acento vaya lanzaré mi destino. Y si quieres orgullo, te enorgulleceré. Se cual la reina esposa del bardo caballero, Que para gloria de ambos, con cítara y acero Mostró digno del trono al que vasallo fue. Mas si te basta hermosa que te ame tu adorado Más que ama su esperanza Luzbel desesperado, Y más que Adán a Eva delante del Señor, Dame otro y otro beso, dame otro y otro abrazo, Que no hay trono en el mundo mejor que tu regazo, Y no concibo un cielo más dulce que tu amor.
es
Fuertes,Gloria
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La_Ciencia_Tiene_Magia
La ciencia tiene magia y la magia tiene ciencia, —yo paciencia­—. Actúa la relación existente de mente a mente. Así que… ¡Vente! Después surgen los desplazamientos de sentimientos. —¡No quiero doblar cucharillas! Me conformaría con hacer moverse o conmoverse a tu corazón de hierro, —o de oro—.
es
Altolaguirre,Manuel
<XXI
Poemas_De_Asedio
Como un sol de las doce, su presencia clarísima fue recogiendo todos mis recuerdos tendidos. Todos fueron entrando bajo mis pies inmóviles, como cartas alegres por rendijas de puertas. ¡Oh, sombra de mi alma! Mientras que deslumbrante, recortados sus brillos, sobre mí iluminaba intensamente el mundo. ¡Blanco sol de mi alma!
es
Buesa,José_Ángel
<XXI
Canción_Contigo
Aquí estás en la sombra, con tu mano en la mía, respirando en un tiempo sin antes ni después. Ya ves que, aunque te fuiste, no te vas todavía, y estas aquí, conmigo no importa donde estés. Desnuda en esta sombra te palpará mi mano, lenta mano de ciego que acaricia una flor, y sabré de repente donde empieza el verano, yo, que solo he sabido donde acaba el amor. Aquí estas en la sombra, conmigo todavía, compartiendo este lecho calidamente aquí, Detenida en la noche, y donde nunca es de día, detenida en la noche y amaneciendo en mí. Y ahora soy como el surco donde madura el trigo, como la flor que nace donde pisan tus pies, porque, aunque nunca vuelvas, siempre estarás conmigo, conmigo en esta sombra sin antes ni después.
es
Bretón_de_los_Herreros,Manuel
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De_Una_Mujer_Zalamera
De una mujer zalamera Que su amor quiera probar Diciéndome sin cesar «Consuelo mío, mi prenda» Dios me libre y me defienda. De fiarme en un chismoseo Que, si hoy lo es en mi servicio, Mañana su mismo vicio Le hará también que me venda, Dios me libre y me defienda. De escuchar a un majadero Mientras lo dan de cenar Deletreando asesinar De Cervantes la leyenda, Dios me libre y me defienda. De esos que apuestan por todo, Y escupen por el colmillo, Y hablan de onzas a porrillo Con insolente fachenda, Dios me libre y me defienda. De creer yo que en la Corte, Aunque allí todo es error, De la pobreza el olor A cien varas no trascienda, Dios me libre y me defienda. De dudar yo que en la guerra Ganan muchos un balazo Que les tronche pierna o brazo, Y pocos una encomienda, Dios me libre y me defienda. Eso de ir por el atajo Suele ser un desatino. De dejar el real camino Por la enmarañada senda, Dios me libre y me defienda. Aunque sean más hermosas Que la diosa de Citeres, De acompañar a mujeres Cuando van a alguna tienda, Dios me libre y me defienda. De creer que un palaciego Más que a la viuda llorosa, Si es ojinegra y hermosa, Al pobre inválido atienda, Dios me libre y me defienda. De imaginar que Tiburcio Con leer sólo el Rengifo, Como a hacer un logogrifo A hacer poemas aprenda, Dios me libre y me defienda. De quererme enemistar Jamás con un escribano, O con alguacil villano Que por venganza me prenda, Dios me libre y me defienda. De un criticón, cuya envidia Contra mis versos le arme, Y se empeñe en censurarme, Tal vez porque no me entienda, Dios me libre y me defienda. Aunque mi padre le abone Y un santo me lo aconseje, De que otro me la maneje, Si Dios me la da, mi hacienda, Dios me libre y me defienda. De creer que un jugador Deje las cartas traidoras, Aunque me haga a todas horas Propósito de la enmienda, Dios me libre y me defienda. De dudar yo que es muy raro Y merece eterna palma El que tiene bella el alma Teniendo la cara horrenda, Dios me libre y me defienda. De aprisionar el dinero Por temor de infausta suerte A riesgo de que la muerte Sin gastarlo me sorprenda, Dios me libre y me defienda. De médico y boticario, De hombre cominero y ruin, De mujer que hable en latín, Y de caballo sin rienda, Dios me libre y me defienda. Dios me libre y me defienda. Dios me libre y me defienda. Dios me libre y me defienda. Dios me libre y me defienda. Dios me libre y me defienda. Dios me libre y me defienda. Dios me libre y me defienda. Dios me libre y me defienda. Dios me libre y me defienda. Dios me libre y me defienda. Dios me libre y me defienda. Dios me libre y me defienda. Dios me libre y me defienda. Dios me libre y me defienda. Dios me libre y me defienda. Dios me libre y me defienda.
es
Vega,Garcilaso_de_la
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Soneto_Xxxiii
Boscán, las armas y el furor de Marte, que con su propria fuerza el africano suelo regando, hacen que el romano imperio reverdezca en esta parte, han reducido a la memoria del arte y el antiguo valor italïano, por cuya fuerza y valerosa mano África se aterró de parte a parte. Aquí donde el romano encendimiento, donde el fuego y la llama licenciosa sólo el nombre dejaron a Cartago, vuelve y revuelve amor mi pensamiento, hiere y enciende el alma temerosa, y en llanto y en ceniza me deshago. han reducido a la memoria del arte y el antiguo valor italïano, por cuya fuerza y valerosa mano África se aterró de parte a parte. Aquí donde el romano encendimiento, donde el fuego y la llama licenciosa sólo el nombre dejaron a Cartago, vuelve y revuelve amor mi pensamiento, hiere y enciende el alma temerosa, y en llanto y en ceniza me deshago. Aquí donde el romano encendimiento, donde el fuego y la llama licenciosa sólo el nombre dejaron a Cartago, vuelve y revuelve amor mi pensamiento, hiere y enciende el alma temerosa, y en llanto y en ceniza me deshago. vuelve y revuelve amor mi pensamiento, hiere y enciende el alma temerosa, y en llanto y en ceniza me deshago.
es
Orión_de_Panthoseas
XXI
Secuencia_De_Los_Días
¡ ... quién, quién no tiene memoria del temblor de una tarde o no coge un rastro de polvo en el dedo tras la ausencia…! El mundo es apenas un tibio cariño, una rueda infinita y un tintineo de agua. Sólo, apenas. todos los hombres estuvimos reunidos un día para construir una plaza viva y la plaza se asustó, se fue, y todavía seguimos buscándola; … porque hay quien coge un puñado de tierra y lo aprieta y lo entierra en la mano, y hay quien siembra en él y, con el fuego hallado, tras restañar la locura, construye la mañana e inicia con ella la resurrección del mar … los días comunes son así: cuesta andar por la mañana y llegar a los mercados, cuesta toser, saludar, sentir la luz en la sien, escucharla. ¡ ... ah, si no instituyéramos tormentas… ! Porque la mayor parte de nuestras vidas, - lo sepamos o no - la pasamos cerrando cosas y defendiéndonos del ruido y el miedo que produce la eternidad creada. Por dentro, y mientras escribo esto, el viento, ululante y frío, me golpea y aturde. Es mi tormenta helándome y deshelándome, la que me hace y que aún no acierto a mirar y no puedo describir. Por eso, por eso seguramente la temo.
es
Bersabé,Bernardo
XXI
Katrina
Abandonadas cosas que el agua arrastraba, inundándolas de muerte: un juguete de colores, una media de seda, el marco de plata de la boda, una columna de ceniza. Todo en un agua olvidada, insolidaria y fascista, donde los muertos nadan con dulzura hacia el mar, donde las ruinas cambian el color de las calles, donde el ser humano revela sus más bajos instintos. Aterradora jerarquía del dolor. Todo en un agua olvidada, insolidaria y fascista, donde los muertos nadan con dulzura hacia el mar, donde las ruinas cambian el color de las calles, donde el ser humano revela sus más bajos instintos. Aterradora jerarquía del dolor. Aterradora jerarquía del dolor.
es
Unamuno,Miguel_de
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Puntual_Como_El_Lucero
Dice el galán, enfermo de muerte, a su dama: Ya estás ahí, puntual como una estrella que a su hora sale, marcha a su paso y se pone cumpliendo su carrera; ya estás ahí, puntual como celeste luminaria divina, infundiendo confianza. ¡Siempre es puntual lo eterno! Si la luna, si el sol tardase un día, si no saliese cuando el mundo lo espera ¡qué terror de locura al mundo inundaría! ¿Y qué vendrá después?, sería el grito del mortal espantado, al ver rota la ley de la constancia. ¡Se rompió el orden! ¡rompiose la cadena que ata las horas! ¡el Sol falta a la cita! ¡el mundo va a morir entre portentos de confusión y ruina! ¡Ya estás ahí, puntual como el lucero de la mañana! ¡Ya estás ahí, vertiendo de los ojos fe en lo imposible, fe en la constancia! Siglos ha que la estrella vespertina surge a su hora, y a su hora se pone; ¿qué busca? ¿qué pretende? ¿de tal puntualidad cuál el objeto? Yo no lo sé, pero esa su constancia es fuente de consuelo para el hombre que ve entre los que cambian algo constante, prenda de eternidad y de fijeza. Antes que el hombre fuese ya salía el lucero puntual para la tierra que vacía y desnuda le esperaba; y cuando el hombre acabe saldrá la estrella fiel por el oriente triste y constante. ¡Ya estás ahí, puntual como el lucero de la mañana! ¿Quién sabe si algún día verás mi ocaso, puntual como el lucero de la mañana?
es
Martínez_de_la_Rosa,Francisco
<XXI
Placer_De_Los_Cielos,_Delicia_Del_Mundo
Placer de los cielos, delicia del mundo O Numen fecundo, propicio a mi voz, De tiernos amantes corona el deseo, Desciende, Himeneo, desciende veloz. Al mar y a la tierra y al aire sereno Tú colmas el seno de germen feraz; Y el orbe enlazando con dulces cadenas, Sus ámbitos llenas de vida y de paz. Tú al nido aprisionas con grillos suaves Las tímidas aves en plácida unión; Y al yugo amoroso tú inclinas la frente Del tigre inclemente, del fiero león. Si gime viuda la tórtola bella, Con blanda querella te pide otro amor; Sin fruto dorado la palma viuda Te expresa, aunque muda, su triste dolor. Sin ti los mortales, cual fieras atroces, Ni oyeran las voces de patria y hogar: Sus muros te deben las altas ciudades; Las mismas Deidades te deben su altar. Mas ya gratas pulsan las cítaras de oro, Y aclaman en coro tu gloria inmortal; Y al son armonioso las alas extiendes, Y en triunfo desciendes al lecho nupcial. Con falsa modestia la Diosa de Delos Se oculta en los cielos tras nube fugaz; En tanto que Venus más plácida y bella Refleja en su estrella su cándida faz. Sin dejo amargoso purísima muestra La copa en su diestra de dulce licor; Y uniendo a sus rosas la blanca azucena, Su frente serena descubre el Amor; Mas siempre festivo tu antorcha divina, Que el lecho ilumina con claro esplendor, Apaga; y fingiendo temor y recelo, Se esconde en el velo del sacro Pudor Los Dioses sonríen, la esposa suspira; Ternura respira su blando desdén; Y al tímido esposo las Gracias y Amores Con cándidas flores coronan la sien.
es
Jiménez,Juan_Ramón
<XXI
Todas Las_Nubes_Arden
Todas las nubes arden porque yo te he encontrado, dios deseante y deseado; antorchas altas cárdenas (granas, azules, rojas, amarillas) en alto grito de rumor de luz. Del redondo horizonte vienen todas de congregación fúlgida, a abrazarse con vueltas de esperanza a mi fe respondida. (Mar desierto, con dios en redonda conciencia que me habla y me canta, que me confía y me asegura; por ti yo paso en pie alerta, en mí afirmado, conforme con que mi viaje es al hombre seguido, que me espera en puerto de llegada permanente, de encuentro repetido). Todas las nubes que existieron, que existen y que existirán, me rodean con signos de evidencia; ellas son para mí la afirmación alzada de este hondo fondo de aire en que yo vivo; el subir verdadero del subir, el subir del hallazgo en lo alto profundo.
es
Matos_Paoli,Francisco
<XXI
Jardín_Vedado,_La_Neblina_Cesa
Jardín vedado, la neblina cesa. El traje de la novia se percata de la luz que sostiene un río de plata. Antes del mar, combato la tristeza del esclavo. Y el árbol se desata en levedad, en luna, en sutileza. Busca nueva raíz en lo que empieza: el loor de la Virgen que me acata como criatura deseosa, herida. Desde niño, columbro que se anida en la piel de las horas en proceso de mundo cenital. Acepto el vino. Jardín vedado, en ti se abre el camino: el hijo de la espuma para el beso.
es
Chumacero,Alí
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Otoño_Sitia_El_Valle,_Iniquidad_
Otoño sitia el valle, iniquidad desborda, y la sacrílega colina al resplandor responde en forma de venganza. El polvo mide y la desdicha siente quien galopa adonde todos con furor golpean: prisionero asistir al quebrantado círculo del hijo que sorprende al padre contemplando tras la ventana obstruida por la arena. Sangre del hombre víctima del hombre asedia puertas, clama: "Aquí no existe nadie", mas la mansión habita el bárbaro que busca la dignidad, el yugo de la patria interrumpida, atroz a la memoria, como el marido mira de frente a la mujer y en el cercano umbral la huella ajena apura el temblor que precede al infortunio. Hierro y codicia, la impotente lepra de odios que alentaron rapiñas e ilusiones la simiente humedece. Al desafío ocurren hermano contra hermano y sin piedad tornan en pausa el reino del estigma: impulsa la soberbia el salto hacia el vacío que al declinar del viento el águila abandona figurando una estatua que cayó. Volcada en el escarnio del tropel la tarde se defiende, redobla la espesura ante las piedras que han perdido los cimientos. Su ofensa es compasión cuando pasamos de la alcoba dorada a la sombría con la seguridad de la pavesa: apenas un instante, relámpago sereno cual soldado ebrio que espera la degradación. De niños sonreímos a la furia confiando en el rencor y a veces en la envidia ante el rufián que de improviso se despide y sin hablar desciende de la bestia en busca del descanso. El juego es suyo, máscara que se aparta de la escena, catástrofe que ama su delirio y con delicia pierde el último vestigio de su ira. Vino la duda y la pasión del vino, cuerpos como puñales, aquello que transforma la juventud en tiranía: los placeres y la tripulación de los pecados. Un estallar alzaba en la deshonre el opaco tumulto y eran las cercanías ignorados tambores y gritos y sollozos a los que entonces nadie llamó "hermanos". Al fin creí que el día serenaba su propia maldición. Las nubes, el desprecio, el sitio hecho centella por la amorosa frase, vajilla, aceite, aromas, todo era un diestro apaciguar al enemigo, y descubrí después sobre el naufragio tribus que iban, eslabones de espuma dando tumbos ciegos sobre un costado del navío.
es
Girondo,Oliverio
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Y_Tú_También
Y tú también quejido, inútil, extraviado, de tranvía ya loco de trajes y de horarios; adentro de mis venas, en mi tiempo, en mis huesos, mezclado a mi silencio, a mi pulso, a mi fiebre, a todo lo que impregna esta vigilia estéril, con ritmo de gotera, de persiana que se abre y golpea, golpea, aquí, adentro de lo hueco, donde estoy confinado, recluido entre tendones, asomado a los párpados, aquí, entre azoteas, ventanas, moribundos, vajillas que se bañan, rodeado de papeles, de todo lo que sufre mi presencia obstinada: los libros, la ceniza, los lápices, la silla, el pelo y la dulzura que se acerca, y me mira, la mesa y el ropero, con sus trajes ahorcados, la cama que me espera —el velamen tendido— anclada en la penumbra, ¿en el sueño?, ¿en la vida?, las cortinas, la alfombra, que miro y me entristece cuando voy a sacarme, con calma, los botines, y llega algún recuerdo fragmentario, perdido: las plazas de mi infancia, un camino, una casa; las manos, las caderas, las piernas amputadas de mujeres diluidas por las horas, los ruidos, que suelen detenerme, de pronto, en la certeza de haberlas poseído entre muebles extraños; mientras oigo la calle, la noche que oscuramente muge, como una vaca enferma, al ir a cobijarse en los grandes hangares que orinan los inviernos, mientras salen los trenes, taciturnos, quejosos, que van hacia la aurora desgarrando el silencio, con un grito oxidado que se mezcla a mis nervios, a mi tinta, a mi sangre.
es
Adrados_Maestre,Enrique
XXI
Siento_Decirte_Que_Anoche
Siento decirte que anoche dejaste algo olvidado: tu presencia... has estado en todos mis sueños.
es
Darío,Rubén
<XXI
Niña_Hermosa_Que_Me_Humillas
Niña hermosa que me humillas con tus ojos grandes, bellos: son para ellos, son para ellos estas suaves redondillas. Son dos soles, son dos llamas, son la luz del claro día; con su fuego, niña mía, los corazones inflamas. Y autores contemporáneos dicen hay ojos que prenden ciertos chispazos que encienden pistolas que rompen cráneos.
es
Tapia,Faustino_Calixto
XXI
Cuando_Pasen_Los_Años,_Cuando_El_Mundo
Cuando pasen los años, cuando el mundo Suela ser diferente a lo que vemos. Cuando el tiempo en su marcha corra el velo, Y en el foro Se devele otra tierra y otro cielo.. Cuando todas las cosas que hoy existen Sean vestigios ignotos, y el recuerdo De los hombres ilustres solo exista En los vastos anales de la historia. ¿Cómo se verá entonces la escena en este mundo? ¿seguirá siendo azul nuestro precioso cielo? ¿habrá flores hermosas y fragancia en los prados? ¿Habrá fuentes con aguas cristalinas y dulces? ¿Existirán follajes donde canten las aves? ¿Habrá riachuelos limpios y playas saludables? ¿Habrá algo de bondad y de amor entre los hombres? ¿La lealtad y el apoyo sincero de un amigo.? ¿Habrá mujeres castas y honradas y sumisas? ¿O serán los humanos un enjambre de fieras que devoren y maten y destruyan la tierra...? Se verá gris el cielo y ceniza la montaña Y nuestra amada tierra será un árido suelo De pantanosas aguas y desiertas arenas... ¿Qué habrá sido de mi, que será de mi aliento? ¿Llegaré a ver todo esto? ¿O quién habrá de verlo? ¿Será mi hijo, o mi nieto?... ¿O el nieto de este hijo que todavía no engendro...? ¿Dónde me habré quedado? ¿Qué será de mi historia? ¿Habrá sido tranquila mi vida para entonces? ¡Habré encontrado paz para el tiempo de mi muerte? ¿O habré muerto en tristezas como ha sido mi vida?... Tal vez ni para entonces disfrutaré de calma Igual que en este tiempo tampoco he disfrutado. Y moriré extrañando la inmensurable dicha Y esa paz que a mi vida faltó desde temprano...
es
Cardenal,Ernesto
<XXI
El_Agua_De_South
(Corn Island) El agua de South West Bay es más azul que el cielo pero tus ojos son más azules que south west bay Y en las cuevas de (...) han llegado ya las lluvias de mayo, han vuelto a florecer los malinches colorados Y el camino del Diriá está alegre lleno de charcos; pero ya vos no estás conmigo
es
Carrera_Andrade,Jorge
<XXI
Yo_Soy_El_Habitante_De_Las_Piedras
Yo soy el habitante de las piedras sin memoria, con sed de sombra verde, yo soy el ciudadano de cien pueblos y de las prodigiosas Capitales, el Hombre Planetario, tripulante de todas las ventanas de la tierra aturdida de motores. Soy el hombre de Tokio que se nutre de bambú y pececillos, el minero de Europa hermano de la noche, el labrador del Congo y de la arena, el pescador de ostiones polinesios, soy el indio de América, el mestizo, el amarillo, el negro, y soy los demás hombres del planeta. Sobre mi corazón firman los pueblos un tratado de paz hasta la muerte.
es
Casal,Julián_del
<XXI
Noble_Y_Altivo,_Generoso_Y_Bueno
Noble y altivo, generoso y bueno Apareciste en tu nativa tierra, Como sobre la nieve de alta sierra De claro día el resplandor sereno. Torpe ambición emponzoñó tu seno Y, en el bridón siniestro de la guerra, Trocaste el suelo que tu polvo encierra En abismo de llanto, sangre y cieno. Mas si hoy execra tu memoria el hombre, No del futuro en la extensión remota Tus manes han de ser escarnecidos; Porque tuviste, paladín sin nombre, En la hora cruel de la derrota, El supremo valor de los vencidos.
es
Aridjis,Homero
<XXI
Y_Dios_Dijo:_«Hágase_El_Ángel»
Y Dios dijo: «Hágase el ángel». Y el ángel fue hecho de palabras. Y el hombre dijo: «Hágase el ángel de palabras interiores. Sea el ángel a semejanza de mi espíritu». Y Dios dijo: «Que cada hombre tenga en el cielo un ángel a su imagen y semejanza y cuando muera se haga uno con él». Y el hombre dijo: «Si Dios no creó al ángel, la imaginación debe crearlo, porque si hay un vacío entre Dios y yo no puede haber comunicación entre nosotros. Es preciso que exista un espíritu intermediario entre el cielo y la tierra, entre lo invisible y lo visible, entre lo espiritual y lo material». Dios dijo: «El hombre llegó tarde para el tiempo de los dioses y temprano para el ser, el ángel llegó a tiempo para los dos tiempos». El hombre dijo: «Entonces, el ángel es el cuerpo que une los dioses y el ser, es el puente que junta la mirada con lo mirado». Dios dijo: «Para que se entiendan los ángeles y el hombre, que los ángeles en la tierra hablen el lenguaje de los hombres y los hombres cuando sueñen hablen el lenguaje de los ángeles; porque hay una lengua original que comprenden los ángeles de todas las épocas y todas las razas y es la que está hecha de poesía». Dijo el hombre: «Entonces, un ángel sabe cuando está delante de otro ángel, no por lo que se dice y se revela, sino por la luz que sale de sus ojos». Dijo Dios: «Los ángeles no pueden ser vistos por los ojos, porque están en nuestros ojos». Dijo el hombre: «Entonces, el ángel que buscamos en el mundo está adentro de nosotros, es nosotros». Dios dijo: «Cuando el hombre se encuentre consigo mismo, sea el ángel que buscaba en el mundo. Porque el cuerpo de ambos está hecho de palabras interiores». El hombre dijo: «El ángel que no veo, que no me ve, que va conmigo, es el que seré, cuando yo muera». Dios dijo: «Que el ángel del hombre viva más allá del hombre, se levante sobre su cadáver y cobre su existencia verdadera. Que el ángel tenga la forma que el hombre quiera darle». Dijo el hombre: «Entonces, el ángel tiene el cuerpo que la imaginación le da, el ángel pintado en mi espalda, el ángel tatuado en mis brazos, me cubrirá la espalda y me protegerá los brazos. Un día será semejante a mí mismo». Y Dios dijo: «El ángel, en este tiempo de negrura que se aproxima, sea mensajero de la luz. El ángel sea igual al hombre. Porque éste es un tiempo de ángeles».
es
Cabral,Manuel_del
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Por_Una_De_Tus_Venas_Me_Iré_Cibao_Adentro
Por una de tus venas me iré Cibao adentro. Y lo sabrá el barbero, aquel que los domingos te podaba las barbas como quien poda un árbol de la patria. Y también Domitila lo sabrá, Domitila que mientras comadreaba tenía entre las manos unos duendes que hacían pan sabroso hasta el lodo. Y hablo de Domitila, porque sin esa cosa... quizá ni tu revólver fuera un poco de pueblo. Porque ella fue tu risa, fue tu pan y tu catre. ¿Qué hubiera sido entonces de esas cosas humildes que tocaron tus manos, tu calor, tus pisadas? Tu caballo hubiera sido siempre una bestia cualquiera. Tal vez sin estas cosas los muchachos con sueño ya hubieran enterrado tu pistola, tu espuela; todo lo que en tu cuerpo y en tu aire es la tierra que quiso no quedarse dormida. Porque tú, que no fuiste nunca niño de escuela, a la escuela te llevan en la boca los niños. Es que no quiero hablar de tus cosas mayores, ni aún de aquella extraña madrugada en que diste órdenes a un soldado para que repicara las campanas por tu llegada al pueblo. No. No quiero hablar ahora de tus cosas de todos. De lo que quiero ahora es hablar del remiendo que te hacía la tía en aquellos no aún gloriosos pantalones. Hablo de la ternura con que tú ya besabas sus manos costureras, cuando aún tus bolsillos se cargaban de piedras para romper faroles. La gente que te vio tan pequeñito no pensó que la tierra se iba a poner tan grande... Ahora, cualquiera cosa tuya huele a patria. Hasta Tico, el lechero que llega con un poco de leche en su sonrisa, y me dice: aquí, Manuel, estuvo Mon un día, ¡que no rompan la silla donde lo vi sentado, arrimao a esta puerta! Ya ves, Compadre Mon, no puedo hablarte ya de cosas grandes; tu pistola, tus barbas, tu caballo, tu nombre, todo es pequeño junto a esta sonrisa. ¡Cómo brilla tu historia en los dientes de Tico! Qué grande estás, Compadre Mon en esas cosas pequeñas. ¡Por las ventanas de Tico yo me iré Mon adentro! El maíz no lo sabe, ni el trueno, ni el agua. Pero tú estás en el maíz del niño que piensa crecer mucho y tener tu tamaño, y tener un caballo como el tuyo que entró en la historia a fuerza de ser patria. El trueno no lo sabe, pero tú estás en la garganta ronca de los tambores que enronquecieron de tanto hablar de ti..., de los rugidos del paso de tu sangre. El agua no lo sabe, pero eres, el agua con un cuento... tú le pusiste edad al agua de los hombres... al agua que más duele, la pesada ¡que siempre llena venas, y con sed siempre el hombre! Sin embargo, no quiero, no quiero hablar, compadre Mon, de esas cosas visibles tuyas... Yo prefiero decirte que Cachón, un muchacho enclenque de mi pueblo, estuvo muchos días y demasiadas noches, torturándose, fabricando, puliendo unas estrofas, y luego, sin comer, muchas veces, iba a mi casa, casi asustado, casi tartamudo, sorprendido, y como quien comete su más sagrado crimen, me decía: —Manuel, aquí tengo una cosa que quiero que tú veas. Pero nunca, nunca pude leerla, porque temblaba para darme aquello..., y volvía a su casacón aquello en secreto, y volvía a pulir, y a no dormir, ni comer, y volvía a hablar solo. De esto, Mon, sí quiero casi hablarte en familia: de aquel muchacho débil escribiendo tu nombre, buscando entre tus barbas raíces de la tierra, los árboles perdidos de la patria... De esto, Mon, sí quiero casi hablarte en familia: de aquel muchacho en huesos que iba a la barbería y diez veces le preguntaba al barbero que cuánto le debía... (Porque, Mon, es muy triste no terminar un verso). Aquel muchacho simple que perdió la memoria y que yo le decía que comiera... Aquella emoción pura que al nombrarte, parece que se abría las venas para que se bebieran hondo y tibio tu nombre. Esto sí me parece que no deja que el tiempo gaste hasta lo más simple de tu voz: tu sonrisa. Y a ti, Compadre Mon, que te encontré una tarde haciendo el hoyo puro del futuro cadáver de tu cuerpo (porque nunca supiste que tu muerte no cabe en ningún hoyo de la tierra). Yo mismo que de niño te conocí en el aire que respiraba el pueblo, iba ya repartiéndome tu vida, iba haciéndole un poco de mis cosas, iba ya no dejándole morir... Después el campamento se ocupó de tu nombre, de tus cosas mayores. Y era difícil ya, que como un hombre cualquiera, te pegaras un tiro, o te entregaras a menudencias, a pequeñas manías; porque hasta aquellas inútiles palabras a tu gato tenían ya un sentido, porque así son, Don Mon, todas las cosas que pertenecen a lo que ya tiene tamaño de destino... Un simple canto de gallo que despierta las cosas de la mañana, toma de pronto la estatura de un siglo. Si entre las cosas que se despiertan con su canto se levanta un caballo con la historia en el lomo. Te estoy diciendo esto, viejo Mon, ahora en que hacer unos versos y ponerse a decirlos es un peligro... tan grande como ponerse a hacer la patria con sables de madera de sándalo. Porque nosotros, los que hacemos estas cosas de sueño, no estamos preparados para la fiesta del honor con precio... Yo voy, a ratos, ciegos que tocan su instrumento por unos cuantos cobres. Muchas veces, después de sus canciones, voy a verme al espejo, y miro bien mi cara para ver si es la mía... Porque, a veces, cuando cantan los ciegos, muchas cosas del cuerpo voy dejando no sé a dónde... Por eso, pregunto por mi nombre cuando cantan los ciegos. Te estoy diciendo esto porque a veces lo que nació en tu pecho lo tienes en la mano... Te estoy diciendo esto, viejo Mon, porque a ratos, hablas conmigo cosas que hablando no me dices. He caminado mucho por los ríos que vienen de tu cuerpo cuando a oscuras te hicieron; y sé que cuando sangras te salen por las venas los sueños más varones. Es que desde hace tiempo, tú contruyes la patria, destruyéndote.
es
Villena,Luis_Antonio_de
<XXI
Eran_Años_De_Estudio._Sabía_Muchos_De_Linguales
Eran años de estudio. Sabía muchos de linguales. y palatales en eólico clásico. Mucho de Clemente alejandrino y Juan de la lengua de oro... Densos, afilados estudios... Por eso ahora —al atardecer— abandonaba los viejos libros e iba a las cuevas de billares de rock, antros de cerveza y sortijas de plata, botas rudas, y pelo cortado hasta un extremo paramilitar... Primero le miraron asustados e irónicos, luego vagamente agradecidos: ¿Qué te ha dicho el marchoso? Miraba el juego y ensoñaba. Imaginaba lo que nunca, imposiblemente sería suyo. Hablaban lenguas distintas, sintaxis descoyuntadas, pronunciaciones violentas. Salvajes cálidos de un ritmo con pastillas y mais. Miraba la vida que no era su vida, sino vivir muy puro. Por eso dijo una tarde: Quiero que me acompañes, Bur, y puedes ganarte quince talegos. Y enrojeció su pelo en lo hondo del parque. Y le tiznó el cuerpo desnudado de verde. Y con un spray le aguzó el pene incandescente. Grita, Bur, grita y salta. Grita como si fueses a matar a alguien, corriendo entre los árboles... Era una imagen dorada en el ocaso, una imagen joven de carne salvaje y de sangre limpia. Por la noche, solo en la libresca cueva, el maestro escribió en griego ptolemaico: Vió al sátiro. Vió al nictálope sátiro. Soñó en la ebria edad de Pan, libérrima. algún día matará. Y fenecerá este mundo, extenuado. ¿Qué te ha dicho el marchoso? mais Grita, Bur, grita y salta. Grita como si fueses a matar a alguien, corriendo entre los árboles...
es
Fernández_Retamar,Roberto
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Tu_Bisabuelo_Cabalgó_Por_Texas
Tu bisabuelo cabalgó por Texas, Violó mexicanas trigueñas y robó caballos Hasta que se casó con Mary Stonehill y fundó un hogar De muebles de roble y God Bless Our Home. Tu abuelo desembarcó en Santiago de Cuba, Vio hundirse la Escuadra española, y llevó al hogar El vaho del ron y una oscura nostalgia de mulatas. Tu padre, hombre de paz, Sólo pagó el sueldo de doce muchachos en Guatemala. Fiel a los tuyos, Te dispusiste a invadir a Cuba, en el otoño de 1962. Hoy sirves de abono a las ceibas.
es
Ramos_Sucre,José_Antonio
<XXI
La_Balada_Del_Transeúnte
¡Cuánto recuerdo el cementerio de la aldea! Dentro de las murallas mancilladas por la intemperie, algunas cruces clavadas en el suelo, y también sobre túmulos de tierra y alguna vez de mármol. El montón de urnas desenterradas, puestas contra un rincón del edificio, deshechas en pedazos y astillas putrefactas. Densa vegetación desenvolvía una alfombra hollada sin ruido por el caminante. De aquella tierra húmeda, apretada con despojos humanos, brotaba en catervas el insecto para la marcha laboriosa o para el vuelo rápido. Los árboles de follaje oscuro, agobiados por las gotas de la lluvia frecuente, soplaban rumor de oraciones, trasunto del oráculo de las griegas encinas. Alguna que otra voz lejana se aguzaba en la tarde entremuerta, zozobrando en el pálido silencio la solemnidad de la estrella errante, precipitada en el mar. Las nubes regazadas por el cielo, cual procesión de angélicas novicias, dorándolas el sol occidental, el que inunda de luz fantástica el santuario a través de los góticos vitrales. Montes de manso declive, dispuestos a ambos lados del valle del reposo, vestidos de nieblas delgadas, que retozan en caballos veloces de valkirias, dejando repentino arco iris en señal y despojo de la fuga. Abandono aflictivo encarecía el horror del paraje, aconsejaba el asimiento a la vida, ahuyentaba la enfermiza delectación en la imagen de la fosa, mostrando en ésta el pésimo infortunio, de acuerdo con la razón de los paganos. La luz de aquel día descolorido secundaba la fuerza de este parecer, siendo la misma que en las fábulas helenas instiga la nostalgia de la tierra en el cortejo de las almas suspirantes a través de los vanos asfódelos. De aquella tierra húmeda, apretada con despojos humanos, brotaba en catervas el insecto para la marcha laboriosa o para el vuelo rápido. Los árboles de follaje oscuro, agobiados por las gotas de la lluvia frecuente, soplaban rumor de oraciones, trasunto del oráculo de las griegas encinas. Alguna que otra voz lejana se aguzaba en la tarde entremuerta, zozobrando en el pálido silencio la solemnidad de la estrella errante, precipitada en el mar. Las nubes regazadas por el cielo, cual procesión de angélicas novicias, dorándolas el sol occidental, el que inunda de luz fantástica el santuario a través de los góticos vitrales. Montes de manso declive, dispuestos a ambos lados del valle del reposo, vestidos de nieblas delgadas, que retozan en caballos veloces de valkirias, dejando repentino arco iris en señal y despojo de la fuga. Abandono aflictivo encarecía el horror del paraje, aconsejaba el asimiento a la vida, ahuyentaba la enfermiza delectación en la imagen de la fosa, mostrando en ésta el pésimo infortunio, de acuerdo con la razón de los paganos. La luz de aquel día descolorido secundaba la fuerza de este parecer, siendo la misma que en las fábulas helenas instiga la nostalgia de la tierra en el cortejo de las almas suspirantes a través de los vanos asfódelos. Las nubes regazadas por el cielo, cual procesión de angélicas novicias, dorándolas el sol occidental, el que inunda de luz fantástica el santuario a través de los góticos vitrales. Montes de manso declive, dispuestos a ambos lados del valle del reposo, vestidos de nieblas delgadas, que retozan en caballos veloces de valkirias, dejando repentino arco iris en señal y despojo de la fuga. Abandono aflictivo encarecía el horror del paraje, aconsejaba el asimiento a la vida, ahuyentaba la enfermiza delectación en la imagen de la fosa, mostrando en ésta el pésimo infortunio, de acuerdo con la razón de los paganos. La luz de aquel día descolorido secundaba la fuerza de este parecer, siendo la misma que en las fábulas helenas instiga la nostalgia de la tierra en el cortejo de las almas suspirantes a través de los vanos asfódelos. Abandono aflictivo encarecía el horror del paraje, aconsejaba el asimiento a la vida, ahuyentaba la enfermiza delectación en la imagen de la fosa, mostrando en ésta el pésimo infortunio, de acuerdo con la razón de los paganos. La luz de aquel día descolorido secundaba la fuerza de este parecer, siendo la misma que en las fábulas helenas instiga la nostalgia de la tierra en el cortejo de las almas suspirantes a través de los vanos asfódelos.
es
García_Cabrera,Pedro
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Un_Azul_De_Cortinas_Ensancha_El_Pecho_De_Esta_Isla_Que_Convive_Conmigo
Un azul de cortinas ensancha el pecho de esta isla que convive conmigo y su dialecto de cobre y ensenadas, en un tira y encoge de mares monosílabos, me abre la tenaza de unos valles torneados por carretes de júbilo, que son muslos de roca, afiladas gargantas y pájaros-limones, cuando tú te pronuncias en mis palabras con acento de domingo poblado de campanas y cohetes. Y las fuentes sonríen sus fondos de húmedos ojos. Y los torbellinos descansan en las escalinatas de tus mármoles. Y van los caminos gateando hacia ti con mis brazos y rodillas. Y es todo un cabalgar de claveles sobre espigas inclinadas a tús oestes suspirantes. Muy cerca, un aire ilusionista, hasta el codo subidas las mangas del frac blanco, de una copa de olivos atardeciendo verdes, sacaba una paloma que restañaba campos, ciudades, océanos, tu río, mi montaña y aquel sueño polar de golondrinas. Y todo porque acabo de recibir tu tarjeta postal de diez alegrías de diamante del año en que un estuche recoge los ségundos esponsales de nácar de una perla.
es
Montejo,Eugenio
<XXI
La_Poesía_Cruza_La_Tierra_Sola_
La poesía cruza la tierra sola, apoya su voz en el dolor del mundo y nada pide ni siquiera palabras. Llega de lejos y sin hora, nunca avisa; tiene la llave de la puerta. Al entrar siempre se detiene a mirarnos. Después abre su mano y nos entrega una flor o un guijarro, algo secreto, pero tan intenso que el corazón palpita demasiado veloz. Y despertamos.
es
Crémer,Victoriano
<XXI
Más_Que_Verte,_Sentirte_En_Las_Entrañas
Más que verte, sentirte en las entrañas y asistir al galope de tu voz en mis venas, y rehogar el alma en tu aceite y tu lumbre mientras los dientes mascan tu resollar de tierra. Pero no basta tu nombre, aunque me azote como un bosque de espadas violentas; ni tu aliento abrasado, aunque derrumbe mis tristes huesos de arena. Que tu nombre, o tu aliento, o tu mirada caminos son que al corazón te llegan; partes crujientes de tu ser más hondo, sosegados perfiles que te muestran. (Así el redondo son, lejano y tímido, no es la campana misma, ni la fiesta; sino tu voz tan sólo, su musical presencia). Te necesito a ti España, toda; cuarzo gigante, macizo bosque o piedra; cielo total de corazones en pena. Te necesito España unánime y entera como el clamor del viento sobre la mar inmensa. No España tuya o mía. ¡España nuestra! Geografía íntegra, trasvasada en halago de materna entereza. Porque todos son hijos de tu carne y tu sangre, sueños de tu vigilia, cuchillos de tu vela...
es
Villamediana,Conde_de
<XXI
Francelisa,_La_Más_Bella
Francelisa, la más bella ninfa que pisó cristal, y sobre coturnos de oro lleva su tributo al mar, doliente y correspondida de Amarilis en el mal, ella sabe por qué llora y cuán llorosa estará. Primas son y las primeras flores que dio Portugal: una, formación de estrellas; otra, de rayos no más; lo que rubrica la perla, la siempre luz orïental, tensa imagen del Aurora y sol que amanece ya. Rojos anima claveles en los dos labios que más bella afrenta de las perlas el Amor supo celar. De sí mismo dé sus flechas, pues las que al arco da hebras son finas que Clori apenas sabe envidiar. El aliento que respira quintaesencia es del azahar; abriles y mayos pisa con su animado cristal. Si con dos luceros mira -que aun no se dejan mirar-, qué no rinde, qué no vence, y qué no conquistará. Presa tiene a Francelisa, y ella en sus brazos está; el peligro de sus brazos de mi muerte lo sabrá. Con rayos el sol a cuya lumbre jamás habrá libre corazón, habrá exenta libertad. Dulces son de Amor cadenas, y aun dellas no liberal, en la mezcla de los ojos donde es dulce el espirar. Cuanto dice y cuanto hace es peligroso ademán, el buen aire es su retrato, si se puede retratar. La que en su norte es estrella y no de lumbre polar, sino de la luz más fija que venera nuestra edad; es la suya en pocos años muchos siglos de beldad, hermosura con veneno y peligro que adorar. Que se le huye y que vive y que se deja alcanzar, que no envidie el escarmiento, que no desprecie el afán. Por ella llora Amarilis, por ella llorando están cuantos saben entender, cuantos supieren mirar. Francelisa, agradecida, o teniendo que pagar, con su hermosísima prima dio celos y aun quizá más; pues para sacar de Amor misterio que oculto está, hoy le faltará el deseo y mañana le sobrará. Discursos son de la envidia en la culpa de un mordaz, Francelisa y Amarilis magna conjunción es ya.
es
Rébora,Marilina
<XXI
Entre_Un_Romper_De_Olas_Descubro_El_Monumento
Entre un romper de olas descubro el monumento de la que fue poeta y ante todo mujer. La luz va declinando en apagarse lento y ya en el horizonte muere el atardecer. Como dulce canción me llegan con el viento las palabras de otrora, recuerdos del ayer, y todo cobra vida, mágico, en un momento, igual que si de nuevo hoy la volviera a ver. Me encuentro allá en la infancia junto a ella sentada, personaje irreal para mi ingenuo asombro, que apenas a nombrarla me resuelvo: «¡Alfonsina!» A mi débil susurro responde embelesada, acercando —amorosa— mi cabeza a su hombro: «¡Y tú eres Marilina y serás Marilina!»
es
García_Cabrera,Pedro
<XXI
Tírame_La_Ola
Tírame la ola, tírame la sal, tírame tus labios que son de coral. Tírame en la arena, tírame en el mar, tírame en tus labios que son de coral.
es
Mistral,Gabriela
<XXI
¿Y_Nunca,_Nunca_Más,_Ni_En_Noches_Llenas
¿Y nunca, nunca más, ni en noches llenas de temblor de astros, ni en las alboradas vírgenes, ni en las tardes inmoladas? ¿Al margen de ningún sendero pálido, que ciñe el campo, al margen de ninguna fontana trémula, blanca de luna? ¿Bajo las trenzaduras de la selva, donde llamándolo me ha anochecido, ni en la gruta que vuelve mi alarido? ¡Oh, no! ¡Volverlo a ver, no importa dónde, en remansos de cielo o en vórtice hervidor, bajo unas lunas plácidas o en un cárdeno horror! ¡Y ser con él todas las primaveras y los inviernos, en un angustiado nudo, en torno a su cuello ensangrentado! ¿Al margen de ningún sendero pálido, que ciñe el campo, al margen de ninguna fontana trémula, blanca de luna? ¿Bajo las trenzaduras de la selva, donde llamándolo me ha anochecido, ni en la gruta que vuelve mi alarido? ¡Oh, no! ¡Volverlo a ver, no importa dónde, en remansos de cielo o en vórtice hervidor, bajo unas lunas plácidas o en un cárdeno horror! ¡Y ser con él todas las primaveras y los inviernos, en un angustiado nudo, en torno a su cuello ensangrentado! ¿Bajo las trenzaduras de la selva, donde llamándolo me ha anochecido, ni en la gruta que vuelve mi alarido? ¡Oh, no! ¡Volverlo a ver, no importa dónde, en remansos de cielo o en vórtice hervidor, bajo unas lunas plácidas o en un cárdeno horror! ¡Y ser con él todas las primaveras y los inviernos, en un angustiado nudo, en torno a su cuello ensangrentado! ¡Oh, no! ¡Volverlo a ver, no importa dónde, en remansos de cielo o en vórtice hervidor, bajo unas lunas plácidas o en un cárdeno horror! ¡Y ser con él todas las primaveras y los inviernos, en un angustiado nudo, en torno a su cuello ensangrentado! ¡Y ser con él todas las primaveras y los inviernos, en un angustiado nudo, en torno a su cuello ensangrentado!
es
Caro,Miguel_Antonio
<XXI
¡Oh_Senda!_¡Oh_Monte_Abrupto!_¡Oh_Gruta_Umbría!
¡Oh senda! ¡Oh monte abrupto! ¡Oh gruta umbría! ¡Musgoso manantial! ¡Valle sereno, De frescas sombras y memorias lleno! ¡Plácido albergue de la infancia mía! Éstas las flores son que yo cogía Cuando niño vagaba en vuestro seno; Conozco bien de la cascada el trueno; ¡Así el viento los árboles movía! Cargado Ya del peso de los años, A ti vuelvo, selvático retiro, Que no padeces de la edad los daños. Suspendo el paso, o por tus vueltas giro, Y gozo aquí de libertad engaños, Y ambiente de inocencia aquí respiro.
es
Carranza,Eduardo
<XXI
El_Olvidado
Ahora tengo sed y mi amante es el agua. Vengo de lo lejano, de unos ojos oscuros. Ahora soy del hondo reino de los dormidos; allí me reconozco, me encuentro con mi alma. La noche a picotazos roe mi corazón, y me bebe la sangre el sol de los dormidos; ando muerto de sed y toco una campana para llamar el agua delgada que me ama. Yo soy el olvidado. Quiero un ramo de agua; quiero una fresca orilla de arena enternecida, y esperar una flor, de nombre margarita, para callar con ella apoyada en el pecho. Nadie podrá quitarme un beso, una mirada. Ni aún la muerte podrá borrar este perfume. Voy cubierto de sueños, y esta fosforescencia que veis es el recuerdo del mar de los dormidos.
es
Palacio,Manuel_del
<XXI
Ya_De_Mi_Amor_La_Confesión_Sincera
Ya de mi amor la confesión sincera Oyeron tus calladas celosías, Y fue testigo de las ansias mías La luna, de los tristes compañera. Tu nombre dice el ave placentera A quien visito yo todos los días, Y alegran mis soñadas alegrías El valle, el monte, la comarca entera. Sólo tú mi secreto no conoces, Por más que el alma con latido ardiente, Sin yo quererlo, te lo diga a voces; Y acaso has de ignorarlo eternamente, Como las ondas de la mar veloces La ofrenda ignoran que les da la fuente.
es
Buesa,José_Ángel
<XXI
Te_Encontré_En_La_Mitad_De_Mi_Camino
Te encontré en la mitad de mi camino cuando ya desmayaban mis pesquisas, cuando oficiaba en mis paganas misas con ablandadas hostias y agrio vino. ¿Me aguardabas? No sé... Quizás el Destino guió a ti mis pisadas indecisas, y abandonando mis Sacerdotisas, te consagré mi altar de peregrino. ¿Quién eres? ¿Qué esperabas en mi senda? ¿Por qué humear haces mi incensario de oro y cual dueña penetras en mi tienda? No sé... Te amo... Lo demás lo ignoro Y, pues mi corazón te di en ofrenda, los ojos cierro y a tus plantas oro!
es
Pombo,Rafael
<XXI
Mi_Caro_Amigo_Me_Lo_Dijo_Hoy_Todo
Mi caro amigo me lo dijo hoy todo, Su amor, tu amor, lo que llamáis así; Lo sufrí todo con paciencia. —El modo De referírmelo él, me hizo rugir. Soy un niño, él un hombre. —¿Qué derecho Tengo yo a ti? —Ninguno. —Puedes tú Disponer a tu arbitrio de tu pecho; No me debes amor ni gratitud. Pero que ignore un hombre y sepa un niño Lo que tú vales; que ciñendo al fin La diadema imperial de tu cariño, Como de cualquier cosa hable de ti; Que no muera de júbilo, que un bulto Seas para él que un mercader compró: He aquí mi engaño, el insufrible insulto Que él hace a ti y a mí, y al mismo Dios. Allí no hay corazón. ¿Con qué te paga La fe, la vida, el alma que le das? ¿Qué quedará cuando el fervor se apaga Si no hay pasión hoy mismo al empezar? Donde imagines que tu dicha empieza Empezará tu muerte. ¿Ansiabas tú La libertad? —Rendiste la cabeza A la más degradante esclavitud. ¿Sabes tú lo que has hecho? o ¿por ventura El engañado seré yo? y ¿detrás Del colmo sin igual de tu hermosura Habrá tan sólo una mujer vulgar? ¡Ah! Si yo te forjé, ¡benditos sean Los que mi encanto me devuelven hoy! E imbéciles los míseros que crean Que hermosura o sonrisa es corazón!
es
Quevedo,Francisco
<XXI
Trataron_De_Casar_A_Dorotea
Trataron de casar a Dorotea Los vecinos con Jorge el extranjero, De mosca en masa gran sepulturero Y el que mejor pasteles aporrea. Ella es verdad que es vieja, pero fea, Docta en endurecer pelo y sombrero; Faltó el ajuar y no sobró dinero, Mas trájole tres dientes de librea. Porque Jorge después no se alborote Y tabique ventanas y desvanes, Hecho tiesto de cuernos el cogote, Con un guante, dos moños, tres refranes Y seis libras de zarza, llevó en dote Tres hijas, una suegra y dos galanes. Ella es verdad que es vieja, pero fea, Docta en endurecer pelo y sombrero; Faltó el ajuar y no sobró dinero, Mas trájole tres dientes de librea. Porque Jorge después no se alborote Y tabique ventanas y desvanes, Hecho tiesto de cuernos el cogote, Con un guante, dos moños, tres refranes Y seis libras de zarza, llevó en dote Tres hijas, una suegra y dos galanes. Porque Jorge después no se alborote Y tabique ventanas y desvanes, Hecho tiesto de cuernos el cogote, Con un guante, dos moños, tres refranes Y seis libras de zarza, llevó en dote Tres hijas, una suegra y dos galanes. Con un guante, dos moños, tres refranes Y seis libras de zarza, llevó en dote Tres hijas, una suegra y dos galanes.
es
Darío,Rubén
<XXI
La_Copa_De_Las_Hadas
¿Fue en las islas de las rosas, en el país de los sueños, en donde hay niños risueños y enjambre de mariposas? Quizá. En sus grutas doradas, con sus diademas de oro, allí estaban, como un coro de reinas, todas las hadas. Las que tienen prisioneros a los silfos de la luz, las que andan con un capuz salpicado de luceros. Las que mantos de escarlata lucen con regio donaire, y las que hienden el aire con su varita de plata. ¿Era día o noche? El astro de la niebla sobre el tul, florecía en campo azul como un lirio de alabastro. Su peplo de oro la incierta alba ya había tendido. Era la hora en que en su nido toda alondra se despierta. Temblaba el limpio cristal del rocío de la noche, y estaba entreabierto el broche de la flor primaveral. Y en aquella región que era de la luz y la fortuna, cantaban un himno, a una, ave, aurora y primavera. Las hadas —aquella tropa brillante—, Delia, que he dicho, por un extraño capricho fabricaron una copa. Rara, bella, sin igual, y tan pura como bella, pues aún no ha bebido en ella ninguna boca mortal. De una azucena gentil hicieron el cáliz leve, que era de polvo de nieve y palidez de marfil. Y la base fue formada con un trémulo suspiro, de reflejos de zafiro y de luz cristalizada. La copa hecha se pensó en qué se pondría en ella (que es el todo, niña bella, de lo que te cuento yo). Una dijo: —La ilusión; otra dijo: —La belleza; otra dijo: —La riqueza; y otra más: —El corazón. La Reina Mab, que es discreta, dijo a la espléndida tropa: —Que se ponga en esa copa la felicidad completa. Y cuando habló Reina tal, produjo aplausos y asombros. Llevaba sobre sus hombros su soberbio manto real. Dejó caer la divina Reina de acento sonoro, algo como gotas de oro de una flauta cristalina. Ya la Reina Mab habló; cesó su olímpico gesto, y las hadas tanto han puesto que la copa se llenó. Amor, delicia, verdad, dicha, esplendor y riqueza, fe, poderío, belleza... ¡Toda la felicidad!... Y esta copa se guardó pura, sola, inmaculada. ¿Dónde? En una isla ignorada. ¿De dónde? ¡Se me olvidó!... ¿Fue en las islas de las rosas, en el país de los sueños, en donde hay niños risueños y enjambres de mariposas? Esto nada importa aquí, pues por decirte escribía que esta copa, niña mía, la deseo para ti.
es
Neruda,Pablo
<XXI
Siento_Tu_Ternura_Allegarse_A_Mi_Tierra
Siento tu ternura allegarse a mi tierra, acechar la mirada de mis ojos, huir, la veo interrumpirse, para seguirme hasta la hora de mi silencio absorto y de mi afán de ti. Hela aquí tu ternura de ojos dulces que esperan. Hela aquí, boca tuya, palabra nunca dicha. Siento que se me suben los musgos de tu pena y me crecen a tientas en el alma infinita. Era esto el abandono, y lo sabías, era la guerra oscura del corazón y todos, era la queja rota de angustias conmovidas, y la ebriedad, y el deseo, y el dejarse ir, y era eso mi vida, era eso que el agua de tus ojos llevaba, era eso que en el hueco de tus manos cabía. Ah, mariposa mía y arrullo de paloma, ah vaso, ah estero, ah compañera mía! Te llegó mi reclamo, dímelo, te llegaba, en las abiertas noches de estrellas frías ahora, en el otoño, en el baile amarillo de los vientos hambrientos y las hojas caídas? Dímelo, te llegaba, aullando o cómo, o sollozando, en la hora de la sangre fermentada cuando la tierra crece y se cimbra latiendo bajo el sol que la raya con sus colas de ámbar? Dímelo, me sentiste trepar hasta tu forma por todos los silencios, y todas las palabras? Yo me sentí crecer. Nunca supe hacia dónde. Es más allá de ti. Lo comprendes, hermana? Es que se aleja el fruto cuando llegan mis manos y ruedan las estrellas antes de mi mirada. Siento que soy la aguja de una infinita flecha, y va a clavarse lejos, no va a clavarse nunca, tren de dolores húmedos en fuga hacia lo eterno, goteando en cada tierra sollozos y preguntas. Pero hela aquí, tu forma familiar, lo que es mío, lo tuyo, lo que es mío, lo que es tuyo y me inunda, hela aquí que me llena los miembros de abandono, hela aquí, tu ternura, amarrándose a las mismas raíces, madurando en la misma caravana de frutas, y saliendo de tu alma rota bajo mis dedos como el licor del vino del centro de la uva.
es
González_Martínez,Enrique
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Como_Hermana_Y_Hermano
Como hermana y hermano vamos los dos cogidos de la mano... En la quietud de la pradera hay una blanca y radiosa claridad de luna, y el paisaje nocturno es tan risueño que con ser realidad parece sueño. De pronto, en un recodo del camino, oímos un cantar... parece el trino de un ave nunca oída un canto de otro mundo y de otra vida... ¿Oyes? —me dices— y a mi rostro juntas tus pupilas preñadas de preguntas. la dulce calma de la noche es tanta que se escuchan latir los corazones. Yo te digo: no temas, hay canciones que no sabremos nunca quién las canta. Como hermana y hermano vamos los dos cogidos de la mano... Besado por el soplo de la brisa, el estanque cercano se divisa... Bañándose en las ondas hay un astro; un cisne alarga el cuello lentamente como blanca serpiente que saliera de un huevo de alabastro... Mientras miras el agua silenciosa, como un vuelo fugaz de mariposa sientes sobre la nuca el cosquilleo, la pasajera onda de un deseo, el espasmo sutil, el calor-frío, de un beso ardiente, cual si fuera mío... Alzas a mí tu rostro amedrentado y trémula murmuras: ¿me has besado?... Tu breve mano oprime mi mano; y yo a tu oído: ¿sabes?, esos besos nunca sabrás quién los imprime... Acaso, ni siquiera si son besos... Como hermana y hermano vamos los dos cogidos de la mano... En un desfalleciente desvarío, tu rostro apoyas en el pecho mío, y sientes resbalar sobre tu frente una lágrima ardiente... Me clavas tus pupilas soñadoras y tiernamente me preguntas: ¿lloras? Secos están mis ojos... Hasta el fondo puedes mirar en ellos... Pero advierte que hay lágrimas nocturnas —te respondo— que no sabremos nunca quién las vierte. Como hermana y hermano vamos los dos cogidos de la mano...
es
Chocano,José_Santos
<XXI
Es_Un_Pájaro_Mudo,_Pero_Hermoso:_Una_Alhaja
Es un pájaro mudo, pero hermoso: una alhaja que ha salido volando de un arcón reluciente. En el hueco de un tronco, fino estuche trabaja, donde finge un penacho de monárquica frente. Nunca en vil cautiverio sus prestigios rebaja; y antes goza el orgullo de morir libremente: si se quiebra las plumas, en su estuche se encaja y principia a morirse de la pena que siente... Tal orgullo es su orgullo que es un símbolo alado por su gesto de raza, por su instinto de gloria: él jamás vivió en rejas, ni jamás se ha manchado. Con nobleza de artista y altivez de guerrero, ¡merecía la suerte de haber sido en la Historia el penacho famoso de Francisco I!
es
Caballero,Adelaida
XXI
Tu_Máscara
Tu máscara eclipsa mi rostro —paseábamos sonámbulos, nos dábamos un beso por dintel y dos de lengua por cabeza de serpiente en las plazas grises de Teotihuacán. Nuestras manos, péndulos concéntricos sobre mapas rotos, hablaban a la piedra de otras manos como nubes, tactos que descienden sobre el limbo de los árboles. Puede que mis pies aún persigan conejos en la Calle de los Muertos y que bajo el hondo plenilunio tu piel acartonada fosforezca pero ido el fuego, decrecida nuestra sangre, roto el corazón que amamantó las percusiones, no queda dios, ni máscara ni pluma, ni amatista sino dos fantasmas y un trigal en la planicie.
es
Lugones,Leopoldo
<XXI
Oda_Al_Amor
Implacable ansiedad de querer tanto, Fatal delicia de seguir queriendo; Amor terrible con tu mismo encanto. Porque es así que sin pavor ni estruendo, Viene y nos clava el peligroso infante, Tras la gota de miel, dardo tremendo. Oh fiero menester el del amante, Ya que sólo mordiéndose a sí mismo Se desbasta el amor como el diamante. Y luego aquel extraño fatalismo Compuesto al par de duda y esperanza, Cual la noche es estrella y es abismo. En aquella incurable destemplanza, Tuércese el vino de la fe, y es trueco De piedra dura. el pan de la confianza. Y te vuelves, lector, el mozo enteco De la tertulia, el infelice avaro Del guante impar o del ramito seco; Mientras ella, con roslro ingenuo y claro, Hace la niña boca cuya cinta Blasona idilios en pueril descaro; O con premioso afán mancha de tinta Sus labios, al ponerte en la postdata Una cruz breve y lo que así te pinta. Ah, por cierto, el amor no es cosa grata; Antes ridiculiza e importuna, Y exprime en llanto cruel lo que no mata. Pero también, por singular fortuna, Te comunicará en noche bendita el dulce bien de descubrir la luna. Y el poético ingenio de la cita, Y la sublime ciencia del destino En el librito de la margarita. Y para hacer más fácil tu camino, Flauta sentimental te dará el viento, Cuerda clara el arroyo cristalino. Al sol primaveral de tu contento, Verás bueno el vivir; toda vileza Será injusta a tu claro entendimiento. Y te revelará en genial certeza, Su ley de bienandanza y de mesura La generosidad de la belleza. Así acendrada la verdad segura, Tus potencias exalta y perfecciona Con fiera desnudez de llama pura. Nueva filosofía en ti razona, Cuál fue la dulce intriga de Galeoto, Y cómo el ruiseñor canta en Verona. En la paz del crepúsculo remoto, Tu corazón, como las azucenas, Toma un noble interés de vaso roto. Descubres en la vid de tus faenas, Como cuando en un cuento hay dos hermanas, Que las uvas son rubias y morenas. Perlas de amor te lloran las fontanas, Y qué cosa más fácil que una estrella Cuando están junto al cielo las ventanas. Si con tal plenitud tu vida es bella, Es porque ella está en todo lo que amas, Y porque todo se embellece en ella. En el grave murmullo de las ramas Se inquietan tus suspiros. Los rosales Parece que se atizan con tus llamas. En tu embriaguez de lánguidos panales, De tu ósculo profundo haciendo copa, Se embeben las palomas conyugales. Con sus deseos por piafante tropa, De toda rienda el corazón se libra, Y el gozo audaz del potro en él galopa. El valor del león templa tu fibra Como un vino mordaz, y un hondo anhelo De alas que cubren en tus flancos vibra. Con el vigor del árbol paralelo Que en la luz y en el polvo profundiza, La savia terrenal te eleva al cielo. Así entrega tu ser leña maciza Al fuego juvenil, y a la edad yerta Suave aroma en la flor de tu ceniza. Y al fraternal dolor siempre despierta, En la fiel simpatía de tu llanto Su sal y su agua la piedad oferta. Alza conmigo tu sincero canto, Y él te arrobe en perpetua melodía, Porque fuiste capaz de querer tanto Y de seguir queriendo todavía.
es
Ruiz,Juan
<XXI
De_Cómo_El_Amor_Castiga_Al_Arçipreste_Que_Aya_En_Sy_Buenas_Constunbres,_É_Ssobre_Todo_Que_Se_Guarde_De_Bever_Mucho_Vino_Blanco_É_Tynto
Buenas costunbres deves en ty syenpre aver. guárdate, sobre todo, de mucho vino bever: el vino fiz' a Lot con sus fijas bolver, en vergüença del mundo, en saña de Dios caer. Fizo cuerpo e alma perder a un hermitano, que lo nunca beviera: provólo por su daño, rretentóle el diablo con su sotil engaño, fízole bever vino: oye ensienplo estraño: Era un hermitano, quarenta años avye, que en todas sus obras en yermo a Dios servíe, en tienpo de su vyda nunca el vyno bevíe, en santidat e ayuno, en oraçión bevíe. Tomava grand pesar el diablo por aquesto, pensó como pudiese partyrle de todo esto. Vyno a él un día con sotylesa presto: "¡Dios te salve, buen monge!" dixo con synple gesto. Maravillose el monge; diz: "A Dios me acomiendo; dyme qué cosa eres, ca yo non te entyendo: grand tiempo ha, qu'estó aquí a Dyos serviendo, nunca vy aquí ome; ¡con la cruz me defyendo!"— Non pudo el dyablo a su presona legar: estando arredrado començol' a rretentar, diz': "Aquel cuerpo de Dios, que tú deseas gostar, yo te mostraré manera, porque lo puedas tomar. "Non deves tomar dubda que del vyno se faze la sangre verdadera de Dios: en ello yaze sacramento muy santo; pruévalo, si te plaze".— El diablo movió al monge arma ado le enlaze. Dixo el hermitano: "Yo non sé qué es vyno".— Rrespondióle el diablo presto por lo que vino, diz: "Aquellos camineros, que van por el camino, te darán asaz dello, ve por ello festino".— Fízol' yr por el vyno, e desque fue venido, dixo: "Saca e beve, pues que lo as traydo; prueva un poco dello e, desque ayas bevido, verás que mi consejo te será byen avydo".— Bevió el hermitano mucho vyno syn tyento, como era fuerte, puro, sacol' de entendimiento; desque vydo el diablo que echara çemiento, armó sobr' el su casa e su aparejamiento. "Amigo", diz', "non sabes de noche nin de día quál es la ora çierta nin cómo el mundo s' guía; toma gallo, que t' muestre las oras cada día; con él alguna fenbra: con ellas mijor cría".— Crió su mal conssejo: ya el vino usava; él estando con vyno vio cómo se juntava el gallo con las fenbras: en ello se deleytava: cobdiçió fer luxuria, desque con vyno estava. Ffue con él la cobdyçia, rrays de todos males, luxuria e sobervia; tres pecados mortales; luego el umiçidio: estos pecados tales traye el mucho vino a los descumunales. Descendyó de la hermita e forçó una muger: ella dando sus bozes non se pudo defender; desque pecó con ella, temió mesturado ser: matóla el mesquino e ovóse a perder. Como diz' el proverbyo, palabra es muy çierta que "no ay encobyerta que a mal non rrevierta": ffue su mala fasienda en punto descobyerta. a la ora fue el monge preso e en rrehierta. Descubrió con el vyno quanto mal avya fecho: fué luego justiçiado, como era derecho, perdió cuerpo e alma el cuytado maltrecho: en el bever demás yaz' todo mal provecho. Faze perder la vysta e acortar la vyda; pierde la fuerça toda, sy s' toma syn medida; faze tenblar los huesos, todo seso olvida: es con el muncho vyno toda cosa perdida. Ffaze oler el huelgo, que es tacha muy mala; huele muy mal la boca, non ay cosa que'l vala; quema las assaduras, el fygado trascala: si amar quieres dueñas, el vyno non te cala. Los omes enbriagos ayna envejesçen, fazen muchas vylezas, todos los aborresçen, en su color non andan, sécanse e enmagresçen. a Dios lo yerran mucho, del mundo desfallesçen. Ado más puja el vyno que'l seso dos meajas, fazen rroydo los beudos como puercos e grajas; por ende vyenen muertes, contyendas e barajas: el mucho vyno es bueno en cubas e en tinajas. Es el vino muy bueno en su mesma natura: munchas bondades tiene, sy se toma con mesura: al que demás lo bebe, sácalo de cordura: toda maldat del mundo fase e toda locura. Por ende fuy' del vino e fas muy buenos gestos; quando fablares con dueñas, diles doñeos apuestos; los fermosos rretraheres tien' para desir aprestos, sospirando le fabla, ojos en ella puestos. Non fables muy apriesa nin otrosi muy paso, non seas rrebatado nin vagaroso; laso; de quanto que pudieres non le seas escaso, de lo que le prometieres non le trayas a traspaso. Quien muy ayna fabla, ninguno non lo entiende. e quien fabla muy paso, enójase quien l' atiende: grant arrebatamiento con locura contiende, e el muy vagaroso de torpe non se defiende. Nunca ome escaso rrecabda de ligero, nyn acaba quanto quiere, si le veyen costumero; a quien de oy en cras fabla, non dan por verdadero, al que manda e da luego, a éste loan primero. En todos los tus fechos, en fablar e en ál, escoge la mesura e lo que es comunal; como en todas cosas poner mesura val', así syn la mesura, todo paresçe mal. Non quieras jugar dados nin seas tablajero: ca es mala ganançia, peor que de logrero; el judío al año da tres por cuatro; pero el tablax' de un día dobla el su mal dinero. Desque están los omes en juegos ençendidos, despójanse por dados, los dineros perdidos; al tablagero fincan dineros e vestidos; do non les come, se rrascan los tahúres amidos. Los males de los dados dise maestro Rroldán todas sus maestrías e las tachas que an: más alholis rrematan; pero non comen pan, que corderos la Pasqua nin ansarones San Juan. Non uses con vellacos nyn seas peleador, non quieras ser caçurro nin seas escarnidor, nyn seas de ti mismo e de fechos loador, ca el que muncho s' alaba, de sí es denostador. Non seas maldesiente nin seas enbidioso, a la muger que es cuerda non le seas çeloso, si algo no l' provares, no l' seas despechoso; non seas de su algo pedidor codiçioso. Ante ella non alabes otra de paresçer ca en punto la farás luego entristeçer, cuydará que a la otra querrías ante vençer, podert' ya tal achaque tu pleyto enpesçer. De otra muger no l' digas, mas a ella alaba; el trebejo non lo quiere dueña en otra aljaba: rraçón de fermosura en ella la alaba; quien contra esto fase, tarde o non rrecaba. Non le seas mintroso, seyle muy verdadero, quando juegas con ella, non seas tú parlero, do te fablare d' amor, seyle tu plasentero: el que calla e aprende, este es mansellero. Ante otros de açerca tú muncho non la cates, non le fagas senales, a ti mismo non mates: ca munchos lo entienden, que lo provaron antes; de lexos algarea; ¡quedo, non te arrebates! Sey como la paloma, limpio e mesurado, sey como el pavón, loçano, sosegado, sey cuerdo, non sanudo, nin triste nin ayrado: en esto se esmera el qu' es enamorado. De una cossa te guarda: quando amares alguna, non te sepa que amas otra muger ninguna; sy non, todo tu afán es sonbra de la luna e es como quien syenbra en rrío o en laguna. Pienssa sy consyntyrá tu cavallo tal freno, que tu entendedera amase a frey Moreno: pues piensa por ty mesmo e cata byen tu seno, e por tu coraçón juzgarás el ajeno. Sobre todas las cosas fabla de su bondat; non te alabes della, ca es grant torpedat: munchos pierden la dueña por dezir neçedat; quequier', que por ti faga, tenlo en poridat. Ssy mucho te çelares, mucho fará por ty: do fallé poridat, de grado conparty; con ome mesturero nunca m' entremety, a muchos de las dueñas por esto los party. Como tyen' tu estómago en sy mucha vyanda, tenga la porydat, que es muncho más blanda: Catón, sabyo rromano, en su lybro lo manda, diz' que la poridat en buen amigo anda. Travando con sus dientes descúbrese la çarça: échanla de la huerta, de vyñas e de haça; alçando su grant cuello descúbrese la garça: el buen callar, çien sueldos vale en toda plaça. A munchos fraze mal el ome mesturero a muchos desayuda e a si de primero: rreçelan dél las dueñas, danle por fazañero: por mal dicho de uno pyerde todo el tablero. Por un mur muy pequeno, que poco queso preso, diçen luego: "Los mures han comido el queso".— ¡Sea el malandante e sea el malapresso Quien a si e a muchos estorva con mal sesso! De tres cossas, que pidas a muger falaguera, darte ha la segunda, sy guardas la prymera; sy las dos byen guardares, tuya es la terçera: non pierdas tu amiga por tu lengua parlera. Si tú guardar sopieres esto que te castigo, cras te dará la puerta quien oy çierra el postigo, la que te oy desama, cras te querrá amigo; faz' consejo d' amigo e fuy' loor d' enemigo. Mucho más te diría, si podies' aquí estar; mas tengo por el mundo otros muchos de pagar, pésales por mi tardança, a mi pessa del vagar: castígate castigando, sabrás otros castigar. Yo Johán Ruyz, el sobredicho arçipreste de Hita, peroque mi coraçón de trobar non se quita, nunca fallé tal dueña, como a vos Amor pynta, nin creo que la falle en toda esta cohyta.
es
Castro_García,Julio
XXI
Luna_Llena_..._Luna_..Lunita
Luna Llena... Luna... Lunita Luna Llena de mi ayer. Porque diste vuelta tu carita, tu carita alegre que llenó mi ser. Luna Llena... Luna... Lunita espejito lindo que guió mi camino. Porque me quitas tu lucesita, para alumbrar a otro y oscurecer mi destino. Luna Llena... Luna... Lunita tu que me diste pasión en un nombre. Porque dejas mi memoria maldita, al llamarlo igual a otro hombre. Luna Llena... Luna... Lunita Lunita que me juraste un amor eterno. Porque me cambias tu agua bendita por mala lluvia que cae del infierno. Luna Llena... Luna... Lunita hoy también rompo mi juramento, con honda pena... pena... penita para salvar mi corazón de tu tormento. Luna Llena... Luna... Lunita espejito lindo que guió mi camino. Porque me quitas tu lucesita, para alumbrar a otro y oscurecer mi destino. Luna Llena... Luna... Lunita tu que me diste pasión en un nombre. Porque dejas mi memoria maldita, al llamarlo igual a otro hombre. Luna Llena... Luna... Lunita Lunita que me juraste un amor eterno. Porque me cambias tu agua bendita por mala lluvia que cae del infierno. Luna Llena... Luna... Lunita hoy también rompo mi juramento, con honda pena... pena... penita para salvar mi corazón de tu tormento. Luna Llena... Luna... Lunita tu que me diste pasión en un nombre. Porque dejas mi memoria maldita, al llamarlo igual a otro hombre. Luna Llena... Luna... Lunita Lunita que me juraste un amor eterno. Porque me cambias tu agua bendita por mala lluvia que cae del infierno. Luna Llena... Luna... Lunita hoy también rompo mi juramento, con honda pena... pena... penita para salvar mi corazón de tu tormento. Luna Llena... Luna... Lunita Lunita que me juraste un amor eterno. Porque me cambias tu agua bendita por mala lluvia que cae del infierno. Luna Llena... Luna... Lunita hoy también rompo mi juramento, con honda pena... pena... penita para salvar mi corazón de tu tormento. Luna Llena... Luna... Lunita hoy también rompo mi juramento, con honda pena... pena... penita para salvar mi corazón de tu tormento.
es
Caseiro,María_Eugenia
XXI
En_El_Eterno_Desagüe_Del_Insomnio
En el eterno desagüe del insomnio la niña triste que parece un retrato desgaja el loto de sus pies desiertos caballeros de cristal sus ojos saben invadir la calle donde no hay preguntas no se atreven a cruzar la puerta rota en la barrera de la voz el paso tiembla: la cárcel de su nieve sin claveles las aguas inmortales del eclipse el nido de los pechos en el humo el secreto de la vez primera tan nombrado la tierra convertida en velo que descorre el naranja de la lluvia en las alcantarillas el duende en el fugaz derrame del desvelo la mano que no espanta traduce la mirada lo que no confía se añade al siempre de la angustia por todas partes vuelven los que aún no se han ido los más heridos pierden la ruta en la esperanza los centros tienen frutas que convidan al beso las fábricas de orígenes nunca cierran la puerta las mariposas saben como duele un relámpago. Quiere huir del susto de las cucarachas de su propio cadáver con dolor de vida rebuscar entre nombres sin uso las llaves la anchura del lazo que jamás la borre vencer la muralla de las duraciones sortear el precipicio en la espiral del tiempo tocar la salida tachar la indiferencia volver a ser enjambre de palomas tibias: El grifo de la luz cerrado en los flancos de la melancolía la más invariable esperada sorpresa la verdad de engañarse en un rayo de duda. El graznido miente si no augura tormenta las flores se apartan del chillido frente al tiempo deforme de los jorobados los que se asombran no detienen el hambre los que saben esperar no pierden tiempo las mulas tragan el polvo de la muerte para cruzar a la orilla de los que han comido los nuevos edificios pintados en espanglish destilan mitológicas palabras duraderas las calles son gargantas que escupen el pasado el color atestigua el estado del enfermo donde no hay manzanas las niñas no se duermen ni se seca a la sombra la tinta derramada E negro, el indio, el chino saben combarse bajo el banco que acuchilla el remo. Esa niña llena de brizna y de cenizas de calamares cálidos refulgentes y azules entra en la tramoya de la certidumbre llevada por el eco de las alegorías: Los que piden limosna reciben cerraduras los cazadores confunden el fuego con las presas no siempre hay caminos para florecer espigas ni disparos que ahuyenten el perro del oído los escarabajos ignoran el grafitti y hasta las consecuencias de conducir borracho la máscara se acerca muy quedo a la sonrisa el horizonte repta en el final del juego los caracoles duermen donde no hay urgencia pero la noche vuelve se apresura y cierra todo lo que huela a una mejor salida. Y la niña triste que parece invierno entre cántico apagado y torbellino duerme la vida en el papel soñado llevada por el hilo de todos los que huyeron al carnaval sin nombre de la ciudad sonámbula en que pían los pájaros metáforas viejas Sin maldad la fuente no se enoja cuando hay claridad la calle no se pierde la farola sabe que los que no vuelven tienen un espacio donde siempre llueve hija de la alquimia el alma busca aperturas de vuelo en el sentido correr en el velódromo de todos los transcursos con el carruaje tácito de los que nunca duermen. En este tiempo empapado de planetas, beber de una mirada en la copa que se ofrece la música que nunca se convertirá en veneno con la mano inmóvil en el calendario y la boca de piedra que endurece el grito. Esa niña triste que parece ausente asiste a los comienzos presencia los finales enferma de intervalos y de continuaciones hurga en la memoria de los barcos hundidos que atesoran el eco intacto de la muerte: hay una flauta, un dedo, un racimo de raíces sorprendiendo a los fantasmas que espían los registros no hay señales que muevan el ala en la memoria donde acampan los sueños cuajados de pesquisas falta color y lumbre en las campanas secas agua cerrada ausencia de despertadores cuando la curva abierta elude el infinito. No teme a la muerte del fuego o de la sangre ni a la aguja que ensarta corola y tempestades ni a los soldados huérfanos que no tienen bandera ni a las otras que son ella apagadas por las flechas teme la soledad de aquellos ojos yermos desidia de musgos y espadañas. Esa niña triste que parece distante flota en las planicies de las moratorias en el arpegio mudo del rostro detenido esa niña triste que padece el frío.
es