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1.47M
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---|---|---|---|---|
Flórez,Julio | <XXI | Sentado_En_Una_Piedra_Del_Camino | Sentado en una piedra del camino,
y como presa de pesar tremendo,
una tarde cantaba un peregrino
una canción que me quedó doliendo.
Una canción que el alma me penetra
como un escalofrío, una balada
rebosante de hiel: triste es su letra,
pero es mucho más triste su tonada.
El sol iba a morir. Un rojo lampo
de su luz, como un luengo hilo de seda,
se enredaba en los árboles del campo
y sangraba en la frente de Aeda.
Llegueme al trovador desconocido,
y emocionado preguntele: ¿en dónde
aprendiste ese canto tan sentido
que a mi clamor parece que responde?
y él contestome con acento blando,
con un acento musical: Os digo
que lo aprendí no sé dónde ni cuándo
porque, a decir verdad, nació conmigo.
Ese canto en mi ruta es mi alegría:
refresca mi fatiga y mi quebranto;
cuando a hablar comencé... ya lo sabía,
y desde entonces sin cesar lo canto.
De mi orquesta interior él es un eco
que hago sonar en la tardina calma,
y que al salir por el oscuro hueco
de mi boca glacial, me alivia el alma.
Con él recorro el mundo paso a paso,
y siempre en los parajes campesinos,
me gusta, cuando el sol baja a su ocaso,
cantarlo en la quietud de los caminos.
¿Quién eres?, pregunté. Y él dijo:
—El viejo camarada mejor del Desengaño,
nunca a los hombres de acercarme dejo,
y aunque ellos no me ven... los acompaño.
Yo soy el acicate, soy el grito
que se escapa del labio moribundo,
el ¡ay! que repercute en lo infinito,
el verdadero emperador del mundo.
Yo elevo los espíritus, yo arranco
del humano fangal los corazones,
y purifico en el incienso blanco
que arde en mi pecho, todas las pasiones.
Gloria soy de los mártires; sus nombres
viven por mí; yo pongo los cilicios,
yo atormento la carne de los hombres
soy el padre de todos los suplicios.
Yo doy alas al genio, fuerza al justo,
esperanzas a todos los anhelos;
por mí, solo por mí, subió el Augusto
Redentor desde el Gólgota a los cielos.
El rapsoda calló. Yo lo miraba.
Entre una nube de melancolía;
su corazón como bullente lava
a través de su pecho se encendía.
Su frente era muy blanca, su mejilla
honda, muy honda, sus cabellos canos;
de ébano y oro —excelsa maravilla
columpiaba una cítara en sus manos.
Como dos claros pozos de tranquilas aguas
en cuencos de marmórea roca,
se remansaba el llanto en sus pupilas
sobre el rictus amargo de su boca.
Aquel hombre... ¿quién era? ¿acaso un loco?
—¿Te llamas?, pregunté, y el peregrino:
—SOY EL DOLOR—, me dijo, y poco a poco
se alejó en las revueltas del camino.
Marchó de cara al moribundo día,
hacia el lejano resplandor postrero,
y a manera de sol que se moría,
su planta iba sangrando en el sendero.
Abrió la noche su portal; los astros
comenzaron a hervir y un gran lucero
lloró su luz sobre los tibios rastros
del muerto sol y del senil viajero.
Pronto la luna apareció, serena,
sobre un picacho de la curva andina,
y una lechuza desgranó su pena
desde el roto esqueleto de una encina.
¡Allí quedeme estático y suspenso,
sin saber de mí nada; al otro día
pensé en el peregrino, y en él pienso
a través de los años todavía! | es |
López_González,Soledad | XXI | No_Hay_Manera_De_Escapar_De_Esto | No hay manera de escapar de esto.
Nos quedamos en casa aquel domingo huyendo del sistema.
Se coló por la rendija del buzón vestido de recibo,
Engalanado de facturas varias.
El perro, sin pensar, dio al mando de la tele y vimos las noticias.
Apagamos corriendo pero culebrearon por la red,
Como sardinas brillantes y delgadas.
Así que decidimos no evadirnos
Y enfrentar al sistema cara a cara,
Combatiéndolo a risa partida.
De todas formas, mañana bien temprano
Se llamará Despertador. | es |
Cetina,Gutierre_de | <XXI | Tan_Puesto_Tengo_En_Vos_El_Pensamiento | Tan puesto tengo en vos el pensamiento
que ya ni pienso en mí, ni pensar quiero;
si tengo bien, por vos pasa primero;
de vos viene si tengo algún tormento.
Hace mi voluntad su fundamento
en la vuestra, y recíbela por fuero;
en mi propio querer soy el postrero,
sólo lo que queréis quiero y consiento.
Si alegre os veo a vos, luego me alegro;
si tristeza tenéis, luego estoy triste;
si os volvéis alegrar, vuelvo alegrarme.
Lo negro es blanco y lo blanco es negro
como queréis: luego al alma viste
el efecto que vos queréis mostrarme. | es |
Borges,Jorge_Luis | <XXI | Sueño_Con_Un_Antiguo_Rey._De_Hierro | Sueño con un antiguo rey. De hierro
es la corona y muerta la mirada.
Ya no hay caras así. La firme espada
lo acatará, leal como su perro.
No sé si es de Nortumbria o de Noruega.
Sé que es del Norte. La cerrada y roja
barba le cubre el pecho. No me arroja
una mirada su mirada ciega.
¿De qué apagado espejo, de qué nave
de los mares que fueron su aventura,
habrá surgido el hombre gris y grave
que me impone su antaño y su amargura?
Sé que me sueña y que me juzga, erguido.
El día entra en la noche. No se ha ido. | es |
Darío,Rubén | <XXI | Al_Oír_Sus_Razones | Al oír sus razones
fueron para aquel necio
mis palabras, sangrientos bofetones;
mis ojos, puñaladas de desprecio. | es |
Cadalso,José | <XXI | No_Basta_Que_En_Su_Cueva_Se_Encadene | No basta que en su cueva se encadene
el uno y otro proceloso viento,
ni que Neptuno mande a su elemento
con el tridente azul que se serene;
ni que Amaltea el fértil campo llene
de fruta y flor, ni que con nuevo aliento
al eco den las aves dulce acento,
ni que el arroyo desatado suene.
En vano anuncias, verde primavera,
tu vuelta de los hombres deseada,
triunfante del invierno triste y frío.
Muerta Filis, el orbe nada espera,
sino niebla espantosa, noche helada,
sombras y susto como el pecho mío.
ni que Amaltea el fértil campo llene
de fruta y flor, ni que con nuevo aliento
al eco den las aves dulce acento,
ni que el arroyo desatado suene.
En vano anuncias, verde primavera,
tu vuelta de los hombres deseada,
triunfante del invierno triste y frío.
Muerta Filis, el orbe nada espera,
sino niebla espantosa, noche helada,
sombras y susto como el pecho mío.
En vano anuncias, verde primavera,
tu vuelta de los hombres deseada,
triunfante del invierno triste y frío.
Muerta Filis, el orbe nada espera,
sino niebla espantosa, noche helada,
sombras y susto como el pecho mío.
Muerta Filis, el orbe nada espera,
sino niebla espantosa, noche helada,
sombras y susto como el pecho mío. | es |
Minore,Gito | XXI | Cada_Vez_Que_Te_Acercas | Aquí,
como un turista o un escolar
buscando en el idioma
la expresión correcta
para desnudar sin temores
mis sentimientos más profundos.
Enredado en una telaraña
de palabras pegajosas
debatiendo como un aficionado,
conjugando verbos, tachando,
inmerso en el universo abstracto
de la letra,
pudiendo en cambio
arrojarte a la cama
y en una vorágine de caricias y besos
convencerte sin preámbulos,
de que se trata
este retumbar violento
que salta en mi pecho
cada vez que te acercas. | es |
Cabral,Manuel_del | <XXI | Propósito_Del_Aire | Pesa de transparente tu mano sin historia.
Los niños no perdonan que les robes la infancia.
Tu mirada trabaja sin sueldo como el cielo
y abre todas las puertas que no construye el hombre.
No.
No me quedo tranquilo,
no puedo,
en cada movimento eres un fruto,
cuando yo no te miro, te construyo,
déjame que te saque mariposas del cuerpo
tal como el campanero que de súbito pone
loca de golondrinas a la mañana.
Déjame...
Déjame que me vista de tiempo para verte. | es |
Gelman,Juan | <XXI | La_Puerta | abrí la puerta/amor mío
levantá/abrí la puerta
tengo el alma pegada al paladar
temblando de terror
el jabalí del monte me pisoteó
el asno salvaje me persiguió
en esta media noche del exilio
soy yo mismo una bestia | es |
Borges,Jorge_Luis | <XXI | Lunas,_Marfiles,_Instrumentos,_Rosas | Lunas, marfiles, instrumentos, rosas,
lámparas y la línea de Durero,
las nueve cifras y el cambiante cero,
debo fingir que existen esas cosas.
Debo fingir que en el pasado fueron
Persépolis y Roma y que una arena
sutil midió la suerte de la almena
que los siglos de hierro deshicieron.
Debo fingir las armas y la pira
de la epopeya y los pesados mares
que roen de la tierra los pilares.
Debo fingir que hay otros. Es mentira.
Sólo tú eres. Tú, mi desventura
y mi ventura, inagotable y pura.
Debo fingir que en el pasado fueron
Persépolis y Roma y que una arena
sutil midió la suerte de la almena
que los siglos de hierro deshicieron.
Debo fingir las armas y la pira
de la epopeya y los pesados mares
que roen de la tierra los pilares.
Debo fingir que hay otros. Es mentira.
Sólo tú eres. Tú, mi desventura
y mi ventura, inagotable y pura.
Debo fingir las armas y la pira
de la epopeya y los pesados mares
que roen de la tierra los pilares.
Debo fingir que hay otros. Es mentira.
Sólo tú eres. Tú, mi desventura
y mi ventura, inagotable y pura.
Debo fingir que hay otros. Es mentira.
Sólo tú eres. Tú, mi desventura
y mi ventura, inagotable y pura. | es |
Durán_León,Juan_José | XXI | Sublevación | Apagados los extractos
De mi sátiro intento,
Escuché el canturreo
De mis gruesos labios,
Que alinearon ecos
Con los caracoles de mar;
Juntos ya, al unísono
Increpaban mis ideas
Al decir: ¡Calla! | es |
Aleixandre,Vicente | <XXI | Las_Ocho._Se_Querrían | Las ocho. Se querrían
nuevos tañidos claros
a poniente. ¡Sonad,
campanas, sin desmayo!
Y la noche—poder,
virtud, tesón, estrago—
hace memoria el día
exangüe, sin trabajo
lo descuaja redondo
del aire y, cancelándolo,
en molde de pretérito
lo hace caer metálico.
¿Historia? ¿Vida? Lento
fluir—reloj —cerrado.
Continuo, frío, azul,
parado, crece el ámbito. | es |
Díaz_Cuadrado,Tomás | XXI | Quisiera_Ser_Enterrado | Quisiera ser enterrado
en las aguas del Cúa;
pero antes, con vuestro permiso,
quisiera seguir viviendo
las tardes de verano y cigarros en su orilla,
tirados buscando la sombra.
Llevad cervezas y conversación,
o guardad silencio, tumbados en la siesta,
todos sobre la toalla de Marta.
Traed también las arrugas; con ellas
miraremos el río,
y lo llenaremos
de momentos usados y lágrimas viejas.
Después vaciaremos la arena
en nuestras iglesias y,
tras la mesa de cristal,
beberemos hasta
caer
en la belleza
de aquel tiempo y de nosotros,
sabiendo
en la despedida
por qué abrazamos nuestros abrazos.
Llevad cervezas y conversación,
o guardad silencio, tumbados en la siesta,
todos sobre la toalla de Marta.
Traed también las arrugas; con ellas
miraremos el río,
y lo llenaremos
de momentos usados y lágrimas viejas.
Después vaciaremos la arena
en nuestras iglesias y,
tras la mesa de cristal,
beberemos hasta
caer
en la belleza
de aquel tiempo y de nosotros,
sabiendo
en la despedida
por qué abrazamos nuestros abrazos.
Traed también las arrugas; con ellas
miraremos el río,
y lo llenaremos
de momentos usados y lágrimas viejas.
Después vaciaremos la arena
en nuestras iglesias y,
tras la mesa de cristal,
beberemos hasta
caer
en la belleza
de aquel tiempo y de nosotros,
sabiendo
en la despedida
por qué abrazamos nuestros abrazos.
Después vaciaremos la arena
en nuestras iglesias y,
tras la mesa de cristal,
beberemos hasta
caer
en la belleza
de aquel tiempo y de nosotros,
sabiendo
en la despedida
por qué abrazamos nuestros abrazos. | es |
Guillén,Jorge | <XXI | Somos_Los_Hombres_Intranquilos | Somos los hombres intranquilos
En sociedad.
Ganamos, gozamos, volamos.
¡Qué malestar!
El mañana asoma entre nubes
De un cielo turbio
Con alas de arcángeles-átomos
Como un anuncio.
Estamos siempre a la merced
De una cruzada.
Por nuestras venas corre sangre
De catarata.
Así vivimos sin saber
Si el aire es nuestro.
Quizá muramos en la calle,
Quizá en el lecho.
Somos entre tanto felices.
Seven o'clock.
Todo es bar y delicia oscura.
¡Televisión! | es |
Huerta,Efraín | <XXI | La_"Bluebonnet"_Me_Preguntó:_¿Y_Andrea? | La bluebonnet me preguntó: ¿Y Andrea?
Yo me quedé mirándola con amarga mirada.
¿Andrea? Oh flor, oh dulce flor de cielo
y humedecida tierra,
¿por qué con tu pregunta, vino al mundo
esta lágrima de perfecta nostalgia? | es |
Arciniegas,Ismael_Enrique | <XXI | En_Marcha | Al porvenir con paso giganteo
Avanza ¡oh Juventud! ¡Sonó la hora!
Potente, de la sombra enervadora,
El pensamiento se alza como Anteo.
Los dioses ya se van, y erguirse veo
La Ciencia en sus altares vencedora.
¡Ya irradia en las tinieblas luz de aurora!
¡Ya rompe sus cadenas Prometeo!
La augusta voz de redención se escucha,
Y la Razón alumbra el limbo oscuro
En donde esclava la conciencia lucha.
¡Adelante! El combate ha comenzado:
¡Entonemos el himno del Futuro
De pie sobre las ruinas del pasado! | es |
Chocano,José_Santos | <XXI | Al_Par_Que_Crece_El_Sufrimiento_Mío | Al par que crece el sufrimiento mío
crece el santo furor con que combato...
Odio al mandón y del mandón me río:
cuanto me estrechan más, menos me abato..
Aunque me oprima el lóbrego tirano
ni corto mi ansia ni mi ensueño trunco...
Se dobla el junco al peso de la mano
y se yergue después: ¡soy como el junco!
Es justo y noble que mi canto vibre
hoy más que nunca, intrépido y ardiente...
Es mansa el agua cuando corre libre:
¡póngale valias y se hará torrente!
Como el león, tras de segura reja,
me quejo con acento dolorido,
pues, como el león, sé que mi queja
tiembla con los temblores de un rugido...
¿Hasta cuándo la plebe no revienta
y ahoga este baldón y este cinismo?
¡Es que sólo en las cumbres hay tormenta!
¿Pero no hay terremoto en el abismo?
¿Hasta cuándo este déspota altanero
tendrá al Pueblo muriendo entre las ascuas?...
Hoy se quiebran los huesos del cordero:
¿cuándo hará el Pueblo sus sangrientas Pascuas?
¿Hasta cuándo con bárbaro derroche
no se lanza la Plebe a la anarquía?
¡Que se fecunde el vientre de la noche,
para que de la noche nazca el díal
¡Cómo! ¿El Pueblo de ideas sacrosantas
gime hoy al golpe de ominosas penas,
inclina la cerviz, besa las plantas,
soporta el yugo y lame las cadenas?
Al ver en mis patrióticos furores
tantos mandones, déspotas y bravos,
me hago también señor de los señores
y me río de todos mis esclavos... | es |
Altuzar_Suárez,Mario_Luis | XXI | En_El_Canto_Del_Silencio | En el canto del silencio
Se conduce el Espíritu
Hacia la felicidad prometida
Alcanzándose con el ímpetu
De sustraerse del entorno
Buscando, siempre buscando
En los recovecos de la sangre
Un recuerdo que se presiente
¡Tan lleno de Vida!
Como en el Principio del Tiempo
En que se creó todo el Universo
A imagen y semejanza de nuestro cuerpo
Cierto es que en el canto del silencio
Se Manifiesta la Bondad del Eterno
Al abrir mis ojos y descubrirme
Muy adentro de la ternura que me acuna
En ese regazo que como Manto Sagrado
Protege al no nato sin escapulario
Y bebe el Maná generoso de sus pechos
Unificándose, entonces, los dos silencios
Con el Canto del Creador de los Universos | es |
Machado,Antonio | <XXI | Ya_Hay_Un_Español_Que_Quiere | Ya hay un español que quiere
vivir y a vivir empieza,
entre una España que muere
y otra España que bosteza.
Españolito que vienes
al mundo, te guarde Dios.
Una de las dos Españas
ha de helarte el corazón. | es |
Jiménez,Juan_Ramón | <XXI | Igual,_La_Flor_Retorna | Igual, la flor retorna
a limitarnos el instante azul,
a dar una hermandad gustosa a nuestro cuerpo,
a decirnos, oliendo inmensamente,
que lo breve nos basta.
Lo breve al sol de oro, al aire de oro,
a la tierra de oro, al áureo mar;
lo breve contra el cielo de los dioses,
lo breve enmedio del oscuro no,
lo breve en suficiente dinamismo,
conforme entre armonía y entre luz.
Y se mece la flor, con el olor
más rico de la carne,
olor que se entra por el ser y llega al fin
de su sinfín, y allí se pierde,
haciéndonos jardín.
La flor se mece viva fuera, dentro,
con peso exacto a su placer.
Y el pájaro la ama y la estasía,
y la ama, redonda, la mujer,
y la ama y la besa enmedio el hombre.
¡Florecer y vivir, instante
de central chispa detenida,
abierta en una forma tentadora;
instante sin pasado,
en que los cuatro puntos cardinales
son de igual atracción dulce y profunda:
instante del amor abierto
como la flor!
Amor y flor en perfección de forma,
en mutuo sí frenético de olvido,
en compensación loca,
olor, sabor y olor,
color, olor y tacto, olor, amor, olor.
El viento rojo la convence
y se la lleva, rapto delicioso,
con un vivo caer que es un morir
de dulzor, de ternura, de frescor;
caer de flor en su total belleza,
volar, pasar, morir de flor y amor
en el día mayor de la hermosura,
sin dar pena en su irse ardiente al mundo,
ablandando la tierra sol y sombra,
perdiéndose en los ojos azules de la luz! | es |
Martínez,Daniel_Omar | XXI | La_Música_Estaba_Allí | La música estaba allí
siempre allí
con sus mil disfraces
en el acordeón de un ciego
en una esquina de Ámsterdam
en el aire de una gaita gallega
en la quena ebria
de un carnaval de La Paz
la vi bailando
entre cabaquiñas y caipiras
de alegres pescadores
fatigados por el mar
la vi preguntando por Dios
en un órgano antiguo
en la sagrada acústica de Notre Dame
en el acordeón de un ciego
en una esquina de Ámsterdam
en el aire de una gaita gallega
en la quena ebria
de un carnaval de La Paz
la vi bailando
entre cabaquiñas y caipiras
de alegres pescadores
fatigados por el mar
la vi preguntando por Dios
en un órgano antiguo
en la sagrada acústica de Notre Dame
en el aire de una gaita gallega
en la quena ebria
de un carnaval de La Paz
la vi bailando
entre cabaquiñas y caipiras
de alegres pescadores
fatigados por el mar
la vi preguntando por Dios
en un órgano antiguo
en la sagrada acústica de Notre Dame
en la quena ebria
de un carnaval de La Paz
la vi bailando
entre cabaquiñas y caipiras
de alegres pescadores
fatigados por el mar
la vi preguntando por Dios
en un órgano antiguo
en la sagrada acústica de Notre Dame
la vi bailando
entre cabaquiñas y caipiras
de alegres pescadores
fatigados por el mar
la vi preguntando por Dios
en un órgano antiguo
en la sagrada acústica de Notre Dame
la vi preguntando por Dios
en un órgano antiguo
en la sagrada acústica de Notre Dame | es |
Benítez_Reyes,Felipe | <XXI | Vencido_Queda_El_Arte_Del_Deseo | Vencido queda el arte del deseo
en lugar de mi vida.
Necesario es que ordena las monedas
para la eternidad, ya que tan sólo
me queda contemplar cuanto se extingue
para bien de las literaturas,
de su hojarasca errante. Y es un don,
sobre todas las cosas, no hallar miedo
en aquella palabra que se dijo
con cierta frialdad, de igual manera
que en las losas que miro los nombres permanecen
por mano del oficio, lo que es sólo
noticia de una escasa devoción,
pero no falso en arte.
A ser morir, morir por esos ojos
en este escrito al menos. La tristeza
de no conmemorar cuanto he perdido, como destino
dudosamente expreso en las estrellas
de esta noche indistinta, dispone ya su herencia,
su tributo, ante mí.
Si algo con luz se da, lleve al conocimiento
del esplendor y de una farsa antigua:
se hace tarde la vida, y es un azogue en blanco,
y muy lento es vivir, y es la tiniebla.
Caído sobre el trono de la muerte,
discurso hace el temblor de cuanto amaba. | es |
García_Lorca,Federico | <XXI | Me_He_Perdido_Muchas_Veces_Por_El_Mar | Me he perdido muchas veces por el mar
con el oído lleno de flores recién cortadas.
Con la lengua llena de amor y de agonía
muchas veces me he perdido por el mar,
como me pierdo en el corazón de algunos niños.
No hay nadie que al dar un beso
no sienta la sonrisa de la gente sin rostro,
ni nadie que al tocar un recién nacido
olvide las inmóviles calaveras de caballo.
Porque las rosas buscan en la frente
un duro paisaje de hueso
y las manos del hombre no tienen más sentido
que imitar a las raíces bajo tierra.
Como me pierdo en el corazón de algunos niños,
me he perdido muchas veces por el mar.
Ignorante del agua, voy buscando
una muerte de luz que me consuma.
No hay nadie que al dar un beso
no sienta la sonrisa de la gente sin rostro,
ni nadie que al tocar un recién nacido
olvide las inmóviles calaveras de caballo.
Porque las rosas buscan en la frente
un duro paisaje de hueso
y las manos del hombre no tienen más sentido
que imitar a las raíces bajo tierra.
Como me pierdo en el corazón de algunos niños,
me he perdido muchas veces por el mar.
Ignorante del agua, voy buscando
una muerte de luz que me consuma.
Porque las rosas buscan en la frente
un duro paisaje de hueso
y las manos del hombre no tienen más sentido
que imitar a las raíces bajo tierra.
Como me pierdo en el corazón de algunos niños,
me he perdido muchas veces por el mar.
Ignorante del agua, voy buscando
una muerte de luz que me consuma.
Como me pierdo en el corazón de algunos niños,
me he perdido muchas veces por el mar.
Ignorante del agua, voy buscando
una muerte de luz que me consuma. | es |
Villacañas,Beatriz | XXI | Trayectoria | En principio fue el grito,
aunque el llanto
se oyera adelantado.
Grito,
hecho emblema por siempre
del contacto más virgen del aire en nuestra carne. | es |
Teresa_de_Jesús,Santa | <XXI | ¡Oh!,_Dichosa_Tal_Zagala | ¡Oh!, dichosa tal zagala
que hoy se ha dado a un tal Zagal
que reina y ha de reinar.
Venturosa fue su suerte
pues mereció tal Esposo:
ya yo, Gil, estoy medroso,
no la osaré más mirar,
pues ha tomado marido
que reina y ha de reinar.
Pregúntale qué le ha dado
para que lleve a su aldea.
El corazón le ha entregado
muy de buena voluntad.
Mi fe, poco le ha pagado
que es muy hermoso el Zagal,
que reina y ha de reinar.
Si más tuviera más diera.
¿Por qué le avisas, carillo?
Tomemos el cobanillo,
sírvanos, deja sacar,
pues ha tomado marido,
que reina y ha de reinar.
Pues vemos lo que dio ella,
¿qué le ha de dar el Zagal?
Con su sangre la ha comprado.
¡Oh qué precioso caudal,
y dichosa tal zagala,
que contentó a este Zagal!
Mucho le debía de amar,
pues le dio tan gran tesoro.
¿No ves que se lo da todo,
hasta el vestir y calzar?
Mira que es ya su marido,
que reina y ha de reinar.
Bien será que la tomemos,
para este nuestro rebaño,
y que la regocijemos
para ganar su amistad,
pues ha tomado marido,
que reina y ha de reinar. | es |
Flórez,Julio | <XXI | ¡Ah,_Sus_Manos!..._¡Sus_Manos_Transparentes | ¡Ah, sus manos!... ¡Sus manos transparentes,
hechas como de tibia porcelana,
lotos vivos que, a tarde y a mañana,
rociaba con mis lágrimas ardientes!
¡Manos alabastrinas, indolentes
a fuerza de ser gráciles; de arcana
modelación que al Hacedor ufana,
porque otras no hizo iguales!...
¡Manos de virgen pudorosa, manos
cuyos dóciles dedos como seda,
filtraban luz de pensamientos sanos!
¡Ya mi mano a sus manos no se enreda!
¡Lirios que consumieron los gusanos
y deshojó la Muerte... Nada queda! | es |
García_Vargas,Antonio | XXI | Cayó_Herido_ | Cayó herido
sin saber la causa
el sentimiento | es |
Lugones,Leopoldo | <XXI | Emoción_Primaveral | Dilatábase en campos sin vallas
El ámbito azul de mi arrobo
Que la copa del viejo algarrobo
Mecía en su cesto de agallas.
Ni un brote en los gajos, ni un vuelo.
El rastrojo de sed padecía.
Cuando vino del pálido cielo
Un soplo de ingenua alegría.
Sentí apenas aquel alborozo,
Más vago que pronto en pasar.
Y al chirriar la roldana en el pozo,
Rompió la pintada a cloquear. | es |
Guillén,Nicolás | <XXI | Trópico | Trópico,
tu dura hoguera
tuesta las nubes altas
y el cielo profundo ceñido por el arco del Mediodía.
Tú secas en la piel de los árboles
la angustia del lagarto.
Tú engrasas las ruedas de los vientos
para asustar a las palmeras.
Tú atraviesas
con una gran flecha roja
el corazón de las selvas
y la carne de los ríos.
Te veo venir por los caminos ardorosos,
Trópico,
con tu cesta de mangos,
tus cañas limosneras
y tus caimitos, morados como el sexo de las negras.
Te veo las manos rudas
partir bárbaramente las sernillas
y halar de ellas el árbol opulento,
árbol recién nacido, pero apto
pata echar a comer por entre los bosques clamorosos.
Aquí,
en medio del mar,
retozando en las aguas con mis Antillas desnudas,
yo te saludo, Trópico.
Saludo deportivo,
primaveral,
que se me escapa del pulmón salado
a través de estas islas escandalosas hijas tuyas.
(Dice Jamaica
que ella está contenta de ser negra,
y Cuba ya sabe que es mulata!)
¡Ah,
qué ansia
la de aspirar el humo de tu incendio
y sentir en dos pozos amargos las axilas!
Las axilas, oh Trópico,
con sus vellos torcidos y tetorcidos en tus llamas.
Puños los que me das
para rajar los cocos tal un pequeño dios colérico;
ojos los que me das
para alumbrar la sombra de mis tigres;
oído el que me das
para escuchar sobre la tiena las pezuñas lejanas.
Te debo el cuerpo oscuro,
las piernas ágiles y la cabeza crespa,.
mi amor hacia las hembras elementales,
y esta sangre imborrable.
Te debo los días altos,
en cuya tela azul están pegados
soles redondos y risueños;
te debo los labios húmedos,
la cola del jaguar y Ia saliva de las culebras;
te debo el charco donde beben las fieras sedientas;
te debo, Trópico,
este entusiasmo niño
de correr en la pista
de tu profundo cinturón lleno de rosas amarillas
riendo sobre las montañas y las nubes,
mienffas un cielo marltimo
se destroza en interminables olas de estrellas a mis pies. | es |
Ramírez_Silva,Alejandro | XXI | Poema_21 | El más simple
El más enamorado
El más inspirado
El más entregado
El más suspirado
El más soñado
Aquel que encontró con letras la vida y trascendió con
ellas...
El tiempo y la muerte | es |
Castellanos,Rosario | <XXI | Elegía | Cuerpo, criatura, sí, tú y yo nos conocimos.
Tal vez corrí a tu encuentro
como corre la nube cargada de relámpagos.
Ay, esa luz tan breve, esa fulminación,
ese vasto silencio que sigue a la catástrofe.
Quienes ahora nos miran (piedras oscuras, trozos
de materia ya usada)
no sabrán que un instante nuestro nombre fue amor
y que en la eternidad nos llamamos destino. | es |
Pombo,Rafael | <XXI | La_Virgen_Enferma | ¡Dios, nuestro Padre cariñoso y tierno!
¡Raudal inagotable, inmenso, eterno,
De paz, de vida, de piedad, de amor!
¡Tú, el único refugio del que llora!
¡Tú, que jamás al labio que te implora
Has negado el maná consolador!
¡Oye, buen Dios! la tímida querella
Que por la virgen moribunda y bella
La más pura amistad osa elevar,
Y si no mi oración, las oraciones
De tantos angustiados corazones
Puedan a ti suavísimas llegar. | es |
Bañuelos,Juan | <XXI | Viento_De_Diamantes | Lo mismo que Adán sumergido hasta la alondra del silencio,
sucio de humana noche en que he caído, rompo todos los pronombres
para tenderme en el día óseo de la plenitud.
Acudo ebrio de musgo y tulipanes hasta las criptas de las piedras
o de los ríos secos, donde muerden al silencio cárabos crepusculares
y en donde un hombre solitario se hinca.
Pisando soledad entro en el día, porque es dable a las criaturas
ver su hora crecer para hallar luego algo de los mortales
en un grano de arena. Mas también bajo las gradas
seculares y
diviso el humo de las chozas de los hombres,
veo los caminos cotidianos, las nubes que anuncian el otoño
y la mujer grávida de su fruto sentada en su hamaca
viendo pasar las horas.
Y me muevo con las hierbas, y
con el menor movimiento del caballo, y
siento que dentro de mí corro
como ese río que estoy viendo que avanza.
¡Y miro alejarse la carreta del último cosechador!
E igual que una palabra lanzada a la mitad del mar
caigo en el seno del prodigio. y como el minero que se cubre
con las manos la faz cuando de pronto, ciego, reencuentra la luz,
así la dulzura levanta su toga y me envuelve temerosa.
¡Ay, el hombre soy y no lo había advertido!
el amparado por los dioses tutelares de la iniquidad, el que frecuenta
y ronda tanto rencor taimado del polvo con su cauda de crines blancas.
¡El hombre soy, mas no me basta!
porque el sol tiene su trigo en llamas y el mar
tiene los ojos tocados por la gracia.
El hombre soy
pero toda cosa nacida con la aurora, con ella muere,
y toda criatura que engendra la noche
con ella se aleja porque oscuro es su linaje.
Todo pasa.
Y como el agua y el sol, también todo queda. Un silencio
que se sienta a esperar el primer ruido. Nuestra imagen
que se pierde y se encuentra como el humo que
no es más que el eco del fuego.
No otra cosa que la espuma negra
que va haciendo el arado sobre la tierra.
Y lejos de la memoria del viento que dejaron las épocas,
un olor de centeno y anís hace volver los pájaros.
Y porque el horizonte no es más que una hoja larga de perfil,
dejo que mudas tribus de peces muerdan los guijarros,
dejo que brille el hocico del jabalí en la noche
y que bajo el zumbido de las abejas
los bueyes trillen las mies.
¡Ay, reivindicación bañada en el ojo inocente!
¡Oh, exultación del mar sostenida en el resplandor!
¿De qué remoto sueño hemos caído? ¿Por qué somos
una rueda que grita enloquecida? ¡Ah! Triste es
nuestro paso, en verdad.
¡No más que olas somos! Nos levantamos brevemente...
para seguir siendo mar. | es |
Cisneros_Flores,Marcela | XXI | Manchas | ¿Has visto mi amor, un papel en blanco?
¿Has visto un prado sin flores?
¿Qué será?, ¿qué será mi
amor?
¡Un simple papel en blanco!
¡Un simple desierto sin vida!
Así, así mi gran amor
¡¡soy yo sin ti!!
o a lo mejor, pregunto,
estará manchado con la ignorancia...
estará manchado con los
colores de mi amargura...
estará manchado con
mi profunda desesperanza...
o a lo mejor estará manchado con...
¡¡¡la sangre de la violencia!!!... | es |
Loynaz,Dulce_María | <XXI | Dulzura_De_Sentirse_Cada_Vez_Más_Lejano | Dulzura de sentirse cada vez más lejano.
Más lejano y más vago...
Sin saber si es porque las cosas se van yendo
o es uno el que se va.
Dulzura del olvido como un rocío leve cayendo en la tiniebla...
Dulzura de sentirse limpio de toda cosa.
Dulzura de elevarse y ser como la estrella inaccesible y alta,
alumbrando en silencio...
En silencio,
¡Dios mío!... | es |
Aguirre,Mirta | <XXI | Caballito_Sin_Crines | Caballito sin crines,
caballito de mar,
dime si los delfines
pueden llorar.
Dime si donde habitas,
habita el colibrí;
dime si hay sirenitas
de ajonjolí.
Dime si dan granadas
los huertos de coral;
dime si donde nadas
dulce es la sal.
Caballito juguete,
caballito arlequín,
¿por qué vas sin jinete,
soliandarín? | es |
Bernárdez,Mariana | XXI | Le_Enfilaron_Los_Whiskies | Le enfilaron los whiskies
en ronda de cuatro
a la quinta murmuró un nombre
que sabían era el tuyo
por los verdes de su cielo
y la sequía del monte
Se aferraba a las fichas
de
agujeros negros
De vez en cuando
por si acaso
alzaba la vista
Cuando te ataron los pies
para que no bailaras
recordó tu cuerpo
tu hablar de manos
y tu boca gritándole
"lo quiero todo"
y la paciencia
del hombre de cuarenta años
te dijo que en esta vida
no se puede tenerlo todo
Recordaste sus silencios
su mirada de tequila
y el zumbido de la noche
cuando te ibas
y ni siquiera te había tocado
Recordó
—hasta hundirse
en lo más blanco del negro—
tu rostro reclamándole
desde el marco desvencijado
¿de la puerta o de la ventana?
y no supo si ese nombre
que lo ahogaba era invento
insomnio o claridad
El whisky lo embotaba una y otra vez
Desde el mostrador el cantinero
¿Juan? ¿Pedro?
meneaba la cabeza para murmurarle
que el rojo o el amarillo
no importaban
el dolor se lo había hecho grande
como cráter sin hollín
y ese nombre que lo mordía
esperaba otra ronda
en un sitio
al que le daba miedo entrar. | es |
Aguirre,Mirta | <XXI | Indio,_Noble_Indio,_Médula_De_Mi_América | Indio, noble indio, médula de mi América,
que hoy eres con el negro nuestra sola esperanza.
Indio humilde de Alaska, de Ecuador o de Chile,
¡ya es hora de que yergas la espalda sudorosa!
Yo sabía de la herida gangrenada del negro,
pero sólo de lejos lamenté tu amargura,
fue preciso que viera tus ojos y tu cara,
tus hombros y tus brazos para saberte, indio.
Y vi que nuestra América no es lo que se cree,
la de grandes burgueses, rascacielos y aviones,
sino una tierra humilde y silenciosa,
dolorida y opresa como tu raza, indio.
Y vi que en ella pronto se oirá sonar la hora
¡la hora tuya, indio! ¡la de tu hermano el negro!
La hora de la siega y el martilleo terrible,
¡la que vendrá a ponerte justicia entre los brazos!
Indio, noble indio, médula de mi América,
para entonces no puedes estar ya de rodillas.
Acuérdate que eres, junto a tu hermano el negro,
para esta hora suprema nuestra única esperanza. | es |
Vicente,Gil | <XXI | Dicen_Que_Me_Case_Yo: | Dicen que me case yo:
no quiero marido, no.
Más quiero vivir segura
n'esta sierra a mi soltura,
que no estar en ventura
si casaré bien o no.
Dicen que me case yo:
no quiero marido, no.
Madre, no seré casada
por no ver vida cansada,
o quizá mal empleada
la gracia que Dios me dio.
Dicen que me case yo:
no quiero marido, no.
No será ni es nacido
tal para ser mi marido;
y pues que tengo sabido
que la flor ya me la só,
dicen que me case yo:
no quiero marido, no.
Más quiero vivir segura
n'esta sierra a mi soltura,
que no estar en ventura
si casaré bien o no.
Dicen que me case yo:
no quiero marido, no.
Madre, no seré casada
por no ver vida cansada,
o quizá mal empleada
la gracia que Dios me dio.
Dicen que me case yo:
no quiero marido, no.
No será ni es nacido
tal para ser mi marido;
y pues que tengo sabido
que la flor ya me la só,
dicen que me case yo:
no quiero marido, no.
Madre, no seré casada
por no ver vida cansada,
o quizá mal empleada
la gracia que Dios me dio.
Dicen que me case yo:
no quiero marido, no.
No será ni es nacido
tal para ser mi marido;
y pues que tengo sabido
que la flor ya me la só,
dicen que me case yo:
no quiero marido, no.
No será ni es nacido
tal para ser mi marido;
y pues que tengo sabido
que la flor ya me la só,
dicen que me case yo:
no quiero marido, no. | es |
Cadenas,Rafael | <XXI | Tristes_Anales_Horadan_Las_Costas | Tristes anales horadan las costas.
Días torturados en medio de una ebriedad.
Encantamiento que cubre una zozobra.
Me prolongo por veredas sangrantes como dilatado
resto de legión.
Tristes anales horadan las costas.
Me entrego a estas arenas donde el brillo rescata.
Aquí soy. Sin pensar.
Dones.
Lentos navíos sobre las aguas bruñidas.
Senderos que se esconden en el verdor.
Bungalows, y el acuerdo en la noche que nos
transporta
Verdes ilesos.
¿Sobrevive aquí el hondo designio?
En esta playa no me pregunto quién soy ni dudo
ni ando a tientas.
Claras potestades imperan aquí, ahuyentan ráfagas
de aniquilación aúnan, lo roto.
Inician.
Rostros sumergidos reaparecen en la oscuridad del cuarto.
Derrame de ayeres, dádiva inasible, náufragos.
Sin ellos me desprendo de mí.
Lentitud sagrada. Hemos dejado pasar los días desde
un vasto olvido. Nos anegó la indolencia. Entregamos
las armas. El sitio duró poco.
Desheredados, el lugar se adueñó de nuestra historia.
La volvió espera.
La claridad rodea nuestro letargo. Una calma nos encuentra. Las mareas
tocan a nuestra puerta para despertarnos.
Juntos somos anteriores a nosotros.
Para que nuestros ojos sean claros hay exilios.
¡Cuánto hemos andado!
Nuestros sentidos se enriquecieron con extrañas
donaciones. Allí la tierra nos permitía ser.
Nuestra memoria, antes adueñada, dejó de escoltarnos.
Contemplo el desatado verde, la danza del mar frente a nuestra casa, la
lluvia que lleva la miseria de la ciudad por pasadizos vegetales. Se
aproxima la noche en Point Cumana; aún permanece cierta luz,
zumo de ocaso. Lejos resuenan barriles metálicos. Se oye un
calipso en el follaje rey. No pienso. Se olvida aquí. Es
magnífico. | es |
Morales,Rafael | <XXI | Corre_Feliz_El_Choto_Por_El_Prado | Corre feliz el choto por el prado,
ajeno aún al dolor y a la tristeza,
sintiendo ya que brota en su cabeza
el cuerno temeroso y afilado.
Siente su corazón todo inundado
de un ansia nueva que a crecer empieza
y siente concentrarse su fiereza
en el joven testuz ensortijado.
No sabe cómo fue, cómo ha surgido
este imprevisto afán, este ardimiento,
y lanza loco un cálido mugido.
Siente un febril impulso, un gran contento,
mira y contempla todo sorprendido
y da el primer embite para el viento. | es |
Barrero,Hilario | XXI | Única_Criatura,_La_Claridad | Única criatura, la claridad
extiende sus raíces en la línea
horizonte de la calle vacía,
bautizando al color por su apellido:
azules infantiles, verdes lluviosos,
ocres enamorados, húmedos blancos
que son frontera con la sábana tibia,
el olor a café, la primera caricia,
y el roce de la muerte que, temprana,
teje precipitada la túnica del barro.
Dando razón de luz al carbón de la sombra,
el sol va señalando a la fachada
su destino de noche aún distante.
Dormidas las persianas, amarillo
despierto de septiembre, un visillo
entretiene su frágil esqueleto
en el lento columpio de la brisa,
mientras Mrs. McLaughlin siente un escalofrío,
protegida por Gato (y una buena ginebra)
y comienza a leer la última edición
del New York Times, cuando tan sólo son
las siete menos cuarto, en la recién
creada mañana del domingo. | es |
Acuña,Hernando_de | <XXI | Estas_Palabras_De_Su_Silvia_Cruda | Estas palabras de su Silvia cruda
puso Silvano en esta haya umbrosa:
«Silvia, do vemos de cruel y hermosa
tales extremos que el mayor se duda,
conociendo mi mal y que su ayuda
es sola en mi remedio poderosa,
mírame y de cruel en piadosa
muestra querer mudarse, y no se muda.
Con tales muestras me sostiene en vida,
hasta que muerte o más dichoso hado
me aparten del Tesín y su ribera.
Y si esto puede una piedad fingida,
considera, pastor enamorado,
lo que podría hacer la verdadera». | es |
Bécquer,Gustavo_Adolfo | <XXI | Rima_Lv | Entre el discorde estruendo de la orgía
acarició mi oído,
como nota de música lejana,
el eco de un suspiro.
El eco de un suspiro que conozco,
formado de un aliento que he bebido,
perfume de una flor que oculta crece
en un claustro sombrío.
Mi adorada de un día, cariñosa,
—¿En qué piensas?— me dijo.
—En nada... —En nada, ¿y lloras? —Es que tengo
alegre la tristeza y triste el vino.
El eco de un suspiro que conozco,
formado de un aliento que he bebido,
perfume de una flor que oculta crece
en un claustro sombrío.
Mi adorada de un día, cariñosa,
—¿En qué piensas?— me dijo.
—En nada... —En nada, ¿y lloras? —Es que tengo
alegre la tristeza y triste el vino.
Mi adorada de un día, cariñosa,
—¿En qué piensas?— me dijo.
—En nada... —En nada, ¿y lloras? —Es que tengo
alegre la tristeza y triste el vino. | es |
Camões,Luís_de | <XXI | Soneto_Xx | Se transforma el amante en la cosa amada,
Por virtud del tanto imaginar;
Luego no tengo más que desear,
Pues en mí tengo la parte deseada.
Si en ella está mi alma transformada,
¿Qué más desea el cuerpo alcanzar?
En sí solamente puede descansar,
Pues consigo tal alma está ligada.
Mas esta linda y pura semi-idea,
Que, como un accidente en su sujeto,
Así con el alma mía se conforma,
Está en el pensamiento como idea;
Y el vivo y puro amor de que soy hecho,
Como la materia simple busca la forma. | es |
Cadalso,José | <XXI | Si_El_Cielo_Está_Sin_Luces | Si el cielo está sin luces
el campo está sin flores
los pájaros no cantan
los arroyos no corren
no saltan los corderos
no bailan los pastores
los troncos no dan frutos
los ecos no responden...
es que enfermó mi Filis
y está suspenso el orbe. | es |
Gelman,Juan | <XXI | Y_Aquí_El_Francés_Bonpland_Botánico | y aquí el francés Bonpland botánico
buscaba asclepias lirolensis
o chinchonas acaridesas
encontró en cambio las ignotas
caras o rostros del amor
a la india Nunu de los zambos
junto a la boca del Orinoco
junto a la boca del Orinoco
durmió al cuidado del peligro
comía arroz yucas hormigas
plátanos y manjar de mono
mirándose en los cocodrilos
en el silbido de las boas
en el rugido de los tigres
mientras se alzaban los temores
como hogueras nunca apagadas
a la calor de esas hogueras
aquí el francés Bonpland botánico
entró en las dulces partes de Nunu
mientras giraban en la noche
las catedrales medievales
toda la rue du chat qui péche
como planetas instantáneos
apagándose en la mitad
entre los pechos de la Nunu
que hablaban sus idiomas suaves
más poderosos que la selva
más bellos que los tigres en
la luz violeta de su vientre
o que los cocodrilos bocas
del Orinoco padre o río
o que las boas onduladas
como olitas del Sena gris
temió amó a Nunu comió mono
con su levita directorio
tuvo 15 días de miel
y cuando alguno robó a la india
(no por deseo de su carne
o de sus partes destinadas
al amor puro y duro y otro
sino para hacerlas volver
a la desencadenada
selva o sacarlas del amor
para otro mundo como es
o amor es de otro mundo o es
otro mundo directamente)
Bonpland decía al rededor:
“hermano cocodrilo di
dónde está Nunu la dulzona
de varios pechos a saber:
el que te da leche de amor
el que te apaga la maldad
el que te viste contra el miedo
el que se tiembla en la caída
porque no sabe si te alzará”
o al tigre de rayas de rey:
“dónde está Nunu, tigre tigre
ahora salido de mi sangre”
o a la boa: “cómo está Nunu
la de la luna en la rodilla”
la de la luna en la rodilla
se la llevaron y Bonpland
no quiso saber más de estrellas
o de misterios de la mar
o de volcanes encendidos
o de plantas quietas en sí
y aunque se fue del Orinoco
de sus herrumbres suaves verdes
y aunque lo amó la emperatriz
(la Josefina de Napoleón)
y aunque ella eligió sus brazos
para morirse de una vez
aquí volvió el Bonpland a Nunu
y nunca jamás la encontró
pero comía yucas hormigas
arroz manjar de mono plátanos
y bebía aguas del Orinoco
como quien come a una mujer
como quien bebe a una mujer
y esta es la historia de Bonpland
clasificó muchas plantitas
del continente americano
pero él vivía en Nunu. oh Nunu .
la de la luna en la rodilla
la de varios pechos de amor
la de planetas apagados
como la rue du chat qui péche
volando abriendo su mitad
para el francés que la quería
como jardín oh Nunu. oh Nunu
como la noche Nunu Nunu.
junto a la boca del Orinoco
durmió al cuidado del peligro
comía arroz yucas hormigas
plátanos y manjar de mono
mirándose en los cocodrilos
en el silbido de las boas
en el rugido de los tigres
mientras se alzaban los temores
como hogueras nunca apagadas
a la calor de esas hogueras
aquí el francés Bonpland botánico
entró en las dulces partes de Nunu
mientras giraban en la noche
las catedrales medievales
toda la rue du chat qui péche
como planetas instantáneos
apagándose en la mitad
entre los pechos de la Nunu
que hablaban sus idiomas suaves
más poderosos que la selva
más bellos que los tigres en
la luz violeta de su vientre
o que los cocodrilos bocas
del Orinoco padre o río
o que las boas onduladas
como olitas del Sena gris
temió amó a Nunu comió mono
con su levita directorio
tuvo 15 días de miel
y cuando alguno robó a la india
(no por deseo de su carne
o de sus partes destinadas
al amor puro y duro y otro
sino para hacerlas volver
a la desencadenada
selva o sacarlas del amor
para otro mundo como es
o amor es de otro mundo o es
otro mundo directamente)
Bonpland decía al rededor:
“hermano cocodrilo di
dónde está Nunu la dulzona
de varios pechos a saber:
el que te da leche de amor
el que te apaga la maldad
el que te viste contra el miedo
el que se tiembla en la caída
porque no sabe si te alzará”
o al tigre de rayas de rey:
“dónde está Nunu, tigre tigre
ahora salido de mi sangre”
o a la boa: “cómo está Nunu
la de la luna en la rodilla”
la de la luna en la rodilla
se la llevaron y Bonpland
no quiso saber más de estrellas
o de misterios de la mar
o de volcanes encendidos
o de plantas quietas en sí
y aunque se fue del Orinoco
de sus herrumbres suaves verdes
y aunque lo amó la emperatriz
(la Josefina de Napoleón)
y aunque ella eligió sus brazos
para morirse de una vez
aquí volvió el Bonpland a Nunu
y nunca jamás la encontró
pero comía yucas hormigas
arroz manjar de mono plátanos
y bebía aguas del Orinoco
como quien come a una mujer
como quien bebe a una mujer
y esta es la historia de Bonpland
clasificó muchas plantitas
del continente americano
pero él vivía en Nunu. oh Nunu .
la de la luna en la rodilla
la de varios pechos de amor
la de planetas apagados
como la rue du chat qui péche
volando abriendo su mitad
para el francés que la quería
como jardín oh Nunu. oh Nunu
como la noche Nunu Nunu.
a la calor de esas hogueras
aquí el francés Bonpland botánico
entró en las dulces partes de Nunu
mientras giraban en la noche
las catedrales medievales
toda la rue du chat qui péche
como planetas instantáneos
apagándose en la mitad
entre los pechos de la Nunu
que hablaban sus idiomas suaves
más poderosos que la selva
más bellos que los tigres en
la luz violeta de su vientre
o que los cocodrilos bocas
del Orinoco padre o río
o que las boas onduladas
como olitas del Sena gris
temió amó a Nunu comió mono
con su levita directorio
tuvo 15 días de miel
y cuando alguno robó a la india
(no por deseo de su carne
o de sus partes destinadas
al amor puro y duro y otro
sino para hacerlas volver
a la desencadenada
selva o sacarlas del amor
para otro mundo como es
o amor es de otro mundo o es
otro mundo directamente)
Bonpland decía al rededor:
“hermano cocodrilo di
dónde está Nunu la dulzona
de varios pechos a saber:
el que te da leche de amor
el que te apaga la maldad
el que te viste contra el miedo
el que se tiembla en la caída
porque no sabe si te alzará”
o al tigre de rayas de rey:
“dónde está Nunu, tigre tigre
ahora salido de mi sangre”
o a la boa: “cómo está Nunu
la de la luna en la rodilla”
la de la luna en la rodilla
se la llevaron y Bonpland
no quiso saber más de estrellas
o de misterios de la mar
o de volcanes encendidos
o de plantas quietas en sí
y aunque se fue del Orinoco
de sus herrumbres suaves verdes
y aunque lo amó la emperatriz
(la Josefina de Napoleón)
y aunque ella eligió sus brazos
para morirse de una vez
aquí volvió el Bonpland a Nunu
y nunca jamás la encontró
pero comía yucas hormigas
arroz manjar de mono plátanos
y bebía aguas del Orinoco
como quien come a una mujer
como quien bebe a una mujer
y esta es la historia de Bonpland
clasificó muchas plantitas
del continente americano
pero él vivía en Nunu. oh Nunu .
la de la luna en la rodilla
la de varios pechos de amor
la de planetas apagados
como la rue du chat qui péche
volando abriendo su mitad
para el francés que la quería
como jardín oh Nunu. oh Nunu
como la noche Nunu Nunu.
entre los pechos de la Nunu
que hablaban sus idiomas suaves
más poderosos que la selva
más bellos que los tigres en
la luz violeta de su vientre
o que los cocodrilos bocas
del Orinoco padre o río
o que las boas onduladas
como olitas del Sena gris
temió amó a Nunu comió mono
con su levita directorio
tuvo 15 días de miel
y cuando alguno robó a la india
(no por deseo de su carne
o de sus partes destinadas
al amor puro y duro y otro
sino para hacerlas volver
a la desencadenada
selva o sacarlas del amor
para otro mundo como es
o amor es de otro mundo o es
otro mundo directamente)
Bonpland decía al rededor:
“hermano cocodrilo di
dónde está Nunu la dulzona
de varios pechos a saber:
el que te da leche de amor
el que te apaga la maldad
el que te viste contra el miedo
el que se tiembla en la caída
porque no sabe si te alzará”
o al tigre de rayas de rey:
“dónde está Nunu, tigre tigre
ahora salido de mi sangre”
o a la boa: “cómo está Nunu
la de la luna en la rodilla”
la de la luna en la rodilla
se la llevaron y Bonpland
no quiso saber más de estrellas
o de misterios de la mar
o de volcanes encendidos
o de plantas quietas en sí
y aunque se fue del Orinoco
de sus herrumbres suaves verdes
y aunque lo amó la emperatriz
(la Josefina de Napoleón)
y aunque ella eligió sus brazos
para morirse de una vez
aquí volvió el Bonpland a Nunu
y nunca jamás la encontró
pero comía yucas hormigas
arroz manjar de mono plátanos
y bebía aguas del Orinoco
como quien come a una mujer
como quien bebe a una mujer
y esta es la historia de Bonpland
clasificó muchas plantitas
del continente americano
pero él vivía en Nunu. oh Nunu .
la de la luna en la rodilla
la de varios pechos de amor
la de planetas apagados
como la rue du chat qui péche
volando abriendo su mitad
para el francés que la quería
como jardín oh Nunu. oh Nunu
como la noche Nunu Nunu.
temió amó a Nunu comió mono
con su levita directorio
tuvo 15 días de miel
y cuando alguno robó a la india
(no por deseo de su carne
o de sus partes destinadas
al amor puro y duro y otro
sino para hacerlas volver
a la desencadenada
selva o sacarlas del amor
para otro mundo como es
o amor es de otro mundo o es
otro mundo directamente)
Bonpland decía al rededor:
“hermano cocodrilo di
dónde está Nunu la dulzona
de varios pechos a saber:
el que te da leche de amor
el que te apaga la maldad
el que te viste contra el miedo
el que se tiembla en la caída
porque no sabe si te alzará”
o al tigre de rayas de rey:
“dónde está Nunu, tigre tigre
ahora salido de mi sangre”
o a la boa: “cómo está Nunu
la de la luna en la rodilla”
la de la luna en la rodilla
se la llevaron y Bonpland
no quiso saber más de estrellas
o de misterios de la mar
o de volcanes encendidos
o de plantas quietas en sí
y aunque se fue del Orinoco
de sus herrumbres suaves verdes
y aunque lo amó la emperatriz
(la Josefina de Napoleón)
y aunque ella eligió sus brazos
para morirse de una vez
aquí volvió el Bonpland a Nunu
y nunca jamás la encontró
pero comía yucas hormigas
arroz manjar de mono plátanos
y bebía aguas del Orinoco
como quien come a una mujer
como quien bebe a una mujer
y esta es la historia de Bonpland
clasificó muchas plantitas
del continente americano
pero él vivía en Nunu. oh Nunu .
la de la luna en la rodilla
la de varios pechos de amor
la de planetas apagados
como la rue du chat qui péche
volando abriendo su mitad
para el francés que la quería
como jardín oh Nunu. oh Nunu
como la noche Nunu Nunu.
Bonpland decía al rededor:
“hermano cocodrilo di
dónde está Nunu la dulzona
de varios pechos a saber:
el que te da leche de amor
el que te apaga la maldad
el que te viste contra el miedo
el que se tiembla en la caída
porque no sabe si te alzará”
o al tigre de rayas de rey:
“dónde está Nunu, tigre tigre
ahora salido de mi sangre”
o a la boa: “cómo está Nunu
la de la luna en la rodilla”
la de la luna en la rodilla
se la llevaron y Bonpland
no quiso saber más de estrellas
o de misterios de la mar
o de volcanes encendidos
o de plantas quietas en sí
y aunque se fue del Orinoco
de sus herrumbres suaves verdes
y aunque lo amó la emperatriz
(la Josefina de Napoleón)
y aunque ella eligió sus brazos
para morirse de una vez
aquí volvió el Bonpland a Nunu
y nunca jamás la encontró
pero comía yucas hormigas
arroz manjar de mono plátanos
y bebía aguas del Orinoco
como quien come a una mujer
como quien bebe a una mujer
y esta es la historia de Bonpland
clasificó muchas plantitas
del continente americano
pero él vivía en Nunu. oh Nunu .
la de la luna en la rodilla
la de varios pechos de amor
la de planetas apagados
como la rue du chat qui péche
volando abriendo su mitad
para el francés que la quería
como jardín oh Nunu. oh Nunu
como la noche Nunu Nunu.
la de la luna en la rodilla
se la llevaron y Bonpland
no quiso saber más de estrellas
o de misterios de la mar
o de volcanes encendidos
o de plantas quietas en sí
y aunque se fue del Orinoco
de sus herrumbres suaves verdes
y aunque lo amó la emperatriz
(la Josefina de Napoleón)
y aunque ella eligió sus brazos
para morirse de una vez
aquí volvió el Bonpland a Nunu
y nunca jamás la encontró
pero comía yucas hormigas
arroz manjar de mono plátanos
y bebía aguas del Orinoco
como quien come a una mujer
como quien bebe a una mujer
y esta es la historia de Bonpland
clasificó muchas plantitas
del continente americano
pero él vivía en Nunu. oh Nunu .
la de la luna en la rodilla
la de varios pechos de amor
la de planetas apagados
como la rue du chat qui péche
volando abriendo su mitad
para el francés que la quería
como jardín oh Nunu. oh Nunu
como la noche Nunu Nunu.
y aunque ella eligió sus brazos
para morirse de una vez
aquí volvió el Bonpland a Nunu
y nunca jamás la encontró
pero comía yucas hormigas
arroz manjar de mono plátanos
y bebía aguas del Orinoco
como quien come a una mujer
como quien bebe a una mujer
y esta es la historia de Bonpland
clasificó muchas plantitas
del continente americano
pero él vivía en Nunu. oh Nunu .
la de la luna en la rodilla
la de varios pechos de amor
la de planetas apagados
como la rue du chat qui péche
volando abriendo su mitad
para el francés que la quería
como jardín oh Nunu. oh Nunu
como la noche Nunu Nunu.
pero comía yucas hormigas
arroz manjar de mono plátanos
y bebía aguas del Orinoco
como quien come a una mujer
como quien bebe a una mujer
y esta es la historia de Bonpland
clasificó muchas plantitas
del continente americano
pero él vivía en Nunu. oh Nunu .
la de la luna en la rodilla
la de varios pechos de amor
la de planetas apagados
como la rue du chat qui péche
volando abriendo su mitad
para el francés que la quería
como jardín oh Nunu. oh Nunu
como la noche Nunu Nunu.
y esta es la historia de Bonpland
clasificó muchas plantitas
del continente americano
pero él vivía en Nunu. oh Nunu .
la de la luna en la rodilla
la de varios pechos de amor
la de planetas apagados
como la rue du chat qui péche
volando abriendo su mitad
para el francés que la quería
como jardín oh Nunu. oh Nunu
como la noche Nunu Nunu. | es |
Fuertes,Gloria | <XXI | Afortunadamente | Afortunadamente
no tenemos presente,
no tenemos presente,
lo
de
que
nos tenemos que morir. | es |
Villaespesa,Francisco | <XXI | Es_Otra_Señorita_De_Maupin._Es_Viciosa | Es otra señorita de Maupin. Es viciosa
y frágil como aquella imagen del placer,
que en la elegancia rítmica de su sonora prosa
nos dibujó la pluma de Theófilo Gautier.
Sus rojos labios sáficos, sensitivos y ambiguos,
a la par piden besos de hombre y de mujer,
sintiendo las nostalgias de los faunos antiguos
cuyos labios sabían alargar el placer.
Ama los goces sádicos. Se inyecta de morfina;
pincha a su gata blanca. El éter la fascina,
y el opio le produce un ensueño oriental.
De súbito su cuerpo de amor vibra y se inflama
al ver, entre los juncos, temblar como una llama
la lengua roja y móvil de algún tigre real. | es |
Fernández_Moreno,Baldomero | <XXI | La_Ciudad,_Que_Ya_Empieza,_Alondra_Blanca,_A_Amarte | La ciudad, que ya empieza, alondra blanca, a amarte
te dibuja la cara, y más te la ilumina,
con pinceles mimosos, con delicado arte
como nunca lo haría la acuarela más fina.
Y te pinta de azul y de verde y de rosa
según sea el aviso que surge a nuestro paso.
Te desmaterializa, te torna mariposa,
como ninguna aurora, como ningún ocaso. | es |
Casal,Julián_del | <XXI | Soneto_Pompadour | Amo el bronce, el cristal, las porcelanas,
Las vidrieras de múltiples colores,
Los tapices pintados de oro y flores
Y las brillantes lunas venecianas.
Amo también las bellas castellanas,
La canción de los viejos trovadores,
Los árabes corceles voladores,
Las flébiles baladas alemanas;
El rico piano de marfil sonoro,
El sonido del cuerno en la espesura,
Del pebetero la fragante esencia,
Y el lecho de marfil, sándalo y oro,
En que deja la virgen hermosura
La ensangrentada flor de su inocencia.
Amo también las bellas castellanas,
La canción de los viejos trovadores,
Los árabes corceles voladores,
Las flébiles baladas alemanas;
El rico piano de marfil sonoro,
El sonido del cuerno en la espesura,
Del pebetero la fragante esencia,
Y el lecho de marfil, sándalo y oro,
En que deja la virgen hermosura
La ensangrentada flor de su inocencia.
El rico piano de marfil sonoro,
El sonido del cuerno en la espesura,
Del pebetero la fragante esencia,
Y el lecho de marfil, sándalo y oro,
En que deja la virgen hermosura
La ensangrentada flor de su inocencia.
Y el lecho de marfil, sándalo y oro,
En que deja la virgen hermosura
La ensangrentada flor de su inocencia. | es |
Fernández_Moreno,Baldomero | <XXI | Ya_Que_Todo_Está_En_Flor,_Y_Más_Que_Nada | Ya que todo está en flor, y más que nada
tú en tu mantilla azul, Marcela mía,
abriré como pueda mi poesía
que es hoy una ventana clausurada.
Tras un instante quedará cerrada,
ciego postigo en la mitad del día,
pero antes te dirá lo que quería
o posará en tu frente su mirada.
El tiempo correrá como acostumbra,
el sol alumbrará como hoy alumbra,
recio el árbol será que nos cobija.
Para ti todo me parece eterno,
y yo no seré más que este cuaderno,
unos papeles, ni eso, nieta, hija. | es |
Bretón_de_los_Herreros,Manuel | <XXI | Nueve_Meses_Encerrado | Nueve meses encerrado
En oscuro calabozo,
Con las piernas en cuclillas
Y los puños en los ojos,
Desde que fue concebido
El hijo de cada prójimo
(No siempre lícito fruto
De legítimo consorcio)
Llora y gime a su manera
De su prisión en el fondo,
Por ver los rayos del sol
Que ilumina nuestro globo.
¡En vano!; que para ahogar
Sus inocentes sollozos,
Conspira aleve el corsé,
Invención de los demonios;
Y a saber lo que le espera
Cuando salga de aquel lóbrego
Presidio, preferiría
Ser víctima de un aborto.
Cumplida ya su condena,
Antes de asomar el rostro
Paga a la madre en dolores
Lo que ella le dio en sofocos.
Si no tiene vocación
De trapense o de jerónimo,
Él mismo rompe la celda
Que le servía de estorbo.
Si la vida motilona
De aquel antro cenagoso
Le era grata, se resiste
A dejar el refectorio.
Pero ¡inútil resistencia;
Que con furor demagogo
Le exclaustra, mal de su grado,
El comadrón antropófago!
Revuelto como tortilla
Y amasado como bollo,
¡Feliz si de tal maniobra
No sale tullido o cojo!
Pero demos de barato
Que salga ileso el pimpollo
Y naturaleza próvida
Triunfe del barbero indocto.
¡Oíd al nieto de Adán
Cómo en destemplado lloro
Maldice el funesto don
De vivir entre nosotros!
Su vida desde el Oriente
Es inaguantable potro,
Y si supiera quejarse
Le escucharían los sordos.
Uno le quita la caspa;
Otro le limpia el meconio;
Aquí apósitos y vendas;
Acullá unturas y polvos.
¡Qué de friegas y estirones,
Qué de frotes y de sobos
De la cabeza a los pies
Y desde la mano al hombro!
Piensa descansar el mísero
Después de mondo y lirondo;
Mas de mayores tormentos
Aquél ha sido el exordio.
Ahora comienza el suplicio
Del consabido envoltorio
Que oprime sus coyunturas
Y estruja sus hipocondrios.
Metedores y pañales,
Mantillas, chambras y gorros,
Con una y otra corteza
Cobijan el débil tronco;
Y al fajarle el operario
Tal vez le disloca un codo
O con agudo alfiler
Pincha al indefenso rorro;
Y sobre prensarlo tanto
Le dan vueltas como a un torno;
Que no sé cómo no vuelven
Al pobre muchacho loco.
Por fin, menos semejante
Al hombre, de que es retoño,
Que al cilindro de una máquina
O a una colmena de corcho,
Chupa voraz de su madre
Los túrgidos promontorios,
Y breve tregua a su llanto
Da el suculento calostro.
Entre tanto, veinte brujas
Formando gárrulo coro
Bendicen (¡otra les queda!)
El fruto del matrimonio.
¡Oh qué linda criatura!
Dice fulana: es un rollo
De manteca. ¡Dios le libre
De viruelas y mal de ojo!
Otra en tono de sibila
Hace inspirada su horóscopo
Y larga vida le anuncia
Con montes de plata y oro.
Otra exclama: Se parece
Lo mismo que un huevo a otro
A su papá, y el papá
No cabe en sí de alborozo.
Pero quizá, aunque sonríe
Y dice en público «apoyo»,
Tiene el padrino razones
Para pensar de otro modo.
No lamento lo que sufro
En el acto meritorio
Del bautismo; que me precio
De ser cristiano ortodoxo;
Pero cuando siente el párvulo
Sobre su cabeza el chorro
Y en su boca el sal sapientiae,
Que no le sabe a bizcocho,
Tal vez (¡humana miseria!)
Se obstinaría en ser moro
Si al oír vis baptizare
Fuese él quien dijera «volo».
¿Y quién, ¡ay Dios! enumera
Las dolencias y soponcios
Que mortifican al nene
Entre lágrimas y mocos?
Hoy le aflige la alfombrilla;
Mañana el usagre hediondo;
Otro día el sarampión
Le convierte en fiero monstruo.
A cada diente que asoma
Le atacan pujos y vómitos,
Y tal vez males ajenos
Se le agregan a los propios;
Que si antes de descubrirse
El americano golfo
El pecado original
Era, aunque grave, uno solo;
¡Hoy son dos!...; y ¡vive Cristo
Que hizo España buen negocio
Quedándose con la peste
Y perdiendo el territorio!
Sin consultar (¡angelito!)
Su paladar ni su estómago,
Antes de cumplido el año
Llenan su cuerpo de bodrio,
Y antes que adquieran sus miembros
El preciso desarrollo
Le desnudan de mantillas
Para vestirle de corto.
Mas no por eso el menguado
Respira con desahogo;
Que su pulmón deterioran
Los andadores diabólicos;
Y cuando de ellos le alivian,
Si con afán engañoso
Para librarse del yugo
Hace pinitos heroicos,
Cada paso es un peligro,
Cada mueble es un escollo;
Que sus pies son de manteca
Y su cabeza de plomo.
Por fin, a fuerza de días
Y coscorrones de a folio,
Logra andar la criatura
Sin necesitar socorro,
Y su labio balbuciente,
Menos precoz que el de un loro,
Articula a los tres años
Papa, teta, mama y chocho;
No sin que antes las comadres,
Interpretando su tosco
Guirigay, al rudo niño
Levanten mil testimonios.
Hasta en los mismos halagos
Y caricias y piropos
Que le tributan, ¡ay! pasa
Las penas del purgatorio.
Objeto de diversión,
Como puede serlo un mono,
Para vecinas lechuzas
Y aduladores ociosos,
Le hacen reír cuando llora,
O turbando su reposo
Cuando mamara o durmiera
Le hacen bailar como trompo.
Llamándole serafín
Le aturden con su alboroto
Y el amor con que le besan
Tiene apariencias de encono.
Uno al cutis infantil
Aplica el suyo cerdoso;
Otro le inspira su aliento,
Que no huele a cinamomo;
Otra vieja fementida,
Mostrando insolente pólipo
En su alevosa nariz,
Que parece un sable corvo...
¡No más, impía canalla!
¡No con vuestro impuro soplo
Sequéis en flor ese vástago
Que acariciaba Favonio!
Pero ¿qué diré, ¡infeliz!
Si a falta de madre (¡oh tósigo!)
Te cría bestial pasiega
O la madre de algún choto?
¿Qué diré, si te condenan
A la congoja, al engorro
De chupar los biberones
Aspirantes de Ibarrondo?
¿Qué diré, en fin, si hacinado
En una casa de expósitos
Lloras de ignorada madre
El criminal abandono?
Si al hambre y la desnudez
Sobrevives, suyo el gozo,
Suyo habrá sido el pecado,
¡Y tuyo será el oprobio!
Y exclamarán todavía:
¡Dichosa edad! los filósofos...
O nunca fueron chiquillos,
O siempre han sido unos tontos.
exclaustra
sal sapientiae,
vis baptizare
«volo».
Papa, teta, mama y chocho;
los biberones
Aspirantes de Ibarrondo?
chiquillos | es |
Machado,Antonio | <XXI | Siempre_Fugitiva_Y_Siempre | Siempre fugitiva y siempre
cerca de mí, en negro manto
mal cubierto el desdeñoso
gesto de tu rostro pálido.
No sé adónde vas, ni dónde
tu virgen belleza tálamo
busca en la noche. No sé
qué sueños cierran tus párpados,
ni de quien haya entreabierto
tu lecho inhospitalario.
Detén el paso, belleza
esquiva, detén el paso.
Besar quisiera la amarga,
amarga flor de tus labios. | es |
Darío,Rubén | <XXI | —Allá_Está_La_Cumbre | —Allá está la cumbre.
—¿Qué miras? —Un astro.
—¿Me amas? —¡Te adoro!
—¿Subimos? —¡Subamos!
—¿Qué ves? —Una aurora
fugitiva y pálida.
—¿Qué sientes? —Anhelo.
—Ésa es la esperanza.
—¡Qué alientos de vida!
¡Qué fuegos de sol!
¡Qué luz tan radiante!
—¡Ese es el amor!
—¿Qué ves a tus plantas?
—Un profundo abismo.
—¿Tiemblas? —Tengo miedo...
—¡Ese es el olvido!
Pero no tiembles ni temas:
bajo el sacro cielo azul,
para el que ama no hay abismos,
porque tiene alas de luz. | es |
Pardo_García,Germán | <XXI | Los_Montes_Volarán | Cuando se encuentre lista la montaña
para volar y cunda la leyenda,
y el nadir estelado la comprenda,
y en su cuartel azul la telaraña,
veré aterrado la divina hazaña
un instante después que yo sorprenda
que antes que el humus a volar aprenda,
le da la luz movilidad extraña.
Fallarán para mí los crisantemos.
Recordaré que el sol no es labrantío.
Le nacerán al mar ojos supremos
bajo el encristalado espumerío,
y de sus plataformas volaremos
las montañas y yo rumbo al vacío. | es |
Fernández_Moreno,Baldomero | <XXI | ¡Vengo_De_La_Cocina,_Vengo_De_La_Cocina! | ¡Vengo de la cocina, vengo de la cocina!
Traía en grandes manchas en el traje, la harina.
En las pálidas manos, entre los dedos finos,
olor agudo a especias, canelas y cominos.
Al fondo de los ojos, en grueso punto de oro,
traía de las ascuas el alegre tesoro.
De ollas y cacerolas el sonoro ludir,
traíalo en los labios al hablar y al reír.
Por besarle la frente le aparté los cabellos:
lo más sutil de todo, el humo, estaba en ellos. | es |
Arciniegas,Ismael_Enrique | <XXI | Final | Adiós, pues. ¿Nada olvidas? Está bien. Puedes irte.
Ya nada más debemos decirnos... ¿Para qué?
Te dejo. Partir puedes. Pero aguarda un momento...
está lloviendo. Espera que deje de llover.
Abrígate. Está haciendo mucho frío en la calle.
Ponte capa de invierno. Y abrígate muy bien.
¿Todo te lo he devuelto? ¿Nada tuyo me queda?
¿Tu retrato te llevas y tus cartas también?
Por última vez mírame. Vamos a separarnos.
Óyeme. No lloremos, pues necedad sería...
¡Y qué esfuerzo debemos los dos hacer ahora
para ser lo que fuimos... lo que fuimos un día!
Se habían nuestras almas tan bien compenetrado,
y hoy de nuevo su vida cada cual ha tomado.
Con un distinto nombre por senda aparte iremos,
a errar, a vivir solos... Sin duda sufriremos.
Sufriremos un tiempo. Después vendrá el olvido,
lo solo que perdona. Tú, de mí desunida,
serás lo que antes fuiste. Yo, lo que antes he sido...
Dos distintas personas seremos en la vida.
Vas a entrar desde ahora por siempre en mi pasado;
tal vez nos encontremos en la calle algún día.
Te veré desde lejos con aire descuidado,
y llevarás un traje que no te conocía.
Después pasarán meses sin que te vea. En tanto,
habrán de hablarte amigos de mí. Yo bien lo sé;
y cuando en mi presencia te recuerden, encanto
que fuiste de mi vida, «¿Cómo está?» les diré.
Y qué grandes creímos nuestros dos corazones,
¡y qué pequeños! ¡Cómo nos quisimos tú y yo!
¿Recuerdas otros días? ¡Qué gratas ilusiones!
Y mira en lo que ahora nuestra pasión quedó.
Y nosotros, lo mismo que los demás mortales,
en promesas ardientes de eterno amor creyendo.
¡Verdad que humilla! ¿Todos somos acaso iguales?
¿Somos como los otros? Mira, sigue lloviendo.
Quédate. ¡Ven! No escampa. Y en la calle hace frío.
Quizá nos entendamos. Yo no sé de qué modo.
Aunque han cambiado tanto tu corazón y el mío,
tal vez al fin digamos: «¡No está perdido todo!»
Hagamos lo posible. Que acabe este desvío.
Vencer nuestras costumbres es inútil. ¿Verdad?
¡Ven, siéntate! A mi lado recobrarás tu hastío,
y volverá a tu lado mi triste soledad. | es |
Ruiz,Juan | <XXI | Luego_Después,_Desta_Venta_Fuyme_Para_Ssegovia | Luego después, desta venta fuyme para Ssegovia,
non a conprar las joyas para la chata Troya;
fuy veer una costiella de la serpiente groya,
que mató al viejo Rrando, segund dise en Moya.
Estid' en esta cibdat e espendí mi caudal;
non fallé poço dulçe nin fuente perenal.
dix', desque vi mi bolsa que se parava mal:
«mi casilla e mi fogar çien sueldos val'».
Torneme para mi tierra dende a terçer dya;
mas non vyn' por Loçoya, que joyas non traya;
cuydé yr por el puerto que disen la Fuentfría:
herré todo el camino, como quien non sabía.
Por el pynar ayuso fallé una vaquera,
que guardava sus vacas çerca esa rribera:
yo le dixe: «omíllome, sserrana falagera,
morarme he convusco o mostradme la carrera».
—«Sseméjasme, sandío, que así te conbidas:
non te llegues a mí, ante te lo comidas;
synon, yo te faré que mi cayada midas:
si en lugar te cojo, byen tarde la olvidas».—
Como dise la fabla, del que de mal se quita:
«Escarva la gallyna e falla su pepita»,
proveme por llegar a la gaha maldita,
diome con la cayada tras la oreja fita.
Derribome cuest' ayuso e cay estordido:
ally prové que era mal golpe el del oydo;
«¡confonda Dios,» dixe yo, «cigüeña en el exido,
que de tal guisa acoje cigoñinos en nido!»—
Desque ovo en mí puesto las sus manos yradas,
diz' la descumulgada; «Non pases las aradas.
non t' asañes del juego, que esto a las vegadas
conquirense en uno las buenas dineradas».—
»Entremos a la cabaña, Herroso non lo entienda;
meterte he por camino e avrás buena merienda;
llévate dende, Cornejo, non busques más contienda».
Desque la vy pagada, levanteme corrienda.
Tomome de la mano e fuémosnos en uno:
era nona passada e estava yo ayuno;
desque en la choça fuemos, non fallamos ninguno:
díxome que jugásemos al juego por mal del uno.
«¡Pardiós!», dixe yo, «amiga, más querría almosar»,
d'ayuno e d'arreçido non podría solasar:
sy ante non comiese, non podría byen jugar,
non se pagó del dicho, quésome amenasar.
penssó de mí e della. Dix' yo: «Agora se prueva
que «pan e vino juega, que non camisa nueva»».
Escoté la meryenda e partyme dalgueva;
díxele que me mostrase la ssenda, que es nueva.
Rogome que fyncase con ella esa tarde,
ca mala es d'amatar el estopa, de que arde.
Díxel' yo: «estó de priessa, ¡sy Dios de mal me guarde!»
Assañose contra mí, resçelé e fuy covarde.
Ssacome de la choça, llegome a dos senderos:
amos son byen usados, amos son camineros;
andit lo más que pud' ayna los oteros;
llegué con sol tenprano al aldea Ferreros.
Desta burla passada ffiz' un cantar atal:
non es muncho fermoso, creo nin cumunal:
fasta qu' el libro entyendas, del byen non digas mal,
ca tú entenderás uno e el libro dirá ál. | es |
Machado,Manuel | <XXI | Ya_El_Pobre_Corazón_Eligió_Su_Camino | Ya el pobre corazón eligió su camino.
Ya a los vientos no oscila, ya a las olas no cede,
al azar no suspira, ni se entrega al Destino...
Ahora sabe querer, y quiere lo que puede.
Renunció al imposible y al sin querer divino. | es |
Mistral,Gabriela | <XXI | No_Tengo_Sólo_Un_Ángel | No tengo sólo un Ángel
con ala estremecida:
me mecen como al mar
mecen las dos orillas
el Ángel que da el gozo
y el que da la agonía,
el de alas tremolantes
y el de las alas fijas.
Yo sé, cuando amanece,
cuál va a regirme el día,
si el de color de llama
o el color de ceniza,
y me les doy como alga
a la ola, contrita.
Sólo una vez volaron
con las alas unidas:
el día del amor,
el de la Epifanía.
¡Se juntaron en una
sus alas enemigas
y anudaron el nudo
de la muerte y la vida!
Yo sé, cuando amanece,
cuál va a regirme el día,
si el de color de llama
o el color de ceniza,
y me les doy como alga
a la ola, contrita.
Sólo una vez volaron
con las alas unidas:
el día del amor,
el de la Epifanía.
¡Se juntaron en una
sus alas enemigas
y anudaron el nudo
de la muerte y la vida!
Sólo una vez volaron
con las alas unidas:
el día del amor,
el de la Epifanía.
¡Se juntaron en una
sus alas enemigas
y anudaron el nudo
de la muerte y la vida!
¡Se juntaron en una
sus alas enemigas
y anudaron el nudo
de la muerte y la vida! | es |
Acuña,Hernando_de | <XXI | Si_Los_Suspiros_Que_Ha_Esparcido_El_Viento | Si los suspiros que ha esparcido el viento,
ausente de mi bien, con mil dolores,
y con ellos mis quejas y clamores
en bajo, triste y doloroso acento;
si la flaca esperanza cual la siento,
puesta en el medio de cien mil temores,
vinieren a noticia de pastores
do llegue el amoroso sentimiento,
sujeto les será mi triste llanto
por Galatea, y mi pasión tamaña
y, en ausencia, mi fe tan verdadera
pasar continuo y doloroso canto
por todos estos llanos y campaña
del famoso Danubio y su ribera. | es |
Arguijo,Juan_de | <XXI | Del_Gran_Pompeyo_El_Enemigo_Fuerte | Del gran Pompeyo el enemigo fuerte
llega en oscura noche al pobre techo,
do Amiclas con seguro y libre pecho
ni teme daño ni recela muerte.
Ya que llamar segunda vez advierte,
rogado deja el mal compuesto lecho,
y en frágil barca el peligroso estrecho
rompe, presagio de siniestra suerte.
Brama furioso el mar sintiendo el peso
que sostiene, y al tímido piloto
César anima, y dice: «Rema amigo,
»Rema; no temas infeliz suceso
por más que te contrasten Euro y Noto;
la fortuna de César va contigo».
Ya que llamar segunda vez advierte,
rogado deja el mal compuesto lecho,
y en frágil barca el peligroso estrecho
rompe, presagio de siniestra suerte.
Brama furioso el mar sintiendo el peso
que sostiene, y al tímido piloto
César anima, y dice: «Rema amigo,
»Rema; no temas infeliz suceso
por más que te contrasten Euro y Noto;
la fortuna de César va contigo».
Brama furioso el mar sintiendo el peso
que sostiene, y al tímido piloto
César anima, y dice: «Rema amigo,
»Rema; no temas infeliz suceso
por más que te contrasten Euro y Noto;
la fortuna de César va contigo».
»Rema; no temas infeliz suceso
por más que te contrasten Euro y Noto;
la fortuna de César va contigo». | es |
Villegas,Esteban_Manuel_de | <XXI | Suelta_Al_Céfiro_Blando | Suelta al céfiro blando
ese vellón que luce en tu cabeza,
verás que, tremolando,
a cautivar amantes, Lida, empieza,
y que en cada cabello
enreda un alma y aprisiona un cuello.
Como en el mes ardiente
el viento mueve las espigas de oro
con soplo diferente,
así las hebras, que en el alma adoro,
del céfiro movidas,
darán mil muertes, vencerán mil vidas.
No de otra suerte Apolo
con su resplandeciente cabellera
viste de luz el polo,
ni el mismo sol resplandecer pudiera,
si de tu roja frente
no hurtara rayos para darle a oriente. | es |
Arciniegas,Ismael_Enrique | <XXI | El_Último_Canto | Al través de las brumas y la nieve,
En el rostro el dolor, la vista inquieta,
El pie cansado vacilante mueve...
Allá va, ¿no lo veis? ¡Pobre poeta!
Sobre el herido corazón coloca
La lira meliodosa, y macilento,
Sentado al pie de la desnuda roca,
Así prorrumpe en desmayado acento:
«Ved las hojas marchitas, ved el ave,
Envueltas van en raudo torbellino...
¿A dónde van? ¿A dónde voy? ¡Quién sabe!
¡Yo también soy como ellas peregrino!
»Huyendo voy del tráfago mundano
Con el rostro en las manos escondido.
Mudable y débil corazón humano,
¡Hasta dónde, hasta dónde has descendido!
»Ya a Dios los necios hombres escarnecen
Y alzan al dios del interés loores.
¡Sus almas sin amor ni fe parecen
Nidos sin aves, fuentes sin rumores!
»Jamás la ola aunque con furia luche
Conmoverá las rocas; ¡e imposible
Que el triste grito del alción se escuche
De la tormenta entre el fragor terrible!
»La Poesía morirá en la lucha,
El destino cruel sus horas cuenta;
¡Poetas! vuestros cantos nadie escucha,
¡Sois el alción de la social tormenta!
»Yo vi en mis sueños de poeta un día
De laurel en mi lira una corona;
Hoy triste siento que en la frente mía
Un gajo de ciprés se desmorona.
»Yo quise alzar el vuelo a las ignotas
Fuentes de eterna luz, ¡al infinito!
Y hoy en el mundo, con las alas rotas,
Cual ave sola en su prisión me agito.
»Como una clara estrella vi en mi anhelo
Sonreír en mi cielo la esperanza.
Hoy cubren negras sombras ese cielo,
¡Hoy la luz a mi alma ya no alcanza!
»Huyendo el mundo y su incesante ruido,
Vengo a esta soledad sombría y honda.
Ella por siempre mi último gemido,
¡Mi último canto y mi vergüenza esconda!
»Tu muerte ¡oh Poesía! el siglo canta,
Y del campo inmortal de las ideas
El himno del trabajo se levanta
Y dice al porvenir: ¡Bendito seas!
»¡La indiferencia con su ceño grave
Me relega al silencio y al olvido!
Pobre y triste poeta ¡Soy un ave
Que al fin se muere sin hallar un nido!»
Dijo, y rompió la lira melodiosa
Do entonaba sus cantos y querellas...
Y al cielo levantó la faz llorosa,
¡Y en el cielo brotaban las estrellas!
Sobre el herido corazón coloca
La lira meliodosa, y macilento,
Sentado al pie de la desnuda roca,
Así prorrumpe en desmayado acento:
«Ved las hojas marchitas, ved el ave,
Envueltas van en raudo torbellino...
¿A dónde van? ¿A dónde voy? ¡Quién sabe!
¡Yo también soy como ellas peregrino!
»Huyendo voy del tráfago mundano
Con el rostro en las manos escondido.
Mudable y débil corazón humano,
¡Hasta dónde, hasta dónde has descendido!
»Ya a Dios los necios hombres escarnecen
Y alzan al dios del interés loores.
¡Sus almas sin amor ni fe parecen
Nidos sin aves, fuentes sin rumores!
»Jamás la ola aunque con furia luche
Conmoverá las rocas; ¡e imposible
Que el triste grito del alción se escuche
De la tormenta entre el fragor terrible!
»La Poesía morirá en la lucha,
El destino cruel sus horas cuenta;
¡Poetas! vuestros cantos nadie escucha,
¡Sois el alción de la social tormenta!
»Yo vi en mis sueños de poeta un día
De laurel en mi lira una corona;
Hoy triste siento que en la frente mía
Un gajo de ciprés se desmorona.
»Yo quise alzar el vuelo a las ignotas
Fuentes de eterna luz, ¡al infinito!
Y hoy en el mundo, con las alas rotas,
Cual ave sola en su prisión me agito.
»Como una clara estrella vi en mi anhelo
Sonreír en mi cielo la esperanza.
Hoy cubren negras sombras ese cielo,
¡Hoy la luz a mi alma ya no alcanza!
»Huyendo el mundo y su incesante ruido,
Vengo a esta soledad sombría y honda.
Ella por siempre mi último gemido,
¡Mi último canto y mi vergüenza esconda!
»Tu muerte ¡oh Poesía! el siglo canta,
Y del campo inmortal de las ideas
El himno del trabajo se levanta
Y dice al porvenir: ¡Bendito seas!
»¡La indiferencia con su ceño grave
Me relega al silencio y al olvido!
Pobre y triste poeta ¡Soy un ave
Que al fin se muere sin hallar un nido!»
Dijo, y rompió la lira melodiosa
Do entonaba sus cantos y querellas...
Y al cielo levantó la faz llorosa,
¡Y en el cielo brotaban las estrellas!
«Ved las hojas marchitas, ved el ave,
Envueltas van en raudo torbellino...
¿A dónde van? ¿A dónde voy? ¡Quién sabe!
¡Yo también soy como ellas peregrino!
»Huyendo voy del tráfago mundano
Con el rostro en las manos escondido.
Mudable y débil corazón humano,
¡Hasta dónde, hasta dónde has descendido!
»Ya a Dios los necios hombres escarnecen
Y alzan al dios del interés loores.
¡Sus almas sin amor ni fe parecen
Nidos sin aves, fuentes sin rumores!
»Jamás la ola aunque con furia luche
Conmoverá las rocas; ¡e imposible
Que el triste grito del alción se escuche
De la tormenta entre el fragor terrible!
»La Poesía morirá en la lucha,
El destino cruel sus horas cuenta;
¡Poetas! vuestros cantos nadie escucha,
¡Sois el alción de la social tormenta!
»Yo vi en mis sueños de poeta un día
De laurel en mi lira una corona;
Hoy triste siento que en la frente mía
Un gajo de ciprés se desmorona.
»Yo quise alzar el vuelo a las ignotas
Fuentes de eterna luz, ¡al infinito!
Y hoy en el mundo, con las alas rotas,
Cual ave sola en su prisión me agito.
»Como una clara estrella vi en mi anhelo
Sonreír en mi cielo la esperanza.
Hoy cubren negras sombras ese cielo,
¡Hoy la luz a mi alma ya no alcanza!
»Huyendo el mundo y su incesante ruido,
Vengo a esta soledad sombría y honda.
Ella por siempre mi último gemido,
¡Mi último canto y mi vergüenza esconda!
»Tu muerte ¡oh Poesía! el siglo canta,
Y del campo inmortal de las ideas
El himno del trabajo se levanta
Y dice al porvenir: ¡Bendito seas!
»¡La indiferencia con su ceño grave
Me relega al silencio y al olvido!
Pobre y triste poeta ¡Soy un ave
Que al fin se muere sin hallar un nido!»
Dijo, y rompió la lira melodiosa
Do entonaba sus cantos y querellas...
Y al cielo levantó la faz llorosa,
¡Y en el cielo brotaban las estrellas!
»Huyendo voy del tráfago mundano
Con el rostro en las manos escondido.
Mudable y débil corazón humano,
¡Hasta dónde, hasta dónde has descendido!
»Ya a Dios los necios hombres escarnecen
Y alzan al dios del interés loores.
¡Sus almas sin amor ni fe parecen
Nidos sin aves, fuentes sin rumores!
»Jamás la ola aunque con furia luche
Conmoverá las rocas; ¡e imposible
Que el triste grito del alción se escuche
De la tormenta entre el fragor terrible!
»La Poesía morirá en la lucha,
El destino cruel sus horas cuenta;
¡Poetas! vuestros cantos nadie escucha,
¡Sois el alción de la social tormenta!
»Yo vi en mis sueños de poeta un día
De laurel en mi lira una corona;
Hoy triste siento que en la frente mía
Un gajo de ciprés se desmorona.
»Yo quise alzar el vuelo a las ignotas
Fuentes de eterna luz, ¡al infinito!
Y hoy en el mundo, con las alas rotas,
Cual ave sola en su prisión me agito.
»Como una clara estrella vi en mi anhelo
Sonreír en mi cielo la esperanza.
Hoy cubren negras sombras ese cielo,
¡Hoy la luz a mi alma ya no alcanza!
»Huyendo el mundo y su incesante ruido,
Vengo a esta soledad sombría y honda.
Ella por siempre mi último gemido,
¡Mi último canto y mi vergüenza esconda!
»Tu muerte ¡oh Poesía! el siglo canta,
Y del campo inmortal de las ideas
El himno del trabajo se levanta
Y dice al porvenir: ¡Bendito seas!
»¡La indiferencia con su ceño grave
Me relega al silencio y al olvido!
Pobre y triste poeta ¡Soy un ave
Que al fin se muere sin hallar un nido!»
Dijo, y rompió la lira melodiosa
Do entonaba sus cantos y querellas...
Y al cielo levantó la faz llorosa,
¡Y en el cielo brotaban las estrellas!
»Ya a Dios los necios hombres escarnecen
Y alzan al dios del interés loores.
¡Sus almas sin amor ni fe parecen
Nidos sin aves, fuentes sin rumores!
»Jamás la ola aunque con furia luche
Conmoverá las rocas; ¡e imposible
Que el triste grito del alción se escuche
De la tormenta entre el fragor terrible!
»La Poesía morirá en la lucha,
El destino cruel sus horas cuenta;
¡Poetas! vuestros cantos nadie escucha,
¡Sois el alción de la social tormenta!
»Yo vi en mis sueños de poeta un día
De laurel en mi lira una corona;
Hoy triste siento que en la frente mía
Un gajo de ciprés se desmorona.
»Yo quise alzar el vuelo a las ignotas
Fuentes de eterna luz, ¡al infinito!
Y hoy en el mundo, con las alas rotas,
Cual ave sola en su prisión me agito.
»Como una clara estrella vi en mi anhelo
Sonreír en mi cielo la esperanza.
Hoy cubren negras sombras ese cielo,
¡Hoy la luz a mi alma ya no alcanza!
»Huyendo el mundo y su incesante ruido,
Vengo a esta soledad sombría y honda.
Ella por siempre mi último gemido,
¡Mi último canto y mi vergüenza esconda!
»Tu muerte ¡oh Poesía! el siglo canta,
Y del campo inmortal de las ideas
El himno del trabajo se levanta
Y dice al porvenir: ¡Bendito seas!
»¡La indiferencia con su ceño grave
Me relega al silencio y al olvido!
Pobre y triste poeta ¡Soy un ave
Que al fin se muere sin hallar un nido!»
Dijo, y rompió la lira melodiosa
Do entonaba sus cantos y querellas...
Y al cielo levantó la faz llorosa,
¡Y en el cielo brotaban las estrellas!
»Jamás la ola aunque con furia luche
Conmoverá las rocas; ¡e imposible
Que el triste grito del alción se escuche
De la tormenta entre el fragor terrible!
»La Poesía morirá en la lucha,
El destino cruel sus horas cuenta;
¡Poetas! vuestros cantos nadie escucha,
¡Sois el alción de la social tormenta!
»Yo vi en mis sueños de poeta un día
De laurel en mi lira una corona;
Hoy triste siento que en la frente mía
Un gajo de ciprés se desmorona.
»Yo quise alzar el vuelo a las ignotas
Fuentes de eterna luz, ¡al infinito!
Y hoy en el mundo, con las alas rotas,
Cual ave sola en su prisión me agito.
»Como una clara estrella vi en mi anhelo
Sonreír en mi cielo la esperanza.
Hoy cubren negras sombras ese cielo,
¡Hoy la luz a mi alma ya no alcanza!
»Huyendo el mundo y su incesante ruido,
Vengo a esta soledad sombría y honda.
Ella por siempre mi último gemido,
¡Mi último canto y mi vergüenza esconda!
»Tu muerte ¡oh Poesía! el siglo canta,
Y del campo inmortal de las ideas
El himno del trabajo se levanta
Y dice al porvenir: ¡Bendito seas!
»¡La indiferencia con su ceño grave
Me relega al silencio y al olvido!
Pobre y triste poeta ¡Soy un ave
Que al fin se muere sin hallar un nido!»
Dijo, y rompió la lira melodiosa
Do entonaba sus cantos y querellas...
Y al cielo levantó la faz llorosa,
¡Y en el cielo brotaban las estrellas!
»La Poesía morirá en la lucha,
El destino cruel sus horas cuenta;
¡Poetas! vuestros cantos nadie escucha,
¡Sois el alción de la social tormenta!
»Yo vi en mis sueños de poeta un día
De laurel en mi lira una corona;
Hoy triste siento que en la frente mía
Un gajo de ciprés se desmorona.
»Yo quise alzar el vuelo a las ignotas
Fuentes de eterna luz, ¡al infinito!
Y hoy en el mundo, con las alas rotas,
Cual ave sola en su prisión me agito.
»Como una clara estrella vi en mi anhelo
Sonreír en mi cielo la esperanza.
Hoy cubren negras sombras ese cielo,
¡Hoy la luz a mi alma ya no alcanza!
»Huyendo el mundo y su incesante ruido,
Vengo a esta soledad sombría y honda.
Ella por siempre mi último gemido,
¡Mi último canto y mi vergüenza esconda!
»Tu muerte ¡oh Poesía! el siglo canta,
Y del campo inmortal de las ideas
El himno del trabajo se levanta
Y dice al porvenir: ¡Bendito seas!
»¡La indiferencia con su ceño grave
Me relega al silencio y al olvido!
Pobre y triste poeta ¡Soy un ave
Que al fin se muere sin hallar un nido!»
Dijo, y rompió la lira melodiosa
Do entonaba sus cantos y querellas...
Y al cielo levantó la faz llorosa,
¡Y en el cielo brotaban las estrellas!
»Yo vi en mis sueños de poeta un día
De laurel en mi lira una corona;
Hoy triste siento que en la frente mía
Un gajo de ciprés se desmorona.
»Yo quise alzar el vuelo a las ignotas
Fuentes de eterna luz, ¡al infinito!
Y hoy en el mundo, con las alas rotas,
Cual ave sola en su prisión me agito.
»Como una clara estrella vi en mi anhelo
Sonreír en mi cielo la esperanza.
Hoy cubren negras sombras ese cielo,
¡Hoy la luz a mi alma ya no alcanza!
»Huyendo el mundo y su incesante ruido,
Vengo a esta soledad sombría y honda.
Ella por siempre mi último gemido,
¡Mi último canto y mi vergüenza esconda!
»Tu muerte ¡oh Poesía! el siglo canta,
Y del campo inmortal de las ideas
El himno del trabajo se levanta
Y dice al porvenir: ¡Bendito seas!
»¡La indiferencia con su ceño grave
Me relega al silencio y al olvido!
Pobre y triste poeta ¡Soy un ave
Que al fin se muere sin hallar un nido!»
Dijo, y rompió la lira melodiosa
Do entonaba sus cantos y querellas...
Y al cielo levantó la faz llorosa,
¡Y en el cielo brotaban las estrellas!
»Yo quise alzar el vuelo a las ignotas
Fuentes de eterna luz, ¡al infinito!
Y hoy en el mundo, con las alas rotas,
Cual ave sola en su prisión me agito.
»Como una clara estrella vi en mi anhelo
Sonreír en mi cielo la esperanza.
Hoy cubren negras sombras ese cielo,
¡Hoy la luz a mi alma ya no alcanza!
»Huyendo el mundo y su incesante ruido,
Vengo a esta soledad sombría y honda.
Ella por siempre mi último gemido,
¡Mi último canto y mi vergüenza esconda!
»Tu muerte ¡oh Poesía! el siglo canta,
Y del campo inmortal de las ideas
El himno del trabajo se levanta
Y dice al porvenir: ¡Bendito seas!
»¡La indiferencia con su ceño grave
Me relega al silencio y al olvido!
Pobre y triste poeta ¡Soy un ave
Que al fin se muere sin hallar un nido!»
Dijo, y rompió la lira melodiosa
Do entonaba sus cantos y querellas...
Y al cielo levantó la faz llorosa,
¡Y en el cielo brotaban las estrellas!
»Como una clara estrella vi en mi anhelo
Sonreír en mi cielo la esperanza.
Hoy cubren negras sombras ese cielo,
¡Hoy la luz a mi alma ya no alcanza!
»Huyendo el mundo y su incesante ruido,
Vengo a esta soledad sombría y honda.
Ella por siempre mi último gemido,
¡Mi último canto y mi vergüenza esconda!
»Tu muerte ¡oh Poesía! el siglo canta,
Y del campo inmortal de las ideas
El himno del trabajo se levanta
Y dice al porvenir: ¡Bendito seas!
»¡La indiferencia con su ceño grave
Me relega al silencio y al olvido!
Pobre y triste poeta ¡Soy un ave
Que al fin se muere sin hallar un nido!»
Dijo, y rompió la lira melodiosa
Do entonaba sus cantos y querellas...
Y al cielo levantó la faz llorosa,
¡Y en el cielo brotaban las estrellas!
»Huyendo el mundo y su incesante ruido,
Vengo a esta soledad sombría y honda.
Ella por siempre mi último gemido,
¡Mi último canto y mi vergüenza esconda!
»Tu muerte ¡oh Poesía! el siglo canta,
Y del campo inmortal de las ideas
El himno del trabajo se levanta
Y dice al porvenir: ¡Bendito seas!
»¡La indiferencia con su ceño grave
Me relega al silencio y al olvido!
Pobre y triste poeta ¡Soy un ave
Que al fin se muere sin hallar un nido!»
Dijo, y rompió la lira melodiosa
Do entonaba sus cantos y querellas...
Y al cielo levantó la faz llorosa,
¡Y en el cielo brotaban las estrellas!
»Tu muerte ¡oh Poesía! el siglo canta,
Y del campo inmortal de las ideas
El himno del trabajo se levanta
Y dice al porvenir: ¡Bendito seas!
»¡La indiferencia con su ceño grave
Me relega al silencio y al olvido!
Pobre y triste poeta ¡Soy un ave
Que al fin se muere sin hallar un nido!»
Dijo, y rompió la lira melodiosa
Do entonaba sus cantos y querellas...
Y al cielo levantó la faz llorosa,
¡Y en el cielo brotaban las estrellas!
»¡La indiferencia con su ceño grave
Me relega al silencio y al olvido!
Pobre y triste poeta ¡Soy un ave
Que al fin se muere sin hallar un nido!»
Dijo, y rompió la lira melodiosa
Do entonaba sus cantos y querellas...
Y al cielo levantó la faz llorosa,
¡Y en el cielo brotaban las estrellas!
Dijo, y rompió la lira melodiosa
Do entonaba sus cantos y querellas...
Y al cielo levantó la faz llorosa,
¡Y en el cielo brotaban las estrellas! | es |
López,Luis_Carlos | <XXI | Satán,_Te_Pido_Un_Alma_Sencilla_Y_Complacida | "Acude, rey infernal"
Satán, te pido un alma sencilla y complacida
como la tuya. Un alma feliz en su dolor.
Tu gozas —Y yo envidio tu alegre carcajada—
si un tigre, por ejemplo, se come a un ruiseñor.
Mi vida, esta mi vida te ofrece una trastiada!...
—Mi vida, flor inútil sin tallo y sin olor,
se dobla mustiamente ya casi deshojadas...
Y el tedio es un gusano peludo en esa flor.
¡Pensar diez disparates y hacer mil disparates!...
Pues tu, Satán, no ignoras que yo perdí el camino,
y es triste —aquí en la tierra del coco y del café—
vivir como las cosas en los escaparates,
para de un aneurisma morir cual mi vecino...
¡Murió sentado es eso que llaman W.C.! | es |
Coronado,Carolina | <XXI | Si_Las_Flores_Del_Jardín | Si las flores del jardín
mueren, joven, con el día,
también las de mi poesía
muerte igual tendrán al fin
aunque un poco más tardía.
De abejas la turba ahora
el ramillete florido
de mis cantares adora;
mas cuando hayan perecido
abejas, arpa y cantora,
Tras los años destructores,
¿sabes tú si de esas flores
que hoy brota mi pensamiento
no se habrá llevado el viento
hojas, aroma y colores?
Más corto o más prolongado
a todos ha señalado
la suerte en la tierra fin;
muere la flor del jardín
después que la flor del prado,
Y aunque un poco más tardía
quiera acercarse la muerte,
a la flor de mi poesía
también de la misma suerte
ha de llegarle su día.
Porque otros hombres vendrán
y mi libro carcomido
por acaso no verán,
o de mi ramo querido
las flores desdeñarán.
Y marchito, deshojado
como las flores del prado
y las flores del jardín,
con ellas quedará al fin
mi ramillete enterrado. | es |
Molina,Darío_Arístides | XXI | Navidad | Es el tiempo del amor,
el tiempo de la nueva luz.
Se cumple el día de un niño,
que luego fue ese hombre
llamado Jesús.
Son momentos plenos, en
donde cada uno de nosotros
es llamado al recogimiento.
Es sentir la alegría renacer
desde lo más profundo del
corazón; es disposición
a la reconciliación. | es |
Cernuda,Luis | <XXI | Urbano_Y_Dulce_Revuelo | Urbano y dulce revuelo
suscitando fresca brisa
para sazón de sonrisa
que agosta el ardor del suelo;
pues si aquel mudo señuelo
de caña y papel, pasivo
al curvo desmayo estivo,
aún queda, brusca delicia,
la que abre tu caricia,
oh ventilador cautivo. | es |
García_Montero,Luis | <XXI | Sí | Sí,
tú conoces la tarde que se cae
por ley de gravedad de quien la mira.
Y conoces su luz,
devaluada, fría,
como un cristal sin ánimo.
Oyes que son las siete.
Desde la superficie metálica del mundo,
todo está envejecido.
Porque la tarde cae
como una forma de sabiduría,
y es también una edad,
una balanza fatigada,
donde la vida empuja más que el peso de un sueño.
Y va la tarde todavía
cayendo más aún, más tristemente,
con ese desmayado color de las preguntas
sin respuesta,
que es el color del tiempo,
el color de vencidos autobuses
cruzando la ciudad.
Son como tardes
y arrastran viejos su pintura ambigua.
Por eso estás de espaldas,
mirando hacia el vacío como todos,
desventurado, anónimo,
en medio de la espera que conduce
tus pasos a la noche:
y ya no sabes
si será la noche
una forma difícil de la luz,
una interrogación desalojada
o simplemente soledad y frío. | es |
Domenchina,Juan_José | <XXI | Mujer._Palabra_Rubia | Mujer. Palabra rubia,
de miel. Vaso de oro.
Persistencia monótona, de lluvia.
Silencio puro. Balbucir sonoro.
Mármol o bronce. Simulacro.
Corporeidad rotunda. Lanza
de emoción. Fuego sacro.
Cumbre de todos los instintos. Danza.
Médula de lo ignoto. Áurea vedija
incoercible. Vientre de los nombres.
Arca de la eternidad. Hija
del Hombre. Madre de los hombres. | es |
Othón,Manuel_José | <XXI | Sonetos_Paganos | "Pulcherrima Dea"
Del mar de Chipre en la rosada orilla,
blonda, a través de transparente bruma,
aparece flotando entre la espuma
de Citeres la virgen sin mancilla.
Es blanca la color de su mejilla
como del cisne de Estrimón la pluma,
viste el fulgor de la Belleza suma
y de las Gracias la expresión sencilla.
Extático el Olimpo adora en ella
y se siente feliz. De polo a polo
un himno Pan enamorado entona.
Toca en la playa la gentil doncella,
y a su palacio de marfil Apolo
la lleva y cine con triunfal corona.
A un traductor de Horacio
Ya de Gliceris la mirada ardiente,
de las blondas pestañas bajo el manto,
hizo latir tu corazón, y en tanto
probaste el agua en la Castalia fuente.
Viste bañarse en la húmeda corriente
faunos y ninfas con divino encanto
y en el triclinio resonó tu canto,
coronada de pámpanos tu frente.
Al acre jugo de las vides nuevas
en ánfora pagana mezcla ahora
sangre de Pan y leche de Afrodita.
Verás qué versos en el canto elevas,
pues ya en tu flauta rústica y sonora
la divina Alma Genitritx palpita. | es |
Boer,Miguel_Ángel_De | XXI | Uno_De_Ellos | Uno de ellos
agotado
dejó de pegarme
y se puso a lavar la vajilla
(la puta que los parió aquí nunca limpia nadie)
Luego
acomodó las cosas
se secó las manos mirándome
con la mirada mirona
y continuó apaleándome
me / ti / cu / lo / sa / men / te
II
Me voy a dar una ducha dijo
mientras se secaba la frente
(tras haberlos torturado salvajemente)
porque si hay algo que no soporto es este olor a judío de mierda
que se me impregnó en la piel
Regresó al rato
más fresco
y de muy buen humor
dios
En el preciso instante
de infligir
el máximo dolor
un orgasmo
Luego
acomodó las cosas
se secó las manos mirándome
con la mirada mirona
y continuó apaleándome
me / ti / cu / lo / sa / men / te
II
Me voy a dar una ducha dijo
mientras se secaba la frente
(tras haberlos torturado salvajemente)
porque si hay algo que no soporto es este olor a judío de mierda
que se me impregnó en la piel
Regresó al rato
más fresco
y de muy buen humor
dios
En el preciso instante
de infligir
el máximo dolor
un orgasmo
y continuó apaleándome
me / ti / cu / lo / sa / men / te
II
Me voy a dar una ducha dijo
mientras se secaba la frente
(tras haberlos torturado salvajemente)
porque si hay algo que no soporto es este olor a judío de mierda
que se me impregnó en la piel
Regresó al rato
más fresco
y de muy buen humor
dios
En el preciso instante
de infligir
el máximo dolor
un orgasmo
Me voy a dar una ducha dijo
mientras se secaba la frente
(tras haberlos torturado salvajemente)
porque si hay algo que no soporto es este olor a judío de mierda
que se me impregnó en la piel
Regresó al rato
más fresco
y de muy buen humor
dios
En el preciso instante
de infligir
el máximo dolor
un orgasmo
mientras se secaba la frente
(tras haberlos torturado salvajemente)
porque si hay algo que no soporto es este olor a judío de mierda
que se me impregnó en la piel
Regresó al rato
más fresco
y de muy buen humor
dios
En el preciso instante
de infligir
el máximo dolor
un orgasmo
porque si hay algo que no soporto es este olor a judío de mierda
que se me impregnó en la piel
Regresó al rato
más fresco
y de muy buen humor
dios
En el preciso instante
de infligir
el máximo dolor
un orgasmo
Regresó al rato
más fresco
y de muy buen humor
dios
En el preciso instante
de infligir
el máximo dolor
un orgasmo
dios
En el preciso instante
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el máximo dolor
un orgasmo
En el preciso instante
de infligir
el máximo dolor
un orgasmo
un orgasmo | es |
López_Pozo,Marco_Antonio | XXI | Ya_No_Queda_Nada | Ya no queda nada,
solo el murmullo de la noche
y el adiós de tus labios enrojecidos de la muerte,
solo tus ojos claros en busca de mi alma.
Ya no queda nada solo tú,
sola y triste nuevamente
pero hoy con deseo de soledad,
sé que me olvidarás,
y sé que ya no besarás,
porque hasta el cielo oscurece
y hasta la flor se marchita,
ya no queda nada Mi Amor.
Ya llevan la caja Mi Amor,
y ya no queda nada solo las almas,
solo los llantos pero después pasarán,
y seguirán el rumbo de nuestro amor
y el rumbo que no tomamos los dos.
Ya no queda nada Mi Amor.
El sepelio se alarga y parece no terminar,
parece como si nos hubiesen cortado las manos
y cercenado los pies,
es largo el camino a recorrer.
Ya no queda nada Mi Amor.
Como si nos hubiesen colocado frente al Amor
no dejamos llevar por su presencia
y nos encantó con sus ojos de verdad
pero no sabemos luchar,
y aunque ya no queda nada,
solo Tú y Yo, jamás podremos vencer.
Siento que la luna me dice lo fui,
y ahora me doy cuenta que la luna
era el Amor y siempre lo será, ya no queda nada,
y hasta la luna se ha ido
y semejante a la noche nos muestra la verdad.
Ya no queda nada Mi Amor.
Ya entra en el sepulcro la caja que lleva mi cuerpo,
respira hondo que éste es el último TE AMO,
y ya no podré volver a ver tus ojos,
ya no podré volver a besar tus labios,
ni aun sentir el calor de tus abrazos.
Pero antes una pregunta.
¿Por qué te negaste el amor y me lo negaste a mí,
si sabías que TE AMO
y que nada será igual sin ti,
ahora lo entiendes?
¿Ahora entiendes que ya no podré estar contigo?
TE AMO BONITA.
Ahora ya es tarde
ya jamás volveré a ser feliz.
Ya no queda nada,
solo el murmullo de la noche
y el adiós de tus labios enrojecidos de la muerte,
solo tus ojos claros en busca de mi alma.
Ya no queda nada solo tú,
sola y triste nuevamente
pero hoy con deseo de soledad,
sé que me olvidarás,
y sé que ya no besarás,
porque hasta el cielo oscurece
y hasta la flor se marchita,
ya no queda nada Mi Amor.
Ya llevan la caja Mi Amor,
y ya no queda nada solo las almas,
solo los llantos pero después pasarán,
y seguirán el rumbo de nuestro amor
y el rumbo que no tomamos los dos.
Ya no queda nada Mi Amor.
El sepelio se alarga y parece no terminar,
parece como si nos hubiesen cortado las manos
y cercenado los pies,
es largo el camino a recorrer.
Ya no queda nada Mi Amor.
Como si nos hubiesen colocado frente al Amor
no dejamos llevar por su presencia
y nos encantó con sus ojos de verdad
pero no sabemos luchar,
y aunque ya no queda nada,
solo Tú y Yo, jamás podremos vencer.
Siento que la luna me dice lo fui,
y ahora me doy cuenta que la luna
era el Amor y siempre lo será, ya no queda nada,
y hasta la luna se ha ido
y semejante a la noche nos muestra la verdad.
Ya no queda nada Mi Amor.
Ya entra en el sepulcro la caja que lleva mi cuerpo,
respira hondo que éste es el último TE AMO,
y ya no podré volver a ver tus ojos,
ya no podré volver a besar tus labios,
ni aun sentir el calor de tus abrazos.
Pero antes una pregunta.
¿Por qué te negaste el amor y me lo negaste a mí,
si sabías que TE AMO
y que nada será igual sin ti,
ahora lo entiendes?
¿Ahora entiendes que ya no podré estar contigo?
TE AMO BONITA.
Ahora ya es tarde
ya jamás volveré a ser feliz.
Ya no queda nada solo tú,
sola y triste nuevamente
pero hoy con deseo de soledad,
sé que me olvidarás,
y sé que ya no besarás,
porque hasta el cielo oscurece
y hasta la flor se marchita,
ya no queda nada Mi Amor.
Ya llevan la caja Mi Amor,
y ya no queda nada solo las almas,
solo los llantos pero después pasarán,
y seguirán el rumbo de nuestro amor
y el rumbo que no tomamos los dos.
Ya no queda nada Mi Amor.
El sepelio se alarga y parece no terminar,
parece como si nos hubiesen cortado las manos
y cercenado los pies,
es largo el camino a recorrer.
Ya no queda nada Mi Amor.
Como si nos hubiesen colocado frente al Amor
no dejamos llevar por su presencia
y nos encantó con sus ojos de verdad
pero no sabemos luchar,
y aunque ya no queda nada,
solo Tú y Yo, jamás podremos vencer.
Siento que la luna me dice lo fui,
y ahora me doy cuenta que la luna
era el Amor y siempre lo será, ya no queda nada,
y hasta la luna se ha ido
y semejante a la noche nos muestra la verdad.
Ya no queda nada Mi Amor.
Ya entra en el sepulcro la caja que lleva mi cuerpo,
respira hondo que éste es el último TE AMO,
y ya no podré volver a ver tus ojos,
ya no podré volver a besar tus labios,
ni aun sentir el calor de tus abrazos.
Pero antes una pregunta.
¿Por qué te negaste el amor y me lo negaste a mí,
si sabías que TE AMO
y que nada será igual sin ti,
ahora lo entiendes?
¿Ahora entiendes que ya no podré estar contigo?
TE AMO BONITA.
Ahora ya es tarde
ya jamás volveré a ser feliz.
Ya llevan la caja Mi Amor,
y ya no queda nada solo las almas,
solo los llantos pero después pasarán,
y seguirán el rumbo de nuestro amor
y el rumbo que no tomamos los dos.
Ya no queda nada Mi Amor.
El sepelio se alarga y parece no terminar,
parece como si nos hubiesen cortado las manos
y cercenado los pies,
es largo el camino a recorrer.
Ya no queda nada Mi Amor.
Como si nos hubiesen colocado frente al Amor
no dejamos llevar por su presencia
y nos encantó con sus ojos de verdad
pero no sabemos luchar,
y aunque ya no queda nada,
solo Tú y Yo, jamás podremos vencer.
Siento que la luna me dice lo fui,
y ahora me doy cuenta que la luna
era el Amor y siempre lo será, ya no queda nada,
y hasta la luna se ha ido
y semejante a la noche nos muestra la verdad.
Ya no queda nada Mi Amor.
Ya entra en el sepulcro la caja que lleva mi cuerpo,
respira hondo que éste es el último TE AMO,
y ya no podré volver a ver tus ojos,
ya no podré volver a besar tus labios,
ni aun sentir el calor de tus abrazos.
Pero antes una pregunta.
¿Por qué te negaste el amor y me lo negaste a mí,
si sabías que TE AMO
y que nada será igual sin ti,
ahora lo entiendes?
¿Ahora entiendes que ya no podré estar contigo?
TE AMO BONITA.
Ahora ya es tarde
ya jamás volveré a ser feliz.
El sepelio se alarga y parece no terminar,
parece como si nos hubiesen cortado las manos
y cercenado los pies,
es largo el camino a recorrer.
Ya no queda nada Mi Amor.
Como si nos hubiesen colocado frente al Amor
no dejamos llevar por su presencia
y nos encantó con sus ojos de verdad
pero no sabemos luchar,
y aunque ya no queda nada,
solo Tú y Yo, jamás podremos vencer.
Siento que la luna me dice lo fui,
y ahora me doy cuenta que la luna
era el Amor y siempre lo será, ya no queda nada,
y hasta la luna se ha ido
y semejante a la noche nos muestra la verdad.
Ya no queda nada Mi Amor.
Ya entra en el sepulcro la caja que lleva mi cuerpo,
respira hondo que éste es el último TE AMO,
y ya no podré volver a ver tus ojos,
ya no podré volver a besar tus labios,
ni aun sentir el calor de tus abrazos.
Pero antes una pregunta.
¿Por qué te negaste el amor y me lo negaste a mí,
si sabías que TE AMO
y que nada será igual sin ti,
ahora lo entiendes?
¿Ahora entiendes que ya no podré estar contigo?
TE AMO BONITA.
Ahora ya es tarde
ya jamás volveré a ser feliz.
Como si nos hubiesen colocado frente al Amor
no dejamos llevar por su presencia
y nos encantó con sus ojos de verdad
pero no sabemos luchar,
y aunque ya no queda nada,
solo Tú y Yo, jamás podremos vencer.
Siento que la luna me dice lo fui,
y ahora me doy cuenta que la luna
era el Amor y siempre lo será, ya no queda nada,
y hasta la luna se ha ido
y semejante a la noche nos muestra la verdad.
Ya no queda nada Mi Amor.
Ya entra en el sepulcro la caja que lleva mi cuerpo,
respira hondo que éste es el último TE AMO,
y ya no podré volver a ver tus ojos,
ya no podré volver a besar tus labios,
ni aun sentir el calor de tus abrazos.
Pero antes una pregunta.
¿Por qué te negaste el amor y me lo negaste a mí,
si sabías que TE AMO
y que nada será igual sin ti,
ahora lo entiendes?
¿Ahora entiendes que ya no podré estar contigo?
TE AMO BONITA.
Ahora ya es tarde
ya jamás volveré a ser feliz.
Siento que la luna me dice lo fui,
y ahora me doy cuenta que la luna
era el Amor y siempre lo será, ya no queda nada,
y hasta la luna se ha ido
y semejante a la noche nos muestra la verdad.
Ya no queda nada Mi Amor.
Ya entra en el sepulcro la caja que lleva mi cuerpo,
respira hondo que éste es el último TE AMO,
y ya no podré volver a ver tus ojos,
ya no podré volver a besar tus labios,
ni aun sentir el calor de tus abrazos.
Pero antes una pregunta.
¿Por qué te negaste el amor y me lo negaste a mí,
si sabías que TE AMO
y que nada será igual sin ti,
ahora lo entiendes?
¿Ahora entiendes que ya no podré estar contigo?
TE AMO BONITA.
Ahora ya es tarde
ya jamás volveré a ser feliz.
Ya entra en el sepulcro la caja que lleva mi cuerpo,
respira hondo que éste es el último TE AMO,
y ya no podré volver a ver tus ojos,
ya no podré volver a besar tus labios,
ni aun sentir el calor de tus abrazos.
Pero antes una pregunta.
¿Por qué te negaste el amor y me lo negaste a mí,
si sabías que TE AMO
y que nada será igual sin ti,
ahora lo entiendes?
¿Ahora entiendes que ya no podré estar contigo?
TE AMO BONITA.
Ahora ya es tarde
ya jamás volveré a ser feliz.
Pero antes una pregunta.
¿Por qué te negaste el amor y me lo negaste a mí,
si sabías que TE AMO
y que nada será igual sin ti,
ahora lo entiendes?
¿Ahora entiendes que ya no podré estar contigo?
TE AMO BONITA.
Ahora ya es tarde
ya jamás volveré a ser feliz.
¿Ahora entiendes que ya no podré estar contigo?
TE AMO BONITA.
Ahora ya es tarde
ya jamás volveré a ser feliz.
Ahora ya es tarde
ya jamás volveré a ser feliz. | es |
Iriarte,Tomás_de | <XXI | El_Galán_Y_La_Dama | Cierto galán a quien París aclama,
petimetre del gusto más extraño,
que cuarenta vestidos muda al año
y el oro y plata sin temor derrama,
celebrando los días de su dama,
unas hebillas estrenó de estaño,
sólo para probar con este engaño
lo seguro que estaba de su fama.
«¡Bella plata! ¡Qué brillo tan hermoso!»,
dijo la dama, «¡viva el gusto y numen
del petimetre en todo primoroso!»
Y ahora digo yo: «Llene un volumen
de disparates un autor famoso,
y si no le alabaren, que me emplumen».
Cuando un autor ha llegado a ser famoso, todo se le aplaude.
celebrando los días de su dama,
unas hebillas estrenó de estaño,
sólo para probar con este engaño
lo seguro que estaba de su fama.
«¡Bella plata! ¡Qué brillo tan hermoso!»,
dijo la dama, «¡viva el gusto y numen
del petimetre en todo primoroso!»
Y ahora digo yo: «Llene un volumen
de disparates un autor famoso,
y si no le alabaren, que me emplumen».
Cuando un autor ha llegado a ser famoso, todo se le aplaude.
«¡Bella plata! ¡Qué brillo tan hermoso!»,
dijo la dama, «¡viva el gusto y numen
del petimetre en todo primoroso!»
Y ahora digo yo: «Llene un volumen
de disparates un autor famoso,
y si no le alabaren, que me emplumen».
Cuando un autor ha llegado a ser famoso, todo se le aplaude.
Y ahora digo yo: «Llene un volumen
de disparates un autor famoso,
y si no le alabaren, que me emplumen». | es |
Lumbela,Amado | XXI | Pasarás_Mi_Existencia_Y_Serás_Respiro_De_Las_Razas | Pasarás mi existencia y serás respiro de las razas,
cuando llegué ya estabas llenando el horizonte,
sencillo e imponente elevas tus crestas en la esfera
vestido en verde paz serena y mansa.
Siento tu crepitar cuando tu voz me alcanza
sentado en el refugio amplio que derramas
en subterráneo diseño a tus raíces
y al extendido abrazo de tus ramas.
La tierra entera llora tu muerte concertada,
impávido aparente soportas la mano que te tala,
tu especie protectora se mengua con las ansias
del humano comercio en tu piel y tus entrañas.
Has sido por los siglos paisaje que acompaña,
abrigo de leyendas, el fruto que saciaba,
calor de los hogares, navíos de batallas,
sabios y lerdos se nutren de tu savia.
Tu telúrica esencia bulle y calla
y aguarda,
y yo me esfuerzo por verte erguido de esperanza. | es |
Burgos,Julia_de | <XXI | Poema_Para_Mi_Muerte | Morir conmigo misma, abandonada y sola,
en la más densa roca de una isla desierta.
En el instante un ansia suprema de claveles,
y en el paisaje un trágico horizonte de piedra.
Mis ojos todos llenos de sepulcros de astro,
y mi pasión, tendida, agotada, dispersa.
Mis dedos como niños, viendo perder la nube
y mi razón poblada de sábanas inmensas.
Mis pálidos afectos retornando al silencio
—¡hasta el amor, hermano derretido en mi senda!—
Mi nombre destorciéndose, amarillo en las ramas,
y mis manos, crispándose para darme a las yerbas.
Incorporarme el último, el integral minuto,
y ofrecerme a los campos con limpieza de estrella
doblar luego la hoja de mi carne sencilla,
y bajar sin sonrisa, ni testigo a la inercia.
Que nadie me profane la muerte con sollozos,
ni me arropen por siempre con inocente tierra;
que en el libre momento me dejen libremente
disponer de la única libertad del planeta.
¡Con qué fiera alegría comenzarán mis huesos
a buscar ventanitas por la carne morena
y yo, dándome, dándome, feroz y libremente
a la intemperie y sola rompiéndome cadenas!
¿Quién podrá detenerme con ensueños
inútiles
cuando mi alma comience a cumplir su tarea,
haciendo de mis sueños un amasijo fértil
para el frágil gusano que tocará a mi puerta?
Cada vez más pequeña mi pequeñez rendida,
cada instante más grande y más simple la entrega;
mi pecho quizás ruede a iniciar un capullo,
acaso irán mis labios a nutrir azucenas.
¿Cómo habré de llamarme cuando sólo me quede
recordarme, en la roca de una isla desierta?
Un clavel interpuesto entre el viento y mi sombra,
hijo mío y de la muerte, me llamarán poeta. | es |
Gómez_García,Elías_F. | XXI | Por_Favor,_No_Me_Crean_Un_Vate_Delicado | Por favor, no me crean un vate delicado
que moja en agua de colonia su pluma:
yo soy un Jack the Ripper
que tiró por la vía de la escritura
para hurtarle la garganta a la horca
y a la culpa, que es peor que la horca:
pero que sueña siempre
con escalpelos y con bisturíes,
con prostitutas y con callejones,
y con niebla y faroles amarillos,
y con sangre humeante,
y cabelleras rojas de cadáveres hembra,
y con estar perdido para siempre:
Ése soy yo, qué le vamos a hacer,
y no quiero mentirles aunque sea Jack the Ripper:
Intentaré salvarme por sincero,
ya que me condené por asesino. | es |
Pombo,Rafael | <XXI | La_Flecha | «¡Aves! ¡nubes! ¡mis émulas!
¡Huéspedes de los aires!
¡Heme aquí, ya subí, ya el cielo es mío!»
Dijo liviana flecha al encumbrarse.
—Sí, repuso el cernícalo
Con retintín picante,
Mas tú, ¡oh emperatriz! subes por otro;
Y por tí misma de redondo caes. | es |
Bretón_de_los_Herreros,Manuel | <XXI | Salud,_Ínclito_Leandro | Salud, ínclito Leandro,
Tú que en más de una victoria
Eclipsaste la memoria
De Terencio y de Menandro:
Tú que, como en claro espejo,
Mostraste en discreto drama
Cuán absurda es la amalgama
De una niña con un viejo;
Que, mientras del mar en pos
Corran las aguas del Ebro,
Sonará mal un requiebro
Con obligado de tos:
Tú que del soñado solio
A una sandia derribaste,
Puesta en difícil contraste
Con un pillastre de a folio:
Tú que donoso retratas
Los contornos y perfiles
De los hidalgos cerriles
Y las mozas mojigatas:
Tú que los patrios telones
Librando del férreo yugo,
Fuiste implacable verdugo
De poetastros ramplones;
Y a la pública vindicta
Denunciaste como sabio,
El Sí que deshonra al labio
Cuando el alma no lo dicta.
¡Oh si tornases ahora
Pulsando tu acorde lira
A la patria que te admira,
Y a la escena que te llora!
¡Cuán otro el mundo hallarías
Que dejaste! ¡Virgen santa!
¡Cuánta peripecia, cuánta
De aquellos a nuestros días!
No ya en su jovial hechizo,
No ya en su gracia venusta,
Núbil zagala se asusta
De la tos y el romadizo,
Si en coche y circo y bureo,
Al margen de un sustituto,
Muestra dorada por Pluto
La cadena de Himeneo;
Que, aunque sin altar ni coro,
Ni monaguillo que estorbe,
Hoy como nunca en el orbe
Se adora al Becerro de oro;
Y al oír tantos cencerros,
Es opinión general,
Que mientras haya metal
No nos faltarán becerros.
A pocas conozco yo,
De genio tan dulce y manso,
Que hablen por boca de ganso,
Cuando dicen sí o no.
Y no es que alguna no mienta
Si le aprovecha el engaño;
Pero la que miente hogaño
Miente de su riesgo y cuenta.
¿Cuál de ellas mejor será;
La moza que se emancipa,
O la que no habla ni jipa
Sin licencia de mamá?
No lo sé: si nacen bellas
Amarlas a todas juro;
Mas lo cierto y lo seguro
Es que éstas no son aquéllas.
Pero la tímida corza
Que cifraba su fortuna
En un acerico y una
Santa Gertrudis de alcorza;
Y esotra que un rigodón
Prefiere a una letanía,
Y un buen chal a sor María
De la transverberación;
La antigua como la nueva
Suspiran por un galán:
Todas son hijas de Adán;
Todos somos hijos de Eva.
Si crecida fue la suma
De los vicios que en Iberia
Dieron tan amplia materia
A tu bien tajada pluma,
No es hoy sucinto el catálogo
De seres empedernidos
Que infringen los consabidos
Mandamientos del Decálogo.
Mala fue la hipocresía
Con su ayuno y su trisagio;
Mas, ¡ay! peor es el agio,
Peor es la homeopatía.
Malo era que echasen tacos
Por comediones mestizos
Polacos contra chorizos,
Chorizos contra polacos.
Mas ¿quién hallará guarismo
Para contar las facciones
Que a la Patria hacen girones
En nombre del patriotismo?
¡Oh! Rompe la dura losa
Donde inanimado y frío,
¡Ay! cabe extranjero río
Tu cuerpo, INARCO, reposa.
Vuelve, que a mi parvedad
No es dado seguir tu huella:
Ni ¿quién te imita en aquella
Difícil facilidad?
Sí, vicios hay en que ejerzas
Tu sazonada censura;
Vicios de tal estatura,
Que piden todas tus fuerzas.
¡Qué estragos! ¡Qué cataclismos!...
Mas no se ha variado todo.
Pecamos ya de otro modo,
Mas los pecados... ¡los mismos!
Puedo nombrarte en el acto
Un solemne trapalón
Que, aunque parece barón,
Es el de Illescas, exacto.
Y hallarás si te conviene
Más de un Bartolo Esculapio,
Y aun vive aquel don Serapio,
Y aun no ha muerto doña Irene.
Mas si hiciera el parangón
De unos y otros pecadores,
Hasta el viernes de Dolores
Duraría esta función.
Baste para tu gobierno
Saber que, francos de porte,
Hay genios en esta Corte
Para poblar el infierno;
Que si quisieres pedantes,
Sin buscarlos como Diógenes,
No te faltarán Hermógenes
Tan necios como los de antes;
Y aunque hay algunas estrellas
Que dan luz y honra a la plaza,
Aún pulula aquí la raza
De Zavalas y Comellas. | es |
Darío,Rubén | <XXI | Voy_A_Confiarte,_Amada | Voy a confiarte, amada,
uno de los secretos
que más me martirizan. Es el caso
que a las veces mi ceño
tiene en un punto un mismo
de cólera y esplín los fruncimientos.
O callo como un mudo,
o charlo como un necio,
suplicando el discurso
de burlas, carcajadas y dicterios.
¿Que me miran? Agravio.
¿Me han hablado? Zahiero.
Medio loco de atar, medio sonámbulo,
con mi poco de cuerdo.
¡Cómo bailan, en ronda y remolino,
por las cuatro paredes del cerebro
repicando a compás sus consonantes,
mil endiablados versos
que imitan, en sus cláusulas y ritmos,
las músicas macabras de los muertos!
¡Y cómo se atropellan,
para saltar a un tiempo,
las estrofas sombrías,
de vocablos sangrientos
que me suele enseñar la musa pálida,
la triste musa de los días negros!
Yo soy así. ¡Qué se hace! ¡Boberías
de soñador neurótico y enfermo!
¿Quieres saber acaso
la causa del misterio?
Una estatua de carne
me envenenó la vida con sus besos.
Y tenía tus labios, lindos, rojos
y tenía tus ojos, grandes, bellos... | es |
Horna,José_María_de | XXI | Te_Erigiré_Un_Monumento | Te erigiré un monumento
en alas de Fantasía,
te cantará mi poesía
de amor un dulce lamento.
Será tuyo mi contento,
tu sonrisa será mía,
haré que se pare el día
en un eterno momento.
Dos almas, por siempre unidas,
hará mi ilusión que sean,
confundiendo nuestras vidas.
Y tú, que al amor convidas,
por que mis ojos no vean,
crearás la ilusión mentida. | es |
Fuertes,Gloria | <XXI | De_Muy_Pequeña_Una_Vez_Al_Año | De muy pequeña una vez al año
disfrutaba del mes
—del mes de Mayo era
en la Iglesia de los Salesianos
del paseo de Ronda.
¡Qué espectáculo!
Treinta monaguillos de mi edad,
vestidos con capitas de raso
y con dobladillo de piel blanca
como el Papa,
decían versos a María y cantaban.
¡Qué juerga litúrgica la que yo disfrutaba! | es |
Llorente_Benito,Luis | XXI | Primavera_Del_Sentido | El silencio de esta tarde
anuncia un amor que vive más allá del tiempo
y que ahora existe en mi imaginación.
Vive en el tiempo sin el tiempo,
y destruye lo que no existe.
Construye muros de hielo en el desierto del olvido,
inunda de muerte la voz
instalada en los sentidos ante el canto de los pájaros.
Sólo esa música, oculta en los sentidos,
engendra ese amor que late en el silencio;
sólo allí se manifiesta lo que no existe.
Y el pasadizo de la desmemoria (espejos rotos
que reflejan la muerte)
está oscuro, muy oscuro: no hay luz.
Allí el silencio es un fantasma sobre la ceniza del recuerdo,
allí el tiempo es un corazón invisible,
como el reloj del frío.
Y tus manos me hablan de la muerte,
y tus ojos sangran a la luz de la tarde:
despedida,
desmemoria como los olvidos de un poema,
las creaciones de lo no escrito.
Y dibujas tus pasos:
tus huellas permanecen.
Desentierras los sentidos de la primavera,
la primavera del sentido,
la sinrazón de la materia.
Flotan pensamientos en el lago de las preguntas olvidadas,
y yacen respuestas que no llegaron a ser,
que no tuvieron principio,
que no vieron la luz, el instante preciso.
Y la primavera nos muestra su tristeza:
el silencio de esta tarde,
el canto de los vencejos
(silencio y no silencio)
son ahora los ángeles del tiempo.
Estalla un beso en la canción sumergida del amor.
Abre los ojos el muerto bajo el agua.
Primavera es amor:
el hechizo de los amaneceres, de las tardes y de las noches,
el amor que se pierde después de la esperanza,
la luz del ser,
los sentidos del poeta.
Primavera es amor y desamor.
Amor y desamor que al mismo tiempo laten,
que se confunden en el cielo de la nada.
Crepúsculos de amor, noches de esperanza.
Corazones rotos, venas estranguladas.
Gritos en el bosque de la muerte.
El silencio de esta tarde,
el insomnio de las palabras desnudas
y las imágenes del tiempo
son amores deshojados.
Pesan las gotas del dolor en el bosque de los sueños,
en el desierto de la vida,
en el mar del tiempo.
Arden las telarañas en el laboratorio de los poemas,
se iluminan las palabras en el ritual de la memoria.
Tiembla lo inmóvil.
Se desmorona el sentir sereno:
ojos abrasados por la melancolía.
Retornan pasadas existencias:
la memoria de tu cuerpo endurecido
como un naufragio en el mar del tiempo.
Esta es la primavera de la vida:
luz que envuelves todo,
amor que arrancas la música de los labios
y cubres de tristeza las nubes de mi sueño.
Sueño de voces muertas,
tiempo de amor inseguro.
Sueño real hacia la noche,
allá donde se funden la poesía y la plenitud de la vida. | es |
Pardo_García,Germán | <XXI | ¡Ser_Pescador_Mi_Triunfo_Hubiera_Sido! | ¡Ser pescador mi triunfo hubiera sido!
¡Flotar cual semidiós blanco y nervudo,
en un mar antepuesto como escudo
al Enigma del Mar Desconocido!
¡Navegar encarándome al podrido
banco de conchas y romper el nudo
de la niebla en las fauces del grasudo
león de espumas y aguasal vestido!
¡Galáctica la tez y hombros paganos!
¡Aspas de calamar en vez de manos!
¡Vigía mayor de incandescendente plata!
¡Y enardecer al combustible cielo,
mostrándole en la punta de mi anzuelo
un escualo de súbita escarlata! | es |
Juarroz,Roberto | <XXI | Sexta_Poesía_Vertical._Número_88 | Hay corazones sin dueño,
que no tuvieron nunca la oportunidad
de regir como un péndulo casi atroz
el laborioso espasmo de la carne.
Hay corazones de repuesto,
que esperan sabiamente
o por quién sabe qué mandato
el momento de asumir su locura.
Hay corazones sobrantes,
que se descuelgan como puños de contrabando
desde la permanente anomalía
de ser un corazón.
Y hay también un corazón perdido,
una campana de silencio,
que nadie sin embargo ha encontrado
entre todas las cosas perdidas de la tierra.
Pero todo corazón es un testigo
y una segura prueba
de que la vida es una escala inadecuada
para trazar el mapa de la vida. | es |
García_Cabrera,Pedro | <XXI | Gitano_Ardiendo_En_Su_Ley | En la celda más oscura
destaca el gitano enfermo.
Toda la noche pasada
la ha rebasado pidiendo
entrañas de grajo blanco,
miel de flores de romero
y un trébol de cinco hojas
que ocultaba en el chambergo.
Gitano de buena ley,
gitano mondo y derecho,
que le robaría al alba
su diadema de luceros.
En su manta de colores
moldeaba un camafeo.
Sonaba a bronce su rostro
y su perfil aguileño.
Y tenía en la mirada
un negro polo magnético
que atraía con sus luces
las pestañas de lo ajeno.
La guerra fue para él
una zambra de embeleso:
¡tres años sin que la Guardia
Civil charolara el pueblo!
Los cortijos y majadas
todos los días lo vieron,
en un caballo arrogante,
cortar las crines del viento.
Caballo que persiguiera
en otros tejanos tiempos,
la ralea de los suyos
por trochas y vericuetos.
Cuán dulce clavar la espuela
en los ijares soberbios
que hacían volar tricornios
tras de un ayer de jamelgos.
Qué emoción la de empuñar
aquellas bridas de cuero
con una G y una C
graznando y casi gimiendo.
Era majo y receloso
como un picacho en deshielo.
Por una moza de sangre
se jugaría el pellejo.
Pero que no le mentasen
el derramar de un tintero
ni la herradura de un martes
ni el músculo de un culebro.
Se cansaría su faca
de herir a diestro y siniestro.
El corazón de los trigos,
la Biblia y el Evangelio.
En la celda más sombría
sigue el gitanillo enfermo
con los ojos escalfados
de flores de invernadero.
Y está volviendo a pedir
miel de flores de romero,
entrañas de grajo blanco
y las alas de un murciélago.
Con estos tres ingredientes
y un conjuro de hechicero
dicho tres veces seguidas
quedaría sano y bueno.
Pero con una excepción:
que el trece no salga al ruedo.
G
C | es |
Rubio,Ricardo | XXI | Ves_Que_La_Noche_Esparce_Sus_Carbones | Ves que la noche esparce sus carbones
y sientes la piel de un roce en los recuerdos.
Imaginas los dedos revisando ebrios la negrura
y en la insensatez del alma tu esperanza estalla.
La boca y los ojos se unen en la soledad
que siempre es una
ahondando el sabor que acuna la tristeza.
Brillan atónitas las uñas
y el dolor no se desdice.
Sólo tiempo en el tiempo,
diminutas huellas
que se hunden para siempre entre los meses;
arcano temor:
destino de tren antiguo
derramando un largo grito por el aire. | es |
Cabral,Manuel_del | <XXI | Todo_Lo_Encuentro,_Pero_No_En_Su_Sitio | Todo lo encuentro, pero no en su sitio.
Veo allí unos objetos que me hacen recordar mi penoso camino;
los toco, los siento como pegados a mis preguntas,
son los de siempre,
pero al contacto de mis manos toman otra estatura;
tienen la edad que tienen mis cosas físicas
pero si de repente le cae a la yerba rocío,
pero si de súbito cae un poco del día en la fresca herida,
los pequeños objetos toman de pronto edades increíbles:
ellos mismos se toman el derecho a la voz,
se levantan como un día con anchura de madre.
Porque también es madre la tiniebla
de donde sale un poco la historia de la sangre. | es |
Castellanos,Rosario | <XXI | Valium_10 | A veces (y no trates
de restarle importancia
diciendo que no ocurre con frecuencia
se te quiebra la vara con que mides
se te extravía la brújula
y ya no entiendes nada
El día se convierte en una sucesión
de hechos incoherentes, de funciones
que vas desempeñando por inercia y por hábito.
Y lo vives. Y dictas el oficio
a quienes corresponde. Y das la clase
lo mismo a los alumnos inscritos que al oyente.
Y en la noche redactas el texto que la imprenta
devorará mañana.
Y vigilas (oh, sólo por encima)
la marcha de la casa, la perfecta
coordinación de múltiples programas
—porque el hijo mayor ya viste de etiqueta
para ir de chambelán a un baile de quince años
y el menor quiere ser futbolista y el de en medio
tiene un póster del Che junto a su tocadiscos—.
Y repasas las cuentas del gasto y reflexionas,
junto a la cocinera, sobre el costo
de la vida y el ars magna combinatoria
del que surge el menú posible y cotidiano.
Y aún tienes voluntad para desmaquillarte
y ponerte la crema nutritiva y aún leer
algunas líneas antes de consumir la lámpara.
Y ya en la oscuridad, en el umbral del sueño,
echas de menos lo que se ha perdido:
el diamante de más precio, la carta
de marear, el libro
con cien preguntas básicas (y sus correspondientes respuestas)
para un diálogo
elemental siquiera con la Esfinge.
Y tienes la penosa sensación
de que en el crucigrama se deslizó una errata
Que lo hace irresoluble.
Y deletreas el nombre del Caos. Y no puedes
dormir si no destapas
el frasco de pastillas y si no tragas una
en la que se condensa,
químicamente pura, la ordenación del mundo. | es |
Álvarez_Quintero,Hermanos | <XXI | Dolor_De_Dolores | Dime, «¿por qué es ese llanto?»
«Por una ilusión perdida,
por una reciente herida,
por un nuevo desencanto...»
«Pues no llores más... y olvida»
«¿Por qué lloras, flor de flores?»
«Por que él era dueño mío,
el que me hablaba de amores,
me hiere con desvío...»
«Pues olvídalo... y no llores».
«¿Por qué sollozas ahora?»
«¡Ay! Ya no alumbra la aurora
ni dará flores mi huerto...
Lloro por mi niño muerto...»
«Pues, no lo olvides... y llora». | es |
Altolaguirre,Manuel | <XXI | Quiero_Subir_A_La_Playa | Quiero subir a la playa
blanca donde el oleaje
verde de un mar ignorado
salpica el manto de Dios,
a ese paisaje infinito,
altísimo, iluminado.
No estarme bajo este techo
agustioso de la vida,
de la muerte, del cansancio,
por no morir ni nacer
a las promesas alegres.
Quiero nacer de esta madre
que es la tierra, el mundo alto
donde los muertos nacieron. | es |
Blanco,Andrés_Eloy | <XXI | Vamos_A_Embarcar,_Amigos | Vamos a embarcar, amigos,
para el viaje de la gota de agua.
Es una gota, apenas, como el ojo de un pájaro.
Para nosotros no es sino un punto,
una semilla de luz,
una semilla da agua,
la mitad de lágrima de una sonrisa,
pero le cabe el cielo
y sería el naufragio de una hormiga.
Vamos a seguir, amigos,
la órbita de la gota de agua:
De la cresta de un ola
salta, con el vapor de la mañana;
sube a la costa de una nube
insular en el cielo, blanca, como una playa;
viaja hacia el Occidente,
llueve en el pico de una montaña,
abrillanta las hojas,
esmalta los retoños,
rueda en una quebrada,
se sazona en el jugo de las frutas caídas,
brinca en las cataratas,
desemboca en el Río, va corriendo hacia el Este,
corta en dos la sabana,
hace piruetas en los remolinos
y en los anchos remansos se dilata
como la pupila de un gato,
sigue hacia el Este en la marea baja,
llega al mar, a la cresta de su ola
y hemos llegado, amigos... Volveremos mañana. | es |
Machado,Antonio | <XXI | En_Mi_Soledad | En mi soledad
he visto cosas muy claras,
que no son verdad. | es |
Acuña,Manuel | <XXI | ¡Sin_Lágrimas,_Sin_Quejas | ¡Sin lágrimas, sin quejas,
sin decirlas adiós, sin un sollozo!
Cumplamos hasta lo último... la suerte
nos trajo aquí con el objeto mismo,
los dos venimos a enterrar el alma
bajo la losa del escepticismo.
Sin lágrimas... las lágrimas no pueden
devolver a un cadáver la existencia;
que caigan nuestras flores y que rueden,
pero al rodar, siquiera que nos queden
seca la vista y firme la conciencia.
¡Ya lo ves! para tu alma y para mi alma
los espacios y el mundo están desiertos...
los dos hemos concluido,
y de tristeza y aflicción cubiertos,
ya no somos al fin sino dos muertos
que buscan la mortaja del olvido.
Niños y soñadores cuando apenas
de dejar acabábamos la cuna,
y nuestras vidas al dolor ajenas
se deslizaban dulces y serenas
como el ala de un cisne en la laguna,
cuando la aurora del primer cariño
aún no asomaba a recoger el velo
que la ignorancia virginal del niño
extiende entre sus párpados y el cielo,
tu alma como la mía,
en su reloj adelantando la hora
y en sus tinieblas encendiendo el día,
vieron un panorama que se abría
bajo el beso y la luz de aquella aurora;
y sintiendo al mirar ese paisaje
las alas de un esfuerzo soberano,
temprano las abrimos, y temprano
nos trajeron al término del viaje.
Le dimos a la tierra
los tintes del amor y de la rosa;
a nuestro huerto nidos y cantares,
a nuestro cielo pájaros y estrellas;
agotamos las flores del camino
para formar con ellas
una corona al ángel del destino...
y hoy en medio del triste desacuerdo
de tanta flor agonizante o muerta,
ya sólo se alza pálida y desierta
la flor envenenada del recuerdo.
Del libro de la vida
la que escribimos hoy es la última hoja...
cerrémoslo en seguida,
y en el sepulcro de la fe perdida
enterremos también nuestra congoja.
Y ya que el cielo nos concede que este
de nuestros males el postrero sea,
para que el alma a descansar se apreste,
aunque la última lágrima nos cueste,
cumplamos hasta el fin con la tarea.
Y después cuando al ángel del olvido
hayamos entregado estas cenizas
que guardan el recuerdo adolorido
de tantas ilusiones hechas trizas
y de tanto placer desvanecido,
dejemos los espacios y volvamos
a la tranquila vida de la tierra,
ya que la noche del dolor temprana
se avanza hasta nosotros y nos cierra
los dulces horizontes del mañana.
Dejemos los espacios, o si quieres
que hagamos, ensayando nuestro aliento,
un nuevo viaje a esa región bendita
cuyo sólo recuerdo resucita
al cadáver del alma al sentimiento,
lancémonos entonces a ese mundo
en donde todo es sombras y vacío,
hagamos una luna del recuerdo
si el sol de nuestro amor está ya frío;
volemos, si tú quieres,
al fondo de esas mágicas regiones,
y fingiendo esperanzas e ilusiones,
rompamos el sepulcro, y levantando
nuestro atrevido y poderoso vuelo,
formaremos un cielo entre las sombras,
y seremos los duendes de ese cielo. | es |
Pellicer,Carlos | <XXI | Hoy_Hace_Un_Año,_Junio,_Que_Nos_Viste | Hoy hace un año, Junio, que nos viste,
desconocidos, juntos, un instante.
Llévame a ese momento de diamante
que tú en un año has vuelto perla triste.
Álzame hasta la nube que ya existe,
líbrame de las nubes, adelante.
Haz que la nube sea el buen instante
que hoy cumple un año, Junio, que me diste.
Yo pasaré la noche junto al cielo
para escoger la nube, la primera
nube que salga del sueño, del cielo,
del mar, del pensamiento, de la hora,
de la única hora que me espera.
¡Nube de mis palabras, protectora! | es |
Flórez,Julio | <XXI | ¿Qué_Es_La_Luna_Menguante?_La_Herradura | —¿Qué es la luna menguante?
—Es la herradura
hecha de plata y oro que en sus vuelos
dejó caer en la estrellada altura
el crinoso corcel de la negrura
al recorrer el circo de los cielos.
—¿Qué es un aerolito?
—No es más que la pedrada luminosa
que en la noche enlutada y silenciosa
tira Dios y atraviesa el infinito. | es |
Machado,Antonio | <XXI | En_El_Viejo_Caserío | En el viejo caserío
—¡oh anchas torres con cigüeñas!—
enmudece el son gregario,
y en el campo solitario
suena el agua entre las peñas. | es |
Pombo,Rafael | <XXI | Os_Debo_Un_Excelente_Sinapismo | Os debo un excelente sinapismo
Que de la tos me mitigó la pena
Y que fue imagen vuestra al tiempo mismo,
Pues siendo tan picante sois tan buena. | es |
Heredia,José_María | <XXI | Es_Ella,_Sí:_La_Venerada_Frente | Es ella, sí: la venerada frente
Que adoró mi niñez, de nuevo miro
Con profunda emoción, aunque las huellas
Del tiempo y del dolor tiene grabadas.
He aquí los ojos que mi débil cuna
Estáticos velaban, y los labios
Que con tierno cariño tantas veces
En mi pálida frente deponían
El santo beso maternal... Imagen
De la madre mejor y más amada,
Ven a mis labios, a mi ardiente seno,
Y recibe las lágrimas que brotan
Mis ojos mustios; llanto de ternura
Y acaso de fatal remordimiento.
Sí, madre idolatrada: tus amores,
Tu anhelo por mi bien infatigable,
Y tus lecciones de virtud sencilla
Desatendí frenético... ¿Qué pago
Recibiste de mí? Dolor y luto.
Precipité mis pasos imprudentes
Tras el glorioso, espléndido fantasma
De inaccesible libertad. La ira
De celoso poder me hizo blanco,
Y fulminó tremenda. ¡Cuántas noches
Cuando los ojos de llorar cansados
Cerrabas, te mostró la fantasía
Mi sangriento patíbulo! Mi fuga,
Y una separación tal vez eterna,
Calmaron tu terror, no tus pesares.
¡Qué lágrimas ansiosas, de amargura.
Te habrá tu primogénito costado;
Prófugo, errante en extranjeros climas,
Donde sentaron su fatal imperio
Feroces odios, ambición tirana,
Y fratricida, bárbara discordia!
Y yo, madre, también tu triste ausencia
Lamento inconsolable. Los prestigios
De mísero poder o fútil gloria
No me embriagaron, ni del pecho ansioso
Borrar pudieron tu sagrada imagen.
De Temis en el templo venerando,
En la silla curul a que fortuna
Elevome después; en el peligro
Y excitación de bélico tumulto;
Entre los brazos de adorada esposa
O las tiernas caricias de mis hijos,
Recordé tus amores, y brotaba
De mis ardientes labios el suspiro.
Tres años ha que por la vez primera
Desde el trono español se pronunciaron
Los dulces ecos de la paz y olvido.
¡Oh, cómo palpité!... La fantasía
En mágica ilusión mostrome abiertos
Los campos deliciosos de mi Cuba,
Y entre sus cocoteros y sus palmas,
Al margen de los plácidos arroyos,
Con mi familia cara y mis amigos
Me hizo vagar. Al agitado pecho
Pensé estrechar a las hermanas mías,
Á mi madre inundar en llanto dulce
De inefable ternura, y en su seno
Deponer a mis hijos... ¡Mas sañudo
Arbitrario poder frustró mis votos:
Que en la opresa, infeliz, hollada Cuba,
De viles siervos abatida sierva,
No es dado el hacer bien ni al mismo trono
Cuyo querer eluden los caprichos
De sátrapa insolente!... Se arrastraron
Dos lustros y dos años dolorosos
De expatriación, de lágrimas y luto,
Y en los hispanos pechos implacable
Arde vivo el rencor...
Mas, a despecho
Del odio suspicaz y la venganza,
Yo, madre, te veré. Cuando benigna
Primavera genial restaure al mundo,
Las turbulentas olas del océano
Hendiremos los dos y venturosos
Del Hudson en las fértiles orillas
Te abrazaré. Tu imagen venerada
Será entretanto mi mayor consuelo.
Mostrándola a mis hijos cada día,
Enseñareles con afán piadoso
A que te amen, respeten y bendigan,
Y oren por ti sus inocentes labios.
Ella en este desierto de la vida
Será para mis ojos vacilantes
Astro sublime de virtud. Al verla,
Tus augustos consejos recordando,
Fiel les seré, y a Dios enardecido
Elevaré mis inocentes votos
Porque a tus brazos me conduzca. Sea
Báculo a tu vejez tu primer hijo,
Y en asilo rural, feliz, oscuro,
Te haga olvidar las anteriores penas
Con amantes cuidados y caricias.
Aquesto y nada más demando al cielo. | es |
Subsets and Splits