author
stringlengths
3
35
century
stringclasses
2 values
title
stringlengths
1
161
text
stringlengths
22
1.47M
language
stringclasses
5 values
Chocano,José_Santos
<XXI
Los_Vampiros
El vampiro es la astucia: se cuela batiendo sus alas y dando sus tumbos... ¡Puñado de sombra que salta, revuela, combina los brincos y quiebra los rumbos! Pero a veces en vano a la chica y oscura ventana del templo se pega; y encima del muro repica y repica, con ansia apurada, con fe loca y ciega. ¡Cuántas veces también yo pegado, sufriendo paciente ludibrio tan duro, con alas nerviosas he dado y he dado histéricos golpes encima de un muro! Y he sabido golpeando sin calma que existen mujeres con pechos de piedra, con hoscos vampiros adentro del alma y encima del cuerpo ropaje de yedra...
es
Gutiérrez_Albelo,Emeterio
<XXI
Tríptico_Marino
Blandos arrullos del mar; perfumes, en la bahía... Todo convida a soñar bajo la azul pradería. Sólo, allá en la lejanía, veo un velero bogar; y al verde claror lunar fulge en rara pedrería. Se han detenido un momento, las blancas velas al viento, frente a la montaña bruna. Airoso, sobre el Atlántico, parece un bardo romántico dialogando con la Luna. El marino estrafalario fuma su pipa, indolente. ( Yo le he dicho que me cuente algún lance extraordinario.) ...Habla misteriosamente, dice un caso temerario; y luego, más quedamente, de amores narra un rosario... El hogueral vespertino mira en las aguas tranquilas. Después le he visto llorar. ¡Añora el lobo marino aquellas verdes pupilas, tan hondas como la Mar! Ya la noche ha comenzado. Resplandecen las farolas y canta un marino, echado, nostálgicas barcarolas. Yo voy con mi sueño, a solas, por el muelle sosegado. A un bergantín fondeado le hacen halagos las olas... Flota en la noche, Rosina, algo que enlaza y calcina los objetos confundidos. Ya mil puntos fosforecen. ¡Y las farolas parecen corazones encendidos!
es
Miranda,Sinda
XXI
Un_Hombre,_Que_Me_Hace_Sentir
Un hombre, que me hace sentir: en cada beso… labios tiernos, aliento suave, calor intenso. Me besa con amor… y mi piel responde a sus besos, con estremecimiento. Acaricio su cabello, beso sus ojos, labios y frente; lo beso todo, hasta tenerlo… Mis manos descansan sobre su pecho, Mis ojos en sus ojos… Yo sé que me está queriendo. Ese hombre… me hace volar, perderme y encontrarme en sus brazos… bajo el calor de su cuerpo. Sus manos se deslizan por mí, toda… Sus labios me besan incansablemente, con besos suaves… húmedos y tiernos… No puede verme a los ojos, porque sabe, que todo sentimiento se refleja en la mirada… … Sabe que me está amando y no debe hacerlo, Sabe que su verdad, ya no es secreto para mi alma. Como siento a ese hombre, al hombre que quiero, y no puedo tenerlo, no debo… Nadie como Él… Si no es el tiempo para tenernos, cada momento que esté a su lado, le haré sentir que está dormido; le haré sentir que está despierto le haré sentir que está teniendo, conmigo… un hermoso sueño.
es
Aburto_Uribe,Teresa
XXI
Algún_Día_Me_Iré..._Pero_Aquí_Quedaré
Algún día me iré... pero aquí quedaré, quedaré porque soy de aquí, recordaré cada momento de este lugar, de este puerto. Recordaré cada silencio de este mi mar, mar eterno. No olvidaré las calles, tampoco olvidaré el cielo... no olvidaré la brisa que le dio paz a mi alma, que le dio un sentido a mis hechos. Me iré mañana tal vez, me iré con tu recuerdo, con un amor escondido que solo conoce el silencio, el silencio que dejaré cuando pase el tiempo, el silencio que llevaré cuando pase febrero, me iré mañana tal vez, o tal vez... mañana me quedo.
es
Martí,José
<XXI
Vela_Abajo,_Mozo_Arriba
Vela abajo, mozo arriba, Acá el roto, allá el peñasco, Ido el sol, recio el chubasco, Y el barco, no barco, criba: Gigante el viento derriba Los hombres de las escalas; Desatadas van las balas Rodando por la cubierta,— ¡Y yo, en medio a la obra muerta Vivo, mi hijo en las alas!—
es
Fuertes,Gloria
<XXI
El_Mar_Se_Acaba_En_El_Mar
El mar se acaba en el mar en su tejado de olas, que tienen forma de tejas y forma de caracolas. En los tejados del mar, adivinanza adivina, las brujas son los delfines y los gatos las sardinas. En los tejados del mar, cuando se rompe una teja, se sale el mar como loco y se asustan las sirenas; a esto lo llamo avería, otros lo llaman galerna. Y Dios es el albañil que baja a arreglar las tejas.
es
Fuertes,Gloria
<XXI
Estar_En_Los_Brazos_De_Quien_Amas
Estar en los brazos de quien amas es lo más parecido a estar en mi nombre. ¡Gloria bendita es!
es
Rugeles,Manuel_Felipe
<XXI
Yo,_Solitario_En_La_Sombra
Siempre al caer de la tarde. Yo, solitario en la sombra, mirando el final del valle. Oyendo la voz del río que jamás cambia de cauce. Yo, solitario en la sombra, sintiéndome otra vez niño, volviendo a ser el de antes. Un aro azul distendido, que va enredando el paisaje. Un globo en el infinito del espacio inenarrable. Yo, solitario en la sombra, no sé si acaso perdido y sin volver a encontrarme. Oyendo el agua del río, mirando el final del valle. Olvidando a algún amigo, sin despedir los que parten. Yo, solitario en la sombra, por fin un desconocido. Uno más. Un habitante. Para creerme lo mismo y pensar solo en el aire. El valle es de oros tranquilos siempre al caer de la tarde.
es
Melgar_Becerra,Juan_Miguel
XXI
El_Hijo_(Poema_Contra_El_Aborto)
El hijo nos mira, sonriendo, sin decir palabra, y se esconde, y grita confuso, tras la cortina. El hijo aquél, en sueños del pasado, ya no vive, pero es como una lágrima que brota del fondo del alma. Es una mariposa que vuela sin camino, sin dirección, buscando su propio mundo... ¡Te llama, te está llamando, amor! ¿no lo escuchas? El hijo es el unicornio de la noche, es el payaso que ríe entre las sombras, es un constante arrullo que se pierde... y es tan pequeño el hijo, como el infinito. Tiene sonrisa de cereza y agua, y es caprichoso como un verso de amor. Es arrogante, sin hablar, a solas, y es como un lobo, que solo tiene instinto. Nos quiere, nos espanta, nos llena de agonía, y se ríe, ríe como un poseso, y habla de la miseria, y no lo escucho. El hijo nos mira, sufriendo, templado como el mar, y tú y yo lo miramos. Quiere volar hacia nosotros, pero está muerto. Y yo, aunque no te lo creas, estoy llorando por él.
es
Feijoo,Marcos
XXI
Y_El_Cielo_Se_Abre_Sobre_Mí
Y el cielo se abre sobre mí. Impaciente su mirada. Nube, nube, nube. Pasan. Sobre mi cabeza. Sin cesar. Un guerra a lo lejos. El final. Nube, nube, nube. No paran. El fin del mundo. El final. Nadie ve mas allá. Todo sigue igual. Nube, nube, nube. No habrá mañana. Para nosotros. No habrá más. Silencio, solo silencio... y nubes. No estaremos en ningún lugar. No habrá mañana. No habrá nada más. Es el fin. Ahora es el fin. No habrá nada más. Nube, nube, nube, no cesa su camino. No sabe de paz o de guerra, no sabe de bien o de mal. Su camino es lo que la lleva. Un camino sin final. Nube, nube, nube sobre la nada. Sobre la no vida. Que creamos los hombres. Sobre nosotros tendidos. Sobre esqueletos de tierra. Sobre el suelo. Nubes. Nubes. Nubes y sus sombras. Que oscurecen a su paso el camino. Nubes. Nubes. Nubes que vuelven a pasar, nubes que no gritan y no lloran, que no sienten su pasar. Nubes. Nubes. Nubes que aplastan las cabezas. Que un día pensaron. En como poder. Poder sobrevivir a su destino. Que ya estaba escrito. Sobrevivir sobre todo lo conocido. Que sobre todo querían sobrevivir. A lo que ya conocían. Como su fin. Y al fin perecieron. Con todos los demás. Y solo quedó polvo. Y en polvo se convirtieron lo que un día se arrastraron y otro día se irguieron. Como si nada hubiera pasado. Y quedaron relegados. A la vida entre los árboles entre la selva. A seres salvajes. A la mas primitiva forma de vida. Sin vida. Sin vida. Sin vida. Desde el cero hasta el cero. Nube, nube, nube.
es
Luis,Leopoldo_de
<XXI
Hay_Que_Poner_Valor_Para_Entenderte
Ahora te llamo porque me siento fuerte para tu amor terrible y tu luz deslumbrante. Hay que poner valor para entenderte del todo, Juan. ¿Qué del lector esperas? ¿Quieres que nos creamos que es de veras tu invocación de amor para la muerte? Pero ¿debemos imitar tu suerte, Renunciar a fugaces primarveras, Olvidar la verdura de las eras Y hasta morirnos, para no perderte? Y si morimos, ¿no te perderemos? Sin tu luz deslumbrante, ¿no veremos? ¿Es que nos llama así tu amor terrible? Mas te endendemos porque estamos vivos, y es porque somos de la muerte esquivos por lo que amamos tu ansia irrepetible.
es
Aguirre,Mirta
<XXI
Yo_Me_Llevo_Mi_Amor,_Mi_Desvarío
Yo me llevo mi amor, mi desvarío. lo que está ya a mi ser incorporado mi caricia en tu párpado cerrado, el roce de tu pecho junto al mío. Me llevo una nostalgia como un río manándome incesante del costado. Al pobre corazón enamorado le es duro retornar a su vacío. Por haber compartido la locura que floreciera en mi como una rosa, aunque ya nunca junto a mi las vea, benditas sean tu boca y tu ternura, bendita sea tu carne vigorosa, tu suave comprensión, bendita sea.
es
Machado,Manuel
<XXI
Velázquez._La_Infanta_Margarita
Como una flor clorótica el semblante, que hábil pincel tiñó de leche y fresa, emerge del pomposo guardainfante, entre sus galas cortesanas presa. La mano —ámbar de ensueño—, entre los tules de la falda desmáyase y sostiene el pañuelo riquísimo, que viene de los ojos atónitos y azules. Italia, Flandes, Portugal..., Poniente sol de la gloria el último destello en sus mejillas infantiles posa... Y corona no más su augusta frente la dorada ceniza del cabello, que apenas prende el leve lazo rosa.
es
Noroña,Conde_de
<XXI
Desiste_El_Poeta_De_Hacer_Versos_Durante_La_Guerra
Cupido como niño se estremece del temeroso son del bronce herido y en las faldas de Venus escondido mientras dura la guerra no parece. Como el numen que el pecho me enardece a sus blandos halagos le he debido, con el bélico afán está abatido, con el continuo susto se enflaquece. Pues tiembla y huye de la lid el ciego, pues sin él no hay ardor ¿por qué me afano? ¿por qué en pos de las musas no sosiego? No más versos míos hasta que Jano a la Discordia apague el mustio fuego y la graciosa paz no dé la mano.
es
Castillejos_Ambrocio,José_L.
XXI
¿Quién_No_Se_Ha_Echado_A_La_Cama_De_Bruces_Sin_Importarle
¿Quién no se ha echado a la cama de bruces sin importarle que suene el teléfono, Que el timbre repiquetee O que el despertador insista a las seis de la mañana? Nadie, absolutamente nadie, que sea humano Puede decir yo nunca le he cantado a la hueva. ¿Pero qué es hueva?. Es echarse boca arriba, mirar las rayas del techo, Encontrar figuras en el cielo, Descifrar las nubes. Es, mejor dicho, no hacer nada. Sonaría contradictorio, es hacer mucho Pero sólo para los sentidos, nada material, Todo espiritual. Neruda le hizo su Oda a la alcachofa, De tierno corazón que se vistió de guerrero. Pero no escuchó lo que millones de mundanos Hacemos los fines de semana. Descansar un poco más, Cerrar los ojos, dormitar el libro, Apagar las luces, cerrar las cortinas Y dejarse llevar por el suave sueño. Por eso creí que la hueva debería tener Su oda, Para que nadie joda, Por si me da hueva.
es
García_Cabrera,Pedro
<XXI
Ring_De_Las_Panaceas
Nadie desecha el superpasatiempo de cazar una esquina donde un carte se rompa las narices escalando agresiones. Uvas para diabéticos, pisos para dormir sin pesadillas, quinielas de catorce resultados, bálsamo de curar los tropezones. Se modelan alianzas que amadrinan divorcios. Bebe, bebe retruécanos de peces de colores. Prueba los bocadillos de colas de sirena. Botas de fútbol con el gol del triunfo, boinas para las nubes de la lluvia, balas al natural, gatillo a la chilena, ciudades de escorpiones, tornillos para locos, nueva emisión de puntos cardinales, ministros sin cartera, trompos para viajar a la redonda. Y para las parejas sin recursos lentes de atolondradas esperanzas, lunas de miel con penes de repuesto y el galgo de un adiós como propina. Pelillos a la mar. Jauja se llama ahora la reoca.
es
Garza,Humberto_C.
XXI
Tristeza
Si hay algo que me enferma, son los otoños viejos, los de amarillas hojas que golpean los vitrales, los que nunca me dejan escribir madrigales, los que mi alcoba inundan con pálidos reflejos. En ellos, me parece que todo tengo lejos, y que voy a morirme sin ver los naranjales. El sol de otoño, siempre, cruzando los cristales; en círculos redondos rebota en los espejos. El otoño es de oro, de rojo cobre y plata. Sus colores flamean por toda la alameda, que llora estremecida si el aire la maltrata. El otoño es la Vida que con manos de seda, todo lo que nos diera, febril, nos arrebata, sin fuerza en este mundo que resistirle pueda. En ellos, me parece que todo tengo lejos, y que voy a morirme sin ver los naranjales. El sol de otoño, siempre, cruzando los cristales; en círculos redondos rebota en los espejos. El otoño es de oro, de rojo cobre y plata. Sus colores flamean por toda la alameda, que llora estremecida si el aire la maltrata. El otoño es la Vida que con manos de seda, todo lo que nos diera, febril, nos arrebata, sin fuerza en este mundo que resistirle pueda. El otoño es de oro, de rojo cobre y plata. Sus colores flamean por toda la alameda, que llora estremecida si el aire la maltrata. El otoño es la Vida que con manos de seda, todo lo que nos diera, febril, nos arrebata, sin fuerza en este mundo que resistirle pueda. El otoño es la Vida que con manos de seda, todo lo que nos diera, febril, nos arrebata, sin fuerza en este mundo que resistirle pueda.
es
Arriaza,Juan_Bautista_de
<XXI
El_Propósito_Inútil
Ardí de amor por la voluble Elfrida, y ella en mi incendio se sintió abrasar; burló mi fe pero sanó mi herida. Amor, Amor, no quiero más amar. Amar al uso es conservar su calma y en falso labio la pasión mostrar, y pues amar y abandonar el alma no se usa ya, no quiero más amar. Díceme Amor: «¿qué miedo te importuna? tus dichas yo me ocuparé en colmar, pues las tres Gracias voy a unirte en una», No importa Amor no quiero más amar. Luego a mis ojos se ofreció Delina cual sólo Amor se la acertó a idear; yo digo al verla: «es en verdad divina»; pero yo en fin no quiero más amar. Es a su lado pálida la rosa, triste el lucero que preside al mar; de incautas almas perdición forzosa; mas yo ¡ay Amor! no quiero más amar. Se ven las flores por besar su planta, cuando ella baila, la cabeza alzar; se escucha a Erato si mis versos canta; mas yo ¡ay de mí! no quiero más amar. De mil amantes la veré seguida; que ni aun sus dichas me darán pesar; y en celebrarla he de pasar mi vida; mas basta así no quiero más amar. «Síguela pues» —me dice el niño ciego— «sin riesgo puedes de su luz gozar; que si te acercas, por descuido, al fuego, yo gritaré: «no quiero más amar». Necio de mí, que con acción sumisa a los pies de ella me dejé arrastrar, sin ver de Amor la maliciosa risa al yo decir: «no quiero más amar». Ya por instantes en mi incauto pecho la llama antigua crece sin cesar; mas ¡ay Delina! el mal era ya hecho; que haberte visto es empezarte a amar.
es
Quevedo,Francisco
<XXI
Lágrimas_Alquiladas_Del_Contento
Lágrimas alquiladas del Contento Lloran difunto al padre y al marido; Y el perdido caudal ha merecido Solamente verdad en el lamento. Codicia, no razón ni entendimiento, Gobierna los afectos del sentido: Quien pierde hacienda dice que ha perdido, No el que convierte en logro el monumento. Los sacrosantos bultos adorados Ven sus muslos raídos por el oro, Sus barbas y cabellos arrancados. Y el ser los Dioses masa de tesoro, Los tiene al fuego y cuño condenados, Y al Tonante fundido en Cisne y Toro. Codicia, no razón ni entendimiento, Gobierna los afectos del sentido: Quien pierde hacienda dice que ha perdido, No el que convierte en logro el monumento. Los sacrosantos bultos adorados Ven sus muslos raídos por el oro, Sus barbas y cabellos arrancados. Y el ser los Dioses masa de tesoro, Los tiene al fuego y cuño condenados, Y al Tonante fundido en Cisne y Toro. Los sacrosantos bultos adorados Ven sus muslos raídos por el oro, Sus barbas y cabellos arrancados. Y el ser los Dioses masa de tesoro, Los tiene al fuego y cuño condenados, Y al Tonante fundido en Cisne y Toro. Y el ser los Dioses masa de tesoro, Los tiene al fuego y cuño condenados, Y al Tonante fundido en Cisne y Toro.
es
Neruda,Pablo
<XXI
Soneto_Xcvi
Pienso, esta época en que tú me amaste se irá por otra azul sustituida, será otra piel sobre los mismos huesos, otros ojos verán la primavera. Nadie de los que ataron esta hora, de los que conversaron con el humo, gobiernos, traficantes, transeúntes, continuarán moviéndose en sus hilos. Se irán los crueles dioses con anteojos, los peludos carnívoros con libro, los pulgones y los pipipasseyros. Y cuando esté recién lavado el mundo nacerán otros ojos en el agua y crecerá sin lágrimas el trigo. Nadie de los que ataron esta hora, de los que conversaron con el humo, gobiernos, traficantes, transeúntes, continuarán moviéndose en sus hilos. Se irán los crueles dioses con anteojos, los peludos carnívoros con libro, los pulgones y los pipipasseyros. Y cuando esté recién lavado el mundo nacerán otros ojos en el agua y crecerá sin lágrimas el trigo. Se irán los crueles dioses con anteojos, los peludos carnívoros con libro, los pulgones y los pipipasseyros. Y cuando esté recién lavado el mundo nacerán otros ojos en el agua y crecerá sin lágrimas el trigo. Y cuando esté recién lavado el mundo nacerán otros ojos en el agua y crecerá sin lágrimas el trigo.
es
Agustini,Delmira
<XXI
Mi_Aurora
Como un gran sol naciente iluminó mi vida Y mi alma abrió a beberlo como una flor de aurora; Amor! Amor! bendita la noche salvadora En que llamó a mi puerta tu manita florida. Mi alma vibró en la sombra como arpa sorprendida: Las aguas del silencio ya abiertas, en la aurora Cantó su voz potente misteriosa y sonora. Mi alma lóbrega era una estrella dormida! Hoy toda la esperanza que yo llorara muerta, Surge a la vida alada del ave que despierta Ebria de una alegría fuerte como el dolor; Y todo luce y vibra, todo despierta y canta, Como si el palio rosa de su luz viva y santa Abriera sobre el mundo la aurora de mi amor.
es
Altolaguirre,Manuel
<XXI
Tú_Y_Yo._El_Aire_En_Medio
Tú y yo. El aire en medio. ¿Eras tú o era yo el que vivía guardado en un espejo? No mirábamos el campo. Mirábamos hacia dentro. ¿Era mi alma o un ángel lo que guardaba el espejo? Eras mi alma y un ángel. Un alto cristal en medio. Por una senda con flores caminabas en silencio.
es
Arciniegas,Ismael_Enrique
<XXI
La_Tarde,_Con_Su_Bruma_Clara_Y_Azul,_Se_Muere
La tarde, con su bruma clara y azul, se muere Cual palabra amorosa que se disipa lenta, Cual la húmeda y cálida sonrisa de las viudas Que con antiguos éxtasis entre sus carnes sueñan. La ciudad, a lo lejos, se ha callado. En el huerto Pensativo, el silencio, se abre en la sombra trémula, y cantan, tras los árboles, claras frescuras de agua Que esparce el viento; faldas con rumor de hojas secas Sobre la arena pasan; contra el muro el zumbido Se oye de las avispas en la quietud serena; Las rosas deshojadas por dedos soñadores Su alma de miel esparcen, y un alba extraña mezcla, En el confín del cielo y en un etéreo encanto, La luz que huye y la sombra salpicada de estrellas. ¿Qué me importan los soles que han de surgir? ¿El oro, Genio y amor, qué importan, y juventud risueña? Dormir sueño profundo, dejadme en el olvido, Dejadme que en la sombra sueño profundo duerma, Con manos compasivas de mujer en la frente... ¡Y cerrad la ventana sobre la vida abierta!
es
Fuertes,Gloria
<XXI
Estaba_Un_Pajarito_Que_Al_Piar
Estaba un pajarito que al piar se le notaba cierto malestar, estaba prisionero en el balcón pidiendo a gritos la revolución. Y otro pájaro estaba en el pajar picoteando piñones y además, tenía libre el aire y por doquier niñas con migas de pan en el corsé. El pájaro feliz picoteó y se fue a otro lugar con la canción.
es
Hartzenbusch,Juan_Eugenio
<XXI
Llamó_Tocaya_Un_Chulo
Llamó tocaya un chulo A una manola: «Barbarita me llaman», Dijo la moza; «Y usted, buen hombre, Será, como es rollizo, Un barbarote».
es
Dalton_García,Roque
<XXI
Tercer_Poema_De_Amor
A quienes digan que nuestro amor es extraordinario porque ha nacido de circunstancias extraordinarias diles que precisamente luchamos para que un amor como el nuestro (amor entre compañeros de combate) llegue a ser en El Salvador el amor más común y corriente casi el único.
es
Carriego,Evaristo
<XXI
¿No_Te_Veremos_Más?
¿Conque estás decidida? ¿No te detiene nada? ¿Ni siquiera el anuncio de este presentimiento? ¡No puedes negar que eres una desamorada: te vas así, tranquila, sin un remordimiento! ¡Has sido tanto tiempo nuestra hermanita! Mira si no te desearemos un buen viaje y mejor suerte, tu decisión de anoche la creíamos mentira: ¡Qué tan acostumbrados estábamos a verte! Nos quedaremos solos. ¡Y cómo quedaremos! Demás fuera decirte cuánto te extrañaremos: y tú, también, ¿Es cierto que nos extrañarás? ¡Pensar que entre nosotros ya no estarás mañana! Caperucita roja que fuiste nuestra hermana, Caperucita roja, ¿No te veremos más?
es
Chocano,José_Santos
<XXI
¡Levántate!_La_Aurora_Ha_Despuntado
¡Levántate! La aurora ha despuntado, y el abuelo regaña y te resondra... Campesino, ¡despierta! ¡En el tejado revienta una canción por cada alondra! Sacudes presta el último beleño y te incorporas en ei lecho blando; rompes los lazos que anudara el sueño; y gallarda, y de pie saltas cantando... Buscando fuerzas y salud prolija para el abuelo de sesenta octubres, le escancias rebosante en la vasija la leche espesa de las tibias ubres. Eres así como una Hebe amante que, desterrada en un rincón del mundo, le da el néctar en copa de diamante a un Júpiter tronado y moribundo!... Sales al campo fresco. Alegre chispa siente el sátiro viéndote, escondido; y te hace ruoda la envidiosa avispa, zumbándote con lúbrico zumbido... Tú sin cuidarte del centauro ardiente, que espía astuto el baño de las ninfas, rápida te desnudas, y sonriente surcas del lago las calladas linfas... Y de las linfas en el claro espejo retrátase la copa soberana, llena de esplendidez, del árbol viejo de los acusadores de Susana. A la orilla también del mismo lago, lavando los pañales infantiles, aspiras en el aire húmedo y vago el mismo aroma de tus veinte abriles. Tendidos los pañales en los cerros fingen, después, del sol a las vislumbres, banderas de un ejército sin hierros que marcha a la conquista de las cumbres!.. ¡Oh dulce vida de serenas ondas! vida que resbalar tranquila dejas, entre el fresco murmullo de tus frondas y el nítido vellón de tus ovejas... Sigue viviendo alegre y sin cuidados: no ante el rumor de la ciudad te asombres, ¡Más vale ser pastora de ganados que ser pastora de rebaños de hombres!
es
Felipe,León
<XXI
Que_Se_Quede_Así_Ya
Que se quede así ya —desnudo y vacío— el corazón. ¿A qué vestirle de nuevo, a qué otra vez colmarle de amor si otra vez, al fin, ha de venir el tiempo a llevárselo todo como un ladrón?
es
Pereira,Gustavo
<XXI
Tenía_Razón_Buda
Tenía razón Buda La carne es carne
es
Selgas_y_Carrasco,José
<XXI
¿Quién_Eres?
—Responde: ¿quién eres? —Yo. —¿De dónde sales? —De ti. —¿Quieres afligirme? —Sí. —¿Es que me aborreces? —No. —Déjame libre. —Jamás. —Nublas mi dicha. —Lo sé. —Tu voz me aterra. —¿Por qué? —Huiré de ti. —No podrás. —¿Siempre me sigues? —En pos. —¿Dónde está tu imperio? —En mí. —¿En dónde vives? —En ti. —¿De dónde vienes? —De Dios.
es
Figueroa,Francisco_de
<XXI
Soneto_Ix
Breves pasos, que al pie flaco y cansado Sois de largo dolor áspera vía, Por la triste memoria de aquel día, Que mi más claro sol hizo nublado: Si desdén fiero en corazón trocado Cuando más viva y verde florecía Mi esperanza esparciendo escura y fría Niebla, la ha seca y sin vigor dejado: Y en el menor de vos mil sombras veo De mi gloria al primer punto perdida, Bien es razón que os riegue con mi llanto Volvedme, si podéis, mi usado canto, O llevadme con él junto el deseo, La memoria, los ojos, o la vida.
es
Aleixandre,Vicente
<XXI
Palabras_(El_Moribundo)
Él decía palabras. Quiero decir palabras, todavía palabras. Esperanza. El Amor. La Tristeza. Los Ojos. Y decía palabras, mientras su mano ligeramente débil sobre el lienzo aún vivía. Palabras que fueron alegres, que fueron tristes, que fueron soberanas. Decía moviendo los labios, quería decir el signo aquel; el olvidado, ese que saben decir mejor dos labios, no, dos bocas que fundidas en soledad pronuncian. Decía apenas un signo leve como un suspiro, decía un aliento, una burbuja; decía un gemido y enmudecían los labios, mientras las letras teñidas de un carmín en su boca destellaban muy débiles, hasta que al fin cesaban. Entonces alguien, no sé, alguien no humano, alguien puso unos labios en los suyos. Y alzó una boca donde solo quedó el calor prestado, las letras tristes de un beso nunca dicho.
es
Rojas,Gonzalo
<XXI
Libre_Y_Furioso,_En_Ti_Se_Repite_Mi_Océano_Orgánico
Libre y furioso, en ti se repite mi océano orgánico, hijo de las entrañas de mi bella reinante: la joven milenaria que nos da este placer de encantarnos mutuamente, desde hace ya una triple primavera. ¿Cómo reconstruirte si ya estás, oh Rodrigo Tomás, estirando en furor tu columna, tu impaciencia de ser el monarca? ¿Cómo reconstruirte para mejor hallarte en tu luz esencial, entre el fulgor de mis pasiones revolcadas, y esa persecución que va quemando los cabellos de María? No sé por qué te busco en lo hondo de lo perdido, en esas noches en que jugué todos mis ímpetus por un espléndido abandono en poder de las olas lúgubres y sensuales, a merced de una brisa que me daba a gustar la ilusión del cautiverio, donde el libertinaje hace su nido. No. Tu raíz es una estrella más pura que el peligro. Es el encuentro de dos rayos en lo alto de la tormenta. Es el hallazgo de la llave que te abrió la existencia y el presidio. Antes de verte, en nadie vi tus ojos tiránicos. Sólo las hembras tienen la encarnada visión de su deseo. Ni pretendí heredero porque fui un poseído de mi propio fantasma. Hasta que me robé la risa de tu madre para besarla y estremecerla. A lo largo de un viaje a lo inmediato mío resplandeciente. Ahora me pregunto cuál será el límite de tu carácter si tu médula espinal fue la flor de los vagabundos que seiban con los trenes, sin consultar siquiera el silbato de su azar. Mordidos por los prejuicios. Curtidos por el viento libre. ¿Si tu madre y tu padre quemaron sus entrañas para salvar tu fuego? ¿Pero qué importa nada si hoy, por último, estás ahí reunido en materia de encarnación radiante, oyéndome, entendiéndome, como nadie en este mundo podrá entender la tempestad de un parto? —Oh, todos los mundanos te dirán que las pasiones rematan en un beso. Tu madre y yo dormíamos cuando nos gritaste: “Heme aquí”. “¿Qué esperáis a arrullarme en las ruedas de vuestra fuga? ¿Qué esperáis a participarme vuestro fuego? —Yo soy el invitado que aguardábais antes de ser ceniza”. Tu madre y yo dormíamos esa noche en la costa mientras el mar cantaba para ti desde la profundidad de nuestro sueño, con furor disonante, arrullando tus pétalos divinos. Tu alta dinastía se remonta al resplandor de la nieve. A las noches en que tu madre quería verte tras nuestra única ventana y allí afuera la nieve era un diálogo ardiente entre mi desesperación y el bulto vivo que contenía tu relámpago. Así, tu madre te alumbró frente a esas dignas piedras de Atacama con toda la entereza de su Escocia durmiendo en su mirada dimanatina. Te parió allí en la madrugada de Septiembre de un día fabuloso de la gran guerra mundial en cuyo primer acto yo también fui parido. Así en la pesadilla de un siniestro espectáculo, te alumbró con un grito que hizo cantar a las estrellas. Oh, qué frío tan encendidamente gozoso el aire de tu aparición en este mundo: traías tu cabeza como un minero ensangrentado —harto ya de la obscuridad y la ignominia—: reclamabas a grandes voces un horizonte de justicia. Querías descifrarlo todo con tu llanto. Te di para tu libertad la nieve augusta y el lucero. Yo fui tu centinela que te veló en el alba. Aún me veo, como un árbol, respirando para tus nacientes pulmones, librándote da la persecución y el rapto de las fieras. Ay, hijo mío de miarrogancia siempre estaré en la punta de ese paisaje andino con un cuchillo en cada mano para defenderte y salvarte. Primogénito mío: tu casa era lo alto de la nieve de Chile. De la cobriza sierra te bajé hasta las islas polares. Te quise navegante. Te arranqué de los montes. Corrimos el desierto, las colinas, los prados, y entramos a la mar de tus abuelos por el Reloncaví de perla indescifrable. Nos aislamos. Vivimos en trinidad y espíritu. El mar cantaba ahora en el huerto de nuestra casa. Tú respirabas hondo. Jugabas con la arena y la neblina. Por el Golfo lloraban sirenas en la noche. Los pescados venían a conversarte en tu lengua primitiva. Me veo galopando en mi caballo a la siga de las nubes, remando para dar más brío a los veleros, cortado en la escotilla de la niebla, durmiendo encima de los sacos. Junto a corderos tristes, viendo bramar el Este enfurecido. Pensando en ti, en tu madre, poco antes de morirme. Cuando llegaba el día, yo saltaba a la arena, corría por el bosque todavía empapado por la lluvia. Vosotros me mirabais como a un náufrago viviente y me dabais el beso de la resurrección y de la gracia. Oh madera rajada por el hacha. Oh ladrido del viento sobre el Golfo, todos los días navegado. Adiós. Ya nos partimos de vosotros, oh peces. Dadle a Rodrigo Tomás la lucidez de vuestro pensamiento. Adiós, islas sombrías. Ya el rayo nos está llamando. Trenes. Pájaros. Playas. Toda la geografía de Chile para ti, mi hambriento hidalgo. Mi bien nacido soplo: para ti todo el fuego. Para ti lo telúrico, lo enardecido. Todo lo que te haga crecer más lejos que el relámpago. Tierra para tu sangre. Mar y nieve para tu entendimiento, y Poesía para tu lengua. Oh Rodrigo Tomás: siempre estarás naciendo de cada impulso mío. De cada espiga de tu madre. Cuando estemos dormidos para siempre, oh Rodrigo Tomás: siempre estarás naciendo. Entonces, no te olvides de gritarnos: “Heme aquí”. “¿Qué esperáis a arrullarme en las ruedas de vuestra fuga? ¿Qué esperáis a participarme vuestro fuego? —Yo soy el invitado que aguardábais antes de ser ceniza”.
es
González_Cano,Cándida
XXI
Qué_Quieres
Qué quieres. Qué quieres de mí. Qué quieres. No has inundado Todas las huertas. No has arrancado todas las lilas, No has acallado Todos los trinos. Ahora no. Ya no. Deja que el verano, Madure los almendros. No has inundado Todas las huertas. No has arrancado todas las lilas, No has acallado Todos los trinos. Ahora no. Ya no. Deja que el verano, Madure los almendros. No has arrancado todas las lilas, No has acallado Todos los trinos. Ahora no. Ya no. Deja que el verano, Madure los almendros. No has acallado Todos los trinos. Ahora no. Ya no. Deja que el verano, Madure los almendros. Ahora no. Ya no. Deja que el verano, Madure los almendros. Deja que el verano, Madure los almendros.
es
Olazábal,Juana
XXI
Fui_Torturada,_Incinerada
Fui torturada, incinerada, condenada a vivir tras los pasos de una cruz pesada envuelta en polvos de oro. Fui bañada en “agua santa” cuando mis labios balbucían mis deseos de libertad. Me alimenté de un pan que se fundió en mis labios, dejando indeleble su huella. Mis sentimientos libertarios no pudieron borrar Ahora, frente a la hoguera, rezo a un ser que me dio la espalda, a un dios que me bendijo mil veces y condenó a dos mil más bajo el grial que robaron los de mi pueblo buscando hermética la vida eterna. Miro hacia arriba, veo tan solo un gordo abad que reza, bendice, balbucea igual que lo hice antes. Al nacer se les olvidó borrar de mi frente la marca del pagano, la marca del que duda, de aquél que piensa, pero no lo suficiente, como para hacer llorar a otra virgen. Volveré a ser condenada por un deseo o una duda, por pretender mirar boca arriba y solo ver el cielo, un cielo que yo misma construí sin ningún Dios a mi lado consolándome con sus ojos y su congoja.
es
Jiménez_Domínguez,Jesús
XXI
Delgado_Como_El_Mástil_Del_Diluvio_El_Hueso_De_Mi_Alma
DELGADO como el mástil del diluvio el hueso de mi alma
es
Greiff,León_de
<XXI
Héteme_Al_Linde_Del_Otoño,_Logrado
Héteme al linde del otoño, logrado plenamente, preludio del descenso. La euforia aún conmigo: corazón desalado y espíritu burlón e iluso al par: Amo aún, sueño aún, divago, pienso... No es oportuno todavía descansar. Sino seguir pugnando, con humor e indolencia. No es el crepúsculo, es apenas la media tarde: no ha llegado el crepúsculo. Medio día a la zaga —próximo y en vigencia— caracol resonante, guarda el eco del mar. Amo aún, sueño aún. Hay mente. Hay músculo. No es oportuno todavía descansar. Sino seguir pugnando, sino insistir, desaprensivo: ni ambicioso ni claudicante... ¡Oxte, melancolía! Desdeñoso ni acre: siempre alacre —y sarcástico y esquivo—, seguir pugnando con el viento y la estulticia y el azar. Amo aún. Sueño aún. Hay fervor y armonía. No es oportuno todavía descansar. Sino seguir pugnando, sino insistir, cáustico, sonrïente si cogitante, bufón befante —si filosofista—. Ni pueril ni senil. Ni didascálico, monitorio ni incongruente. Seguir pugnando escéptico ante el vacío especular. Amo aún. Sueño aún. Nada me vence ni contrista No es oportuno todavía descansar.
es
Eguren,José_María
<XXI
De_Finos_Suaves_Colores
De finos suaves colores la nochecita le llaman; y así también se le nombra por los misterios que guarda. Cuando al tumulto se acerca de cien muchachas bonitas, yo veo, entonces, que viene con ella la luz del día. Mas, a los chicos alegres si Clementina se llega repito —llega la noche para que todos se duerman.
es
Gorostiza,José
<XXI
Iza_La_Flor_Enseña
Iza la flor su enseña, agua, en el prado. ¡Oh, qué mercadería de olor alado! ¡Oh, qué mercadería de tenue olor! ¡cómo inflama los aires con su rubor! ¡Qué anegado de gritos está el jardín! «¡Yo, el heliotropo, yo!» «¿Yo? El jazmín.» Ay, pero el agua, ay, si no huele a nada. Tiene la noche un árbol con frutos de ámbar; tiene una tez la tierra, ay, de esmeraldas. El tesón de la sangre anda de rojo; anda de añil el sueño; la dicha, de oro. Tiene el amor feroces galgos morados; pero también sus mieses, también sus pájaros. Ay, pero el agua, ay, si no luce a nada. Sabe a luz, a luz fría, sí, la manzana. ¡Qué amanecida fruta tan de mañana! ¡Qué anochecido sabes, tú, sinsabor! ¡cómo pica en la entraña tu picaflor! Sabe la muerte a tierra, la angustia a hiel. Este morir a gotas me sabe a miel. Ay, pero el agua, ay, si no sabe a nada. Pobrecilla del agua, ay, que no tiene nada, ay, amor, que se ahoga, ay, en un vaso de agua.
es
Machado,Antonio
<XXI
Señor,_Ya_Me_Arrancaste_Lo_Que_Yo_Más_Quería
Señor, ya me arrancaste lo que yo más quería. Oye otra vez, Dios mío, mi corazón clamar. Tu voluntad se hizo, Señor, contra la mía. Señor, ya estamos solos mi corazón y el mar.
es
García_Cabrera,Pedro
<XXI
Postigos_De_Vidrio_Blanco
Postigos de vidrio blanco parchean la tarde tensa. La corneta por el aire y por el agua la vela. Y si alguien me preguntara de los dos ¿con cuál te quedas? Yo siempre respondería: Que se borre la cometa.
es
Pardo_García,Germán
<XXI
Y_Hablo_Aquí_De_La_Muerte_Con_La_Misma_Ternura
Y hablo aquí de la muerte con la misma ternura de entonces, y como hablo de la bondad del trigo; de la simplicidad del agua, de la esencia de las cosas, del gozo del campo y del amigo verdadero. Y mis manos escriben estas sílabas del nombre de la muerte, con los júbilos íntimos del que todos los días aguarda a que su mesa la venga a compartir el verdadero amigo. Aquél por quien los frutos del árbol se recogen en toda su sazón, húmedos de rocío. Por quien el agua colma la oscuridad del cántaro, y el pan en los manteles es don de sacrificio. Aquel único huésped por quien está la puerta sin clausurarse nunca, y en el dintel los símbolos de la hospitalidad, para que en el silencio las manos se entrelacen con un temblor divino.
es
Guillén,Nicolás
<XXI
Las_Nubes
El nubario. Capacidad: ochenta y cuatro nubes. Una experiencia nueva, porque hay nubes de todo el día y de muchos países diferentes. (La Dirección anuncia más). Larguilenguas de pájaro, rojizas, las matutinas hechas al poco sueño labrador y a las albas vacías. Detenidas, de algodón seco y firme, las matronales fijas del mediodía. Como serpientes encendidas las que anuncia a Véspero. Curiosidad: Las hay de Uganda, movidas por los vientos del gran lago Victoria. Las del Turquino, bajas. Las de los Alpes Marítimos. Las del Pico Bolívar. Negras, de gordas tetas, las de tormenta. También nubes románticas, como por ejemplo las que empañan el cielo del amor. Las coloreadas de hace sesenta años en los augurios de Noel. Nubes con ángeles. Nubes con forma de titán, de mapas conocidos (Inglaterra), de canguro, león. En fin, un cargamento respetable. Sin embargo, las de razaPolar, rarísimas, no hubo manera de traerlas vivas. Llegaron en salmuera, expresamente de Groenlandia, Noruega, Terranova. (La Dirección ha prometido exhibirlas al público en vitrinas). El nubario. (La Dirección anuncia más). Inglaterra Polar
es
Figueroa,Francisco_de
<XXI
Sobre_Nevados_Riscos_Levantado
Sobre nevados riscos levantado Cerca del Tajo está un lugar sombrío, En el rigor del hielo tan templado, Cuan fresco en la sazón del seco Estío: Adonde de tristeza acompañado, Al son del agua del corriente río, Tan dulcemente Tirsi se quejaba, Que los peñascos duros ablandaba. Mil veces de morir determinando, Los ojos enclavados en el cielo, Su grave desventura contemplando, Con lágrimas regando el verde suelo, Tan ardientes suspiros arrancando, Que encendieran al más helado hielo, Resistir no pudiendo a dolor tanto, Así soltó la rienda al triste llanto: Después que de mis ojos se apartaron Aquellos, que la luz vuelven obscura, Ni yo puedo vivir, pues me dejaron, Ni quiero, aunque pudiese, tal locura; Y pues me dejan por lo que llevaron (¡Dolor terrible! ¡extraña desventura!) Mis males y tristísimos cuidados, Llorad sin descansar, ojos cansados. No lloro solamente tu partida, Aunque es mal que matara solamente: Lloro ver la esperanza consumida En quien siempre el deseo es más ardiente: Lloro tu rigurosa despedida, Cuyo rigor terrible mi alma siente, Y mil males, que encubro desusados: Llorad sin descansar, ojos cansados. Cual la agua al río, al prado la verdura, La nueva y blanca leche a mi ganado; Cuanto le agrada al monte la espesura, A la tierra la yerba, y flor al prado, Tal es, Fili, a mis ojos tu figura; Y pues de verla estoy desconfiado, Por ríos, campos, montes, tierras, prados. Llorad sin descansar, ojos cansados. Ya las Ninfas del Tajo y su rivera Lloran tan doloroso apartamiento, Pues no hay sin ti en la tierra primavera, Ni en las selvas y bosques ornamento. La casta Diosa desdeñada y fiera, Esparcido el cabello al fresco viento, No persigue ya corzos, ni venados: Llorad sin descansar, ojos cansados. Pues no puedo seguirte, ¡ay Fili mía! Siempre te seguirá mi pensamiento: Morir quiero mil veces cada día, Antes que no vivir sin ti en tormento; Pues cuando de te amar tuve osadía, Tan cierto y breve vi mi perdimiento, Que me dijéron luego allí mis hados: Llorad sin descansar, ojos cansados. Estoy sin ti, do el bien es tan incierto, Que no podrá creerlo quien lo viere, La esperanza dudosa, el dolor cierto, Según la fuerza con que amor me hiere; Mas el que por tu mano ha de ser muerto, No procure morir, pues así muere. ¡Ay, ay remedios por mí mal hallados! Llorad sin descansar, ojos cansados. Durmiendo un día acaso en la floresta, Vencido del dolor, Fili, soñaba, Que en el calor ardiente de la siesta A la sombra de un sauce te hablaba; Mas fortuna en mi daño firme y presta Me dio luego a entender, que me engañaba; Y pues mis bienes son bienes soñados, Llorad sin descansar, ojos cansados. Estaba yo diciendo, este no es sueño, Que el sueño es cosa vana y mentirosa: Incierto es su placer, siempre es pequeño, Y en él no hay cosa tal, ni tan sabrosa: También por otra parte, si no sueño, ¿Cómo está ahora Fili tan piadosa? ¡Ay desengaños por mi mal hallados! Llorad sin descansar, ojos cansados. Viéndome a tales términos llegado Sin culpa, culpo al cielo y mi destino; Mas del bien, que mis ojos han mirado En un hermoso rostro, y ser divino, De haberme a cierta muerte condenado, Quejarme ahora del cielo, es desatino; Y pues en el mirar fuisteis osados, Llorad sin descansar, ojos cansados. Si no has determinado que yo muera En tan grave dolor y desventura: Si la hora no es llegada postrimera, Y aquella noche eternamente oscura; Ves aquí un verde valle, una ribera, Un gentil prado, un bosque de espesura, Lugares algun tiempo de ti amados, Llorad sin descansar, ojos cansados. ¡Ay que no entiendo ya do me ha traído El dolor de no verte, Fili mía! No sé sino que muero, y he vivido Muriendo, desque no veo tu alegría: El fin de mi jornada es ya cumplido: La oscura noche viene antes que el día: Mis términos postreros son llegados: Llorad sin descansar, ojos cansados. Que ya os ha puesto Fili en tal estado, Que el descanso será mi muerte cierta; Y no sé como tanto se ha tardado: Pues mi esperanza ha tanto que está muerta, Ausente vivo, triste y desamado, En parte solitaria, y tan desierta, Que no serán mis huesos enterrados: Llorad sin descansar, ojos cansados. En tan universal pena y tamaña Muy mal podrá vivir Tirsi contento: De amargo llanto un río sus ojos baña, Y aun le parece corto sentimiento: Ya no me vale, Fili, fuerza o mafia Para tener sin verte sufrimiento; Y así mis días serán hoy rematados: Llorad sin descansar, ojos cansados. Aquí dio fin al llanto y a la vida El sin ventura triste malogrado, El dulce pecho de cruel herida Con agudo cuchillo atravesado, Queriendo antes de sí ser homicida, Que sufrir el furor de su cuidado. La verde yerba por allí sembrada Tiñó su roja sangre colorada. Damón, su caro amigo, que escuchando Estaba el dulce canto doloroso, Salió de donde estaba, imaginando El caso lamentable y lastimoso, Y al sin ventura Tirsi vio espirando, Teñido de su sangre y polvoroso: El nombre amado en vano repetía, Y con suspiros tristes le decía: ¿Es esta la alegría ¡ay Tirsi amado! Que le queda a Damón tu firme amigo, Ver tu lloroso fin arrebatado, Y quien tanto te amaba por testigo? ¿Por qué no me avisabas de tu estado? ¿Por qué no me llevaste allá contigo? ¿O por qué, pues del todo me dejaste, Los últimos abrazos me negaste? ¿Qué se dirá de ti, siendo sabido Tirsi se ha muerto con su propia mano? Como ya por Eneas la triste Dido, Todos dirán que fuiste ciego, insano, Siendo el pastor más sabio y entendido De toda esta ribera y verde llano; De las hermosas Ninfas tan amado. De las hermanas nueve celebrado, ¿De qué te sirve haber sido excelente En plantar vides, y en sembrar cebadas, Y en guardar de los lobos diligente, Las tiernas ovejuelas descuidadas, Y haber ejercitado cuerdamente Contiendas pastoriles tan dudadas, Si al fin, que es lo que loa el curso humano, Fuiste contigo así tan inhumano? Tu sanguinoso cuerpo bien lavado En agua clara, envuelto en varias flores, Debajo un blanco mármol sepultado Será, donde se entallen tus loores: Y no quiero a tu muerte, amigo amado. Ni a tus obsequias convocar pastores, Sino quedarme aquí en esta ribera Lamentando tu muerte hasta que muera. Aunque escribir yo versos sea locura, Vencido del dolor, que mi alma siente, De ver ya hecha tierra tu figura En tus primeros años crudamente, En la memoria de tu desventura, Porque suene tu mal de gente en gente, En la corteza dura de este pino Poner este epitafio determino: Junto de aqueste pino sepultado Yace el más sin ventura y venturoso Pastor, que apacentó jamás ganado Ribera de este río caudaloso, En morir tan temprano desdichado, Y en amar altamente venturoso. El mismo se dio muerte de afligido: La causa no la sé, si amor no ha sido.
es
García_Cabrera,Pedro
<XXI
La_Victoria
Como un anillo escondido para que alguien lo encontrase di con la plaza de luchas de este pueblo, en el instante en que se daban la mano dos luchadores rivales. Aquí mismo, en La Victoria, cayó vencido esa tarde uno de ellos, cuyo nombre no recuerdan los anales. Las ballestas de los músculos resaltaban en su carne con el relieve que alcanzan las aceras en las calles. La majestad de su fuerza se asomaba a su semblante casi con la transparencia de la lágrima y la sangre. Era muy parco en palabras y tan de adentro el lenguaje que al hablar se oía el hondo resuello de los volcanes. Él le imprimía a la lucha bríos de cumbres y mares y trabajaban la brega, desde el comienzo al remate, como un hijo que se gesta en el vientre de una madre. Nunca se vio luchador de tan viriles quilates caer vencido en la arena con tanto temple y coraje. Cayó por cotas de malla, por arcabuces y sables, que por levantada nunca lograrían derribarle. La fecha la desconozco y sería vano alarde situar este desafío en un terreno distante. Porque a veces las derrotas tienen las alas de un ave y en vez de rodar por tierra se remontan en el aire. Ahora, una gran ternura se derrama en el paisaje que crece y crece en la noche llamando a nuestros hogares, mitad, congoja y entrega, mitad, defensa y combate. Por aquí, por La Victoria, puede medirse y palparse como a una isla da norte un llanto que no es de nadie.
es
Selgas_y_Carrasco,José
<XXI
Verdadero_Amor
Un jacinto bellísimo servía Con delicado esmero A una rosa gentil de Alejandría. Por lo hermoso y galán era el primero De cuantos ostentaba la pradera; Y la rosa... ¡imposible Encontrar otra flor más hechicera! La llama siempre pura De este amor apacible, No les daba pesares ni desvelos; Era todo ventura, Y... ¡cosa original! amor sin celos. Alhelíes, y lirios, y amarantos Envidiaban la dicha del amante, Mirando de la rosa los encantos. Con afán incesante, Con celosa agonía, También lilas y acacias envidiaban La dicha de la flor de Alejandría, Y con rabioso empeño Todos se conjuraban Por deshacer el sueño Del delicado amor que los unía. Y desató su lengua la mentira Que todo lo atropella; Ella buscó en su angustia Todo el consuelo que su amor le inspira, Y a él, ¡qué cosas le contaron de ella! La pobre rosa mustia Lloró su pena y la encerró en sus hojas; Él ahogó sus recelos, Sus amargas congojas: Fingió desdén para ocultar sus celos. Mas al fin, de repente La reina de las flores, en buen hora, Mostrando enojo en la rosada frente, Dijo con majestad encantadora: --Porque en mi reino entero Tan torpe envidia su castigo vea, El amor verdadero, Ardiente, puro, indestructible sea. Aquí la historia acaba; Pero la fama cuenta Que huyó vencida la mentira esclava; Hoy con cariño tierno Su verde pompa la pradera ostenta Como en memoria de este amor eterno.
es
Buesa,José_Ángel
<XXI
Señor,_Yo_Soy_El_Otro_Que_También_La_Quería
Señor, yo soy el otro que también la quería, y vengo a confesarme, porque la culpa es mía. Ella tuvo la gracia fatal de nacer bella: quien la mira, ya nunca será bueno sin ella. Me duele soportar que alguno la haya amado, pero hay cosas tan bellas que no tienen pasado; y ella sólo mañana dejará de ser pura: cuando el roce del tiempo desgaste su hermosura. Ella se me dio toda, como yo me di a ella, ella me dio su flor y yo le di mi estrella; porque de su perfume trascendiendo en mi llama, no quedó un solo beso de los que él me reclama. Tal vez ella lo quiso, pero él lo dudaría, si la viera en mis brazos tan felizmente mía. Si le viera los ojos al sentirse gozada, cuando todo mi sueño le llena la mirada. No existe culpa en ella, ni en él, ni en ti Señor; y si es mía, ¡bendigo la culpa de mi amor! Hay que ser algo malo si se busca el poder, que domina la tierra sutil de la mujer. Ni demasiado malo, ni demasiado bueno, enfermé, sin morir, de su dulce veneno. Mi amor es el de un hombre, sencillamente humano, que sueña de limosna, sin extender la mano. ¡Ah! Pero él se redime, sólo a ti te condena, él te arroja su amor, para esquivar su pena. Perdónalo, Señor... Di quién la merecía, pues yo soy el culpable: ¡la quiero todavía!
es
Rojas,Gonzalo
<XXI
Por_Culpa_De_Nadie_Habrá_Llorado_Esta_Piedra
Por culpa de nadie habrá llorado esta piedra. Habrá dormido en lo aciago de su madre esta piedra precipicia por unimiento cerebral al ritmo de donde vino llameada y apagada, habrá visto lo no visto con los otros ojos de la música, y así, con mansedumbre, acostándose en la fragilidad de lo informe, seca la opaca habráse anoche sin ruido de albatros contra la cerrazón ido. Vacilado no habrá por esta decisión de la imperfección de su figura que por oscura no vio nunca nadie porque nadie las ve nunca a esas piedras que son de nadie en la excrecencia de una opacidad que más bien las enfría ahí al tacto como nubes neutras, amorfas, sin lo airoso del mármol ni lo lujoso de la turquesa, ¡tan ambiguas si se quiere pero por eso mismo tan próximas! No, vacilado no; habrá salido por demás intacta con su traza ferruginosa y celestial, le habrá a lo sumo dicho al árbol: —Adiós árbol que me diste sombra; al río: —Adiós río que hablaste por mí; lluvia, adiós, que me mojaste. Adiós, mariposa blanca. Por culpa de nadie habrá llorado esta piedra.
es
Mamani_Macedo,Porfirio
XXI
Por_Una_Calle_Lo_Vi
Por una calle lo vi pasar como un espectro con extraña voz diciendo: "Dime que no estoy muerto despiadada Luna que en esta dura noche alumbran las estrellas a mis ojos. Quedarme yo quisiera a mirar por los pasillos la indescifrable noche. Rudo despertar das para mis ojos, Imagen que de la oscuridad te acercas, como un ocaso que huyendo aleja las sombras a los mares. Mas estos ojos buscando van en las tinieblas unos dulces ojos que de las tinieblas los aleje. Qué ha de ser sino esta palabra; que con dolor ya nos oculta, la noche, la sombra desnutrida. No es sólo mi nombre lo que en la penumbra pena, son más las voces que desgraciados soportar en su alma ya no pueden, son los niños que abandonados fueron en el vientre de la noche. Son los muertos que en el inferno habitan; son también los hombres que mirar no quieren lo que miran. Dime, complicada Luna, Si esperar mi ojos deben, la luz que otros ojos deben traer para consolar, los pasos que dando voy por este mundo". Lo vi, con voz cansada, por un sagrado valle alejarse mirando la sombra que en la noche lo seguía. Vi que de sus ojos no lágrimas sino palabras brotando iban y en medio de tal oscuridad brillaban con el reflejo que de la luna les llegaba. "Dime que no estoy muerto despiadada Luna que en esta dura noche alumbran las estrellas a mis ojos. Quedarme yo quisiera a mirar por los pasillos la indescifrable noche. Rudo despertar das para mis ojos, Imagen que de la oscuridad te acercas, como un ocaso que huyendo aleja las sombras a los mares. Mas estos ojos buscando van en las tinieblas unos dulces ojos que de las tinieblas los aleje. Qué ha de ser sino esta palabra; que con dolor ya nos oculta, la noche, la sombra desnutrida. No es sólo mi nombre lo que en la penumbra pena, son más las voces que desgraciados soportar en su alma ya no pueden, son los niños que abandonados fueron en el vientre de la noche. Son los muertos que en el inferno habitan; son también los hombres que mirar no quieren lo que miran. Dime, complicada Luna, Si esperar mi ojos deben, la luz que otros ojos deben traer para consolar, los pasos que dando voy por este mundo".
es
Debravo,Jorge
<XXI
Uno_Quisiera_Siempre_Tener_Su_Mano_Amiga
Uno quisiera siempre tener su mano amiga, su buen pan compañero, su dulce café, su amigo inseparable para cada momento. Quisiera no encontrar un solo fruto amargo, una casa sangrando, un niño abandonado, un anciano caído debajo del fracaso. Pero a veces los días se ponen grises, nos miran con miradas enemigas, y se ríen de nosotros, se burlan de nosotros, nos enseñan cadáveres de jornaleros tristes, de muchachas vencidas, de niños sin tinero. Se mira uno las uñas, como haciéndose viejo, encoge las rodillas para no perecer, y nada, nada bueno agita las campanas, nada bueno florece en los hombros del mundo. Entonces es que uno llama al apio y le dice, llama al rábano amargo y le dice también que esta corteza de hombre debe ser un castigo, un paisaje maldito donde el hombre no quiere, no soporta vivir porque le sorben sangre, porque le chupan sangre hasta dejarlo ciego. Pero a veces los días se ponen grises, nos miran con miradas enemigas, y se ríen de nosotros, se burlan de nosotros, nos enseñan cadáveres de jornaleros tristes, de muchachas vencidas, de niños sin tinero. Se mira uno las uñas, como haciéndose viejo, encoge las rodillas para no perecer, y nada, nada bueno agita las campanas, nada bueno florece en los hombros del mundo. Entonces es que uno llama al apio y le dice, llama al rábano amargo y le dice también que esta corteza de hombre debe ser un castigo, un paisaje maldito donde el hombre no quiere, no soporta vivir porque le sorben sangre, porque le chupan sangre hasta dejarlo ciego. Entonces es que uno llama al apio y le dice, llama al rábano amargo y le dice también que esta corteza de hombre debe ser un castigo, un paisaje maldito donde el hombre no quiere, no soporta vivir porque le sorben sangre, porque le chupan sangre hasta dejarlo ciego.
es
Ibarbourou,Juana_de
<XXI
Magdalena:_Yo_A_Veces_Envidio_Lo_Que_Fuiste
Magdalena: yo a veces envidio lo que fuiste. Me aburre esta existencia tan monótona y triste. Hoy daría ni¡ alma por los mil esplendores Y el vértigo de abismo de tus cien mil amores. Y después, el sayal gris de los penitentes. ¿Qué importa? Hoy es mi alma un nido de serpientes. Me vengo del hastío ensoñando el pecado, Y siento entre mis labios la miel de lo vedado. El inmenso bostezo de mi paz cambiaría Por el barro dorado de tus noches de orgía, Para luego ofrendarlo, en un gran vaso lleno, De ungüento de nardos, al rubio Nazareno. ¡Hoy daría mi alma por los mil esplendores Y el vértigo de abismo de tus cien mil amores!
es
Fernández_de_Moratín,Leandro
<XXI
Nací_De_Honesta_Madre:_Diome_El_Cielo
Nací de honesta madre: diome el cielo fácil ingenio en gracias afluente; dirigir supo el ánimo inocente a la virtud el paternal desvelo. Con sabio estudio, infatigable anhelo, pude adquirir coronas a mi frente; la corva scena resonó en frecuente aplauso, alzando de mi nombre el vuelo. Dócil, veraz, de muchos ofendido, de ninguno ofensor, las musas bellas mi pasión fueron, el honor mi guía. Pero si así las leyes atropellas, si para ti los méritos han sido culpas, a Dios, ingrata patria mía.
es
Villaespesa,Francisco
<XXI
Mi_Vida_Es_El_Silencio_De_Una_Espera
Mi vida es el silencio de una espera... Se escapa de mis ojos la mirada, ansiando contemplar la sombra amada que en otros tiempos a mi lado viera. La mano palpa, cual si presintiera negrear en la atmósfera callada la seda tibia de su destrenzada, profusa y olorosa cabellera. Mi oído de impaciencia se estremece, un olor a algo suyo el viento exhala... —¿Estás ya aquí? —le digo, y me parece que «Aquí estoy», dulcemente, me contesta aquella voz que pasa como un ala rozando fugitiva la floresta.
es
Ory,Carlos_Edmundo_de
<XXI
Las_Cinco_Vocales_De_La_Recién_Nacida
Ensedada en mis besos lagartijas te oigo mugir mujer Acostados estamos en la cama del hospital de la dulzura Gangrenado de amor chupo tu joya.
es
Pombo,Rafael
<XXI
Yendo_Un_Niño_De_Paseo
Yendo un niño de paseo Con su bizcocho en la mano Un gato, al dulce olfateo. Con mucha soba y arqueo Llegósele cortesano. Movido a tanto cariño Sentolo en su falda el niño. Diole a comer su refresco, Y sin un adiós ni un guiño Marchose el gato muy fresco. «¡Ah!»— dijo el obsequiador, Con la nariz algo larga—, «¿Es decir que tanto amor No era por mí, adulador, Sino por mi dulce carga?» Falso y vil es tanto ser Que adula para comer.
es
Guillén,Jorge
<XXI
Permanece_El_Trote_Aquí
Permanece el trote aquí, Entre su arranque y mi mano. Bien ceñida queda así Su intención de ser lejano. Porque voy en un corcel A la maravilla fiel: Inmóvil con todo brío. ¡Y a fuerza de cuánta calma Tengo en bronce toda el alma, Clara en el cielo del frío!
es
Corredor_Cuervo,Héctor_José
XXI
Himno_Hispanoamericano
¡Cantemos, hispanos! ¡Cantemos unidos! lancemos al viento notas de amistad, para que terminen guerras sin sentido y brille en el mundo paz con libertad. No importa que cielo nublado parezca, que puncen espinas en el corazón, si existen hispanos que con entereza defienden la lengua y alcanzan la unión. Tratemos que vaya nuestro castellano por toda la Tierra como gran ciclón; que se oigan tambores, guitarras y pianos con cantos alegres de un acordeón. Hagamos que brille la luz de esperanza, que llueva concordia en gotas de amor, para que en el suelo germine confianza y crezcan los niños sin ningún temor. En tierra anegada de fobia y violencia, reguemos semillas con fe y con pasión, surquemos caminos con inteligencia para que renazcan pasos de ilusión
es
Plaza_Llamas,Antonio
<XXI
Dos_Entierros._Soneto
Asomado al balcón, vi que pasaba un gran entierro, su cortejo ingente con pompa funeral, muy lentamente invadiendo tres calles desfilaba. Y más tarde pasó... ¿pasó?... ¡volaba otro entierrillo rápido, impaciente; iba el muerto en arcaz, hasta indecente, y nadie al muerto aquel acompañaba. Comparando pensé: yo no me explico lo que hay tras de la muerte, mas diría; el pobre que la teme es un borrico, que si la muerte da con saña impía fin a la vida cómoda del rico, también da fin del pobre a la agonía.
es
Flórez,Julio
<XXI
Tumba_Ignorada
¡Oh, bosques seculares, refugio del silencio y de la sombra, 1 que el cielo y los eternos luminares 2 por techumbre tenéis, y por alfombra, de hojas marchitas rumorosos mares! Dadme un eterno asilo en vuestros hondos laberintos frescos; ay, donde pueda reposar tranquilo... donde no sienta el penetrante filo de mi dolor... ¡oh, bosques gigantescos! Y cuando al fin termine la borrasca de mi vida, y en mí se acabe todo, mi cadáver cubrid con la hojarasca de vuestros viejos árboles... de modo que no sienta del ábrego los besos, que no nazca una flor sobre mi lodo, ni nadie pueda descubrir mis huesos. Y cuando al fin termine la borrasca de mi vida, y en mí se acabe todo, mi cadáver cubrid con la hojarasca de vuestros viejos árboles... de modo que no sienta del ábrego los besos, que no nazca una flor sobre mi lodo, ni nadie pueda descubrir mis huesos.
es
Castillo_Fan,Jorge
XXI
El_Balazo_Del_Silencio
El balazo del silencio Su estar de luto en clave (la palidez asalta los ingrávidos geranios de la carne) Sus asfixiantes lanzas y los cables de la nada sembrándome de sombra (tal vez soy un espejo sobre esta herida que he llamado lengua) El va lazo del silencio como un ciego mirándose a los ojos.
es
López,Luis_Carlos
<XXI
Por_Tus_Ojos,_Hipnóticos_Ojos
Por tus ojos, hipnóticos ojos de un lejano color amatista, sentí los sonrojos y las timideces de un seminarista. Sonó la campana y dio un resoplido de bestia en celo la locomotora en la virginidad de la mañana... Y te has ido, te has ido fugitiva visión de un cuarto de hora, sin dejarme quitar la sotana...
es
Bonnett,Piedad
<XXI
Los_Hombres_Tristes_No_Bailan_En_Parejas
Los hombres tristes ahuyentan a los pájaros. Hasta sus frentes pensativas bajan las nubes y se rompen en fina lluvia opaca. Las flores agonizan en los jardines de los hombres tristes. Sus precipicios tientan a la muerte. En cambio, las mujeres que en una mujer hay nacen a un tiempo todas ante los ojos tristes de los tristes. La mujer-cántaro abre otra vez su vientre y le ofrece su leche redentora. La mujer niña besa fervorosa sus manos paternales de viudo desolado. La de andar silencioso por la casa lustra sus horas negras y remienda los agujeros todos de su pecho. Otra hay que al triste presta sus dos manos como si fueran alas. Pero los hombres tristes son sordos a sus músicas. No hay pues mujer más sola, más tristemente sola, que la que quiere amar a un hombre triste.
es
García_Hernanz,Norberto
XXI
Yo_Aquí_Mismo,_Situado_En_La_Salida
Yo aquí mismo, situado en la salida, y asomado en este instante a la existencia, ellos dándose al examen y al esfuerzo por lograr, tras la batalla, recompensa. Más allá, por los pasillos y los patios, el silencio que vigila los espacios de este acto y de su ser, va controlando la trastienda. Otras clases, otros ritmos, se suceden, otras salas de enseñanza y de trabajo, se dedican a la vida, en un muestrario resumido, de mañana y de experiencia. Y después Segovia toda, en envoltura de granito, refugiada, se ilusiona y se despierta separando las montañas de las mieses y albergando los deseos de un viaje en tu regazo a Portugal por primavera. Y, a la vez, la Tierra entera, como siempre, recorriendo, sin motivo, la galaxia como oveja descarriada, en sintonía con algún reloj perfecto, que alguien pone siempre en punto mientras juega, o quizá se haya dejado por los siglos de los siglos, olvidado en la mesilla de su casa celestial hasta que el llanto de este mundo le despierte y le conmueva. Si así fuera, o si no fuera, yo aquí mismo seguiría situado en la salida y asomado en este instante a la existencia, mientras ellos cruzan solos, lentamente, en duro examen, los vestíbulos dorados y angulosos del futuro que ya llega.
es
Revagliatti,Rolando
XXI
¿Senitos_Al_Aire
¿Senitos al aire (o en el aire)? ¡Qué joven era en mi cerebro!
es
Darío,Rubén
<XXI
Trébol
Mientras el brillo de tu gloria augura ser en la eternidad sol sin poniente, fénix de viva luz, fénix ardiente, diamante parangón de la pintura, de España está sobre la veste oscura tu nombre, como joya reluciente, rompe la Envidia el fatigado diente, y el Olvido lamenta su amargura. Yo en equívoco altar, tú en sacro fuego, miro a través de mi penumbra el día en que el calor de tu amistad, don Diego, jugando de la luz con la armonía, con la alma luz, de tu pincel el juego el alma duplicó de la faz mía. II De D. Diego de Silva Velázquez a D. Luis de Góngora y Argote Alma de oro, fina voz de oro, al venir hacia mí, ¿por qué suspiras? Ya empieza el noble coro de las liras a preludiar el himno a tu decoro; ya el misterioso son del noble coro calma el Centauro sus grotescas iras, y con nueva pasión que les inspiras tornan a amarse Angélica y Medoro. A Teócrito y Possin la Fama dote con la corona de laurel supremo; que en donde da Cervantes el Quijote y yo las telas con mis luces gemo, para son Luis de Góngora y Argote traerá una nueva palma Polifemo. III En tanto «pace estrellas» el Pegaso divino, y vela tu hipógrifo, Velázquez, la Fortuna, en los celestes parques al Cisne gongorino deshoja sus sutiles margaritas la Luna. Tu castillo, Velázquez, se eleva en el camino del Arte como torre que de águilas es cuna, y tu castillo, Góngora, se alza al azul cual una jaula de ruiseñores labrada en oro fino. Gloriosa la península que abriga tal colonia. ¡Aquí bronce corintio, y allá marmol de Jonia! Las rosas a Velázquez, y a Góngora claveles. De ruiseñores y águilas se pueblan las encinas, y mientras pasa Angélica sonriendo a las Meninas, salen las nueve musas de un bosque de laureles. de España está sobre la veste oscura tu nombre, como joya reluciente, rompe la Envidia el fatigado diente, y el Olvido lamenta su amargura. Yo en equívoco altar, tú en sacro fuego, miro a través de mi penumbra el día en que el calor de tu amistad, don Diego, jugando de la luz con la armonía, con la alma luz, de tu pincel el juego el alma duplicó de la faz mía. II De D. Diego de Silva Velázquez a D. Luis de Góngora y Argote Alma de oro, fina voz de oro, al venir hacia mí, ¿por qué suspiras? Ya empieza el noble coro de las liras a preludiar el himno a tu decoro; ya el misterioso son del noble coro calma el Centauro sus grotescas iras, y con nueva pasión que les inspiras tornan a amarse Angélica y Medoro. A Teócrito y Possin la Fama dote con la corona de laurel supremo; que en donde da Cervantes el Quijote y yo las telas con mis luces gemo, para son Luis de Góngora y Argote traerá una nueva palma Polifemo. III En tanto «pace estrellas» el Pegaso divino, y vela tu hipógrifo, Velázquez, la Fortuna, en los celestes parques al Cisne gongorino deshoja sus sutiles margaritas la Luna. Tu castillo, Velázquez, se eleva en el camino del Arte como torre que de águilas es cuna, y tu castillo, Góngora, se alza al azul cual una jaula de ruiseñores labrada en oro fino. Gloriosa la península que abriga tal colonia. ¡Aquí bronce corintio, y allá marmol de Jonia! Las rosas a Velázquez, y a Góngora claveles. De ruiseñores y águilas se pueblan las encinas, y mientras pasa Angélica sonriendo a las Meninas, salen las nueve musas de un bosque de laureles. Yo en equívoco altar, tú en sacro fuego, miro a través de mi penumbra el día en que el calor de tu amistad, don Diego, jugando de la luz con la armonía, con la alma luz, de tu pincel el juego el alma duplicó de la faz mía. II De D. Diego de Silva Velázquez a D. Luis de Góngora y Argote Alma de oro, fina voz de oro, al venir hacia mí, ¿por qué suspiras? Ya empieza el noble coro de las liras a preludiar el himno a tu decoro; ya el misterioso son del noble coro calma el Centauro sus grotescas iras, y con nueva pasión que les inspiras tornan a amarse Angélica y Medoro. A Teócrito y Possin la Fama dote con la corona de laurel supremo; que en donde da Cervantes el Quijote y yo las telas con mis luces gemo, para son Luis de Góngora y Argote traerá una nueva palma Polifemo. III En tanto «pace estrellas» el Pegaso divino, y vela tu hipógrifo, Velázquez, la Fortuna, en los celestes parques al Cisne gongorino deshoja sus sutiles margaritas la Luna. Tu castillo, Velázquez, se eleva en el camino del Arte como torre que de águilas es cuna, y tu castillo, Góngora, se alza al azul cual una jaula de ruiseñores labrada en oro fino. Gloriosa la península que abriga tal colonia. ¡Aquí bronce corintio, y allá marmol de Jonia! Las rosas a Velázquez, y a Góngora claveles. De ruiseñores y águilas se pueblan las encinas, y mientras pasa Angélica sonriendo a las Meninas, salen las nueve musas de un bosque de laureles. jugando de la luz con la armonía, con la alma luz, de tu pincel el juego el alma duplicó de la faz mía. Alma de oro, fina voz de oro, al venir hacia mí, ¿por qué suspiras? Ya empieza el noble coro de las liras a preludiar el himno a tu decoro; ya el misterioso son del noble coro calma el Centauro sus grotescas iras, y con nueva pasión que les inspiras tornan a amarse Angélica y Medoro. A Teócrito y Possin la Fama dote con la corona de laurel supremo; que en donde da Cervantes el Quijote y yo las telas con mis luces gemo, para son Luis de Góngora y Argote traerá una nueva palma Polifemo. III En tanto «pace estrellas» el Pegaso divino, y vela tu hipógrifo, Velázquez, la Fortuna, en los celestes parques al Cisne gongorino deshoja sus sutiles margaritas la Luna. Tu castillo, Velázquez, se eleva en el camino del Arte como torre que de águilas es cuna, y tu castillo, Góngora, se alza al azul cual una jaula de ruiseñores labrada en oro fino. Gloriosa la península que abriga tal colonia. ¡Aquí bronce corintio, y allá marmol de Jonia! Las rosas a Velázquez, y a Góngora claveles. De ruiseñores y águilas se pueblan las encinas, y mientras pasa Angélica sonriendo a las Meninas, salen las nueve musas de un bosque de laureles. ya el misterioso son del noble coro calma el Centauro sus grotescas iras, y con nueva pasión que les inspiras tornan a amarse Angélica y Medoro. A Teócrito y Possin la Fama dote con la corona de laurel supremo; que en donde da Cervantes el Quijote y yo las telas con mis luces gemo, para son Luis de Góngora y Argote traerá una nueva palma Polifemo. III En tanto «pace estrellas» el Pegaso divino, y vela tu hipógrifo, Velázquez, la Fortuna, en los celestes parques al Cisne gongorino deshoja sus sutiles margaritas la Luna. Tu castillo, Velázquez, se eleva en el camino del Arte como torre que de águilas es cuna, y tu castillo, Góngora, se alza al azul cual una jaula de ruiseñores labrada en oro fino. Gloriosa la península que abriga tal colonia. ¡Aquí bronce corintio, y allá marmol de Jonia! Las rosas a Velázquez, y a Góngora claveles. De ruiseñores y águilas se pueblan las encinas, y mientras pasa Angélica sonriendo a las Meninas, salen las nueve musas de un bosque de laureles. A Teócrito y Possin la Fama dote con la corona de laurel supremo; que en donde da Cervantes el Quijote y yo las telas con mis luces gemo, para son Luis de Góngora y Argote traerá una nueva palma Polifemo. III En tanto «pace estrellas» el Pegaso divino, y vela tu hipógrifo, Velázquez, la Fortuna, en los celestes parques al Cisne gongorino deshoja sus sutiles margaritas la Luna. Tu castillo, Velázquez, se eleva en el camino del Arte como torre que de águilas es cuna, y tu castillo, Góngora, se alza al azul cual una jaula de ruiseñores labrada en oro fino. Gloriosa la península que abriga tal colonia. ¡Aquí bronce corintio, y allá marmol de Jonia! Las rosas a Velázquez, y a Góngora claveles. De ruiseñores y águilas se pueblan las encinas, y mientras pasa Angélica sonriendo a las Meninas, salen las nueve musas de un bosque de laureles. y yo las telas con mis luces gemo, para son Luis de Góngora y Argote traerá una nueva palma Polifemo. En tanto «pace estrellas» el Pegaso divino, y vela tu hipógrifo, Velázquez, la Fortuna, en los celestes parques al Cisne gongorino deshoja sus sutiles margaritas la Luna. Tu castillo, Velázquez, se eleva en el camino del Arte como torre que de águilas es cuna, y tu castillo, Góngora, se alza al azul cual una jaula de ruiseñores labrada en oro fino. Gloriosa la península que abriga tal colonia. ¡Aquí bronce corintio, y allá marmol de Jonia! Las rosas a Velázquez, y a Góngora claveles. De ruiseñores y águilas se pueblan las encinas, y mientras pasa Angélica sonriendo a las Meninas, salen las nueve musas de un bosque de laureles. Tu castillo, Velázquez, se eleva en el camino del Arte como torre que de águilas es cuna, y tu castillo, Góngora, se alza al azul cual una jaula de ruiseñores labrada en oro fino. Gloriosa la península que abriga tal colonia. ¡Aquí bronce corintio, y allá marmol de Jonia! Las rosas a Velázquez, y a Góngora claveles. De ruiseñores y águilas se pueblan las encinas, y mientras pasa Angélica sonriendo a las Meninas, salen las nueve musas de un bosque de laureles. Gloriosa la península que abriga tal colonia. ¡Aquí bronce corintio, y allá marmol de Jonia! Las rosas a Velázquez, y a Góngora claveles. De ruiseñores y águilas se pueblan las encinas, y mientras pasa Angélica sonriendo a las Meninas, salen las nueve musas de un bosque de laureles. De ruiseñores y águilas se pueblan las encinas, y mientras pasa Angélica sonriendo a las Meninas, salen las nueve musas de un bosque de laureles.
es
González,Ángel
<XXI
El_Cristo_De_Velázquez
Banderillero desganado. Las guedejas del sueño cubren tu ojo derecho. Te quedaste dormido con los brazos alzados, y un derrote de Dios te ha atravesado el pecho. Un piadoso pincel lavó con leves algodones de luz tu carne herida, y otra vez la apariencia de la vida a florecer sobre tu piel se atreve. No burlaste a la muerte. No pudiste. El cuerno y el pincel, confabulados, dejaron tu derrota confirmada. Fue una aventura absurda, bella y triste, que aún estremece a los aficionados: ¡qué cornada, Dios mío, qué cornada!
es
Pombo,Rafael
<XXI
Ya_Me_Lo_Han_Dicho,_Hermosa,_Ya_Me_Lo_Han_Dicho
Ya me lo han dicho, hermosa, ya me lo han dicho, Mas no lo creo, Que yo, aunque indigno, honrado por tu capricho, Sin entrar en la liza gano el torneo; Y dije, a la que sabes de mis amigas, «¡Silencio! ¡broma! Porque mientras tú misma no me lo digas Con una de mil cifras que hay en tu idioma, ¡Quién es el pretencioso que en serio toma Lo que tú niegas A tantos que a inflexible desdén relegas! Ya me lo han dicho, hermosa, ya me lo han dicho, Que el alma mía, Pájaro sin albergue que anda al capricho Del espiritual viento de la armonía, Encontró un nicho En la puerta del templo de tu alma pía. Dios te bendiga, Ángel hospitalario, latente amiga; Algo habrá en nuestras almas que las enlaza, Marca de un mismo temple, tipo de raza; Pero mientras la tuya no me lo diga ¿Quieres que crea Que dueño un pobre diablo de un ángel sea? ¡Oh pensamiento, duérmete! ¡Fresca brisa, Sopla en mi frente! ¡Corazón, no palpites con tanta prisa! ¡Lira, detente! El que hace largos años quebrantó el yugo Del tirano más dulce y el más tremendo. Se estremece pensando, tiembla temiendo, Que otra vez sea la víctima o el verdugo. Y sin embargo... abusa de su belleza el cielo, De su fragancia, el campo; de su esplendor, la luz. No sólo piensa el alma, el hombre no es de hielo, Dos brazos no soportan el peso de una cruz. Y hay ojos que encantaran de un mártir la tortura, Y hay labios donde un tósigo saboreara yo... Si es el amor locura, que venga la locura, Pero... en la forma de una que mi alma adivinó...
es
Del,Yolanda
XXI
Tango_De_Vuelta_Y_Media
Tango de vuelta y media, hay una pareja que baila, en medio de la escena. ¡Tango! ponen tanto brío, con los cinco sentidos, mientras dan el giro. ¡Tango! la cintura aprietan, la pierna entrelazan, pegados danzan. ¡Tango! rozas su rostro con altivez y poderío, miradas a cuchillo. ¡Tango, gira, brío de dos! brindan con champán, mientras aplausos les dan.
es
Guillén,Nicolás
<XXI
El_Aconcagua._Bestia
El Aconcagua. Bestia solemne y frígida. Cabeza blanca y ojos de piedra fija. Anda en lentos rebaños con otros animales semejantes por entre rocallosos desamparos. En la noche, roza con belfo blando las manos frías de la luna.
es
Castro,Rosalía_de
<XXI
Su_Ciega_Y_Loca_Fantasía_Corrió_Arrastrada_Por_El_Vértigo
Su ciega y loca fantasía corrió arrastrada por el vértigo, tal como arrastra las arenas el huracán en el desierto. Y cual halcón que cae herido en la laguna pestilente, cayó en el cieno de la vida, rotas las alas para siempre. Mas aun sin alas cree o sueña que cruza el aire, los espacios, y aun entre el lodo se ve limpio, cual de la nieve el copo blanco. No maldigáis del que, ya ebrio, corre a beber con nuevo afán; su eterna sed es quien le lleva hacia la fuente abrasadora, cuanto más bebe, a beber más. No murmuréis del que rendido ya bajo el peso de la vida quiere vivir y aun quiere amar; la sed del beodo es insaciable, y la del alma lo es aún más. Cuando todos los velos se han descorrido y ya no hay nada oculto para los ojos, ni ninguna hermosura nos causa antojos, ni recordar sabemos que hemos querido, aún en lo más profundo del pecho helado, como entre las cenizas la chispa ardiente, con sus puras sonrisas de adolescente, vive oculto el fantasma del bien soñado.
es
Unamuno,Miguel_de
<XXI
Muere_En_El_Mar_El_Ave_Que_Voló_Del_Buque
Me duelen las alas, rendidas del vuelo, el pecho me duele; arriba está el cielo y abajo está el mar. No veo ya el buque ¿por qué de él saliera creyendo a la isla de paz duradera poder arribar? El cielo callado no ofrece ni rama que pueda tenerme y fiero el mar brama; ¿por qué te dejé? Ni en aire ni en agua posible es posarme; las alas me duelen; el mar va a tragarme ¡y muero de sed! Las alas me duelen, la sed me enardece; ya casi no veo; la Esfinge me ofrece sus aguas sin fin. Y el canto de cuna, me canta la tumba y espera cantando que pronto sucumba; tragarme ella en sí. Volando, volando, no encuentro un islote, ni un tronco perdido; y el viento es mi azote; no puedo posar. Las olas traidoras, sus crestas me brindan que fingen peñascos, que tal vez me rindan, me logren tragar. Son olas traidoras, del cielo las crestas, pedrisco tan sólo soportan a cuestas, en su cerrazón. Nos mienten sus flancos; les falta sustento; en ellos no puedo, posada un momento, cobrar corazón. Aire sólo arriba, sólo agua debajo, yo sólo mis alas, ¡qué recio trabajo éste de volar! ¿Por qué, oh dulce buque, dejé tu cubierta, volando a la patria, que encuentra desierta, de la inmensidad? Mi buque velero, soñé en tus cordajes del bosque nativo los dulces follajes, el nido de amor. Tus velas me dieron su sombra y su abrigo, dejé tu cubierta, ¡qué duro castigo me aguarda. Señor! Me duelen las alas, ¡ay! me duele el pecho, y terribles ganas —abajo está el lecho— siento de dormir; de dormir el sueño de que no se vuelve; mi encrespada cama ¡cómo se revuelve! ¿qué será de mí? Ahora, mar encima, cielo abajo veo todo ha dado vuelta, menos mi deseo, ¡fuerza me es volar! Sobre mí el océano siento se embravece, a mis pies el cielo tiéndese y me ofrece su seno de paz. Sobre mi cabeza ruedan ya las olas, ved que ye me muero, que me muero a solas, ¡sin consolación! ¡Oh, qué hermoso cielo veo en el abismo! ¿si será aquel cielo? ¿si será éste el mismo? ¿si será ilusión? Va el cielo a tragarme; ¿es que subo o caigo? ¿es que me desprendo, o es que prendo arraigo? ¿es esto morir? ¿Dónde está el abajo? ¿Dónde está el arriba? ¿es que estoy ya muerta? ¿es que estoy aún viva? ¿es esto vivir? ¡Oh, ya no me duelen, ved, sobre ellas floto, la cabeza hundida, y en el pecho roto me entra entero el mar! Voy en él durmiendo, voy en él soñando, voy en él en sueños volando, volando, sin jamás parar.
es
Morales,Carlos_Javier
XXI
Vuelo_Madrid-Tenerife
Hoy me espera mi isla, mi caleta, la casa de mi pueblo: me llevan esperando todo el año, como espera la roca la ola brava. Después de tantos años pisando tierra firme, me cuesta ver mi vida rodeada de agua para siempre. Me cuesta ver el tiempo que ha caído por este precipicio de los años. Me cuesta ver el cielo, el mar y el límite, lo grande y lo pequeño, mi principio y mi fin tan de repente. Cuando llegue a mi isla, a mi caleta, a mi casa de niño, no sé si aguantaré tanta distancia de espacios y de tiempos, tanta verdad de golpe.
es
García_Cabrera,Pedro
<XXI
Te_Has_Ido_Sin_Llegar._Y_Yo,_Contigo
Te has ido sin llegar. Y yo, contigo, burlando mis aduanas verticales, me he marchado sin irme. Lentas horas afluyen su cristal contra mi frente. Por ella rueda el tren que te ha traído y organiza el paisaje caravanas de llanuras y valles desmandados. Me siento resonar en lejanías que te acompañan sin abandonarme, que no salen de mí y están muy lejos, que, atándome a tus fugas, encadenan la íntima evasión de mis costados. Y en la última gruta de mí mismo, alguien que me conoce gota a gota, —amigo predilecto de mi sangre— por altos logaritmos de ternura y en sólidos baluartes ulteriores, me vive este momento en otra parte.
es
García_Lorca,Federico
<XXI
Variación
El remanso del aire bajo la rama del eco. El remanso del agua bajo fronda de luceros. El remanso de tu boca bajo espesura de besos. El remanso del agua bajo fronda de luceros. El remanso de tu boca bajo espesura de besos. El remanso de tu boca bajo espesura de besos.
es
Gerbasi,Vicente
<XXI
Tu_Aldea_En_La_Colina_Redonda_Bajo_El_Aire_Del_Trigo
Tu aldea en la colina redonda bajo el aire del trigo, frente al mar con pescadores en la aurora, levantaba torres y olivos plateados. Bajaban por el césped los almendros de la primavera, el labrador como un profeta joven, y la pequeña pastora con su rostro en medio de un pañuelo. Y subía la mujer del mar con una fresca cesta de sardinas. Era una pobreza alegre bajo el azul eterno, con los pequeños vendedores de cerezas en las plazoletas, con las doncellas en torno a las fuentes movidas rumorosamente por la brisa de los castaños, en la penumbra con chispas del herrero, entre las canciones del carpintero, entre los fuertes zapatos claveteados, y en las callejuelas de gastadas piedras, donde deambulan sombras del purgatorio. Tu aldea iba sola bajo la luz del día, con nogales antiguos de sombra taciturna, a orillas del cerezo, del olmo y de la higuera. En sus muros de piedra las horas detenían sus secretos reflejos vespertinos, y al alma se acercaban las flautas del poniente. Entre el sol y sus techos volaban las palomas. Entre el ser y el otoño pasaba la tristeza. Tu aldea estaba sola como en la luz de un cuento, con puentes, con gitanos y hogueras en las noches de silenciosa nieve. Desde el azul sereno llamaban las estrellas, y al fuego familiar, rodeado de leyendas, venían las navidades, con pan y miel y vino, con fuertes montañeses, cabreros, leñadores. Tu aldea se acercaba a los coros del cielo, y sus campanas iban hacia las soledades, donde gimen los pinos en el viento del hielo, y el tren silbaba en lontananza, hacia los túneles, hacia las llanuras con búfalos, hacia las ciudades olorosas a frutas, hacia los puertos, mientras el mar daba sus brillos lunares, más allá de las mandolinas, donde comienzan a perderse las aves migratorias. Y el mundo palpitaba en tu corazón. Tú venías de una colina de la Biblia, desde las ovejas, desde las vendimias, padre mío, padre de trigo, padre de la pobreza. Y de mi poesía.
es
Flórez,Julio
<XXI
Venció_La_Fiera._El_Despotismo_Entonces
Venció la fiera. El despotismo entonces tronó, locuaz, contra la hazaña tuya; y los templos cristianos con sus bronces: «¡Aleluya!», cantaron, «¡Aleluya!» Hirvió el champaña alrededor del solio presidencial; aullaron: «¡Alegría!» los dueños del manchado Capitolio: ¡Toda la iniquidad hecha jauría! Los que, validos de la azul divisa, sembrando de cadáveres las rutas, su agosto hicieron sin pisar la liza. Los que, para lograr su impuro anhelo, sacrificaron treinta mil reclutas tras de vender ¡oh, mengua! ¡el patrio suelo!
es
García_Aleixandre,Fernando
XXI
Tengo_Tres_Cuerdas
Tengo tres cuerdas guardadas las tres esperando tus manos una la guardo en mi carro la otra en mis ojos y la más importante guarda y ata mi corazón. Las tres te esperan con ansia las tres están impacientes las tres te están añorando y mi cuerpo esta gritando tu nombre por cada esquina. Pasan los días despacio las horas se escurren entre mis dedos como algo pegajoso que nunca se me suelta es tu ausencia, es tu falta y las ganas de correr de mis manos por debajo de tu falda. Y sigo teniendo tres cuerdas que a tu distancia me atan y que solo con mirarlas me acercan a ti en la madrugada. Por eso cuando vengas con tu mirada de mujer enamorada has de coger las tres y con ellas hacerme tuyo hasta el alba día tras día matando madrugadas Pues ya se muere la noche y mi corazón y las tres cuerdas te están echando en falta.
es
Chocano,José_Santos
<XXI
Entre_La_Lobreguez_De_Mi_Destino,
Entre la lobreguez de mi destino, cambian y mezclan las canciones mías de Juliano las foscas herejías con la plácida unción de Constantino... Para aclarar la vista, no adivino el mejor medio en mis oscuros días; si la oración ferviente de Tobías o la brutal lanzada de Longino... Alternado el dolor blasfema y ora... Ora y blasfema el infeliz cautivo en sus noches de duda sin aurora; y así de una sonrisa con la raya trajo la fe, —que salta como el vivo pez que un tumbo arrojó sobre la playa...
es
Cabral,Manuel_del
<XXI
Los_Muertos_Entregan_Sus_Huesos_A_La_Tierra
1 Los muertos entregan sus huesos a la tierra pero jamás su libertad. El aire que les negaron los amos de la materia, ahora les sobra. El espacio sospechoso que les dieron a sus zapatos, ahora les sobra. El ataúd con que midieron su cadáver, ahora les sobra. La gota de mar que el abogado dejó caer de su frente, ahora les sobra. Es que nada terrestre tiene la dimensión, la profundidad hacia arriba de aquellos que cerraron sus párpados como puertas futuras.
es
Ramos_Sucre,José_Antonio
<XXI
Fantasía_De_La_Estación_Adversa
El desfile de los días morosos, enlutados por el invierno, visitados por la pesadumbre. Los pájaros del cielo, emisarios de la tormenta, desbandados por la ventolera. La niebla suspendida, de pies alados, esquivos del contacto de la tierra. El palacio de los escombros fulminados sobresale en la comarca ignota, orillas del mar de las aguas pesadas, y una selva le cubre las espaldas. El cortejo de los jóvenes alegres, venidos de más allá del horizonte, profana cierto día las salas y aposentos de la ruina feudal. Motejan las armas de la panoplia antigua y su retozo descomunal despierta los ecos indignados. Visitan la selva, donde cortan a raíz los árboles macizos, reproduciendo a cada paso el derrumbe estrepitoso de una torre, y componen esquife liviano, seguros de continuar, por nuevos caminos, su peregrinación bulliciosa. Partieron entre canciones volanderas, señal de su humor desprevenido, a la exploración del mar enigmático, y perecieron náufragos en sus aguas pesadas, antes de comunicar el descubrimiento del palacio fatal. El palacio de los escombros fulminados sobresale en la comarca ignota, orillas del mar de las aguas pesadas, y una selva le cubre las espaldas. El cortejo de los jóvenes alegres, venidos de más allá del horizonte, profana cierto día las salas y aposentos de la ruina feudal. Motejan las armas de la panoplia antigua y su retozo descomunal despierta los ecos indignados. Visitan la selva, donde cortan a raíz los árboles macizos, reproduciendo a cada paso el derrumbe estrepitoso de una torre, y componen esquife liviano, seguros de continuar, por nuevos caminos, su peregrinación bulliciosa. Partieron entre canciones volanderas, señal de su humor desprevenido, a la exploración del mar enigmático, y perecieron náufragos en sus aguas pesadas, antes de comunicar el descubrimiento del palacio fatal. El cortejo de los jóvenes alegres, venidos de más allá del horizonte, profana cierto día las salas y aposentos de la ruina feudal. Motejan las armas de la panoplia antigua y su retozo descomunal despierta los ecos indignados. Visitan la selva, donde cortan a raíz los árboles macizos, reproduciendo a cada paso el derrumbe estrepitoso de una torre, y componen esquife liviano, seguros de continuar, por nuevos caminos, su peregrinación bulliciosa. Partieron entre canciones volanderas, señal de su humor desprevenido, a la exploración del mar enigmático, y perecieron náufragos en sus aguas pesadas, antes de comunicar el descubrimiento del palacio fatal. Visitan la selva, donde cortan a raíz los árboles macizos, reproduciendo a cada paso el derrumbe estrepitoso de una torre, y componen esquife liviano, seguros de continuar, por nuevos caminos, su peregrinación bulliciosa. Partieron entre canciones volanderas, señal de su humor desprevenido, a la exploración del mar enigmático, y perecieron náufragos en sus aguas pesadas, antes de comunicar el descubrimiento del palacio fatal. Partieron entre canciones volanderas, señal de su humor desprevenido, a la exploración del mar enigmático, y perecieron náufragos en sus aguas pesadas, antes de comunicar el descubrimiento del palacio fatal.
es
Ibarbourou,Juana_de
<XXI
He_Visto_A_La_Muerte_De_Cerca,_De_Cerca
He visto a la muerte de cerca, de cerca. Era tal como una mariposa negra. Con sus grandes alas refrescó mis sienes; mi cuerpo, que ardía tembló de delicia. Le tendí los brazos, pero ella, esquiva, fue a hundirse en la sombra compacta y sañuda. ¡Vamos a buscarla, vamos a buscarla! Mi sangre, de nuevo, torna a ser de llama. ¡Y yo necesito sentir la frescura que dan sus dos alas de gamuza negra!
es
Sérvulo,Felipe
XXI
Sea_Por_Ti_El_Desorden
SEA POR TI EL DESORDEN y el nácar en la lengua. No la urgencia rebelde que nos cerca y nos olvida. Deja que tu piel sea lentisco, sea jara y romero. Sea tomillo, sea palabras y sea memoria. Deja que este febrero tan frío sea milagro, como nido, como deseo. Que el impudor nos acose. Sepa a noches. Sepa a mirra. Que tu boca como uvas. Y levadura tu cuerpo
es
Unamuno,Miguel_de
<XXI
Con_Esos_Brazos_A_La_Cruz_Clavados
Con esos brazos a la cruz clavados has hecho, Maestro carpintero, casa de Dios a nuestra pobre tierra, dándole morada en nuestro suelo. Cuatro clavos, hijos del arte humano, te enclavijan al árbol de tu muerte y vida nuestra, formándole a tu Padre en nuestro suelo solar de amor. Y aquí sueña y descansa su celeste cabeza, en la que el Verbo mora increado, como en almohada recostando en tu pecho, y a tu toque siéntese hombre, que es del todo el fin.
es
Rodríguez,Toño
XXI
Es_Simple
Es simple: el cocodrilo muerde el perro ladra la nube llueve la cuerda vibra la esfera gira el grafito mancha el sudor se pega el vómito huele el sol quema el espejo refleja mis poemas arden y yo no dejo de pensar en ti ¿sabías? y todo es redondo tan redondo que asusta tan previsible que da igual luchar, llorar, reír, caer, fingir girando, girando...
es
Coronado,Carolina
<XXI
Rosablanca
La luz del día se apaga; rosa blanca, sola y muda entre los álamos vaga de la arboleda desnuda, Y se desliza tan leve, que el pájaro adormecido toma su andar por ruido de hoja que la brisa mueve, Ni para ver en su ocaso al sol hermoso un instante ha detenido su paso indiferente y errante. Ni de la noche llegada a las tinieblas atiende, ni objeto alguno suspende su turbia incierta mirada. Y ni lágrimas ni acentos, ni un suspiro mal ahogado revelan los sufrimientos de su espíritu apenado. ¡Tal vez de tantos gemidos tiene el corazón postrado! ¡Tal vez sus ojos rendidos están, de mal tan llorado! Tal vez no hay un pensamiento en su cabeza marchita, y en brazos del desaliento ni oye, ni ve, ni medita.— El poeta «suave rosa» llamóla, muerto de amores ¡El poeta es mariposa que adula todas las flores! Bella es la azucena pura, dulce la aroma olorosa y la postrera hermosura es siempre la más hermosa. En sus amantes desvelos la envidiaron las doncellas; mas ¡ay! son para los celos todas las rivales bellas. Viose en transparente espejo linda la joven cabeza; mas tal vez dio en su reflejo su vanidad la belleza. ¿Y qué importa si es hermosa? sola, muda y abismada sólo busca la apartada arboleda silenciosa. Y allí cuando debilita su espíritu el sufrimiento, en brazos del desaliento ni oye, ni ve, ni medita.
es
Machado,Antonio
<XXI
El_Poeta_Es_Jardinero._En_Sus_Jardines
El poeta es jardinero. En sus jardines corre sutil la brisa con livianos acordes de violines, llanto de ruiseñores, ecos de voz lejana y clara risa de jóvenes amantes habladores. Y otros jardines tiene. Allí la fuente le dice: Te conozco y te esperaba. Y él, al verse en la onda transparente: ¡Apenas soy aquel que ayer soñaba! Y otros jardines tiene. Los jazmines añoran ya verbenas del estío, y son liras de aroma estos jardines, dulces liras que tañe el viento frío. Y van pasando solitarias horas, y ya las fuentes, a la luna llena, suspiran en los mármoles, cantoras, y en todo el aire sólo el agua suena.
es
Altolaguirre,Manuel
<XXI
Todos_Me_Quieren._No_Puedo
Todos me quieren. No puedo fijarme en nadie. Desfilo y se me pierden de vista los semblantes preferidos. Mi corazón se revuelve y se alborotan los ríos que me unen con las almas ausentes de mis amigos. Es que la vida me empuja por el medio de un camino y una multitud amorosa me dice adiós. Así vivo despidiéndome de aquellos que me vieron sin ser vistos, ciego de amor, navegando sobre los ciegos cariños.
es
Boer,Miguel_Ángel_De
XXI
Resistencia
Estaban convencidos de que resistía porque me consideraban ideológica/política/moral/física y mentalmente fuerte En tanto yo evocaba con mi cuerpo desolado el ruido del mar acariciando la arena y el pedregullo de mis playas y una frescura luminosa penetró en mi pecho encegueciendo de vida a la muerte En tanto yo evocaba con mi cuerpo desolado el ruido del mar acariciando la arena y el pedregullo de mis playas y una frescura luminosa penetró en mi pecho encegueciendo de vida a la muerte y una frescura luminosa penetró en mi pecho encegueciendo de vida a la muerte
es
Rensoli,Lourdes
XXI
Fábulas
Apenas un hilillo de luz brota del alma, se repliega a lo hondo y con tonos menores, ejecuta melodías humildes, sigilosas, esos cantos secretos y lejanos, incomprensibles casi que dejan un aroma suave como un arrullo. Desde el centro del bosque vienen tañidos de arpas no pulsadas por manos, quizás el viento arranque de sus cuerdas esa música, quizás rayos, presencias invisibles guiados por la reina de las hadas. Descubrirlo supone una aventura y un peligro infinito. III Tras vencer enemigos y dragones, desencantar doncellas, liberar caballeros traicionados, regresa Palomides a la corte de Arturo. La round-table le aguarda de pie, con la corona de laurel junto al trono. Una dama velada ha de ceñírsela. ¿Isolda? Palomides mira a Tristán que lo saluda con secreta envidia y baja la cabeza. IV Se ha visto en el jardín al unicornio junto a la antigua fuente, casi exhausta donde la hija del rey pasa sus tardes tocando el arpa y recogiendo flores. Cuentan que se ha acercado a la doncella, se ha arrodillado, preso de algún extraño efluvio y ella le ha mostrado la palma de su mano donde un botón de rosa empieza a abrirse. Descubrirlo supone una aventura y un peligro infinito. Tras vencer enemigos y dragones, desencantar doncellas, liberar caballeros traicionados, regresa Palomides a la corte de Arturo. La round-table le aguarda de pie, con la corona de laurel junto al trono. Una dama velada ha de ceñírsela. ¿Isolda? Palomides mira a Tristán que lo saluda con secreta envidia y baja la cabeza. IV Se ha visto en el jardín al unicornio junto a la antigua fuente, casi exhausta donde la hija del rey pasa sus tardes tocando el arpa y recogiendo flores. Cuentan que se ha acercado a la doncella, se ha arrodillado, preso de algún extraño efluvio y ella le ha mostrado la palma de su mano donde un botón de rosa empieza a abrirse. La round-table le aguarda de pie, con la corona de laurel junto al trono. Una dama velada ha de ceñírsela. ¿Isolda? Palomides mira a Tristán que lo saluda con secreta envidia y baja la cabeza. Se ha visto en el jardín al unicornio junto a la antigua fuente, casi exhausta donde la hija del rey pasa sus tardes tocando el arpa y recogiendo flores. Cuentan que se ha acercado a la doncella, se ha arrodillado, preso de algún extraño efluvio y ella le ha mostrado la palma de su mano donde un botón de rosa empieza a abrirse. Cuentan que se ha acercado a la doncella, se ha arrodillado, preso de algún extraño efluvio y ella le ha mostrado la palma de su mano donde un botón de rosa empieza a abrirse.
es
Lugones,Leopoldo
<XXI
Vidalitas
Bienhaya ese sabio Vidalita Que tenga el poder, De aliviarme el alma Vidalita Del mal de querer. En vano los traen Vidalita Para mi salud, Y ellas me recetan Vidalita Hierbas de virtud. Pero es que no saben Vidalita Y este es mi pesar. Que no bien te miro Vidalita No quiero sanar. Como flor picada Vidalita Por el picaflor, Llora miel la herida Vidalita Que hiciste a mi amor. Porque no hay regalo Vidalita Mejor para mí, Que el de ese piquito Vidalita Que me hiere así. Vidalita Vidalita Vidalita Vidalita Vidalita Vidalita Vidalita Vidalita Vidalita Vidalita Desdichas de mi pasión No tienen cuándo acabar. Menos profundo es el mar Y en él no hay disminución. Marchitas flores Son mis amores, Y en la cadena De tus rigores, Llora cautivo mi fiel corazón. Así como no es razón Querer reducir el mar, No tienen cuando acabar Desdichas de mi pasión. Marchitas flores Son mis amores, Y en la cadena De tus rigores, Llora cautivo mi fiel corazón. Y abriga vana ilusión El que quiera comparar Con la pequeñez del mar Lo inmenso de mi pasión. Marchitas flores Son mis amores, Y en la cadena De tus rigores, Llora cautivo mi fiel corazón. Mientras brilla el sol ardiente Bien haya el amor Yo me convierto en tu sombra, Perlas mi llanto y oro mi dolor Para tender una alfombra Bien haya el amor A tus pies constantemente. Perlas mi llanto y oro mi dolor Cuando la luna consuela, Bien haya el amor Tu demisión importuna, Perlas mi llanto y oro mi dolor Soy en la luz de la luna, Bien haya el amor Tu pálido centinela. Perlas mi llanto y oro mi dolor. Y cuando en la noche obscura, Bien haya el amor No hay sol ni luna en el cielo, Perlas mi llanto y oro mi dolor Fiel a su dulce desvelo Bien haya el amor Permanece mi ternura. Perlas mi llanto y oro mi dolor. Bien haya el amor Perlas mi llanto y oro mi dolor Bien haya el amor Perlas mi llanto y oro mi dolor Bien haya el amor Perlas mi llanto y oro mi dolor Bien haya el amor Perlas mi llanto y oro mi dolor. Bien haya el amor Perlas mi llanto y oro mi dolor Bien haya el amor Perlas mi llanto y oro mi dolor.
es
Carriego,Evaristo
<XXI
Mientras_Dice_La_Lluvia_En_Los_Cristales
Mientras dice la lluvia en los cristales sus largas letanías fastidiosas, me aduermo en las blanduras deliciosas de las tibias perezas invernales. El humo del cigarro en espirales me finge perspectivas caprichosas, y en la nube azulada van las cosas insinuando contornos irreales. ¡Qué bueno es el diván en estas frías tardes, fatales de monotonías! ¡Qué bien se siente uno, así, estirado con una pesadez sensual! ¡Quisiera no moverme de aquí! ¡Si se pudiera vivir eternamente amodorrado!
es
Quintana,Manuel_José
<XXI
Para_El_Álbum_De_La_Señora_Marquesa_Viuda_De_Cerralbo
Ardua es la prueba, generosa amiga: ¡Versos yo en este libro, y los primeros! Dormida estaba tu razón sin duda Cuando diste cabida a tal deseo. Bien quisiera tener para agradarte Aquel vigor antiguo y aquel fuego Que animaban mi pluma en otros días Y algunos lauros a mi frente dieron: Cuando del mar en la tendida playa Canté la gloria y el poder inmenso, Alternando los sones de mi lira Con el son de las ondas y los vientos, O cuando rayos sin cesar lanzaba Contra el poder del Déspota europeo, Dando en defensa de la patria mía Ecos de libertad, entonces nuevos. Aquel tiempo pasó; pedir ahora La misma fuerza A mi cansado aliento, Es en jardín talado pedir flores, O la pompa del mundo en un desierto. Y aun si en este lugar me permitieses Escribir todo el bien que de ti pienso, Más fácil y agradable la tarea, Más aplaudido fuera el desempeño. Tú, empero, expresamente lo prohíbes, Acaso imaginando que el incienso Rendido en tales libros a las damas Tiene más de obligado que de ingenuo. Cúmplase, pues, tu voluntad suprema Y exentos de lisonja, yo te ofrezco Versos que en nada tu modestia ofenden, Si es que son dignos de llamarse versos. Y si alguno después cuando los lea Quiere ceñudo comparar con ellos Las galas que en las páginas siguientes Prodigarán el arte y el ingenio, Dí que el yerro fue tuyo, y que escuchando Sólo de tu amistad el noble afecto, Diste un prólogo insulso a un bello libro, Diste un pórtico pobre a un rico templo.
es
Caro,Miguel_Antonio
<XXI
Esa_Ciudad_Que_Veo
Aquella vida de arribaEs la vida verdadera. Esa ciudad que veo Honda brillar, ¡oh cuál se transfigura! Oigo ya el aleteo Del tiempo, y con pavura A ver comienzo un ancha sepultura. De la vida en un punto Las vanidades y miserias miro; Y triste me pregunto: «¿Por acaso deliro? ¿Qué me falta ? ¿dó estoy? ¿por qué suspiro?» Llora consigo el alma No haber la que hubo, cuando Dios quería, En soledad y calma, Santa sabiduría, Lejos de la mundana vocería. El que la dicha busca En el festín beodo, ¡oh cuánto yerra! El ánima se ofusca, La paz de sí destierra, ¡Ay! ¡disipa el caudal que dentro encierra! Que solo desasida De la móvil y ciega muchedumbre, Se reposa y anida En soberana cumbre, De temores exenta y servidumbre. Cuanto huye del suelo Siente que se engrandece en cada hora; Y a la verdad sin velo Contempla al fin, y adora Su luz divina, y en su seno mora. ¡Ave descaminada! Tú que en medio del mundo y su rüido Tímida y azorada Revuelas con gemido, ¿Cuándo será que vuelvas a tu nido?
es
Verduzco,Sergio
XXI
Reflexiones_Minúsculas_Sobre_Historia
La historia es como una pirámide cuya cúspide la define. 2 La Historia es un desfile de identidades en búsqueda del Hombre Universal. 3 El instrumento histórico es la reflexión crítica del pasado, la autoconfesión y toma de conciencia de sí mismo. 1 La historia mal cantada genera asco por el hombre. Y es que las cumbres de las pirámides históricas las propuso siempre el nacionalismo. El nacionalismo ha pivoteado el desarrollo del hombre histórico. 2 Hay que empezar por recantar la historia como historia del Hombre Universal. 3 Porque la verdadera historia no es narración sino un canto a la figura universal que nos una. 1 Para que haya un mañana debemos despertar todos de este sueño, juego al que llamamos como justificación historia de lo que nos define. Autodefinición en dos campos: el egoísmo personal y el estado nacional como conciencia civil. Debemos desatropellar el alud de las acciones presentes, para desinvolucrar el ser social de los intereses personales del capital. El capitalismo tiene un culmen. Y forzosamente ese culmen debe ser con alto beneficio social. 2 Lo social precisa de nosotros los ricos, porque somos minorías que saben como hacer y que es lo que se requiere, debemos: enseñarles a hacerla. Y a nuestra vez debemos aprender a dar a los que no saben como hacer para acrecentar su productividad y poder de compra en el mercado. Compartamos nuestro culmen debe ser también en beneficio del poder de compra quien no han sabido adquirirlo. 3 Estamos desposeídos democráticamente por ser mayoría de pobres. La Historia es un desfile de identidades en búsqueda del Hombre Universal. 3 El instrumento histórico es la reflexión crítica del pasado, la autoconfesión y toma de conciencia de sí mismo. 1 La historia mal cantada genera asco por el hombre. Y es que las cumbres de las pirámides históricas las propuso siempre el nacionalismo. El nacionalismo ha pivoteado el desarrollo del hombre histórico. 2 Hay que empezar por recantar la historia como historia del Hombre Universal. 3 Porque la verdadera historia no es narración sino un canto a la figura universal que nos una. 1 Para que haya un mañana debemos despertar todos de este sueño, juego al que llamamos como justificación historia de lo que nos define. Autodefinición en dos campos: el egoísmo personal y el estado nacional como conciencia civil. Debemos desatropellar el alud de las acciones presentes, para desinvolucrar el ser social de los intereses personales del capital. El capitalismo tiene un culmen. Y forzosamente ese culmen debe ser con alto beneficio social. 2 Lo social precisa de nosotros los ricos, porque somos minorías que saben como hacer y que es lo que se requiere, debemos: enseñarles a hacerla. Y a nuestra vez debemos aprender a dar a los que no saben como hacer para acrecentar su productividad y poder de compra en el mercado. Compartamos nuestro culmen debe ser también en beneficio del poder de compra quien no han sabido adquirirlo. 3 Estamos desposeídos democráticamente por ser mayoría de pobres. El instrumento histórico es la reflexión crítica del pasado, la autoconfesión y toma de conciencia de sí mismo. 1 La historia mal cantada genera asco por el hombre. Y es que las cumbres de las pirámides históricas las propuso siempre el nacionalismo. El nacionalismo ha pivoteado el desarrollo del hombre histórico. 2 Hay que empezar por recantar la historia como historia del Hombre Universal. 3 Porque la verdadera historia no es narración sino un canto a la figura universal que nos una. 1 Para que haya un mañana debemos despertar todos de este sueño, juego al que llamamos como justificación historia de lo que nos define. Autodefinición en dos campos: el egoísmo personal y el estado nacional como conciencia civil. Debemos desatropellar el alud de las acciones presentes, para desinvolucrar el ser social de los intereses personales del capital. El capitalismo tiene un culmen. Y forzosamente ese culmen debe ser con alto beneficio social. 2 Lo social precisa de nosotros los ricos, porque somos minorías que saben como hacer y que es lo que se requiere, debemos: enseñarles a hacerla. Y a nuestra vez debemos aprender a dar a los que no saben como hacer para acrecentar su productividad y poder de compra en el mercado. Compartamos nuestro culmen debe ser también en beneficio del poder de compra quien no han sabido adquirirlo. 3 Estamos desposeídos democráticamente por ser mayoría de pobres. La historia mal cantada genera asco por el hombre. Y es que las cumbres de las pirámides históricas las propuso siempre el nacionalismo. El nacionalismo ha pivoteado el desarrollo del hombre histórico. 2 Hay que empezar por recantar la historia como historia del Hombre Universal. 3 Porque la verdadera historia no es narración sino un canto a la figura universal que nos una. 1 Para que haya un mañana debemos despertar todos de este sueño, juego al que llamamos como justificación historia de lo que nos define. Autodefinición en dos campos: el egoísmo personal y el estado nacional como conciencia civil. Debemos desatropellar el alud de las acciones presentes, para desinvolucrar el ser social de los intereses personales del capital. El capitalismo tiene un culmen. Y forzosamente ese culmen debe ser con alto beneficio social. 2 Lo social precisa de nosotros los ricos, porque somos minorías que saben como hacer y que es lo que se requiere, debemos: enseñarles a hacerla. Y a nuestra vez debemos aprender a dar a los que no saben como hacer para acrecentar su productividad y poder de compra en el mercado. Compartamos nuestro culmen debe ser también en beneficio del poder de compra quien no han sabido adquirirlo. 3 Estamos desposeídos democráticamente por ser mayoría de pobres. Hay que empezar por recantar la historia como historia del Hombre Universal. 3 Porque la verdadera historia no es narración sino un canto a la figura universal que nos una. 1 Para que haya un mañana debemos despertar todos de este sueño, juego al que llamamos como justificación historia de lo que nos define. Autodefinición en dos campos: el egoísmo personal y el estado nacional como conciencia civil. Debemos desatropellar el alud de las acciones presentes, para desinvolucrar el ser social de los intereses personales del capital. El capitalismo tiene un culmen. Y forzosamente ese culmen debe ser con alto beneficio social. 2 Lo social precisa de nosotros los ricos, porque somos minorías que saben como hacer y que es lo que se requiere, debemos: enseñarles a hacerla. Y a nuestra vez debemos aprender a dar a los que no saben como hacer para acrecentar su productividad y poder de compra en el mercado. Compartamos nuestro culmen debe ser también en beneficio del poder de compra quien no han sabido adquirirlo. 3 Estamos desposeídos democráticamente por ser mayoría de pobres. Porque la verdadera historia no es narración sino un canto a la figura universal que nos una. 1 Para que haya un mañana debemos despertar todos de este sueño, juego al que llamamos como justificación historia de lo que nos define. Autodefinición en dos campos: el egoísmo personal y el estado nacional como conciencia civil. Debemos desatropellar el alud de las acciones presentes, para desinvolucrar el ser social de los intereses personales del capital. El capitalismo tiene un culmen. Y forzosamente ese culmen debe ser con alto beneficio social. 2 Lo social precisa de nosotros los ricos, porque somos minorías que saben como hacer y que es lo que se requiere, debemos: enseñarles a hacerla. Y a nuestra vez debemos aprender a dar a los que no saben como hacer para acrecentar su productividad y poder de compra en el mercado. Compartamos nuestro culmen debe ser también en beneficio del poder de compra quien no han sabido adquirirlo. 3 Estamos desposeídos democráticamente por ser mayoría de pobres. Para que haya un mañana debemos despertar todos de este sueño, juego al que llamamos como justificación historia de lo que nos define. Autodefinición en dos campos: el egoísmo personal y el estado nacional como conciencia civil. Debemos desatropellar el alud de las acciones presentes, para desinvolucrar el ser social de los intereses personales del capital. El capitalismo tiene un culmen. Y forzosamente ese culmen debe ser con alto beneficio social. 2 Lo social precisa de nosotros los ricos, porque somos minorías que saben como hacer y que es lo que se requiere, debemos: enseñarles a hacerla. Y a nuestra vez debemos aprender a dar a los que no saben como hacer para acrecentar su productividad y poder de compra en el mercado. Compartamos nuestro culmen debe ser también en beneficio del poder de compra quien no han sabido adquirirlo. 3 Estamos desposeídos democráticamente por ser mayoría de pobres. Debemos desatropellar el alud de las acciones presentes, para desinvolucrar el ser social de los intereses personales del capital. El capitalismo tiene un culmen. Y forzosamente ese culmen debe ser con alto beneficio social. 2 Lo social precisa de nosotros los ricos, porque somos minorías que saben como hacer y que es lo que se requiere, debemos: enseñarles a hacerla. Y a nuestra vez debemos aprender a dar a los que no saben como hacer para acrecentar su productividad y poder de compra en el mercado. Compartamos nuestro culmen debe ser también en beneficio del poder de compra quien no han sabido adquirirlo. 3 Estamos desposeídos democráticamente por ser mayoría de pobres. Lo social precisa de nosotros los ricos, porque somos minorías que saben como hacer y que es lo que se requiere, debemos: enseñarles a hacerla. Y a nuestra vez debemos aprender a dar a los que no saben como hacer para acrecentar su productividad y poder de compra en el mercado. Compartamos nuestro culmen debe ser también en beneficio del poder de compra quien no han sabido adquirirlo. 3 Estamos desposeídos democráticamente por ser mayoría de pobres. Compartamos nuestro culmen debe ser también en beneficio del poder de compra quien no han sabido adquirirlo. 3 Estamos desposeídos democráticamente por ser mayoría de pobres. Estamos desposeídos democráticamente por ser mayoría de pobres.
es
Aleixandre,Vicente
<XXI
¿Los_Poetas,_Preguntas?
Alma celeste para amar nacida. ¿Los poetas, preguntas? Yo vi una flor quebrada por la brisa. El clamor silencioso de pétalos cayendo arruinados de sus perfectos sueños. ¡Vasto amor sin delirio bajo la luz volante, mientras los ojos miran un temblor de palomas que una asunción inscriben! Yo vi, yo vi otras alas. Vastas alas dolidas. Angeles desterrados de su celeste origen en la tierra dormían su paraíso excelso. Inmensos sueños duros todavía vigentes se adivinaban sólidos en su frente blanquísima. ¿Quién miró aquellos mundos, isla feraz de un sueño, pureza diamantina donde el amor combate? ¿Quién vio nubes volando, brazos largos, las flores, las caricias, la noche bajo los pies, la luna como un seno pulsando? Ángeles sin descanso tiñen sus alas lúcidas de un rubor sin crepúsculo, entre los valles verdes. Un amor, mediodía, vertical se desploma permanente en los hombros desnudos del amante. Las muchachas son ríos felices; sus espumas —manos continuas—atan a los cuellos las ñores de una luz suspirada entre hermosas palabras. Los besos, los latidos, las aves silenciosas, todo está allá, en los senos secretísimos, duros, que sorprenden continuos a unos labios eternos. ¡Qué tierno acento impera en los bosques sin sombras, donde las suaves pieles, la gacela sin nombre, un venado dulcísimo, levanta su respuesta sobre su frente al día! ¡Oh, misterio del aire que se enreda en los bultos inexplicablemente, como espuma sin dueño! Angeles misteriosos, humano ardor, erigen cúpulas pensativas sobre las frescas ondas. Sus alas laboriosas mueven un viento esquivo, que abajo roza frentes amorosas del aire. Y la tierra sustenta pies desnudos, columnas que el amor ensalzara, templos de dicha fértil, que la luna revela. Cuerpos, almas o luces repentinas, que cantan cerca del mar, en liras casi celestes, solas. ¿Quién vio ese mundo sólido, quién batió con sus plumas ese viento radiante que en unos labios muere dando vida a los hombres? ¿Qué legión misteriosa, ángeles en destierro, continuamente llega, invisible a los ojos? No, no preguntes; calla. La ciudad, sus espejos, su voz blanca, su fría crueldad sin sepulcro, desconoce esas alas. Tú preguntas, preguntas...
es
Vicente,Gil
<XXI
Muy_Graciosa_Es_La_Doncella
Muy graciosa es la doncella, ¡cómo es bella y hermosa! Digas tú, el marinero que en las naves vivías, si la nave o la vela o la estrella es tan bella. Digas tú, el caballero que las armas vestías, si el caballo o las armas o la guerra es tan bella. Digas tú, el pastorcico que el ganadico guardas, si el ganado o los valles o la sierra es tan bella. Digas tú, el marinero que en las naves vivías, si la nave o la vela o la estrella es tan bella. Digas tú, el caballero que las armas vestías, si el caballo o las armas o la guerra es tan bella. Digas tú, el pastorcico que el ganadico guardas, si el ganado o los valles o la sierra es tan bella. Digas tú, el caballero que las armas vestías, si el caballo o las armas o la guerra es tan bella. Digas tú, el pastorcico que el ganadico guardas, si el ganado o los valles o la sierra es tan bella. Digas tú, el pastorcico que el ganadico guardas, si el ganado o los valles o la sierra es tan bella.
es
Carriego,Evaristo
<XXI
Nos_Eres_Familiar_Como_Una_Cosa
Nos eres familiar como una cosa que fuese nuestra, solamente nuestra, familiar en las calles, en los árboles que bordean la acera, en la alegría bulliciosa y loca de los muchachos, en las caras de los viejos amigos, en las historias íntimas que andan de boca en boca por el barrio y en la monotonía dolorida del quejoso organillo que tanto gusta oír nuestra vecina, la de los ojos tristes Te queremos con un cariño antiguo y silencioso, ¡Caminito de nuestra casa! ¡Vieras con qué cariño te queremos! ¡Todo lo que nos haces recordar! Tus piedras parece que guardasen en secreto el rumor de los pasos familiares que se apagaron hace tiempo Aquéllos que ya no escucharemos a la hora habitual del regreso. Caminito de nuestra casa, eres como un rostro querido que hubiéramos besado muchas veces: ¡Tanto te conocemos! Todas las tardes, por la misma calle, miramos con mirar sereno la misma escena alegre o melancólica, la misma gente ¡Y siempre la muchacha modesta y pensativa que hemos visto envejecer sin novio resignada! De cuando en cuando, caras nuevas, desconocidas, serias o sonrientes, que nos miran pasar desde la puerta. Y aquellas otras que desaparecen poco a poco, en silencio, las que se van del barrio o de la vida, sin despedirse. ¡Oh, los vecinos que no nos darán más los buenos días! Pensar que alguna vez nosotros también por nuestro lado nos iremos, quién sabe dónde, silenciosamente como se fueron ellos.
es
Chocano,José_Santos
<XXI
Piedra_Con_Vida,_Que_Al_Saltar_Sin_Tino
Piedra con vida, que al saltar sin tino del negro monte por el seco tajo, vas a caer en el oscuro y bajo charco, —espejo de todo lo mezquino. ¡Qué pequeño y qué torpe es tu destino! ¡qué torpe y qué pequeño es tu trabajo! sólo sirves, así conio estropajo para limpiar el lodo del camino... ¡Oh bufón de los campos! si te irritas, —como un puño apretado— en la maleza muestras al cielo tu joroba y gritas. Hundir debieras la aplastada frente; que, así chato, pareces la cabeza rebanada de golpe a una serpiente.
es
Eguren,José_María
<XXI
Las_Rubias_De_Las_Candelas
Las rubias de las candelas principian sus tarantelas, lucen rizado cabello con argentino destello, y carmesíes sus senos tienen rubíes, y titilantes son sus pupilas diamantes. Danzan las blondas beldades siguiendo sus voluptades, muestran su locura extraña alegres como el champaña, y con ardor, dichosas mueren de amor.
es